18: "𝑺𝒖 𝒑𝒓𝒐𝒎𝒆𝒔𝒂"
Dieciséis semanas después...
El sol brillaba esplendoroso iluminando todo el cielo, los pajarillos cantaban alegremente y el aroma que desprendía la ciudad en su florecer era agradable en su particularidad, logrando la habitual inminencia del comienzo de la primavera, símbolo de esperanza.
Dos jóvenes hermanas se agruparon en la puerta de una habitación en la clínica en la que su madre descansaba desde hacía cuatro meses.
Chaeyoung ingresó primero repleta de ansiedad, Yeri siguió a su hermana menor a la habitación.
Una hermosa mujer de piel clara yacía en armoniosa calma, tendida sobre la cama. Su cabello brillaba con los reflejos del sol que se colaban por las persianas abiertas, su piel, más luminosa, se destacaba con ese tono de luz de mañana.
Chaeyoung se acercó, le dejó un beso sobre la mejilla y acarició el largo de su cabello, como recordaba que ella solía hacerle muy seguido, antes de tomar un espacio junto a sus pies.
Yeri se asomó después, descansó un beso apretado sobre su frente y una caricia sobre su mejilla, antes de susurrarle que la amaba, para tomar un lugar en una silla que había junto a ella.
Luego de aquel ritual que hacían en donde ordenaban flores de las que a ella le gustaban, qué tan accesibles estaban en aquellas estaciones y las cuales Chaeyoung elegía especialmente para que aromatizaran toda la habitación, y comentaban las novedades de cada una para mantenerla informada de sus vidas. Se peleaban entre sí como unas niñas cuando se encontraban en desacuerdo con algo, que era casi siempre, reían con alguna anécdota que las hacía sentir cerca de ella y disfrutaban de su compañía, hasta que cada quien tomaba su camino.
Esa mañana, particularmente fue Yeri, quien decidió ser su acompañante.
—Siento como crece, es impresionante... —Comentó con sentimientos encontrados ante la nueva experiencia —Estuve comprando tantas cositas, ¿Sabes? será una niña y ya hablé con Joy porque... —Tragó para retener todo lo que se agolpaba sin su permiso —Le llamaré como tu, porque has sido toda mi inspiración en este último tiempo y porque te debo tanto mami... —Sonrió con aquella dulzura con la que tanto recordaba a su madre. El silencio se extendió por un momento mientras sentía la suave y armónica respiración de su madre.
—A veces siento que ella tendrá más ropa que madre... —Murmuró con lágrimas brillando en sus ojos. —No sabes las ganas que tengo de compartir esto contigo, no es nada fácil sentirte aquí y luego tan lejos, es como si nos estuvieses castigando por haber sido tan desagradecidas contigo... —Murmuró sin poder evitarlo. —Pero tu jamás podrías castigarnos, eso hasta suena estúpido. —Señaló con una nueva sonrisa, mientras tomaba de su mano para sentir la calidez de su contacto.
—Ayer me acordé de esa vez, que te molestaste conmigo porque no quería lavarme los dientes, y dijiste que si no lo hacía, me enviarías a dormir con los patos del lago. —Se rió mientras recordaba. —Entonces yo te respondí que me taparía con ellos, que con sus plumas me sentiría calentita y tu te reíste... y yo me reí contigo, nos reímos mucho y fuerte... pero como siempre, mi papá se enfadó alegando que nos malcriabas demasiado, todo el tiempo. —Murmuró con una sonrisa triste, pero no pudo detener las lágrimas que se le escaparon mediante el relato. Parpadeó para evitar ser un mar —Te extraño tanto, no imaginas cuanto. —Admitió mientras besaba su mano y se acomodaba junto a su cuerpo.
Yeri, se convirtió en un gusanillo junto al cuerpo de su madre y observó hacia el techo perdiendo la mirada allí, en el blanco y la nada.
—Le propuse matrimonio a mi omega, pero no quiero casarme si tu no estás aquí conmigo... —Admitió mientras parpadeaba para evitar el llanto, más no lo logró, estaba tan sensible. —Tu no sabes cuanto me arrepiento de no haber aprovechado más de ti, de tu compañía... Me siento tan tonta al recordar nuestra distancia por alguna u otra cosa. Te extraño más que nunca, más que siempre. —Deslizó las lágrimas que se le escapaban de los ojos y no pudo detener su fuerte aroma alterado por la tristeza. —Necesito de tus consejos, de tus abrazos, de tus cuidados, de tu orientación. Mami yo... no sé qué hacer... —Admitió pérdida entre los acontecimiento en su nueva vida
La joven omega de Yeri, Joy, le había comunicado que un pequeño cachorro venía en camino, y la joven estaba muy consciente de que la vida cambiaría mucho ante ese gran acontecimiento que la había llenado de muchas alegrías, pero también de muchos miedos.
—No me siento capaz de absolutamente nada sin tu ayuda, y sé que sueno egoísta pero... —Se tomó el labio inferior entre los dientes, una vez volvió a limpiarse las lágrimas. —No sé si seré una buena opción como alfa. Ni siquiera estoy segura de si seré buena madre para esta cachorra... no lo sé y tengo mucho miedo. —Se abandonó al silencio, mientras sostenía la mano de su madre sobre su mejilla. Cuando se había calmado, se sonrió como si compartiera la sonrisa con ella —Pero no nos pondremos tristes, sé que pronto, cuando tu quieras, despertarás como nueva. —Musitó con esa esperanza que nadie parecía perder, dispuesta a acompañarla lo que restaba de la mañana.
Luego de despegar la mirada de esa colorida imagen que le regalaba la reciente llegada de la primavera desde su ventana, Jeongyeon caminó por la oficina y los recuerdos la acechaban siendo su peor verdugo.
No dejaba de oír la cándida voz de Nayeon en sus sueños, de sentir sus caricias dentro de la piel, de recordar los dulces besos que desprendía de sus labios llenitos, de extrañar su delicioso aroma floral que se le impregnaba por horas y sus expresiones faciales como ese modo adorable en el que arrugaba su pequeña naríz cuando estaba en desacuerdo con algo, o esa sonrisa adorable con la que correspondía amablemente a sus palabras. Vivir sin ella, se había vuelto un martirio que, con cada minuto que pasaba, aumentaba su grado de intensidad.
Ese instante en el que le informaban que su vida quedaría en pausa, se iba y regresaba todo el tiempo atormentándola junto con su ausencia, sobre todo aquel día, en el que se cumplía el cuarto mes desde que la omega le había arrancado el corazón y se lo había llevado lejos, en donde se refugiaba de la realidad, una realidad que se sentía tan fría y que no había podido calentar ni la llegada de la alegre primavera.
Pero Jeongyeon no la juzgaba, ¿Cómo podría? A decir verdad, si pudiera descubriría el modo de ir a su lado, huír de todo y de todos, para vivir ese amor que no fue y que deseaba tanto poder vivir, lo dejaría todo por recuperarla aunque fuera por un solo segundo.
El sonido de la puerta detuvo todos sus pensamientos, Ryujin se acercó a ella y la besó en la mejilla cariñosamente. Jeongyeon sonrió con aquel fantasma de sonrisa, al ver a sus hijas ingresar a su oficina, ya que así había quedado con su madre, por el fin de semana.
Ryujin y Tzuyu habían estado haciéndole compañía en días específicos, habían aprendido que aquel día en especial, era uno en el que su madre necesitaba tanta compañía como pudieran dársela.
—Hola mami, ¿Cómo te sientes? —preguntó, jamás soltando el abrazo.
Aunque la alfa reproducía aquella escena en la sala de urgencias, ese lunes por la tarde de los primeros días del invierno pasado, una y otra vez en su cabeza, no podía decirle eso a su pequeña hija. Entonces, solo se limitó a sonreírle con amabilidad.
—Todo está bien cariño... Todo está bien. —Repitió más para sí misma, que para quien preguntaba y la niña sonrió, depositando un nuevo beso sobre su mejilla.
Luego de que supo que su madre tenía un admirable amor hacia aquella mujer que se veía tan bonita sumida entre sus sueños y de la cual les había hablado hacía un tiempo y que no salía de su cabeza, Yoo Ryujin comprendió que ella estaba enamorada y el oír su historia, se había conmovido inmensamente.
—Mami, ¿Hoy iremos a ver a Nayeon unnie? —Preguntó con inocencia. Quería acompañarla porque sabía que ella iría de todos modos y necesitaba estar cerca suyo para que sintiera todo su apoyo, como habían quedado con su hermana mayor, qué harían.
—Claro mi amor. Hablaré con Sana para saber qué momento es el más oportuno. —Musitó, mientras tecleaba en su teléfono. Tzuyu observó a su madre atentamente, estudiándola.
Jeongyeon había sido muy respetuosa con las hijas de su omega y, a menos de que ellas no estuvieran allí, se limitaba a verla una o dos veces en la semana por el día, el lunes preferentemente. Ya de noche se aparecía por allí más seguido, pero ese era otro asunto del que ella se encargaba de dejar lejos de los ojos ajenos y solo las noches que Chaeyoung pasaba con ella, desistió de ir.
—Ma, ¿Crees que ella algún día despertará? —Preguntó Tzuyu y Ryujin la miró con el ceño fruncido. ¿Qué clase de pregunta tan insensible era esa? La jovencita le pegó en un brazo a su hermana mayor. —¡Oye mantente quieta enana! —Se quejó lamayor, mientras se sobaba el antebrazo con molestia.
—¡Que desagradable eres! —Le recriminó la menor, y al instante ambas se fundieron en un ida y vuelta de palabras desafiantes. La alfa sonrió con diversión.
A Jeongyeon le fascinaba ver la confianza que compartían sus cachorras. Habría deseado haber podido disfrutar del vínculo que ellas tenían, pero por desgracia sus padres nunca le habían dado un hermano con el cual contar, aunque no se quejaba demasiado porque disfrutaba de tener a Dahyun, que era lo más parecido a una hermana que podría tener.
—Tranquila mi amor. —Dijo intentando calmar a su mini huracán, para luego dirigir su atención a su hija mayor. —Es una pregunta que me hago a diario, hija —Pronunció cuando apoyó una mano sobre el hombro de Tzuyu. —Yo tengo la esperanza de que sí, pero eso solo lo decidirá Nayeon. —Susurró y aunque las lágrimas brillaban en sus ojos, a esas alturas había desarrollado el talento de no dejarse derrumbar fácilmente, bueno, casi nunca.
—Lo siento. —Dijo Tzuyubabizbaja y apenada. Jeongyeon meció la cabeza hacia su hija.
—No tienes porque, cariño. —Frunció los hombros de un modo relajado, aliviando las culpas que pudieran surgir.
¿Acaso generar culpas en su hija le regresaría a Nayeon? Últimamente había utilizado aquella referencia para todo. ¿Acaso ese contrato al que intentaba poner atención le regresaría a Nayeon? ¿Acaso la inversión en ese negocio lo haría? ¿El modo en el que su tía insistía que necesitaba terapia, lo haría? ¿El terapeuta podría? Pero no, ella tenía muy claro que nada ni nadie podría hacer nada al respecto. Su vida ya estaba en manos de alguien y ese ser maravilloso, tenía un impactante aroma a rosas frescas el cual añoraba a todas horas, y se calificaba por ser dulce, amable, sensible e impredecible.
—¿Iremos? —preguntó la jovencita ansiosa, llamando a su madre desde donde se había perdido.
Jeongyeon le respondió con un movimiento de su cabeza y tomó el teléfono para hacer la llamada.
Minutos después, luego de conversar con la amiga de esa misteriosa mujer a la cual el par de jovencitas solo habían conocido en la iluminada habitación de la clínica, tuvo una respuesta.
Ryujin, ocasionalmente pensó que si no tuviera la certeza de que a ella le fluía la sangre en las venas iluminándole toda la piel con su calidez, no hubiera creído en la posibilidad de que despertara alguna vez.
—Si, las hijas de Nayeon estuvieron hoy por la mañana. Chaeyoung pasará la noche con ella. —Informó muy entendida. Todo parecía ser una rutina, una normalidad para ellas, imaginó la joven Tuzyu quien observaba fijo a su madre.
—¿Jamás hablas con ellas? —preguntó la joven alfa, curiosa —Las hijas de Nayeon... —Agregó cuando su madre dudó al oírla. Tzuyu sintió que la sonrisa que le regaló su madre se sentía como una obligación, más por el contrario, Jeongyeon fue honesta al recordar a ese dúo disparejo.
—Solo con su hija mayor, Yeri. Chaeyoung... es un poco más distante la verdad, pero Nayeon no había tenido tiempo de hablarles sobre nuestra relación antes de... lo que sucedió, y es muy entendible que les cueste asimilar la situación, pero nos hemos mantenido en paz. —Admitió la alfa cuando las miró con esa nostalgia que la desanimaba al recordar.
—¿Ella jamás se queda sola, verdad mami? —preguntó la pequeña, viendo cómo su madre terminaba de teclear en su computadora.
—Procuramos de que no, mi amor. Su hija Chaeyoung, es quien pasa más tiempo con ella, debido a que ha terminado la preparatoria y dispone de más tiempo para acompañar el tratamiento de su madre. —Dijo Jeongyeon, intentando no querer recordar lo que la jovencita, en aquel primer instante de fragilidad, le había confesado sobre lo sucedido.
Las palabras desesperadas de aquella niña aún resonaban en su cabeza como el primer día. Removió la cabeza, Nayeon no había muerto, se recordó desplazando esa idea.
—¡Ma! —Dijo la joven alfa, intentando que regresara de entre sus recuerdos —¿Vamos a irnos ya? —Consultó y la mayor aceptó, luego de entender que por más que quisiera, ese día no podría concentrarse en nada en lo absoluto.
Habló con Momo para indicarle algunos temas urgentes que necesitaban atención, dictó instrucciones para el resto del día a su secretaria y salió de la oficina. Por aquel día había sido suficiente.
Un viaje de treinta minutos, las detuvo en el lugar en donde se encontraba el hogar de la prometida de su madre y Ryujin suspiró al caminar por los pasillos fríos de aquel lugar. Así le había llamado su madre cuando les habló de aquella omega para presentar la trágica historia, "su prometida" . Pero Jeongyeon lo había dicho con convicción, porque jamás olvidaría la promesa que le había hecho ese lunes por la mañana, luego de que le había confesado cuanto deseaba que viviera a su lado para siempre.
Flash
—Nayeonnie cariño espera, por favor... —Dijo con el corazón acelerado, mientras la tomaba de una mano para detener los pasos que la alejarían de su lado. La omega se volteó para verla una última vez y se acercó a ella instintivamente, con esa bella sonrisa en los labios.
—Dime —Le envolvió con toda su esencia amable y Jeongyeon sintió la dulzura que le entregaba aquella caricia que depositó sobre su mejilla, una vez volvió a tomarla entre sus brazos.
—Cásate conmigo, por favor. —Suplicó una vez más, suspirando un beso sobre su mejilla, ganándose una risita incrédula de su parte.
—¡Insistes! —Exclamó Nayeon, con la risa bailando entre sus labios. —¿Es eso lo que deseas realmente? —Se quiso asegurar antes de dar esa respuesta. Jeongyeon asintió con entusiasmo, dándole la razón a su suposición.
—Si, eso es lo que deseo y no sabes las veces que pasé imaginando una vida contigo, una vida tu y yo... —Confesó con una sonrisa risueña que la omega adoró de ver en su rostro y que escurrió su corazón de sentimientos hermosos.
—De acuerdo. Entonces sí, acepto casarme contigo. —Asintió con esa bonita sonrisa que ella dominaba y Jeongyeon la abrazó contra su cuerpo, mientras compartían un abrazo apretado, irradiando luz en la oscuridad.
—¿Eso es una promesa mi señora Nayeon? —Preguntó dándole un besos cosquilludos sobre el cuello. La pelimiel se rió antes de asentir.
—Si así lo quiere ver mi señorita Yoo... —Respondió buscando nuevamente esa hermosa mirada clara que depositaba las mejores sensaciones en ella.
—No te vas a arrepentir, mi amor. —Garantizó la alfa, tomando una de sus manos para besar allí en donde algún día posicionaría el anillo que materalizaría esa promesa. Nayeon acarició sus labios y acercó los suyos para besarlos con toda su pasión.
—Yo sé que no Yoo Jeongyeon, porque si la felicidad no está junto a ti, no creo que exista de otro modo. —Susurró contra sus labios y la mujer junto a ella, correspondió a sus palabras con otro beso emocionante.
Aunque con cada despedida se volvía más duro dejarla ir, Jeongyeon sintió por primera vez que ella se iba temporalmente de su vida y aquello reconfortaba todo en su interior, sobre todo a su loba ansiosa. La idea de tener a la bella Im Nayeon a su lado para toda la vida, ya le ilusionaba inmensamente.
—Debí de habérselo dicho... —Pensó al recordar la mirada de quien creyó que era Kim, mientras las puertas del ascensor se cerraban a lo lejos, pero aquel suceso había sido mucho más importante que la estupida alucinación en la que suponía haber visto a su ex, observándolas.
Back
Cuando estaban cerca de la puerta de la habitación en la que descansaba Nayeon, vio salir a Chaeyoung y Yeri de allí. Jeongyeon sostuvo firme la mano de Ryujin, cuando las veía acercarse.
Aunque intentaba no hablar demasiado cuando estaba cerca de ellas, porque soñaba con la esperanza de que su omega las presentaría formalmente en algún día no muy lejano, siempre intentaba ser amable cuando era irremediable el contacto entre ambas partes. Pero jamás podría negar, que la imagen de ese par le recordaba demasiado a Nayeon y le ayudaba a sentirla más cerca.
—Buenas tardes. —dijo cuando asintió educadamente y Chaeyoung le miró con una sonrisa amable.
—Buenas tardes Jeongyeon unnie. —Aceptó la joven omega de Yeri, rodeando una mano sobre su vientre de embarazo y Jeongyeon la encontró preciosa.
También halló esa expresión melancólica en los ojos de la hija menor de su omega, muy parecida a su madre, sobre todo en aquella curva que moldeaba su mejilla sonrosada. Yeri la regresó, cuando le dió un abrazo amigable.
—¿Cómo has estado Jeongyeon unnie? —Habló, cuando soltaba el abrazo. Jeongyeon correspondió con gusto, esa muchacha había sido de gran apoyo en la nula relación que tenía con Chaeyoung.
—Estoy muy bien Yeri, ¿Y ustedes? ¿Cómo se encuentra tu bebé? —preguntó interesada, aunque moría por saber sobre Chaeyoung, hacía días que no había podido coincidir con la joven y la veía alarmadamente delgada.
—Muy bien gracias. —Aceptó la joven alfa con tranquilidad.
—Estoy aquí para lo que se ofrezca... —agregó la alfa e inevitablemente recordó haberle dicho eso a Nayeon alguna vez. Esa conversación ya la había tenido con ese par.
Flash
Una de las tantas noches que Jeongyeon iba a la clínica a pasar tiempo con Nayeon, se encontró con sus dos hijas. La menor la encontró con la mirada llorosa y Yeri la abrazaba con fuerza al pie de la puerta. La alfa se tensó, pero como ya la habían descubierto, no le quedó más remedio que acercarse a saludar.
—Hola chicas. —Levantó la mano y ambas le miraron con tal desamparo, que Jeongyeon sintió necesidad de poder envolverlas en su refugio. —¿Hay algo mal? ¿Es Nayeon? —Pensó por un remoto instante y Yeri meció la cabeza de inmediato.
—No, no. Ella está bien. —Se apuró y la menor hundió la nariz en el hombro de su hermana mayor.
—¿Han tenido problemas? ¿El embarazo de tu omega está bien? —Consultó con gran preocupación y la muchacha asintió agradecida.
—Ella está bien unnie. Estamos bien, gracias —Respondió ella sin poder mirarle a los ojos.
—¿Saben que pueden contar conmigo para lo que sea necesario, verdad? —Ofreció Jeongyeon por primera vez y ambas le miraron con pesar. Yoo quiso hallar lo que escondía ese par en sus miradas tristes.
—Muchas gracias unnie, siempre es bueno sentir el apoyo —Dijo Yeri cuando Chaeyoung le presionó el brazo y se debatieron cómplices.
—¿Está todo bien, de verdad? —insistió la mayor una vez más. Yerim sucumbió ante esa insistencia.
—No. —Murmuró, recordando todo lo que los amenazaba y su aroma se intensificó. "Temor" presintió Jeongyeon, preocupada —Llamó mi papá. —Expuso con la voz muy baja y Jeongyeon hizo presión con su mandíbula, rápidamente la ira se inventó en su loba y se obligó a mantenerse en calma. Chaeyoung tragó al ver su expresión y se sintió intimidada por aquella alfa.
—¿Y qué quiere? —Ladró la alfa, con aquella voz tan grave.
Jeongyeon, a través de Sana, había estado informada de la ausencia de ese tipo en la vida de sus hijas y había sentido más repugnancia que antes.
Chaeyoung corrió una lágrima traicionera y Yeri la abrazó por la espalda antes de dirigirse a la mayor.
—Canceló todos nuestros ingresos y dijo que nos quitaría la casa, que teníamos una semana para largarnos de allá. —Sonrió con amargura y se sintió un poco mal al dejar la responsabilidad sobre aquella desconocida mujer, pero es que no sabían y no tenían a quién más recurrir. No conocían a nadie con tantos recursos como lo era la prometida de su madre.
—Eso no es verdaderamente posible, esa casa es de ustedes y de su madre. —Volteó los ojos al razonar la desfachatez de ese tipo ¿Cómo se atrevía? —Tienen a su disposición a mi abogado. Su padre no puede hacer esa estupidez, los bienes adquiridos en un matrimonio son completamente compartidos. —Informó a ambas y la joven castaña asintió de inmediato.
—Si, lo sé unnie —Aceptó dándole la razón. Por ley, a Nayeon le pertenecía la mitad de todo lo que Kim poseía y entre todo aquello, cabía la casa.
—Gracias unnie. —dijo la menor, cuando juntó la mano con la de ella.
—Regresen a casa y si vuelve a llamar, háganle saber que está prófugo de la justicia. —Espetó con desprecio. Ambas jóvenes estuvieron de acuerdo con ello. —Mañana iré con mi abogado, para ver cómo podemos resguardarlas de sus amenazas. —Prometió Yoo.
Las hermanas quedaron conformes y más aliviadas de recibir una nueva ayuda responsable, que les garantizara un poco de seguridad entre tantos problemas. Ella no lo sabía, pero Yoo Jeongyeon siempre irradiaba seguridad.
Jeongyeon encontró tristeza en la mirada de aquellas jovencitas que le veían con tanto desamparo. ¿Cómo ese animal era capaz de intentar despojar a sus propias hijas de su hogar? Supo que se lo debía a la mujer que amaba, así lo haría porque le había prometido que la haría felíz y parte de su felicidad era el bienestar de sus hijas.
Por la mañana del día siguiente, una formal Jeongyeon hacía su aparición impecable en la casa de las hermanas Kim, una estancia muy amplia que constataba de un gran pedazo de tierra, una preciosa casa rústica reinando el lugar y un hermoso lago de estanque. Jeongyeon admiró la vista esperando al llamado que había hecho en la puerta. Aunque era un lugar hermoso, la carga de todo lo acontecido allí se podía sentir fácilmente.
No pasó mucho tiempo cuando le abrieron las puertas, Yeri le dejó pasar amablemente, pero Jeongyeon se detuvo al sentir un intenso aroma que ella reconocería fácilmente hasta en el centro de la tierra. La joven Chaeyoung se acercó a saludarla y Jeongyeon tragó con dificultad cuando sintió ese aroma en ella.
—Hola Jeongyeon unnie. —Dijo cuando se acercó a saludarle por primera vez y la alfa le estudió con angustia.
—¿De dónde viene ese aroma? —Preguntó casi que con desespero y buscó alrededor de sus hombros en una mascada roja que rápidamente llegó a sus recuerdos. La alfa la olió no pudiendo evitarlo —¿Es de Nayeon, verdad? —Preguntó con nostalgia y la joven omega le miró con tristeza antes de asentir.
—Si... —Confirmó con la voz muy baja y Yeri se acercó al oído de su hermana menor. La joven miró a su unnie, antes de deshacerse de la prenda y extenderla frente a la alfa. —Es el único modo en el que la siento cerca de mí en este momento en el que más la necesitamos aquí... —Se confesó ante ella con lágrimas brillando en sus ojos.
Jeongyeon inhaló cuando aceptó la suave prenda y, aunque se obligó a detener las lágrimas, no lo logró.
—Cuanto lo siento... —jadeó, luego de sentir el aroma que desprendía.
Ese intenso aroma a rosas y a primavera que ella llevaba naturalmente en su ser, era inolvidable, estaba impregnado en sus recuerdos y en su piel. Jeongyeon levantó la mirada y vió a la joven frente a sus ojos, quien le limpiaba una sutil lágrima.
—No se preocupe. —Respondió con una suave sonrisa nostálgica.
Yeri dispuso una bandeja sobre la mesa del comedor con tazas de café y Jeongyeon se obligó a recordar los motivos por los cuales estaba haciendo esa visita. Por un momento se permitió ser arrollada por los recuerdos, como solía sucederle en las noches que pasaba en la soledad de su alcoba, añorándo a su omega.
La abogada a su par, quien se estaba en formal silencio, mantenía la seriedad profesional con la que siempre iba por la empresa y Jeongyeon se dijo a sí misma que mejor debía dejar a un lado todo lo que sentía por un momento, aunque ese lugar tuviera el delicioso aroma de su omega por doquier, debía poder controlarse.
Luego de una larga disputa sobre los pasos a seguir, Jeongyeon quedó de acuerdo con las jóvenes que deberían de levantar una demanda contra su padre y que por ningún motivo considerarían abandonar su casa.
—La abogada aquí presente necesita un ayudante, nos daría mucho gusto que tu novia fuera parte de nuestro equipo de trabajo, Yerim. —Habló hacia la alfa, tomando una de sus manos y la joven le miró repleta de gratitud.
—¿De veras? No sabe cuánto se lo agradezco, Jeongyeon unnie, lamentablemente no han querido a Joy para prácticas por el cachorro —Lamentó —No sabe de cuánta ayuda es en esta familia en este momento. Nosotras no sabíamos cómo seguir ya que ni siquiera disponíamos para contratar a un abogado. —Admitió apenada y Jeongyeon presionó su mano con afecto, viéndole con esa inmensa expresión fraternal, allí estaba también el reflejo de la humildad de Nayeon.
Ellas eran ella, las había marcado con su esencia y fragmentos de su personalidad vivían en ese par de niñas, reconoció la alfa.
—Cariño, ya lo he dicho y se lo repito a ambas: Ustedes pueden contar conmigo para lo que necesiten. —Apartó el contacto y se tomó de las manos sobre la mesa, tomando aquella postura confiable que utilizaba para concretar los acuerdos de uno de sus contratos —Hablaremos luego para saber que envíes pases a la universidad y sostendré la colegiatura de ambas para que Chaeyoung pueda graduarse de la preparatoria, hasta que su madre recupere lo que les pertenece. —Comunicó la alfa, una vez se apartó y observó los documentos que Yeri había encontrado entre las cosas de su padre.
—¿Usted cree que en algún momento ella podrá...? —preguntó la joven con dudas.
—Su padre era un hombre con muchas propiedades y negocios de los que disponer... —Dejó de hablar hasta que tomó una de las hojas con el sello de su empresa. Levantó la mirada descolocada y miró a Yeri con incredulidad.
—¿Se encuentra bien? —preguntó Chaeyoung con preocupación cuando la alfa se puso demasiado rígida.
—Incluso tiene acciones de mi empresa. —dijo entregando el documento a su abogada. La beta le miró analítica.
—¿De qué se trata ese papel? —Consultó Chaeyoung cuando la abogada se lo devolvió. Yeri la observó con atención por un instante, para saber de qué se trataba a la par.
—Acciones Chaeng, al parecer papá tiene más negocios de los que nosotras podríamos haber imaginado, esto genera ingresos mensuales, con importes brutos suficientes para no necesitar nuestra casa. —Musitó con rencor, al saber que su padre les estaba dando la espalda innecesariamente, más aún al ver el monto tan obsceno que adquiría por ciertas acciones en las que había invertido, en los demás documentos.
—Yerim, ¿Quieres trabajar en la empresa? Puedo...
—¡Oh no unnie! —Se quejó —No quiero abusar de su bondad. Además, yo ya tengo un empleo. —Señaló la joven alfa, al recordar en el lugar en donde tocaba con su banda por las noches.
—Vamos Yeri unnie, ese trabajo no te ayuda en nada. Además, Jeongyeon unnie sabe lo que hace y tú podrías ser de mucha ayuda, eres muy buena con los números. —Señaló la menor, insistente y Jeongyeon ahora le miró con interés. Vaya, las jovencitas escondían gran potencial.
—Yo no soy contadora Chaeng, soy músico. —Espetó con fastidio ante la insistencia de su hermana menor. Por un momento recordó el modo insistente en el que su padre le obligaba a tomar la carrera de los números y le oprimieron los pensamientos.
—Y yo no te he dicho que cambies de carrera unnie, simplemente te he dicho que deberías de aceptar la propuesta de Jeongyeon unnie, porque obtendrías un trabajo de otro rango, será más provechoso para ti. Nada más decía. —Respondió con el ceño fruncido. —Además, ha sido muy amable con nosotras y ahora tienes un cachorro en camino... —Agregó la menor, viendo a su hermana con gran preocupación.
Yeri se restregó el rostro al recordar ese detalle y Jeongyeon admiró la audacia con la que Chaeyoung sabía reconocer una buena oportunidad, Nayeon había hecho un gran trabajo con ellas.
—Yo me haré cargo de la casa. Ustedes no tienen porqué preocuparse de gastos tan grandes, y este suceso desafortunado no tiene por qué perjudicarlas... —Ambas jóvenes se negaron a las palabras de la alfa.
—No unnie, te agradecemos muchísimos todo lo que estás haciendo por nosotras. Pero, ya es suficiente que te ofrezcas a pagar nuestra educación, la cual no podemos solventar por ahora y con eso será suficiente. Lo demás es solo nuestra responsabilidad. —dijo la joven alfa con gran madurez.
Chaeyoung no parecía estar muy de acuerdo con ella. Jeongyeon respiró profundo.
—No son una molestia para mi, de verdad. —Dijo con una sonrisa frustrada. Yerim le miró sonriendo ante su cálida la presión.
—Está bien, aceptaré el trabajo unnie. Porque nosotras tenemos que valernos por nosotras mismas para cuando mamá regrese. —Dijo con seguridad en cada una de sus palabras y Jeongyeon se vió agolpada por la imagen de quien era su madre.
—Me haré cargo de los gastos de Chaeyoung. —Miró a la omega menor —Aún eres muy joven y tu hermana tiene suficiente con sus propias responsabilidades —Impuso la mayor, y aunque ambas quisieron refutar, la alfa misma levantó ambas de sus manos para acabar la conversación allí. —No hay más que discutir. —Negó y ambas le miraron con una sonrisa.
—Muchas gracias Jeongyeon unnie, esta ayuda y su compresión jamás se nos va a olvidar. —Habló la joven omega de Yeri, acariciando su vientre y Jeongyeon sostuvo una mano sobre la suya, sintiendo el calor de la vida creciendo allí. Yeri admiró la ternura de parte de esa alfa y sintió un gran alivio.
—Ustedes jamás serán una molestia para mi, son parte de Nayeon y ella es parte de mi. —Confesó el gran motivo por el cual estaba allí.
Un silencio les recorrió por un instante, aprendiendo a conocerse y a aceptarse entre sí.
—Pobre de unnie, se debe sentir muy vieja, parece como si fuera nuestra madre ahora solucionando todos nuestros problemas... —Rieron ante el comentario de Yeri y Jeongyeon se notó avergonzada.
—No son un problema para mi. —Insistió Jeongyeon, apenada. —Las espero a ti y a tu novia, el lunes por la mañana en recursos humanos —Se dirigió a Yeri y las tres estuvieron de acuerdo con ella.
—Muchísimas gracias unnie. —Habló Chaeyoung, cuando se encontraba abrazada a su hermana mayor y ambas la despedían desde el umbral de su casa.
La alfa las miró con preocupación mientras las saludaba de regreso, habría querido que las cosas fueran diferentes, pero creía que por algo sucedían las cosas. El universo disponía y a uno como mortal, le tocaba aceptar los hechos.
—Cuídense mucho. Ya tienen mis teléfonos. A la hora que sea, por el motivo que sea, no duden en contar conmigo, no están solas ¿De acuerdo? —Dejó asentado y ambas jóvenes estuvieron de acuerdo con ella una vez más.
Había pasado el tiempo cuando a Jeongyeon le quemaban los dedos dentro del bolsillo de su sobretodo, y se apresuró a encontrar la soledad de su despacho, para hacer lo que se disponía desde que había dejado la disputa con su abogada.
Una vez pudo fundir la nariz en aquella prenda, tragó con dificultad y supo que era inevitable, lo inevitable. Las lágrimas le abandonaron con violencia.
—Nayeon... —Suspiró con la voz repleta de dolor y se abrazó a aquella tela como si de ella misma se tratara. —Mi omega, cuanto te necesito... —Musitó sin consuelo, mientras se dejaba perder en los recuerdos que la poseían, todos ellos con el rostro de la dueña de esa prenda.
Back
—Gracias unnie, hola chicas. —Saludó la alfa mayor, con su habitual buen humor y ambas jovencitas respondieron amablemente.
—Hasta luego. —Saludó la joven embarazada con la misma calidez que representada en una sonrisa amable.
Se saludaron cortésmente y Jeongyeon respiró con más calma una vez estuvieron a solas en aquella habitación. Chaeyoung aún ponía mucha distancia y aquello le generaba mucha tensión, aunque agradecía su buena disposición. Estar en armonía con ambas es lo que más orgullo le hacía sentir, porque sabía que su Nayeon sería felíz con ello.
Era su nueva normalidad, una en la que se había habituado a esa vida en la que vivía a través de ella, pero con la esperanza de que regresara para cumplir con su promesa que le motivaba día a día.
~"Todo esto se siente extraño y falso,
Y no perderé un minuto, sin ti.
Me duelen los huesos, mi piel se siente fría
Y me estoy volviendo tan viejo y cansado
La ira se expande en mis entrañas
Y no sentiré estas heridas y cortes.
Deseo tanto abrir tus ojos
Porque necesito que mires en mi interior.
Dime que abrirás tus ojos...
Párate, salte y huye de estos mentirosos
Porque no entienden tu alma, ni tu fuego
Toma mi mano, entrelaza tus dedos
Que saldremos de este cuarto oscuro por última vez.
Y cada minuto desde ahora podremos hacer lo que queramos, donde queramos..."
Estoy aquí para llenarte el viernes de nostalgias.
Me gustaría saber que piensas al leerme... 😉
Te quiero con intrigas revoloteando por doquier, tu JazUnnie🌻
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