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𝟓. 𝐕𝐚𝐜𝐚𝐜𝐢𝐨𝐧𝐞𝐬 𝐲 𝐬𝐨𝐫𝐩𝐫𝐞𝐬𝐚𝐬 (𝟐𝐝𝐚 𝐩𝐚𝐫𝐭𝐞)

El despertar fue un tanto dificultoso para tres de los integrantes del grupo en esa enorme cabaña. Dolor de cabeza, náuseas, cansancio y dolor de estómago. Agradecían en su interior que estuvieran de vacaciones lejos de las responsabilidades.

Ayla y Soojin se miraron la una a la otra aferradas a las sábanas y almohadas, tenían sus pijamas puestas porque estando aún eufóricas pudieron cambiarse por si solas cuando llegaron en la noche, cayendo profundamente dormidas una vez tocaron el confortable y mullido colchón.

Rieron al recordar lo bien que lo habían pasado en la discoteca, interrumpiéndose a ellas mismas al sentir el dolor punzante de la resaca naciente.

—Me alegro que se estén riendo ahora mismo.

Ambas levantaron la cabeza al escuchar a una tercera voz entrar a la habitación. Soojin resopló, se dejó caer cubriéndose por completo. Ayla mirando fijamente cada movimiento que el pelinegro hacia. Sostenía una bandeja con dos bol de comida. No hacía falta decir lo avergonzada que se encontraba Ayla. Tenía vagos recuerdos de JungKook sosteniéndola con firmeza en algún momento.

Tragó saliva sintiendo la sequedad en su boca, el mal sabor y el dolor en su cabeza.
Lo vio acercarse a ella con un vaso de agua y unas pastillas que dejó en la palma de su mano. Ni siquiera la miraba a la cara, pero pudo detectar por aquellas delicadas facciones masculinas que estaba enojado.

—Yah, tú, levántate y toma esto. —hasta su voz, grave y áspera dejaba entrever su molestia para con ellas— Tan valiente ahora, ¿no?

—Ya déjame en paz, Gukk, soy mayor de edad, puedo hacer lo que quiera.

—No, mientras estés conmigo.

Soojin se quitó las sábanas de encima ignorando el dolor en sus sienes, fulminó con la mirada al su primo tomando de mala gana las pastillas y el vaso de agua. Agradeciéndole luego con dulzura en su voz.

Rodeó la cama parándose a medio camino.

—Jin hyung hizo sopa de algas. —dijo cruzándose de brazos mirando hacia los pies de la cama—. Duerman otro rato. Más tarde las levantaremos para ir a esquiar si es que aún se sienten mejor.

Soojin despidió a su primo con lo que fue un bajo gruñido ante su voz firme. Ayla le agradeció con voz débil recibiendo de él un asentimiento de cabeza. Hasta que lo vio marcharse y cerrar la puerta no se levantó.

—Estará encabronado todo el día. —aclaró Soojin con su voz amortiguada por la almohada— Tendrá su cara larga y encima me esperara el sermón de mi vida.

—¿Tan duro es? —Ayla probó la sopa disfrutando del delicioso sabor. Su primo, Jin cocinaba como los dioses.

—No lo es, salvó cuando lo haces enojar y ahora está en una súper rabieta y lo peor de todo es que me echara la culpa de tu borrachera.

Frunció el ceño mirando a la chica por sobre su hombro.

—Nadie me obligó a beber, lo hice porque quise. —sorbió otra cucharada de sopa limpiando sus labios con el pañuelo a un lado del plato— Hablaré con él más tarde.

—Si, ajá, suerte con eso.

Ayla rio por la similitud entre esos dos.

—Levántate, ven a probar esta sopa, luego tomemos un baño y dormimos otro rato más. —silencio— En la noche podremos hacernos mascarillas, traje unas descongestivas muy buenas.

Soojin se acercó a ella lentamente para tomar asiento y comer su sopa.

No durmieron lo que debían, en su lugar decidieron tomar un baño relajante cada una y hacerse unas mascarillas descongestivas en compañía de Jin y Taehyung. Lo que llevó que el castaño y la morocha terminarán peleando como venían haciendo desde que se conocieron.

Aunque esas peleas desataban las risas de los demás, pues eran algo infantiles.

Lo único que le preocupaba a Ayla, era que JungKook se encontraba silencioso, distante, como si ella no existiera, ni siquiera cuando le ofreció sumarse a hacerse una de esas mascarillas que casi todos lo tenían puestos mientras se preparaban para marchar al centro de esquí.

—Te dije que está enojado.

—No entiendo porque.

—Gukk es sobreprotector. —dijo masajeando la piel de su rostro—. Es así, nadie lo va sacar de eso hasta que se le pase, así que ignóralo, vendrá solito luego.

—¡Podrían apurarse, necesito entrar! —golpeó la puerta Taehyung, Ayla escondió una risa, Soojin rodó los ojos.

—¡Lo siento, estamos muy ocupadas! —respondió la última. Ellas rieron ante los insultos en balbuceo del chico.

—Dejá de provocarlo. —murmuró Ayla abriendo la puerta del baño de invitados— Y tú, dejá de provocar a Soo.

—¿Yo? —se escuchó indignado— Ella es la que empieza.

—¿Para qué me sigues?

Ayla los dejó discutiendo, eran tal para cual. Dobló el pasillo para subir las escaleras a dejar su neceser chocando con un cuerpo más grande que el suyo.

—Perdón. —dijeron al unísono. Ayla levantó su cabeza para mirar a JungKook a la cara, estaba casi listo vestido completamente de negro.

—¿Te sientes mejor? —su voz no denotaba alguna emoción o preocupación, pero la miraba fijamente a los ojos.

—Ehm si, mejor, gracias. —sonrió suave.

—Que bueno. —pasó por su lado, ambos volteando a verse de vuelta, ella dejando que él hablara primero— Abrígate bien afuera hace mucho frío.

Le sonrió viéndole caminar de espaldas, chocándose con su primo SeokJin. Subió dejando a esos dos hablando.

Aparcaron los autos en el enorme estacionamiento del centro de esquí “Vivaldi Park Ski World” estaban entusiasmados por esquiar o hacer snowboarding o simplemente estar en la nieve —según Ayla— hacia mucho no veía nieve a esa magnitud. La última vez ella siendo una pequeña de cinco años.

Veía el mismo entusiasmo en los demás. Excepto por el pelinegro que seguía teniendo un rostro serio, distante hablando con su primo Jin o su hermano Tae, esos tres se habían entendido muy bien de inmediato.

Se dirigieron a la recepción donde debían alquilar los trajes correspondientes o pagar por clases. Estaba lleno, era temporada alta, aunque eso no les impedía disfrutar del lugar.

—Somos ocho personas. —habla Yoongi a la chica de la caja. Está hace la inscripción correspondiente en una de las computadoras mientras les pide que mencionen sus talles a sus compañeros.

Van recibiendo los bolsos y zapatos dispuestos a colocárselo dejando algunas de sus pertenencias en lockers especiales. Pasando a buscar sus tablas de esquí y en el caso de SeokJin, Yoongi y JungKook de snowboarding.

—Sus nombres por favor. —preguntó uno de los trabajadores del lugar sonriendo.

Cada uno fue mencionando el suyo hasta que llegó el turno de Ayla.

—Oh, bonito nombre, ¿qué significa?

Luz de luna.

—Me encantaría ver la luz de la luna contigo. —sonrió inclinándose sobre el mostrador hacia ella quien sonreía divertida ante el descaro del chico. 

—Lo único que vas a ver es la luz del puño que te voy a dar sino dejas de coquetear con mi hermana. —masculló Taehyung haciendo reír a algunos del grupo.

—Lo siento. —levantó sus manos como signo de paz recibiendo un golpe suave en la nuca de su compañero al lado.

—No le hagan caso, Rowoon, por favor. —este miró a Soojin guiñándole un ojo— Si necesitan clases, podemos instruirlas.

La morocha codeó en las costillas a la castaña.

—¡Nos encantaría! —chilló Soo, Ayla negando divertida sintiendo la repentina pesada mirada de alguien.

Giró centímetros su cabeza para encontrar a JungKook desviándola con semblante hosco esperando el ticket, Jin sonriendo a escondidas y Taehyung haciendo muecas como imitando a Soojin.

—Que tengan un hermoso día. —despidió la chica de la caja sonriéndole al pelinegro.

—Gracias.

Caminó a paso rápido al lado de ellas, Ayla detectando una extraña mueca en el chico, como si golpeara su mejilla interna con su lengua. No lo había visto hacer eso desde que lo conocía. Sintió la presencia de alguien a su lado.

—¿Qué? —la sonrisa de Yoongi era sospechosa.

—Nada. —canturreo él— ¿Vamos?

Ayla asintió, sintiendo la mano de NamJoon en su espalda. Saliendo junto ellos hasta la pista de patinaje con sus respectivas tablas. Había tres grandes pistas para elegir, la mejor y más grande era con curvas sinuosas y una empinada muy extensa.

Había mucha gente alrededor, niños jugando con la nieve, correteando. Ayla pensó que a Yeontan le encantaría correr por ahí, pensamiento que JungKook compartía respecto a Bam mientras caminaba a lado de Yoongi con la tabla debajo de su brazo.

—Cambia tu cara, se supone que vinimos a divertirnos.

—Me estoy divirtiendo. —se encogió de hombros.

—Si, claro. —canturreó deteniéndose cuando JungKook lo hizo entrecerrando sus ojos.

—¿Qué tiene, hyung? Anda muy graciosito.

—Mira, —señaló hacia las aerosillas—  te veo arriba, winner.

JungKook suspiró con cansancio viendo subir al pálido junto al mayor de los Kim.  Negó porque sabía a lo que se refería, volteó unos centímetros sobre su hombro para espiar el panorama. Namjoon en la fila junto a Hyejin hablando junto a Taehyung esperando por las aerosillas que los llevarían a la cima.

Ayla junto a su prima hablando con los instructores. No sé sorprendía de la risa de Soojin o su coquetería, pero de Ayla, verla sonreír y hablar tan relajada con el otro le hizo sentir una punzada extraña en su pecho, recordándole lo de la noche, la forma tan descarada en que ese desconocido la tocó.

—Las veremos en la cima. —la voz de uno lo sacó de sus pensamientos al ver a los del grupo acercarse a él.

Asintió hacia Taehyung con quién supuso compartiría la subida, pero en un rápido movimiento vio a Soojin cambiar lugares dejando a Ayla a su lado mientras tomaba a Hyejin del brazo quedando Namjoon con su hermano.

Aún tenía pendiente hablar con su prima por su comportamiento deplorable en la noche seguía un tanto molesto, aunque no sabía con exactitud cuál era la verdadera razón.

El silencio es lo único que invade mientras ascienden, a pesar del ruido abajo. Sin embargo, él no puede evitar mirarla de soslayo, el cómo Ayla observa su alrededor con emoción y entusiasmo, una sonrisa leve en sus rosados labios. Sin darse cuenta de la sonrisa que tiene, la cual borra al darse cuenta de lo tonto que se ve.

Al llegar la ayudó a bajar tomando su mano en el mismo momento en que la otra mano femenina era tomada por el que había coqueteado con la castaña antes. La soltó alejándose de inmediato para tomar su puesto golpeando la lengua contra su mejilla, colocándose los abrojos de la tabla sobre sus pies.

—¿Qué dicen, unas carreritas? —sugiere Jin elevando sus cejas.

—Sí, cómo sea. —de un impulso decide comenzar a bajar mientras los mayores miran el humor pesado del pelinegro.

Estaba exhausta, llevaban varias horas esquiando, se había tomado fotos con el grupo, con sus hermanos y con las chicas, incluso había tomado el momento en que Jin junto a Yoongi habían armado un muñeco enorme de nieve y luego Namjoon lo había destruido por tropezar recibiendo de los dos un regaño y las risas de los demás.

Había hecho angelitos en la nieve junto a Hyejin y Soojin con quién reía todo el tiempo. Vio emocionada la carrera entre JungKook y SeokJin quedando en un empate que al parecer no cayó bien al pelinegro. Reírse más por las peleas infantiles de su hermano Taehyung y la morocha Soojin. Realmente la estaba pasando muy bien.

Pero tampoco dejó pasar su malestar desde hacia minutos. Era como un ligero dolor de estómago atribuyéndole como señal de la resaca. Un pequeño descanso y algo fresco para tomar no le vendrían mal, ignorando incluso, el frío.

En el camino pudo ver a los lejos a JungKook y Soojin algo apartados, era obvio que discutían, él parecía regañar duramente a su prima mientras la chica le miraba con atención junto a una expresión cansada en su rostro. De repente, los ojos de la morocha se llenaron de lágrimas y dejó con las palabras a medio decir al pelinegro cuando se alejo de él corriendo a través de la nieve.

Quiso detenerla para hablarle cuando paso a su lado, la vio sollozando y furiosa, pero pasó tan rápido que no pudo impedirlo. Volteó encontrando a JungKook acercarse con una expresión de pocos amigos.

—Creo que no debiste hablarle así.

—Es una irresponsable por emborracharse.

—¿No crees que exageras?

—No cuando te encontré a ti siendo arrastrada hacia quien sabe dónde por un maldito desconocido con quién sabe que propósito y a ella caerse hasta el desmayo riéndose de su gran hazaña.

—Nadie me obligó a beber, aunque no lo creas estaba en mis cinco sentidos.

JungKook rio nasalmente por la ironía de aquellas palabras.

—Lo que vi me dio a entender que no lo estabas.

—No somos niñas, JungKook.

—Entonces no se comporten como tal.

Sus palabras hincaron en su interior.

—Soojin es mayor de edad, ella ha salido muchas veces a bailar, se ha emborrachado otras tantas y seguramente ha mantenido relaciones y seguro con su consentimiento en sus sentidos. —ella también estaba furiosa— Tú no has estado ahí para verlo. —suspiró—. Lo mismo pasa conmigo, no sabes cómo me comportó y como soy. Así que te pediré que dejes de comportarte como si fueras mi maldito padre porque no te queda.

Dio media vuelta sobre sus talones sintiendo el mareo poner su vista en negro, lo que la hizo tambalearse hacia atrás sintiendo las manos del pelinegro en sus brazos. No sé había dado cuenta de que aquel toque le entregaba algo de calor cuando su cuerpo estaba helado a pesar de tener demasiadas capas de ropa encima.

—¿Lala? ¿te sientes bien? —la vio pálida, demasiado. De golpe ella se inclinó bruscamente hacia adelante para vomitar, pero nada salió. JungKook sosteniéndola firmemente de la cintura— Nena, contéstame, ¿Ayla?

El mareo la había atacado de momento, su estómago queriendo salirse afuera. Ayla balbuceo baño entre medio de sus arcadas conteniendo. JungKook de inmediato la llevó dentro de la cafetería del centro donde les dejaron pasar al baño de mujeres.

Ayla se inclinó sobre sus rodillas para voltear su estómago dentro del inodoro en uno de los cubículos. Detrás de ella el pelinegro sobando su espalda en círculos con suma delicadeza sosteniendo su cabello. Entre medio de su malestar, agradecía tenerlo allí.

Apretó el botón haciendo correr el agua tiempo después, tomó asiento sobre la taza una vez bajo la tapa con su cuerpo aún temblando. Sentía sus ojos y nariz arder. Vomitaría de nuevo sino quitaba el mal sabor de su boca. Sus manos fueron sujetadas por otras para quitarle los guantes, luego para abrir la cremallera de su enorme campera hasta quitársela.

—Bebe esto. —aceptó el vaso de agua que JungKook le entregó, a su lado se encontraba una mujer desconocida con uniforme suponiendo una trabajadora del lugar.

—Si necesitan otra cosa, solo pídanlo por favor.

—Muchas gracias. —agradeció JungKook a la camarera a quien le había pedido agua y una toalla limpia.

Mojó la tela con un poco de agua, limpió con delicadeza el rostro de Ayla mientras ella caía en la realidad.

—Gracias. —logró susurrar mirándole, el JungKook enojado volvía cuando se alejó y la observó con ojos oscuros. Tragó saliva— ¿Estás enojado? —preguntó con inocencia sin tener noción de lo que eso causo en él.

—Si te soy sincero, sí. —la miró fijamente poniéndola nerviosa.

—Lo siento. —bajó la cabeza avergonzada.

JungKook suspiró largo y tendido, su enojo, molestia o lo que sea ya estaba disipándose y la verdad es que tampoco sabía porque se había puesto así en principio.

—No te preocupes, ya pasó.

—No suelo ponerme así, hace mucho que no bebo, así que, supongo que el ambiente y la buena onda hizo que me dejara llevar. Soojin no me obligó a nada y ella se detuvo al ver que se pondría peor, no deberías ser tan duro con ella.

Desde su lugar podía observar lo imponente y gigante que él se veía en esa posición, apoyado sobre el mueble del lavabo con sus piernas abiertas y sus manos entre medio sosteniendo su campera. JungKook era imponentemente intimidante.

—Ya me siento mejor. —sonrió, se levantó dirigiéndose hacia uno de los lavamanos, limpió sus manos mojando su rostro luego, recibió un poco de papel de la mano del chico que agradeció.

—¿Quieres volver a la pista o me acompañaras a tomar un té?

—No creo estar lista para la pista nuevamente. Prométeme que hablaras con Soojin, se fue llorando.

—No te preocupes, me perdonará rápido así como la perdono fácil. Es algo de hermanos que deberías saber.

—Namjoon una vez nos dejó de hablar una semana porque rompimos su consola de juegos con Taehyung, en nuestra defensa éramos pequeños, curiosos y no teníamos noción de las cosas.

—¿Cuantos años tenían?

—Cuatro y seis.

Salieron entre medio de una conversación con anécdotas de sus infancias. Tomaron asiento frente a un enorme ventanal con vista a la pista de esquí dónde la gente se divertía. Vio a NamJoon y Yoongi acercarse a ellos. Su hermano sentarse a su lado abrazándola.

—¿Te sientes bien?

—Mejor. —le sonrió al separarse.

—Sera mejor que la lleves a la casa, Kook. —sugirió Yoongi haciendo que ambos lo miren mientras fingía pedir la atención de uno de los camareros.

—Pienso igual. —secundó Nam quitándose su gorro de lana.

—¿Pero, cómo volverán? No caben todos en una sola…

—No te preocupes. —le interrumpió Yoongi mirándole a los ojos fijamente— Llévate mi auto, en el de Jin entramos todos.

JungKook le preguntó a través de la mirada sin recibir nada más que una sonrisa burlona.

El viaje fue silencioso, sobre todo porque Ayla decidió descansar los ojos un rato, no sería más de veinte minutos de viaje de regreso a la cabaña. Solo quería tomar un baño, cambiarse y dormir un rato.

—Puedes volver si quieres. —murmuró sosteniendo una mano sobre su estómago.

—No te dejaré sola, Lala. —apagó el motor, se quitó el cinturón de seguridad siguiendo cada movimiento de la chica— Estás pálida.

—Estoy bien. —tenía náuseas y tal vez dolor de cabeza, pero nada grave.

Rápidamente, JungKook bajó del auto rodeándolo para ayudarla a bajar. Sus piernas se sentían como gelatinas, lo que la sorprendió un poco. Dejó que el pelinegro la rodeara la cintura con uno de sus brazos mientras entraban al calor del interior.

Dejaron sus zapatos, mochilas y abrigos en los muebles del recibidor, JungKook fue el primero en adelantarse hacia la cocina, se detuvo frente a la sala con una sonrisa divertida.

—Ven, tienes que ver esto.

Ayla caminó con pereza al brazo abierto del pelinegro dónde fue acogida una vez llegó a su lado. Riendo bajito al ver la imagen frente a la chimenea de sus mascotas juntas encima de las mantas con los personajes de plaza sésamo y otra con los personajes de Iron Man, dormían plácidamente, el doberman rodeando al pomerania.

—Te dije que era cuestión de tiempo.

—Se ven muy bonitos, —chilló— les tomaré fotos.

Ayla sacó su celular tomándole fotos, ambos caninos sin inmutarse ante sus aullidos de asombro con mezcla de cariño. JungKook se dirigió a la cocina en busca de un vaso de agua, sirvió otro para la chica y se lo tendió cuando terminaba con la última foto.

—Luego te las pasó. —sonreía mirando hacia la pantalla, tomó el vaso en su mano bebiendo un poco del contenido— Gracias, Gukk —le agradeció besándole la mejilla y perdiéndose escaleras arriba.

—¿Cómo te sientes? —preguntó Hyejin doblando la ropa limpia de Ayla para colocarla encima de la valija abierta de esta.

—Bien, mejor, creo que necesitaba descansar.

Se encontraban las tres en la habitación, los demás en planta baja jugando videojuegos.

—Me alegro, no debieron beber tanto. —reprochó la morena— Se suponía que era una noche entre amigos.

—Pues yo los vi a ti y a NamJoon oppa alejados de todos nosotros, —opinó Soojin— así que los primeros que se separaron fueron ustedes.

Ayla dándole la razón y añadiendo al mirar a la menor a su lado.

—Supongo que si nos descontrolamos un poco, Soo.

—Eso no es nada, —rodó los ojos— volviendo a Seúl te llevaré a una discoteca que amamos con mis amigas.

—Creo que tu primo no nos va dejar. —murmuró Ayla en respuesta sintiendo leves ruidos en la puerta.

Hyejin y Soojin compartiendo miradas cómplices.

—¿Qué pasó con mi primo?

Ayla las observó atentas a su respuesta. Su atención hacia la puerta de la habitación de nuevo. Se levantó escuchando un ruido dirigiéndose a ella para abrirla encontrando a Bam y Yeontan juntos moviendo sus colas y a Taehyung con el puño en alto.

—¿Qué haces aquí? —Soojin reprochó con sus manos sobre su cintura. Taehyung rodó los ojos para ignorarla.

—Jin hyung hará una pequeña barbacoa improvisada, me preguntó si querían cerdo o carne vacuna.

—Por mi está bien. —contestó Hyejin.

—Yo igual, oppa. —contestó la castaña.

—¿Y tú?

—Me da igual, pregúntale a mi primo.

—No se me antoja.

—Entonces quédate con la duda.

—Esta bien, —se encogió de hombros— comerás lo que haya, las sobras.

—¡Yah! ¡Taehyung! —chilló la morocha yendo tras él.

—Si llegan a quedar juntos nos hacemos los sorprendidos, ¿va?

Ayla rio ante el comentario de su cuñada. Salió cerrando la puerta con los caninos detrás bajando las escaleras. Se detuvo en el último escalón al ver al pelinegro parado allí recibiendo a un entusiasmado Bam.

—¿Te sientes mejor?

—Mucho mejor.

Respondió, bajó el último escalón quedando a centímetros del pelinegro, debía levantar un poco la cabeza para mirarle a los ojos. Se sentía pequeñita a su lado. Dieron un respingo del susto ante el grito de NamJoon llamándoles.

—¿Qué estaban haciendo?

—¡Nada! —dijeron al unísono tomando diferentes caminos.

La parrillada que había hecho Jin fue todo un éxito junto a las guarniciones y el kimchi fresco. Estaban contentos y satisfechos. Lo próximo sería ver una película en la comodidad de la sala junto a unos dulces, luego de limpiar el desastre de la cena.

Hablaban de los planes que harían los próximos días que quedaban de vacaciones. Para suerte de todos, parecían ponerse rápidamente de acuerdo y la convivencia era muy buena logrando que la comodidad y la amistad entre los ocho creciera.

Hasta que el plan nocturno se les vino abajo cuando la luz se cortó en todo el complejo. Según lo que les habían comunicado a NamJoon y Yoongi en recepción fue por culpa del fuerte viento que tiró uno de los postes haciendo que los cables se corten. Todas las cabañas debían pasar la noche a la luz de las velas hasta el día siguiente que arreglaran el desperfecto.

Temían pasarla mal por el frío, afuera nevaba mucho bajando unos cuantos grados de más. Por suerte la chimenea empotrada en el living proveía el calor suficiente para que armarán improvisadas camas en el suelo con aislantes debajo. Harían una divertida pijamada, para variar, dónde los cuentos de terror no faltaron, aunque terminaban en risas cuando Taehyung se metía en el relato de su primo, porque según el chico lo contaba mal.

La historia que JungKook relató si dio miedo, sobre todo por los crujidos de los árboles desnudos afuera o el viento golpeando en agudos silbidos acompañaban el momento en medio de la oscuridad alumbrada por la luz de la leña quemándose. Tenue pero suficiente para poder mirarse entre ellos aparte de las velas colocadas alrededor estratégicamente.

Para cuándo el Soju y los dulces se terminaron la mayoría dormía en sus bolsas de dormir reforzando con frazadas.

Ayla tenía sus ojos en las llamas de la chimenea, no tenía sueño puesto que había dormido gran parte de la tarde.

—¿Lala? —la voz somnolienta de JungKook la hizo mirarle.

Sonrió viendo los cabellos alborotados taparle el rostro, se atrevió a peinarle dejándole los ojos y frente expuesta.

—¿Tienes frío? —susurró. Debían hablar muy bajito para no despertar a nadie.

Mientras Namjoon dormía en la misma bolsa que Hyejin, Taehyung y SeokJin en otra al lado de Yoongi y el pelinegro mientras Ayla y Soojin la que estaba al lado de ellos, así que JungKook y ella podían verse y susurrarse sin problemas.

—No, solo… no podía dormir.

—¿En qué piensas?

—En muchas cosas. —suspiró— No es nada grave, simplemente son cosas que te dan ansiedad porque no sabes cómo será el futuro.

—Filosófico.

Ayla intentó no reír, ambos conteniéndose al ver a sus compañeros removerse.

JungKook observó a Ayla en silencio, ella igual, el cabello castaño lacio de la chica se veía en tonos anaranjados y oscuros bajo la luz de las llamas, sus mejillas con un tono carmesí leve haciéndola verse más tierna.

—¿No tienes miedo de lo que pueda pasar?

—A veces. Todos tenemos miedo lo que pueda pasar más adelante, Lala. Pero piensa que todo sería muy aburrido si no hay emoción en la vida.

—Te gusta vivir al límite.

—Lo intentó al menos. —sonrió regocijándose sin darse cuenta que había cautivado a la chica.

—Quiero vivir más como tú.

—No tengo problema en que me acompañes.

Levantó su mirada del suelo para mirar esos oscuros y redondos ojos que tenían un brillo especial a la luz de las llamas, sin saber las emociones que contenían.

No pudo evitar tensarse cuando sintió su mano entrelazarse con la del chico. Las miró detenidamente sorprendida de lo bien que se veían juntas. La mano de él aunque más grande encajaba a la perfección con la suya. La calidez envolviéndola para disipar la frialdad.

—No pienses en ello ahora, Lala.  —sus ojos tomando un color diferente bajo la llamas cuando le miró— Duerme.

Obedeció acomodando su cabeza en la almohada, sonriendo a escondidas por sentir las caricias del pulgar sobre la piel de su mano.

No estoy muy conforme con mi manera de escribir últimamente si les soy sincera, siento que se volvió repetitivo. 🤔 Por eso me estoy tardando en publicar. ☹️

En fin. Esto de a poco va tomando color. En el próximo capítulo habrá una pequeña sorpresa.

Feliz cumpleaños Taehyung de mi corazón, Feliz año nuevo, Jin te extraño, JiMin te amo y quiero que el 13 llegué yaaaaa.

Yooni, Hobi, Nam, Jeikei los amo.

No olviden comentar, no sean tímidas.

Gracias por estar aquí. Se les quiere.

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