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Un chico pelinegro se encontraba acostado en uno de los sofás de la sala, hablaba alegremente con su madre, llevaban casi media hora charlando.
—Si, mamá. He comido bien, mi abuelita me cuida mucho. — sonrió acomodándose en el sofá.
—Tus vacaciones casi acaban, ¿cuánto tiempo te queda? — el alfa no recordaba que su tiempo en la casa de su abuela se estaba acabando.
—Me queda un mes. —contestó triste. —Quisiera quedarme, amo este lugar. —
—Lo sé, mi niño. Disfruta al máximo este último mes, también dale mis saludos a mi madre. —
—Adiós, mamá. —
—Adiós, hijo. —
Al colgar la llamada, se levantó quedando sentado en el sofá. Tenía que disfrutar el tiempo que le quedaba en el pueblo. Pero, lo que lo ponía demasiado triste era dejar a su abuelita y a su hermosa hadita, deseaba que esas vacaciones se alargaran y así poder quedarse por mucho más tiempo. Pero la realidad era otra.
A pasos lentos se dirigió a su habitación, no quería irse, pero tenía que terminar su último semestre, extrañaría mucho a Wooyoung, iba a disfrutar ese último mes al máximo.
San caminaba rumbo al bosque, su pequeño lo estaba esperando. Iba tarareando una canción y llevaba un regalo en sus manos. Pero toda calma se fue de su cuerpo cuando vio a Wooyoung trepado en un árbol, corrió rápidamente hacia donde estaba el más pequeño.
—Hadita, baja de ahí, te puedes lastimar. — El alfa moría de preocupación. —Baja poco a poco, vamos cariño, no asustes a hyung. —
—San Hyung. —hablo con voz temblorosa. —Hay un problema, ya no puedo bajar. — lloriqueo un poco.
—Salta, Hyung te atrapara. — el pelinegro dejo el regalo a un lado y se posiciono bajo el árbol. —A la cuenta de tres salta. —San veía la carita asustada del omega. — 1...2... ¡3! —
El alfa como pudo logro sostener el cuerpecito, pero se tambaleo un poco y cayó de espaldas. El omega asustado levanto su cuerpo quedando sentado en el abdomen del San, este tenía los ojos cerrados.
—Hyung, abra los ojos, no me asuste. —los ojitos del pelimorado se estaban poniendo acuosos.
—Estoy bien, cariño. — abrió los ojos y sonrió. — ¿Porque estabas subido en ese árbol? —Aun con el cuerpo encima suyo se levanto, Woo quedo sentado en su regazo.
—Quería ver a unas ardillas y me dio curiosidad, así que subí. —el susto ya se le estaba pasando un poco. —Lo siento, hyung, no quería lastimarlo. —se acero al alfa y lo abrazo fuerte, dejando la nariz en el cuello de este, para calmar su corazón y relajarse con el aroma.
—Lo importante es que estamos bien...ahora iré a recoger algo que quería darte. — el omega quiso levantarse pero San no lo permitió, sostuvo fuerte las piernas del pequeño y se levanto.
— ¡Hyung! b-bajeme...—el ojiazul estaba muy avergonzado, su Sanie Hyung lo estaba cargando.
Al llegar a la sombra del árbol, el pelinegro bajo cuidadosamente a su hadita y lo dejo sentado en la grama verde, sonriendo al ver el rostro sonrojado del pequeño.
— ¿Sabes? No te he pedido ser mi omega oficialmente. —el alfa rasco su nuca. —Con el susto se me olvido todo lo que iba a decir, lo siento. — sonrió un poco avergonzado.
—Hyung...— Woo estaba sorprendido y nervioso.
—Woonie, haberte conocido fue lo mejor que me ha pasado, alfa y yo te amamos demasiado, estar cerca de ti me relaja, me siento en paz. —Tomo las manitos del otro y las entrelazo. — ¿Quieres ser mi omega? —
Wooyoung estaba tardando en responder y San estaba muriéndose de los nervios, sus manos empezaban a sudar.
¿Lo dije muy rápido?
¿Yo, ya no le gusto?
Pensamientos como esos invadían la mente del alfa, no se dio cuenta de la sonrisa y ojitos brillantes del omega, hasta que sintió un abrazo en su cintura, bajo su vista y vio una cabellera morada recostada en su pecho.
— ¡Claro que acepto! no sabe lo feliz que estamos mi lobo y yo. —levanto su rostro y junto todo el valor que tenia.
Se acerco a un expectante San, con sus manitos tomo el rostro del pelinegro y lentamente acerco sus labios a los ajenos, dejando un casto beso. Al abrir sus ojos se encontró con San sonriéndole y acariciando su cabello.
—Gracias cariño, hyung está muy feliz. —esta vez San tomo el rostro del otro y beso los esponjosos belfos. Sus labios inexpertos se movían lentamente, probando el dulce sabor de estos. Al separarse san dejo un pequeño beso en la mejilla sonrojada de Woo, se vieron a los ojos y luego sonrieron.
—Oh, se me olvidaba. — tomo la bolsa con decoración de mariposas y se la entrego a su Wooyoung.
El omega abrió la bolsa y se encontró con Shiber adentro. —H-hyung...no puede darme esto, recuerde que es un regalo muy importante para usted. — contestó sacando el peluche.
—Lo sé, pero quiero que lo cuides por mi. En un mes regresare a la ciudad, es para que me recuerdes mientras no esté contigo — con una sonrisa triste acaricio la mejilla ajena.
El corazoncito del omega dolió al escuchar aquellas palabras.
—No quiero que se vaya. Pero, tiene que terminar sus estudios ¿vendrá a visitarme cuando pueda? — recostó su cabeza en el hombro del alfa.
— ¡Claro! Hyung siempre pensara en ti. — beso la abultada mejilla. — Por ahora, disfrutemos nuestro tiempo juntos y cuidemos de nuestro hijo. —
— ¿Hijo? — el alfa asintió y señalo a Shiber. —Oh, e-entiendo. —abrazo con amor el peluche.
—Shiber será nuestro cachorro hasta que nosotros tengamos nuestros propios cachorritos. —
—Sanie Hyung, n-no diga eso. —escondió su cara sonrojada en el fuerte pecho de su alfa.
— Eres tan lindo. —
—Usted también es muy lindo hyug. Lo quiero mucho. —
—Yo te quiero más, cariño. —
[ 🦋 ]
Cada vez que regresaban a sus hogares, sentían el camino demasiado corto, no querían separarse.
—Entra, no queremos que tu madre se preocupe. —con pesar soltó la mano del pequeño. —Ten dulces sueños, Woonie. — dejo un beso en la frente de su hadita.
—Adiós, descanse hyung. — el omega con Shiber en sus brazos se adentro a su hogar.
El alfa comenzó a caminar pero una voz femenina interrumpió. — ¿Tu eres el nieto de la señora Choi ¿verdad? —
El pelinegro confundido giro a ver hacia donde venia la voz y su vista se topo con una mujer muy hermosa. Pero al verla le recordaba a alguien.
—Buenas noches. Sí, soy Choi San, mucho gusto. —hizo una reverencia.
—Soy Jung Yongsun, la madre de Wooyoung. Veo que eres un amigo muy cercano de mi hijo. —se cruzo de brazos.
—Señora Jung, yo quisiera hablar con usted... — San estaba nervioso.
La mirada penetrante de la mujer, hizo que un escalofrió recorriera su espina dorsal. —Por el bien de Wooyoung, quiero que te alejes. —
La mujer dio la vuelta adentrándose a la casa, dejando a San con la palabra en la boca y también demasiado confundido.
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¡REGRESE!
Lo prometido es deuda, aquí esta el primer capitulo de la semana, aun falta uno > < ♡
Gracias por esperar, los quiero TwT ♥
Gracias por leer (๑'ᴗ')ゞ♡
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