TWO
1864
Dos años después de su partida con tan solo 19 años empezaron los problemas, uno de los niños que cuidaba la había contagiado de una enfermedad grave, por lo que estuvo un tiempo en el hospital hasta que la mandaron a casa. Mary rezaba a los dioses o a quien fuera que estuviera allí fuera, para no perder a su hija así como había perdido a su marido recientemente.
Al llegar a su hogar, Lenna estaba demacrada, había perdido muchísimo peso y su tono de piel había perdido su tono caramelo para pasar a una piel blanquecina. Las noches se hacían largas y atosigantes pues se las pasaba en vela cuidando la fiebre y las propias pesadillas de la niña.
Mary en un momento de desesperación recordó aquel muchacho que conoció con 20 años, ella había descubierto su secreto y había jurado mantenerlo. Carlisle Cullen era un muchacho británico, hijo de un pastor que cazaba vampiros, retorico que hiciera aquello cuando su hijo acabó de la misma forma que aquellos que cazaba.
Él era la persona indicada para ayudarla. Conocía las consecuencias de lo que la inmortalidad significaría el tener que huir cada cierto tiempo a ciudades con ellos o dejar que se fuera con Carlisle sabiendo que él la iba a cuidar como un padre. Consciente de que si aquello era su último recurso y si daba resultado su pequeña Lenna, mantendría su aspecto de 19 años durante la eternidad y no podría tener una familia propia, porque aunque pasará el tiempo se encontraría con personas que serían parte de su familia. Por lo que cogió una hoja de papel y con la letra más prolija escribió la carta que esperaba que fuera la salvación de su pequeña.
Querido Carlisle,
Espero que te acuerdes de mí. Después de tanto tiempo sin hablar contigo necesito tu ayuda.
Mi pequeña Lenna está demasiado débil, rechaza las medicinas, no come incluso dormir le da pánico por culpa de sus pesadillas, si no fuera una urgencia como esta, juro que no te escribiría esta carta para pedirte ayuda seguramente sería para saber cómo estas o si hay algo en lo que podamos ayudarte. Pero ella sufre y me hace sufrir a mí, he perdido a mi marido y no sé si sería capaz de soportar el perder a mi hija, le queda tanto por vivir y es tan joven.
Por eso te pido que vengas, y me ayudes por la amistad que tenemos, eres mi última opción, te espero con muchas ganas
Se despide, Mary Gray
Envió la carta al lugar de residencia donde Carlisle le había enviado en su última carta diciéndole que estaría 2 o 3 años y espero la respuesta con impaciencia. Los días pasaban llegando al mes y con ello una pequeña mejoría tuvo lugar para después dar una gran desmejora que hizo a la matriarca de los Gray perdiera la esperanza. Mary no dormía porque Lenna tampoco lo hacía, no comía porque su estómago de los nervios estaba cerrado, pasadas 2 semanas una carta llegó.
Querida Mary,
Me alegro de que escribieras sin duda había extrañado tus cartas. Siento mucho que hayas perdido a tu marido, un buen hombre. prometí ayudarte si era necesario y creo que esta es la emergencia que siempre imagine que podrías pedirme.
Esta carta llegará dos o tres días antes de mi llegada, por favor medítalo muy bien, las consecuencias de la inmortalidad, el no poder a ver a Lenna hasta que sepa controlarse y ella te verá envejecer... Llegaré al anochecer y chequearé a tu hija para ver si puedo ayudarla sin necesidad de convertirla
Con cariño, Carlisle Cullen
Mary sintió tanto gozo al saber que Carlisle la iba a ayudar y que Lenna tendría una oportunidad. Su pequeña luz iba a estar bien a volver a brillar y ya no se marchitaría. Tras la pérdida de Dominick, ella se había sentido muy sola y triste, Lenna era lo único que podía hacer que ella se mantuviera a flote y no podía perderla.
***
La ojiazul estaba tumbada en su cama demacrada con ojeras intentando conciliar el sueño cuando un hombre rubio, pálido y de ojos dorados entro en su habitación. A simple vista Lenna habría jurado que era un ángel, era un hombre muy atractivo de su edad más o menos. Su madre entro en la habitación seguido de él, Lenna se incorporó a duras penas para poder contemplar al hombre joven que estaba junto a los pies de su cama haciendo muchísimo esfuerzo para mantenerse erguida y no desplomarse contra las almohadas.
—Hola Lenna, soy Carlisle ¿Cómo te encuentras? —el hombre lleva consigo un pequeño maletín, del que saco uno de los instrumentos de su oficio, un estetoscopio, en ese momento se dio cuenta de que era doctor—.
Sonrió levemente aunque su aspecto era pésimo, tenía grandes ojeras y su peso se notaba que estaba muy por debajo de su peso normal y una gran palidez contestó con un poco de lucidez.
—Estoy bien —su tono hizo sonreír a Carlisle, tan débil pero a la vez madre se sentó en la cama y le daba caricias en el pelo que la relajaban mientras Carlisle pasaba el estetoscopio por su pecho— Sabe nunca me ha gustado el tacto del estetoscopio pienso que es muy frio, aunque amo el frio y la lluvia
Carlisle tocó su frente que estaba ardiendo. Incluso a pesar de su tacto frio, su frente estaba caliente y eso indicaba que tenía fiebre y muy alta por lo que la hacía delirar y cubrir su frente con una pequeña capa de sudor.
Una mueca atravesó el rostro sereno del doctor y Mary se temía lo peor haciéndole ahogar un pequeño sollozo. Tanto ella como Carlisle salieron y dejaron a Lenna en su cama para que descansará.
—Mary está muy débil y delira con facilidad ¿estas completamente segura de que quieres esto? —Mary asintió quería que su pequeña se encontrara mejor y no podía pasar por una perdida más como la de su marido— Creo que deberíamos entrar y explicarle a Lenna lo que va a pasar con ella ahora
Volvieron a entrar y Lenna se encontraba en la misma posición que cuando habían salido tirada en la cama en posición fetal así era la única forma que parecía estar tranquila, parecía que así le llegaba mejor el aire y el dolor de estómago era más leve. La voz de su madre la llamó a la vez que se sentaba a su lado buscando que pusiera atención una cierta atención a los dos y que los viera a ambos.
—Cielo creo que deberías escuchar lo que Carlisle te va a contar, puede ser la solución a lo que está pasando —Lenna los miro atentamente con un poco de temor y duda en su expresión, iban a acabar con su dolor, pero de qué manera—.
—Sabes todas las historias de vampiros y hombres lobos que te habrán contado de pequeña, pues son... Ciertas. Soy un vampiro aunque no me alimento de humanos... soy vegetariano, me alimento de sangre de animales —La cara de Lenna se desfiguró por un par de segundos hasta que lo miró fijamente, eso explicaba muchas cosas como lo pálido que se veía pero era un hombre completamente hermoso, sus rasgos definidos y el extraño color de sus ojos, como si oro líquido bailará en sus pupilas.
—Tu madre y yo hemos hablado e intentaré buscar alguna forma de que puedas recuperarte, si nada surge efectivo, quizás lo mejor sea que te muerda para que puedas vivir una vida plena —Carlisle que ahora estaba s3entado en la cama de Lenna, miraba la reacción de la chica al oír las palabras que había pronunciado, pero solo se encontró con un rostro pacifico— plena... pero he de decirte que hay una serie de consecuencias la primera es el sol, tan solo podremos salir al anochecer si nos exponemos a la luz brillamos—esa fue la primera duda que se creó en la mente de Lenna mientras absorbía lo que el doctor le iba contando— otra es que jamás envejecerás y no podrás tener hijos, pero no temas por sentirte sola, yo estaré contigo —sin más que decir se levantó de su lado y dejó a las dos mujeres hablar.
Mientras tanto el caos se había desatado en la mente de Lenna sería capaz Carlisle de encontrar una cura para ella. Si no... ¿vampiros, hombre lobos? Qué clase de locura era aquella, cualquiera en su sano juicio habría tomado a Carlisle por loco incluso que consumía algún tipo de opiáceo, pero algo había en él que hacía que Lenna confiara plenamente en sus palabras.
Antes de tomar su decisión meditó las consecuencias, el nunca envejecer significaba ver envejecer y ver como el tiempo consumía a sus seres queridos y con aquello verlos como daban su último aliento. Lo que más le preocupaba era ¿y si no podía controlarse y acababa dañando a alguien importante?
No iba a mentir se había imaginado miles de veces una familia con dos pequeños correteando mientras esperaba a su marido, mientras preparaba la comida o la cena, o veía jugar a los dos con algún caballito de madera que habría construido su esposo. Incluso se había imaginado seguir su trabajo de enfermera y al volver a casa, sería recibida por sus pequeños y un dulce beso de su esposo.
También era verdad que se imaginaba a esos escenarios con el soldado Jasper Whitlock, ya que había sentido esa bonita conexión que su abuelo llamaba alma gemela. Le contaba la historia de como había conocido a su esposa, la madre de su madre. El abuelo solía repartir las comandas de la tienda de su padre y la conoció en la puerta de su casa, dijo que era la más bella mujer que él había conocido alguna vez y que a su lado se sentía capaz de lograr cualquier cosa que se propusiera, y la conquistó con bonitas citas yendo a bailar y en las fiestas que se hacían en casas de ricachones.
— ¿Qué es lo que atormenta tus pensamientos, mi vida? —su madre envolvió sus brazos igual que cuando lo hacia de pequeña, de forma protectora y meciéndola poco a poco.
—Son tantas cosas, por una parte tengo la esperanza de que Carlisle encuentre una solución para mí y poder tener una vida normal y corriente siendo enfermera y ayudando como siempre quise, pero por otra parte... Si la única solución es convertirme y decido que no quiero hacerlo que quiero que mi vida acabe... Necesito que me prometas que no vas a rendirte nunca, si decido convertirme siento que no voy a poder verte morir y ver que jamás estaré a tu lado sin el temor de ser yo quien te quite esos últimos suspiros. También pensé en la familia, se acaba aquí conmigo si muero o soy inmortal, nunca tuve esa historia de amor que todos desean vivir...
La mujer la mantenía sobre su pecho mientras la miraba con tristeza, incluso con aquella enfermedad azotando su cuerpo, era una mujer racional que miraba siempre por el bien de los demás antes que el suyo propio, acarició sus mejillas antes de darle unas palabras de aliento.
—Eres una de las personas más dulces y de buen corazón que conozco y no lo digo por ser tu madre, pero hagas lo que hagas, tomes la decisión que tomes no me vas a dañar nunca y si lo haces no lo has hecho en contra tu voluntad, mi niña la familia esta donde esta tu corazón y la gente que sabe apreciarte como eres, si lo que has decidido es que la enfermedad te consuma hasta un último aliento no pasa nada, aquí estaré yo para cuidarte
Los días pasaban y Carlisle investigaba como poder remitir la enfermedad con pocos resultados si que había algunas mejorías pero estas daban paso a recaídas. Una tarde, el general Withlock apareció preguntando por su estado y ambos pudieron compartir una pequeña tarde de lectura y al despedirse le prometió volver todas las tardes que pudiera a hacerle compañía, así lo cumplió hasta que un día ya no lo volvió a ver.
Nada parecía funcionar y Carlisle cada vez estaba más frustrado por ayudar a la chica y no ver ningún resultado favorable, así una noche tras hablarlo con Lenna y su madre, concordaron que se convertiría y se marcharía con Carlisle siendo una Cullen, la coartada perfecta para su siguiente destino.
La mañana previa a la transformación Lenna pidió dar un paseo por el sol y visitar sus lugares favoritos de día, en todos los pasos que dio Mary estaba junto a ella, Carlisle se quedó en casa mientras ellas paseaban. Con las últimas horas de sol, la fiebre de Lenna aumentó y presenció lo que Carlisle se refería a que brillaban su nariz relucía como si miles de diamantes estuvieran incrustados en su piel.
—Carlisle, tu nariz... brilla —Carlisle se apartó de la ventana y se sentó junto a la muchacha para tocar su frente, su tacto aliviaba mucho la fiebre de la chica. Busco la mirada de la chica que ahora miraba a su madre que le sonreía con tranquilidad, agarrando su mano para restar el miedo que le invadía poco a poco a la chica. El pavor de no tener familia, ya no le invadía, el vampiro le daba la oportunidad de tener una nueva familia que le iba a cuidar.
—Cuando te inyecte la ponzoña, sentirás un ardor recorrerte el cuerpo, pero eso es bueno, es que el veneno hace efecto, despertaras en un par de horas o quizás tres días como mucho pero cuando lo hagas, habrás cambiado, con ello tu vida y te enseñaré a cazar
La chica se relajó lentamente cerrando los ojos para poder disipar sus miedos e intentar pasar aquellos momentos lo más tranquila posible antes de que su pánico invadiera su sistema. Sintió el frio aliento de Carlisle en su cuello que antes de hincar sus dientes dejando dos medias lunas en la base de su cuello. Un gran quejido se escapó de sus labios mientras cada parte de su cuerpo se ponía rígida antes de caer en la inconciencia.
Hacia el ocaso del tercer día Mary entró en la habitación de su hija, que estaba recostada en su cama, había perdido el color, pero se la veía más sana y unas medialuna adornaban su cuello, los ojos de Lenna se abrieron repentinamente, los bonitos ojos celestes eran remplazados por unos profundos ojos rojos y una piel de porcelana. Carlisle había notado algo extraño en aquella transformación, se notaba un leve latido en el cuerpo de Lenna que lo desconcertaba. Era inmortal pero su corazón no se había parado.
Carlisle apareció en la puerta con un vaso que contenía sangre de ciervo, eso hizo que la garganta de Lenna ardiera sedienta por probar ese dulce néctar que el doctor le tendía, con movimientos rápidos cogió el recipiente y bebió con desesperación el líquido que contenía y sintió como se aliviaba poco a poco su sed, llegando a romper el brazo. Su madre la miraba con una sonrisa, su pequeña niña estaba viva, bueno no, pero estaba sana y se lo debía a Carlisle.
—Lenna, ¿Cómo te encuentras? —no sabía cómo definir como se encontraba ahora mismo, pero había que decir que la cabeza no ardía ni la sentía a punto de explotar, se encontraba mucho más sana, más viva, algo absurdo porque estaba muerta y era inmortal.
—Fantástica, me siento muy bien y más fuerte, más viva, retorico ¿no? —rio levemente
—Tenemos que hablar sobre eso, hay algo que me fascina en tu transformación
Sin embargo, algo hizo reaccionar a Lenna interrumpiendo las palabras del vampiro. Un ruido sonaba muy cerca, un piar para ser exactos, inundó sus oídos y se acercó a la ventana lentamente y en el árbol un gran pájaro color negro, muy apetitoso si se podía añadir.
Saltando por la ventana, llegó al ave y con agiles y silenciosos movimientos, agarró al pájaro por el pecho y hincó los dientes que tanto picor le habían hecho en las encías, la sangre le pareció un dulce néctar, drenó hasta la última gota del organismo del animalillo, que aleteaba en un intento nefasto de huir de su depredadora.
Carlisle miraba con asombro a la muchacha, se había movido con suma delicadeza y rapidez había cogido al animalillo, sin duda era rápida, una de las cualidades que se le atribuía a los no-muertos.
Un par de días después, Carlisle probó a que comiera de la comida normal, dándose cuenta de que podía ingerirlos sin problema alguno. Era algo que no había visto en su vida inmortal y que le causaba muchísima curiosidad y que por supuesto investigaría, tendría un diario donde iría escribiendo sus avances.
Durante las semanas siguientes, Lenna y Carlisle tuvieron una buena conexión, solían leer los libros que tenían en la casa, hablaban de si mismos, de su afición por la medicina, y una noche le hizo prometer una de las cosas más importantes para Lenna.
—Carlisle, prométeme que pase lo que pase, nunca nos separaremos, siempre serás parte de mi familia. Así como yo de la tuya y que nos protegeremos siempre
En aquel momento se formó el clan de los Cullen, la familia más unida que jamás pudieron imaginar. Aquel fue el momento donde Lenna dejaba de ser una Gray y pasaba a ser una Cullen, sin olvidar sus orígenes, lo que la habían hecho hasta el momento la mujer que era.
***
Meses después de que Lenna se transformará y de que Carlisle le hubiera echo esa promesa, se había quedado con la familia Gray, y tanto Lenna como Carlisle se conocían bastante bien, bueno y como no hacerlo si compartían las noches hablando, leyendo o escuchando música en un pequeño tocadiscos que la familia había obtenido hai, o tocando el piano que Lenna poseía en su habitación, la favorita de Carlisle y Lenna sin duda alguna era tocata y fuga de Johann Sebastian Bach. Aquella noche sin más estaban en silencio leyendo uno de los tantos libros que tenían en su casa hasta que se vio interrumpido por la voz de Carlisle.
—Lenna creo que seria hora de irnos, el verano empieza a llegar y el no ser descubiertos es nuestra prioridad —Aquellas palabras eran las que más temía, debían marcharse abandonar a su madre y por mucho tiempo no podrían volver.
—Mañana al ocaso emprenderemos nuestro viaje, te prometo que le iremos mandando cartas a tu madre, pero primor —cada vez que Carlisle la llama así una pequeña sonrisilla se le instalaba involuntariamente en el rostro— si queremos que tu madre este bien debemos irnos cuanta antes
Tal y como habían hablado llegó el momento de despedirse, de dejar atrás una etapa y comenzar una nueva vida. Recogió sus ropas y sus recuerdos y las dejó en una maleta junto a la puerta de la habitación listas para emprender el viaje al día siguiente.
***
La mañana siguiente Lenna había cogido una de sus maletas mas grandes junto un bolso de piel y empezó comenzó a revisar que le era necesario y que no lo era.
La vida de enfermera le había demostrado que siempre era imprescindible tener un botiquín o algún material parta desinfectar las heridas de una persona, aunque ahora ella no podía sufrir ningún daño le preocupaba que allí donde fueran no pudiera ayudar a los que necesitarán asistencia médica. De sus vestidos cogió los que más usaba y los echo a la maleta y un par de bota junto a su ropa interior y ajuar como un collar que llevaba la alianza de boda de su madre y una cadenita con una cruz y en su otro bolso lleva las cosas de higiene junto a un retrato que le había regalado su madre donde salían su padre, su madre y ella con 4 años de esta manera siempre irían con ellos allá donde fueran.
Salieron a cazar cuando todos los pueblerinos estaban en el iglesia por lo que incluso jugaban mientras cazaban siempre tapando su rastro. A la hora de estar cazando ya con la sed controlada, ambos revisaron los bultos que se iban a llevar a su nuevo hogar.
Cuando estuvieron listos para marcharse, abrazó con fuerza a su madre no con la fuerza de un vampiro sabiendo que de ese modo podría hacerle daño y que podría tardar muchísimo en volver a verla y temía su madre estuviera en peligro.
Viajaron durante tres semanas a un nuevo estado, allí se casaron solo para los ojos curiosos y los posibles rumores, ambos trabajaban en un hospital siendo una de las parejas más importantes en Nebraska. Los doctores Cullen aunque también eran una de las pareja más misteriosas, sobre todo por sus ojos los de Carlisle parecían oro liquido y los de Lenna eran color ámbar, culpa de que la dieta de sangre animal estaba depurando el color rojo y por lo jóvenes que eran ambos.
No fue el primer país donde estuvieron, hubo un tiempo que estuvieron con el clan Delani, hasta que la primera guerra mundial estalló por lo que Lenna se vio de nuevo en los campos de batalla mientras su querido esposo, estaba en los hospitales curando a los infestados de Gripe.
"Dejar el pasado atrás, a veces es un error, otras simplemente es una forma de cerrar el capítulo y abrir otro para poder llenarlo de historias"
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