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Capítulo 2















Regis Ploen había enviudado a una joven edad, desde que sucedió eso jamás se caso o miró a otras mujeres, era el soltero más codiciado del imperio y el hombre que ninguna dama jamás podría tener.

Regis también lo pensaba, creía que jamás encontraría el amor que perdió, se había jurado a sufrir en soledad.

Pero desde que vio a Lady Helio no había apartado su rostro y su cuerpo de su mente.

En sus noches de soledad llegaban a él las imágenes del escote pronunciado que Artemis solía usar, los vestido señidos que mostraban sus curvas y sus piernas kilométricas, sabía que estaba mal pensar en ella, pero no podía evitar que su compañero se levantara emocionado al recordarla.

Había ido a un bar a tomar, quería olvidarse de todo y vivir su vida a como normalmente lo hacía, tomar y olvidarse de todo era lo mejor, tomar hasta perderse era uno de sus pasatiempos favoritos.















Artemis salió de su casa a esconidas, Ares había ido a visitarla y se había portado como un imbecil, había dejado las marcas de sus manos en sus muñecas y la sensación asquerosa de sus labios en la cima de sus pechos.

Le causaba asco aquel hombre, no quería ser su esposa, pero no encontraba la forma de huir de él.

Así que pensó en tomar hasta olvidarse de que ella misma existía.

Se había colocado una peluca negra y un vestido rojo pegado al cuerpo, zapatos ligeramente altos y su perfume era tan llamativo que todos volteaban a verla.

—Dame una cerveza - tomo una tras otras, había perdido la noción del tiempo y había acabado más borracha de lo quería.

Regis quien estaba en el mismo bar sonrió al verla, podía reconocer cada parte de Artemis con solo verla, no estaba borracho, solo un poco tomado, podía aprovechar aquella oportunidad y tener una charla con su crush.

—Lady Artemis -la joven se giro hacía él y le sonrió,  Regis se sonrojo al verla, su escote era tal a como lo había imaginado y de este recorría un pequeño lago de cerveza el cual él quiso beber.

—Señor guapo -sonrió y tomo —¿Qué hace aquí?

—Vine a relajarme.

—¿O a ver mujeres hermosas?

—La única hermosa aquí es usted - Artemis sonrió y bebió más, en aquella ocasión su escote se escucho más, aquello hizo que Regis se relamiera los labios.

—Deje de babear se y limpielo con su lengua - soltó una pequeña risa, Regis se torno serio —¿Qué?

—No bromee que soy capaz de hacerlo.

—¿Quien dijo que era broma? - Artemis tomó la botella y tomó la mano de Regis —Debes hacerlo -lo guió por las escaleras.

Regis sintió una punzada enorme en su entrepierna, podía sentir su bulto palpitar.

—Aquí estaremos mejor - Artemis se sento en la enorme cama y bebió de la botella.

—¿Qué me harás?

—¿Yo? - Artemis soltó a reír y se desabrocho el vestido, Regis abrió los ojos al ver como ella mostraba sus pechos sin pudor. —Dijo que me limpiaria, venga y cumpla con su palabra.

Regis obedeció sin dudarlo, tomó su pañuelo y lo acercó a los pechos de Artemis.

—Con la lengua - Regis se mordió el labio —Entonces buscaré a otro que si quiera - quiso levantarse pero la mano de Regis la sento.

Se arrodillo y quedo frente a sus pechos, eran grande y redondos, sus pezones  estaban erectos y su piel estaba erizada.

Paso su lengua en su clavícula, Artemis soltó un jadeo al sentir su rasposa lengua pasar por su piel desnuda.

Regis bajo a sus pecho y se coloco en medio de estos, Artemis vacío la botella por ellos haciendo que Regis tomara directamente de ella.

—Así me gusta- jadeo provocando que Regis tornará sus ojos azul claro a azul oscuro, estaba deseoso. —Más.

Regis obedeció, tomó uno de sus pechos con su mano y tomo el otro con su propia lengua, su pezón fue capturado de inmediato causando que Artemis gimiera sin parar.

—Oh duque - Regis la recostó y termino de desnudarla, le quito la botella de las manos y la vacío por completo en su cuerpo.

—Que hermosa  - procedió a lamer por completo su abdomen, los gemidos de Artemis eran más fuertes cada vez, eso prendió más Regis que acabo por desnudarse.

—Se gentil  - supo a que se refería y metió su cabeza entre sus piernas, sintió tanto gusto al ver como su espalda se arqueada al sentir la sensación de su lengua, la hizo retorcerse hasta que ella acabó y finalmente coloco su miembro en la entrada. —Es enorme, me matará.

—Entonces morirás feliz Artemis  - la joven sonrió y sintió un terrible ardor al ser embestida por él, se aferro de las sábanas y cerró sus ojos sintiendo como poco a poco el dolor pasar a ser puro placer.

—¡Regis! - Aquello prendió más al mayor, tomó las caderas de Artemis y entró más profundo en ella, sus pechos siguieron siendo participe del placer al rebotar con cada embestida que Regis realizaba. La espalda del mayor acabo toda arañada y sangrante mientras que las caderas se Artemis terminaron tornándose moradas.

La noche fue larga para ambos nobles, una joven apunto de casarse rompió su juramento y un duque viudo comenzó a experimentar la alegría de vivir.






















Despertar en un lugar extraño era aterrador, pero despertar con una persona completamente desconocida a tu lado era aún peor.

El cuerpo desnudo de ambos daba indicios que hicieron algo más que dormir, las ropas desgarradas y esparcidas por toda la habitación lo confirmaban.

Había algo que Artemis sabía muy bien, había perdido los estribos con un completo extraño pero no se arrepentía, pero aquel extraño resultó ser alguien que conocía bien.

—Hola querida - Artemis se sonrojo, Regis se dio la vuelta dejando ver su cuerpo completamente desnudo, aquello la hizo sonrojar más, su abdomen estaba muy bien trabajado pero su entrepierna era una bestialidad.

—Señor...

—Lo hicimos toda la noche, llamarme señor es cruel, dime Regis  -se sento y la acomo entre piernas, Artemis sintió su miembro  —Regis y yo te diré Artemis  - susurro en su oído, sus grandes manos recorrieron su vientre hasta sus pechos, estos fueron estrujados por él y amasados, ella soltó un leve gemido y asintió.

—Regis, esto no fue correcto.

—¿Y eso que? Nadie sabrá nada, podremos vernos cuando quieras -beso su hombro —Yo lo disfrute.

—Yo también... - Regis sonrió y bajo su mano hasta su entrepierna, Artemis soltó un gemido y sintió sus dedos entrar con fiereza en ella.

—Regis - gimió, el mayor sonrió y la beso—Más.

—Lo que la dama pida, haré lo que quiera siempre.























































































Regrese luego de meses, disculpen la tardanza.

Se puso candente.

¿Qué pasará ahora?

Mis redes.

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