Querido Fab:

Tal vez este año sea mejor pero, hasta entonces, solo quedan los recuerdos. ¡Qué bellos son! Me aferro cada día a ellos. Son la poca prueba de cordura que me queda, eso que me mantiene en la superficie.

¡Malditos y benditos recuerdos! Aquellos que mi mente reproduce como un disco rayado, rebobinando de nuevo sin darme un respiro de ello.

Leo mi diario y escribo algo nuevo, actualizando a pluma y papel sobre mi sufrimiento interno, cada día sin demora, cada noche con temor.

Giro cada página, con una remembranza invadiendo mis sentidos, despertándolos cómo solía suceder en su momento. Observo con anhelo muchas de tus fotografías, y las comisuras de mis labios se rompen en una melancólica sonrisa.

No eras tan solo mi novio, siempre fuiste mi mejor amigo.

Recordé todas esas entrevista:

"...de cualquier manera, esta vez fue totalmente romántico. Dije 'Me gustas. ¿Quieres dar un paseo conmigo?"

"Ella y Fab se aman el uno al otro. Es una buena relación..."

¡Jodidos recuerdos! A la mierda.

Este año incluso puede ser peor. Qué optimismo tan pesimista, ¿no lo crees?

Y a pesar de todo, aquí me tienes un año más, intentando permanecer en pie, incluso con mis pies cansados de tanto vidrio pisar, cargando el peso de mi decepción.

Ojalá los inviernos no existieran, y los tormentos pudieran convertirse en primaveras.

Desearía volar tan alto hasta alcanzar las estrellas y no tener conciencia del tiempo ni de sus infinitos segundos, que solo le acortan la vida a alguien o se hace lento para alargar una tortura.

Tu suave y pasiva voz me susurra:

Oh querida, algún día aprenderás a ser alguien mejor para perseguirme...

Sin embargo, el día de hoy no soy apta ni siquiera para atreverme a mirarte a los ojos.

Drew.