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Jeongyeon amaba vivir a solas con su novia sin tener que ocultarlo, pero últimamente no sabía si era premio o castigo.

Cuando Jihyo había dejado el departamento que compartía con Sana y Mina para vivir sola en independizarse, Momo no tardó ni dos días en recibir una propuesta de mudanza. Ambas japonesas tenían un cariño especial por ella, y si era sincera, Momo estaba un poco harta de tener que sacar a Boo de la cama de Jeongyeon cada dos horas, ante las manías de limpieza de la obstinada chica, y de encontrar todas las medias de Nayeon entre los juguetes de Dobby, ya que la mayor siquiera se ocupada por cerrar la puerta de su habitación y esta era un jodido desastre cuando Jeongyeon no la limpiaba, eso sin contar con todas las peleas entre sus perrijos y los de Jeongyeon.

Desde que ambas coreanas se dejaron de juegos y oficializaron su relación, se sentía un mal tercio. No había cambiado demasiado la dinámica entre ambas, la cambiante timidez de Nayeon y las pocas habilidades sociales de Jeongyeon les jugaban en contra, pero dejaron de ser amigas que se besaban (y de vez en cuando algo más) para al fin admitir que tenían sentimientos la una por la otra, y a partir de ese momento comenzaron a descubrir cómo ser una pareja sin dejar de ser las mejores amigas de siempre. 

El primer mes fue divertido, Momo se moría de risa cada que Jeongyeon y Nayeon se avergonzaban mutuamente. El segundo mes fue un poco más extraño, en especial las dos veces que llegó temprano a casa y las encontró besándose con desesperación en el sofá que Momo se compró para ver televisión (¿Ser atrapadas una vez no les bastaba para aprender a usar su habitación?). El tercero puso al límite a su poca paciencia, la cual amenazó con acabarse aquel día en el que se encerraron en el cuarto de Nayeon a "ordenarla" y Momo pudo escuchar claramente los gemidos de Jeongyeon. A los tres días le llegó la invitación para vivir con Sana y Mina, y no lo pensó dos segundos antes de decir que sí.

Desde ese momento, Jeongyeon y Nayeon tenían lo más parecido a una vida de pareja que cualquiera de las dos había experimentado con anterioridad. 

Jeongyeon amaba poder entrar y salir de su casa de la mano de su novia, cosa que era habitual desde que ambas "mejores amigas" compartían departamento, y no tener que preocuparse por verse a escondidas con ella. Jeongyeon mudó a los perros al cuarto vacío a petición de la mayor, quien no soportaba escucharlos roncar a media noche, y ahora ambas chicas solían compartir la cama de Nayeon la mayor parte del tiempo. Fuera de los problemas habituales de la convivencia y de mantener el orden, Jeongyeon y Nayeon disfrutaban de la intimidad que les daba tener un espacio solo para ellas.

Solo había un pequeño problema que nadie se esperaba, el estreno de una película que traería una catástrofe: “Barbie”.

Para nadie era secreto el gusto de Momo por la muñeca y su colección, que era cada vez más grande, pero nadie se esperaba que una nueva miembro de ese grupo cayera en los encantos de aquel vibrante personaje universal ante el anuncio de su nueva película, Im Nayeon.

Jeongyeon lo encontraba extraño (sobretodo siendo la que menos simpatiza con ese tipo de personajes tan chillones y... de color rosa) pero dentro de todo, adorable y sabía que era porque se trataba de su princesa Nayeon. Constantemente se decía a sí misma que podía lidiar con eso, aunque a veces se cuestionaba si vivía con su novia o con una adolescente obsesionada.

La situación comenzó a salirse de las manos cuando el estreno de la película fue anunciado oficialmente, y el gusto de la mayor por la película pasó a ser de conocimiento público. Los regalos de famosas marcas no tardaron en llegar. Primero fueron carteras, luego joyas, zapatos y ropa, todas cosas que Jeongyeon asimiló fácilmente de ver en casa, sobre todo al ser testigo de la ilusión en el rostro de Nayeon al desenvolver cada obsequio.

Luego, conforme la fecha de estreno se acercaba, las cosas fueron variando. Un par de espejos de cuerpo completo, cojines para la sala, adornos de centro de mesa, un set de vajilla, y lo peor de todo, un juego de sábanas y cubrecama que fue a parar directo a la cama de Nayeon, quien no terminaba de simpatizar con el nuevo gusto.

Al inicio fue divertido, y Jeongyeon estaba dispuesta a ceder en todo lo que implique ver a Nayeon feliz, pero sus nervios se alteraron cuando se dio cuenta de que su casa cada vez parecía más a Barbie Dreamhouse en vez de un departamento normal de una pareja de veintitantos años. Y lo que le arruinaba los nervios, tuvo que aguantar un par de risas por parte de las miembros, pero se comenzó a incomodar cuando Tzuyu dijo que era igual a la pop-up store que había visitado, y Nayeon se alegró como si le hubieran hecho el mejor cumplido de su vida. 

Además, aunque lo intentaba disimular, era algo evidente el crush de la mayor con Margot Robbie. En varias ocasiones había comentado que era la mejor elección para el papel porque era una Barbie de verdad, y Jeongyeon no podía evitar ponerse celosa, sobre todo cuando la foto promocional de la película se convirtió en el fondo de pantalla de su novia. Aunque su lado racional le decía que era ridículo, no podía evitar sentir que tenía que competir con un personaje por la atención de Nayeon, y se sentía en completa desventaja. 

Para empezar, Barbie no era coreana, no tenía la piel tan pálida, de seguro medía más de 1.68 y no tenía el cabello oscuro. Nayeon parecía embelesada con todo lo que el nuevo personaje representaba, y Jeongyeon no se sentía tan interesante como para competir con eso. La veía disfrutar genuinamente con cada objeto que se añadía a su nueva colección, y tampoco quería ser ella quien le quite eso, no sería capaz, pero sabía que si no le dejaba en claro a su novia que necesitaba tanta atención como la que le daba a un personaje ficticio, se iba a volver loca.

Jeongyeon estaba teniendo unas semanas difíciles. Los preparativos para el comeback grupal, las grabaciones para otro single japonés, y encima de todo, más Time To Twice. Cada vez tenían menos tiempo para estar en casa, solían llegar pasada la media noche, y eso significaba menos tiempo para estar a solas. Luego de una semana particularmente cansada, el equipo notó la falta de energía de las miembros y las mandó a tomarse dos días libres, con la condición de dedicarse principalmente a descansar. 

Camino a casa, Jeongyeon sonreía de la emoción, lo único que quería era meterse a la cama de Nayeon y no salir ni para comer, y dejar que la mayor se encargue de todas sus necesidades (no sabía tanto tanto alimenticias, pero sí de otra índole). Sabía que tenía que hacer algo con todo su estrés acumulado, y las ideas revoloteaban en su cabeza mientras llegaba a su casa.

Cuando llegó escuchó ruidos extraños provenientes del cuarto de Nayeon. Entre la música a todo volumen y los ladridos de sus perros pudo distinguir el sonido de un martillo, y suspiró mientras se preparaba mentalmente para enfrentarse a lo que sea que su novia se traía entre manos. Dejó sus cosas en el sillón (rosado, como todo lo que la rodeaba desde hacía un corto tiempo), se soltó el cabello y entró a la habitación de la mayor.

—No puede ser…

Nayeon estaba colgando un set de tres cuadros con el dibujo lineal de Barbie en alto relieve. Los perros corriendo hacia Jeongyeon le alertaron de la llegada de su novia, y dejó su trabajo de lado para acercarse a recibirla. Le rodeó la cintura con las manos y la atrajo para un beso, cosa que Jeongyeon no le pudo negar.

—Hola, mi amor —saludó con esa particular sonrisa y se inclinó para robarle un pico —Te extrañé hoy.

La menor resopló.

—Yo te veo ocupada.

Nayeon volteó a ver sus cuadros y sonrió ampliamente.

—¿No son lindos? Llegaron esta mañana y como era tu turno de grabar y no tenía nada que hacer...

—Amor —Jeongyeon no la dejó terminar —¿No crees que ya es mucho?

—No —contestó entre risas y se inclinó para besarla de nuevo, pero Jeongyeon retrocedió el rostro. A Nayeon se le borró la sonrisa al instante.

—En serio, Nayeon… entiendo lo mucho que te gusta la idea de la película, pero creo que ya cruzamos el límite. Esta también es mi casa, ¿No crees?

—Yeonnie...

—Siento que lo único que te interesa es todo esto. Dijeron que por fin tendremos unos días solo para estar juntas, y llego a casa y te encuentro colgando esto.

—Se ve bonito… —susurró con ojos de conejo suplicante. 

Jeongyeon se sintió un poco mal, pero ya no había marcha atrás, era una conversación necesaria.

—¡Parece el cuarto de una adolescente obsesionada con el rosa! 

—Parece el cuarto de Barbie… —volvió a susurrar y la decepción se hizo visible en su hermoso rostro. Ni siquiera sabía que estaba incomodando a la persona que más amaba en todo el mundo.

Soltó la cintura de su novia y la menor suspiró. Se quedaron en silencio unos segundos y Jeongyeon retomó la conversación.

—Me desespera sentirme segunda en tu vida y frente a algo como esto, siento que no te importa lo que yo opine.

—Pensé que te gustaba...—sus ojos rasgados se llenaron de lágrimas.

—Lo que me gusta es verte feliz, pero esto ya cruzó los límites. No puedo ni respirar sin cruzarme con una imagen o algo referido a Barbie en mi propia casa. A este paso, la próxima semana el papel higiénico va a ser rosado también —suspiró la menor, claramente indignada —Ni siquiera me siento cómoda haciendo lo que hacemos en tu cama, con esa exhibición de las fundas de almohada de Fairytopia.

—Son solo unos accesorios...

—Tienes veintiséis años, Nayeon, solo quiero sentir que mi novia se interesa por mí.

—Yo te amo, Jeongyeon.

—Yo también, y por eso es que te digo todo esto.

Se quedaron en silencio. 

Nayeon pasó el dorso de su mano por sus ojos para llevarse las lágrimas que amenazaban con caer, y suspiró pesado. Quería ser una buena novia para Jeongyeon y darle el descanso y relajación que ambas se merecían, porque estaba segura de que la menor no dudaría en satisfacerla, como era natural en ella.

Jeongyeon jugaba con sus manos en su habitual nerviosismo y Nayeon agarró su cadera con toda esa firmeza, aunque con duda de que el enojo de su novia fuera más grande de lo que acostumbraba ser, pero como esperaba, no encontró resistencia alguna de su parte y llevó su rostro al cuello de su novia, para acariciar su extensión con sus labios.

—¿Puedo compensarte? Ven a recostarte conmigo, ¿Sí?

Jeongyeon se dejó hacer, pero no se movió ni un centímetro. Al cabo de unos segundos suspiró y se separó con lentitud.

—Déjalo así. Estoy cansada, voy a dormir en mi cuarto.

Jeongyeon se despertó extrañamente después del medio día, y apenas recordó lo sucedido la noche anterior, se arrepintió de inmediato. 

Desde entonces en su mente solo existía la expresión decepcionada de su linda princesa, y se odiaba a sí misma. El lado racional de su mente le decía que había hecho lo correcto, que si no decía esas cosas la iban a terminar comiendo por dentro, pero su parte emocional solo quería volver el tiempo atrás y decirle que sí a todo con tal de verla feliz, como siempre lo hacía.

Nunca había rechazado los avances físicos de su novia hasta esa noche, ni siquiera cuando eran solo amigas, y de pronto temía haberlo arruinado todo. Llevó sus manos a su rostro, suspiró con frustración y se levantó de su cama para buscar a Nayeon, dispuesta a pedirle disculpas, pero no la encontró. En su lugar, encontró una nota escrita a mano sobre el comedor.

"Quería despertarte pero necesitas descansar. Me llamaron temprano para grabar unas cosas para Instagram y tuve que salir. Luego de esto tengo el ensayo ya programado y creo que llegaré después de las once. Te pedí el almuerzo y la cena, están en el refrigerador. Por favor, come.

No me gusta pelear contigo, amor. Nunca he tenido una relación así de seria, pero te amo demasiado y quiero hacer que esto funcione. Voy a ser la novia que quieras que sea, por favor, no te molestes conmigo. Así como tu, yo también daría todo por ti.

Llámame por cualquier cosa que necesites. Te amo. Me encantaría tenerte de vuelta en mi cama hoy, anoche no pude dormir sin sentirte junto a mí.

Nay."

Jeongyeon se sintió la peor novia del mundo y quiso llorar, se odiaba por haber hecho que Nayeon se sienta mal. Levantó la vista, y vio algunas cosas diferentes en la casa. Los cojines volvían a ser blancos, y la alfombra rosada que parecía un gato peludo ya no estaba ahí. Volteó hacia el cuarto de Nayeon y pudo ver que el cubrecama había sido reemplazado por el anterior con diseño de flores. Eran pequeños detalles, pero el corazón de Jeongyeon se encogió y se ahogó de amor por su princesa. No la merecía, y quería recompensarla por lo que le había hecho, y por toda su ausencia de las últimas semanas. 

Lo pensó unos segundos, hasta que recordó lo conversado con su estilista días antes sobre las propuestas de cambio de look para el próximo comeback, y antes de detenerse a pensarlo dos veces ya estaba marcando su número.

—Hola, sé que se supone que estoy descansando, pero ya tomé una decisión. ¿Podemos hacerlo ahora?

Nayeon abrió la puerta con cuidado de no hacer ruido. Sabía que eran altas las posibilidades de que Jeongyeon ya estuviera durmiendo, y lo que menos quería era interrumpir su descanso. Por mucho que quisiera que su novia la perdonara y volviera esa noche a su cama, sabía que en esos momentos lo más importante era que descanse, y no iba a ser ella quien le quite la oportunidad.

Penut y Yuki salieron a su encuentro. Se agachó para acariciarlos, y luego se dirigió al baño a lavarse las manos y la cara. Caminó de puntillas hasta el cuarto de la menor y abrió despacio la puerta para comprobar si ya se había acostado, pero solo vio la cama vacía y tendida. Al instante se llenó de miedo ante la posibilidad de que Jeongyeon se haya ido de la casa. 

En el tiempo que llevaban como pareja no habían peleado ni una sola vez, por lo que Nayeon no sabía qué esperar. Agarró su celular y marcó el número de su novia, mientras planeaba pedirle perdón y que por favor vuelva a casa. A los pocos segundos un sonido la sobresaltó, la canción promocional de la película de Barbie comenzó a sonar, y el ruido provenía de su habitación. Pensó que era una broma de mal gusto de alguna de las miembros, y corrió a abrir su puerta sin colgar la llamada. Se imaginó que probablemente encontraría a Momo muerta de risa por haberla asustado, pero lo que vio la dejó sin palabras y borró todo pensamiento coherente de su cerebro.

Jeongyeon la esperaba sentada en el centro de su cama con una sonrisa traviesa. Tenía su celular en la mano, con la llamada de Nayeon entrando, y la colgó para detener la música.

—¿Te gusta mi tono de llamada? Lo cambié esta tarde.

Nayeon tragó saliva.

—Yeonnie...

La menor sonrió, esta vez tímidamente y Nayeon no podía creer lo que estaba viendo.

Su novia estaba descalza, solamente con un pegado vestido strapless y ceñido a su cuerpo, de terciopelo rosado. La tela abrazaba sus curvas a la perfección y una gargantilla plateada jalaba su mirada hacia la piel pálida de su cuello, donde aún se podía ver el rastro de un chupetón hecho por Nayeon la semana anterior. El atuendo y esa espectacular altura la hacían lucir como una verdadera muñeca, pero lo más impresionante era su cabello cayendo sobre sus hombros descubiertos. El castaño que la había acompañado un largo rato no estaba más, y ahora había sido reemplazado por un hermoso tono rubio y ella tenía extensiones ¡Extensiones de pelo! Su chica no había tenido el cabello tan largo desde los tiempos de escuela y eso la dejó sin respiración.

Jeongyeon se había maquillado ligeramente, sus deliciosos y enmarcados labios rosados y llamativos lograron que Nayeon sea completamente invadida por la ansiedad y una codicia dominante. No podía unir las palabras que pasaban por su cabeza.

—Amor...

—¿Me acompañas? —la menor extendió la mano hacia su novia para invitarla a unirse a ella en la cama. 

Nayeon avanzó con pasos torpes hasta que la alcanzó, y la rubia se acercó para tomar su rostro suavemente entre sus siempre cálidas manos.

—Nay, ¿Me perdonas? —susurró, temerosa.

—Soy yo la que tiene que pedirte perdón.

—No debo reclamarte por las cosas que te hacen feliz… —La voz de Jeongyeon tembló en su nerviosismo —No fue la mejor manera de decirte lo que pensaba.

—Yo estuve mal porque solo pensé en mí y en mis intereses. Esta casa es tanto tuya como mía —suspiró —Pero mi corazón, ese sí es tuyo por completo, Yeonnie. No quiero que pienses que tienes que competir con algo más porque no es así.

Jeongyeon sonrió ante lo tierna que era su novia y lo evidente que era su lucha por mirarla a los ojos y no bajar su enfoque hacia el resto de su cuerpo. En ese momento confirmó lo mucho que amaba a esa chica, y se llenó de deseos de esforzarse en ser para ella la novia perfecta. La empujó por los hombros para que se siente con firmeza y se acomodó para sentarse a horcajadas sobre ella.

—Yo quiero que seas feliz con lo que a ti te gusta —susurró, las grandes manos de Nayeon tomaron su cintura con firmeza, y se meció un poco sobre su regazo para intentar darle más acceso —Yo puedo ser tu Barbie. Yo puedo ser lo que tú quieras que sea… —se inclinó y con suavidad tomó el lóbulo de la oreja de su novia entre sus dientes. La mayor contuvo un gemido.

—Amor, esto es...

—Soy tu muñeca ahora. ¿Verdad que soy tu Barbie favorita?—le sonrió con ojos inocentes, y el corazón de Nayeon se aceleró. No podía hablar, así que solo asintió, y la sonrisa de Jeongyeon creció —¿Quieres jugar con tu Barbie?

—Oh, sí —Jadeó al fin, presionando el agarre contra su cintura.

—Claro que quieres. Puedes jugar a lo que sea conmigo. ¿Qué quieres hacer? ¿Qué quieres tocar?

Nayeon tenía las mejillas sonrosadas del asombro y las manos calientes de anticipación. No podía creer lo que Jeongyeon estaba haciendo para ella, no le entraba en la cabeza lo perfecta que era y la maravillosa novia que tenía. Se quería casar con esa linda chica.

Jeongyeon la miraba fijamente, a la espera de su respuesta. Realmente se veía como una Barbie, Nayeon no entendía cómo es que era tan afortunada de que una belleza así se haya fijado en ella, una caprichosa fanática de un personaje que era un juguete para niños. Quería besarla con desesperación y arrancarle ese lindo vestido que abrazaba todo su cuerpo, pero también quería tomarse su tiempo para jugar.

—Tu cabello...

—¿Te gusta? Me lo pinté para ti, para ser tu muñeca. ¿Quieres peinarme?—Jeongyeon con confianza y más parlanchina de lo común, lograba poner más ansiosa a la mayor. 

No la dejó responder cuando se inclinó para coger el cepillo (rosado, por supuesto) de la mesa de noche y entregárselo a su novia. Se dio la vuelta para sentarse de espaldas a Nayeon, tan cerca que su trasero se subía un poco sobre las piernas de la mayor.

—Puedes cepillar mi cabello.

La castaña tomó el cepillo con manos temblorosas y lo pasó con sumo cuidado por la cabeza de su novia. Se tomó el tiempo de admirar el abundante cabello rubio. Ese era el cambio más inesperado que Jeongyeon había hecho en toda su vida, y se veía más hermosa de lo que Nayeon jamás hubiera imaginado. 

Su novia tomó su mano libre y la colocó sobre su cintura. Nayeon tomó el gesto como una invitación y avanzó hasta colocar su palma sobre el estómago de la rubia y empujarla hacia atrás para pegar su cuerpo al de ella. Acomodó su cabello hacia un lado para dejar su esbelto cuello libre, y se inclinó para regalarle suaves besos que la hicieron suspirar. Jeongyeon disfrutó de la atención durante unos minutos y luego empujó las manos de su novia al cierre lateral de su vestido.

—¿Sabes por qué soy la mejor muñeca que puedes tener? Porque puedes jugar conmigo como quieras... —llevó una de sus manos hacia atrás para enredar sus dedos en el cabello siempre castaño de Nayeon y presionarla más contra su cuello —Puedes desvestirme en donde sea, cuando quieras.

La mayor obedeció la orden, tomó el cierre y lo bajó. La tela del vestido se aflojó y cayó al instante, estancándose en la cintura de la menor, revelando los grandes pechos firmes y redondos. Nayeon no aguantó más, le dio la vuelta y la jaló para recostarse sobre las almohadas con ella encima. Jeongyeon sonrió ante los movimientos rudos y desesperados, y se arrastró sobre el cuerpo de Nayeon hasta que le puso los pechos en la cara.

—Chupa, vamos. Prueba a tu muñeca.

—Claro que así lo haré. —gimió Nayeon aún asombrada, cuando obedeció de inmediato. 

Los juegos en la cama no eran comunes entre ellas. Sus sesiones de sexo solían ser simples pero efectivas, llenas de amor, complicidad y unas cuantas risas. Aunque Nayeon no era tan tímida como Jeongyeon, no se habían aventurado a explorar más posibilidades en ese aspecto, y la mayor estaba gratamente sorprendida de que haya sido su novia quien haya tomado la iniciativa en ese juego. Bajó sus manos hasta su trasero y apretó con fuerza, mientras sus labios envolvían con delicadeza el pezón erecto que Jeongyeon le ofrecía. La menor gimió y frotó sus caderas contra Nayeon.

—La Barbie más preciosa de todo el mundo —susurró la castaña, mientras cambiaba de pecho —Una fantasía hecha realidad.

—Quítate la ropa. —sonaba desesperada.

Nayeon negó.

—Estoy jugando con mi muñeca, y las muñecas no pueden dar órdenes.

Jeongyeon gimió al escuchar esas palabras. Nayeon solía ser ruda, y esa era una debilidad que la menor guardaba en secreto. Siempre quería que su novia tome todo el control sobre ella y la maneje a su antojo. La castaña mordisqueó los pezones y luego buscó la mirada de Jeongyeon.

—Pero, ¿sabes algo? Voy a ser buena y voy a complacer a mi juguetito nuevo. Dime ¿qué quieres que te haga?

La rubia suspiró tan avergonzada y volvió a dirigir el rostro de Nayeon a uno de sus pechos.

—Solo dilo. —Insistió Nayeon oportunamente, antes de que se acobarde y esa respuesta no deje sus pensamientos.

—Bésame aquí —susurró mientras tomaba una de las manos que la sostenían firmemente por el trasero y la llevaba debajo de su vestido, animándola a que explore más. —Tócame aquí.

Los dedos de Nayeon apretaron la cara interna de los gruesos muslos, lo que arrancó un gemido de la garganta de su novia. Sin provocarla más, palpó hasta que encontró el centro entre sus piernas, y Jeongyeon se restregó con fuerza al sentir la mano tocándola en su parte más íntima. 

El corazón de Nayeon se aceleró cuando sintió una diminuta pieza de tela que casi no le impedía tener contacto directo con la fuente de su humedad, y pudo tocar casi por completo los labios mayores de su novia. Retiró su mano y en un rápido movimiento las giró, la espalda de Jeongyeon se apoyó sobre la cama y Nayeon quedó encima de ella.

—Necesito ver.

La rubia sonrió.

—No sé qué estás esperando, cariño.

Los ágiles dedos tomaron el vestido y lo deslizaron por las anchas caderas de la menor. Nayeon se comió con la mirada el cuerpo casi desnudo de su novia. La única prenda que aún tenía era una diminuta tanga rosada, transparente y con un lacito a cada lado. Jeongyeon nunca había utilizado lencería tan atrevida para ella, y su corazón se aceleró al pensar en lo mucho que amaba a esa mujer. 

La menor tenía las mejillas encendidas, pero aún así se mordió el labio inferior y levantó sus caderas, en una invitación para que la castaña termine de desnudarla. Cuando la dejó totalmente expuesta, se sintió más caliente que nunca, estaba por completo entregada a su novia, como una verdadera muñeca, mientras ella seguía vestida y se veía totalmente complacida de poder manejarla a su antojo.

Nayeon se inclinó para besarla. Los gruesos labios de la menor eran los más deliciosos que había probado en su vida, sobre todo cuando gemía tan rico en medio de un beso. Mordió con suavidad el labio inferior y llevó una de sus manos a acariciar con suavidad el pubis depilado.

—¿Puedo tocar? —susurró sobre sus labios entreabiertos pues, aunque llevaban varios meses juntas, siempre se aseguraban de preguntar. 

Jeongyeon sonrió en medio del beso por lo considerada que era su novia, aún cuando se había entregado a ella como un juguete.

—Puedes tocar —animó a la mano que la acariciaba.

Nayeon llevó sus caricias hasta la entrada de su vagina y sus largos dedos acariciaron brevemente los bordes del agujero empapado, para luego frotar con delicadeza su clítoris ya sensible por atención.

—Puedes jugar… —dirigió Jeongyeon, uno de los dedos para que la penetre con cuidado, abrió las piernas y elevó la pelvis para que llegue más profundo. 

Nayeon retiró su dedo hasta la punta e intentó penetrarla nuevamente, pero fue detenida. Miró a Jeongyeon con una expresión confundida, y esta le devolvió la mirada con una sonrisa traviesa.

—Sólo si dices que serás siempre mía, mi número uno. 

—Tuya toda la vida, solo vivo para ti. —No tardó la castaña en admitir.

Jeongyeon levantó su rostro para besarla, suspiró pesado cuando Nayeon le metió la lengua en la boca y su vagina se apretó al sentirse vacía, solo con la punta del dedo dentro. Le rodeó la cadera con una pierna, abriéndose más para ella.

—Fóllate a tu muñeca.

La mayor obedeció de inmediato. Se deleitó ante lo mojada y apretada que se encontraba la rubia, y la besó con más rudeza.

—Qué Barbie tan perfecta, siempre tan lista para mí.

Jeongyeon gimió agudo cuando Nayeon aumentó la velocidad de sus empujes. Arqueó las caderas para que llegue más profundo, y se deshizo en sollozos cuando alcanzó su punto exacto de placer.

—Me lo haces tan rico.

—Todo para mi hermosa muñeca.

Nayeon la folló con confianza y empeño hasta que sintió que las paredes interiores comenzaron a ceñirse más y más. Se retiró de golpe, y Jeongyeon resopló con frustración al sentirse vacía. La castaña la tomó de las manos para ayudarla a levantarse, y se tumbó de espaldas en el lugar que antes ocupaba su novia en la cama. La rubia se removió, buscando frotar sus pliegues sensibles sobre el cubrecama.

—Por favor, amor... estaba tan cerca.

—Quiero que te sientes en mi cara. Voy a comerme a mi muñeca.

Jeongyeon no lo pensó dos veces. Con las piernas temblorosas gateó hasta que se colocó sobre su rostro y su vagina se abrió frente a la boca de su amante. Era una posición que no habían intentado antes, y ambas estaban algo sorprendidas ante lo fácil que les había resultado adaptarse a esta nueva dinámica. Jeongyeon acarició el cabello castaño debajo de ella y se meció ligeramente, mientras que con su otra mano separaba sus labios menores, ofreciendo su intimidad a Nayeon, quien la observaba en la vorágine de una excitación incomparable en ella, su muñeca era preciosa.

—Chúpame. —Suplicó la menor con toda impaciencia y la mayor obedeció al instante. 

La posición hacía que todos los sentidos de Nayeon estén abrumados por el sabor y el olor de Jeongyeon, y eso le encantaba. Se sentía al completo servicio de su muñeca, y eso era lo que más quería, se moría por demostrarle que podía ser la mujer ideal para ella. Chupó con empeño, rodeó el delicado clítoris con la lengua y se concentró en estimular su sensible nervio, mientras que una de sus manos se colaba entre los blanquecinos muslos para penetrarla sin aviso.

—Sí, sí —la menor gimió desesperada —Lo haces tan bien. M-me voy a correr.

—Dámelo todo.

Nayeon succionó con fuerza mientras las caderas de Jeongyeon rebotaban sobre su rostro. Puso toda su concentración en no perder el ritmo de sus penetraciones, y disfrutó de ser la causante de los agudos gemidos, hasta que su novia se corrió con un grito. Jeongyeon liberó más humedad sobre su boca y la castaña recibió el premio con gusto. La chupó con entusiasmo hasta limpiarla, luego la recostó con delicadeza a su lado, segundos después la rodeó con los brazos y le dio un suave beso.

—Te amo Yeonnie. Gracias por esto.

—¿Me perdonas? —la voz de Jeongyeon sonaba tímida de nuevo, y Nayeon la encontró tan adorable.

—Tú eres quien me tiene que perdonar—insistió Nayeon, en susurro —Llegaremos a un acuerdo, ¿Bien? Te prometo que nunca más te haré sentir como si no fueras lo más importante en mi vida.

Jeongyeon asintió y la besó nuevamente.

—Te amo tanto, Nay…

—Te amo más, mi Barbie. Mi muñeca preciosa.

Hola soy Jazu Ü

Muy primeramente y antes que nada, diré que muchísimas gracias por darme este privilegio y la confianza para editar esta hermosa y particular pequeña historia, a su increíble autora: betternayeon
De verdad que haces un increíble trabajo y me siento muy entusiasmada con esta oportunidad de poder adaptarla al 2Yeon, espero haya superado tus expectativas y te sientas conforme con el resultado. Tqm♡

Tu, estoy muy satisfecha con esta nueva adaptación, ¿Y tu? 

No, no te estoy entreteniendo ¿como crees? Seguiré escribiendo, lo prometo jajsjs Tqmm, cuídate♡

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