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"¿Ella, tu y yo?"

Parte 1: Nayeon' s Pov

Eramos estudiantes de universidad, en nuestra cabeza solo cabía llegar a final de semestre con materias al día, cometer todas las locuras que pudiéramos sin cagarla en el proceso y tener mucho sexo. 

Bah, varios dirán: "Eso no es lo único que importa" y déjame decirte que son unos malditos hipócritas ¿Qué más puede importar cuando no existe una estabilidad económica y emocional, aún? El celo llega cada mes, no importa quien seas, a menos de que seas beta, en ese caso tienes mis respetos.

Cuando puse mis ojos sobre la hermosa friki rubia de primer año, fue porque tenía a mi, entonces novia Momo junto a mi oído diciendo sus pendejadas que lograban poner en vilo mi raciocinio. 

—¿Yoo Jeongyeon? —Repitió Momo, poniendo sus ojos sobre la dueña de ese nombre. Ahora ambas la veíamos como las pervertidas que eramos.

—Sus ojos son muy bonitos, tienen un modo de mirar muy...

—Tiene buenas tetas, todo un diamante en bruto... —Señaló Momo, escaneando a la chica que ignoraba muy a gusto a todo su entorno.

—Y sus labios, son tan atractivos... —Admiré como una idiota, porque sí, soy sensible, aunque en lo que sigue del relato no se note.

Cabe aclarar que desde un principio me aturdió el deseo de mi novia. No es que sea de esas omegas que van buscando sexo con cualquiera, aunque no estuviese mal tampoco pues cada quien podía vivir su sexualidad como mejor le parecía. La cuestión se basaba en que Momo y yo teníamos mucho a diario. 

Aunque no viviéramos juntas, sus padres y mi madre estaban acostumbrados a que fuéramos unas idiotas que parecían enlazadas. Digo que parecíamos, porque hasta yo lo habría creído sino fuera porque, cuando de sexo se trataba, Momo era una asquerosa promiscua que nunca estaba satisfecha con nada, y fuera de nuestro sexo, nuestra relación era más como el de un par de amigas muy unidas que como una pareja. Se trataba de algo que no tenía una explicación clara, pero que nos complementaba.

El sexo es... muy complejo, una vez lo conoces, deseas saber más y más sobre él.

Si lo pienso detenidamente, con Momo sabíamos que lo que nos gustaba de la otra era el sexo que nos dábamos, pero la idiota de Nayeon, su servidora, siempre quería encontrar el lado sensible de todos. 

Dime idiota, te doy permiso, aunque sea tu unnie.

Regresando al instante en el que decidimos involucrar a la pobre Yoo Jeongyeon en medio de nuestra extraña y cuestionable relación.

—Quiero que me ahorque con sus manos, si me dejo... —Musitó presionando el agarre contra mi cintura. 

—Eres una asquerosa hormonal, Hirai ¿Qué rayos? —Me quejé y ella emitió una risita tonta.

—Lo siento, mi celo está cerca, mi loba homosexual no se puede detener fácilmente cuando ve una chica como ella. Tienes buenos gustos Nayeonnie... —Suspiró la omega nipona, remordiéndose —Pero ¿ella no es la amiga friki de Mina?

—¿Y qué con eso? ¿Desde cuándo eres tan prejuiciosa? —Pregunté, alzando una ceja en su dirección.

—No lo soy, es una omega muy hermosa puede hacer lo que quiera conmigo si así lo deseara... —Comentó la idiota, para mi desagrado.

—No es omega, creo que es beta... —Le regañé, para que me viera y ella rió una vez más. Es que, quería fingir que no me dolía que viera con deseo a alguien más... oye no me juzgues.

—No te pongas celosa Nayeonnie —Ofreció un beso a mis labios. Gruñí como respuesta —Bueno, ella no huele a alfa y eso es lo bueno...

—Siempre puede usar supresores —Alzo los hombros como respuesta. Yo quería que fuera así y el universo fue bueno, cabe aclarar.

—Se ve como un ángel que me gustaría corromper, Nayeonnie, ella me gusta. —Aceptó sin pena alguna mientras ambas veíamos en su dirección, yo sentada sobre sus piernas.

—¿Y si ella tiene novia? ¿Qué haremos? —Consulté preocupada, ¿Acaso estaba lista para hacer un trío? ¿Alguien lo estaba?

—No la tiene, ¿En que maldito tiempo? Mírala, ella es adicta a los videojuegos, Mina me dijo una vez que jugaban siempre, recuerdo haberla oído nombrarla mientras jugaban. Ese maldito juego, bah, típico de frikis... —Se mofó la nipona, despreocupada.

—Ayer olía a pomelo... —Comenté, pensativa. 

La rubia había pasado junto a mi varias veces, cuando compartimos la clase de política que me aplacé desde el primer año, bah ¿Por qué me importaba esa maldita materia? ¡Ah sí! Yoo Jeongyeon y yo compartíamos esa clase, por eso.

—Fruta... —Gimió la estúpida de mi novia, con satisfacción —Es omega —Señaló, ahora convencida.

—Chewi huele a plátano y no es omega, es una maldita alfa. —Gruñí al recordar a la chica alta y su inigualable aroma. Ella me daba miedo cuando me veía con esos ojos. Removí el recuerdo. No seas prejuiciosa, Im Nayeon...

—Chui es especial... Jeongyeon-ssi es omega, yo huelo a durazno y soy omega —Sonrió orgullosa ante su argumento semejante al de la dueña de la verdad, tan convencida y volteé los ojos ante su presuntuosa actitud.

—¿Y si es alfa? —Hablé al fin, fingiendo preocupación ante la probabilidad.

A decir verdad, aquella idea me llenaba de intrigas desde que había iniciado mi sexualidad con Momo. Desde entonces había querido con una alfa, deseaba entender los deseos de Sana cuando decía que Jihyo, su alfa, la estocaba hasta que la dejaba adolorida y extasiada, pero era fiel a mi idiota omega japonesa y no era sencilla para mi la sola idea de faltarle a nuestra relación.

Momo fue menos cobarde de admitir lo que deseaba primero que yo, y aquello era realmente admirable. Si hubiera existido esa confianza en mi, hubiera llegado a decírselo con más calma, pero si ella no hubiera sido tan idiota y yo fuera más como ella, hubiera sido sencillo.

—No lo creo... —Desestimó con confianza —Y si lo es, con esos brazotes que me tome todas las veces que quiera —Jadeó Momo, mordisqueándose los labios sin apartar la mirada de la rubia. Me estaba fastidiando.

—¡Pero Momo! —La regañé ahora y ella estalló una carcajada al ver mi evidente molestia. Maldita tóxica, desde siempre le encantaba que la celara.

—¡Claro que no lo es Nayeonnie! ¡Es muy bonita para ser alfa! Las alfas son feas, por eso no me gustan y por su asqueroso pene que nadie necesita... —Se burló, sin apartar la sonrisa.

—¡Bueno ya! —La detuve y ella volteó los ojos, con burla.

—Nayeonnie, ya cambia ese maldito humor. Recuerda que esto lo haremos porque tu aceptaste, si no estabas de acuerdo hubieras dicho no. Ya te haz puesto de intensa, y eso que tu haz señalado a Yoo como una opción... —Musitó posando sus ojos sobre ella una vez más y luego regresándolos a mi, con fatiga.

—¡Estás hablando de ella como si fuese tu maldita alfa, y estás comenzando a darme asco! —Me quejé, asesinándola con la mirada. 

—Bueno no vamos a discutir por ella. Mejor iré allá y le hablaré primero. —Se determinó poniéndose en pie. 

Me corrí para tomar mis cosas, que aún seguían regadas sobre la mesa del comedor que ocupabamos las dos, viendo cómo se acercaba lentamente hacia Jeongyeon.

—¡No! ¡Momo! ¡Espérame idiota! —Gruñí, acomodando mis cosas dentro de la mochila, antes de salir corriendo tras mi novia.

Siempre era así, desde que comenzamos a salir que Momo siempre había sido una atrevida, promiscua insufrible y caprichosa, y yo una débil complaciente cuando de ella se trataba. No habían roles, no existían en esa relación, pero Momo siempre había sido más decidida, y aquello saltaba a relucir fácilmente entre las dos.

Cuando me confesó que su deseo era compartir la cama con alguien más y que su curiosidad juvenil la estaba agobiando demasiado, tuve que agradecer que ella compartiera sus deseos conmigo y no fuera por allí engañándome con cualquier omega, por esa causa me decidí a ceder ante sus deseos con una condición, yo eligiría a esa persona.

A partir de ahí ingresaba la hermosa Jeongyeon en la ecuación entre mi novia y yo. La rubia alta con esas piernas tan largas y esos brazos tan marcados eran mi tipo ideal, aunque fuera una completa friki silenciosa que sólo tenía ojos para su teléfono y esos juegos en los que se perdía durante horas, era mi tipo, ella me gustaba mucho, tanto como Momo. Mi loba revolotea de aprobación.

—Hola rubia, me llamo Momo, y ella es mi novia Nayeon, queríamos invitarte a salir... —Inició siendo tan Momo, con tan poco tacto y demasiado brusquedad.

Jeongyeon frunció el entrecejo cuando notó que efectivamente Momo se dirigía a ella y volteé los ojos, agradeciendo que la chica no hubiera oído sus palabras torpes. Mi novia era una idiota, a veces parecía una alfa energúmena incapaz de detenerse a ceder a sus propios instintos.

—¿Qué? —Preguntó la rubia, claramente confundida. 

Momo volteó los ojos cuando me buscó, al verme llegando detrás de ella.

—Bueno, no podía ser perfecta Nayeonnie. Es sorda. Mejor busquemos a alguien más... —Bromeó en mi dirección. 

La detuve cuando intentó huír, ¿Acaso se había acobardado e intentaba disimularlo con sus tontas bromas? 

—¡Ay, ya cállate Momo! —Le regañé apenada, cuando mi aún idiota novia carcajeó al ver como Jeongyeon se despojaba de sus airpods para poner su entera atención.

—¿Habías dicho algo? Disculpa, no te estaba oyendo... —Señaló la chica apenada e inclinó la cabeza como disculpa.

—Es muy guapa Nayeonnie... —Musitó junto a mi oído y me removí para apartarme de su acercamiento que me ponía tan nerviosa.

Me extrañé del entusiasmo de mi loba mientras admiraba las lindas y diminutas pecas que pintaban su rostro y no pude detener mis vergonzosas primeras palabras hacia ella.

—Me gustas... —Hablé y me tapé los labios cuando noté lo que dije. Esa loba descarriada y traicionera. No lo sabía aún, pero había una razón para ello. 

Momo me buscó con los ojos entrecerrados y Jeongyeon extendió los ojos hacia mis palabras.

—Disculpa, ¿Qué haz dicho? —Murmuró Jeongyeon, mas que asombrada. 

—Ha dicho que le gustas ¿Segura que no estás sorda? —Refunfuñó la nipona ahora, como una pequeña caprichosa. 

Rápidamente se hizo la tensión entre ese par y bufé. Esa omega se había tardado en hacer un berrinche. Estaba demasiada sorprendida aún por lo que dije a Jeongyeon sin siquiera coordinar mis palabras. No me lo esperaba, nadie supongo.

—No estoy sorda, estoy asombrada —Espetó Jeongyeon en dirección de Momo y esta última sonrió cuando no se dejó intimidar por ella.

—Tiene caracter, ahora me gusta más... —Susurró junto a mi oído, nuevamente y tragué ante la confusión que volvía a la rubia más hermosa ante mis ojos.

—Te ves más guapa, asombraba... —Murmuré y refunfuñé ante el incontrolable y repentino impulso de mi loba al exponerme.

Cuando Jeongyeon sonrió apenada, no podía detener los deseos de mi omega, claramente, a ella le gustaba Jeongyeon.

—Enserio te gusta... —Reprochó Momo con una sonrisa cínica que hallé, al verla con mi peor cara como respuesta.

—¿Acaso no se trataba de eso? —Le devolví el tono y la nipona aceptó.

—¿Necesitan mi ayuda en algo? No creo que hayan venido hasta aquí solo a decir que soy linda o algo así... —Consultó Jeongyeon viéndonos de pie frente a ella quien seguía sentada, intentando dejar de poner los ojos en donde los deseaba poner, en su teléfono. 

El tiempo se detuvo cuando la rubia alzó una ceja desconcertada ante nuestro repentino silencio, dejó el teléfono sobre la mesa para ponernos atención y alzó un pie sobre el asiento, logrando una pose demasiado atractiva de admirar. 

Momo se remordió ante su agraciada posición sin disimulo y, debo admitir que ella es más atractiva de cerca. Sus rellenos labios enmarcados deseaban los míos, sus ojos fríos, su mandíbula tensa.

Jeongyeon se ruborizó ante nuestra silenciosa observación, sin comprender porqué lograbamos intimidarla tanto. Siquiera yo entendía porque lo que transmitíamos hacia ella era tan agresivo y electrizante. Practicamente habíamos cargado todo el ambiente de una espesa tensión, que incriblemente no pasó desapercibida en la rubia.

—¿Podemos ir a un lugar más cómodo para hablar Jeongyeon-ssi? Tenemos una propuesta para ti... —Señaló Momo y la nombrada se vio más confundida. 

—¿Cómo saben mi nombre? —Preguntó con tremulidad, su suave voz grave solo provocaba que ella me guste aún más.

—Bueno... —Tartamudeé apenada.

—Eres amiga de Mina, ella también es mi amiga. Es por ella que te conocemos —Señaló Momo, intentando no dar señal de nuestras intenciones, aún. 

Era una vil mentira, quizás Mina la hubiera nombrado antes mediante sus juegos, pero en realidad la conocía porque no podía dejar de verla en aquella clase que compartíamos.

—Ah... —Musitó como si hubiera entendido algo sobre nuestra repentina aparición —No doy clases de como jugar LOL, eso es una estupidez. Si no le saben ya supérenlo y déjenme en paz... —Se quejó la rubia, convencida de que sería suficiente para deshacerse de ambas y huír de nuestra mirada sobre ella.

Momo carcajeó y sonreí de lado.

—¿Qué? —Pregunté, divertida. Sin duda, ese había sido el comentario más inocente en la historia de los comentarios.

—Oh no cariño, no se trata de esos juegos tontos con los que te quedas cada vez más ciega, es algo más... personal. —Pronunció Momo con su evidente sarcasmo, cuando la advirtí con la mirada y rió aún divertida por su respuesta. —Es mejor que eso, créeme, te encantará preciosa... —Le guiñó un ojo con descaro y volteé los ojos ante su actitud. Esa japonesa era una coqueta.

—Momo... —La regañé y ella me tiró un beso, jugando con mi paciencia.

Jeongyeon miró a Momo y luego a mi, aún desconfiada de nuestra repentina aparición. ¿y quien no lo estaría?

—¿Y a dónde iremos? —Preguntó entonces, cruzándose de brazos y fingiendo analizar nuestras palabras. 

Mi mente se quedó en blanco cuando marcó su busto debajo de su gran camisa negra y Momo sostuvo mi mano con fuerza, al parecer, igual de afectada que yo.

La mocosa tenía una connotación sensual demasiado atractiva, como de girl crush, y todo sin siquiera desearlo, aparentemente. Supongo que eso era lo que más me gustaba de ella, eso y su mirada profunda y salvaje.

Momo me removió y asentí varias veces, recordándome que ella esperaba una respuesta de nuestra parte.

—Bueno... ella vive con su madre y yo con mis padres... pero podríamos...

—¿Y tu, Jeongyeon-ah? —Consulté interrumpiendo la torpeza de Momo, y realmente curiosa por saber sobre ella. Mi recompensa fue un dato demasiado oportuno para la ocasión.

—¿Yo? Am, bueno, vivo sola, yo... —Tragó, trémula —Mi madre me echó de casa hace unos meses y am...—Se apenó ante su confesión y los ojos de mi novia brillaron de entusiasmo, cuando decidió interrumpirla.

—¡Perfecto! Invítanos a tu casa Jeongyeon-ssi, anda, por favor... ¿Sí? —Suplicó Momo apartándose de mi agarre y abrazándose al brazo derecho de la rubia, con descarado interés. 

Jeongyeon la miró extrañada ante su repentino acercamiento y sonreí a causa de Momo, e intentando inspirar confianza como un aporte.

—Pe-pero...

—Por favor, es importante. —Insistí y quise saber de donde nació tanto empeño, pero estaba segura que se debía a que, la idea de compartir a mi novia con esa hermosa chica, me motivaba a codiciar más. 

Después de todo siempre queríamos explorar más, lo conocido nunca sería suficiente, porque de eso se trataba vivir. Ok, me estoy convirtiendo en una pervertida.

—¿Importante? —Dudó la menor en medio de ambas, preocupada por lo que veía en nuestra insistencia.

Que viera lo que quisiera, siempre que no fuera la oscura lujuria que nos provocaba. Al final entendió que no cederíamos y supongo que eligió resignarse.

—Está bien, iremos a mi casa... —Se rindió ante nuestra persistencia.

Momo festejó con un puño y la insentivó a que camine con entusiasmo.

Bufé ante el ojo que me cerró Momo con complicidad, quizás no era buena idea, pero ¿Y si sí lo era? Quizás no estaba segura de lo que hacía cuando de Momo se trataba, pero con Jeongyeon todo había sido demasiado sencillo desde el primer instante, ella cayó ciegamente ante nuestros encantos, supongo que sí había sido obra del universo.

Nos hicimos dentro del pequeño apartamento de Jeongyeon cuando dejamos la universidad, después de abordarla en la cafetería del campus.

Momo me tomó de la mano cuando ingresamos en el piso de la rubia y ella cerró la puerta, demasiado segura para ser una joven estudiante de primer año, abordada e intimidad por sus unnies omegas. Aunque me lo negara, inconsciente o no, en el fondo sabía muy bien porque.

—¿Cómo mantienes todo esto tu sola, Jeongyeon-ah? —Pregunté, asombrada de qué una universitaria se hiciera cargo de su propio piso. 

—Trabajo a medio tiempo, por las tardes, después de clases —Musitó, dejando la mochila junto a un mueble que sostenía su ordenador. 

—¿Dónde trabajas? —Consultó la japonesa a mi lado y dejó caer la mochila sin precaución. 

Admiré el orden en el pequeño apartamento y que olía muy bien, se acentuaba ese dulce aroma a cítrico, pero seguía sin percibir si se trataba de ella o de alguien más que la visitara muy seguido.

—¿No crees que están haciendo muchas preguntas? —Señaló entonces, rehacia a más respuestas —Pero aún no me dicen qué demonios quieren de mi... —Insistió en su queja. 

Momo la señaló con la mirada. Negué como una respuesta. 

—No, no lo haré. —Me quejé por lo bajo.

—Si no lo haces tú, no tendré problemas en hacerlo yo. —Amenazó —Porfa dile que es hot... —Murmuró Momo, tomándose el labio inferior, divertida. Solo buscaba molestarme, estoy segura.

—¡No le diré eso! Además esta fue tu idea, idiota... —Le recordé. Tampoco era tan valiente para dar la iniciativa a esa locura. Mi loba se removió, inconforme con mis pensamientos.

—Pero fuiste tu quien la elegió, ademas ya le hablé primero... —Me recordó. Que se joda. No haría el ridículo por su causa.

—¿Y si me rechaza? —Dudé, sin apartar mis ojos de la rubia, quien se veía bastante fastidiada por nuestro secreteo.

—No lo hará, es una virgen —Sonrió Momo, con ternura —No se podrá resistir, se le nota hasta en como mueve los malditos pies, esta criatura no fue penetrada en su vida, ya quiero hacerla gritar... —Bromeó como su asquerosa morbosidad latente.

—Eres una idiota, ¿Lo sabes?

—Así te gusto... 

—Callate, idiota.

—Tu idiota, mi amor... 

—Ash, ganas por cansancio —Refunfuñé.

Tomé asiento junto a la cama de Jeongyeon quien nos veía discutir entre asombrada y desconcertada, pero completamente despreocupada.

Mi valentía llegó cuando noté que la ponía nerviosa con mi solo acercamiento, ¿Qué rayos haces trayendo dos extrañas a casa Jeongyeon-ah?

—¿Está todo bien? ¿Ya me dirás que quieren de mi?

"Tan linda" pensé, admirando esa expresión de desconcierto y confusión.

No sabía porque, pero desde que la vi al a principio del año, no podía dejar de pensar en ella. Pero, extrañamente también amaba a Momo, y haría cualquier cosa por esa relación, ¿Verdad?

—Está todo bien, oye Jeongyeon-ah, ¿tienes novio? —Consulté con verdadera curiosidad. Siempre podía ser heterosexual. Su ceño se profundizó, cuando meció la cabeza.

—Ow, no, no tengo de esos, los chicos dan miedo... —Musitó Jeongyeon convencida y sonreí de lado.

—¿Y novia? —Pregunté ahora, atajada por el delicioso brillo de sus hermosos ojos color miel. Mierda no podía dejar de verlos, eran hermosos.

—Mm no mi novia y yo rompimos cuando me mudé a Seúl, no quiso am, seguir con la relación a distancia. —Admitió y corrió la mirada. Parecía que aún le pesaba algún recuerdo referido.

—Oh lo siento, no quise, lo siento... —Hablé apenada por haberme entrometido demasiado.

—No es problema, supongo que tenía que... o-oye ¿q-que haaaaces? —Estiró Jeongyeon asombrada de la caricia que le hice al lóbulo de su oreja y que perseguí por el largo de su cuello con un dedo. 

—Me gustas, ya te lo había dicho... —Musité, codiciando más de esa sabrosa piel asombrosamente suave.

Jeongyeon quiso responder pero Momo la sorprendió, hundiendo un lugar al otro lado, dejándola muy ceñida entre ambas.

—Nos gustas a ambas... —Musitó junto a su oído y, mentiría si dijera que no me gustó verla seducir a Jeongyeon. Me encantó detallar como el deseo le teñía las mejillas.

—Oye pero no... —Intentó hablar cuando Momo deslizó uno de sus dedos por su garganta y los dejaba perderse dentro de su camisa, descubriendo sus clavículas. Hasta allí era bonita.

—No puedes rechazarnos Jeongyeon-ah, somos tus unnies... 

—Nayeonnie tiene razón, eres menor, Mina dijo que eras menor... —Iba a primer año, asique supimos deducir.

—¿Son muy cercanas a Mina? —Habló consternada por el acercamiento de ambas, demasiado acercamiento.

—Es mi mejor amiga, ahora no te desvíes señorita, dime, ¿no quieres una novia? —Susurró Momo contra su oído.

—¿Estás delirando? Oye no hagas eso... —Detuvo la mano de Momo que subía ahora por su estómago y la nipona sonrió diabolicamente cuando, sin preocuparse por su agarre, subió la mano hasta tomar uno de sus pechos.

Gemí ante la imagen y posé mi mano sobre la de Jeongyeon, ahora las tres tomábamos uno de los pechos de la rubia y la misma no supo si huír de inmediato o dejarse llevar por los instintos de su loba inquieta. Supo percibirnos cuando el aroma dulce de ambas se hizo en toda la habitación de su pequeño apartamento.

—Oh no Momoring, lo jodimos... —Jadeé, maravillada con mi descubrimiento. Puse los ojos sobre lo que se había entusiasmado por aquellas caricias que mi novia y yo le dábamos. —Es una alfa...

—¡Por la jodida madre luna! ¿Qué se supone que es ese monstruo? —Exclamó la nipona con la mirada demasiado extendida, presionó el pecho de Jeongyeon ante el reclamo y la misma jadeó sin poder detenerlo.

—Lo siento, y-yo no quise, no puedo controlarlo... —Murmuró la alfa con aquella tierna expresión apenada de resignación. Mierda se había resignado a nosotras y yo estaba orgullosa de eso.

—Escúchame Hirai, tu quieres con alguien más y yo siempre quise con una alfa, asique estamos a mano. —Le advertí a mi novia, mientras deslizaba una caricia firme sobre la erección de la alfa.

—U-unnie... —Gimió Jeongyeon como respuesta y presionó los ojos ante mi caricia.

—Pero Nayeon... —Renegó Momo en desacuerdo.

—Aquí nos quedaremos, no vamos a dejarla así. Mierda, cuando está excitada es más hermosa... —Murmuré buscando los ojos de Jeongyeon y dejando un beso sobre sus labios entre abiertos. 

—Ella es enorme Nayeon, no me... —Momo se detuvo cuando le puse mi mano sobre los labios.

—Escuchame, quiero con ella, y al parecer su pene quiere con nosotras... ¿Verdad cariño? —Pregunté, reafirmando el agarre por sobre los jeans de la alfa.

Jeongyeon nos veía con los ojos entrecerrados y la respiración acelerada. Su alfa había cedido ante nuestro encanto y ya no podía retroceder fácilmente. Momo se podía ir al demonio, quería con esa alfa desde hace tiempo.

—Y-yo... tomo supresores, por-porque mi aroma es muy fuerte, soy alfa pura y...

—¿Pura? —Exclamó Momo, ahora apartándose de ambas —¡Oh no cariño! Hasta aquí llega mi tolerancia, ustedes me agradan pero yo adoro a mi trasero y mañana debo presentarme a ensayar, ¡Nayeonnie...! —Renegó cuando la detuve tomando su hombro. No huiría tan facilmente de lo que ella había provocado. 

—Ven, siente... —Tomé la mano de mi novia y la posicioné entre la mía y el falo grueso de Jeongyeon debajo de sus jeans. Momo tragó cuando se vió en aquel par de ojos deseosos y luego en los míos —¿No te gustaría ver como me toma, mientras te como el clítoris hasta que te vengas, Momoring?

—Que sucia Nayeonnie... —Gimió asombrada, cuando la incité con mi mirada. 

Las mejillas bordó intenso de la alfa relucieron cuando Momo presionó el agarre, para mi deleite y supe que ya no habría marcha atrás, eso se había quebrado y algo completamente nuevo comenzaba, no sabía muy bien qué era entonces, pero lo único que sí sabía era que apenas sentí el delicioso aroma de Jeongyeon mi loba se extasió.

—No te puedes resistir, ¿verdad Hirai? —Me reí por lo fácil que fue convencerla.

—¿Eeella, tu y yo? —Preguntó Jeongyeon cuando Momo se sentó nuevamente a su lado y asentí como respuesta.

—¿No que todas las alfas se morían por estar con dos omegas? —Pregunté junto a su oído —¿No es un jodido sueño que dos quieran contigo al mismo tiempo? 

—Mhm, no, esos no son mis sueños... —Carraspeó la alfa, aunque su cuerpo dijera lo contrario.

—Pues a partir de ahora, yo seré tus sueños Yoo Jeongyeon... —Respondí, rodeando su cadera con mis piernas, para rozar su pene con mi centro, apartados solo por los jeans de Jeongyeon y mis bragas ya húmedas debajo de mi falda. 

Jeongyeon gimió cuando Momo la abrazó por detrás, apoyando sus enormes pechos contra su espalda y me drogué con su hermosa expresión de deseo.

Sí, quizás estaba loca por creer que amaba a Momo, aún cuando me enloquecía la idea de que Jeongyeon me penetrara hasta quitarme la respiración, pero verdaderamente lo creía. No estaba tan equivocada.

—¿Quieres hundirte en mi? No puedes esperar a que te tome ¿verdad, alfa? 

—Mierda no, no soy tu... alfa... —Jadeó, dejándose llevar por el movimiento de mi cadera y los besos de mi novia por su cuello.

—Eres nuestra a partir de ahora... —Musitó Momo junto a su oído mientras tomaba su camisa y se la quitaba sobre la cabeza. Jeongyeon cooperó sin demasiada guerra y supe que ya no podía razonar con claridad.

Momo le tomó los pechos ahora cubiertos con la escasa tela del sujetador sin aro que ella usaba, cubriéndolos con las dos manos y yo devoré el gemido que se escapó de sus hermosos labios, uniéndonos en un beso completamente obseno.

Jeongyeon me tomó suavemente por las mejillas y yo puse sus manos sobre mi cintura para que me tomara con más confianza. Cuando nos apartamos a falta de aire Momo la tomó del cabello en un puñado, tiró para que la viera a los ojos, y la alfa se dejó besar por la exigente boca de aquellos labios que me había cansado de comer.

El aroma de la alfa se hizo en la habitación y pude admirar como, poco a poco sus instintos tomaban posesión. Por supuesto que lo haría, era una jodida alfa pura, no sería la excepción, eso que aún no lo sabíamos a ciencia cierta.

—Mira Momoring, la alfa no puede esperar... —Me burlé cuando me aparté un poco, dejándola mas jadeante y más dura que antes. 

—Mierda, si que eres grande Yoo... —Jadeó Momo una vez tomaba un lugar a mi lado. —No me gusta la idea, no dejaré que me meta esa cosa... —Habló mi novia, aún reticente.

—Pero ella huele tan bien... —Admití mi gusto hundiendo mi nariz en su cuello. Jeongyeon tembló cuando succioné su cuello y Momo sonrió admirando la escena. Era una maldita morbosa.

—Me baño a diario, l-lo prometo... —Susurró la menor y me sonreí contra su cuello, enternecida.

—Si quieres le damos un baño ahora... —Ofrecí con un sonrisa deseosa y Momo negó, encaprichada como siempre.

—No se la voy a chupar... ni aunque suplique... —Se negó Momo, y volteé los ojos ante su capricho. Si no hacía un berrinche no era Hirai Momo.

—Callate, lo haré yo, ella huele delicioso, será un jodido placer... —Insistí hundiendo mi lengua contra su cuello y la alfa gimió, entendí que aún estaba apenada.

—¿A qué huele? Ella aún está con supresor... —Señaló Momo. Vaya descubrimiento.

—Yo puedo oler su aroma perfectamente, es pomelo rosado, cítrico, jugoso y tan amargo, mierda me encantas Yoo... —Jadeé hundiendo mi boca, ahora contra el vientre de la alfa y dejando algunos besos húmedos que la hicieron gemir ronco.

—U-unnie... —Jadeó la menor con aquella preciosa expresión de placer. No podía dejar de verla.

—¿De qué hablas? —Exigió mi novia, confundida. Jeongyeon gruñó llamando la atención de ambas.

—Ven ahógame, soy buena dando sexo oral, comencemos por ahí —Rugió como una respuesta y Momo miró a Nayeon, con una sonrisa traviesa.

—¿Puedo Nayeonnie? —Musitó con fingida ilusión, sabía que lo haría aún si no lo aprobara, pero asentí con aprobación porque me moría por ver esa imagen.

—Adelante Momoring, hazla suplicar haberse arrepentido de esa idea... —Mi sonrisa de ensanchó cuando Jeongyeon tragó ante mis palabras. —Tranquila cariño, yo te haré sentir bien a ti, aquí nadie pierde... —Musité contra su delicado vientre. Moví los dedos sobre la rígida tela de los jeans, admirando sus abdominales brevemente marcados. —No te vas a arrepentir de esto, alfa...

—Oh uuunnie... —Jadeó cuando hundí mi lengua dentro de su pequeño ombligo y mordisqueé un camino sobre su vientre, concentrándome en deshacerla de sus jeans. —Mierda... —Musitó sin aire cuando una desnuda Momoring gateó hacia ella.

Sus ojos fueron de admiración cuando detalló cada espacio en el cuerpo de mi perfecta novia japonesa. Hirai Momo era una diosa, pero dejaré que la descubra por sí misma.

—Vaya, vaya ella tiene bueno gusto, ¿Quieres meter tu boca aquí, cariño? —Preguntó Momo ante la expresión de deseo de la alfa, cuando perdió los ojos en ese poema que tenía por pechos. 

Las manos de Jeongyeon, que no había notado que tenía sobre mi cabello, subieron hacia los pechos de Momo y los estujó sin prisa. Aquella escena me había excitado más de lo que deseaba y pronto el aroma a durazno de mi novia se intensificó.

—Ah-si, muérdeme alfa... —Musitó la loba de Momo y sentí como mi lubricante aumentaba contra mis bragas, aquella escena era deliciosa. 

Jeongyeon estaba semi encorbada, su cabeza descansaba contra la pared en la que chocaba su cama, Momo estaba de rodillas junto a ella. Una de las manos de Jeongyeon sostenía el pecho que succionaba con deleite, mientras la otra se ceñía en torno a una de sus nalgas.

Momo acariciaba su cabello rubio entre sus manos y la oí gemir cuando deslicé ese monstruo que tenía por pene entre mis manos.

—Mierda, si que es intimidante... —Halagué y la alfa jadeó con la boca entre los pechos de mi novia. 

—Se ve bien... —Comentó Momo, intentando evitar la mirada deseosa de la alfa. Mis manos irrumpieron en el radiante glande de aquel gran pene rosado y húmedo y la boca se me hizo agua.

—¿Por qué no la miras, no es esto lo que querías? —Pregunté a Momo quien mantenía los ojos en mis acciones, con sus labios ya dañados contra sus dientes.

—Ella tiene una mirada extraña, como si fuera a desintegrarme con ella, me desnuda... —Habló con dificultad, sin apartar sus dedos de esos cabellos suaves.

Froté el líquido preseminal de Jeongyeon, distribuyéndolo suavemente y provocándole un gemido involuntario.

—Es mi loba, lo siento unnie... —Jadeó la menor y Momo la acarició como respuesta.

—Estas desnuda frente a ella, cariño. —Le recordé.

—Me intimida... —Ronroneó tan ruborizada como Jeongyeon, cuando la alfa chupó y haló su pezón derecho.

—Mírala —Ordené y Momo dudó con sus ojos sobre mi.

—Mierda, ah-sí... —Jadeó cuando la lengua de la menor, la acariciaba sin pausa, lubricando el pezón, ahora de su pecho izquierdo.

—Eres muy hermosa... —Musitó con la voz suave y Momo gimió por segunda vez, a causa de la alfa —¡Unnie! —Exclamó la misma, cuando buscó lo que le hacía con su mirada.

Había pasado la lengua por el largo de su longitud, saboreando el aroma que se encargaba de impregnar.

—Mierda Nayeon, adoro tu aroma... —Jadeó Momo, dejándose llevar por las sensaciones.

Podía sentir como mi loba se exponía a causa de la satisfacción de compartir con una loba alfa por primera vez. A decir verdad el incesante deseo era de mi loba y yo solo me estaba dejando llevar por ella con mi aroma a dulce crema chantilly unido al de la alfa y al de mi novia.

Con ese par de ojos lujuriosos sobre mi, metí el pene de la alfa en mi boca y empujé hasta que no pude respirar, sin apartar la mirada de ambas. Un coro de gemidos acompañaron mis acciones, cuando creí que necesitaba respirar, deslicé ese enorme y grueso pene fuera de mi boca y me dirigí al par que me observaba con curiosidad y deliro.

—¿No habíamos comenzado ya? —Cuestionó la alfa, buscando a mi novia quien seguía de rodillas frente ella.

—Si, es verdad —Admitió Momo buscando los ojos de la alfa. —Oh vaya... —Gimió cuando halló la hermosa mirada de Jeongyeon, quien no tardó en rodear su mejilla y buscar su boca con increíble ímpetu. 

Jeongyeon acarició el desteñido cabello azul de mi novia y Momo mordisqueó su labio inferior, cuando buscó apartarse de su exigencia. Los besos de Momo eran realmente intensos y abrasivos.

—Besas muy bien, unnie... —Jadeó la menor, apoyando la boca contra su cuello, falta de oxígeno. 

—Y mi sabor es mejor, Jeongyeon-ssi —Murmuró presumida y ambas se vieron a los ojos como determinando los pasos a seguir. Jeongyeon se acomodó y gimió cuando halló con la mirada lo que le hacía a su pene. 

—¿Es la primera vez que unnie practica sexo oral con una alfa? —Cuestionó y me ruboricé.

—¿Soy muy mala en esto? Lo cierto es que lo encuentro increíblemente erótico... —Jadeé cuando despegué la boca de su gran longitud ahora lubricada con mi saliva. Regresé a meterlo y succionarlo hasta que se marcaron mis mejillas y provocando un nuevo gemido en la rubia.

—Oh no, no. Lo haces muy bien, no te detengas por favor... —Musitó con aquella voz suave.

Momo apoyó las manos sobre la pared cuando había clavado una rodilla a cada lado de la cabeza de Jeongyeon. 

Admiré la escena, sin dejar de hundir aquel delicioso pene contra mi lengua, cada vez que la fundía más profundo en mi boca ella gemía irrevocablemente. Cuando mi novia estuvo a la altura de su boca, Jeongyeon la tomó de los muslos y la hizo tambalear, cuando la acomodó a su comodidad y alcance. 

—¡Oh cielos! —Chilló Momo y pude ver como las manos de la alfa se ceñían alrededor de sus muslos para mantenerla en su lugar.

—Muévete, unnie —Ofreció y aquel ronco y firme tono de voz había sido un placer para los oídos de mi novia, quien no tardó en menearse sobre su boca. Jeongyeon se tensó contra mi lengua y gemí. Le excitaba el placer de Momo, eso me excitó aún más y me aparté para desnudarme. 

La escena era todo lo que a Momo le gustaba, ella herguida sobre su cabeza como diosa en la tierra, con las manos haciendo apoyo sobre la pared. La alfa con la mitad del rostro, hundida en su intimidad, acompañando el vaivén pausado de la cadera de mi novia, mientras hundía una de sus manos en sus muslos. 

—Se la están pasando muy bien ahí... —Admití cuando me deshacía de mis últimas prendas. Me dió pena que Jeongyeon aún tenga el sujetador puesto, no había nada más molesto que un sujetador, pero ella parecía muy excenta de ello, concentrada en hacer gemir a Momo.

—Hueles delicioso unnie, vente para mi... —Jadeó y oí un alto gemido de Momo. Busqué en la escena y vi los dedos de la alfa perdidos en su entrada dilatada. —No necesito de mi pene para hacerte gozar, unnie ¿lo sientes? Iré más rapido esta vez... —Jadeó con dificultad y Momo se arqueó cuando oí aquel chasquido que hacía la lengua de la alfa, trabajando en mi novia.

—A ver si puedes con ambas a la vez alfa... —Musité y antes de que Jeongyeon pudiera replicar aquello, estaba sobre ella humedeciendo la punta de su gran miembro y alineándolo con mi ansiosa entrada. Deseaba recibirla en mi interior y correrme como loca sobre ella, Jeongyeon encendía en mi los deseos más insanos que tuve jamás. 

—¡Si-sigue alfa, m-me voy a correr! —Exclamó Momo en un alarido, arañando la pared, entregada a las caricias de la menor, quien se puso rígida ante la presión de los muslos de mi novia alrededor de su rostro. 

Temblé cuando esa longitud hizo presión en mi estrecha entrada y dudé un instante de que pudiera ingresar. Para mi asombro, Jeongyeon presionó la cadera y se hundió en mi interior sin previo aviso. Un gemido agudo se escapó de mi boca y la increíble sensación de dolor/placer invadió mi cuerpo, era muy estrecha para una alfa tan grande, pero mierda, la deseaba y no dejaría pasar la oportunidad.

Me quedé muy quieta mientras presionaba en mi interior. Apenas lo introducía por la mitad y ya mi cuerpo depuraba lujuria, cuando bajé hasta cubrirla por completo. 

Momo gimió y gritó cuando se corrió contra la cara de Jeongyeon y la alfa la corrió para respirar largo y ruidoso.

Las sacudidas y espasmos del delicioso cuerpo de Momo era perfectamente estimulante para mí cuerpo, que no tardó en comenzar un ritmo de arriba hacia abajo en esa gran longitud. La alfa respiró con dificultad un momento mientras mi novia intentaba reponerse y las manos de Jeongyeon era maravilososmente amables sobre sus muslos, sobre su cintura, acariciando su espalda, mientras Momo se reponía. ¿Cómo podía excitarme que fuera tan considerada? 

—Oh unnie... —Murmuró y alcé la mirada de donde me había perdido un momento en la unión de nuestros cuerpos, hallándome con aquella hermosa y amable mirada color miel, y el calor subió a mis mejillas. 

La vista era perfecta, Momo se había hecho a un lado y ella era delicadamente estimulante para mi y mi loba con la boca llena del orgasmo de Momo, sus preciosos labios hinchados, su rubor intenso cubriéndola hasta su cuello y pecho, su esponjoso cabello rubio besando sus hombros desnudos, desaliñado por las manos de mi novia y la respiración aún agitada que hacía subir y bajar esos pechos que deseaban mi boca.

—Eres hermosa, alfa... —Musité sin poder resistirme.

Jeongyeon se sonrió complacida cuando se incorporó y pronto la tuve muy cerca. 

Sus brazos intentaron rodearme, pero me adelanté a quitarle el sostén y jadeé cuando palpitó en mi interior, su boca humeda y entreabierta colmando de Momo, me sedujo y la tomé, recibiendo el beso más sucio que jamás obtuve. Su ávida lengua empujó contra la mía y aquella sensación me invadió con más intensidad, deseaba besarla sin fin.

Sin apartar sus labios de mi boca, me rodeó la espalda con sus largos brazos y presionó una estocada. Gemí alto contra su boca al sentir el primer golpe de esa increíble longitud. La sensación se ceñía en mi interior, y el roce de sus grandes pechos contra los míos, nos hizo gemir a la par. 

—Hazlo con más prisa... —Supliqué.

—¿Estás segura unnie? Si comienzo, no me podré detener... —Jadeó contra mi boca, provocándome uno también.

—Oh sí alfa, cógeme duro... —Accedí y no supe si fue un deseo de mi loba, mío, o de ambas, pero después de eso solo fui una posesión de aquella alfa que no tardó en estocar en mi cuerpo pausado, pero firme y con impacto. 

—¡Mierda unnie! Me voy a correr... —Gruñó ronca cuando el ritmo era más contínuo, provocando el lividinoso sonido del choque de nuestros cuerpos y su aroma me invadió de un modo abrumador, casi ahogándome. 

—¡Más rápido! —Exigí cuando tomó mi cintura entre sus manos y empujó con fuerza. 

—¡Brinca! —Ordenó, después de que tomó mis talones y los apoyó sobre la cama. Cumplí la orden y mis entrañas se contrajeron ante la posición, que dejaban al miembro de la alfa profundamente en mi interior. —Brinca omega, y vente —Exigió con esa voz tan grave, que me orilló al mejor orgasmo de mi vida. 

Mi cuerpo cedió completamente a sus exigencias, encogiéndose y ciñéndola entre mis paredes. Mis extremidades fallaron y ella me sostuvo con fuerza, mientras me acompañaba con su perfecta voz y las manos presionadas contra mí cintura, empujando un poco más en mi interior en búsqueda de su liberación y provocando que el orgasmo se extienda y se intensifique en mi. 

Se derramó en mi interior un momento después, provocando el intenso nudo que me hizo gemir.

Jeongyeon apoyó la cabeza sobre mi pecho, buscando recuperar el aliento y me abracé a sus anchos hombros, apoyando la mejilla sobre su frente sudorosa, peinando su suave cabello dorado. 

—Eres genial unnie... —Musitó, intentando recuperar la respiración.

—Tu lo eres, alfa... —Murmuré como respuesta.

Jeongyeon alzó la cabeza, buscando mi mirada y mi loba brincó ante el perfecto color en sus pupilas.

Ella buscó mis mejillas con sus calidad manos y entendí lo que deseaba. Me encogí hacia su rostro, buscando sus atractivos labios y compartimos un beso suave y mimoso.

—Alfa, yo también quiero... —Musitó Momo ronca y, al parecer, maravillada. 

Jeongyeon y yo buscamos en su dirección. Momo se puso junto a ambas, abrazó mi cadera con sus manos frías y gemí cuando se acercaba a la alfa exigiéndole un beso húmedo, nada comparado al que nos dabamos ante su interrupción, y supe que Momo había cedido ante la "infranqueable" línea de no coger con alfas y sus penes. 

Jeongyeon había quebrado todas las expectativas en ambas, Momo había descubierto la satisfacción del sexo con una alfa, pero yo había descubierto las maravillas de tener sexo con Yoo Jeongyeon.

A partir de ese día, era normal que irrumpieramos en la casa de Jeongyeon y tuviéramos sexo, no importaba el día, la hora, ni la ocasión en particular. 

Quizás, no estuviera bien lo que hacíamos, pero aunque no había sido una historia de amor desde desde primera instancia, quizás me había interesado, como cualquier joven y curiosa omega influenciable por su entonces novia, en descubrir el sexo y sus mundos oscuros y ocultos, pero en el fondo, sabía que no había vuelta atrás, no podía ni quería vivir sin Yoo Jeongyeon, pues esa hermosa alfa de ojos color miel se había vuelto en mi fantasía agridulce

¡Hola tu! One Shot random porque amamos a la unnie line ¡Y sí!

¿Tu que dices? ¿Es final abierto o es un final definitivo?

Bueno, todo depende de cuanto votes y comentes, que se apague o aumente mi insentivo♡ Hazme saber cuanto te gustó... Ü

Gracias por seguir apoyando mis letras, eres genial te quiero mucho, tu JazUnnie🌻

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