❇capitulo 52❇
La semana pasó tortuosamente lenta. Las tareas me tenían completamente absorta y no tuve tiempo de ver a naruto antes. Me había vuelto a llamar en el transcurso de la semana, pero no había podido reunirme con él antes.
La promesa de estar ahí el viernes en su operación, era algo que mantendría firme.
Cuando salí de clases, me precipité al hospital donde lo operarían. Sabía que lo tendrían ahí desde temprano y necesitaba hablar con él antes de la operación, así que me dirigí allá lo más rápido que pude.
Subí al autobús y los recuerdos comenzaron a invadirme. La primera vez que lo vi, sentado en su cama, furioso como solo él sabe; la primera vez que nos besamos, afuera del café; la noche en la que me pidió que fuera su novia, todas las promesas hechas, los besos, las caricias, las peleas, los detalles, las sonrisas cómplices; la primera vez. En su cama, entre sus brazos...
El nudo de mi garganta incrementó y me obligué a apartar las lágrimas de mi rostro.
No podía llorar. No más. No ahora. naruto era, y siempre sería, el amor de mi vida y dolía no estar a su lado, pero lo aceptaba. Aceptaba el hecho de no estar con él, porque él estaba bien. Si él estaba bien, yo también lo estaba.
Cuando llegué al hospital, me dirigí directamente a la sala de espera de los quirófanos.
kushina me miró y una sonrisa se deslizó por su rostro.
-¡hinata! -exclamó mientras me abrazaba.
-H-Hola -tartamudeé.
-¡Has venido! -dijo la voz de karin, detrás de mí.
Otros brazos me envolvieron por la espalda. -No me lo perdería por nada. -dije, con la emoción a flor de piel.
kushina contenía un par de lágrimas y yo sonreí con nostalgia. Extrañaba muchísimo a éstas dos mujeres en mi vida. Ambas muy importantes para mí.
-¿Crees que pueda pasar a verlo antes de la operación? -pregunté a karin.
-¡Claro!, ¡Está en la habitación doscientos dos!, ¡Te llevo! -dijo ella mientras me tomaba del brazo y comenzaba a llevarme por el corredor.
Nos detuvimos frente a la puerta y cerré los ojos. Los recuerdos de su accidente me golpearon y sentí un dolor terrible en el estómago. Aún me dolía el pensar que pudo haber muerto.
-¡naruto!, ¡Adivina quien está aquí! -canturreó karin hacia la habitación, sacándome de mis pensamientos.
Alcé la vista y lo miré. Sus ojos azules estaban fijos en la nada, sus labios rojos y gruesos estaban entreabiertos, su piel morena lucía saludable, unas pequeñas sombras debajo de sus ojos delataban su falta de sueño. Su cabello largo y alborotado lucía más largo de como lo recordaba y vestía una bata de hospital.
-Hola -dijo con su voz ronca.
-H-Hola -tartamudeé.
-Viniste. -dijo. Una media sonrisa se deslizó por sus labios, marcando un hoyuelo.
-Te dije que vendría. -dije, intentando dejar que la emoción no se filtrara por mi voz.
-Yo estaré afuera, por si necesitan algo. -se despidió karin.
Cerró la puerta tras ella y el silencio de la habitación se hizo pesado.
-No puedo creer que estés aquí -susurró él.
Cerré los ojos intentando no sentirme afectada por el tono de su voz, pero era casi imposible no sucumbir ante él.
-Suelo cumplir mis promesas. -dije con la voz entrecortada.
naruto apretó los puños. -Tengo tanto miedo de esto. -susurró.
-Todo saldrá bien. -dije intentando inspirarle seguridad.
Quería cruzar la distancia entre nosotros y abrazarlo fuerte, pero me contuve.
-No hablo de la operación -dijo. Yo fruncí el ceño con confusión y él continuó -. Tengo miedo de esto que está pasando entre nosotros. Tengo miedo de que sea tarde.
Cerré mis ojos con fuerza. No esperaba esto. No esperaba que él pensara en él y en mí como un "nosotros", porque yo había dado por sentado hacía mucho tiempo que ya no existía un "nosotros" aquí. No pude decir nada.
-Te he extrañado tanto. -susurró con la voz entrecortada.
Cuando abrí mis ojos, pude ver los suyos llenos de lágrimas.
-Y-Yo también te he extrañado. -acepté con un nudo en mi garganta.
-Sé que no hice las cosas de la manera correcta. Que me equivoqué. Y porque me equivoqué es que quiero remediarlo todo. Sé que no puedo volver el tiempo atrás, pero estoy volviéndome loco. No sé estar sin ti, hinata. Sé que probablemente sea tarde, que tú hayas pasado la página, pero no quiero quedarme aquí y no luchar. Te quiero conmigo. Te quiero de vuelta.
Con cada palabra que salía de sus labios, un extraño pinchazo de dolor dentro de mi pecho se abría paso, y de pronto, todo el dolor acumulado éste tiempo, explotó. Las lágrimas picaban mis ojos y mi corazón latía con furia dentro de mi pecho. Yo quería estar con él. Realmente lo quería; pero sabía que las cosas no serían igual. La relación estaba rota. Yo estaba rota, herida, y me había destrozado.
Un pinchazo de resentimiento se guardaba dentro de mi pecho y no sabía por qué. Lo había odiado por no quererme cerca cuando me había dicho que me amaba con toda su alma. No podía..., no. No lo haría. No podía irse y esperar que todo estuviera como lo dejó cuando volviera. YO había cambiado. YO era diferente. YO no me permitía a mi misma volver a caer en la misma relación. Aquella en la que él se enojaba y yo lo buscaba. No...
-No puedes irte y esperar que todo esté tal cual lo dejaste cuando vuelvas -dije con la voz entrecortada. -. Yo asumí que no me querías en tu vida y te dejé ir.
-¡No! -el dolor en la voz de naruto hizo en mi pecho otra herida más. Otra herida que no necesitaba.
Una lágrima cayó de mi mejilla y la sequé rápidamente -Me heriste -le reproché.
naruto cerró los ojos con fuerza -Nunca quise herirte.
-Todo esto... -me obligué a hablar en contra del nudo de mi garganta -, fue maravilloso, naruto. ¡Dios!, ¡Fue lo más maravilloso que me pudo pasar en la vida!, conocerte me enseñó mil cosas. Conocerte ha sido lo mejor que pude haber hecho. No me arrepiento de nada. Mucho menos de haber hablado con tu papá. Tampoco me arrepiento de las lágrimas derramadas, ni del dolor, porque aprendí..., aprendí de todo esto. Aprendí más de lo que jamás había aprendido, y ahora entiendo que, a veces, el amor no es suficiente. Porque te amo, naruto. Claro que te amo, y el sentimiento no se irá. El amor no se olvida de la noche a la mañana; pero esto no puede seguir. Nos hacemos más un daño que un bien. Me haces daño...
No pude continuar. Las lágrimas no me dejaron continuar.
-No me haces daño. ¡Maldita sea! -Pasó sus manos por su cabello mientras cerraba los ojos -, ¡YO SI ME ARREPIENTO!, ¡ME ARREPIENTO DE NO HABER LLAMADO ANTES!, ¡ME ARREPIENTO DE NO HABERTE DETENIDO AQUELLA NOCHE!, ¡ME ARREPIENTO DE NO HABER RESPONDIDO!, ¡ME ARREPIENTO DE HABERTE HERIDO TANTO!, ¡ME ARREPIENTO TANTO!
Caminé hasta él y puse mis manos en sus mejillas. Tenía que hacerlo. Tenía que sentirlo, aunque fuera una última vez... Posé mis labios sobre los suyos y de pronto, fue como si el tiempo no hubiera pasado. Como si me encontrara de nuevo en su habitación, besándolo, amándolo, sintiéndolo... Sus labios se abrieron al compás de los míos y adentró su lengua en mi boca.
El beso sabía a él, y a despedida... Yo sabía que esto era una despedida.
-Te amo, hinata -dijo contra mis labios.
No le respondí. Si le decía que yo también lo amaba, no tendría el valor de alejarme.
-No me dejes ir -susurró ahuecando sus manos en mi nuca.
-Tal vez, algún día nos volvamos a encontrar... En otra vida. -dije, llorando contra sus labios.
-No quiero dejarte ir. -su voz se quebró y lágrimas se deslizaron por sus mejillas, mezclándose con las mías.
Mi corazón se quebró por completo y por un segundo, me pregunté qué demonios estaba haciendo. Mis labios buscaron los suyos una vez más y el beso fue doloroso. El sabor estaba mezclado con la sal de nuestras lágrimas y, por un momento, me perdí en su beso.
-Te amo -dijimos al unísono.
Salir de ésa habitación fue la cosa más difícil que tuve que hacer en mi vida, pero me obligué a hacerlo. Una parte de mi quería lanzarse a sus brazos y olvidarlo todo; otra, quería seguir adelante. Y si mi destino era estar con naruto, algún día iba a estar con él, una vez más
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