𝑪𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 𝒑𝒓𝒊𝒎𝒆𝒓𝒐.
William Bruce Rose no era nadie. Por eso Axl Rose era un tipo ambicioso y de placeres mundanos, porque eso lo había llevado a la fama que deseaba con fuerza. Cuando escribía sus letras rara vez se explayaba hacia un lado más sentimental, preferiría siempre las formas más simples. No era alguien dulce y pocas veces mostraba interés en las personas que lo rodeaban; tenía pocos amigos, pero muchas relaciones por conveniencia. Y él estaba bien así, siendo el mismo hombre mezquino que su padre.
Cuando se bajó del escenario esa noche estaba agitado como de costumbre, pero nunca estaría cansado. Tenía apenas veintiséis años y tocaba el cielo con las manos. Se lo merecía, desde hacia años trabaja duro todo el tiempo para eso. No era un recital masivo, pero había algo más de unas veinte mil personas allí igualmente, esperaba triplicar el número de expectadores pronto.
Tomó la toalla que uno de los plomos le ofreció apenas llegó al backstage. No importaba que fuera pleno invierno, estaba muy sudado igual. Escuchaba desde su lugar como las voces de fanáticos que deseaban que el show nunca terminara, pero él no imitaría a otros artistas; cuando se bajaba del escenario ya no regresaba. Desde el principio él había decidido que su sello de autenticidad sería el poco trato con sus seguidores, a la banda no le importaba en realidad.
Y ahora otra vez estaba en la misma situación que experimentaba últimamente. Duff McKagan e Izzy Stradlin bebían licor en un pequeño sofá, seguramente para buscar recomponerse del concierto. Steven Adler había aceptado quedarse lejos de los camarinos para firmar algunos autográfos. Slash Hudson fumaba hierba, eso le intersaba.
—Comparte. —prácticamente le ordenó y se apoyó a su lado, sobre un tocador. El calor de los focos al rededor del espejo le quemaba la espalda desnuda. El guitarrista le pasó el cigarrillo de marihuana sin decir nada. Parecía tan metido en lo que sea que pensaba, como casi siempre. Expulsó el humo antes de hablar otra vez. —Tocaste bien hoy. —dijo buscando algún tema de conversación que pudieran compartir. No le gustaba el silencio del momento. —Todos lo hicieron, de hecho. —quiso incitar a que los otros dos también hablaran.
El bajista soltó la botella y sonrió. —Aww —exclamó en un tono que oscilaba entre la ternura y la burla.
—¿Ya te vas a poner meloso, con solo una calada? —rio Izzy.
Rose sonrió por las reacciones de los otros dos, pero todavía no había conseguido comentario alguno del chico de rizos negros. Le dio un pequeño codazo, buscando despertarlo quizás.
—No tiene caso, está ebrio. —comentó Duff y luego se levantó del sofá. —¿Dónde está el transporte? Deberíamos volver ya. —se estiró provocando que su espalda sonara, le dolía.
La puerta del camerino se abrió, el baterista entró tranquilo al lugar. —La combi está afuera. Ya nos vamos. — aunque estuvieran en la ciudad de Los Ángeles y los cinco vivieran allí, era mucho más cómodo moverse en un transporte privado que se encargaba de todos antes que de otra forma.
Los cinco tomaron sus cosas y salieron del camarino, excepto el guistarrista principal. Axl se vio intrigado por la situación, así que decidió quedarse.
—¿Vienes? —preguntó. A estas alturas estaba preocupado de que le ocurriera algo serio. Él era una de las pocas personas a las que consideraba su amigo, de hecho creía que era su mejor amigo. Se acercó un poco, y tocó su hombro.
—Axl... —habló casi tímido el guitarrista. Parecía a punto de hacer algo importante, algo de lo que no estaba seguro.
—¿Eh, sí?
Slash se mordió el labio inferior y negó. —No importa, vámonos.
El pelirrojo rio incrédulo, estaba casi molesto. ¿Tanto suspenso para nada? Suponía que sí. —¿Nada más para decir?
—No, en realidad. —hizo una pausa corta. —Los chicos nos esperan. —Axl asintió, aunque quisiera saber, también quería ir a beber con el resto de la banda.
Al bar que llegaron era uno en que bebían desde que el grupo se había formado. Incluso después de que su álbum Appetite for Destruction obtuviera puestos llamativos en listas de ventas, continuaban frecuentando ese lugar.
La música pesada no estaba tan alta, lo que permitía que el vocalista pensara en la extraña actitud de ese chico. Slash le parecía alguien tan interesante que realmente le hubiese gustado saber en que pensaba todo ese tiempo que estuvo callado. Quizás hasta le parecía atractivo; sí, definitivamente podía considerarlo su tipo.
No estaba prestando mucha atención a su al rededor, pero se dió cuenta de cuando el moreno se levantó de la mesa avisando que iría a fumar afuera. Nadie lo siguió, esa sería una buena oportunidad para ir detrás de él.
—¿Estás bien, Axl? Te ves ansioso.
—Gracias por arruinarlo, Isbell —pensó molesto. Ahora tendría que dar explicaciones. —Sí, todo en orden. —dejó su lata sobre la mesa y tomó su abrigo. —Voy a fumar.
—Volviste hace poco.
El pelirrojo frunció el ceño ante ese comentario. No le gustaba que le reprocharan sus acciones o que alguien buscara hacerle ver sus debilidades, como lo era el tabaco. —No tienes que preocuparte. —optó por responder. Preferia no decir algo que ocasionara una pelea. Se retiró del lugar para hacerle compañía al otro hombre.
—Se te escapa de las manos. —advirtió Duff, quien estaba sentado entre Izzy y Steven.
—No tienes que decirlo. —respondió. Realmente no le molestaba hablar del tema frente al baterista, él estaba tan borracho que se encontraba adormilado sobre la mesa.
Mientras tanto, Slash fumaba en silencio hasta que el cantante lo encontró. Le compartió fuego porque él se lo pidió, pero no comemtó nada. —Hace frío esta noche. —dijo finalmemte.
—Sí, y odio el frío —admitió. —. ¿No te duelen las manos cuándo están frías y tocas la guitarra?
—Sólo a veces. ¿A ti no te duele la garganta en estos días?
—Depende de qué tan helado esté. —le dió una calada a su cigarrillo. Luego dejó salir el humo. Este momento de relajación hizo que el cansacio comenzara a bajarle al cuerpo. —Hace días que no estábamos solos, nosotros dos.
—Sí, tienes razón. —tiró su cigarrillo al suelo y lo aplastó con su pie para apagarlo. —No tengo nada muy interesante para contarte si eso quieres. —rio un poco. —No me han pasado muchas cosas en estos días. Sólo hago lo mismo de siempre, trabajo, escucho música, toco un poco, fui al mercado ayer.
Axl sonrió sastisfecho. A pesar de que no hablaban de algo relevante, oir su voz después de tanto insistir le gustaba. Tal vez lo buscaba mucho últimamente, sí. Pero no sabía por qué. Había algo que le llamaba la atención y no lograba describirlo con exactitud. ¿Le gustaba? Mierda, era bisexual y estaba dispuesto a probar de todo pero ¿Con su mejor amigo? Era complejo, carajo. Quizás se estaba obsesionando con el guitarrista, tenía cierta necesidad de su presencia como artista. Sin embargo, si se lo rebuscaba, quizás no extrañaba tanto a Saul cuándo no estaba cerca.
—Tienes la nariz roja, Ax —tocó la punta de su nariz a forma de broma. El mayor reaccionó con una risa corta, no se esperaba ese contacto. —Entra cuando termines, vas a congelarte aquí afuera. —sin más, volvió a ingreasar al calor del bar.
Sí, había algo entre ellos. Pero en ese momento y ese lugar, el pelirrojo no podía asegurar si William Bruce Rose estaba enamorandose de Saul Hudson, o si Axl Rose estaba obsesionandose con Slash.
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