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if you say

—¡Nay, ya estoy en casa!

Eran las cinco de la tarde y Jeongyeon sentía que ya iban con retraso. La movilidad de la empresa pasaría por ellas a las ocho, a pesar de las insistencias de Nayeon para que la dejen conducir.

La castaña había tenido la mañana libre, y la acompañó hasta que su novia la mandó a casa a descansar. Horas después, mientras la rubia iba de regreso al departamento, no podía quitarse la sonrisa tonta de la cara que le causaron los mensajes que recibió en las horas que estuvieron separadas.

"Te veías increíble, no sabes lo difícil que fue no subir al set de grabación y besarte"

"Estoy leyendo los comentarios en Instagram. Al parecer soy la única que piensa que me veo ridícula en vez de una real life Barbie?"

"Te ves perfecta. Ya te extraño, regresa."

"Estoy siendo pesada ¿cierto?"

"No puedo esperar a que sea más tarde y jugar con mi muñeca favorita"

"Mi Barbie preciosa y consentida"

"Te amo <3333"

"Ya ahora sí te dejo trabajar en paz"

"Byyyyyeeeeeee ):"

"Penut se escapó y se comió tu pantufla pero ya te compré otro par, solo que no hay entregas hasta el lunes, ): pero te dejo las mías este fin de semana, ¿ok?"

Entró a la sala y dejó todas sus cosas acomodadas correctamente. Nayeon no tardó en salir a su encuentro, despeinada, con un sostén deportivo y pantalones de buzo con manchas de agua, y cara de desconcierto.

—Pensé que llegabas a las seis, amor.

—¿No te alegra verme? —Jeongyeon se extrañó, haciendo su boca de pato, y Nayeon se acercó para echarle los brazos al cuello y besarla con suavidad.

—Estaba terminando de prepararme...

La rubia la miró de arriba a abajo.

—Yo te veo lejos de terminar. —Se burló.

—Graciosa. Estaba preparando las cosas para ti —susurró, con una sonrisa traviesa que hizo a las mejillas de su novia enrojecerse.

Jeongyeon recordó lo que le había prometido dos noches atrás y tembló en anticipación. Con el apuro que ambas tenían en el trabajo, casi no tuvieron tiempo de pensar en eso. Nayeon nunca había tomado las riendas en poner en práctica una fantasía con ella, y estaba ansiosa por descubrir ese lado de su personalidad y lo que pudiera provocar en Jeongyeon.

—¿La ropa? No te preocupes. Primero me tengo que ir a bañar, todavía te dejo tiempo...

De repente, Nayeon la sujetó por debajo del trasero y la levantó en brazos, animándola a que enrede sus largas piernas en su cintura. La miró con adoración mientras la llevaba a la habitación.

—No, de eso nada. Eres mi muñeca desde ahora.

—Bueno, tu muñeca está sudada y no quiere apestar en el evento.  

—Por eso la tengo que bañar yo misma —susurró con los labios sobre su cuello.

Jeongyeon se estremeció. Su novia la dejó sobre la cama mientras llevaba algunas cosas al baño. Cuando Nayeon le dijo que quería su completa obediencia pensó que se limitaría a vestirla a su antojo y probablemente a darle de comer en la boca, pero nunca se le pasó por la cabeza que querría manejarla también en algo así. No era la primera vez que tomaría una ducha con Nayeon, pero si seguía el patrón de sus anteriores sesiones con este juego de Barbie, ya sabía que era ella la única que estaría desnuda. Aunque habitualmente le incomodaba, necesitaba un poco de juego previo para entrar en confianza consigo misma y exponer su cuerpo. Estaba nerviosa, pero cuando Nayeon entró nuevamente en la habitación y vio amor puro en sus ojos, supo que no tenía por qué sentirse insegura. Aquella chica se desvivía por verla feliz y hacerla sentir cómoda en cada momento.

—Ven, preciosa. Vamos a dejarte limpia para tu mommy.

La menor jadeó con sorpresa ante las palabras de su novia. La siguió hasta el baño, y notó que había preparado la bañera con agua templada y espuma, tal y como ella lo disfrutaba, y se quedó de pie mientras la castaña cerraba la puerta, indecisa sobre qué hacer.

—¿Qué esperas para entrar al agua?

—Yo... mommy no me ha dado órdenes, y quiero ser obediente.

Los ojos de Nayeon se encendieron al ver que la menor tomaba iniciativa en el juego. Había estado indecisa sobre si a Jeongyeon le gustaría todo eso, pero escucharla dirigirse así a ella le dio el empujón de confianza que necesitaba para continuar.

—Qué muñequita tan buena… —susurró, mientras se colocaba detrás de ella y la rodeaba con sus brazos para despojarla de la amplia y cómoda camisa que llevaba —Déjame desvestir a mi Barbie, no queremos que su ropa se arruine con el agua.

Jeongyeon asintió con timidez y los hábiles dedos de Nayeon la desprendieron de su ropa. La castaña se aseguró de rozar su piel más de lo necesario, y la menor tembló cuando sus ajustados jeans fueron bajados junto a su ropa interior.

Con la intención de provocarla, Nayeon se agachó para retirar las prendas de sus tobillos y subió sus palmas por la cara interna de los muslos de su novia. Retiró sus manos justo antes de llegar a su intimidad depilada, y caminó para quedar frente a ella y darle un inocente beso en la mejilla, mientras llevaba una de sus manos a su espalda y le desabrochaba el sujetador con la destreza de una experta.

—Preciosa… —susurró a la vez que acariciaba su cintura con delicadeza. 

Jeongyeon la miró a través de sus pestañas, con las mejillas encendidas y esos enmarcados labios entreabiertos, esperando otra indicación de Nayeon.

La mayor subió con toques suaves hasta su cuello, donde tocó con delicadeza el pequeño collar con dije de corazón que le había regalado a los pocos días de comenzar su relación y que utilizaba en el diario. Pasó su vista por sus grandes pechos, y no pudo evitar sonreír al notar los pezones erectos, como si le pidieran un poco de atención

—Ven al agua, mi amor.

Jeongyeon dejó que Nayeon la guíe de la mano y la meta en la bañera. La situación era un poco confusa para ella, pero nada desagradable. La intimidad que estaban compartiendo iba mucho más allá del sexo, y su corazón se sintió lleno al percibir el amor de Nayeon en cada toque.

—¿Cómo me quieres?

—Siéntate y dame la espalda. Voy a lavar tu cabello.

Con la mayor suavidad del mundo, Nayeon lavó y cepilló el cabello rubio de su novia. No mentía cuando le prometió hacerla sentir como una reina. Jeongyeon estaba cómoda y relajada, disfrutaba de las caricias, de los esporádicos besos en el cuello y de los halagos que le daba su princesa para hacerla sentir cómoda y relajada. Cuando terminó le pidió que se voltee, tomó el jabón entre sus manos y comenzó a pasarlo por el cuerpo desnudo.

—¿Se siente bien, eh? —susurró Nayeon, mientras frotaba con cuidado los brazos. Jeongyeon asintió —Me encantaría que puedas verte en este momento. Realmente eres una muñequita preciosa.

Pasó el jabón por el pecho, ignorando a propósito los duros pezones, cosa que hizo que Jeongyeon aguante la respiración para disimular un gemido de frustración. Dentro de todo, sabía que Nayeon estaba jugando con ella. Algo le decía que si bien le iba a dar todas las atenciones del mundo esa noche, también la iba a provocar hasta el cansancio, y que al final este rogando por los toques de su novia. La mano que la limpiaba se deslizó por su estómago y bajó por sus piernas, para luego subir y empujar entre los muslos que se encontraban cerrados con fuerza.

—Abre.

La menor se puso roja y su cuerpo no le respondió. Nayeon sonrió, complacida por las reacciones, y se inclinó para darle un pico en los labios.

—Tranquila, muñeca. Solo voy a limpiarte. Abre, para mi.

Los muslos temblorosos se relajaron y Nayeon pudo separarlos con facilidad. Jeongyeon aguantó la respiración cuando Nayeon frotó su palma sobre sus labios mayores. Fiel a su palabra, solo cumplió con pasar jabón y luego enguajar, pero Jeongyeon ya estaba temblando, con expectativa de algo más. La mayor sabía que la estaba poniendo nerviosa, lo podía sentir por la ligera humedad que nada tenía que ver con el agua de la bañera, pero no le iba a dar más hasta la hora en la que regresen a casa. Faltaban más de ocho horas para eso, y sabía lo que las lentas provocaciones harían en su novia. No podía esperar a verla rogar, y no iba a parar hasta conseguirlo.

Nayeon terminó de enjuagarla y la envolvió en una bata de baño, luego la llevó nuevamente a su habitación, cerró las cortinas y sacó unas cajas rosadas envueltas con grandes lazos, y las dejó al lado de la rubia, cuando la animó a abrirlas con una sonrisa emocionada en su rostro.

—Para mi muñeca. —se inclinó para atrapar sus labios en un corto pero posesivo beso. Jaló su labio inferior entre sus dientes y se alejó para darle espacio y que pueda abrir sus regalos.

Jeongyeon estaba anonadada con lo detallista que estaba siendo Nayeon con ella. Se suponía que todo este juego era un regalo para la mayor, pero resultó ella quien estaba recibiendo todas las atenciones. Tomó la primera caja y la abrió. Dentro encontró una falda a la cintura, de tela gruesa y rígida, de color fucsia, a juego había un saco de mangas largas y largo hasta los muslos, y un top de tiras blanco. Exactamente lo que se esperaba para un evento como tal y lo que normalmente vestía una muñeca. Sabía que Nayeon no iba a perder la oportunidad de vestirla como su Barbie personal, y aunque era un color que ella no se habría atrevido a elegir nunca, le parecía un conjunto muy bonito.

La segunda caja contenía unos botines blancos con tacón, que sacaron un bufido y una queja silenciosa. Llevaba semanas diciendo que esperaba no tener que usar más tacones en la vida, y Nayeon sonrió divertida al verla afanarse con el regalo. Es que lo había pensado demasiado y quería a su muñeca en tacones, porque siempre se veía jodidamente atractiva sobre ellos.

Quedaban solo dos cajas pequeñas. Nayeon le alcanzó la primera, y dentro encontró una vincha gruesa cubierta de pedrería brillante de lo que usualmente era ella quien utilizaba, dos pequeños aretes de piedras brillantes de color rosa claro, y un collar con un corazón hecho con la misma piedra preciosa. Jeongyeon suspiró al ver todo eso. Sabía que Nayeon había gastado mucho dinero en ella, y se sentía culpable por recibir tantos regalos a la vez.

—Princesa...

Nayeon se inclinó para besarla. Jeongyeon estaba tan sorprendida, que no pudo responder bien.

—Zafiros para mi muñeca —susurró antes de meterse el labio inferior de su novia a la boca. Llevó una de las cálidas manos hasta sus labios y le dio un suave beso —Lo mejor para ti.

—Esto es...

—Dije que sin peros. Déjate consentir por mommy. ¿Te gusta?

—Sí...

—¿Sí, qué?

—Sí, mommy —susurró con una sonrisa tímida.

—Abre la última caja.

Con dedos temblorosos, Jeongyeon obedeció. Cuando retiró la tapa y vio el contenido, su rostro se puso rojo al instante. 

Nayeon había escogido para ella un set de lencería rosa, en tela transparente, con un bralette sin tiras y unas bragas pequeñas que cubrían lo estrictamente necesario. Jeongyeon nunca se había puesto nada de ese estilo, lo máximo a lo que había llegado era a sorprender a Nayeon con un par de bragas reveladoras, pero nada más, solo habían sido utilizadas para los encuentros entre ambas, y jamás había usado algo así para salir de casa.

Nayeon sabía que eso era algo nuevo para su novia, así que observó su rostro detenidamente y estudió su reacción. Tenía un plan B en caso de que la menor no se sintiera cómoda, pero decidió que no perdía nada intentándolo.

—¿Qué te parece?

—Yo... nunca he usado algo así.

—Lo sé. No estaba en mis planes, pero lo vi y no pude evitar imaginarlo en ti...

Jeongyeon la miró a los ojos.

—Es bonito...—susurró, aún ruborizada.

—En ti se vería aún más hermoso —Nayeon le acomodó un mechón de cabello detrás de la oreja y dejó que su mano caiga para acariciar sus mejillas y labios —Pero si no quieres, no pasa nada.

La menor suspiró, un tanto nerviosa.

—¿Qué tanto te gustaría verme usarlo?

—No tienes una idea. Serías la Barbie más perfecta que existe —Nayeon tomó ambas piezas y las dejó sobre los muslos descubiertos de su novia —¿Y sabes lo mejor? Que es solo para mí. Mi muñeca preciosa vestida como una diosa, y solo yo puedo verla. ¿Quieres eso, mi amor?

Jeongyeon vio el deseo brillar en los ojos de su Nayeon, y en su mente se encendieron las posibilidades. Adoraba sentir que su novia la deseaba y fantaseaba con ella. 

—Está bien, mommy.

La sonrisa de la castaña creció rápidamente.

—Deja que vista a mi muñequita.

Nayeon la tomó de la mano y la puso de pie. Con movimientos rápidos y seguros le quitó la bata de baño y la dejó desnuda frente a ella. La piel pálida reaccionó al instante por el frío y los nervios y se erizó, por lo que la mayor pasó sus manos por los brazos de su novia, en un intento de tranquilizarla. 

Antes de vestirla, Nayeon se tomó su tiempo para pasar sus palmas por todo el cuerpo de la rubia y acariciarla con delicadeza y adoración. Tomó sus hermosos pechos entre sus manos con suavidad y pasó los pulgares por los pezones duros. Jeongyeon jadeó bajo, y Nayeon llevó su rostro al cuello de la menor sin dejar de acariciarle los pechos.

—Eres perfecta —susurró mientras dejaba un beso húmedo —¿De quién es esta muñeca tan hermosa?

—De mommy.

—Solo mía, ¿cierto?

—De nadie más. Solo mommy puede tocarme así.

—Así me gusta, preciosa, que tengas eso muy claro.

Dejó un beso rápido en sus labios y tomó el bralette, lo pasó por el torso sonrojado de Jeongyeon y lo abrochó en su lugar. Cuando estuvo puesto correctamente tomó las bragas y se arrodilló frente a su novia. Jeongyeon jadeó ante la vista. 

—Vamos, pasa las piernas.

Nayeon acomodó la pequeña prenda y la subió por las infinitas piernas de la rubia, mientras cubría los muslos con suaves besos. Jeongyeon se retorcía, ansiosa y sensible ante todas las lentas provocaciones. Cuando llegó a su entrepierna, su novia se inclinó y, antes de que pudiera reaccionar, le pasó la lengua superficialmente por su intimidad. La menor jadeó y por instinto llevó una de sus manos a enredarse en el oscuro cabello. Nayeon soltó una risa, acomodó las bragas en su sitio y se puso de pie, con una mano en el trasero de la menor para pegarla a su cuerpo. Fur una tierna boca de pato decepcionado lo que la recibió.

—Mala.

Al instante Jeongyeon recibió una nalgada.

—¿Qué dijiste, muñeca?

—Lo siento, mommy.

—Si eres buena, recibirás lo que quieres más tarde. Pero para eso, mi muñequita me tiene que demostrar que se lo merece, ¿entendiste?

—Pero...

—Nada de peros. Ahora sube a la cama y enséñale a mommy lo bien que te queda esa lencería.

Jeongyeon gimió ante la orden y obedeció con movimientos temblorosos. Si bien los gestos de Nayeon eran duros, su mirada estaba llena de admiración, y la estaba tratando con la dulzura suficiente para que Jeongyeon se sienta animada a seguir. 

La rubia se arrastró sobre el colchón y miró con duda a su novia.

—¿Cómo...?

—Sobre tus manos y rodillas, muñeca —Nayeon dio las indicaciones con cuidado, atenta a las reacciones de la menor. 

Sabía que ante el más mínimo rastro de incomodidad se detendría y volvería a los tratos suaves, solo quería saber hasta dónde podía llegar con ese juego. 

Para su sorpresa, Jeongyeon obedeció de inmediato. Sus mejillas ardían y sus labios entreabiertos rogaban ser besados. La expresión de su rostro alternaba entre confusión y excitación, y en conjunto se veía como una inocente muñequita, con los ojitos brillantes a la espera de que se le indique qué hacer. 

Nayeon llevó una mano a acariciar su rostro, dejó que su pulgar se deslice sobre los abultados labios, y la menor reaccionó al instante y recibió el pulgar en su boca. Jeongyeon chupó con esmero mientras miraba a los ojos a su princesa, lista para recibir otra indicación.

—Muñequita hermosa —susurró la castaña, y retiró el dedo de la boca contraria. Caminó alrededor de la cama para poder ver el cuerpo de su novia desde todos los ángulos, y la menor se quedó inmóvil, mientras Nayeon se la comía con la mirada.

—Mommy...

—¿Sí, muñeca?

Jeongyeon se meció hacia adelante y hacia atrás, curvó ligeramente su espalda y empinó su trasero para darle una mejor vista a Nayeon de su centro cubierto.

—Mommy, por favor...

Nayeon rió.

—Ya te dije que tienes que esperar. Las muñecas buenas obtienen su recompensa.

—Pero...

Una nalgada la silenció.

—¿Escuché una queja?

—No, mommy.

Nayeon subió a la cama y la tomó de las manos para que se sentara a su lado. Con dulzura acomodó su cabello por detrás de sus hombros y le dio un beso suave en los labios.

—No tienes que hacer nada más que portarte bien. Mommy no te ha comprado esas bragas tan bonitas para que las arruines en cinco minutos, ¿cierto? —Jeongyeon asintió con el rostro completamente colorado —Si mi muñeca puede comportarse y no mojarse hasta la noche, entonces va a recibir su premio. ¿Entiendes, mi amor?

La menor asintió.

—Usa esa boquita.

—Sí, mommy.

—Ahora ven que te voy a poner tu ropa.

Nayeon la terminó de vestir en silencio. Jeongyeon colaboró y no protestó más, aún cuando la había dejado sensible y con una sensación incómoda entre las piernas. Dejó que su novia le coloque las joyas, mientras la llenaba de halagos, y le cepilló el cabello hasta que el timbre del departamento sonó. La menor se sobresaltó, no esperaba a nadie. Nayeon salió del papel por un momento, esbozando esa linda sonrisa traviesa.

—Te contraté una maquilladora. Ya tiene indicaciones, pero si algo no te gusta puedes cambiarlo... aunque no es nada del otro mundo. Es más o menos lo que te suelen hacer —Jeongyeon asintió —Me iré cambiando porque luego me toca maquillarme. ¿Está bien si las dejo un momento?

Jeongyeon se acercó a darle un beso tierno. Nayeon había sido perfecta hasta ese momento, la había sorprendido gratamente con esa mezcla precisa de dulzura y rudeza, y no podía esperar a ver más de esa faceta de su novia.

—Sí, mi amor.

La noche en el evento iba de maravillas. 

Nayeon había elegido un vestido elegante y ceñido, obviamente de color rosa claro con tacones altos, y lucía bella e imponente con su clásico cabello castaño recogido en una cola alta. Jeongyeon, por su parte, era la representación exacta de lo que sería Barbie si fuera coreana. El maquillaje elegido por Nayeon resaltaba sus mejillas y sus sensuales labios, le daba un toque inocente pero sin perder el lado sexy que no quería asimilar. Los ojos de todos los presentes estaban puestos en ambas idols, que habían regresado a actuar como las mejores amigas de siempre, apenas habían puesto un pie en la camioneta que pasó a recogerlas de casa. 

Jeongyeon se tomó la libertad de ser un poco más juguetona con su novia, pero un par de miradas duras le recordaron su posición en esa noche, y regresó a dejar que la castaña tome por completo el mando. 

Desde entonces había dejado que la lleve del brazo, que le cargue sus cosas y le tome todas las fotos que quiso, y estaba disfrutando de ver a su novia tan entusiasmada con cada detalle de la fiesta. Cuando la prensa las entrevistó y le mencionaron a Jeongyeon que se veía como una Barbie, pudo ver el esfuerzo grande de Nayeon por disimular su sonrisa orgullosa y engreída.

Luego de unas cuantas entrevistas breves y fotos para los medios, Jeongyeon y Nayeon pudieron pasar a servirse unos cócteles y sentarse entre los demás invitados. Ya habían cumplido con sus deberes como idols, el resto de la noche era de ellas para disfrutar de la fiesta. 

Nayeon se acercó al bar y pidió dos piñas coladas mientras Jeongyeon la esperaba sentada en una mesa cercana.

—Están suaves, ¿está bien? —Jeongyeon levantó una ceja. La castaña solía disfrutar del alcohol y de los efectos que tenía en ella y en sus amigas —Me gustaría que estemos lo más sobrias posible —susurró con las mejillas rojas, y la menor lo captó al instante. Recibió su bebida y le dió un sorbo.

—Todo esto está muy genial. Me encanta ver que te lo pasas tan bien, Nay.

Los ojos de Nayeon se iluminaron al instante.

—¿No es preciosa la caja tamaño real de la Barbie? Creo que mis sueños de toda la vida se han hecho realidad. ¡Y la alfombra rosa fue perfecta! Creo que casi me muero cuando pusieron Fancy. ¿Verdad que parece canción de Barbie? 

Jeongyeon rió ante la repentina emoción de su novia. Nayeon siguió hablando de todo lo que le gustaba del evento, hasta que su manager se acercó a ellas acompañada de Yuna. La menor tenía una evidente expresión de fastidio en el rostro, y su acompañante parecía estar exasperada.

—Les dejo a la niña. Suerte. —se dio media vuelta y se perdió entre la multitud, antes de que Yuna pudiera protestar.

—Que no soy una niña... perdón por eso, unnies. 

La coreana menor sonrió, enternecida, y Nayeon la invitó a sentarse con ellas.

—¿Pasó algo?

Yuna suspiró y se llevó las manos al rostro.

—Las chicas y yo pedimos unos tragos, pero nos vieron, alguien me acusó y me querían mandar a casa. Yo no quería arruinarle la noche a las demás, pero también me quería quedar, y no confiaban en dejarme con ellas, así que me dijeron que tengo que estar con ustedes o me voy. Perdón por incomodarlas, unnies —explicó la menor, con la mirada baja.

—No nos incomodas, Yuna-yah. Nos encanta que pases tiempo con nosotras.

Nayeon asintió ante las palabras amables de su linda novia.

—Pero no entiendo, tienes diecinueve años. No tendrían por qué impedir que bebas.

—Porque este evento viene con directivas de Estados Unidos y no se le puede dar alcohol a menores de veintiuno. 

—No tiene sentido, estamos en Corea.

—¡Lo sé!—la menor levantó las manos, exaltada —Pero me dijeron que así era y que si no me gustaba, me podía ir a casa. Ya estoy harta de que me vean como a una niña. Pensé que con el debut de NMIXX las cosas iban a cambiar, pero nada.

Jeongyeon miró de reojo a Nayeon con una sonrisa cómplice. La verdad era que para ellas, Yuna aún era una niña. Tal vez una niña menos chica que las demás, pero una niña al fin y al cabo. Tenía una edad cercana a la de ellas cuando debutaron, y se sentían en la responsabilidad como sunbaes de protegerla y evitar que pase por las dificultades que tuvieron que pasar ellas. Nayeon le puso una mano en el hombro para tratar de animarla.

—No importa lo que ellos digan. Aquí no hay nada que podamos hacer, pero te invitaremos a beber en casa la semana que viene, ¿de acuerdo?

Los ojos de Yuna se iluminaron. Admiraba mucho a las mayores, y le hacía ilusión cada vez que podía compartir personalmente con ellas.

—¿De verdad, Jeongyeon unnie?

—Claro, sabes que siempre eres bienvenida en nuestra casa.

—¿Y Momo unnie estará de acuerdo con eso?

—Ella ya no vive con nosotras—Jeongyeon le dio un sorbo a su trago —La pelea de nuestros perros la sacaron de quicio. Ahora somos Nayeon unnie y yo.

Yuna sonrió.

—¿Solo las dos? —Nayeon asintió, y una sonrisa pícara se formó en el rostro de la menor —Si no las conociera y no fueran tan buenas amigas, diría que hacen buena pareja…

Jeongyeon se atoró con su bebida, los ojos de Nayeon se abrieron como platos mientras intentaba sostener el vaso de su novia para que no se lo voltee encima, y Yuna se dio cuenta de que había tocado territorio sensible

—Perdón unnie, estoy hablando pavadas.

—Qué cosas dices, Yuna...

La coreana mayor no aguantó y soltó una de sus clásicas carcajadas.

—Perdón, perdón. 

—No, no te preocupes. Somos tus unnies, puedes bromear con nosotras.

Las tres se quedaron en silencio. Luego de unos segundos, Yuna intentó cambiar de tema.

—Jeongyeon unnie, pareces una Barbie. El rubio te queda muy bien.

La menor se sonrojó.

—Lo hice para el comeback. Nayeon tiene el crédito, ella me ayudó a escoger la ropa.

—¿De verdad?

—Sí, ella es la experta en el estilo Barbie. Yo no tenía ni idea y dejé que ella decida por mí, ya sabes, ni me gusta el rosa. —tal vez no era cien por ciento cierto, pero se acercaba a la realidad. Nayeon tenía una sonrisa engreída en el rostro.

—¿Cierto que parece Barbie? —la castaña no pudo evitar sumarse a los halagos —Yo dije lo mismo.

—Hiciste un buen trabajo unnie. Me encanta el outfit —Yuna suspiró, ajena a los comentarios con doble intención de la pareja.

—¿Tú qué piensas, Yeonnie? —Nayeon miró a Jeongyeon —¿Te gusta lo que escogí para ti?

La voz melosa resonó en Jeongyeon y su primer instinto fue asentir y decirle que sí a todo.

—Sí, mom… —esta vez fue Nayeon quien se atoró con su bebida, y el repentino caos alertó a la menor del error que estaba cometiendo —Nayeon. Sí, Nayeon, me gustó la ropa, gracias. Te pediré consejos más seguidos.

Más tranquila, la castaña sonrió. Le parecía adorable el rostro sonrojado y asustado de su novia.

—Te puedo dar consejos siempre que quieras...

La piel de Jeongyeon se erizó ante la mirada penetrante de Nayeon. No sabía cómo responder a eso, y Yuna la salvó de repente.

—¿A mí también me puedes dar consejos, Nayeon unnie?

Nayeon se puso roja y lo disimuló tomando lo que quedaba en su vaso de golpe. Jeongyeon se echó a reír y puso su mano sobre el brazo de la idol menor, distrayéndola y dando oportunidad a Nayeon para recomponerse.

—Claro, Yuna. Para eso están tus unnies, cuenta con nosotras para lo que necesites.

Yuna sonrió ampliamente, encantada con tener la atención de dos de sus unnies favoritas. Nayeon le dirigió una mirada cómplice a su novia sin que la menor lo notara, y Jeongyeon sonrió, enternecida. 

Conversaron un rato más hasta que Yuna les pidió ir a tomarse fotos, y dejaron que la menor se adelante. La castaña puso una mano en la cintura de su novia y, luego de asegurarse de que nadie les estuviera prestando atención, la atrajo hacia ella para susurrarle al oído.

—Estás siendo una muñequita perfecta y muy buena.

—¿Lo soy? —Jeongyeon batió sus pestañas con gesto inocente. Nayeon suspiró para retener sus ganas de besarla.

—Una Barbie preciosa y bien portada. Sigue así y te premiaré cuando lleguemos a casa.

En un movimiento fugaz bajó su mano por su cadera y le dio una nalgada. Jeongyeon soltó un chillido y entró en pánico por unos segundos antes de que se diera cuenta de que nadie lo había visto. Iba a quejarse, pero cuando abrió la boca vio la mirada dura de Nayeon sobre ella, y recordó que las protestas no estaban permitidas para ella en esa noche en especial. La castaña notó el cambio de expresión y sonrió con orgullo.

—Eso es. Bonita y obediente para tu mommy, ¿verdad?

Jeongyeon asintió, muerta de vergüenza. Nayeon se veía como si nada sucediera, y eso la puso más nerviosa aún, porque no sabía cuál sería su siguiente movimiento.

—Vamos con Yuna que nos está esperando. Tenemos una hora más antes de irnos a casa. Vamos a estar con los demás, pero diez minutos antes de irnos me vas a acompañar al baño y te asegurarás de que nadie nos siga, ¿entendido?

—Sí, mommy.

—Buena chica. Vamos, mi amor.

Hola buenas noches Tu, llegué a actualizar hoy Ü

Mañana se viene el capítulo final, ¿estamos list@s o que?

Jajsjsjs tqm, descansa muy buen ^*^

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