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𝟖. 𝐈𝐧𝐯𝐞𝐬𝐭𝐢𝐠𝐚𝐜𝐢𝐨𝐧 𝐝𝐞 𝐜𝐚𝐦𝐩𝐨.

❝Nos queremos el uno al otro, pero ninguno lo admitirá primero❞
Why - Shawn Mendez.

•••

Número desconocido de las veces que revisó un chat específico en Kakao. Le frustraba no saber nada de ella, le frustraba haberse quedado callado desde la última vez que hablaron hace una semana. Si, hace una semana desde que volvieron de vacaciones a sus vidas rutinarias.

Estaba arrepentido de haberle dicho aquellas cosas en el final, pero considerando lo que había escuchado erróneamente, pensó que se referían al beso que no debió ser. Mentira, a quién engañaba, si lo quiso, le encantó y lo volvería hacer.

Se sentía un completo idiota.

Suspiró dejando el celular sobre la mesa antes de cometer la locura de picar el corazoncito en una de las stories o la última publicación con fotos del viaje. El orgullo. Removió el cereal con leche dentro de su tazón antes de llevar un bocado a su boca.

Yoongi entró al comedor vestido con su pijama, había llegado de madrugada del trabajo, acarició las orejas a Bam sentado al lado de su dueño, se preparó un tazón de cereal con leche junto a una taza de café sentándose luego frente al pelinegro con seriedad en su semblante distraído. Yoongi sabía muy bien lo que estaba pasando, solo necesitaba que se lo confirmarán.

—¿Dormiste bien? —el pelinegro solo asintió masticando, sus ojos desviándose a su celular, esto requería de más avance— Ya me di cuenta de como mirabas a la hermana de NamJoon.

De inmediato obtuvo la atención del menor.

—¿Ayla? —Yoongi asintió, JungKook se encogió de hombros— lmLa miró normal, es mi amiga.

Escuchó a su amigo reír bajito.

—Esas miraditas que se daban no son de amigos, Gukk. —bebió un sorbo de su café— Además, la chica no está nada mal.

Yoongi pudo ver cómo la mandíbula de JungKook se tensó comenzando hacer ese gesto con su lengua en el interior de su boca.

—Sí, es bonita. —resto importancia llevando otra cucharada de cereal a su boca— ¿Qué con eso?

Yoongi negó sin poder creerlo. Agradecía el hecho de que Soojin se había ido minutos antes para que pudieran hablar tranquilos.

—Mentir se te da fatal, en serio seguirás negando lo innegable. —lo vio vacilar, sus ojos de su tazón a medio terminar al celular— Con tu silencio me das a entender todo.

—Es solo mi amiga, hyung.

—Claro, dile eso a tu cara y cuerpo cada que la tienes cerca, que la ves o escuchas su nombre.

Recibió una mirada asesina del pelinegro, le causaba mucha gracia que ambos menores siguieran dando tantas vueltas.

JungKook suspiró con fuerza, meciéndose en su silla con las emociones atoradas entre su pecho y garganta.

—No voy a negar que me atrae, es muy bonita, más allá de lo físico, es... nos complementamos, hay química, mucha —ladeo su cabeza—, no voy a negar que me interesa de... esa manera.

—¿Entonces, qué esperas?

Se tomó el tiempo de poder contestar, él tampoco sabía que estaba esperando. Mientras más dejaba pasar el tiempo más vergonzoso y difícil se volvía todo.

—Nos besamos. —confesó, dejando al mayor sorprendido— Fue... un accidente en realidad, la empujaron, la sostuve, nuestras bocas chocaron, no me resistí la besé, ella me siguió. —enterró las yemas de sus dedos entre sus ojos.

—¿Me estás diciendo que se correspondieron el beso y no han hablado hasta ahora? —JungKook lo miró avergonzado— Dime qué buscarás aclarar esto.

—¡Lo intente! Lo intente, hyung. —enterró sus largos dedos entre las hebras de su largo cabello— Ella no me ha hablado, yo no le he hablado, escuché una conversación en la cabaña donde ella decía que era todo un malentendido.

—Espera, espera. —su mano en alto, cruzándose de brazos luego para decir— Primero que todo, está mal escuchar conversaciones ajenas. Segundo, ¿acaso mencionó tu nombre? —el pelinegro negó despacio—, además, ¿cómo puedes asegurar que estaba hablando del beso y no de otra cosa?

Se sintió mas estúpido ante el planteo de Yoongi. Tal vez había deducido que para Ayla el beso fue una tontería cuando la realidad era otra. Gruñó al caer en cuenta de las palabras que le había dicho, le había dado a entender que para él, aquello, fue nada. Se merecía ser ignorado.

—Tienes que decirle lo que sientes.

—No puedo, estoy nervioso. —se levantó con su plato de cereal dirigiéndose a la cocina— ¿Y si no siente lo mismo?

Yoongi desde su asiento lo observó con atención bebiendo un poco de su café.

—Te correspondió el beso, han estado como uña y mugre durante las vacaciones, —remarco—, se hablan hasta quedarse dormidos, deja que la busques en la universidad para pasar la tarde juntos, te lleva comida al trabajo según lo que me has contado, sabe tus gustos, se te queda mirando y sonríe cada que te ve. —bebió un sorbo mirando al suelo de madera— No, no le pasa nada contigo.

—Esto es estúpido.

—Estúpido cómo que te he escuchado un par de veces en tu habitación entre sueños gemir el nombre de Ayla.

JungKook se alarmó, sus mejillas coloradas sintiendo el calor subir por sus extremidades. Sabía de lo que estaba hablando su amigo, no sabía cuántas veces le había pasado, pero una sola vez que se escuchó a si mismo le basto para darse cuenta que al despertar agitado y transpirado fue a causa de la castaña.

—Jamás lo repitas, maldita sea.

No quería perder su amistad, no quería que las cosas no funcionarán.

Los nervios le carcomen esperando a Soojin en la entrada del centro comercial. Aún tenía días libres antes de volver a sus clases, así que aprovecharía el tiempo para hacer algunas cosas que no tuvieran que ver con la universidad.

Hablando entre ellas, habían llegado a la conclusión que uno de los dos tendría que ceder al saber que sentían lo mismo. Así que Ayla se arriesgaría un poco, se arriesgaría a buscarlo, a provocarlo causando que él fuera el primero de declararse.

Vio llegar a Soojin tranquilamente, llevaba ropa deportiva y un bolso en su hombro. Se veía tan tranquila cuando ella era un manojo de nervios.

—No sé si sea bueno todo esto, Soo.

Murmuró aún abrazada a Soojin cuando se saludaron. Tenía un poco de temor, la menor rodó los ojos tomando la muñeca de la castaña para arrastrarla al interior del enorme lugar.

—Oye, confía en mí. Haremos el primer paso, visitarlo en su trabajo.

—Tú idea suena más a acosarlo diría yo.

—Yah, ¿quieres su atención? —Ayla asintió— Hazme caso, todo saldrá bien. Vamos.

Caminaron a la par hablando sobre el plan que llevarían a cabo, en realidad, era Ayla escuchando la historia de telenovela que Soojin se había inventado.

Llegaron al primer piso donde funcionaba la librería en el que JungKook en ese momento cumplía su horario, harían una investigación de campo.

Ayla estaba nerviosa, hace días que no hablaban ni se veían, lo extrañaba, extrañaba hablar con él. Estaba muy segura que sentía mucho más que atracción por aquel desaliñado pelinegro.

—Soo, —prosiguió al obtener la atención de la morocha— dime, ¿cuándo será que mi hermano y tú admitirán que se gustan?

—¿Qué? —Ayla evitó carcajearse por el rostro atónito de Soojin.

—Así cómo yo admito que me gusta tu primo, podrías admitir que te mueres por Tae igual que él lo hace por ti.

—¿Lo hace? —la sonrisita maravillada hizo reír a la castaña— ¡Yah! Esto es absurdo. Estamos aquí por mi primo no por tu hermano.

Terminó de levantar sobre una larga mesa de madera algunas cajas repletos de libros, luego tendrían que ordenarlos en los estantes en exhibición para, posteriormente, venderlos. Mantenerse ocupado era lo único para no pensar tanto, desde la mañana estaba de mal humor.

—¿JungKook? —volteó quitando la capucha del hoodie de su cabeza para mirar a una de sus compañeras— Hay una chica que te busca.

—¿Te dijo su nombre? —frunció el sueño.

—Soojin. —respondió rompiendo... una ilusión— Muy linda la verdad.

JungKook bufó sonriendo de lado, se acercó a ella agarrando uno de los inventarios.

—Manoban, olvídalo, es mi prima y créeme que es muy heterosexual.

—Yo no dije nada. —canturreó divertida.

—Pero se nota tu interés hacia ella. —cerró la puerta atrás de si una vez salieron juntos del depósito.

—Ya te dije, es bonita, nunca se sabe que pueda pasar, estamos en el siglo veintiuno, Jeon, mantén la mente abierta.

Caminaron por un extenso pasillo riendo ante las ocurrencias de la chica. No entendía que hacía su prima aquí, pensó que estaba en sus clases de baile en la academia como casi todos los días y en su celular no tenía mensajes de ella avisándole sobre algo.

Sorpresa fue cuando vio de reojo, escondida entre uno de los estantes a una linda castaña de lacio cabello. En el mostrador de la entrada divisó a Soojin hablando muy animadamente con su compañero HoSeok, aprovecharía esa pequeña ocasión para desviarse un poco.

Rodeó una de las enormes bibliotecas del suelo al techo. No había mucha gente alrededor. Doblando vio a Ayla no solo con un libro en sus manos sino fisgoneando su alrededor, más que seguro buscando su paradero. Le parecía una situación sumamente cómica y tierna.

Caminó con lentitud hacia ella con sus manos detrás de su espalda. El perfume dulce invadiendo su nariz cuando estaba a solo centímetros de su persona. En el fondo de su mente con la impetuosidad de querer perderse en el cuello femenino.

—¿Puedo ayudarle en algo, señorita?

Ayla soltó un gritito del susto dejando caer al piso el libro que tenía en sus manos, giró rápidamente sobre sus pies encontrando un intimidante JungKook, tragó saliva, levantó el libro colocándolo en su lugar.

—No, gracias, ya me iba.

Se insultó a si misma por ser tan cobarde, no era lo que esperaba. Trotó entre el tumulto de gente queriendo salir, vio a lo lejos a Soojin hablando, iría con ella para largarse. Luego pensaría en otra forma más madura de hablar con el pelinegro.

Estaba tan inmersa en sus pensamientos que no vio el escalón delante, por lo que torció su tobillo de forma dolorosa cayendo al suelo de alfombra. La gente a su alrededor intentó ayudarla, estaba muy avergonzada, sin embargo, rápidamente fue cargada por unos fuertes brazos.

Por instinto rodeó el cuello del chico con sus brazos, miró embelesada su rostro. No estaba muy contento al parecer. Prefirió mantenerse en silencio mientras se alejaban del ojo público que los observaban con extrañeza.

JungKook caminó con Ayla entre sus brazos en silencio, manteniendo serenidad por tener el cuerpo de la castaña junto al suyo. Entró al espacio donde los trabajadores guardaban sus pertenencias en lockers, no había nadie por suerte, la sentó sobre un pequeño banco manteniendo el pie lastimado sobre otra silla.

Se apresuró a buscar dentro de su mochila las vendas que usaba para boxeo, también un gel en crema para dolores musculares volviendo luego junto a ella. A pesar de que estaba avergonzada no puede dejar de mirarle, era muy lindo cuando estaba enojado. Lo busca, quiere su mirada, quiere explicarle lo que siente, lo que el beso significó, lo que cree que él malentendió.

Pero no puede porque las palabras no le salen y sigue muy avergonzada por su caída.

JungKook con calma quita los botines del pie lastimado, hace lo mismo con las medias rosas a pesar de los quejidos de la chica. Coloca en delicados masajes el gel sobre la zona afectada ignorante de lo que su tacto ocasiona en ella, tan concentrado que no la mira. Luego envuelve su tobillo y pie con las vendas. Es cuando la mira por fin, se la ve triste así que se atreve a inclinarse y besarle el empeine del pie.

Ayla se sobresalta extasiada de la misma manera cuando él le rodea la cintura la levantarla.

—Llamare un taxi para que te lleve a casa.

—¡No! —sus mejillas se sonrojan al verse desesperada, así que esconde su rostro en el pecho de este aferrándose al hoodie con ambas manos— Me siento mareada, tú tendrás que llevarme a casa.

JungKook quiso reír por esa tontería, pero sus manos y brazos lo traicionaron cuando la acercó más a su anatomía para sostenerla mejor.

—Esta bien, pero aún no termina mi turno.

—Te espero sentada mientras leo un libro.

—Pensé que te sentías mal.

La separó un poco para verla a los ojos, ella fingiendo una mueca de dolor, puchereó sus labios con ojitos inocentes.

—Me siento mal, pero mientras podría sentarme a esperarte  —le rodeo los hombros con ambos brazos escondiendo su rostro en la curvatura del cuello masculino— Vas a tener que llevarme cargada porque no puedo, Gukk.

Suspiró conteniéndose más de lo que quisiera, su cercanía lo estaba matando. La vocecita del mal ganando por encima de la vocecita del bien.

El taxi los dejó frente al hogar de Ayla, JungKook la ayudó a descender del vehículo que lo esperaría para llevarlo a su departamento. Apenas habían conversado en el camino de cosas triviales. En la espera a que el pelinegro terminará su horario laboral, Ayla lo esperó pendiente de sus movimientos.

—Siento haber ido a molestar en tu trabajo, no debí hacerlo.

—La próxima piénsalo mucho antes de hacerle caso a Soojin. —masajeo su entrecejo. Hizo una inclinación de cabeza con la intención de marcharse, pero Ayla lo detuvo.

—¿A dónde vas, JungKook? Debo hacer valer mi torcida de tobillo, debemos hablar de lo que pasó en Hongcheon.

—Pasaron muchas cosas en Hongcheon. —haciéndose el desentendido. Ayla rodó los ojos.

—Sobre el beso, JungKook, sobre el beso que nos dimos en la discoteca.

—Lala, me conoces hace un par de meses, ¿acaso no te da miedo que sea un maldito psicópata que te acosa?

—¿Entonces eso eres? —se cruzó de brazos a la defensiva, él suspirando.

—No, no soy ningún psicópata y tampoco se me da ser acosador.

Ayla dejó caer sus brazos a los costados de su cuerpo, estaba desesperándose un poco.

—Entonces porqué no admites que ese beso que nos dimos lo quisimos.

—Creo que no es momento para hablar de ello.

—¿Entonces cuándo? ¿Vas a negarlo?, tú me besaste primero.

—Y tú lo seguiste. —ambos quedaron callados por unos instantes ante la confesión— Lo admito, si me gusto, y también admito que hay algo entre los dos, pero como te dije, no es momento para hablarlo, debes descansar por tu tobillo.

A Ayla le enternecía su preocupación.

—Entra a tu casa.

—No hasta que tomes el taxi. —JungKook elevó una ceja incrédulo— Con media vuelta estoy dentro, —señaló con su pulgar la puerta detrás— tú tienes que caminar unos metros —añadió—, todo puede pasar en esos pocos metros.

Volvió a suspirar por la persistencia en ella. En el fondo le fascinaba.

—Ayla, no voy a discutir, entra ahora.

—Sabías que te ves muy lindo siendo gruñón. —coqueteo.

—Ayla, por favor. —evitó reírse, era muy linda— Entra, me iré ahora, estamos hablando. —picoteó sus labios caminando rápidamente hacia el taxi.

Ella lo vio marcharse quieta en su lugar, colorada por aquel minúsculo contacto con sus labios que la hizo chillar de la alegría.

Entró cojeando, a pesar de que el dolor era leve, le molestaba al pisar. Dejó sus zapatos y bolso en la entrada, se colocó sus afelpadas pantuflas para caminar a la cocina, se sirvió un vaso de agua y con paciencia subió las escaleras a su habitación. Al parecer no había nadie en su casa y agradecía aquello.

Tomó un baño tibio colocándose su pijama, revisó su celular en busca de un mensaje que le avisará que él había llegado sano y salvo, pero nada. Refunfuñó, cubriéndose con las sábanas, acomodó su celular de modo que la videollamada se viera bien.

Unos cuantos pitidos y tenía frente a ella a un JungKook acostado en su cama.

Llegue bien, estoy vivo, intacto, con todas mis extremidades, cabellos y lunares.

—Que desconsiderado de tu parte no mandarme mensaje, Jeon. —se quejó con inocencia en su voz— Me preocupo por ti.

Lo sé, lo siento. —peinó su cabello hacia atrás dejando su rostro despejado— Hace mucho no tenemos este tipo de llamadas.

—Es porque no querías, —lo vio suspirar— admite que somos un muy buen dueto juntos.

Nunca lo negué.

—Pero tampoco lo admites, parece que no me quieres cerca de ti, ¿por qué? ¿te da miedo? —provocando.

Para nada.

—¿Entonces? —ante el silencio vacilante de JungKook, Ayla mordiéndose el labio susurró algo que lo dejo turbado— Serías mi primer todo.

Tragó saliva acomodándose sobre el colchón en un intento por pensar que contestarle.

Tal vez sea por eso. Si te soy sincero, me aterra convertirme en un mal novio.

—¿Novio?

Se alarmó, no quiso decir lo que pensó.

¿Qué? No, no quise decir eso, en realidad pasa que... arhg ¡Ayla! —advirtió ante la risita de ella.

No sé detendría hasta obtener lo que quería, ahora estaba mucho más segura que todo se daría si presionaba un poquito.

—Podrías enseñarme, Gukki-yah.

JungKook gruñó refregándose el rostro con su mano libre.

¿Por qué me lo haces más difícil?

—Si quieres lo hacemos así.

Juro que te mataría... ash

—Mátame a besos mejor.

¿Dónde está Kim Ayla y qué hiciste con ella?, está no es mi Lala inocente y tierna.

—Tal vez porque no quiero ser inocente contigo.

Se volvería loco sino detenía la situación, ella debía agradecer que la distancia y una pantalla los separaba porque no sabía de lo que sería capaz de hacerle si la tuviera a su lado.

Ve a dormir.

—Tú no me mandas.

Si quieres una respuesta mañana entonces ve a dormir. —sonrió satisfecha— Te avisaré para encontrarnos luego de que salga de la uni.

—Esta bien. —se mordió el labio inferior y susurró con dulzura— Que descanses bonito.

Que descanses, bonita.

Estos dos no admiten que se quieren dar con todo 🤭 ¿Qué creen que va pasar en el próximo capítulo? ¿Habrá beso? ¿Seguirán dando vueltas? ¿Se volverán pareja? O ¿Un tercero se interpondrá en el camino?

Las leo.

No olviden comentar y votar.

Cuidense mucho, se les quiere.

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