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32: "𝑳𝒂 𝒆𝒙"

Dos semanas después...

Era el último día en aquel paraíso terrenal, ya casi regresaban a casa y Jeongyeon la esperaba para ir a cenar a un lugar muy especial debido a que, aunque no quisieran, había que retomar su vida en Seúl y enfrentar los problemas, entre ellos, la naturaleza de esos desafortunados mensajes.

Yoo no podía dejar de recordar aquel instante que se había vuelto su evento más emocionante desde que estaban allí, incluyendo lo de sus muestras de celos y las lecciones de su amada Nayeon.

Flash

Nayeon alzó una ceja alta contra la alfa atónita. La tensión creció entre ambas con violencia, una vez más. ¿De dónde había nacido esa malcriada? ¡Había sido su jodida culpa, estaba más que segura que fue por todo lo que la había consentido! La expresión de la pelicorta era de completa incredulidad cuando su esposa tomó el tablero y lo dió vuelta, para después anudar sus brazos contra su pecho, sin importarle que las piezas y el tablero se desparramaran por el piso de la habitación.

—¡Pero Nayeon! —Exclamó Jeongyeon, intentando no reír ante su reacción, cuando la omega se puso en pie y se apartó, antes de encerrarse en la habitación que compartían.

Jeongyeon supo que era impotencia lo que sentía pues además del lazo que compartían, cada vez que Nayeon no sabía qué hacer, decir o reaccionar llamaba a su terapeuta. No sabía si tomarlo como una respuesta infantil o como una muy considerada, porque acababa por evitarles muchas discusiones, pero su relación con Moon, la profesional en cuestión, era bastante positiva para ella.

Back

Había sido por su culpa, estaba claro. Aún no podía creer la reacción de su esposa. ¿Acaso era por Jihyo? se preguntó Jeongyeon varias veces. Después de haber comentado inocentemente ante su aún reciente esposa que aquel era el juego favorito de su ex, que era ella quien le había enseñado a jugar y además agregando simpaticamente, que ella era muy buena jugadora, Nayeon había respondido a sus palabras tirando el tablero y dejando la habitación con rechazo.

Bueno si lo pensaba profundamente, quizás había sido innecesario aquello último sobre Jihyo, pero muy en su interior la alfa sabía que no había nada de malo en aquello y que no significaba absolutamenge nada, al menos no para ella.

—No Jeongyeon, ya no quiero hablar sobre eso. —Habló la omega, caminando hacia el espejo frente a la cama.

Nayeon la había estado evitando lo que había quedado de la tarde pues, no se sentía muy orgullosa de lo que había hecho, pero la realidad era que no podía evitar sentir celos de aquella hermosa omega de grandes ojos, unos muy intensos y casi que insoportables.

La alfa se posicionó detrás y acarició su hermosa cabellera, que esa vez caía suelta por su espalda en armonía. Había pasado toda la tarde intentando hacerle entender que nada en aquella omega le importaba como, supo notar, ella imaginaba cada vez que entraba en colación entre ambas.

—Tenemos que hablarlo, por favor mi amor. En verdad lamento que te sintieras molesta por lo que dije, pero no puedo estar cómoda si siempre que la nombre, veré esa expresión en tu rostro que no me agrada. —Habló Jeongyeon al notar que aún seguía molesta. —Nayeon, por favor.

Jeongyeon sabía que su ex era una omega bastante imponente y que quizás podía significar una amenaza para su esposa, pero lo de Jihyo y ella se había terminado de un modo tan caótico, que sería irreparable con o sin ella en su vida. Habían muchos motivos por los cuales Yoo creía que su ex era parte del pasado y que ahí se quedaría para siempre.

—No me molesta, en verdad lamento mi actitud, no debí hacer eso, intentaré contener mis impulsos. No sé que rayos me sucede… —Musitó cuando encontró su mirada en el espejo.

Jeongyeon trazó su cuello con sus dedos y llegó hacia su mejilla, allí en donde podía sentir que ella presionaba los dientes.

—Mientes omega, también deseas saber que hablamos ese día y tienes el derecho de saberlo, además necesito que quede en claro que lo único que nos une a Jihyo y a mi, son nuestras hijas y nada más. —Remarcó la alfa, decidida a no esconder nada sobre esa conversación.

Nayeon asintió una vez continuaba atendiendo al maquillaje que ponía sobre su rostro.

—De acuerdo, cuéntamelo si es lo que quieres, pero que conste que yo no te exigí nada. Soy muy consciente que se trata de la madre de tus hijas y no pienso entrar en conflicto con ella, ni contigo por su causa. No otra vez. —Le advirtió señalándole con la brocha que estaba utilizando.

Jeongyeon aceptó sus palabras mientras se comentaban lo sucedido, dos tardes antes de la boda, cuando a Jihyo se le dio de jugar con la paciencia de su, en ese momento, prometida.

Flash

El cargado ambiente afilado e incómodo puso en tensión a la alfa en medio del debate de ese par de omegas. Y si había algo que Yoo Jeongyeon no soportaba, eso eran los momentos incómodos.

—Jihyo, pasa a mi despacho por favor. —Exigió Jeongyeon y ambas se dirigieron en su dirección, con la mirada de Nayeon sobre ellas.

—Si las miradas mataran... —Canturreó Park Jihyo muy divertida, una vez estuvieron allí dentro.

Jeongyeon cerró la puerta con evidente molestia y le miró con la expresión irritada cuando la omega le correspondió con toda osadía.

—¿Qué demonios sucede contigo? ¿Estás loca acaso? —preguntó la alfa, caminando hacia el otro lado de su escritorio para poner sana distancia entre ambas.

—Ay no me digas que esto puede traerte problemas. Jeongyeon por favor, si es tan solo una broma... —Le restó importancia Park, tapándose los labios al contener una risilla.

Jeongyeon sabía que ella había tomado por diversión el incomodar a Nayeon y comenzaba a disgustarle su ridícula actitud.

—Ni mi futura esposa es tu payaso, ni tu comportamiento fue el más adecuado. De hecho, has sido muy infantil, te has estado comportando como una cachorra despechada. ¡Recapacita por favor! —Posó su mirada molesta sobre ella.

Jihyo jadeó, abriendo demasiado los ojos ante su reproche.

—¿Cómo te atreves Yoo? —Bufó, mientras se cruzaba de brazos mediante su desplante. —Estás escandalizando todo, como siempre... —Volteó los ojos, despectiva.

Conociéndola, en el fondo de su interior Jihyo sabía que lo que había hecho era una estupidez, porque Jeongyeon siempre la miraba de ese modo cuando hacía una y, al analizarlo más atentamente, comenzaba a descubrir que quizás tenía toda la razón.

—¿Escandalizando? ¿Te has oído cómo te diriges a ella? ¿Acaso esto se te hace muy divertido o como? Explícame por favor. ¿Quieres que me dirija de este modo ante Myoui y veamos lo que sucede? —Señaló Yoo con molestia y Jihyo se volteó para darle la espalda.

—No exageres Yoo. ¿Porque siempre debes ser tan amargada? Además, ella se pone para la broma, admítelo, siempre está tan incómoda, como si tu y yo aún tuviéramos algo que ver... —Desestimó la omega de ojos grandes, con ironía pura en su voz.

Para Park sólo se trataba de un simple chascarrillo sin sentido, no entendía porque tenían que tomarlo tan a pecho. Además, no era nada nuevo para Jeongyeon su humor negro. Jihyo no aceptaría que la bromilla se le había salido de control.

—Oyeme Jihyo y óyeme muy bien, por favor. —Alzó un dedo en advertencia cuando la omega le miró nuevamente en su desafío —No sé qué es lo que escondes al empecinarte con todo esto, pero ya no tienes un lugar en mi vida y si tengo que elegir entre ella y tu, ya puedes imaginar esa respuesta. Controla tu juicio o voy a preferir que mantengamos la distancia que veníamos trayendo hasta entonces ¿Entiendes? —Exigió la pelicorta y la omega frente a ella le miró atónita.

¡Todo por una tonta broma! La omega se sintió ridícula en medio de esa discusión pues, Yoo no era de dar demasiadas advertencias y ella lo sabía muy bien.

—Tienes razón. —Aceptó luego de razonar un largo instante en silencio que incomodaba cada vez más a aquella alfa —Discúlpame Jeongyeon, mi intención no fue... —Tartamudeó por primera vez al verla tan molesta, toda rígida y ceñuda. Se había dado cuenta de que quizás le estaba trayendo problemas, de que quizás estaba provocando una incomodidad innecesaria, de que se estaba equivocando.

—Es que... ¿Qué sucede contigo? —Le miró la alfa y su intenso aroma se propagaba con fuerza en su incomodidad, con preocupación y la omega tragó al negar.

El rubor se extendió por sus mejillas furiosamente y exhaló, avergonzada.

—No lo sé... —Dijo una vez botaba todo el aire que estaba reteniendo. —Lo siento. Es que, ella siempre está tan tensa cuando vengo aquí y cuando Ryujin me invitó a pasar pues, simplemente me dejé llevar por el impulso y la curiosidad, es todo. Se me hizo divertido verla tan alerta en mi presencia ¿Sabes? —Se sonrió entre dientes. —Pero tampoco espero que ella se confunda con todo esto. No tengo intenciones de reconquistarte, ni nada de eso Yoo. Si es lo que les preocupa, que no te quepa duda de que conozco el lugar de cada quien en el tablero. —Aclaró mientras botaba toda la incomodidad que le provocó de pronto esa discusión.

—Pues es lo que ella cree y la estás atormentando. —Le recriminó la alfa en su argumento y Jihyo alzó las cejas con asombro.

—Vaya, qué sensible es tu omega... —Pronunció una vez aceptaba el hecho. —Bueno, de acuerdo, seré seria con ella. Después de todo será tu esposa y tendré que verla siempre que deje a las niñas aquí. Tampoco es que desee una relación de incomodidad a largo plazo. —Meció la cabeza cuando se acomodó el cabello hacia un lado, evitando exponer su nerviosismo.

Jeongyeon notó que Jihyo al fin había comprendido muy bien que su relación con Nayeon no era un juego y eso la alivió un poco.

—Por un instante creí que ella tenía razón al molestarse, pero te conozco muy bien y sé que cuando te propones un reto eres insufrible, Park... —Dijo la alfa con un dejo de humor en su seriedad y confirmó la teoría, cuando ella se rió entre dientes.

—Lo siento, perdóname de verdad, no lo volveré a hacer. Hablaré con ella y aclararé el malentendido, no quiero provocar problemas en tu relación Jeongyeon, lo prometo. —Le hizo saber una vez aceptó su error.

Jeongyeon estuvo conforme con eso y asintió antes de tocar algunos temas sobre la futura escolaridad de Ryujin en la escuela que pronto dejaría su cachorra mayor.

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—Ella estaba jugando contigo, pero ya no queda nada entre nosotras mi amor, y quiero que quede bien en claro. —Estaba muy segura en sus palabras, mientras compartían una deliciosa cena y se despedían de ese maravilloso lugar en el que habían festejado su enlace durante unas largas semanas, abundantes de su sola compañía mutua.

—Lo sé... —Jeongyeon la miró, extrañada en su respuesta —Ella habló conmigo. —Reveló Nayeon, una vez notó que en verdad ella no lo sabía. Al parecer, había esperado que Park se lo comentara.

Jeongyeon dejó un bocado a medio camino en su respuesta.

—¿Y qué te dijo? ¿Te incomodó otra vez? Dime la verdad, por favor. —suplicó Jeongyeon con preocupación.

Nayeon notó que al alfa entraba en tensión mientras se destacaba su fuerte aroma, y decidió sonreír cálidamente para detener eso.

—Tranquila alfa, no sucedió nada malo, de eso puedes estar segura. Además, me sé defender muy bien señora Yoo. —Le indicó ella, tomando un nuevo bocado antes de comenzar a relatarle lo sucedido con Jihyo en su inesperada vista, un día antes de la boda.

Flash

Nayeon estaba correteando por la casa, solo faltaba un día para la boda y estaba muy ansiosa por que todo estuviera correctamente.

—Mamá, ve a casa de Sana o haz algo, pero no te quedes ahí viendo porque te pondrás más ansiosa. —Habló Chaeyoung dejando un beso junto a la mejilla de su madre, dejando pasar a los empleados quienes se dirigían hacia la cocina, muy ocupados.

—Lo intentaré. Llámame cuando estés allá ¿de acuerdo? —Advirtió Nayeon por centésima vez y la joven asintió antes de salir en su auto, rumbo a la casa de su amiga.

Bae llegaba desde el salón, una vez la puerta estaba cerrada y ella veía en su dirección en silencio.

—¿Qué haces ahí parada querida, te has perdido otra vez? —Se burló la tía Joohyun sin piedad, de las tantas veces que Nayeon se había perdido por las instalaciones de la gran casa, mientras veía su lista de pendientes en una libreta muy bonita.

—No, ¿cómo cree? —Nayeon observó a la omega mayor y luego intentó ver su libreta, la misma se corrió y la miró con humor. Nayeon carcajeó cuando la mayor intentaba que no viera su contenido.

—Será una sorpresa, recuerda. Oye, ¿Porqué no llamas a tu amiga Sana? Ella me agrada. ¿Porque no van a un spa? Te vendría bien relajarte un rato... —Le sugirió intentando que se distrajera de algún modo.

Nayeon recordó como si de una vida pasada se tratara, sus citas en el sauna con su amiga y al mismísimo instante sonó el timbre y Bae abrió la puerta. Parecían traer un encargo.

Nayeon perdió nuevamente la atención en sus pensamientos. Quizás Joohyun tenía razón, ella debía de pasar un rato con Sana y despejarse de lo que irremediablemente no podía controlar y ya estaba cansada de proyectar en el vacío, necesitaba descansar, parar de sobreexigirse constantemente.

Con Sana habían perdido la fluidez de sus encuentros, desde que había comenzado su relación con Jeongyeon. Ni siquiera había notado cuánta falta le hacía pasar tiempo con su mejor amiga.

Decidida, Nayeon tomó el móvil cuando vió a Bae regresar en dirección al salón, acompañada de un joven beta a quien parecía darle indicaciones. La pelimiel sonrió de lado. Jamás había sido espectadora y menos de un evento que la incluyera, recordó con desprecio la fiesta de su aniversario de bodas con su ex en el que había descubierto su infidelidad. Qué imbécil había sido ese tipo... y ella también.

—Sana-yah, habla Nayeon —Dijo con una sonrisa al oírla responder.

—Estoy cerca, pensaba llevarte a una tarde de sauna, la tía Bae me dijo que no te dejaría mover un solo dedo, además hay que pasar por tu vestido... —Le dijo con excelente humor, cosa que la coreana agradeció.

—¡Me voy a volver loca si no vienes! —Exclamó y pronto sintió el sonido del timbre. Al cabo de un instante notó que nadie se había percatado y se dirigió a abrir la puerta. —Espérame que abriré la puerta, es que todo es un caos aquí... —Dijo con alegría y Sana se sintió feliz de oírla tan animada.

—Buenos días. —Correspondió esa omega, una vez abrieron la puerta. Myoui Jihyo. Nayeon tragó antes de dirigirse a su teléfono.

—Te espero. —Musitó antes de colgar su móvil. Aunque no había podido dejar de observarle desde que la halló allí de pie, recién le ponía su atención. —Buenos días. —Correspondió al saludo y extendió su mano, frente a ella.

Jihyo tomó el saludo, cordialmente.

—Vine porque necesito hablar contigo. —Le hizo saber una vez le entregó una suave sonrisa tensa.

Nayeon arrugó la frente ante sus palabras y se hizo a un lado para que pase.

—Claro, adelante. —Correspondió y se dirigió hacia el sofá una vez cerró la puerta a sus espaldas. —¿Deseas algo de beber? —preguntó con genuinas intenciones de atenderla.

Jihyo le observó fijo un instante antes de recordarse responder, analizó el modo en el que el suave, clásico y elegante aroma enaltecían a la omega mayor con una delicadeza fascinante.

—No por favor. Solo será un momento, no quiero entretenerte demasiado, debes estar muy ocupada. —Cuando meció la cabeza, su cabello se removió en la acción y el aroma llegó hacia Nayeon quien le observó fijo una vez estuvo frente a ella. Fresias. Dulces, frescas y primaverales fresias amarillas.

Jihyo por su parte, había notado la actividad incesante en la casa, pero en realidad lo que más señalaba a detalle era la evidente humildad en sus acciones, sobretodo luego de aquel malentendido que habían pasado la tarde anterior y comenzaba a incomodarla su propia decisión de ir.

—Te escucho. —Le ofreció Nayeon su atención y la omega más joven se reacomodó en su lugar antes de comenzar a hablar.

—Quería ofrecerte una disculpa. —Sonrió meramente antes de reafirmar la mirada sobre ella. —Sé que domino un humor algo... inadecuado a veces, pero el evento fue solo porque quise molestar a Jeongyeon y el juego se me fue de las manos, la verdad... —Aunque se notaba su esfuerzo por parecer inocente, Nayeon no aceptaría sus palabras tan fácilmente.

—Mira, yo no te conozco, no sé que es habitual en ti y que no, aunque Jeongyeon haya intentado advertirme... —Aceptó la omega mayor, tomándose las manos para no dejarle ver su temblor en su incomodidad, aparentando una tranquilidad que estaba lejos de sentir al compartir esa gran habitación a solas con ella.

—¿Advertirte? —Resaltó la de ojos grandes con ironía latente.

Nayeon asintió de inmediato, dando credibilidad a sus palabras y lanzó un suspiro, mientras analizaba bien que diría.

—Mira, estuve observando algo en tu actitud que no me sorprende en lo absoluto, porque lo vi en la niña, en Ryujin, también. —Señaló Nayeon. Jihyo alzó sus cejas con interés ante sus palabras. —He notado que eres muy posesiva y que crees que debes resguardar tu am... autoridad, de alguna manera, en este lugar que fue el tuyo en algún momento. —Nayeon se sonrió por lo bajo ante su expresión de asombro —Sé que se te salió de control, eso fue más que obvio, pero porque no lo has podido manejar y déjame decirte que te comprendo muy bien. —Alzó una mano en advertencia cuando ella parecía querer replicar. —No te voy a juzgar, porque la verdad es que no soy quien para hacerlo... —Alzó los hombros antes de volver a ver su mirada llena de confusión y desconcierto. —Pero tienes que entenderme tu a mi, yo puedo aceptar las muestras de posesión de Ryujin porque es la hija de Jeongyeon y jamás me entrometería en su relación. Puedes estar segura que respeto la relación que tiene con sus hijas y no pretendo involucrarme demás u opinar de algún modo.

—Y te lo agradezco, supongo. —Musitó Park, indecisa y algo aturdida.

—Puedo admirar la clase de relación que mi alfa tiene con sus hijas, las ama a las dos y se preocupa por ellas y su felicidad. Pero no tengo porqué tolerar tus muestras de posesión y mucho menos estar en medio de un juego, como los que a ti te gusta jugarle, no es justo para mí ¿sabes? —Le indicó con auténtica indignación ante su actitud.

Jihyo fue quien se tomó las manos entonces, cuando el rubor la asaltó ridículamente ante sus palabras y se sintió verdaderamente muy apenada ante sus palabras. Si ella tuviera razón, entonces Jeongyeon tenía razón y se había estado comportando como una niña.

—Vaya... no sé si estoy muy segura de lo que dices. Pero te aseguro que para nada fue un juego por ver quién domina más a Jeongyeon. —Se defendió la omega de inmediato, aún desconcertada.

Nayeon se sonrió ante su respuesta, más se alegró de ver su actitud ante aquel desplante. Pero estaba tranquila pues, al fin y al cabo era ella quien la había buscado para hablar y esta vez no pretendía quedarse callada ante nada, ni nadie.

—Oh no, no. Yo no he intentando dominar a nadie. Esa has sido tú o eso has demostrado con tu actitud. —señaló Nayeon con cierta recelo latente.

Jihyo se sintió tan incómoda como lo había estado ella, una tarde atrás. Su juego le cayó encima y con palabras tan claras y tan certeras que hasta se sintió avergonzada ante la posibilidad de haber sido una niña, ¡Como su hija menor!

—Bueno, que observadora eres. —Agregó mientras tomaba su bolsa en su incomodidad. —Pero no debes preocuparte Nayeon, entre Jeongyeon y yo no hay, ni habrá nada nunca más. Aunque te haya dado otra impresión erróneamente, soy felíz con la alfa con la que me casé y... y te puedo garantizar la credibilidad de mis palabras pues, soy una omega que cumple. —Dijo ahora con cierto fastidio por haber tenido que llegar a esas instancias.

Al final Park Jihyo no acostumbraba a hablar sobre sus sentimientos con personas que acaba de conocer.

—Te agradezco este gesto, es muy noble de tu parte el haber venido a aclarar las cosas. —Asintió Nayeon con una sonrisa amable y notó como el semblante de la empresaria se encogía, cuando exhaló ante la tensión.

—De acuerdo. Una vez todo aclarado. —Dijo poniéndose de pie de inmediato, lista para dejar la casa de su ex.

Nayeon la miró con humor, ella estaba muy nerviosa y sabía que era porque había descubierto algo que quizás siquiera ella misma había notado antes. Era una omega posesiva y de carácter que no parecía controlar su propia actitud temperamental cuando se veía suplantada de algún modo, pero ya era un hecho, así que era mejor que cediera pronto porque Jeongyeon no era una posesión, pero si había algo por lo que luchar, ella estaba segura de que el corazón de Yoo le pertenecía y lo veía materializado en la extraña actitud de Park Jihyo, ya era demasiado tarde para pelear.

—Hasta luego. —Le saludó siendo ella quien extendió su mano esta vez.

Nayeon la aceptó con la calidez que la caracterizaba.

—Hasta pronto, Jihyo. —Respondió, para luego soltar el saludo a la brevedad.

Nayeon le dio un último vistazo antes de que dejara el umbral, cuando Sana llegaba en coincidencia y le miró con los ojos muy abiertos al ver a Park pasar a su lado, pasándose gafas oscuras con una elegancia digna de admirar.

—¿Qué hace esa mujer aquí? —Pronunció al verla alejarse, una vez Nayeon iba a su encuentro con la bolsa en mano.

—Vino a redimirse. —habló con diversión al ver la incredulidad en su amiga.

—¡¿Redimirse?! —Exclamó la nipona escandalizada y Nayeon se rió, haciéndola bajar la voz.

—Ahora te lo contaré. Mejor ya vámonos, me ahogaré si tengo que seguir encerrada en esta enorme casa. —Dijo tomándola del brazo y su amiga no tardó en auxiliarla.

Back

Jeongyeon frunció las cejas en su confusión, las palabras de Nayeon no le sorprendían, pero si le desconcertaba brevemente un detalle de todo su relato.

—¿A qué te refieres con dominar? ¿Dominar a quién? ¿A mi? —preguntó la alfa, confundida.

Nayeon hizo una expresión de desinterés.

—Pues la verdad lo que ella quiso, con toda seguridad, es hacerse notar ante mi. Los lobos tenemos una absurda rivalidad de unos contra otros desde hace siglos, Jeongyeon, y más si somos omegas. Nuestros peores jueces y verdugos somos nosotras y entre nosotras mismas. Pero debo señalar que esa actitud la inició ella, mi error fue defenderme como si fuera realmente importante cuando está claro que no era así, al menos no para ella. —Alzó los hombros y Jeongyeon supo que decía la verdad.

Conocía tanto las expresiones que le daban credibilidad, apreciaba su personalidad tan genuina. Diablos, no se cansaba nunca de admirar a su omega en cualquier aspecto le parecía deslumbrante.

—Cariño, ¿tú crees que ella siga...?

Nayeon alzó los hombros ante su duda preocupante.

—Aclaró dos veces que no le interebas de ese modo. Una cuando me indicó que entre ella y tu no habría nada, que si eso era lo que me preocupaba. —Aclaró al recordar la conversación —Y la segunda cuando dijo que era feliz en su matrimonio. —Se rió al notar el exagerado alivio que le demostraba su esposa.

—Pues que alivio la verdad, sino iba a tener que poner una distancia con ella. Tu eres mi omega predestinada y la señora Yoo ahora, Nayeon, y todo el que desee pisar nuestro hogar tiene que respetarte tanto a ti como a nuestra relación y a nuestras hijas por igual. —Dijo la pelicorta, ahora con más seriedad en sus palabras.

Nayeon se sonrió enamorada ante sus palabras, le cautivaba todo el respeto con el que la galardonaba siempre, su esposa era maravillosa.

—Gracias alfa, y yo soy feliz de ser tu compañera. —habló, recibiendo una de sus caricias en la mano.

Jeongyeon la miró confundida cuando vio esa expresión divertida en su rostro y se tensó al sentir uno de sus pies sobre su pierna, y que se dirigía con lentitud hacia su entrepierna.

—¿Qué hace señora Yoo? ¿Acaso es usted quien está perdiendo el control ahora? —Susurró, fingiendo verse escandalizada cuando su omega rió tan radiante, que el brillo en sus ojos se acentuaba para ella.

—¿Acaso no te gusta la idea, cariño? —preguntó y la travesura reverberaba en sus lindos ojos.

—Nayeon... —Le advirtió con su voz mientras le miraba desafiarle con una ceja en alto.

La señora Yoo era una desvergonzada muy adorable.

"~Se llevó todo, se llevó tristeza
Ya no existe espacio en la melancolía
Porque a su lado todo tiene más razón
Me llevé sus lágrimas, llegaron risas
Cuando estamos juntos la tierra se paraliza
Se paraliza
Hay algo más
Inexplicable como su mirada
Inigualable como la manera en que me cela
Y trata de disimular que no está mal
Voy a cuidarte por las noches
Voy a amarte sin reproches
Te voy a extrañar en la tempestad
Y aunque existan mil razones para renunciar
No hay nadie más…”

Hola, nomas aparezco para publicar por aquí, quizás haya otro pero no prometo nada.

Tqm♡

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