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❇capitulo 16❇

-¡karin, joder!, ¡Toca la puerta! -gruñó naruto ligeramente ruborizado mientras buscaba algo con qué cubrirse.

Yo no podía apartar mi vista de él. Era tan... Insoportablemente perfecto. Su abdomen era plano pero podían verse las finas líneas que delataban que se ejercitaba con frecuencia. Su pecho firme estaba cubierto por una pequeña y fina capa de agua sin secar y tenía sus pectorales marcados. Su espalda era angulosa y ancha pero terminaba en unas estrechas caderas. Sus piernas lucían poderosas y sus brazos se marcaban con pequeñas líneas de músculos mientras se estiraba torpemente para alcanzar sus vaqueros.

Me llevé las manos a la cara ruborizándome por completo después de haberlo examinado con la mirada, salí torpemente de la habitación segura de que estaba completamente roja de la vergüenza.

karin no paraba de reír como loca mientras escuchaba como discutía con naruto.

Tras varios minutos de escucharlos murmurar dentro de la habitación, karin salió y canturreó en mi dirección -Ya puedes pasar.

Mi corazón me dio un vuelco y me regañé a mi misma por no mantenerme tranquila.

Entré a la habitación y pude encontrar a un naruto enfundado en una playera de manga larga y unos vaqueros negros.

-Hola -murmuró.

¿Era mi imaginación o estaba ruborizado aún?

-Hola -dije en voz baja cruzándome de brazos.

-¿Cómo estás? -dijo mientras se ponía de pie de la cama y caminaba hacia mi.

-Bien. -me tensé al verlo acercarse cada vez más.

Él se paró justo frente a mi y su figura se impuso ante la mía. Era casi dos cabezas más alto que yo. Su mano grande y fría se deslizó por mi mejilla lentamente y cerré los ojos ante su contacto.

-Te extrañé -susurró con su voz ronca.

Me estremecí cuando su pulgar paseó por encima de mis labios entreabiertos. Los suyos lucían más rojos que de costumbre. Me obligué a dar un paso hacia atrás para liberarme de su contacto y me aclaré la garganta diciendo con la voz entrecortada -Hoy comenzamos con el Braile.

Su mano cayó a su costado y me saqué la mochila de la espalda mientras sacaba un libro con la escritura básica del Braile, la escritura de los ciegos.

Comenzamos a trabajar. naruto estaba completamente concentrado en lo que le estaba explicando acerca de las figuras que hacían las letras sobre el papel.

Su ceño estaba fruncido en concentración mientras yo no paraba de hablar y de hacerlo decirme el abecedario en braile.

Al cabo de casi dos horas, ya había podido leer unas cuantas palabras sencillas.

Un relámpago me hizo pegar un salto del miedo. Odiaba las tormentas.

-Será mejor que me vaya -dije guardando apresuradamente mis cosas en la mochila. -. Te dejaré el libro para que practiques.

naruto lo tomó con dedos trémulos y yo caminé a la puerta de la habitación.

El aguacero se dejó caer en un segundo y maldije en voz baja mientras bajaba las escaleras. Eran casi las diez de la noche.

-¡No puedes irte así!, ¡Vas a llegar empapada a la parada del autobús! -me regañó kushina. -, te llevaré a casa.

Se puso de pie y comenzó a caminar hacia la puerta.

Corrimos hacia el auto y nos trepamos con rapidez.

kushina arrancó el auto saliendo al camino. Al llegar a la avenida en la esquina vi con horror como un río de agua corría ferozmente.

Un horrible ventarrón meció el auto haciéndonos chillar del miedo mientras un árbol se balanceaba antes de caer sobre la avenida principal. Ésa que me llevaba a a casa.

-Ésto es imposible, hinata. Me temo que tendrás que llamar a tu casa. No puedes irte así -dijo kushina echándose en reversa.

-Pero tengo clases mañana -me quejé en voz baja.

kushina condujo de vuelta y se aparcó afuera de su casa mientras llamaba a mi madre. Pude escucharlas decir que no había problema con que yo pasara la noche en casa de kushina. Se había comprometido a llevarme mañana en cuanto el árbol fuera removido.

Entré tiritando del frío, con el cabello pegado a mi frente por la lluvia. Me quité el gorro y caminé abrazándome el cuerpo hasta la sala de la casa.

naruto se encontraba sentado en un sillón mientras escuchaba televisión. Se volvió lentamente hacia a mi diciendo -¿Quién está ahí?

-Yo -dije a regañadientes.

karin salió de su habitación. -¿Qué pasó? -dijo mirándonos a su madre y a mí.

-Se cayó el roble de la avenida y no pudimos salir -dijo kushina mientras se quitaba la chaqueta. -. ¡Por Jesús, hinata!, ¡Estás temblando!, ¡karin has que tome un baño o se va a enfermar!

karin me arrastró hasta el baño mientras ponía una toalla en mis manos. -El agua caliente es el grifo que está pegado a la pared. Ahora vuelvo, buscaré algo cómodo para que puedas dormir.

Cuando salió me tomé mi tiempo para desnudarme y meterme a la ducha. El agua caliente se sentía bien contra mi cuerpo helado y un segundo más tarde escuché la puerta abrirse.

-Aquí hay una pijama. Me llevaré tu ropa para echarla a la secadora -dijo la voz de karin. -La cena estará lista en un segundo.

-Gracias -dije mientras quitaba los restos de jabón de mi cuerpo.

Al salir, maldije en voz baja.

karin se había llevado mi ropa interior también. Me puse el pantalón del pijamas y la delgada camisa de mangas largas, sintiéndome casi desnuda. Salí del baño mientras karin me miraba. Estaba segura que la camisa debía verse más holgada en ella porque su cuerpo era mucho más delgado que el mío, así que la blusa se ceñía a mi cuerpo.

-Ten -dijo karin pasándome un cepillo. Lo tomé mientras peinaba mi mata de cabello.

Cenamos en silencio. naruto había elegido sentarse a mi lado y nuestros codos y rodillas se rozaban de vez en cuando haciendo que todo mi cuerpo se tensara en respuesta.

karin me ofreció su cama para dormir mientras ella se recostaba en una colchoneta en el suelo.

Pasó una hora, y luego otra, y luego otra, pero yo no podía conciliar el sueño.

La tormenta me tenía completamente aterrada. Seguía lloviendo y los recuerdos de aquella traumatizante experiencia no me dejaban en paz.

Me rendí mientras me ponía de pie casi a las dos de la mañana.

Caminé silenciosamente por la habitación y salí hacia la sala sin saber que hacer. No iba a prender la televisión. Sabía que podría despertar a todos y éso sería muy vergonzoso.

La oscuridad era aterradora. La tenue luz de la Luna se filtraba por las ventanas y entonces, un horrible trueno iluminó toda la sala.

Una figura parada frente al ventanal me hizo chillar del miedo.

El aire abandonó mis pulmones por completo mientras el corazón me daba un vuelco. Me llevé las manos a la boca para no gritar y entonces me di cuenta de lo difícil que era respirar. El aire no estaba entrando a mis pulmones y comencé a jadear.

-¿hinata? -la voz de naruto me hizo sentir alivio pero yo no podía respirar. El pecho me dolía, me sentía mareada, y jalaba el aire ruidosamente sin ser capaz de llevarlo a mis pulmones. -, ¿hinata, estás bien? -la voz de naruto sonó aterrada.

Yo no pude responder, me tiré al suelo haciéndome un ovillo intentando respirar pero era imposible. En un segundo, naruto estaba a mi lado. Se sentó a mi lado alarmado mientras tanteaba hasta encontrarme. Me sentó mientras me rodeaba con sus brazos. Su pecho estaba pegado a mi espalda y sus manos aferradas a mi cintura.

-Respira -dijo contra mi oído. Su cabello me cosquilleaba en la nuca mientras su aliento enviaba escalofríos por todo mi cuerpo.

Intenté hacerlo pero no pude. Mi pecho subía y bajaba frenéticamente en busca de aire y cada vez me sentía más mareada.

Mi visión fue perturbada por pequeños puntos oscuros. Estaba a punto de desmayarme.

-Respira conmigo, hinata, por favor -dijo naruto con voz alterada.

Su respiración era acompasada e intente comenzar a respirar con él. Estaba funcionando. Poco a poco, sentí como mis pulmones se llenaban con aire.

Me fui relajando en sus brazos. Su cabello me seguía haciendo cosquillas en la nuca, y su aliento contra mi oreja me hacía hormiguear la piel.

Al cabo de unos instantes, pude volver a respirar con normalidad pero no quería que me soltara.

-¿Qué diablos pasó? -susurró contra mi oído.

-Me asustaste -dije en voz baja y ronca.

-Lo lamento.

-¿Qué hacías despierto?

Suspiró pesadamente, su aliento haciéndome estremecer.

-Casi no duermo -comenzó -. Los ruidos de la noche me aterran. Es horrible escuchar todos los pequeños ruidos e imaginar lo peor.

Sin pensar, acaricié el dorso de su mano con mi pulgar.

Seguía envolviéndome protectoramente con sus brazos. Su aroma me embriagaba por completo.

Lo sentí aspirar contra mi pelo. Cerré los ojos al sentir su contacto.

- n-naruto -tartamudeé.

-Shh... -dijo contra mi cabello.

-P-Por favor -supliqué con voz entrecortada. No tenía el valor de alejarlo de mi. Tendría que alejarse él.

Deslizó sus labios por mi cuello haciéndome estremecer y dejó un puñado de cálidos besos contra mi piel ardiente. Cerré los ojos con fuerza intentando contener el temblor ansioso de mi cuerpo.

Sus labios llegaron a mi oído una vez más y susurró...

-Te quiero.

Me tensé en ése momento. -¿Q-Qué? -dije sin aliento.

-Te quiero -repitió con voz ronca.

-¿P-Porqué me haces ésto? -me quejé. ¿Acaso no le bastaba con humillarme?

Suspiró pesadamente mientras decía -No puedo más con esto. Sé que no soy bueno para ti. Sé que mereces algo mejor que yo. Sé que debo alejarme de ti, pero simplemente, no puedo -me apretó con fuerza contra su cuerpo -. Mis brazos te necesitan...

hinata, me gustas...

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