Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

𝒞𝒶𝓅í𝓉𝓊𝓁𝑜 10.

No fui al picnic de Chris. Bueno, lo hice, pero no lo hice.

Estupefacta por su transformación de nuevo en el sexy "Chris del taxi" que no podía apartar sus ojos de mí, no supe qué hacer con eso en toda mi confusión. Y sí, ¡en toda mi cobardía! Así que tomé el camino cobarde y engañé a Scarlett para que me ayudara —al mismo tiempo que le mentía acerca del por qué— a salir de la situación sin hacer que pareciera como que quería salir de la situación...

El sábado pasó volando y fue un día sorprendentemente cálido, y Meadows

—un gran parque al otro lado de la ciudad por la universidad— estaba atestado de personas tomando el sol y practicando deportes. Chris se las había arreglado para agarrar un lugar en la sombra. Sebastian, Jenny, Ed y Chris ya estaban ahí cuando Alice y yo nos acercamos, con el sonido de risas, niños gritando, y perros ladrando creando una feliz banda sonora para la escena. Era un día perfecto, y la atmósfera en Meadows era eléctrica con satisfacción. Por un minuto deseé que quedarme.

—Uh... —Miré hacia abajo a las dos canastas que Chris había traído. Eran tan elaboradas que no me habría sorprendido si las hubiese robado de la exhibición de un Fortnum & Mason's10—. ¿Llamas a esto un picnic?

Chris se había puesto de pie cuando nos acercamos, abrazando a Alice a su lado y haciendo un gesto orgullosamente a las canastas colocadas sobre una hermosa manta de chenil. Ahora parecía confundido.

—Sí. —Me frunció el ceño—. ¿Cómo lo llamarías tú?

—Un restaurante cinco estrellas en el pasto.

La esquina de su labio se curvó hacia arriba con diversión irónica.

—Tuve al personal del restaurante preparándolas.

—Y de nuevo, ¿cuál restaurante sería ese? ¿Uno cinco estrellas?

—Creo que ella se está burlando de ti y de todo tu dinero, Chris. —Alice le sonrió—. Es un poco demasiado.

Él hizo un sonido de descontento.

—Es un puñetero picnic. Siéntate. Come. Cállate.

Ella se rió y se dejó caer al lado de Sebastian, que pasó un brazo por su hombro y la apretó a su lado. —Me alegro de verte, Alice.

—Sí, yo también. —Ella le sonrió pero se alejó un poco, causando que yo levantara una ceja. ¿Qué estaba pasando con eso?

—¿Y bien?

Levanté la vista hacia Chris para encontrarlo tendiéndome una mano, con calor desenmascarado en sus ojos. Y Scarlett me salvó con una sincronización perfecta.

Mi celular sonó y yo puse una cara de disculpa mientras lo sacaba de mi bolsillo. —Scarlett, hola. —Volteé y me alejé unos cuantos pasos, sin darle oportunidad a ellos de que pudieran oírla al otro lado de la línea.

—Tengo una emergencia —respondió ella en un tono de voz monótono—. Cancela el picnic.

—Oh, no, estás bromeando. —Le seguí el juego, sonando toda maternal y tranquilizadora—. ¿Estás bien?

—Por un demonio, ____, ¡pensaba que podías mentir! —refunfuñó Scarlett— Estás hablando como una alienígena que ha escuchado el concepto humano de "estar preocupado" pero no sabe cómo ejecutarlo.

Rechiné los dientes, ignorándola. —Claro, puedo hablar. Dame sólo un segundo. —Me tomé un momento, tratando de exudar "preocupación humana" cuando me volteé de regreso hacia Chris y sus amigos. Tenía la sensación de que estaba frunciendo el ceño con más intensidad, pero lo que sea—. Lo siento chicos, pero tengo que dejarlo para después.

Alice se incorporó, preocupada. —¿Está todo bien? ¿Necesitas que vaya contigo?

—No, estoy bien. Es sólo que Scarlett realmente necesita a alguien con quien hablar. No puede esperar. Lo siento. —Me arriesgué a echarle un vistazo a Chris y descubrí que él no estaba sólo mirándome. Estaba estudiándome. Con sospecha. Mis ojos cayeron rápidamente—. Los veo luego. —Me alejé de sus llamados de despedida y pegué el teléfono a mi oído—. Estaba siendo preocupada —le refunfuñé a Scarlett.

—Cualquiera que te conozca, sabe que así no es como suenas cuando estás preocupada.

—Bueno, afortunadamente, ellos no me conocen. —O no... Chris de seguro estaba mirándome raro.

—Así que ¿en serio no te gusta este sujeto Ed?

Hice una mueca, recordando mi mentira. En un esfuerzo por no meterme en toda la cosa de Chris con Scarlett, había mentido y le había dicho que Ed, el prometido de Jenna, amiga de Alice, era un fanático intolerante y que yo no quería estar a su alrededor, pero que tampoco quería herir los sentimientos de Alice diciéndole que no al picnic. Me sentí mal por calumniar a Ed, pero no creí que eso importara demasiado ya que no estaba esperando que él y Scarlett se conocieran alguna vez.

—Nope, no me gusta.

—Sabes que no te estoy creyendo eso, ¿no? —Casi tropiezo. —¿Creyendo qué?

—Hablas de Alice todo el tiempo, ____. Creo que puedo decir con seguridad que entiendo lo suficiente acerca de las mujeres para saber que ella no sería amiga de un jodido fanático. Como dije, no puedes mentir una mierda.

¡Ja! ¡Eso no es del todo cierto! —Puedo mentir. ¡Soy una maldita buena mentirosa!

—Oh eso es, grítalo mientras todavía estás alejándote de ellos.

Mierda. Di un vistazo alrededor para asegurarme de que había puesto suficiente distancia entre nosotros. Lo había hecho. Mi corazón desaceleró.

—Eres un dolor en el culo —refunfuñé, olvidando que ella acababa de hacerme un favor.

Ella hizo un ruido de pffft.

—Tú eres la que me mintió. En serio, ¿qué está pasando?

Suspiré. —¿Esta puede ser una de esas cosas sobre las que no hablamos?

—No.

—Por favor, Scarlett.

—¿Has hablado de esto con tu terapista?

Fruncí el ceño, preguntándome por qué ella preguntaría eso. —No...

—Bien. —Ella suspiró pesadamente—. No preguntaré sobre eso, en tanto prometas hablar con tu terapeuta al respecto. Y puede que mientas, pero sé que nunca romperías una promesa.

—Scarlett...

—Promételo.

Negué con la cabeza.

—No es digno de terapia.

—Si fue digno para que me mintieras, entonces es digno de terapia. Resuelve tu mierda, ____, y promételo.

—Bien —acordé, pero sólo porque sabía que el mal humor de Scarlett era por ser una buena amiga.

☼☼☼☼☼☼☼☼☼☼

La Dra. Pritchard tenía flores en su escritorio. Sonreí. Ella había tomado nota.

—¿Mentiste así no tendrías que pasar tiempo con Chris?

Me retorcí, deseando que Scarlett no me hubiese atado a mi promesa.

—Sip.

—Antes, cuando te pregunté si te sentías atraída por Chris me respondiste "lo estaba". Tiempo pasado. ¿Estabas diciendo la verdad?

No.

—Tal vez no.

—¿Entonces te sientes atraída por él?

Oh qué demonios...

—Nunca antes me he sentido tan atraída por alguien como me siento atraída por él.

La buena Dra. Me dio una sonrisa irónica.

—Está bien. Pero estás evitándolo incluso a pesar que él ha dejado perfectamente claro que está interesado en ti. ¿Le tienes miedo, ____?

¿Honestamente?

—Sí.

—¿No tienes intención alguna de tener cualquier tipo de relación con él?

—¿No estaba usted aquí cuando le conté sobre mi pasado con los chicos?

—No es la misma cosa. Para empezar, conoces a Chris.

—Está bien, no quiero tener nada que ver con él.

—Acabas de decirme que te sientes extremadamente atraída por este hombre. Cuando hablas sobre él, me queda claro que te gusta, así que, no. Yo no diría que estás bien: no quieres querer tener nada que ver con él.

—Es la misma cosa.

—No, no lo es. ¿Por qué tienes miedo de él, ____?

—No lo sé —repliqué, molesta con el tema y con Scarlett por hacerme hablar de ello—. Sólo sé que no quiero comenzar nada con él.

—¿Por qué no?

Jesucristo, a veces era como hablar con una pared de ladrillos con esta mujer.

—Eso estropearía las cosas. Con Alice, conmigo, con él. No. —Ella inclinó la cabeza a un lado, con expresión impasible. Era buena en esto.

—____, tal vez es el momento de dejar de pensar en los cincuenta pasos delante de ti y dejar que las cosas se desarrollen naturalmente.

—La última vez que lo hice desperté en la cama con dos sujetos desconocidos y sin bragas.

—Te dije que no es la misma cosa. Tú no eres la misma persona, y Chris no es algún desconocido. No estoy diciéndote o pidiéndote que hagas nada que no quieras hacer, concerniente o no a Chris. Pero estoy sugiriendo que dejes de predecir el futuro y tomes cada día como viene. No para siempre, ni siquiera por unos cuantos meses. Inténtalo por unos cuantos días, unas cuantas semanas inclusive. Sé que puede dar miedo, pero sólo... inténtalo.

☼☼☼☼☼☼☼☼☼☼

Como lo había hecho durante las últimas semanas ahora estaba trabajando el sábado en Club 39. Alice había llegado más temprano a casa, aproximadamente a la hora del almuerzo, repleta de comida del picnic, y bastante dispuesta a sentarse a mi lado mientras yo me zampaba algo de comida antes de que tuviera que alistarme para mi turno.

—Entonces, ¿está todo bien con Scarlett? —preguntó ella, con una pequeña arruga formándose entre sus cejas.

La culpa se alojó en mi garganta. No me había sentido tan mal por mentirle a Chris ya que su giro de 360° de vuelta al depredador sexy con ojos malvados y una sonrisa de "fóllame" fue la única razón por la que había tenido que recurrir a la mentira en el primer lugar. Pero mentirle a Alice era otra historia completamente diferente y eso lo hacía más que un poco incómodo.

Murmuré con la boca llena de pasta, asintiendo y evitando sus ojos, esperando que ella entendiera que no quería hablar de ello.

Ante su silenciosa respuesta alcé la mirada y la encontré mirándome con curiosidad. Tragué.

—¿Qué?

Alice se encogió de hombros. —Es sólo que... cuando Chris estaba acompañándome a casa dijo que creía que tal vez... que tal vez estabas mintiendo sobre la llamada de Scarlett de modo que pudieras evitar el picnic.

Jesucristo, ¡él tenía semejante ego! Sin importar que tuviera razón.

Me reí a carcajadas. —¿Qué? ¿Por él?

Ella se encogió de hombros de nuevo. —¿Él estaba en lo cierto? — Nop.

—Bueno, sólo para que lo sepas, me da la impresión de que él está planeando algo.

Levanté una ceja. —¿Cómo qué? —Ella suspiró reclinándose en la silla.

—Con Chris nunca se sabe. Sólo he aprendido a reconocer las señales. Conozco a mi hermano mejor de lo que él piensa que lo conozco. Estás bajo su piel, ____. En realidad estoy sorprendida de que ha sido tan paciente. Sin embargo, eso probablemente significa que está planeando hacer lo que sea para conseguirte.

Estaba sorprendida, y no podía fingir que no lo estaba. Me recosté, abandonando momentáneamente mi comida. —¿Bajo su piel? ¿Hacer lo que sea?

—Tanto como la vida sexual de mi hermano me da asco, a veces no puedo evitar escuchar al respecto, y lo que escucho es que Chris siempre consigue lo que quiere.

Resoplé.

—Por favor, Alice, ¿crees que soy lo que él quiere? No soy exactamente su tipo. ____ Hansen no viene en supermodelo.

Alice lucía adorablemente confundida.

—Estás bromeando, ¿cierto?

—Um... ¿sobre qué?

—Tú. —Me apuntó con indignación—. En serio eres ardiente, ____. Está bien, no te ves como las bonitas perchas por las que Chris usualmente va, pero tienes esos impresionantes ojos, esa ronca voz de sexo telefónico, una talla de copa por la que mataría, y esa reserva taciturna que es totalmente contraria a la persona seriamente buena onda y divertida que eres. Créeme, he escuchado a los chicos hablando. Eres diferente, y los chicos siendo chicos, no pueden evitar verte como un desafío. Eres ardiente.

Me quedé pasmada de que eso es lo que era.

¿Así es como realmente me veían esas personas? Avergonzada, agarré mi tenedor, mascullando:

—Lo que sea.

Podía sentir la sonrisa de mi compañera de piso sin siquiera levantar la vista.

—Necesitas un espejo.

Me encogí de hombros.

Luego Alice se quedó en silencio y me encontré levantando la mirada para asegurarme de que estaba bien. Ella no sonreía.

—Sin importar cuánto lo niegue, Chris está interesado en ti, ____. Me pregunta un montón por ti, lo cual nunca antes ha hecho con nadie más y, créeme, he perdido en mi vida al menos tres amigas con las que él salió sólo una vez. Yo no le cuento mucho...

—Le contaste sobre mi familia.

—... porque tú no dices mucho, así que por supuesto él está incluso más intrigado. Y como dije, Chris por lo general consigue lo que quiere.

—Por favor —me enfurruñé—. Dame un poco más de crédito. Yo no sólo caigo en la cama de un tipo ardiente porque él suele conseguir lo que quiere. ¿Adivina qué? Yo también estoy acostumbrada a conseguir lo quiero. Y lo que yo quiero es no caer en su cama.

Pero fue como si Alice ni siquiera me hubiese escuchado.

—Si no logras resistir, sólo sé cuidadosa con él, está bien. Él ha sido maltratado antes, y no quiero ver que eso pase de nuevo.

Con los ojos ensanchados, escuché mi tenedor traquetear contra mi plato después de que mis dedos lo dejaran caer por su propia voluntad. Ellos estaban conmocionados, al igual que el resto de mí.

—Espera. ¿Te preocupa que yo lo lastime a él?

Ella sonrió a modo de disculpa. —Eres una buena persona, lo que hace que el hecho de que no confíes en nadie, sea muy difícil para las personas que se preocupan por ti. Y Chris, cuando se preocupa por alguien, tiene que saberlo todo, así puede cubrir todas las bases y protegerlo. Él tiene que ser un hombre en el que la gente pueda confiar. Es sólo su modo de ser. Si comienza algo contigo, él sólo resultará lastimado cuando te niegues a dejarlo entrar.

Yo sólo asimilé eso en cierto modo. En su mayoría, seguía escuchando "Eres una buena persona, lo que hace que el hecho de que no confíes en nadie, sea muy difícil para las personas que se preocupan por ti".

—¿Estoy lastimándote, Alice? —No quería admitir cuán asustada estaba por su respuesta.

Ella exhaló pesadamente, pareciendo sopesar sus palabras.

—Al principio sí. Pero ayuda el saber que no es tu intención lastimarme. ¿Me gustaría que confiaras más en mí? Sí. ¿Voy a presionarte? No. —Ella se puso de pie—. Sólo que sepas que si alguna vez decides confiar en mí, aquí estoy. Y puedes contarme lo que sea.

Sentí mi garganta cerrarse y sólo pude asentir. En un esfuerzo por expulsar el momento, Alice me sonrió. —Voy a salir esta noche con Chris y Sebastian. Fui un poco fría con Sebastian hoy. Eso lo molestó.

Hmm, ¿qué tramas, señorita? —¿Estás jugando con él?

Ella frunció el ceño. —Ayer descubrí que había advertido a Nicholas cuando él quiso invitarme a salir. Así que sí. Lo estoy haciendo.

—Vaya, espera. —Ahora aparté todo mi plato, completamente confundida. Yo había conocido a Nicholas. Él era uno de los amigos de Alice que a veces pasaba el rato en el apartamento. También era tutor en el departamento de ella—. ¿Sebastian hizo qué?

—Ayer hice algún tipo de chiste sobre no haber tenido una cita en meses y Nicholas dijo que tal vez yo habría tenido una cita si Sebastian dejara de amenazar a los potenciales chicos. Yo estaba completamente confundida así que Nicholas me explicó. Nick estaba planeando invitarme a salir hace meses atrás, y fue con Sebastian a pedirle consejo sobre a dónde llevarme. — Su mandíbula se trabó cuando pensó al respecto—. En vez de responderle, amenazó a Nicholas con daños corporales. Le dijo que permaneciera lejos de mí. Sin explicaciones. Sólo "mantente alejado".

Me eché a reír con incredulidad. —Y por supuesto Sebastian tiene un cuerpazo y Nicholas parece el chico que promociona Twiglets así que Nick reculó.

—Exactamente.

—¿A qué demonios está jugando Sebastian?

—Eso es lo que quiero saber. Se está metiendo conmigo, así que voy a disfrutar meterme con él.

Tenía que admitirlo, me gustaba este lado de Alice. La gente pensaba que podía pasarle por encima a ella, pero estaban equivocados. Le sonreí.

—Así que vas a tratarlo con frialdad, ¿eh?

Me devolvió la sonrisa descaradamente, viéndose mucho como un ángel diabólico. —Con toda la fuerza esta noche. Quizá coquetee con algunos al azar para ver si eso lo irrita. Luego puedo preguntarle a qué diablos está jugando. Él era el que no quería ser nada más que amigos.

—Bueno, por lo general, no apruebo los jueguecitos, pero en este caso él se lo merece. No puedo creer que él haya estado amenazando a chicos a tus espaldas. Espero con ansias el próximo reporte, Señorita Evans.

Alice se echó a reír y se apresuró a alistarse para la noche, dejándome para terminar la cena, así que podría saltar a la ducha antes del trabajo.

☼☼☼☼☼☼☼☼☼☼



Louis estaba en el turno conmigo esta noche junto con Jake, otro barman con el que había trabajado antes algunas veces. Los chicos estaban de un estado de ánimo divertido y la barra estaba concurrida... con ellos dos haciendo su mejor esfuerzo por hacerme reír, los minutos fueron pasando rápidamente y estaba pasando un buen rato. Nuestro buen humor se alimentaba de la atmósfera del club, y las personas habían comenzado a aglomerarse alrededor de la barra para sorber sus bebidas y disfrutar de sus bromas mutuas tanto de las mías como las de los chicos.

—Atrapo este cóctel —me gritó Louis por la barra—, y tú finalmente cedes y follas conmigo esta noche, ____.

Los clientes reían disimuladamente y se echaban a reír mientras yo le sonreía en respuesta, sirviendo dos Jack Daniels y una Coca-Cola para las chicas frente a mí.

—De ninguna manera, Tom Cruise.

Louis tenía grandes reflejos. Yo definitivamente perdería esa.

—Estás rompiéndome el corazón, cariño.

Lo despedí con la mano, repartiéndoles a mis clientes sus bebidas y tomando el dinero de ellos.

—¿Qué hay de mí, ____? —Jake me lanzó una sonrisa insinuante, pero yo sabía que sólo estaba bromeando. Jake estaba felizmente comprometido con una chica irlandesa que estudiaba en la Universidad Napier. Él todavía podía ser fiel, pero era tan coqueto como Louis.

—Hmm, lo pensaré —bromeé en respuesta, lo suficientemente alto para que Louis escuchara.

Louis gimió en fingido dolor y le hizo pucheros a la atractiva chica que estaba atendiendo.

—Ella está matándome.

La chica rió tontamente, con los ojos brillantes por él. Puse los ojos en blanco cuando Louis le agarró la mano y se la puso en el pecho.

—Siente eso. Ese es mi corazón rompiéndose.

—¡Oh hombre! —Puse los ojos en blanco, sintiendo vergüenza ajena—. ¿Podrías ser más cursi?

—Por supuesto que podría.

Jake resopló. —Lo creas o no, esa es una de sus mejores líneas. Louis lo azotó en la cabeza con un trapo de secar platos.

Riendo disimuladamente, pasé a Louis para agarrar algo de ron, y me paré en la punta de los pies para presionar un beso en su mejilla. Eso le ganó unos pocos aplausos y un abucheo de Jake.

Actuando como idiotas, la siguiente hora pasó volando, y la jarra de propinas se llenó rápidamente. El lugar se llenó incluso más, así que mi concentración estaba completamente en el trabajo y en mis colegas. El hecho de que sintiera sus ojos en mí luego, decía mucho.

Sintiendo mi piel hormiguear, levanté la cabeza de un tirón y miré por encima de la multitud hacia la entrada. Mis ojos echaron un vistazo por encima a Sebastian y Alice mientras ellos seguían a Chris al interior del bar; Chris, que estaba caminando al lado de una morena alta, quien tenía su mano aferrada a su brazo.

Nuestros ojos se encontraron y él ni siquiera me reconoció. En su lugar agachó la cabeza y le susurró a la morena algo al oído que la hizo reír tontamente.

Algo desagradable se volcó sobre mi estómago y miré rápidamente a Alice. Ella estaba arrugando la frente ante Chris y luego frunciéndole el ceño a Sebasian, sacudiéndose su mano y caminando tras Chris quien había logrado convencer a algunas personas sentadas alrededor de una mesa que se apretaran aún más a lo largo del sofá de cuero para que él, su chica misteriosa, Alice y Sebastian pudieran sentarse.

Todo el mundo se sentó en el sofá excepto Alice que estaba lanzándoles dagas con la mirada a todos ellos. Sebastian le dijo algo. Alice sacudió la cabeza, viéndose extremadamente molesta ahora, y la cara de Sebastian se oscureció. Como un látigo, su mano se acercó y envolvió su brazo, tirando de ella hacia abajo junto a él. Luchó por alejarse de él, pero su brazo se deslizó alrededor de su cintura, su mano en su cadera —un gesto aparentemente casual— pero su agarre era claramente fuerte y lo que sea que le susurró al oído la hizo dejar de luchar.

No quitó la mirada pétrea de su rostro.

Preocupada, mis ojos se dirigieron a Chris, pero no había visto nada de esto. Estaba demasiado ocupado charlando con la morena.

Rápidamente, me di la vuelta, completamente desprevenida para el flujo de sangre en mis oídos y la opresión en mi pecho.

Honestamente no sabía dónde estaba con este chico. Un minuto estaba poniéndome "ojos de sexo" y al siguiente ni siquiera reconocería mi presencia. Bueno, no iba a permitirle llegar a mí. Serví a mi cliente y miré a Jake.

—He visto a algunos amigos. ¿Podrían manejar el bar mientras les llevo bebidas, chicos?

—Por supuesto.

Ignorando las mariposas en mi estómago, me dirigí hacia el fondo, agradeciéndole estúpidamente a mi jefe por el sexy top sin mangas que me hacía llevar. Si tenía que estar un poco sudada y levantaba comparaciones con la morena con el vestido de tubo de brillo, entonces al menos iba a hacerlo sabiendo que hacía a ese top sin tirantes verse bien.

A medida que me aproximaba, la expresión glaciar de Alice se derritió y me sonrió, aliviada de verme.

—Ey chicos —me anuncié en voz alta para ser escuchada por encima de la música—. ¿Puedo traerles bebidas?

—Oh, no es necesario —me dijo Sebastian con una sonrisa—. Darren nos está trayendo algunas. Señaló detrás de mí y me di la vuelta para ver a un pelirrojo alto y bien parecido esperando abrirse paso entre la multitud a la barra.

Fruncí el ceño interrogante.

—¿Darren?

—Mi marido.

La respuesta vino de la morena y la miré sorprendida, mis ojos arrastrándose sobre ella sentada junto a Chris, mi mente tratando de hacer que la imagen delante de mí y lo que ella acababa de decir tuviera sentido. Capturé la mirada de Chris y me ofreció una fría sonrisa afectada, como si supiera que había asumido que ella era una de sus Barbies.

—Esta es Donna. Es la mujer de Darren. Darren es el manager de Fire.

Oh.

Bueno me sentía avergonzada.

Y luego capturé la mirada de Chris de nuevo y su sonrisa se profundizó.

Las sospechas anteriores de Alice sonaron por mi cerebro. Bueno, sólo para que lo sepas, tengo la impresión de que está planeando algo.

¡Dios lo condene! Quería que pensara que Donna era su cita. Quería ver alivio destellar en mis ojos cuando me diera cuenta de que no lo era. Y que Dios me condene a mí, porque se lo había dado.

—Encantada de conocerte. —Incliné la cabeza hacia ella—. Enviaré a tu marido de vuelta o estará allí para siempre. Conseguiré de él la orden de sus bebidas y las traeré.

—Gracias, ____. —Alice me sonrió débilmente.

Fruncí el ceño, odiando verla tan incómoda. Extendí la mano y apreté su hombro tranquilizadoramente, notando la mano de Adam aún sujeta firmemente en su cadera. Le disparé una mirada de advertencia por encima de la cabeza de Alice que hizo que su ceja se frunciera con confusión. Ignorando a Chris y cualquiera que fuera el juego que se proponía ahora, me contoneé hacia Darren, presentándome y enviándolo de vuelta con los demás una vez que tuve las bebidas memorizadas.

—Está de vuelta —dijo Louis en mi oído, inclinándose a mi alrededor mientras sacudía una mezcla de cóctel.

—¿Quién?

—Ese chico detrás del que Jade fue durante años después de que estuviera aquí.

—Chris. —Asentí, mirándolo. No me había dado cuenta de lo cerca que estaba, nuestras caras a centímetros de distancia.

—Jade quería hacerle su siguiente amante viejo y rico. — Me aparté, poniendo los ojos en blanco.

—No necesito un amante viejo y rico, Louis. —Louis lanzó una mirada hacia atrás a Chris.

—Me molesta. La última vez que estuvo aquí te miraba como si le pertenecieras, y esta noche no es diferente. ¿Está pasando algo entre ustedes dos?

—Ninguna cosa. Te lo dije. No necesito un amante viejo y rico.

Los ojos de Louis se estrecharon y se volvió hacia mí, su cara dividiéndose con una sonrisa maliciosa.

—Tal vez yo necesito una amante vieja y rica.

Y entonces estaba besándome, una mano envolviéndose alrededor de la parte trasera de mi cuello para mantenerme allí mientras su lengua se deslizaba en mi boca y su cuerpo se presionaba más cerca. La conmoción me mantuvo en mi lugar y luego la sorprendentemente buena sensación de sus labios en los míos. Louis sabía cómo besar, eso era seguro. Los silbidos y aplausos rompieron el momento y retrocedí, presionando una mano contra su pecho.

—Uh... —Parpadeé, intentando imaginar lo que estaba pasando—. ¿Qué acaba de pasar?

Louis me guiñó un ojo.

—Sólo molestando al Sr. Dinero por allí y teniendo un momento caliente haciéndolo.

Sacudí la cabeza con incredulidad y lo aparté, captando la sonrisa de Jake mientras Louis se contoneaba para él, obviamente satisfecho consigo mismo. A medida que regresaba a preparar las bebidas de mis amigos me forcé a mí misma a no levantar los ojos. No quería saber si Louis tenía razón acerca de Chris. No quería reconocer cualquier sentimiento que pudiera tener hacia mí y viceversa.

Pero maldita sea, me complacía saber que alguien más había notado su interés en mí además de una ilusionada y romántica empedernida como Alice. Al menos sabía que no estaba viendo cosas.

¿Y no era yo simplemente un confuso manojo de hormonas?

Poniendo las bebidas en una bandeja, salí del bar e ignoré un "ey, cariño" de un cliente que obviamente había captado el "espectáculo" de Louis, y esquivé a la gente, así, podía llevarles las bebidas a Alice y Compañía sin derramar una gota.

—Aquí tienen. —Puse la bandeja en la mesa y comencé a repartir las bebidas.

—Uh, ¿qué fue eso? —me preguntó Alice con los ojos abiertos mientras tomaba su bebida de mí.

No sé lo que me poseyó a pensar que hacerse la tonta era el camino a seguir.

—¿Qué era qué?

Sebastian gruñó.

—¿El chico con su lengua hasta tu garganta?

No podía siquiera mirar a Chris porque podía sentir su ardiente mirada... bueno... quemándome. Me encogí de hombros.

—Sólo es Louis.

Y luego huí antes de que pudieran preguntarme nada más.

Pero Louis no estuvo feliz con sólo plantar su lengua en mi boca. Durante los siguientes cuarenta minutos, aumentó el flirteo, besando mi cuello, palmeando mi culo, burlándose de mí sin piedad con charla acerca de sexo.

Supongo que no haber estado más molesta acerca de él besándome le permitió pensar que podía. Y la verdad es, no hice nada para hacerle pensar de otra manera. Había decidido que quería enviarle a Chris un mensaje.

No éramos amigos.

Y nunca íbamos a ser nada más que no amigos. Así que éramos... nada.

—¡Hora de descanso, ____! —Jake me golpeó en el trasero con un paño de cocina cuando llegó de su descanso.

Suspiré.

—Voy a quitarte esa maldita cosa si no dejas de usarla como un arma. En serio, ¿era eso necesario?

Me sonrió.

—¿Qué? ¿Habrías preferido mi lengua en tu boca?

—Gracioso. —Me di la vuelta sobre mis pies y salí de la parte trasera del bar a la zona de personal. Era un pequeño vestuario con un sofá, una máquina de dulces y algunas revistas. Una puerta a la derecha llevaba a la oficina del gerente, pero Su estaba sólo una vez cada dos fines de semana porque trabajaba a jornada completa durante la semana. Cuando cerrabas la puerta, el ruido del bar desaparecía. Con la cabeza zumbando, la adrenalina bombeando debido a Chris y Louis, me deslicé adentro con una lata de Coca-Cola y me desplomé contra su escritorio.

Alentar a Louis fue una mala idea. Siempre habíamos bromeado pero esta noche había cruzado la línea y yo le había dejado, y fue todo porque Chris estaba jugando con mi cabeza. Odiaba el puñetazo en mi estómago cuando pensé que Donna era su cita. Odiaba que él supiera que había sentido algo. Odiaba sospechar que lo había orquestado todo. Tenía que encontrar una forma de hacerle saber de una vez por todas que nunca iba a pasar nada entre nosotros.

Mis ojos rompieron su conexión con la alfombra cuando la puerta se abrió, y me enderecé, las mariposas en mi estómago volviendo furiosamente a la vida cuando Chris entró y cerró la puerta. Sus ojos eran calculadores mientras se enfocaban en mi cara, sus rasgos duros, nublados. Chris parecía molesto.

—¿Qué estás haciendo aquí?

No contestó y mis ojos hicieron esa cosa de nuevo... perder el control, recorriendo su cuerpo, abarcando su elegante suéter negro de cuello redondo y sus pantalones negros a medida. El único accesorio que llevaba era un caro reloj deportivo de platino. Su estilo discreto y el hecho de que no se había afeitado en unos días sumaban un envoltorio muy ardiente.

Sentí esa presión justo en las profundidades inferiores de mi cuerpo y mi mandíbula se trabó. ¿Por qué tenía que encenderme tanto? No era justo. Disimulando, tomé un trago de mi refresco.

—¿Bien?

—No me gusta compartir.

Mis ojos volaron a los suyos y, si eso era posible, parecía más enfadado que nunca. En esta diminuta habitación, Chris era enorme e intimidante y la comparación entre nuestro tamaño más notable. Podía aplastarme como a un bicho si quería.

—¿Qué?

Sus ojos se estrecharon.

—He dicho, no me gusta compartir. Pensé en Elena.

—Eso no es lo que he oído.

—Permíteme decirlo de otro modo.

Dio un furioso paso hacia mí.

—Cuando se trata de ti... no me gusta compartir.

No hubo tiempo para procesar eso. Un minuto estaba mirándolo con incredulidad y al siguiente la lata de refresco estaba golpeando el suelo y mi culo estaba en el escritorio mientras Chris chocaba conmigo. El calor y la fuerza de él me abrumaron cuando su enorme mano agarró la parte trasera de mi cuello y la otra tiró de mi muslo izquierdo hacia arriba, permitiéndole entrar a empujones entre mis piernas y colocarme sobre el escritorio. Su boca se estrelló contra la mía y el deseo que mi cuerpo había estado albergando por él durante semanas tomó el control sobre mí. Me aferré a él, mis manos hundiéndose en su espalda, mis piernas subiendo por sus caderas mientras mis labios se abrían con una exhalación de alivio que permitió a su lengua entrar en mi boca para atormentar a la mía. El olor de él, el sabor del whisky en su lengua, la sensación de sus cálidas manos agarrándome fuerte, me... me subyugó e hice este sonido gutural que no podía controlar.

Su beso borró cualquier recuerdo del de Louis.

La mano de Chris se apretó alrededor de mi cuello y gruñó, la vibración surgiendo a través de mí, rozando por mi cuerpo como manos atormentando mis pezones, susurrando a través de mi vientre y deslizándose al hogar entre mis piernas. Su beso se volvió más duro, más demandante —largos e intoxicantes besos que me robaron el aliento—. Estábamos jadeando y tirando de la boca del otro como si no pudiéramos llegar lo suficientemente profundo, mis uñas marcándose en su suéter mientras trataba de impulsarlo más cerca.

Cuando me di cuenta de su erección cavando en mi estómago estuve perdida. Mi vientre se apretó y gemí contra su boca, mis braguitas mojadas por la excitación. La necesidad creció más hambrienta cuando la mano de Chris se deslizó hacia arriba por mi cintura, rozando mi pecho y deteniéndose en el ancho tirante del top sin mangas. Rompió el beso, retrocediendo sólo un par de centímetros para mirarme a los ojos. Los suyos estaban oscurecidos, sus pestañas bajas sobre ellos, sus labios magullados. Sentí dos de sus dedos deslizarse bajo el tirante y bajarlo, tirando del lado izquierdo de mi top así mi sujetador estaba visible. Su mirada nunca dejó la mía mientras repetía el proceso con el tirante de mi sujetador.

El aire fresco golpeó mi pecho desnudo y mi pezón se frunció tentadoramente. Los ojos de Chris cayeron sobre él y sentí su mano deslizarse hacia arriba para acunarlo. Lo acarició, su pulgar rozando sobre el pezón, y jadeé cuando lo apretó y disparó un rayo de lujuria entre mis piernas. Volvió a mirarme.

—¿Te gusta eso, nena? —murmuró, sus ojos regresando a mi boca—. ¿Te gustan mis manos en ti?

Bueno... ¡sí!

—O... —Inclinó la cabeza y sus labios rozaron suavemente los míos.

—¿Lo harían las de cualquier hombre?

Tomó un momento para que aquellas palabras penetraran y cuando lo hicieron me aplastó el dolor y me eché hacia atrás con furia, mis brazos cayendo de su alrededor para tirar de mi sujetador y mi top de nuevo hacia arriba.

—Que te jodan —repliqué, y traté de empujarlo sólo para tenerlo presionando más profundamente en mis piernas, sus manos agarrando mis muñecas para detener los puños que estaban a punto de volar hacia él.

—¿Qué demonios fue eso ahí fuera? —Se enfureció conmigo, pero definitivamente aún estaba encendido, su erección cavando en mí, haciendo a mi propio cuerpo estar en guerra con mi cabeza.

—Nada de tu incumbencia, eso es lo que era.

—¿Estás follándotelo?

—¡No es de tu incumbencia!

Hizo un sonido bajo y furioso entre dientes y tiró de mis brazos.

—Considerando que quiero follarte, es de mi incumbencia. Y considerando que tú definitivamente quieres ser follada por mí, creo que lo mejor para ti es contestarme.

—¡Eres un idiota arrogante y egoísta, lo sabes! —rugí, resuelta a que este idiota macho Alfa no iba a controlarme—. ¡No tendría sexo contigo así fueras el último hombre en la tierra!

No era la réplica más original. Lo sé. Y definitivamente era lo peor que podía decir.

Con mis manos aún fijadas, Chris me besó otra vez, mordiendo furiosamente mi boca, frotando su duro miembro contra mí en tormento. Mi cuerpo se entusiasmó y mis labios se abrieron permitiéndole entrar. Traté de hacer una pretensión de lucha, pero mis hormonas estaban de lejos más interesadas en echar un polvo que en tener el control sobre la situación.

—¿Te estás acostando con él, ____? —murmuró sensualmente, sus labios trazando exquisitos besos a lo largo de mi mandíbula.

—No —soplé.

—¿Quieres acostarte con él?

—No.

Fui consciente vagamente del agarre alrededor de mis muñecas desapareciendo y mis manos —con mente propia— extendiéndose para posarse en el tenso estómago de Chris.

—¿Quieres que te folle? —gruñó en mi oído. Me estremecí ávidamente. ¡Sí!

En lugar de decirle la verdad, sacudí la cabeza, tratando de mantener alguna clase de control.

Y entonces su mano estaba ahuecándose entre mis piernas, dos dedos frotando duro contra la juntura de mis vaqueros. La excitación me inundó en un torrente de escalofríos.

—Oh Dios... —gemí, tratando de presionar más cerca.

Sus labios rozaron los míos y busqué algo más profundo, más húmedo, pero Chris retrocedió.

—¿Quieres que te folle?

La ira estalló sobre mí y abrí los ojos de golpe para mirarlo.

—¿Qué demonios crees?

Tiré de su cabeza hacia abajo, nuestros labios estrellándose juntos cuando saqué de él lo que quería. Sus brazos rodearon mi cintura, presionando juntos nuestros cuerpos mientras nuestras bocas se alimentaban ávidamente la una de la otra. La impaciencia rugía entre nosotros, y las fuertes manos de Chris se deslizaron abajo en su camino por mi espalda y bajo mi trasero, levantándome fácilmente. Mi cuerpo comprendió lo que quería y mis piernas automáticamente se envolvieron alrededor de su cintura cuando se dio la vuelta y dio dos pasos para presionarme contra la pared, su erección frotándose contra la v de mis vaqueros mientras empujaba sus caderas contra mí. La satisfacción y la necesidad se estrellaron a través de mí y Jadeé contra su boca, silenciosamente rogando por más.

—¡Oh joder, lo siento! —La sorprendida voz de Jake penetró la niebla y me eché hacia atrás de Chris, mi pecho elevándose y cayendo rápidamente mientras intentaba recuperar el aliento.

Miré a Jake con horror mientras la realidad regresaba.

Qué. Demonios.

¡Oh mierda, mierda, mierda, mierda, mierda! ¡Apestaba en el autocontrol!

—Mierda —exhalé.

La confusa mirada de Jake voló entre mí y Chris antes de regresar a mí.

—El descanso ha terminado.

Me tragué el nudo de pánico y excitación sexual en mi garganta.

—Ahora voy.

Tan pronto como se esfumo, sentí la habitación cerrarse en mí. Aún estaba envuelta alrededor de Chris. Desenvolví mis piernas, y Chris me bajó al suelo. Tan pronto como mis pies estuvieron estables, presioné una mano en su pecho, empujándolo hacia atrás.

—Tengo que volver al trabajo.

Gentiles dedos agarraron mi barbilla y me forzaron a levantar la mirada hacia él. Su expresión era granítica, decidida, controlada... y completamente en desacuerdo con su inflamada boca y su pelo revuelto.

—Tenemos que hablar.

¿Acerca de mi absoluta falta de control y fuerza de voluntad? —No tengo tiempo ahora mismo.

—Entonces volveré mañana por la noche.

—Chris...

Su agarre en mi barbilla se apretó, callándome.

—Volveré mañana por la noche.

Esto no estaba pasando. ¿Cómo pude permitir que esto pasara?

—Chris, no quiero que pase nada entre nosotros. Elevó una ceja, claramente no convencido.

—Dile eso a tu ropa interior húmeda, nena. Le entrecerré los ojos.

—Eres un idiota.

Sonrió ampliamente y se inclinó hacia abajo para rozar un suave beso a través de mis labios.

—Te veré mañana.

Agarré su suéter, deteniéndolo de marcharse.

—¡Chris, lo dije en serio!

Riendo entre dientes, desenroscó pacientemente mis dedos de su suéter y dio un paso atrás.

—Tengo una proposición. Volveré mañana para discutirla.

¡Argh! ¿Estaba sordo?

—Chris...

—Oh. —Se volvió hacia mí en la puerta y su expresión se endureció—. Estaré esperando hasta el final del turno para ponerte y a Alice en un taxi. Te veo flirteando con ese idiota otra vez y le quitaré los dientes.

Y entonces ¡puf! Se había ido.

Hice balance un momento, incapaz de creer lo que acababa de permitir que ocurriera. Pero mis labios estaban palpitantes de aquellos besos desesperados, mis mejillas ardían del raspar de su barba de dos días, mi corazón estaba desbocado y mi ropa interior— definitivamente mojadas.

Peor... aún estaba tan malditamente encendida que tenía casi decidido cerrar la puerta y terminar yo misma lo que él había empezado.

Mañana esto tenía que terminar. Si Chris podía tomar posesión de mí tan completamente como eso, no había forma de que pudiera ir más lejos con esto.

Tal vez debería mudarme.

Mi pecho dolió ante el pensamiento de dejar a Alice y el apartamento de Dublin Street. ¡No! Podía hacer esto. Podía poner en su lugar al idiota arrogante.

Asentí, poniéndome de pie sólo para tambalearme un poco.

Puse los ojos en blanco. ¿Por qué demonios tenía que ser la versión humana de un arma nuclear cargada de sexualidad? Gruñendo, me recompuse lo mejor que pude, y salí al bar, ignorando las miradas burlonas de Jake, la ardiente mirada de Chris y los intentos de flirteo de Louis.

Me gustaban los dientes de Louis donde estaban, muchas gracias. 

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro