𝓞𝓻𝓮𝓳𝓪𝓼 𝓭𝓮 𝓵𝓸𝓫𝓸
Ella estuvo en casa antes de lo previsto y tuvo que subir por la ventana para no llamar la atención de Isabella. Se colocó en su cama junto a un libro cuando escuchó a su hermana subir las escaleras e ingresar a su habitación. Ya era muy de noche y seguramente se iba a ir a dormir. Puso el libro en su mesita de noche dispuesta a hacer lo mismo, pero unos golpes empezaron a oírse en su ventana. Se levantó dispuesta a matar al pájaro que pensó que era el causante de tal ruido, pero en vez de eso vio una piedra estrellarse contra el cristal.
—¿Eres tonto o te pegan en tu casa?— preguntó irónica al abrir la ventana y ver abajo a un Jacob sin camiseta con un puñado de piedras listas para lanzarse.
—Quería verte.
—Ya lo hiciste, adiós.
Se separó de la ventana lista para volver a cerrarla, pero segundos antes de hacerlo, Jacob entró por ella a gran velocidad. Retrocedió frustrada por su intromisión y su mirada le indicó que no se acercara a ella.
—Solo quería verte.
—Sí, ya lo dijiste. —Señaló la ventana.— ¿Puedes irte? Quiero dormir.
—Antes me pedías que me quedara.
Suspiró cansada de su comportamiento. Hace años que rompieron y él nunca intentó mantener el contacto con ella, aunque ella lo llamara cada día, su padre siempre contestaba diciendo que no estaba en casa. Él no quiso volver a saber de ella y ella no insistió más, pero cuando volvió a aparecer sentía los sentimientos de Jacob y no le gustaban.
—Jacob, eso fue hace dos años. —Intentó volver a acercarse a ella, pero lo empujó con su mano y puso distancia.
—Lo sé.
—Amas a Bella.
—Lo sé.
—¿Entonces qué haces aquí?
Sus poderes solo hacían que pudiera sentir lo que él sentía, no se atrevía a entrar en su mente para saber en lo que pensaba, pero ya lo suponía. Solo sentía en él confusión y miedo, no entendía sus emociones hasta que él apartó la mano que los mantenía a distancia y agarró su rostro por las mejillas.
—Quiero volver a probarte.
No tuvo tiempo de reaccionar cuando él estampó sus labios con los suyos. Extrañaba la sensación de que alguien la besara, pero no a Jacob. Quería sentir amor, pasión y cariño en un solo beso, pero con Jacob no lo sentía.
Intentó apartarlo con suavidad, pero él con una mano le apretó las mejillas provocando que sus labios se abrieran y así pudo meter su lengua en su boca. El beso era lascivo y necesitado, pero no pudo corresponderle al no sentir nada por él, ya no. Jacob retrocedió con ella y la tumbó en la cama sin dejar de besarla, bajó sus besos a su cuello y lamió una parte muy sensible para ella, provocando un jadeo de su parte.
—Jake, para.
Fue como si no escuchara nada más que a sus instintos. La embistió con su cadera frotando sus partes íntimas bajo la ropa, ella pudo sentir su dureza, pero no quería seguir. Sentía asco y vergüenza de sí misma al saber que se excitaba, pero no quería esto con él, no de nuevo.
—¡Para!
Su fuerza lo empujó hacia atrás provocando su caída en la alfombra. Él la miró confuso, pero su rostro cambió a una de culpa al ver sus lágrimas no derramadas.
—Blair, yo...
—Vete.
Desde que la aceptaron en la manada era muy difícil controlar sus pensamientos para que los demás no los vieran. La mente de la manada era una sola, todos los pensamientos se compartían y nunca se podía guardar un secreto al ser una familia. Por ello, todos los integrantes fueron a por Jacob a primera hora. No les gustó lo que vieron en su mente.
—Oye, en serio, no fue nada. Vamos con Emily, ¿sí? —Los seguía por detrás intentando parar su caminata segura hacia su casa, pero era imposible.
—Blair, se propasó. —Paul se giró para mirarla furioso, podía notar el vapor salir de su cuerpo.— Le enseñaremos unas cuantas lecciones para respetar a las mujeres.
No la tranquilizó en absoluto las sonrisas cómplices que hubo en el grupo, incluido Sam. Él era quien se sentía más responsable de lo que había sucedido, por ello era el que tenía más ganas de darle una lección.
—¡¿Qué le habéis hecho?!— miró al frente sorprendida al ver a su hermana venir con prisas hacia ellos. Su cara de sorpresa al verla no pasó desapercibida.
Empujó a Sam y como acto reflejo todos dieron un paso al frente, Bella la miró sorprendida al ver que ella también lo daba para proteger a Sam.
—¿Qué le hemos hecho? ¿Qué te ha contado? —preguntó Paul aproximándose a Bella con furia.
—Nada, no me ha dicho nada porque os tiene miedo.
El grupo entero soltó una gran carcajada, ella solo pudo taparse la boca ocultando su sonrisa. Isabella los miró a todos sin saber cómo reaccionar, pero algo despertó en ella al ver todas esas sonrisas y sin que nadie se lo esperara, le dio una bofetada a Paul.
—Qué idiota eres Bella. —murmuró corriendo hacia ella.— Bella, retrocede.
Fue como si no escuchara nada de lo que decía, estaba hipnotizada viendo cómo Paul se enfurecía cada vez más sin poder controlar su creciente ira. Ella dio un salto junto con su hermana para evitar ser atacada en el momento de la transformación del hombre, y notó cómo Bella tiró de ella para que huyeran.
—¡Corre Blair!
No se movió de su sitio. Miraba fijamente al lobo gris que le gruñía para que se apartara y le dejara vía libre, pero eso no sucedería. Sam era el Alfa, Jacob era el Alfa destinado, pero ella era la única de su especie y ellos lo sabían. Con un simple movimiento de su mano podía hacer que el pueblo entero se destruyera, por lo que era la más fuerte de la manada.
Paul no se relajó en absoluto al ver su postura e intentó atacarla. Justo antes de que llegara a ella, se transformó también y empezaron a pelear. Los zarpazos y mordiscos no tardaron en venir por todos lados, pero ninguno de los dos tenía la intención de hacer daño.
Batalló con él cuando se subió encima de ella intentando morderle el cuello, pero sus patas traseras lograron empujarlo lejos. Se volvió a levantar sobre sus cuatro patas y vio cómo se preparaba para volver al ataque. Se encontraron en medio y sobre sus dos patas traseras intentaba morderlo, consiguiéndolo varias veces, pero él no se quedaba atrás.
La empujó con su cuerpo y la estrelló contra una balsa que había en medio del camino, y volvió a enganchar sus dientes en su pelaje. Todo esto provocó que rodaran hasta el bosque en donde rompieron varios árboles de los empujones.
Sam se interceptó cuando iba a volver a saltar sobre él y le ordenó que volviera a su forma humana para calmar las cosas. No tuvo problema con ello y cuando volvió a sus dos piernas pudo notar que su camiseta de tirantes estaba algo rota, por ello Sam le lanzó una de sus camisetas que andaban por allí.
Suele pasar muy a menudo este tipo de situaciones, en las que se convierten y luego los demás aparecen desnudos, en su caso suele aparecer con su camiseta algo rota. Por ello en muchos árboles de la zona tienen mochilas con ropa de repuesto.
Paul se fue detrás de un árbol para poder cambiarse y al hacerlo salió con una cara de culpa.
—Yo... Lo siento mucho, Blair. —Se acercó a ella con la cabeza agachada.— Me dejé llevar.
—No te preocupes. —Lo abrazó con una sonrisa en su rostro. No sería la primera ni la última vez que se fueran a pelear, pero eran familia y siempre se perdonaban.
Se fueron los tres juntos hacia la casa de Emily, donde Sam les dijo que ella les había preparado su comida favorita. Ella estuvo compitiendo con Paul para ver quién llegaba primero. Por eso mismo, al entrar en la casa de Emily empezaron a empujarse el uno al otro entre risas para ver quién agarraba la comida antes.
—Pero si es mi chica favorita. —Le sonrió a Emily cuando apartó de un manotazo la mano de Paul al intentar agarrar una de sus magdalenas.— Las damas primero.
—No sabes lo que te quiero, Mily. —Agarró una de las magdalenas y se burló de Paul sacándole la lengua.
Se giró al sentir una mirada penetrar en su nuca, se encontró con su hermana y una mirada furiosa de su parte. Maldijo por lo bajo al darse cuenta de la situación, pero Jacob apareció y se llevó a Isabella lejos de allí. Esperaba que le explicara todo y así no se metería ella, porque seguramente le echaría la bronca
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