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𝟏𝟑. 𝐂𝐨𝐧𝐟í𝐨 𝐞𝐧 𝐭𝐢.

❝Somos buenos el uno para el otro. No pondré a nadie por encima de ti.
Tengo tanta suerte de haberte encontrado.❞
Trust - Alina Baraz.

•••


Eran las nueve de la mañana cuando Ayla llegó a la estación central de Seúl. Su madre la había acercado, llevaba un pequeño bolso con sus pertenencias personales y otra colgando en su hombro. Había acordado encontrarse con su novio en uno de los andenes. Sería un fin de semana.

La estación central de trenes de Seúl estaba algo llena por ser viernes en la mañana. Para su suerte, no tenía clases ese día, mientras que el pelinegro había podido intercambiar días con sus compañeros. Ayla observó por las gigantes pantallas colgadas del techo de vidrio templado, los horarios de los servicios. Tomarían el KTX, un tren de alta velocidad.

Tomó asiento en una banca, extrajo su celular del bolsillo de su campera de mezclilla revisando los mensajes. No había alguno de su chico. Suspiró justo en el momento en que unas grandes manos le taparon la visión. Sonrió de labios sellados cuando su olfato captó el aroma del perfume varonil suave y sutil.

-Si adivinas quién soy, te daré lo que quieras.

-Ay, dime qué eres DPR Ian, -chilló- realmente dejaría que me diera un beso.

Ayla cubrió su boca con su mano para evitar carcajearse ante el rostro ceñudo de su novio. No estaba nada contento.

-Comenzare a pensar que mi novia no me quiere. -desvió la mirada, su lengua golpeaba dentro de su boca.

-Ya, tontito, solo bromeaba. -se levantó, rodeó con sus brazos los hombros masculinos y besó su mejilla.

Estaba empeñado en seguir con su malhumor, Ayla luego de varios besitos y palabras zalameras logró hacerle sonreír. A pesar de los rostros desconocidos que los miraban con ojos críticos por ver a una pareja muy cariñosa.

Cuando la voz mecánica anunció que el tren saldría, se dirigieron hacia el correspondiente vagón. Habían reservado con antelación ya que el tren era uno de los más famosos y popular de Corea. Tenían asientos uno al lado del otro, una mesa delante donde podrían colocar su comida o laptop, también un compartimento dónde colocar sus bolsos, era un ambiente cómodo.

Tendrían tan solo dos horas y minutos de viaje, por lo cual, JungKook solo durmió colocando su cabeza sobre el hombro de Ayla mientras ella leía un libro disfrutando, ocasionalmente, de los pequeños paisajes que veía a través de las ventanas.

Al llegar, tomaron un taxi que los trasladó directamente hacia la residencia Jeon, dónde el pelinegro sabía que sus padres los estaban esperando. Su madre le hacía saber a través de los mensajes lo emocionada que estaba por su llegada.

Pagaron el servicio una vez llegaron, con sus bolsos en mano entraron hacia el pequeño patio delantero de la casa de dos pisos, JungKook deteniendo a Ayla antes.

-Yeobo, -a Ayla casi se le detiene el corazón del amor al escucharle mencionarla así- pase lo que pase, no me dejes, mis padres son algo especiales.

Ayla rio por lo tonto que se escuchó, acunó las mejillas redondas del chico y besó sus labios por un momento.

-¡Soah! ¡Los niños llegaron!

Estaban avergonzados cuando la puerta se abrió, Ayla sonrojada mirando como el hombre abrazaba con cariño a su hijo y este le correspondía de igual manera. Luego vio salir a la misma mujer que había conocido por videollamada, era muy bonita en persona, se abalanzo sobre su hijo, abrazándolo, besándolo y diciéndole palabras afectuosas llenas de amor.

-¡Bienvenida, Ayla! Soy Jeon Junho, padre de JungKook. -sonrió, tenía la misma sonrisa de su hijo, era alguien amoroso.

Ayla dejó que tomara su mano luego de hacer una respetuosa reverencia, cuando fue el turno de Soah, se dejó abrazar casi que con la misma ímpetu con que saludó a su primogénito. Eran muy cálidos y Ayla sintió un poco de vergüenza por no saber cómo corresponderles.

-Pasen por favor, pasen. Los estábamos esperando.

-Tu madre ha estado cocinando desde las seis de la mañana.

-¿Omma? ¿tú cocinando?

Soah volteó mirando a los dos hombres más importantes de su vida. La cocina no se le daba muy bien, pero contaba con su compañero a su lado quien lo hacía complacido. Incluso cuando le llevaba las viandas al hospital porque su esposa era algo olvidadiza.

-¿Acaso reprocharas la comida de tu madre, jovencito? -su puños sobre su cadera- Me he esmerado mucho para cocinarles algo delicioso a ti y a Ayla, no puedo creer que me hagas esto, Jeon JungKook, que malagradecido eres.

Giró con aire ofendida ingresando a la cocina, JungKook siguiéndola detrás rápidamente.

-No te preocupes. -Junho rodeó con su brazo el hombro de la castaña, era igual de alto que su hijo- Se arreglaran en un dos por tres.

Ambos ingresaron también viendo como el pelinegro abrazaba por la espalda a su madre haciéndola reír con tontos chistes, sosteniendo una cuchara en su mano, había probado la comida de su madre.

-Que lindo eres mi bebé.

-Ya, omma, ves, lo probé está muy rico.

Soah volteó viendo a su esposo y la castaña a unos metros de ellos.

-Me alegra que hayan llegado, será mejor que vayan a ponerse cómodos y bajen así comemos todos juntos.

-Esta bien, omma.

JungKook entrelazó su mano con la de Ayla, la jalo escaleras arriba con sus bolsos. La casa era pequeña, pero muy acogedora, realmente te hacían sentir bien y sobre todo en familia.

La risa de Ayla retumbaba en las paredes del comedor, Soah le sigue al pasar la página del álbum de fotos familiares. Fue inevitable que al terminar el almuerzo la mujer no sacará las fotos vergonzosas de su hijo, según las palabras del pelinegro. Pero querían mostrarle a la chica lo hermoso y tierno que él se veía de pequeño.

-Mira lo bonito que es. -rie, señalando la foto de un pequeño niño de cinco años en bicicleta- Estaba con su primo, era regalo de sus abuelos.

-Pero nuestro Gukk se emocionó con el globo en forma de corona. -acota Junho palmeando el hombro de su hijo a su lado.

-Para quitarle esta foto costó que nos mire y se quite ese globo.

JungKook solo se limitaba a comer en silencio evitando el momento.

-Es muy lindo, -sus ojos miran cada foto donde su novio era pequeño- ¿puedo sacarle fotos?

-¿Para qué quieres fotos mías de pequeño?

-Solo las quiero.

-No te preocupes, nena. -interrumpe Soah- Te haré copias y te las mandaré para que las tengas.

-Gracias.

-Sí, gracias omma por avergonzarme.

-Ay calla, sabes que eres hermoso.

JungKook rueda los ojos disimuladamente llevando fideos a su boca con ayuda de los palillos. Su madre había preparado jajangmyeon. Una de sus comidas favoritas.

Prefirió dejar a sus mujeres dentro hablando y divirtiéndose a cuesta suya mientras tomaba un poco de aire en el patio frente a su casa. El sol calentaba lo suficiente como para mantener cálido el ambiente sin la necesidad de abrigarse mucho. La nieve ya casi se iba disipando dando comienzo a la primavera.

-Tu madre está mostrándole tus trofeos.

Sonríe, no había caso, ya debería estar acostumbrado a que su madre lo presumiera con mucho orgullo, sobre todo porque Ayla era la primera novia oficial que presentaba a sus padres, mejor dicho, que su madre obligó a presentar.

-Los extrañe.

-Nosotros a ti, hijo.

Estaban sentados sobre el escalón de la entrada. La casa de los Jeon quedaba subiendo una colina.

-¿Qué te parece Lala?

-Aparte de lo que tu madre me ha dicho y lo poco que me has contado, -sonrió- la veo una chica agradable, simpática y muy bonita. Nunca me decepcionas. -bromea haciendo reír a su hijo.

-Lo es, es muy inteligente y elegante. -suspira recordando la primera vez que la conoció- Fue la única que me ayudó cuando no pude controlar a Bam, fue muy dulce con él, eso me encantó.

-Se nota que es dulce, te mira con amor.

JungKook volteó a mirar a su padre con una sonrisa boba en sus labios.

-¿Lo hace?

-Y tú también. -palmeó con suavidad la espalda del menor al verlo sonrojarse- Me alegra que hayas encontrado a alguien como Ayla, me gusta verte así de feliz. Disfruta con calma, conózcanse mas, apóyense mutuamente.

-Es nuevo, pero me gusta lo que me hace sentir.

-Eso es bueno también, la apruebo hijo, -se ríen juntos- ¿Quieres acompañarme a tomar una cerveza? Tu madre tardará con Ayla, le mostrará todos tus diplomas y trofeos de deporte.

JungKook chilló sabiendo que su madre seguiría avergonzándolo con su novia. Por lo menos, aprovecharía el momento para pasar tiempo de calidad con su padre.

Había logrado visitar el bar, el sitio se encontraba decorado ya que la fiesta de aniversario sería allí el día siguiente. Todo se veía tal cual cuando él los había dejado, tal vez algunos cambios nuevos como el color de las paredes o que los menús tenían nuevos platos y tragos.

Los trabajadores seguían siendo la mismos. Todos contentos de volver a ver al pequeño JungKookie. Pendiente también de los mensajes con Ayla, quien le comentaba que su madre era muy graciosa, que aparte de darle un tour por la casa, habían conversado mucho.

Sabiendo que su padre debía seguir trabajando, prefirió volverse a la casa, sobre todo porque una de las meseras le había comentado sobre un lugar donde se realizaría un evento interesante. Quería aprovechar el tiempo de llevar a Ayla a conocer su ciudad.

-Cualquier cosa que necesiten me avisan.

-Sí, omma. -jalaba a su novia de la mano para sacarla de la casa.

-Si se llevan el auto de tu padre podrás recorrer más lugares.

JungKook levantó las llaves haciendo ruido con ellas.

-Cuídense por favor, no coman porquerías por ahí, los estaré esperando con comida casera.

-No volveremos tarde, ¡Te amo!

Gritó logrando meterse dentro del pequeño auto, encenderlo y alejarse en minutos.

-Tu madre es muy divertida.

-Me hace envejecer.

-Mentira, tú eres el gruñón. -se cruzó de brazos- No entiendo de dónde lo sacaste si tus padres son tan cariñosos.

-No sé, -picoteó sus labios cuando se detuvo frente a un semáforo en rojo- yo también soy cariñoso, ¿o no?

-Sí, si lo eres. -le resto importancia- ¿A dónde me llevarás?

-Iremos a pasear, te llevaré a conocer un poco de Busan y luego te llevaré a ver las estrellas.

Recorrieron lugares turísticos como el BIFF Square, la torre de Busan sobre una colina en el parque Yongdusan y algún que otro café interesante. El museo donde habían terminado el día. Se estaba llevando a cabo una muestra de arte inmersa de diferentes artistas y sus más famosas pinturas.

Ayla se encontraba impactada en la muestra de un artista emergente, estudiante de la universidad de arte de Busan. Su muestra se trataba sobre el universo, las galaxias con sus diferentes estrellas, formas y colores.

-Es muy bonito, todo está hermoso.

Ambos se detuvieron, tenían sus manos entrelazadas mirándose el uno al otro en medio de esas luces de colores imitando las estrellas y astros recorriendo el espacio sideral.

-¿Conoces la historia de amor del Sol y la Luna?

Ayla negó ante la repentina pregunta del pelinegro, no podía apartar sus ojos del rostro de su chico.

-Cuenta la leyenda griega, que dos jóvenes llamados Sol y Luna, se enamoraron locamente el uno del otro, su amor no tenía límites, pues era en esencia, puro. -sonrió acariciando la mejilla de la castaña- Afrodita, la diosa del amor y la belleza, sintió un celos de ellos dos. Experta en el poder de la seducción, trató de conquistar al mancebo, pero este la rechazo diciéndole: "Mi señora, sin duda es usted la más bella y más dulce que existe, pero mi corazón le pertenece a mi amada esposa, la Luna. Ella es para mí, más deseable que el mismísimo oro".

-¿Y qué le dijo Afrodita? No creo que lo haya tomado bien.

Caminaron a paso lento entre el gentío, sin embargo, ellos se sentían únicos en aquel majestuoso y mágico lugar.

-No, Afrodita, furiosa por no haber sido capaz de conquistarlo, mando a separar a los amantes para siempre. Convirtió al joven en el astro que iluminaría los días y a la mujer, iluminaría las oscuras noches, por lo cual, nunca coincidirían en el firmamento.

-Es injusto, -murmuró mirando sobre las paredes la representación de "la noche estrellada" de Van Gogh reproduciéndose una y otra vez- es muy triste.

-Pero no todo estaba perdido. -se detuvieron en medio del salón mirándose a los ojos muy cerca el uno del otro- Zeus, el rey del olimpo, al ver que el amor de estos dos sobrevivía a través del tiempo y la distancia intervino para que el Sol pudiera, al menos, rozar de nuevo el rostro de su amada, Luna. -acarició con sus nudillos la mejilla de Ayla, con su índice su labio inferior- Así que los días de eclipse, el Sol y la Luna se encuentran por un breve instante para amarse intensamente.

No podían apartar la mirada del otro, estaban hipnotizados por el ambiente, por las luces iluminandoles, por sentir la cercanía del otro, sus respiraciones chocando cuando sus labios se unieron en un beso dulce, en un beso lleno de sentimientos cargado de amor bajo la luz de las estrellas artificiales.

Apenas habían llegado a la casa, Junho les comentó a ambos jóvenes que se quedarían solos, pues la pareja tendría una noche de soltería y cena antes de la ceremonia de aniversario. Por lo cual tuvieron que pedir pollo frito para cenar. Verían películas en compañía de algunas frituras que habían comprado en una tienda de conveniencia al regresar.

-Si pasa algo nos llamas. -JungKook cruzado de brazos oía a su madre- Si viene alguna persona preguntando por el bar, diles que cerró por el fin de semana, inventa algo. Si llama tu abuela o alguna de tus tías, habla con ellas un poco, te extrañan.

Ayla rio por lo bajo, JungKook rodó los ojos disimuladamente.

-Cariño, ¿puedes venir un momento por favor? -le indicó con la cabeza hacia la cocina- Discúlpanos Lala, será algo de madre e hijo.

-No hay problema.

Entraron a la cocina, Soah de su bolso marrón descansando sobre la encimera de mármol rebuscó en el interior hasta tenerlo en su mano hecha puño. Volteó hacia su hijo quien tenía su ceño fruncido rascando su cabeza, se acercó a él tomando una de sus manos estampándole en la palma dos sobrecitos cuadrados.

-¡Omma! -chilló en voz baja escandalizado al ver los condones.

-Tienen que cuidarse, -susurró- está noche tendrán casa sola y todavía no queremos ser abuelos hasta que te gradúes.

-Omma, me está avergonzando. -sus mejillas habían adoptado un color carmesí mientras giraba su cabeza en dirección a la sala donde Ayla se encontraba y no podía verles ni escucharles.

-Nada de vergüenzas, Jeon JungKook, es precaución, -advirtió aún teniendo la mano de su hijo entre la suya- si necesitas más en nuestra habitación hay...

-¡YAH! ¡¿qué crees que somos conejos?! Omma por Dios Santo. -dio saltitos de la desesperación, realmente se sentía muy avergonzado y más al ver el rostro divertido de su madre, suspiró guardando los paquetitos en los bolsillos de su sudadera mientras miraba el piso un tanto dubitativo- Ayla, ahm... ella es virgen, así que no pasará nada mientras ella no lo quiera. -murmuró sin mirarle a los ojos a su madre.

Ella sonrió enternecida por ese dato. No era común que a los veintitantos los jóvenes modernos aún obtengan su castidad. Sabía que su hijo había empezado a temprana edad ya que él mismo se lo había confesado.

-Aigoo, ni niño está enamorado. -lo observó con cariño, jamás lo había visto así de nervioso y cauteloso. Ayla era alguien muy especial- Perdón por hacerte pasar esto, pero es mejor ser precavido.

-Sí, claro. -ironizó- No te preocupes, no haremos nada extraño.

-A mi no me molestaría. -bromeó viendo el rostro rojo de su niño.

Despidió a sus padres en la puerta recibiendo de ambos un beso y más advertencias.

El ruido de las bolsas de frituras o los pochoclos ser triturados era lo que más se escuchaba junto al ruido de la voces de la película "En el límite del amor".

-¿Te pelearías con tu amiga por un hombre?

-No, no lo vale. -respondió masticando sin apartar la mirada de la televisión.

-¿Ah si? -sonrió ladino, acomodando su brazo sobre el respaldo del enorme sofá donde se encontraban sentados- ¿Y si ese hombre fuera yo?

-Miyeon te pretendía. -giró su rostro para mirarle- Le conté la verdad, ella es la que más nos apoya, así que -se encogió de hombros, añadió luego- además, Vera sabe que no puede tener nada con Dylan, ya que está casado. Es un amor imposible.

-¿Si me fuera, me esperarías?

-¿A qué viene tu pregunta?

JungKook se encogió de hombros apoyando su codo del respaldo y descansando su cabeza en su mano.

-Solo digo que si en el caso hipotético de que algo pasara y terminamos separados en diferentes lugares, -respiró hondo y prosiguió- ¿Volverías a mi?

La forma suplicante con que lo dijo hizo latir de ternura el corazón de Ayla.

-Claro que si.

Picoteó sus labios, JungKook colocando sus manos sobre la cintura de Ayla para acercarla a su anatomía.

-Pues entonces yo seré tu poeta, -bromeó entre los besos- seré tu Romeo.

La película pasó a segundo plano cuando subieron la intensidad del beso. A Ayla le hacía cosquillas que los dedos de JungKook se hayan inmiscuido bajo su blusa al tocar la piel de su cintura o abdomen. Su respiración era agitada cuando aferrada en un puño al hoodie de su novio lo empujó hacia ella quedando recostados sobre el mueble.

JungKook tragó saliva, no se dio cuenta de que temblaba cuando detuvo el beso, solo para pasar a besar la piel del cuello de su novia. Olía tan bien, así como, se sentía bien tenerla abajo restregándose. ¿Realmente pasaría?

-Gukk.

Jadeó separándose del cuerpo de Ayla ante el gemido que ella soltó. Ambos voltearon sus ojos hacia el suelo cuando escucharon el ruido de algo caer. JungKook sintió sus mejillas calentarse al ver los paquetillos en la alfombra. Su madre siendo oportuna, él un idiota por no haberlos guardado en otro sitio.

Tomó asiento alejado de la castaña quien lo miraba extrañado y sonrojada, rascó la coronilla de su cabeza con nerviosismo, su corazón retumbaba en su pecho sin tener una explicación arreglada que pueda ayudarle.

-Ahm, yo... es que omma -peinó su cabello hacia atrás en un acto por intentar encontrar las palabras que parecían atoradas en su lengua.

-Esta bien. -dijo ella e hizo que la mirara a los ojos- Confío en ti, JungKook.

No sabía si esas palabras significaban lo que realmente significaban o él entendía cualquier cosa.

-¿Q-qué?

-Quiero hacerlo. -se arrodilló sobre el sillón, colocó sus manos sobre los hombros masculinos teniendo a solo centímetros sus rostros- Quiero que mi primera vez sea contigo.

Una leve exhalación se escapó de los labios del chico.


Estaba nerviosa, muy nerviosa, ¿habría tiempo de parar todo ahora? Su estómago dolía, eran como cientos de hormigas asesinas corriendo en su más ardua hora de trabajo. Su mente era un caos, su corazón igual. Sin embargo, no detuvo el beso, tampoco se movió teniendo a su novio sobre ella. Acostados en la cama de la habitación de JungKook, concordaban en qué sería más cómodo para lo que harían a continuación.

Pasar saliva se le dificultaba, no podía negar que la sensación placentera que la recorría ante las caricias que su novio regaba por su cuerpo le nublaban el poco juicio que tenía.

El hoodie y la camiseta que él tenía puesto salieron volando, Ayla se deleitó con los músculos del chico, era de contextura delgada, pero fuerte, su piel nívea era suave y limpia. Dejó que le quitará la blusa quedando en un brasier de encaje color púrpura.

Sintió algo de inseguridad, pero tan solo fue un segundo, porque los labios y manos de su novio vagando por su cuerpo la alejaron de todo eso. Una mano se ancló a su nuca impidiendo que pueda alejarse, sentía los dedos de la otra mano tocar uno de sus pechos. Sus intimidades, aún, cubiertas friccionándose despacio.

-Debo prepararte. -susurró muy bajito sobre los labios de la chica. Ambos respiraban con dificultad.

-¿Prepararme?

-Es solo... no tengas miedo por lo que sientas, solo relájate y disfruta.

Lo vio arrodillarse entre sus piernas, con dedos trémulos quitarle los pantalones, estaba en ropa interior ante los ojos de un chico. Se estremeció al sentir los finos labios subiendo en pequeños besos sobre su abdomen, gimió quedito cuando la mordió debajo de uno de sus senos al momento de quitarle el brasier.

Se mordió el labio cuando uno de sus pechos fue apresado por la cálida boca, sus pezones siendo atendidos por la lengua húmeda de este. Abrió sus ojos en el momento en que lo vio soltar su trabajo en un suave pop, encontrando en ellos un brillo oscuro e hipnotizante. Se arrastró hasta tenerla muy cerca de sus labios.

-Quiero probar algo más. -susurró, Ayla no pudo ignorar el bulto rozando su intimidad- Voy a detenerme si te duele, solo tienes que pedírmelo.

Asintió por inercia porque sentía que ya no tenía control de su cuerpo y mente.

Lo observó bajar por su cuerpo con dulces besos, nerviosa cada vez más cuando jugaba con las tiras de sus bragas, pero una mirada que le dedicó la hizo jadear, otra cuando comenzó a mover la tela quitando la prenda lentamente pierna por pierna.

La respiración de Ayla era un desastre al saber que se encontraba completamente desnuda frente a él y que en ningún momento dejo de mirarle a los ojos, hasta que la recorrió entera con suma tranquilidad sintiendo su vientre bajo doler.

-Relájate, bebé.

Cerró sus ojos viendo bajar su rostro hacia su entrepierna, ¡Dios mío! ¿estaba por hacerle lo que creía que haría? No importaba porque no tuvo tiempo de terminar su pregunta mental cuando el primer gemido se perdió entre las paredes. Sea que sea que le estaba haciendo se sentía mas que bien.

Se arqueaba ante la deliciosa sensación aún cuando él la sostenía firmemente manteniéndole las piernas abiertas, una de sus manos -la que no agarraba la almohada- viajó hasta el cabello del pelinegro para sujetarlo entre sus dedos mientras movía sus caderas. Se estremeció comenzando a sentir su orgasmo cuando, de un fuerte tirón, JungKook la mantuvo quieta en su lugar.

Sus párpados se cerraron con fuerza sintiendo la lengua moverse con intensidad, los dedos con velocidad y escuchar los bajos gemidos del chico golpear su piel. Se tenso escondiendo su cabeza en la almohada y soltando un grito de placer cuando tuvo su primer y más ansiado orgasmo.

Verlo a él agitado y con su frente perlada se le hizo sexy, preguntándose cómo se vería en medio del acto, sintió una nueva punzada en su vientre bajo gracias a que aún estaba sensible por lo anterior.

-Yeobo, ¿estás segura de querer seguir?

Ayla no podía hablar, en partes por qué su voz no le salía, en partes porque se encontraba todavía en una nebulosa de frenesí. Asintió besándolo suavemente en los labios.

JungKook se inclinó un poco sobre el cuerpo de Ayla para tomar debajo de la almohada el paquetito plateado que había escondido, lo abrió con cuidado, bajó su pantalón juntos la ropa interior dejando a su miembro erecto expuesto para colocarse el condón.

Ayla parecía renuente a ver esa escena, pero sus ojos se iban sin querer avivando la excitación en su interior, su nerviosismo también. Su pecho comenzó a subir y bajar más rápido cuando sintió el cuerpo del chico mecerse sobre el suyo. Lo abrazó.

Él con su mano masajeando su miembro lo dirigió hacia la entrada húmeda y estrecha. En todo momento obligándola a qué lo mire a los ojos. Ayla gimió sintiendo una pequeña intromisión que la hizo tensar sus brazos alrededor del cuello masculino.

-Hey, tranquila,-susurró sobre los labios de su novia- tienes que relajarte. -tragó saliva, también le era difícil- Voy a detenerme en cualquier momento cuando tú me lo pidas.

-Ok -su voz salió rota, JungKook comenzó a acariciarla, a besar sus labios y rostro en lo que metía unos centímetros más. La escuchó gemir del dolor viéndola cerrar los ojos con fuerza.

Volvió a besarla con un poco más de prontitud, se atrevió a meter una de sus manos entre medio de ellos para estimularla. Ayla en segundos estaba suspirando, dejándose llevar, sintiendo como la llenaba por completo.

Se quedó inmóvil por unos segundos sin dejar de acariciarla, más que nada para que se acostumbrara a su tamaño. Cuando sintió que ella estaba más que lista comenzó con lentitud y paciencia. Luego, con algo de velocidad.

Entrando a la madrugada ambos se encontraban perdidos en el placer, el uno por el otro.

Fue la primera en abrir los ojos, los frotó con lentitud removiéndose bajo las sábanas cayendo en cuenta de su desnudez. Congelada en su puesto giró su cabeza hacia el costado donde se encontraba el pelinegro durmiendo boca abajo. Fue cuando se dio cuenta del brazo del chico rodeando su estómago. Él también se encontraba desnudo bajo las sábanas junto a ella.

Había tenido su primera vez.

Y fue la cosa más excitante y loca que había hecho en su vida. Sus mejillas se encendieron automáticamente al recordar la noche anterior. Las sensaciones que sintió, los nervios en su estómago, y lo mucho que disfrutó. JungKook había sido muy delicado en un principio.

Despacio se puso de pie, vistiendo una de las camisas de su novio. Se dirigió al baño en puntitas de pie, percatándose de la molestia en su zona íntima. Se miró al espejo detenidamente. Su cabello estaba enmarañado y con nudos. Sus mejillas coloradas y una sonrisa boba en sus labios.

Desvió sus ojos hacia un costado a través del espejo, JungKook entraba con ojos entrecerrados e hinchados, su cabello iba en todas direcciones y llevaba su torso desnudo. Ayla no sabía si agradecer el hecho de que tuviera su ropa interior puesta o que se veía absurdo cuando no solo lo había visto desnudo sino también lo había sentido. Que más daba.

La rodeo por la cintura dejándose caer sobre la espalda de su novia. Aún se notaba somnoliento. Ayla entrelazó sus manos con las de su novio sintiendo la calidez del cuerpo masculino detrás.

-¿Te sientes bien?

Se estremeció ante la pregunta con voz ronca. Eso era nuevo, en realidad, fue la sensación de electricidad recorrer su cuerpo tensando su vientre bajo.

Con un ruidito salido de su garganta le aseguro que si. Sonrió, giró sobre sus talones, le rodeo los hombros entrelazando sus dedos sobre la nuca masculina. De puntitas de pie se adelantó para besarle los labios. Con lentitud, pero pasión al encuentro de sus lenguas.

Ese beso denotaba que habían pasado a otro nivel a uno más intenso que a ambos gustaba.

-Aun es temprano, mis padres llegarán a las ocho o nueve, quien sabe.

-Ok.

-Tenemos un poco de tiempo.

-Ok.

Ninguno quería romper el beso, ni las caricias sabiendo que se estaban quedando sin aire. El chasquido de sus bocas unidas era lo único que Ayla podía escuchar, está vez sin sentirse cohibida por ello. Jadeó por lo bajo al sentir las manos masculinas bajar por su cintura para luego acariciar su trasero.

JungKook la levantó entre sus brazos para llevarla hacia la habitación de nuevo. Definitivamente, ambos, concordaban en qué avanzar en su relación fue la mejor idea tomada.

Estos dos pasaron al siguiente nivel🤭
No iba a poner nada de lemon, ni de primera vez, pero es un acontecimiento importante la mayoría de las veces, así que.

Perdón por la tardanza, mi internet anduvo pesimo y no podía abrir Word para escribir, me frustre y me bloqueé. Pero les traje este capítulo largo. Espero lo hayan disfrutado. 🥰

Se les quiere muchito.

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