𝓐𝓻𝓻𝓾𝓲𝓷𝓪𝓭𝓸 𝓵𝓪 𝓰𝓻𝓪𝓭𝓾𝓪𝓬𝓲ó𝓷
Pasó menos de media hora cuando Blair se escapó de la guardia para estar en frente de la casa Cullen, entró a la casa sin ser recibida pero sabía que ya estaban al tanto de su llegada. Siguió el aroma de Bella hasta encontrarla encima de una mesa con una venda en su mano.
—¿Blair? — Bella fue la única sorprendida de verla allí, la chica sonrió y se acercó a Bella.
—Siempre intentas caminar y mascar chicle a la vez Belly . —dijo Blair mientras agarraba la mano de su hermana y la contraria hacía una mueca de dolor.
—Eso mismo dijo Emmett.
No quiso reaccionar a ese nombre, mucho menos a que al parecer tenían las mismas expresiones. Siguió mirando la mano de Bella y al alzar la otra mano para quitarle la venda el patriarca habló.
—Tiene un esguince, lo mejor es dejarle la venda. —empezó mirando como la chica tenía todas las intenciones de quitarle la venda que provocaba que Bella no moviera demasiado la muñeca.
—Si, bueno, Bella se fue muy rápido, no me dio tiempo a curarla. — respondió ella mientras miraba a Bella con reproche, fue entonces que pasó una mano por encima de la muñeca y un pequeño destello morado salía de la palma.
De repente Bella sintió un alivio subiendo por su muñeca hasta su codo, fue efímero pero lo sintió tanto que soltó un suspiro de alivio. Isabella colocó su mano en frente de su cara y empezó a mover la muñeca comprobando que estaba en perfecto estado.
—¿Cómo...? — empezó Carlisle pero Blair lo interrumpió.
—Magia.
Blair sonrió y miró a todos los presentes para luego despedirse y correr a su puesto de guardia antes de que se dieran cuenta, Sam no había autorizado esa escapada y seguramente se llevaría una buena bronca, solo si se enteraba.
No llegó muy lejos cuando de repente Blair cayó de rodillas viendo como una película todos lo que estaba sucediendo en Seattle. Un coche volcado, muchos vampiros comiendo, los vulturis. Despertó como si fuera un sueño y se dio cuenta de que toda su manada estaba al rededor suyo, desnudos. Se rió por lo bajo y empezó a narrar todo lo que vio, sería una noche larga.
En la mañana siguiente se despertó sola en casa, su padre y su hermana se habían ido a la graduación y ella se había quedado. Blair no quería ir a la graduación sin haber estado en la suya propia, que no tardaría en llegar.
Desayunó y se vistió para luego estar viendo un buen rato la televisión, le llegaron varios mensajes entre ellos de su padre y de Alice, todos eran vídeos o fotos de la graduación. Miró algunas fotos y vio el final de cada vídeo, después tiró el móvil por algún lado del sofá y esperó a que llegara la noche para vestirse e ir a la fiesta de graduación, a la cual si no iba Alice la mataría.
Llegaron las seis de la tarde y Blair empezó a prepararse, un maquillaje ligero junto a un vestido corto plateado que dejaba al descubierto toda su espalda, unos tacones de diez centímetros color beige que definía sus piernas descubiertas. Se colocó unos pendientes de diamantes que colgaba y un collar de lobo plateado para decorar su escote.
Salió de casa agarrando las llaves de su moto y antes de subir se colocó su chaqueta de cuero, se subió un poco el vestido para subir con comodidad y arrancó su moto para luego dirigirse a la fiesta de graduación.
Tardó unos quince minutos en llegar y aparcó su moto al lado del coche de Edward, se bajó del vehículo y se bajó el vestido para luego caminar a paso firme hacía la fiesta. Entró por la puerta principal, pero Blair no conocía a nadie y viendo a todas las mujeres pudo notar que era la única que parecía resaltar.
Notó muchas miradas mientras caminaba hacía Bella, la había encontrado entre la multitud y se acercó para estar con ella. Cuando llegó se dieron un abrazo y Blair la felicitó, minutos después tuvo que caminar al notar un olor diferente, el de tres de sus chicos.
—¿Qué haces aquí? — se dirigió directamente a Jacob, los otros dos poco le importaban ya que eran invitados, pero después de los dos puñetazos que recibió (uno más doloroso que otro) pensó que sabía que no estaba nada invitado.
—He venido por ti. — Blair levantó las cejas con sorpresa. ¿Qué acaba de decir?
—Estas loco Jacob, sabes que ahora no te podría corresponder. — decidió ir al grano viendo que no se daba por vencido. — Menos después de todo lo que me hecho durante estos meses.
Blair recordó su intromisión en su habitación con una mueca, recordó como la besó y casi la desnudó si no hubiera sido por su rechazo a través del empujón que le dio. Las miradas de furia que le dio después y el beso sin permiso que le dio justo el día anterior.
—Sabes que no me importa eso B. — soltó el apodo que le puso Jake cuando eran pareja y eso hizo que su corazón se encogiera. Jacob agarró la muñeca de Blair y le colocó una pulsera con un dije de un lobo echo de madera.
—Es precioso Jake, gracias. — no pudo evitar agradecerle después de ver la ilusión que le daba a Jacob el regalo que le hizo y mucho más al saber que lo hizo él mismo. Blar sabía que su hobbie era tallar en madera.
No pasaron ni dos minutos desde que vio a Bella hablando con Alice cuando su hermana la arrastró literalmente hasta una habitación en donde, poco a poco, se estaban reuniendo todos los Cullen. Blair se sentó en un sillón de una sola persona, no faltó mucho para que Jacob y los dos lobos restantes se pusieran a su alrededor.
—Bueno. — empezó Blair al ver el silencio de la sala. — ¿Reconociste a alguien?
Todos habían entendido que la visión de Alice era que los neófitos venían a Forks y que llegarían en cuatro días.
—No, no lo hice.— ladeó la cabeza confundida. — Tal vez a uno.
—Riley Bears. —soltó de golpe Blair, ella ya se había metido en la mente de Alice para poder reconocer al chico. — Charlie lo lleva buscando un año entero, desapareció en Seattle y no se supo nada de él. — pudo ver como Jacob la miraba confuso, al igual que los otros dos acompañantes, ninguno de ellos entendía nada. — Sea quien sea puedo ver que se aprovecha de las lagunas de tus visiones, no se puede saber con exactitud quien es el responsable.
Blair sintió un escalofrío de repente y se centró en sus propios pensamientos mientras Jacob empezaba a preguntar para informarse. Blair no se sentía bien de repente, y desde su transformación a vampira no se había sentido enferma nunca. Empezó a rebuscar en su mente alguna causa de lo sucedido sin éxito, hasta que levantó la vista de su regazo para fijarla en Edward.
Él ya la estaba mirando, sus ojos transmitían tristeza, confusión y puede que algo de empatía, pero no entendía el porqué. Blair solo dejaba ver sus pensamientos a Edward para que se puedan hablar entre ellos sin que nadie los oiga y Blair sabía que alguien como él no podía derribar sus barreras de protección. ¿Entonces, por qué la mira así?
Blair levantó una ceja en su dirección y justo cuando Edward apartó la mirada la chica sintió un dolor agudo en el pecho. Fue como si alguien habría cogido su corazón y lo estuviera apretando con fuerza, Blair notó la mirada triste de Alice y de Edward. Los dos sabían que sucedía, pero ella seguía sin entenderlo. Al final su única opción fue susurrar un hechizo y se recompuso tan rápido como pudo.
—¿No nos dijiste que no te faltaba nada?
Miró a Jacob quien formuló la pregunta sin entender nada. La mirada de confusión le hizo saber al lobo que no estuvo prestando atención.
—Alice dice que se pasaban algo tuyo para olerlo. — miró a Alice para poder indagar y encontró en su visión una chaqueta de cuero negra, la única pertenencia a la que tenía cariño.
Blair se ponía esa chaqueta cuando tenía algún tipo de misión, normalmente peleas. Solo la llevaba porque sentía que tenía una parte de su abuela con ella, ya que su abuela adoptiva fue quien le enseñó todo sobre magia y de su licantropía. Era una mujer mayor que se dio cuenta al segundo de mirarla que Blair era especial. Sin ella Blair no habría sobrevivido y le regaló la chaqueta de cuero poco después de su primera transformación, días después los Vulturi la mataron.
Blair se levantó de golpe furiosa, su cuerpo temblaba y se podía ver humo saliendo de sus hombros. Los Cullen se echaron para atrás pero los lobos sabían que quien poseía más autocontrol que nadie era Blair.
—Mi chaqueta.
—Si, viene a por Bella. —habló Alice. —Bueno, a por las dos. No entiendo porque te querrían a ti.
—¿Por tu relación con los Vulturi?— preguntó Carlisle y fue entonces que Blair dejó de temblar y entendió todo.
Blair había cumplido su profecía, una que prometió nunca cumplir. Ahora los Vulturi tenían la autoridad para unirla a sus filas y no había nadie más poderoso que Blair en ese mundo. Ella sabía que ahora irían a por su familia para obligarla a hacer lo que ellos quisieran.
A nadie le dio tiempo de preguntar cuando, literalmente, Blair se esfumó delante de sus ojos transportándose a la casa de su madre.
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