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🎄彡〘մ́ղícօ〙

Aquel lugar era una ciudad pequeña ciudad en donde convivían elfos, hadas, brujas, magos, hechiceros y todo tipo de ser mágico que existía, la magia era demasiado utilizada, era algo normal de ver.

Justamente hoy era un día festivo, exactamente un veinticuatro de diciembre, solo faltaba un día para navidad, las calles eran blancas debido a la nieve que anteriormente había caído, varias personas aún caminaban por las calles algunas acompañadas de sus parejas o con compras, por ejemplo los regalos, para aquellos que compraban a último momento.

Por una de aquellas calles iba un bello elfo de veinticinco años de cabello rojizo, aunque este en ese momento estaba cubierto por un gorro negro, caminaba con un poco de pereza, había ido a comprar comida para esa noche, lamentablemente su familia vivía en otra ciudad muy lejos de ahí, así que pasaría esa navidad solo.

Sus amigos estaban pasando las fiestas junto a sus familias, así que no tenía a nadie en ese momento, dio un largo suspiro al ver a todas aquellas parejas, en ese momento deseaba tener a alguien a su lado, cenar juntos, intercambiar regalos y esperar la media noche, pero eso era imposible.

—No quiero pasar esta navidad solo, desearía tener a alguien aunque sea por un corto tiempo. —se susurro a sí mismo, haciendo un adorable mohín.

Wooyoung levantó su rostro viendo al cielo, uno de sus mechones de cabello rojo danzo debido al leve viento, un pequeño copo de nieve cayó en su nariz derritiéndose en el instante, se dio cuenta que nuevamente empezaba a nevar.

Por suerte su hogar estaba solo a una cuadra, empezó a caminar un poco más rápido hasta que al fin estuvo frente a su puerta, pero algo llamó su atención de inmediato, en el suelo había una caja mediana, así que solo la tomó y se adentro a la casa, quitándose los zapatos, dejo su abrigo y gorro colgando para luego dirigirse a la cocina.

Dejó la bolsa de comida en la mesa y regresó a la sala para sentarse en el sofá y abrir la caja. Al abrirlo se encontró con un cascanueces con traje rojo, la vestimenta parecía la que llevaría un príncipe y con cabello azul, un color algo peculiar, junto a este había una tarjeta en tono dorado con letras negras en donde había algunas indicaciones y hasta abajo el nombre y dirección del lugar del que fue enviado.

—Tienda "Dreamers" —frunció su ceño, ya que él no había pedido aquello de aquel sitio.

Se sabía que había un poderoso mago era el dueño de aquella tienda, este fabricaba cascanueces mágicos, si pedías un deseo este se convertía en una persona que te acompañaba por ese día, en pocas palabras aquella era una tienda que ofrecía servicios a personas solitarias que necesitaban un poco de compañía. Era algo no creíble, pero con el uso de la magia todo se podía.

"Querida persona que lee esto, este día podré hacerte compañía y compartir momentos divertidos, si deseas hacerlo solo debes decir estas palabras mágicas." —Wooyoung leyó con voz baja.

¿Si decía aquellas palabras alguien aparecería?

Lo pensó por un momento, mordió su labio inferior y viendo al lindo cascanueces se decidió, ya que aquello había llegado a él, tenía que aprovecharlo, no quería estar solo, así que dejó aquel objeto de pie, cerró sus ojos y pidió el deseo.

"Sannie, puedes hacerme compañía, por favor" —Pronuncio aquellas palabras, con un poco de nerviosismo, abrió lentamente los ojos y se dio cuenta que no había pasado nada. —No debí creer en esto, es una tontería. —Wooyoung dejó al cascanueces nuevamente dentro de la caja.

Con un poco de decepción se levantó, se sentía un poco tonto al creer en lo que decía la nota, todo era mentira, en ese momento mejor iría a calentar su cena y luego dormiría profundamente.

Los pasos del elfo se detuvieron al escuchar algo caerse detrás de él, un poco indeciso giro su cuerpo, quedando paralizado y atónito. Frente a él había un chico alto, de tez pálida y con cabello azulado, que le sonreía hermosamente.

—Hola pequeño elfo, soy San, también puedes llamarme Sannie, hoy seré tu compañía, espero llevarnos bien. —el chico colocó una mano detrás de su espalda y se inclino de forma elegante, parecía un saludo de la realeza.

Wooyoung abrió su boca pero ninguna palabra salió, el chico frente a él llevaba la misma ropa que el cascanueces, así que dirigió su vista al sofá y aquel objeto ya no estaba ahí. ¿Entonces no era mentira lo que decía la tarjeta? ¿Aquel cascanueces se había convertido en el chico peliazul?

— ¿Eres el cascanueces? —el pelirrojo preguntó.

—Exactamente, soy un cascanueces mágico, cuando termine mi misión volveré a mi forma normal, por ahora seré como una persona que te acompañará. —Sonrió mostrando aquellos dos bellos hoyuelos.

Las mejillas de Wooyoung se tornaron rosas, aquel chico era demasiado lindo.

—Está bien. —

—Lindo elfo ¿Cuál es tu nombre? —

—Soy Wooyoung. —el pelirojo se presento.

—Lindo nombre, Woonie. —

—Sannie, en este momento iba a cenar ¿puedes acompañarme? —

—Claro que sí, para eso estoy aquí. —San se acercó a Wooyoung y tomó una de las manos para luego dirigirse a la cocina.

Wooyoung sonrió de lado, sin protestar se dejó guiar por San y este como todo un caballero corrió la silla para que se sentará.

—Gracias... —

—Calentare la comida, tú solo espera. —

—Compre pastel, podemos comer después de la cena. —

—Está bien. —San respondió mientras sonreía y colocaba la comida en la mesa.

El elfo se sentía en una clase de sueño, aún no se creía aquello, el mago que había creado aquellos cascanueces mágicos era un genio, así que disfrutaría el poco tiempo junto al chico con actitud de príncipe.

Ahí, sentados en el sofá, aquellos dos chicos estaban comiendo algunas golosinas mientras hablaban sobre los que se les ocurriera, las risas se escuchaban en la sala, apenas llevaban algunas horas junto y se sentían cómodos el uno junto al otro.

—Se que apenas llevó algunas horas de conocerte, pero me siento bien estar junto a ti. —Wooyoung giro a ver al peliazul.

— ¿En serio? —

—Si, tu forma de ser me gusta, eres como mi tipo ideal. —el elfo sonrió. —Quisiera que te quedaras más tiempo. —

—Eso es imposible, la magia en mi cuerpo tiene su tiempo, muy pronto volveré a mi forma original. —los orbes café de San veían con atención al pelirrojo. —También me gustó pasar tiempo contigo, eres divertido y lindo. —

—Tú eres lindo, juro que si no fueras un cascanueces mágico y solamente fueras alguien que realmente existiera, trataría de conquistarte. —Wooyoung recostó su cabeza en el hombro de San. —En serio, pensar que en cualquier momento desaparecerás me pone demasiado triste. —

—Woonie, eres una persona maravillosa, espero que puedas ser feliz. —San se levantó y chasqueo sus dedos, una suave melodía se escucho en la habitación.

— ¿De dónde salió esa música? —El elfo estaba sorprendido.

—Es solo magia ¿quieres bailar conmigo? —Extendió su mano hacía el pelirrojo.

—Nunca me negaría a tu invitación. —Wooyoung tomó la mano de San y este lo guió al centro de la habitación.

El peliazul colocó una mano en la cintura del más bajo y lo apego a su cuerpo, ambos quedando frente a frente, sonrieron con complicidad y empezaron a danzar con lentitud guiándose con la suave melodía. Se divertían en ese momento, olvidando el tiempo e ignorando todo a su alrededor, solamente estaba concentrados en ellos dos.

—Bailas muy bien, Wooyoung. —

—Hago lo que puedo, nunca me imagine estar bailando en víspera de navidad junto a un príncipe, que realmente es un mágico cascanueces. —levanto su vista fijándola en la de San. —Me siento feliz. —

—Me alegra escuchar eso, quiere decir que cumplí con mi misión. —San solo vio como Wooyoung asintió regalándole una linda sonrisa.

Pero aquello duro muy poco tiempo, porque el reloj marcó las doce y se escucharon fuegos artificiales, había un bullicio en las calles. Wooyoung sabía muy bien lo que significaba aquello.

La melodía ya no se escucho y ambos chicos con pesar se separaron.

—Feliz Navidad, Woonie. —San detuvo sus pasos y abrazo al elfo.

—Feliz Navidad, Sannie. —respondió al abrazo del más alto.

—Mi hora ya llegó, debo irme. —

Aquellas palabras hicieron que el corazón de Wooyoung doliera, realmente no quería que San se fuera y volviera a ser aquel cascanueces, deseaba pasar más tiempo con él, por lo más raro que sonaba, se había encariñado con él peliazul, desde que empezaron a hablar sentía como si ya se conocieran.

—N-no te vayas, quédate un ratito más. —

—No puedo, en el manual está escrito, tengo un límite de tiempo. —

—Esto es injusto. —sin darse cuenta una lagrima rodó por su mejilla.

—No llores precioso, fue divertido pasar un poco de tiempo juntos, guardemos estos recuerdos en nuestros corazones. —Tomó las manos de Wooyoung, acariciando el dorso de estas con sus pulgares, tratando de  consolarlo. —Ahora cierra tus ojitos, Woonie. —

—Sannie. —vio por última vez a San y obedeció, lentamente cerró los ojos. —Gracias por todo. —

—De nada, fue un placer, adiós, Wooyoung. —

—Adiós, San. —El elfo llevo sus manos hacia su pecho y abrió sus ojos, dándose cuenta que San ya no estaba frente a él. Así que bajó su vista y en el suelo estaba nuevamente aquel cascanueces.

Con delicadeza lo tomó con sus manos y sonrió, a pasos lentos se dirigió a un mueble y colocó al cascanueces en el, así recordaría aquellos lindos momentos.

Dio una sonrisa triste, apago las luces y fue a su habitación, lavo sus dientes para luego subir a la cama y tratar de dormir.

—Quisiera que fueras real, San. —fue lo último que susurro antes de cerrar sus ojos.

Wooyoung abrió sus ojos, pensando que lo de la noche anterior había sido un lindo sueño, con pereza se levantó ya que su estómago gruñó, tenía demasiada hambre. Al salir de su habitación su vista se fijo en el mueble frente a él, aquel cascanueces reposaba ahí, así que todo aquello no había sido un sueño.

Mientras desayunaba varios pensamientos pasaban por su cabeza, así que se le ocurrió algo, rápidamente lavo sus dientes y tomó un baño, iría a aquella tienda, su curiosidad era más grande, quería saber más sobre aquel lugar en donde fue hecho el cascanueces.

Al salir de su casa tomó la carta con la dirección y nombre de la tienda y fue en busca de esta, por suerte no quedaba tan lejos, estaba a unas seis cuadras.

Al llegar vio aquel lugar en letras grandes en la parte de arriba está escrito "Dreamers" y en la puerta decía "abierto"

Era extraño que alguna tienda estuviera abierta ese día, con mano temblorosa giro la manija y abrió la puerta de vidrio, al adentrarse escaneo el lugar, aquello parecía una tienda de antigüedades, llegó al mostrador y tocó la campanilla que estaba en la mesa.

Espero unos segundos, mientras llegaba el dueño, su vista seguía viendo todo con curiosidad.

—Bienvenido a Dreamers ¿en qué puedo servirle? —

Wooyoung al escuchar aquella conocida voz, de inmediato giro hacia el mostrador viendo al dueño.

— ¿S-sannie? —

—Hola nuevamente, Woonie. —

— ¿Que esta pasando? No entiendo nada, tú eras un cascanueces mágico que me acompañó ayer. —

—Déjame presentarme, soy Choi San, el dueño de Dreamers y el mago que creo los cascanueces mágicos. —

—Esto debe de ser una broma. —sonrió con sorna. — ¿Cómo es que el dueño de este lugar se hizo pasar por un cascanueces? —

—Soy el mago de los deseos, escuche el tuyo y por medio de esta bola de cristal pude verte. —señalo aquel objeto redondo que reposaba en la mesa. —Me pareciste interesante y lindo, así que quise ser el cascanueces, mi actuación fue perfecta ¿verdad? —

—Así que todo fue actuación, yo si te tomé cariño, aunque estuve contigo un corto tiempo. —Wooyoung se sentía triste.

—Todo aquello fue verdad, salió de mi corazón, aunque solo actúe como un cascanueces, pero lo que dije todo fue cierto, Woonie. —el rostro de San se volvió serio.

— ¿No mientes? —

—Claro que no. —San tomo la mano de Wooyoung. —Hace un tiempo vi a un apurado y hermoso elfo pasar frente a esta tienda, yo estaba afuera limpiando los vidrios, quede fechado en el instante, varias veces te vi pasar por aquí, eso me hacia feliz, creo que se le llama amor a primera vista. —

— ¿eh? —Wooyoung escuchaba todo atentamente.

—Ayer cuando escuche un deseo y me di cuenta que eras tú, yo inmediatamente tome el lugar del cascanueces, le dije aún amigo que también es mago que me dejara frente a tu casa, quería que no te sintieras solo y pasaras una linda navidad. —San sonrió levemente. —Perdón si te decepcione. —

—Por alguna razón me alegra que seas real y no aquel cascanueces. —

—Entonces... ¿trataras de conquistarme? Eso fue lo que dijiste ayer en la noche. —San dio una risita nasal al darse cuenta del nerviosismo del pelirrojo.

—O-olvida eso. —balbuceo y su rostro se sentía caliente, sabía muy bien que en ese momento se había sonrojado.

—Yo si quiero conocerte más ¿me dejarías acercarme a ti? Empezar todo desde cero, si no quieres lo comprenderé. —

Wooyoung lo pensó por un momento, ya tenía la respuesta.

—Esta bien, empecemos de cero. —Woo aceptó, no perdía nada con conocer a aquel lindo mago.

Aquella navidad había sido una locura pero también fue mágica, gracias a aquel deseo había conocido a alguien, siempre recordaría aquella fecha como el día en el que conoció al cascanueces Sannie.

Hola Algodoncitos bellos, aquí les dejo un especial de navidad, espero que les guste💞

Espero hayan pasado una feliz navidad y desde ya les deseo un feliz 2022🌠 espero que el próximo año sea mucho mejor, que cada uno cumpla con sus metas y sean felices, les deseo lo mejor del mundo, no olviden que Hope lxs ama mucho. 🧚🏻‍♀️❤️✨

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