𝟐. 𝐍ú𝐦𝐞𝐫𝐨 𝐝𝐞 𝐭𝐞𝐥é𝐟𝐨𝐧𝐨.
Despertó sintiéndose de muy buen humor. Se desperezo pateando las cobijas fuera de su cuerpo. Se levantó dirigiéndose hacia la ventana, la abrió sintiendo la brisa fría de la mañana. Pronto caería nieve, pero aún así podía verse vestigios del otoño con las hojas amarillas en el pavimento.
Realizó su rutina, tomó un baño caliente para vestirse con algo abrigado. Con su bolso listo, bajó hasta la cocina donde encontró a uno de sus hermanos preparando el desayuno.
—Buen día, oppa. —besó la mejilla del mayor.
—Buen día, Lala. —correspondió Namjoon con un beso en la frente de su hermana.
—¿Y Tae?
—Tuvo que salir temprano, su jefe lo llamó, al parecer un nuevo artista llegó a la galería y tenía que recibirlo.
Lo ayudó a preparar la mesa. Solían ser ellos tres viviendo la mayoría del tiempo junto a su mascota, Yeontan. Su madre pasaba la mayor parte de viaje al ser una reconocida cantante lírica.
Tanto Ayla cómo sus hermanos adoraban a su madre, la apoyaban aún cuando el tiempo que pasaban juntos era escaso. Sabían perfectamente lo que la mujer tuvo que atravesar para poder estar hoy en día dónde estaba.
Agradecían también que su madre fuera una persona sumamente discreta, por lo tanto, casi nadie sabía de su vida privada, por ende, de ellos, sus hijos. Era por lo que podían vivir tranquilos sin el asedio de la gente chismosa ni los paparazzi.
—¿Cuándo sales de vacaciones? —preguntó Namjoon luego de terminar su sopa de algas.
—Según tengo entendido, el veinte es el último día de clases.
—Estuve hablando con Hyejin y un amigo me sugirió ir unos días a unas cabañas fuera de la ciudad —a Ayla le entusiasmo la idea—, le comenté a TaeHyung y él también está de acuerdo, seríamos nosotros cuatro, mi amigo y tal vez él lleve a alguien más.
—¿Y si invitamos a Jin oppa? —sugirió.
—Oh. —bebió un sorbo de su café—. Lo llamaré, le tengo que preguntar si está disponible para esas fechas.
—¿Cuándo nos iremos?
—En enero, luego de las festividades.
—Me encanta la idea. Cuenten conmigo. —comió una cucharada de sus cereales con yogurt y frutas— ¿Le avisaste a omma?
—No, pero no sé opondrá cuando le cuente. —revisó muy por encima su celular que estaba sobre la mesa— Es más, creo que nos auspiciará el viaje lo cual no quiero que haga.
Ayla sonrió divertida, su madre era una persona muy entusiasta, cualquier cosa que tuviera que ver con sus hijos, ella haría hasta lo imposible por cumplirles sus deseos.
—Debo irme. —se levantó con algunos platos sucios en sus manos para llevarlos a lavar.
—Deja todo ahí, vete de una vez. —Ayla sonrió— Toma, Hye hizo galletas de avena y pasas, sabe que te gustan.
Ella chillo recibiendo en sus manos el pequeño tupper y abrazando a su hermano.
—Dile a Hye unnie que es la mejor. —Namjoon sonrió ante el halago para novia, Ayla se calzó tomando su bolso y guardando las galletas dentro agregando antes de salir— Por eso no entiendo cómo no se han casado. ¡Que tengas hermoso día, oppa!
Salió trotando antes de que su hermano la regañe.
Se hizo medio día cuando Ayla salió junto a sus amigas de la universidad. Tenían dos horas libres antes de volver, cada una, a sus respectivas clases. Decidieron que antes de almorzar irían a una nueva librería dentro del centro comercial. Estaba llena de gente, adultos junto a niños e inclusive universitarios.
El local presentaba dos pisos enormes llenos de bibliotecas, en la planta baja funcionaba una zona donde los niños podían sentarse a leer, dibujar o pintar. En la planta superior, funcionaba una zona con sillones cómodos donde podías sentarte a leer por un rato. En el ambiente se podía escuchar a un volumen bajo música ambientando el lugar.
Ayla y su amiga se centraron en los estantes donde se encontraban los libros sobre tejidos textiles, así como, los de corte y confección. Ella sabía cocer a mano y a máquina, algo que en su carrera ayudaba bastante. Se podría decir que varios de los vestidos elegantes y largos que su madre presentaba en los escenarios los había confeccionado especialmente.
—Ayla.
—Mmm.
—No sé si es mi imaginación, pero hay un chico que está mirándome desde hace rato.
Ayla miró a su amiga con una sonrisa ladina. La chica le indicó a través de unas señas que volteara con disimulo sobre su espalda. La castaña divertida fingió observar los estantes llenos de libros volteando de a poco, llevándose la sorpresa de quién era el chico en realidad.
Se quedó estática al ver cómo desde la distancia JungKook le sonreía, la saludo con un ademán de manos acercándose a ambas. Su amiga a su lado picándole las costillas con su codo.
—Hola, ¿cómo están? Bienvenidas, ¿necesitan ayuda con algún libro?
—¿Trabajas aquí? —el pelinegro asintió amable ante la pregunta de la azabache.
Ayla no sabía cómo reaccionar aún, sin embargo, su amiga prosiguió.
—Estoy buscando un libro sobre corte y confección o alguno que tenga que ver con moda, ¿podrías?
—Claro.
JungKook amablemente caminó junto a la chica intentando esclarecer las dudas de esta, buscando el libro acordé a lo que pidió con Ayla siguiéndoles detrás. Fue una sorpresa para ella encontrárselo nuevamente. Había pasado una semana desde que se conocieron.
—¿Necesitas ayuda con algún libro?
Sonreía amable, llevaba un hoodie negro con el logo de la tienda a un costado del pecho. Sus ojos inconscientemente se fueron hacia una de las clavículas descubiertas del chico por culpa de la prenda.
—Ahm no, solo curioseaba un poco. —respondió. ¿por qué se ponía tímida de repente?
—Es loco encontramos de nuevo, ¿no?
—La verdad es que si.
—Cada que voy por mi americano, no puedo evitar pedir tarta de fresa.
Ayla sonrió divertida. Al parecer no olvidaría ese insignificante detalle. Iba a responderle con algo suspicaz o cómico, pero la voz de su amiga les interrumpió cuando llegó a su lado.
—¿Hace cuánto trabajas aquí… —miró el nombre en la tarjeta que él tenía colgando sobre su cuello— …JungKook?
—Desde que abrió la librería.
—Entonces me encantará venir todo el tiempo.
—Serás mas que bienvenida. ¿Eso es todo lo que llevarán?
La chica afirmó con un asentimiento de cabeza efusivo, entregándole al pelinegro en mano el libro. Lo siguieron hasta la caja donde debían pagar, las demás esperándolas también con sus compras hecha o a punto de pagar.
—Mi compañero te cobrará.
Se colocó hacia un costado de la mesada frente a Ayla.
—Si necesitas algún libro o algo que te haya interesado podrías avisarme. —hablo JungKook mirándola a los ojos— Yo te mantendré al tanto de las nuevas actualizaciones.
Él sabía que le gustaba leer, ella se lo había comentado en ese primer encuentro. Sobre todo las novelas Anne Jacobs. Deducía que por la carrera que ella estudiaba, estaría constantemente intentando actualizarse, buscando nuevo material.
—¡Si! Nos encantaría. —interrumpió la chica colocándose al lado de Ayla y extendiendo su propio teléfono hacia el pelinegro— Pásame tu número y así estaremos en contacto.
Ayla giró muy rápido su cabeza hacia su amiga por la sorpresa. JungKook sonrió divertido al obtener una respuesta diferente del que en realidad quería.
—Oh, en ese caso. —habló el compañero de JungKook tomando unas tarjetas del mostrador— Aquí está el número de la tienda, las redes sociales y todo para comunicarse por si necesitan saber sobre algún libro. En la bolsa también está todo, pero por si las dudas.
El chico de brillante sonrisa y amable actitud extendió dicho papel hacia las dos, estás lo tomaron agradeciéndole, una con un poco de desilusión.
—Espero disfruten de su compra.
—¡Gracias!
JungKook las vio marcharse entre medio de cuchicheos, volteó hacia su amigo suspirando.
—Te debo una, hyung.
—Y yo que pensé que lo hacías por el amor al trabajo.
Sonrió intentando buscarla con la mirada, pero ya estaba lo suficientemente lejos.
—¿Esa es la chica de la cual nos hablaste?
—Lo es. —suspiró reposando sus brazos sobre el mostrador— Mi intento de pedirle el número no salió como quería.
—Espero la vuelvas a encontrar.
—Esperemos que si.
Y lo deseaba. Realmente deseaba poder encontrarla de nuevo, que el destino los juntase para esta vez, no ser tan cobarde y pedirle el número. Había tenido una buena tarde, divertida y sin tanto problema. Era la primera chica que le interesaba desde su última novia oficial. Y de eso había pasado un largo tiempo.
Además, no podía negar la química que había entre los dos.
Su horario por suerte había terminado a las cuatro. Tendría tiempo de tomar algo caliente para aplacar el frío antes de llegar a sus clases en la universidad para las seis. Esperó por su americano y luego se dirigió hacia el metro que lo dejaría frente al edificio donde estudiaba.
Bebió un sorbo sintiendo el sabor del café en su paladar mientras revisaba algunas notificaciones en su celular esperando. Levantó su cabeza mirando su alrededor, fue cuando encontró un rostro conocido a lo lejos, estaba tan metida en las páginas de un libro que no se dio cuenta de la nueva presencia.
—Hola.
Ayla levantó la cabeza rápidamente al escuchar esa voz conocida. Sonrió por la sorpresa de encontrarlo de nuevo. ¿Demasiada coincidencia?
—¿Cómo estás?
—Bien. —cerró el libro guardándolo en su bolso— ¿Vas a casa?
—No, a estudiar, ¿tú?
—A casa. —revisó su pulsera de muñeca— Ya voy un poco tarde, me quedé hablando con mis compañeras y tengo una cena, mi madre llega hoy a casa.
—Cena familiar, que envidia. No hablo con mis padres hace días y sinceramente, extraño la comida de mi madre.
—Pronto llegan las vacaciones.
—Espero me den días en el trabajo.
La voz robótica avisando que el tren correspondiente llegaba a la estación. JungKook supo que era su momento de marcharse. Acomodó la correa de su mochila tomando valentía.
—Ayla, ¿te molestaría darme tu número?
Decir que eso la sorprendía sería una enorme mentira. Pero así demostró su rostro. La verdad era que ella estuvo a punto de hacer lo mismo, solo que él se le adelantó y en lo profundo se lo agradeció, más no sus mejillas coloradas.
—Claro.
Le pasó su teléfono, el pelinegro se auto llamo guardando su número con su nombre —de forma tierna— junto al ícono de estrellas brillando, asegurándose, también, de aparecer en el Kakao Talk de la chica. Ayla guardo su teléfono de nuevo cuando se lo regresó, llevándose una grata sorpresa a la vez.
—Debo irme, hablamos. —la besó en la mejilla antes de irse trotando porque su tren se iba.
Mentiría si dijera que ese beso no le afecto. Por más que fue un leve roce de esos finos y rosados labios, se sintió estremecer. Era la primera vez que un chico se comportaba así con ella, demasiado cercano, por así decirlo. Tenía compañeros varones con los cuales solía charlar, pero ninguno se comparaba con la forma tan fácil en que congeniaba con JungKook.
—Mi amor, ¿estás bien?
Incluso en la cena estuvo algo ausente. Sus hermanos no se habían dado cuenta, pero su madre era otra cosa. Llámese instinto maternal.
—Estoy bien, omma.
Ayla vio a su madre acercarse, sentarse a su lado en la cama y dejar que la rodeará entre sus brazos, sonrió sintiéndose aliviada de tenerla cerca. Realmente la había extrañado. Se habían extrañado.
—¿Mucho estudio?
—Algo, pero lo llevó bien.
—¿Algún chico por ahí? —preguntó con picardía.
La sonrisa del pelinegro apareció de repente.
—No hay nadie, omma, estoy concentrada en los estudios.
—A veces es bueno salir, mi amor, divertirse, vivir, no todo es estudio —tomó entre sus manos las mejillas de su hija, peinando algunos cabellos—, eres preciosísima, me niego a creer que no hay nadie.
Rieron porque Ayla estaba segura que su madre saltaría en una pata el día que le trajera un novio a la casa, eso mismo hizo cuando conoció a la novia de Namjoon. La mujer era una persona muy enamoradiza y soñadora. Pensaba que sus hijos eran igual, cuando la realidad es que los tres eran tranquilos y centrados.
La puerta de la habitación fue golpeada, la cabeza de TaeHyung con su cabello ondulado despeinado asomándose.
—¿Quieren ver una película? Hyung pidió helado y algunos dulces.
—Oh, claro que sí. —se levantó la mujer dirigiéndose hacia su hijo a quien comenzó a despeinarlo y besarle las mejillas, recibiendo del mismo unas quejas.
A Ayla le causó mucha gracia lo cariñosa que su madre era, sus hermanos ya estaban acostumbrados a recibir esas atenciones a pesar de que se quejaban un poco.
Se uniría a ellos, pero se detuvo al recibir un par de mensajes. Les aviso que los alcanzaría mientras leía.
Jungko ✨
Estoy cansado,
exhausto.
22:07✓✓
Ayla no supo cómo reaccionar, se quedó embobada viendo el nombre del remitente, el mensaje y la foto de perfil.
Lucia una foto normal, casual que cualquiera podría sacarse estando en la comodidad de su casa, pero en él, aparentaba ser todo lo contrario. Era una foto devastadora para sus sentidos.
¿Llegaste a tu casa?
22:10✓✓
Jungko ✨
Acabo de llegar. Pedí de cenar
no me apetece cocinar.
Bam me estaba esperando
como siempre.
¿Cómo fue la cena?
22:10✓✓
Muy bien, mi madre nos trajo muchos
regalos y no paró de contarnos
sobre su viaje.
Ahora veremos una película
y comeremos helado junto
a mis hermanos.
22:11✓✓
Jungko ✨
Suena a un buen plan.
Entonces te dejo en paz.
Yo esperaré a cenar,
tomaré un baño y a dormir.
22:12✓✓
¡Disfruta tu cena!
22:13✓✓
Jungko ✨
¡Disfruta tu noche!
¡Que descanses!
Nos vemos pronto.
22:13✓✓
¿Nos vemos pronto? Aún no podía salir de su asombro.
¡Merry chrismas!
Tarde, pero seguro. Espero hayan tenido una buena noche, hayan cenado rico.
Cuidense mucho por favor, tomen mucha agüita, pónganse protector solar y escuchen mucho Bangtan.
💜💜💜
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