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"Escuché el rumor de que Park Seonghwa ha rechazado a más de 30 chicas desde que está en la universidad", una chica cuchicheó en el pasillo, mientras veía al pacífico hombre de mediana estatura llamado Park Seonghwa pasando por el atestado pasillo universitario con una sutil sonrisa suave de labios rosados que aceleraba el corazón de quien sea que le viese.
No era mentira que Seonghwa era considerado uno de los personajes más populares dentro de la universidad estatal de Seúl donde actualmente estudiaba. Con suave apariencia de ángel de cabello esponjado color gris y rasgos tan apropiados y acertados al estándar de belleza como si hubiese sido esculpido con paciencia, su actitud amable y cariñosa con quien se le pasase por delante era la guinda del pastel para recrear el hombre perfecto dentro de él, era imposible odiar a un algodón de azúcar como Seonghwa.
Pero a pesar de eso, el chico era reservado y muy tímido, tan callado que poder oír su voz de tono grave y como terciopelo fuerte y clara era casi un sueño utópico. Nadie más que Jeong Yunho y Kim Hongjoong conocían un poco sobre él al ser sus únicos amigos dentro del montón de gente que siempre estaba intentado estar en contacto con él.
Con 22 años cursaba su cuarto año de pedagogía infantil. Seonghwa amaba a los niños y a los bebés, siempre los amó y cuando estaba en la preparatoria veía videos por youtube sobre como cuidarlos por pura curiosidad y gracias a eso, ganaba un par de wones al mes por cuidar a los hijos de sus vecinas en la casa de su madre. También era un amante de la jardinería y era parte del club rescatista de animales de la universidad.
¿Si era cierto ese rumor? No en realidad, habían sido muchas personas más que se le habían declarado con cartas, chocolates, flores y hasta relojes que parecían bastante costosos. Pero él no estaba interesado en una relación amorosa, menos si todas las personas que se le habían declarado solo conocían su nombre, su edad y su carrera.
Nadie conocía realmente a Park Seonghwa, ni el par que se sentaba a su lado durante el almuerzo, nadie había podido romper esa coraza y entrar de lleno a la vida del ángel de la universidad. Y en realidad no le molestaba aquello, más bien le beneficiaba en cierta forma, le ayudaba a saber con qué tipo de gente estaba tratando la mayoría del tiempo. Tener el gustito de que la persona con la que hablabas no sabía nada de ti le causaba seguridad.
Los rumores no le gustaban, siempre rumoreaban cosas a sus espaldas y él las descubría por simples cosas de la vida. Los rumores le ponían nervioso, la cantidad de cosas que podían salir de la boca de la gente solamente por decir o causar daño era impresionante, y agradecía al cielo que casi siempre que se rumoreaba algo sobre él, no era realmente malo.
La vez que alguien esparció el rumor de que vendía anfetas, media universidad no creyó el rumor, un tercio del restante llegó a comprarle a la hora del almuerzo -algunos hasta con amenazas- y los demás intentaron hundir su reputación esparciéndolo aún más.
Al día siguiente, quien había esparcido el rumor le faltaba un diente y por el cuello se podía ver una clara cicatriz roja y nueva que decía drogadicto, nadie supo lo que pasó, nadie entendió por qué habían mentido con algo así y menos por qué el chico estaba tan aterrado como para contar lo que pasó que casi se hacía en sus pantalones cuando vio a Seonghwa en el pasillo. Y Seonghwa ese día solo pudo llorar del pánico que le dio toda la situación, siendo consolado por Hongjoong y Yunho en los baños y dejando a la universidad completa pasmada, pero de su lado por el suceso, finalmente, terminaron sancionando al chico bajo distintas acusaciones que nunca se enteró que fueran verdad o no.
Pasó del cúmulo de chicas que susurraban entre ellas, dedicándoles una bonita sonrisa de saludo que detuvo toda la cháchara entre ellas por un segundo. Le gustaba causar cosas en la gente, emoción que fuera, saber que podía colocar nervioso a alguien con solo una mirada le hacía sentir un poco poderoso, aunque no lo fuera realmente. Y estuvo a punto de girar hacia el club rescatista para una pequeña reunión sobre la recaudación de fondos de invierno de no haber sido al impactar con un musculoso cuerpo corpulento que le hizo temblar todo el cuerpo y caer de culo al suelo algo aturdido, esparciendo sus cosas que tenía en la mano y causando el total silencio de toda la gente que le rodeaba al haber presenciado a Park Seonghwa caer al suelo.
Pestañeó un par de veces confundido, revoleando sus pestañas y con un pequeño puchero en sus labios por el dolor que le causó la caída y viendo sus libros y su teléfono esparcidos a sus costados. Elevando la mirada, se encontró con los tenebrosos ojos de Hyunwoo mirarle como si fuese un debilucho muñeco de trapo. Seonghwa le escaneó con sus ojos ingenuos, conocía a Hyunwoo, lo recordaba bien. El moreno corpulento estudiaba educación física y tenía mala reputación por su mal carácter, pero no por eso era que Seonghwa se acordaba del chico que le miraba como un estorbo en ese momento, si no porque había visto por internet a una chica que al parecer compartía clase con él más sin embargo que no conocía hablar sobre él, y sobre como la tocó y abusó de ella sin consentimiento estando ebrio. Recordaba por completo haberlo leído, al igual que cada prueba y foto que la chica había subido.
"Apártate de mi camino, debilucho", bramó el más corpulento, sobresaltando a Seonghwa en el suelo.
No dijo nada, simplemente se le quedó mirando, memorizando su rostro y su presencia agria y pesada que le daba muy mal rollo. Y no le quitó los ojos de encima mientras un molesto Hyunwoo siendo juzgado por todos allí pasó por su lado sin si quiera ayudarle y se perdió entre la gente entre gruñidos molestos.
"¡Seonghwa!", sintió los brazos de Hongjoong abrazarle por el cuello al verle en el suelo, y la gran presencia de Yunho recogiendo sus cosas a un costado. No sabe en qué momento sus amigos llegaron a su lado a ayudarle, pero se escondió bajo los brazos de Hongjoong mirando por sobre su hombro.
Pero él no podía dejar de ver y pensar en Hyunwoo.
"¿Sabes? Escuché que el profesor Wooyoung es gay"
Wooyoung viró los ojos, molesto, el par de niñitas no se estaba esforzando ni un poco en ser más silenciosas ni en mirar a su alrededor dentro de la sala de prácticas, y era irónico, siendo que la sala estaba rodeada de espejos.
Trabajar de instructor de baile no era cosa fácil, menos si le tocaban adolescentes que si no les resultaba algo se echaban a morir o querían salir aprendiendo todo apenas empezando una clase. Era agotador gritar y soportar las quejas de los adolescentes, los intentos de soborno de algunas chicas y mujeres mayores que hacían zumba con otros instructores y que intentaban coquetearle, muchas veces terminaba con dolor de garganta o con demasiado agotamiento en el cuerpo que a la mañana siguiente le dolía tanto el cuerpo porque no había estirado bien, pero al fin del día era bonito y gratificante ver a sus alumnos aprender lo que él les enseñaba y ver lo pasionales que eran cuando veía progreso.
El baile le apasionaba y el dinero le gustaba, y si tenía que soportar a 20 pendejitos por seis horas a la semana para que al final aprendiesen lo que él y ganar una buena suma de dinero a fin de mes, lo soportaba bastante bien, incluso a veces llegaba a disfrutarlo por las situaciones entre sus alumnos.
"En vez de estar hablando de mi sexualidad en plena clase cuando soy completamente capaz de oírlo, podrían estar estirando las piernas porque ahora se me ha ocurrido la grandiosa idea de aumentarles la cantidad de repeticiones en los ejercicios", habló detrás de ambas chicas, quienes chillaron al escuchar su voz sonando irritada.
"¡L-lo sentimos, profesor W-Wooyoung!"
"¡N-no volveremos a hablar, lo p-prometemos!", ambas se giraron hacia él rojas como tomates al haber sido descubiertas, incapaz de mirarle al rostro por la vergüenza de haber sido atrapadas.
Wooyoung se cruzó de brazos, enarcando una ceja y sintiendo las mangas de su camiseta deportiva apretar en sus biceps. Odiaba que la gente hablara de él a sus espaldas, si le gustaban los penes, era cosa suya, si le gustaban los pechos, también era cosa suya, no entendía el afán de sus alumnos de hablar sobre su vida cuando solamente sabían que tenía 21 años y estaba soltero.
Chasqueó la lengua, "¿Qué siguen haciendo aquí? A calentar, y no quiero escuchar nada más de ustedes dos"
En un segundo, ambas chicas se dieron vuelta y partieron hacia la esquina más alejada de Wooyoung para empezar el calentamiento, aún con los rostros rojos y mirando al suelo.
Wooyoung miró a sus alumnos por toda la sala de baile, todos estaban calentando como alguna vez él les enseñó y estaba satisfecho con lo que veía, por lo que se permitió pensar un poco sobre si mismo y la incómoda situación que acababa de protagonizar
¿Si era gay? Claro que si, era gay desde aproximadamente los 15 años cuando se dio cuenta que besar a un hombre era mucho más adrenalínico y sensual que besar a una mujer. Pero eso no debía saberlo nadie que no fuese cercano a él, sus relaciones amorosas pasadas habían sido bastante fracasadas y su vida sexual no tenía por qué estar en boca de todos a pesar de ser bastante activa.
A Wooyoung no le gustaba que hablaran de él, cuando se declaró gay entrando en la preparatoria recibió miles de insultos y una ola de repulsión de parte de sus compañeros, hablaban de que era una puta, que no podía defenderse por ser debilucho, que era un enfermo por gustar de hombres y un montón de cosas más que le traumaron bastante por ese año escolar, sus amigos le habían dejado de lado por miedo a que se enamorara de ellos y durante todo ese año evitó salir al pasillo para no escuchar las miles de cosas que inventaban sobre él y que no eran ciertas. Había sido traumante y mucho más para su tierna edad de 16 años, cuando toda opinión fuera de si mismo le era demasiado importante, bajó considerablemente de peso y lloraba de frustración cada noche bajo sus sábanas, sus notas bajaron y por poco repetía el año escolar, toda su vida se había destruido por sus gustos y no podía entenderlo, deseando cambiar pero siéndole imposible desde que todo el mundo lo sabía. Hasta que su madre le encontró un día llorando con una fea nota en mano de que era un marica, y la mujer le metió a clases de defensa personal y cambió de instituto apenas terminó el año a duras penas, ganó músculo, dejó que su vida privada y gustos fuese un misterio y se refugió en el baile cuando encontró un club en su nuevo instituto.
No, definitivamente a Wooyoung no le gustaba que hablaran de él, había dejado ese espantoso año en el pasado y ahora estaba a gusto viviendo en Seúl y solventándose por si mismo, no necesitaba que nadie hablase a sus espaldas.
Aunque eso jamás iba a pasar claro estaba, no sabía por qué pero el mundo entero tenía una manía de hablar a sus espaldas, como si fuese una especie de delincuente. Y le estresaba en gran sobremanera al no saber como cambiar eso, al no saber que, independiente de con quien hable, no saber qué tanta mierda le habían hablado anteriormente sobre él. Era como meter las manos al fuego con cada contacto.
"Muy bien, vamos a empezar ya, dejen sus botellas de agua al costado", sacudió la cabeza al estar pensando demasiado y aplaudió llamando la atención de todos sus alumnos, dando por comenzada su clase y relajándose lo suficiente, no quería amargarse hoy.
Dos horas después, cuando Wooyoung se despidió de sus alumnos al terminar de ducharse y dejar que limpiasen el salón de prácticas, se mostró especialmente ansioso, observando la hora en su smart watch, se dio cuenta que eran las 7:13 de la tarde. Abrió los ojos asustado y tomó su chaqueta y su bolso rápidamente, no tenía tiempo para secarse el cabello, y no quería perderse eso.
Wooyoung salió de la sala, mirando a todas partes hasta llegar al hall y revisando de que nadie estuviese demasiado atento a él, marcó su retirada en la maquinita del mostrador, se colocó la chaqueta y sin despedirse de sus colegas charlando allí mismo salió de forma apresurada del pequeño edificio bajo atentas miradas de extrañeza que no le importaban en ese momento.
7:15, y debía relajarse.
Volvió a mirar a todas partes en la calle, y arrastró los pies hasta el costado de la academia algo encogido, buscando entre todo el gentío que salía de su horario laboral al mismo tiempo que él. Y dejó reposar la espalda en el concreto del edificio, intentando lucir desinteresado repiqueteando sus dedos contra su brazo aunque por dentro los nervios le carcomieran. Tenía ganas de golpearse el pecho, no era la primera vez que lo hacía pero no podía evitar sentirlo como si fuese la primera vez. No tardaría en aparecer su razón de estar allí, siempre pasaba a la misma hora desde la esquina a las 7:17 de la tarde cuando Wooyoung salía del trabajo tres días a la semana.
Wooyoung soltó otro suspiro, cerrando sus ojos por un breve momento que no duró más de 2 segundos cuando lo sintió. Cuando ese reconocible aroma llegó a su nariz de forma fugaz, ¿Cómo alguien podía oler tan bien y fuerte para que Wooyoung pudiese reconocerle en plena calle? Y abriendo sus irises, pudo ver en cámara lenta a la persona que le robaba el aliento.
El chico ángel de cabello gris, él era su perdición. Un chico que parecía un muñeco de lo hermoso que era, resaltando por sobre las personas con un aura de paz e inocencia que acentuaban sus rasgos delicados y preciosos. Lo descubrió a mediados de año cuando salió de su trabajo y chocó con el precioso chico por error, Wooyoung esa vez se había quedado anonadado por lo adorable que era el chico y por lo bien que olía, pero estaba tan ensimismado con él que el chico salió corriendo antes de si quiera poder haber dicho algo o disculparse apropiadamente. Wooyoung había quedado tan jodido con apenas ese choque que la siguiente vez que salió del trabajo no pudo evitar apresurarse para ver si se lo encontraba de nuevo. Toda su buena suerte ayudándole al verle de nuevo al mismo minuto entre la multitud, pero el ángel lamentablemente, no se fijó en él, demasiado atento en el camino para mirarle.
Y desde ese momento, esperaba al chico exactamente a las 7:17 de la tarde cada día que trabajara, porque se dio cuenta que siempre pasaba por allí en ese momento exacto. Definitivamente no podía quitárselo de la cabeza, el chico era tan precioso que Wooyoung cada vez que lo miraba pasar por su costado le daban ganas de sujetarle para que le mirase, para conocerle, para tener esos ojos encima suyo prestándole atención. Pero jamás tenía la suficiente valentía para hacerlo, por lo que se conformaba viéndolo pasar frente a él y siguiéndolo un par de cuadras calle abajo a varios metros detrás suyo.
¿Si sonaba como un psicópata? Por supuesto que si, pero no podía evitarlo, ver al chico era como una vitamina para él, era como una fuente de energía. Quería conocerlo, ver quien es ese ángel que le tiene tan ensimismado hace meses y que hace que su corazón lata con fuerza cada vez que lo ve, pero no se ha dado la oportunidad y Wooyoung es realmente un cobarde.
Ese día, el ángel llevaba un sweater blanco de cuello en V con un pequeño corazón rojo al costado izquierdo, la tela estaba metida dentro de sus jeans que mostraban la bonita curva de su cintura extremadamente delgada.
Pero ver un poco de piel del chico no es lo que le sorprendió a Wooyoung, si no que subiendo a su rostro, el ángel conectó aquellos irises gigantes con los suyos, esos grandes orbes brillantes como estrellas le miraban mientras pasaba y Wooyoung estaba congelado en su sitio por la sorpresa y con la respiración atascada. Aquellos ojos no expresaban temor, ni angustia, ni extrañeza por su presencia, es más, Wooyoung podía jurar que le estaban invitando a seguirle, a que caminase detrás de él, tan extraño, algo aterrador incluso, Wooyoung podía jurar que desde que estaba pendiente del ángel, este jamás había volteado a mirarle y pasaba desapercibido entre la gente, pero esos ojos estaban allí, como cuencas llenas de ese sentimiento cálido y acogedor que gritaba comodidad, anhelo.
El chico finalmente pasó de él, y Wooyoung respiró con dificultad porque algo así jamás le había pasado. Volvió a mirar la espalda del ángel, esa bonita espalda caminar lejos de él con tranquilidad y sin apuro. Y Wooyoung quiso tan mal seguirlo de nuevo, ver esos grandes ojos tan preciosos o tocarlo, Wooyoung quería interpretar esa pequeña mirada como una invitación, ¿pero qué pasaba si no lo era?
Antes de doblar en la otra esquina y ya a varios metros de él, el ángel se giró repentinamente, deteniéndose abruptamente y con el labio inferior atrapado entre sus dientes. Wooyoung se despegó de la pared en donde estaba apoyado con las manos algo sudorosas pasándola por su pantalón de buzo, volviendo a chocar con esos dulces ojos profundos.
Ven, ven, sígueme, juraba que le decían, y estaba deteniendo sus propios pies al no saber qué carajos hacer, sintiéndose abochornado y nervioso por el ángel que le miraba a metros de distancia. Sus ojos invitándole a caminar, a ir con él a cualquier parte, pero no estaba seguro de qué hacer, tampoco quería que el ángel lo tachase como un psicópata.
Pero de pronto, una pequeña sonrisa cerrada cruzó los gruesos y rosados labios del chico, una sonrisa tan hermosa y contagiosa, que se veía acogedora y segura. Una sonrisa que alivianó la sangre de Wooyoung y le hizo dar un respingo al verla por ser tan preciosa.
Y sin pensarlo mucho, comenzó a caminar hacia él.
hwalight | 211025
¿Será que al fin comenzamos con esto? 👀
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