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❇capitulo 48❇

Habían pasado ya tres semanas desde que yo había entrado a trabajar al restaurante y empezado el pequeño proyecto con karin.

naruto había comenzado a cantar en un bar con la antigua banda con la que cantaba: "White Tiger". No había podido ir a escucharlo cantar debido a mi horario en el restaurante, pero me prometí a mi misma que en cuanto todo el asunto de la operación terminara, iría a escucharlo.

-¿hinata? -la voz de naruto me hizo sonreír.

Había intentado darle una visita sorpresa antes de ir a trabajar al restaurante y me había notado por el aroma.

-¡Eso no es justo!, ¡No puedo sorprenderte ni un poco! -me quejé mientras entraba a su habitación.

-¡Nunca!, ¡Ni un poco, princesa! -dijo mientras se sentaba en la cama con una toalla en la mano.

Su cabello lucía húmedo aunque estaba completamente vestido. Acababa de ducharse.
Crucé la distancia que nos separaba y me senté a horcadas sobre él mientras enredaba mis brazos en su cuello. Las manos de naruto se posaron en mis piernas y frunció el ceño -¿Traes falda? -preguntó paseando sus manos por mis piernas desnudas.

-Sí. Es parte del uniforme -me quejé haciendo una mueca.

Los labios de naruto dejaron una estela de besos por todo mi rostro hasta detenerse en mi boca dándome un beso de muerte. Su lengua explorando la mía mientras nuestros labios se movían lentamente.

-No me gusta la idea de que estés paseándote en falda por ahí -dijo contra mis labios.

Una risa boba brotó de mi garganta mientras comenzaba a besar su cuello. Un gemido gutural salió de su garganta mientras yo trabajaba mis besos hasta el lóbulo de su oreja.

Sus manos se aferraron en mis caderas mientras inclinaba la cabeza para darme acceso a su cuello. -Soy solo tuya -susurré contra su oído.

-¡Mía! -gruñó mientras sus manos se posaban en mis rodillas y se deslizaban debajo de mi falda entallada.

-¿Qué crees? -canturreé mientras sentía las manos de naruto cada vez más arriba.

-¿Qué? -dijo él besando mi mandíbula.

-Hice horas extras ésta semana y, si todo sale bien, tendremos todo el dinero restante el fin de semana -dije con emoción.

naruto se apartó un poco mientras una sonrisa sincera se deslizaba por su rostro. -¡No puedo creer que el hospital vaya a cubrir el ochenta por ciento de la operación, es... Simplemente es increíble! -dijo emocionado.

Una punzada de culpa se extendió por mi pecho. ¿Qué haría naruto si le dijera que su papá pagará la operación?, probablemente se reusaría a operarse y yo sabía lo emocionado que estaba respecto a eso. Había ido a realizarse los estudios previos a la operación y el médico lo había programado para finales de mes; calculando que consiguiéramos el dinero necesario para la operación. De lo contrario, tendría que esperar otro mes para operarse, debido a la apretada agenda del cirujano.

No. No podía permitir que naruto tirara por la borda la oportunidad de operarse cuando veía cuánto lo quería. Quería ésta operación y la tendría. Después habría tiempo de contarle.

-Haría cualquier cosa por ti -susurré sin aliento.

naruto frunció el ceño con confusión.

-¿A qué viene todo eso? -dijo con una sonrisa tímida dibujada en el rostro.

-Sólo quería que lo supieras -dije mientras sonreía tristemente.

Sabía que, cuando llegara el momento de explicarle lo de su operación, lo entendería. Entendería porqué escogía éste momento para decirlo.

-Yo haría cualquier cosa por ti, hinata -susurró él mientras besaba mis labios.

Mi corazón se hundió dentro de mi pecho y la culpa se extendió aún más profundo.
Cuando naruto supiera la verdad, iba a estar muy molesto.

-¿Irás a escucharme? -preguntó.

-Me encantaría, amor; pero necesitamos reunir ese dinero lo más pronto posible. Estamos a dos semanas de fin de mes. No puedo darme el lujo de faltar -dije mientras retiraba un par de rizos de su rostro.

-Esto tendrás que compensármelo de alguna manera -dijo en un puchero.

Mis manos se deslizaron hacia abajo por su pecho y enganché los dedos en la cinturilla de su pantalón. Un gemido ronco salió de sus labios.

-Estoy segura de que podré hacer algo -susurré contra sus labios.

En un segundo, naruto estuvo sobre mí. Sus caderas presionando las mías sobre la ropa. -Se me ocurren un par de ideas perfectas para eso -susurró sugestivamente.

Una risa brotó de mi garganta mientras comenzábamos a besarnos lentamente.
Tras una hora de arrumacos, besos y palabras de amor bien merecidas, me fui a trabajar con la promesa de pasar cuando saliera un rato. Hoy no haría horas extras. Necesitaba un tiempo de naruto y lo merecía por tanto esfuerzo que estábamos haciendo.

~*~

El trabajo pasó sin contrariedades, pero aburrido como siempre. Después de sobornar a asuma, mi supervisor, con un puñado de chocolates, accedió a cerrar solo el local, así que salí media hora antes.

Me cambié el uniforme en el baño del restaurante y salí casi corriendo del lugar. El autobús tardó una eternidad, pero la espera valía la pena. Pasaría una noche con naruto y estaba feliz. sakura me había hecho el enorme favor de mentir y decir que me quedaría en su casa, así que todo estaba planeado, ya que kushina estaba en conferencia fuera de la ciudad. Antes de llegar a casa de naruto pasé por el cajero electrónico y saqué mi paga de la semana.

Una sonrisa enorme surcó mi rostro. Tenía ochocientos euros en mi cuenta y, si mis cálculos no fallaban, karin había hecho una venta muy buena el día anterior. Teníamos los mil euros. ¡Los teníamos!

Cuando llegué a casa de naruto, estaba eufórica. Necesitaba pasar tiempo con naruto, conmigo trabajando y él ensayando y presentándose el tiempo que nos veíamos era poco y lo extrañaba como loca; además, necesitábamos celebrar.

Toqué la puerta mientras intentaba desenredar los nudos de mi cabello con los dedos.
karin me abrió la puerta y lo primero que noté, fue la angustia en su mirada.

-¡hinata! -dijo con la voz entrecortada.

Sus brazos se apretaron a mí alrededor mientras sentía el temblor de su cuerpo.

-¿Qué pasa?, ¿Qué está mal? -pregunté.

Mi mente viajó inmediatamente a naruto, pero me obligué a no entrar en pánico.

-¡naruto sabe lo de la operación! -soltó con la voz entrecortada.

-¿Q-Qué? -susurré.

"Santa mierda" pensé para mis adentros.

Sin decir una palabra más, corrí escaleras arriba, rumbo a la habitación de naruto.
Cuando entré, me quedé helada ante lo que vi. Todas las gavetas de los muebles estaban en el suelo, la ropa estaba regada por todos lados, las botellas de perfume estaban estrelladas en el suelo y la puerta del baño estaba destrozada.

naruto estaba sentado en la cama deshecha con la cara entre las manos. El corazón se me hundió dentro del pecho y no supe que decir. Mi corazón latía con fuerza contra mis costillas, las manos me sudaban, mi pecho subía y bajaba con mi respiración entrecortada y un nudo creció en mi garganta.

-¿Por qué lo hiciste? -preguntó con la voz enronquecida.

Sus ojos azules estaban fijos en la nada, pero había una expresión fría en sus ojos. ¿Decepción?, ¿Rabia?, ¿Coraje?, ¿Frustración?, ¿Tristeza?..., quizás un poco de todo.

-n-naruto... -tartamudeé sin saber que decir realmente.

-Sabías lo que pensaba sobre él. Sabías que no quería que él pagara esto y sin embargo, te importó una mierda. Fuiste a pedirle limosna para mí -espetó con coraje.

Una vena saltó en su cuello mientras apretaba los puños sobre sus piernas.

-N-No pedí limosna -tartamudeé. Las lágrimas picaban mi rostro -; lo único que quería era ayudarte.

-¿Ayudarme? -preguntó. Una carcajada amarga salió de su garganta -¡¿Cómo jodidos ibas a ayudarme!?, ¡Le iba a deber algo a él!, ¡Iba a tener que darle las gracias por algo que ni siquiera le pedí que hiciera!, ¡Iba a...!

-¡Iba a pagarle! -lo interrumpí.

Era cierto. Planeaba seguir trabajando en el restaurante y pagarle los cuatro mil euros a minato después de la operación.

-¡NO NECESITO TU LÁSTIMA, HINATA!, ¡MALDITA SEA!, ¡NO LA NECESITO! -gritó mientras se ponía de pie de golpe.

-¡NO TE TENGO LÁSTIMA! -solté.

Las lágrimas comenzaron a salir de mis ojos y no las detuve.

-¿Tanto querías que pudiera ver?, ¿Tanto te importaba que tu novio fuera ciego? -dijo con desdén.

Aquellas palabras quemaron dentro de mi pecho con fuerza y la desesperación se mezcló con rabia. ¿Cómo podía decir eso cuando le había demostrado una y mil veces que no me importaba que no pudiera verme?

-¡¿ESTÁS HABLANDO EN SERIO!? -Espeté con coraje -, ¡JAMÁS ME HA IMPORTADO EL HECHO DE QUE NO PUEDAS VER!, ¡TÚ QUERÍAS ÉSTO!, ¡LO QUERÍAS DESDE QUE TE CONOZCO!, ¡Y TE LO DIJE: HARÍA CUALQUIER COSA POR TI!

-¡NO ME VENGAS CON ÉSE ABSURDO ARGUMENTO!, ¡NO TE ATREVAS A JUSTIFICARTE DETRÁS DE ESO!

Cerré mis ojos mientras me secaba las lágrimas de los ojos. -¿Quién te lo dijo? -pregunté intentando tranquilizarme.

Las manos de naruto se apretaron en puños. -amaru. Su papá y el mío son amigos; cometió la estupidez de contarlo delante de ella.

Cerré los ojos con fuerza. No podía creer que ella lo hubiera hecho. Lo había hecho para poner a naruto contra mí, y lo había logrado.

-Ni siquiera puedo estar aquí contigo -dijo mientras caminaba como león enjaulado por toda la habitación.

Aquellas palabras me golpearon como un látigo. -Te lo haré fácil. Buenas noches, naruto -dije antes de salir de la habitación.

Mi corazón se hundía con cada paso que daba y un mal presentimiento se formaba en mi pecho. Ésta no era una discusión común. No lo era. Era algo más, y no sabía cómo arreglarlo.

-¡hinata! -dijo karin al verme bajar.

Metí las manos en los bolsillos de mis pantalones y saqué el dinero recabado.

-Toma, karin -dije poniendo el dinero en sus manos.

-¿Q-Qué? -susurró ella.

-Buenas noches -dije intentando sonreír.

Esto estaba de la mierda

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