❇capitulo 35❇
-¿M-Me amas? -pregunté casi sin aliento.
El rostro de naruto palideció. El miedo se reflejó en sus ojos.
-Hinata, y-yo...
Una sonrisa terriblemente estúpida se extendió por mi rostro. ¡Me amaba!, ¡naruto namikaze me amaba!, definitivamente era la chica más afortunada de la tierra por provocar algo así en él.
-¡Me amas! -lo acusé sin reprimir mi sonrisa.
naruto frunció el ceño con angustia y dijo -¿No estás asustada?
-¡Claro que no lo estoy!, quiero decir, ¡ME AMAS! -dije emocionada.
naruto se sonrojó completamente mientras escondía la cabeza en el hueco de mi cuello. Su aliento me causó escalofríos y dijo con los labios pegados a mi cuello -Te amo, hinata.
Mi corazón comenzó a palpitar a toda velocidad con sus palabras y lo abracé con fuerza contra mi pecho.
-Te amo, naruto -susurré a su oído.
Él se tensó en mis brazos y murmuró -¿Puedes volver a decirlo?
Yo sonreí bobamente y dije -¡Te amo, naruto!
Él me abrazó con fuerza y me besó. Sus labios danzando con los míos lentamente, su lengua buscando la mía, mis manos en su nuca presionándolo contra mí y mi corazón palpitando frenéticamente dentro de mi pecho.
Sus manos se deslizaron por debajo de la playera y acarició mi espalda suavemente, provocando en mí una extraña sensación de vértigo.
-¡Dios mío!, ¡Te amo! -susurró contra mis labios.
Yo sonreí contra sus labios y volvimos a besarnos. Todo era increíblemente perfecto.
~*~
Habían pasado ya siete meses desde aquella noche en la que nos habíamos dicho "te amo" por primera vez. No podía creer que lleváramos diez meses juntos; era tan fácil estar con él. Habíamos visitado todos los cafés existentes en la ciudad, habíamos paseado por todo Londres a lo largo de ésos siete meses y era increíblemente feliz.
Las discusiones nunca faltaban, pero nunca habíamos dejado que una pelea nos separara demasiado. Ambos éramos celosos y ése había sido, principalmente, motivo de muchas discusiones, pero habíamos sabido manejarlo.
Nuestros encuentros y sesiones de besos eran constantes, sobretodo después de discutir por algo. Generalmente, discutíamos por su renuencia a seguir con su vida. Había insistido innumerables veces en convencerlo de volver a la universidad pero él se negaba rotundamente. Decía que no iba a exponerse a las burlas de la gente que no entendía que estar ciego no era lo mismo a ser inválido. Estaba profundamente enamorada de naruto y, para mí, cada segundo a su lado era increíble.
Jamás habíamos llegado a algo más que caricias y besos a pesar de la sólida relación que teníamos. Cada vez que estaba a punto de suceder algo más, el miedo me asaltaba y nos deteníamos. Lo amaba por comprender que aún no estaba lista para algo tan grande como éso.
naruto y sasuke se llevaban cada día mejor, incluso, estaban planeando una salida a la playa con sus antiguos amigos. Algo así como una reunión de viejos amigos. Estaba feliz por él aunque me sentía nerviosa por alejarme de él todo el fin de semana.
-¿No beberás, cierto? -pregunté angustiada una noche antes de que salieran de la ciudad. Lo estaba ayudando a hacer su maleta.
-Por supuesto que no. No te angusties, sólo estaré con mis viejos amigos, nada más. -dijo mientras depositaba un beso sobre mi frente.
-Tengo un mal presentimiento sobre ésto -me quejé.
En realidad lo tenía. No confiaba en una bola de chicos en la playa bebiendo hasta la inconsciencia y las imágenes sobre el accidente de naruto rondaban mi mente. Tenía una imaginación muy poderosa y no podía dejar de imaginarme aquel aparatoso accidente en el que naruto perdió la vista.
-Estaré bien. Me comportaré, lo prometo. -dijo con una sonrisa tierna en los labios.
-Debes ser cuidadoso, amor -dije intentando alejar los horribles pensamientos de mi cabeza.
-Lo juro, princesa. -dijo.
Al cabo de casi treinta minutos, kushina se ofreció a llevarme a casa. Yo estaba muy renuente a irme porque no vería a naruto hasta el lunes por la tarde porque saldrían por la mañana del día siguiente y, tras unos largos minutos despidiéndonos, me llevaron a casa.
Aquella noche no pude dormir. No podía dejar de pensar en naruto y su dichoso viaje.
"No seas ridícula, hinata. Sólo será un maldito fin de semana; estás actuando como toda una psicópata." me regañé mentalmente.
El sábado salí con sakura al centro comercial cerca de su casa. Definitivamente necesitaba distraerme. Me invitó a quedarme a dormir en su casa y acepté gustosa de tener un fin de semana de chicas. Charlamos a morir y me confesó que había estado íntimamente con sasuke hacía casi una semana. Me contó como había sido, cómo sasuke había sido todo un caballero con ella y lo mucho que lo amaba.
Estaba feliz por ella. Dar un paso como ése era algo que yo aún no me atrevía a hacer. No por falta de amor, sino por miedo a lo que pasaría.
Nos fuimos a la cama pasadas las tres de la mañana y no sentí haber dormido nada, cuando mi celular sonó.
Gemí contra la almohada mientras lo buscaba a tientas en el mueble junto a la cama.
-Contesta, por el amor de Dios -se quejó sakura.
Tomé el teléfono y respondí sin ver el identificador de llamadas. -¿Diga?
-¿hinata? -la familiar voz de kushina me hizo sentarme de golpe en la cama.
Algo iba mal. kushina jamás me llamaría a mitad de la noche sólo porque si. Mis pensamientos se precipitaron hacia naruto y el corazón comenzó a golpearme con fuerza en el pecho. Me costaba trabajo respirar, me sudaban las manos, me temblaba todo el cuerpo y una sensación de pánico se apoderó de mi.
-¿k-kushina? -tartamudié.
-hinata, naruto tuvo un accidente.
Sus palabras me golpearon como un látigo. Toda la habitación comenzó a dar vueltas a mi alrededor, la angustia se apoderó de mí y no pude articular palabra alguna. ¡Sabía que algo malo ocurriría!, ¡Lo sabía y no había hecho caso a mis instintos!, ¡Qué estúpida había sido!
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