11: "¿𝑴𝒆 𝒆𝒙𝒕𝒓𝒂𝒏̃𝒂𝒔𝒕𝒆?"
La omega castaña se encontraba nuevamente frente al umbral de esa casa, de pie cual guerrera medieval, dispuesta a lo que fuera por su libertad.
Ya lo había decidido, no había más que analizar, estaba enamorada de otra alfa y se sentía una perfecta extraña en esa familia. Ahora que la vida había comenzado a seguir su curso junto con ella, no comprendía muy bien cual era el camino que debía de seguir, todo parecía querer arrollarla con la fuerza de la corriente de un río, más esta vez no se dejaría.
Se encontró con los recuerdos de lo que fue prácticamente toda su vida allí, que se presentaban frente a sus ojos como si hubieran sucedido hacía siglos, ¡Pero si había plantado esos de tulipanes amarillos hacia cinco meses!, cuando se iba el verano y ella aún sentía que el universo seguía su proceso natural en conjunto con su matrimonio y su edad.
Apoyó sus manos sobre la robusta puerta, sin imaginar todo por lo que aún tenía que pasar allí, sentía deseos de salir huyendo, como todo el último tiempo. Tomó la tela que le cubría el cuello y se preguntó ¿Por qué tenía que seguir soportando las estupideces de Yejun? ¿Por qué no podía presentarle esa cara de su padre a sus hijas sin sentir cargos y culpas? Así ella no tendría que estar ocultándose como una delincuente luego de cometer el peor de los crímenes, para ver a su alfa.
Sin saber con claridad a qué es lo que realmente se enfrentaba, se encaminó muy indecisa por el camino que pensaba tomar, ¿Qué es lo que haría con sus hijas si se iba de la casa? Antes que mujer, era madre y eso le pesaba mucho. Podía dejar de ser esposa, podía dejar de ser amante, incluso podía dejar de ser ella misma, pero dudaba poder dejar de lado su maternidad.
—Tengo que ser mujer por primera vez luego de tanto tiempo, tengo que poder ser solo Nayeon primero... —Dijo haciendo un puño en sus manos. La impotencia le llenaba el corazón de dudas. ¿Y si no pudiera? ¿Y si nada salía como lo imaginaba? ¿Y si sus decisiones repercuten demasiado mal hacia sus hijas?
—¿Se encuentra tu padre? —preguntó a su hija menor, una vez pasaba por la sala en donde la halló leyendo un libro, concentrada, sobre el sofá.
La joven alzó la cabeza y la escrutó seguiendo cada uno de los pasos que daba, sintiendo como si hubiera ingresado un huracán de rojo y negro una vez le vio ir hacia un lado y luego hacia el otro con notable inquietud. Esa extraña mujer de aspecto ligero y expresión vivaz no se le parecía a la omega que la había criado con tanta dedicación, pensó Chaeyoung. ¿Qué sucedía con su madre?
—Claro, ¿quién le busca? —Consultó, con cierto reproche en su voz.
Nayeon endureció su mirada como respuesta, y encontró la misma expresión soberbia de su aún esposo, en ella. Se reprocha mil veces el haber permitido que su pequeña se le escapara de las manos de este modo que parecía irrevocable.
—Tu madre, mucho gusto. —Extendió la mano como si le saludara por primera vez y entre ese debate de miradas, su hija volteó los ojos. Siempre sentía que hablaba con una desconocida, era bueno que su hija lo supiera.
—¡Ay mamá, por favor! —Habló con fastidio y cerró el libro, para hacerse de pie. —¿Qué es lo que sucede contigo? Hace un tiempo hacía aquí, eres una extraña en esta casa. Te vas por largas horas sin responder los llamados o las preguntas que se te hacen cuando regresas. —Relataba la joven y le dio más molestia notar como su madre se sonreía con sarcasmo.
Nayeon se sintió como si le estuviera regañando cual adolescente rebelde. "¡Pero si la madre aquí soy yo!" Se recordó la pelimiel, presionando los labios con irritación.
—Chaeng... —Respiró para detener su rabia —He tenido que soportar la impertinencia de tantas personas este último tiempo, como para tener que soportar incluso tu insolencia también, hija por favor... —Le advirtió, hallando que no se sentía tan paciente para soportar la soberbia de la joven en ese día.
—¡No, por favor tu! Dime que has estado haciendo todo este tiempo que te has vuelto tan ausente, ¿A dónde vas? ¿Estás engañando a mi papá? —Esa pregunta había llamado la atención de su madre.
Nayeon se acercó en un impulso y le ofreció la peor expresión de ira ¿Porque se empeñaban en sacar lo peor de ella?, se preguntó cuando Chaeyoung respiró de su furia. Sus ojos muy abiertos le miraron con asombro.
—Que sea la última vez en tu vida, que se te ocurre difamarme, niña. Deja de provocarme Chaeyoung... —Amenazó una vez, tenía los dientes muy presionados. La jovencita correspondió con la misma furia en su expresión y en todo su semblante. Se desafiaron unos segundos hasta que Yejun estuvo frente a ellas, interrumpiendo el duelo.
—¿Chaeyoung? —Preguntó acercándose. Al notar el extraño semblante de su aún esposa y cómo su hija se tomaba la mejilla, se animó a preguntar. —¿Sucedió algo? —Miró a una y luego a la otra.
—Es tu esposa... —Respondió, despectiva —Cuando está de mal humor, no le agrada oir verdades. —Espetó antes de mecer la cabeza con gran decepción y consiguiente, huyendo de lo que pudieron provocar sus palabras.
—¡Chaeyoung! —Exclamó dispuesta a ir tras ella, pero Yejun la tomó del brazo para detenerla.
Nayeon se apartó rápidamente de su agarre, con brusquedad. Definitivamente ya no soportaba su toque en lo absoluto.
—¿Qué sucede contigo? ¿Por qué discutes con ella otra vez? —Quiso saber alejando las manos, una vez ella abría mucho los ojos. La expresión de temor en su rostro, puso al alfa de los pelos.
—Si tu no pusieras a mi hija en mi contra, no tendría por qué ver qué me toma por la mala de esta historia siempre. Ahora que soy yo quien te engaña a ti, ¡Por favor! —Volteó los ojos sin poder creer esa situación, ¡Maldición! Él la había engañado desde un principio y nadie le acusó de infiel más que ella misma. Kim le observó recordando lo acontecido la noche anterior.
—¿Y no es acaso cierto? —Respuesta con la que se ganó que la omega quisiera golpearlo, pero prefirió hacerlo con sus palabras.
—¿Y qué me dices de ti y de la Abogada Oh, eso no es más palpable? —preguntó haciéndole saber al fin, que sabía más de lo que él se imaginaba.
Kim pareció enloquecer al oír ese apellido en su boca. Le volvió a tomar desde sus brazos y la sacudió entre sus grandes manos.
—¿Y tú qué sabes de ella? ¡Habla! —Gruñó en su exigencia, pero Nayeon se apartó de él de un solo tirón.
—¡No vuelvas a ponerme tus manos encima! ¿Oíste? —Exclamó apartándose y sosteniendo el rebozo con fuerza una vez más.
Yejun temió por un momento, de perder la paciencia nuevamente, estaban sus dos hijas en casa. ¿Qué demonios le sucedía? El alfa sacudió la cabeza para acomodar sus ideas y sus malos instintos.
—¿Dime que es lo que quieres lograr con todo esto? —Intentó imponer con su sola mirada, pero ella esta vez no se dejaba manipular por su superioridad tan fácilmente. Yejun se acercó para quitarle el rebozo que le rodeaba el cuello y observó el daño que le había hecho la noche anterior. —Perdóname, ya te lo he dicho, no volverá a suceder. —Alegó, como si aquellas palabras lo solucionaran todo.
—No te creo nada. —Meció la cabeza apartándose y volviéndo a abrigarse en aquella tela. —Quiero que comiences el trámite de divorcio, ya no quiero estar unida a ti. —Dijo al fin y Yejun se volvió a acercar a ella con expresión de frustración. Ella dio varios pasos atrás, lejos de su alcance.
—¿Por qué? —"¿Qué es lo que le costaba de dejarla ir?" Se preguntó una vez la idea de comenzar el trámite de divorcio no le daba una sola pizca de entusiasmo. "¡Es mi omega! ¡Yo la elegí!" Se respondió, una vez consideraba su petición, sabía que le sería demasiado complicado dejarla ir.
—¿Por qué crees? ¡Me engañas con otra mujer! Pones a nuestra hija constantemente en mi contra, la apartas de mi, luego te largas cuando quieres y regresas dos, quizás tres días después a alborotarlo todo a tu paso, generando desestabilidad, inseguridad y confusión en nuestras hijas, y... me haz levantado la mano incluso después se nuestro acuerdo desde... —Hizo silencio con la mirada baja ante aquello último. —Tu rompiste nuestro pacto Yejun, y no lo puedo ignorar. ¡Cruzaste el límite! —Admitió sabiendo que a raíz de todo aquello, ya no volvería a ser la misma. El pasado emergía... Yejun quiso alcanzarla con una caricia, pero ella se apartó de su insoportable tacto.
—Ya te he pedido disculpas, no quise hacerte daño... —Se disculpó como tantas otras veces, intentando un nuevo acercamiento, pero Nayeon no parecía estar dispuesta a permitirlo.
—Y yo las acepté, pero la vida cambió desde el día en que tu decidiste cambiarme de nombre, de rostro... —Levantó la mirada para verle al hablar, evidenciando su dolor —Me cambiaste la edad, el cuerpo, la identidad... —Sonrió con amargura y se abrazó con los brazos cuando sintió un inexplicable frío recorrer su cuerpo. —Me cambiaste para satisfacerte a ti mismo y no te importó si yo o alguna de estas niñas sufría en el trayecto. Las cosas jamás volverán a ser igual que antes, no desde ese día en el que tu me engañaste. Entiéndelo de una vez. —Suplicó con desesperación y se apresuró a poner más distancia entre ambos.
—Tu ganas... —dijo él cuando ella se encaminaba hacia su recámara. Entonces volvieron a verse a la cara. —Te daré el divorcio. —Aceptó. —Pero será con mis reglas, no quiero que...
—Haz lo que te dé la gana Yejun. —Le interrumpió ella —No esperaba menos de tu parte. —admitió, intentando seguir el paso que había determinado.
—No puedes irte de la casa, hasta que la demanda sea oficial. —Le recordó sus funciones como esposa, ella asintió.
Un tiempo más, uno menos ¿Qué le hacían unos días más a veinte años de su vida que había tirado a la basura?
—De aquí no pensaba moverme. —Le comunicó —Pero ya no dormiré a tu lado. —Dicho eso, caminó a paso lento, decidida a que tomaría alguna de sus pertenencias y se iría a la recámara demás con la que contaba la casa. Nada en su ser estaba dispuesto a compartir el mismo espacio con ese alfa.
—No tienes que dejar la recámara si no quieres. Yo.... me iré. —Se ofreció con gran amabilidad, ganándose una mirada de incredulidad de la mujer que volteó a verlo. Él observó detenidamente cada una de sus facciones y comprendió que, en su interior, no había voluntad para decirle adiós. Buscando algún modo de hacérselo entender, decidió que "de momento" lo mejor era mantenerse en armonía con ella.
—Me harías un favor. —Aceptó aunque sorprendida de su repentina decisión, caminó con más alivio. Internamente, algo le quería hacer creer que aún había una pizca de sensatez en ese hombre, que equivocada estaba...
Las siguientes horas fueron un suplicio, Nayeon no salió de su habitación una vez Yejun la abandonó con expresión de irritación. Ella estaba más que segura que estaba reprochándose a sí mismo el encontrarse en aquella posición, quizás habría imaginado que ella cedería. No, ya no era esa omega que pensaba en ceder, nunca más. Había cedido mucho tiempo. Ya había sido suficiente vida la que había perdido al lado de la persona equivocada, era hora de tomar las riendas de su vida y de tomar sus propias decisiones.
Jeongyeon ingresó a su escritorio con expresión de preocupación, mientras hablaba con su ex esposa al respecto de, lo que parecían ser, todo lo que le preocupaba.
Luego de aquella última vez en que Park Jihyo había intentado una relación y había sido escandaloso para ella y sus hijas, ambas se habían apartado inmensamente y todo lo que había quedado de su relación, era el saludo de despedida una vez la alfa había dejado a sus hijas el domingo por la tarde en la casa de la madre, como lo había pactado un juez la última vez que hablaron de su divorcio.
—¿Qué esperas que te diga Jeongyeon-ah? —Respondió aquella mujer cuando había oído su pregunta tan curiosa "¿Cómo hacer con las niñas mediante una nueva relación?", notablemente angustiada. —Tu sabes que las cosas ya no serán como lo fueron alguna vez. Lo que piensen al respecto Ryujin y Tzuyu no es relevante cuando se trata de tu felicidad. Ellas crecerán, ¿Sabes? y no pensarán en ti, ni en mi cuando tengan que comenzar su propia vida, es una realidad que entenderán cuando tengan la edad para hacerlo. —Le intentó tranquilizar, la omega.
Por un instante, la curiosidad la colmó y le provocó gran intriga, saber cuánto había cambiado la vida de su ex. Saber más sobre esa extraña omega que había aparecido de pronto, pero más le importaba que opinaban los de la cadena japonesa de la última propuesta de expansión que habían expuesto en la reunión de medio día, en un hermoso restaurante de Tokio, decidió al darse cuenta que Jeongyeon la estaba reteniendo sin querer.
—Por favor Jihyo, ¡dime algo que no sepa! —Se quejó, revolviendo en el tarjetero. Ocupaba encontrar a un abogado entre todas las tarjetas de interés, que iba guardando con el paso del tiempo. —Lo que no quiero es que ellas quieran salir corriendo de casa cuando tú no estás en la ciudad. Dijiste que regresarías en un mes y creo que es el tiempo que necesito para que ellas la acepten en su vida. Sino, ya sabes lo que sucedería... —Habló la alfa, con la voz repleta de temor.
Jihyo se rió sin poder evitarlo, Jeongyeon entraba en pánico demasiado rápido a causa de las niñas, eso jamás cambiaría, pensó.
—Ya dime quién es esa mujer Jeongyeon, me muero de la intriga... —Por primera vez, luego de tantos años de distancia, hablaban con la misma familiaridad como cuando se conocieron y fueron tan solo unas buenas amigas.
La alfa tan misteriosa y ella tan ansiosa por saber lo que esconde, manteniendo una conversación amigable, como antes, como cuando habían comenzado su tímida relación. Jihyo decidió que tenía que comprender a que iba tanto escándalo de su parte.
—N-no creo q-que la conozcas, es la es-ex esposa de un abogado... —Tartamudeó —Kim Yejun. —Jeongyeon sabía que no sería tan fácil persuadir a una mujer tan detallista como lo era la ex señora Yoo, ya que era ella quien acostumbraba a ocuparse de todas sus eventos sociales, por lo cual, de detallar con quienes se relacionaba su entonces esposa.
—Vaya, ¿la omega de Kim Yejun no es un poco mayor que tú? —Cuestionó Jihyo junto con una mínima conversación y un fugaz recuerdo de esa mujer.
Era muy amable y elegante, recordó Jihyo por un instante, ella se notaba muy ensimismada en sus propios pensamientos esa noche cuando coincidieron. Jihyo había tratado de contraer una conversación con ella, pero simplemente no fluyó porque parecía estar de malas con su esposo. No había sabido de ese divorcio, pero al menos comprendía que de veras ese matrimonio iba mal desde entonces, y de eso hacían ya varios años.
—Ex esposa —Aclaró con pesar, al saber que no era del todo cierto. Pero sabía que no podía decirle a Jihyo que estaba en una relación con una omega casada, incluso exponiéndose a que ella indagara o lo descubriera pronto. No quería escándalos antes de tiempo —¿La conoces? Vaya, todos la conocían antes yo, que barbaridad —Carcajeó nerviosamente, rebuscando en su mente algún momento en el que la hubiera cruzado y no lo recordara.
—De hecho, sí la conocimos. —Comentó la omega, pensativa —Ha sido en un evento de gala de sociedad. Apenas habías asumido la presidencia de la empresa, cuando fuiste invitada y, al ser de mayor éxito en el país, eras una ejecutiva muy joven para el éxito que tenías. —Comentó revolviendo los dedos en su móvil, recordando por ese instante cómo Jeongyeon se encontraba en boca de todo mundo.
La realidad era que estaba perdiendo la paciencia, no le gustaba hablar de ese pasado, era como una falta de respeto a todo lo que habían construido como familia alguna vez. Jihyo se removió ya incómoda, sobre la cama de la habitación de hotel.
—Ya sabes que ese tiempo está cancelado para mi, intento no recordar lo que nos destruyó, Park. —admitió sin pena, con gran resentimiento en ese pasado y Jihyo no pudo evitar sonreír, aquello le había parecido adorable de su parte.
—Jihyo, cariño. Salimos en veinte minutos. —Dijo la alfa con aquel acento bastante característico. Jihyo no había hablado con Jeongyeon del asunto, estaba de igual o peor modo que su ex, respecto a ocultarle información a sus hijas sobre su vida sentimental.
—Ahora comprendo todo. Discúlpame Ji-. Si me hubieras advertido, no estaría aquí interrumpiendo tu vida y quitándote tu tiempo, lo siento. —Un tono amable se dejó oír y sonrió de lado. Era bueno saber que su ex comenzaba a vivir su vida luego del momento tan caótico que había vivido con su ex amante, unos años atrás. Esa historia demasiado desagradable que tampoco le gustaba recordar.
—Discúlpame Jeongyeon-ah, sencillamente se me pasó comentártelo. Voy a casarme pronto, hallé a mi alfa. —Soltó con aquella seguridad que siempre llevaba la delantera en su vida y Jeongyeon no se asombró. —Llevamos dos años de relación y estoy muy segura de que por aquí es... —La alfa japonesa junto a ella le abrazó por la cintura y ella se sonrió dulcemente ante su acercamiento.
—De acuerdo, pues felicidades para ti y tu compañía, sabes que deseo lo mejor para ti, siempre Ji-. Hablamos luego. ¿Nos ayudaremos mutuamente con nuestras hijas, entonces? —propuso y Jihyo asintió de acuerdo, para su tranquilidad.
—Por supuesto que sí Yoo, yo quiero lo mismo que tú. Así que es cuestión de hacerles entender que, será imposible cumplirles ese caprichito. —A Park Jihyo no le preocupaban sus hijas tanto como a ella.
Ryujin y Tzuyu ya habían conocido a Mina, hacía ya varios meses aunque ella llevara mas tiempo con la alfa, adoraba a sus hijas y pretendía reinventar la familia que se había desintegrado en el pasado, cuando la relación con su madre Yoo Jeongyeon, se acabó rotundamente.
—Confío en tu criterio Park. Adiós, que tengas un buen viaje. —Comentó, cerrando aquel círculo.
—Espera, tengo que ir a casa antes de viajar a Tailandia, por favor dile a las chicas que estaré por ahí pronto y pasaré a verlas antes de seguir con mi viaje.
Luego de la conversación, Jeongyeon ya había conseguido la tarjeta que disponía y ya había cerrado la conversación con Jihyo, asegurándole que les haría saber su mensaje a las niñas.
—Buenas tardes, ¿se encuentra la abogada Oh? —preguntó y la secretaria le advirtió que ella estaba ocupada en ese momento. —Dígale que habló Yoo Jeongyeon, ella sabe quien soy. Por favor. —Le encargó y la joven aseguró que le haría saber de su llamada a la abogada.
—¿Mami? —Dijo la jovencita ingresando en el despacho. Aquel lugar que albergaba su soledad diaria, se había convertido en el lugar de encuentro entre su hija y ella.
—Aquí estoy pequeña, dime. —Dijo cuando ella le buscó en su silla y se dirigió desde el ventanal que daba al patio.
—Mami, hablé con mi mamá. —Anunció, acercándose y abrazándola en modo de saludo sin poder dejar de hablar. —Dijo que vendrá pronto, antes de seguir con su viaje ¡y que traerá una sorpresa! —dijo aplaudiendo con emoción.
Jeongyeon entendió que Jihyo ya estaba haciendo su parte de ese trato, de seguro vendría con su pareja, por lo tanto ella también debía de hacer algo al respecto.
—Me alegro de que ella regrese a verlas. Aunque estén muy bien, su madre quiere estar tranquila antes de retomar su viaje. —Dijo viendo la curiosidad en sus ojos. —Hablamos hace rato y me comentó que vendría. —Confesó y a la jovencita le brillaron los ojos de la emoción.
—¿Hablaron? —Preguntó algo confundida. Jeongyeon no supo si había sido buena idea decir aquello, al verla sonreír.
—Claro, tu madre y yo siempre tenemos que hablar referido a ustedes, cielo. —Y lo vió en sus ojos, cada frase referida a una acción que las unía de algún modo, era mala idea decirlo. —No me mires así, Ryujinnie... —Suspiró y se apartó de la niña. Estaba confundida, no sabía cómo comenzar esa conversación que le pisaba los talones.
—¡Ma! —Ingresó la joven alfa a la habitación, con la misma intención de buscarla. —Necesito que firmes el notificado del viaje que haremos mañana al Museo de arte. —Advirtió, mientras se acercaba a ella.
Jeongyeon tomó el cuaderno entre sus manos para leer la nota, asintió tomando el bolígrafo de las manos de su hija y firmó.
—Perfecto entonces, ¿A qué hora hay que recogerte? —Quiso saber y la muchacha asintió.
—A las cuatro. —Musitó y supo ver lo que su hermana no había visto, los nervios que dominaban a su madre en ese instante. Se notaba en el modo en el que insistía en mover el piel y en el que tapaba y destapaba el bolígrafo analizando la nota que había firmado, como si necesitará concentrarse.
—¿Entonces solo almorzaremos tu y yo, mami? —preguntó la pequeña y Jeongyeon sonrió ante su comentario.
—Claro que sí cielo, como tú quieras. —admitió viéndole y luego a su hermana con tremulidad.
—¿Te encuentras bien mamá? Te ves muy... extraña. —Señaló la joven alfa, ganándose la atención de su madre.
Al parecer su hija comenzaba a madurar muy deprisa, estaba en camino a cumplir diecisiete años y eso desnivelaba el modo en el que llevaban su relación, sobre todo por la distancia que se había formado entre ellas. Había oído que era natural, pero aún así le confundía muchísimo no poder entender a su hija.
—Necesito hablar con ustedes, con ambas. —Informó y sintió que las palabras se agolpaban en su boca.
¿Qué era lo que debía decir? A medida que las palabras torpes de Jeongyeon y los minutos pasaban, podía ver la desolación en la expresión de su hija pequeña y de desaprobación de su hija mayor al mecer la cabeza de modo, aparentemente, inconsciente.
—¡¿Una novia?! —Exclamó Ryujin, una vez la decepción le apagaba la mirada. —¿Tienes una novia, mamá? —Repitió, repleta de desilusión.
—Puede que no sea tan formal aún cielo, pero que en algún momento sí lo sea... —Y doblaba los dedos porque así fuera. ¡Demonios! Ella quería mucho más que eso con aquella omega.
—¿Quién es ella? —Quiso saber Tzuyu, viéndose seria en sus palabras. La joven alfa era totalmente reticente a que sus madres compartan su vida con personas diferentes, sobre todo por las malas experiencias anteriores.
—No la conocen. Es una mujer...
—¿Dónde la conociste? —Interrumpió la niña, tomando la misma seriedad que su hermana mayor. Ambas se formaron con los brazos cruzados en el pecho y Jeongyeon creyó estar viendo a Jihyo en ellas.
—En una reunión social, pero...
—Mamá dime que no haz vuelto con esa omega tonta, por favor... —Tuzyu ahora le miró con fastidio de solo recordar a aquella joven malvada que se había entrometido en la vida de su madre, una vez. Jeongyeon negó rápidamente.
—No es Jennie, a ella no la veo hace siglos, por todos los cielos... —Bufó al recordar a esa desagradable jovenzuela. Su hija menor hizo una nueva pregunta.
—¿Tú también te vas a casar con alguien más? —Y las lágrimas brillaron en sus ojos. Entonces Jeongyeon pudo entender porque sus hijas estaban así de molestas.
—¿Y tú qué sabes sobre eso, cielo? —Preguntó la alfa, acercándose a la niña. Tzuyu hizo su mirada a un lado, con incomodidad por los sentimientos que la abordaron.
—Mamá... —Murmuró con la voz mermada y a Jeongyeon se le oprimió el corazón. —La oí hablando sobre un vestido de novia. —La niña se removió unas lágrimas que se le escaparon, de inmediato. —Y luego dijo que era para ella, entonces lo supe. —Alzó los hombros y Jeongyeon miró a su hija mayor quien se veía muy preocupada.
Sus hijas habían estado muy involucradas en los intentos de ambas en recuperar su estabilidad emocional, eso no había sido nada adulto de parte de ninguna de las dos. Las niñas no tenían porqué sentir preocupación por el futuro de sus madres, decidió Jeongyeon.
—Ella está haciendonplanes con Mina unnie, sin siquiera decirnos que se casará... —Musitó ahora Tzuyu y meció la cabeza con desaprobación. —Sé que hicimos mucho escándalo cuando Daniel estuvo con ella, pero no nos equivocamos tanto al negarnos a él. —Le recordó aquel escándalo que casi le costó la vida a su ex. Jeongyeon asintió dándole la razón. —Y esa omega con la que salías, era una mala mujer, solo quería tu dinero y estar aquí, en la casa que era de las cuatro. —dijo la pequeña alfa con nostalgia. Jamás había visto emociones tan maduras en una niña tan joven. Es que Tzuyu era su viva imagen, solo que con mucho parecido físico a su madre. —Merecíamos saberlo antes de que todo suceda, que ella tenía intenciones de casarse... está haciendo lo mismo que tú con Jennie. —Le reprocha y Jeongyeon volteó la mirada
—Hija, ya tienes edad suficiente para entender que el amarillismo tiene el poder de inventar noticias que mayormente no son ciertas. Yo jamás le propuse matrimonio a Jennie, ella se aprovechó de un chisme mediático y se involucró en nuestras vidas demasiado pronto, pero la alejé al saber como les hablaba y las trataba, ¿o no? —Se defendió y la joven asintió.
—Pero no sabemos nada de Mina. —Habló Ryujin esta vez, y Jeongyeon supuso que hablaba de la pareja de Jihyo —Ni de esta mujer que ahora se está metiendo en tu vida, ¿y si también es como Jennie o peor? —Jadeó horrorizada y Jeongyeon se sonrió de lado al recordar a la bella mujer que se robaba sus pensamientos. Eso jamás podría suceder, Nayeon era sinónimo de dulzura.
—Cariño, si hay algo que puedo asegurarte es que Nayeon jamás te haría daño. Es muy dulce y además, ella también es madre. —Señaló con una sonrisa amable y la niña sonrió inconsciente ante las palabras de su madre.
—¿De vedad? —La miró con interés. "Quizás, si las cosas se presentaban de ese modo", pensó la alfa, ante esa reacción.
—¿Piensas en tener más hijos? Porque mi mamá aún es muy joven, puede seguir planeándolo con su nueva alfa. —Habló su hija mayor, tratando otra de las cuestiones que se notaba, estaban en su corazón.
Jeongyeon ahora se asombró. Sería maravilloso tener cachorros con esa omega, pero aunque no sabía si aún era eso posible, no sería capaz de exponer a Nayeon a un embarazo de alto riesgo, además eran suficientes hijos para ambas. Con todos aquellos pensamientos, meneó la cabeza al instante.
—No creo que eso sea posible, por lo menos no de mi parte. ¿Sabes hija? Los cachorros son maravillosos. Pero hay momentos para tenerlos, hay que poder elegir y lo que a veces sucede con la vida, es que no nos deja planificar. —dijo con pena.
Vaya, no se había puesto a pensar en ello. No sabía que podría albergar deseos de tener cachorros con la omega que recientemente sabía que amaba. ¿Cómo sería un bebé de ambas? ¿Tendría sus hermosos ojos? ¿Sus labios pomposos? ¿Su cabello fino? ¿Su facilidad para agradarle a cualquiera y su dulzura? Removió la cabeza para perder esos descabellados pensamientos.
—No entiendo qué significa eso. —Le respondió la pequeña alfa, bastante confundida y Jeongyeon rió.
—Ya lo sabrás, con el tiempo. —indicó antes de verlas, aún nerviosa. —Quiero que la conozcan, por favor. Ahora que saben que su madre y yo, ya tenemos una vida aparte de la otra, no significa que sea menos importante su opinión para mi. —Dijo ahora viendo a la pequeña. —Su madre las ama, pero ella tiene otro modo de enfrentar la vida. Jihyo es... —Y supo que era mejor ayudarle a su ex, ella merecía ser felíz. Luego de tanto camino que tuvo que recorrer para estar en donde se encontraba, era lo justo. —Jihyo es una mujer maravillosa, ustedes lo saben, yo lo sé, pero tiene derecho a ser felíz con quien sea para ella, que le ofrezca lo que desea y se merece. Yo no supe hacerla felíz y juntas nos hacíamos mucho daño. —dijo al recordar por un instante todo los conflictos y desencuentros que creaban su desacuerdo constante.
—¿Pero mami, ya no la amas? ¿Ni un poquito? —Preguntó la niña, haciendo la medida con sus dedos y a Jeongyeon se le hizo muy tierna.
—Ya no, cielo. Ahora amo a la mujer por la cual estoy aquí, exponiendo todos mis sentimientos frente a ustedes, que son lo más importante en mi vida. —A la alfa le sorprendió ver que su hija mayor se ponía de pie, después de dar un suspiro con pesar, una vez parecía asimilar sus palabras.
—Bueno, ya que no podemos tan siquiera decidir con quién viviremos y con quien tendremos que compartir nuestras vidas, al menos déjame decirte que, si llega a suceder que es una buena persona, no tendrás problemas conmigo. —Dicho aquello, Tzuyu le palmeó un brazo a su madre a modo de aprobación y se fue.
—Pero Tzuyu... —Habló su madre, cuando la vio irse sin voltearse. Era muy parecida a ella, era muy Yoo, fresca, decidida. Jihyo estaba haciendo un gran trabajo con su pequeña alfa. En cambio la niña lloraba cuando la buscó con su mirada al oír su sollozo. Lloraba, como solía hacerlo Jihyo cuando le decía que no, rotundamente. —¿Y tú por qué lloras, pequeña? —Le preguntó consternada y la abrazó por los hombros.
—No. Déjame mamá por favor. —Dramatiza Ryujin. —No puedo evitar saber que tanto aquí como en nuestra casa vamos a tener madrastra... — La alfa casi se queda sin aliento al imaginar a Nayeon siendo la señora Yoo.
—Pero hija, yo no dije que me casaría... —Aunque aún no, la idea no le desagradaba en lo absoluto. Nayeon tenía una vida muy aparte de la suya y eso lo tenía muy en claro, pero lentamente se estaba convirtiendo en una de sus metas y ella era malditamente competitiva.
—Mami, me dijiste que era la única mujer en tu vida... —Le reprocha y Jeongyeon la abrazó entre sus largos brazos, parecía que la ahogaría por la fuerza con la que la estrechó.
—Lo sé mi cielo, perdóname por eso. Tu siempre serás mi princesa, lo más importante en mi vida y en eso no estoy diciendo mentiras, puedes estar segura. —Aseguró, cubriéndola entre sus brazos. La reacción de su hija menor, le hizo entender que siempre era mejor hablar con la verdad.
Nayeon se volteó hacia el otro extremo de la cama y sintió el espacio demasiado grande para ella y no hablaba precisamente del modo propio de la palabra, sino de lo que ello significaba desde que comenzaba a comprender el valor de una verdadera compañía. Cerró los ojos y se permitió pensar en la preciosa alfa que ocupaba por completo su ser.
Flash
—¡Llámala! Dile que venga... —Le incentivó y Nayeon carcajeó, Sana siempre era tan impulsiva.
—¡Pero claro que no Sana-yah!, ella tiene una vida, además estaba con su hija. —Recordó el instante en el que se vieron por última vez, cuando la pelicorta se metió dentro de su auto.
—Si la llamas, vendrá de todos modos, estoy más que segura. —Le extendió el teléfono en su mano. Nayeon meció la cabeza.
—No, ¿qué le voy a decir? ¿Que creo que me enamoré de ella en menos de un mes? Eso suena a una locura ridícula y delirante Sana... Ahg Luna... —Lamentó, avergonzada de sus propios sentimientos. Había sido particularmente rápido todo lo que de ellas se trataba.
—¿Por qué no? El amor es así, es intempestivo, no hay modo de saber cómo y cuándo llegará Nayeon, anda... —Habló con seguridad y la omega pelimiel la miró como si estuviera loca.
—¡Es un delirio Sana! E-ella es joven aún y tiene una excelente posición social —Analizó —Es guapa, es tan guapa y tan buena persona... —Tragó, perdida ante sus propios pensamientos. —¿Qué es lo que ve en mi? No puedo creer que ella pueda albergar sentimientos de ese modo por alguien como yo, es una locura. —Concluyó al final y Sana volteó los ojos con esa tonta respuesta de parte de su amiga.
—¿Te oyes a ti misma Nayeon? Estás mal de verdad. ¿Qué es lo que te parece tan malo? Ella es una alfa, tu una omega, ella te desea a ti y tu a ella, punto. —Acaparó su atención, al fin —¿Y qué ve? —Se acercó a tomar sus brazos para hablarle a su mirada —Te ve a ti, lo bella, dulce y genuina que eres Nayeonnie, eso es lo que ve. —admitió la omega, intentando convencerla. Nayeon conectó de inmediato con sus palabras.
—¿Tú crees, Sana? —Murmuró esa pregunta, con una sonrisa conmovida por todas sus palabras.
—Por supuesto que sí. Hay mucho que ver en ti amiga, pero debes aprender a verlo por ti misma. —Le incentivó la japonesa volteando los ojos y Nayeon aceptó que quizás no era partidaria de observar sus propias cualidades, pero muy dispuesta a ponerse más atención, quería entender en todos los aspectos a esa maravillosa alfa, su alfa.
Back
El móvil sonó en el silencio insoportable de su habitación, regresándola de sus pensamientos y recuerdos.
>La extraño, necesito verla Nayeon. Sentir su aroma, el calor de su piel contra mi piel, rodearme de su cuerpo...
4:06 a.m
<Jeongyeon, naturalmente las personas se dedican a dormir a estas horas.
4:07 a.m
>Me hizo reír. El mensaje era para que lo leyera al despertar, mi hermosa omega. ¿Qué hace despierta a estas horas?
4:07 a.m
<Lo mismo que usted. Intentar dejar de pensar. Sobrevivir a la soledad.
4:08 a.m
>¿Se encuentra bien? La he visto muy angustiada cuando nos encontramos.
4:08 a.m
<Sí, estoy bien. Estoy cansada nada más. La vida me es insoportable y no se como fingir que no es así.
4:08 a.m
>No finja más. Si necesita hacer realidad sus sueños, pídamelos y se los haré realidad.
4:09 a.m
<Muy tentadora señorita Yoo, le agradezco su gentileza, pero tengo que terminar con todo lo que me hace daño yo misma.
4:09 a.m
>Descanse entonces Nayeon, y cuando despierte podrá analizar con más claridad.
4:09 a.m
<Descanse usted, que tiene que estar lista para incrementar acciones y analizar buenos negocios, por la mañana...
4:10 a.m
>A usted es lo único que deseo incrementar y analizar para mi vida, mi señora Nayeon.
4:10 a.m
<Por eso no se preocupe. No habrá ninguna duda de que sucederá, debe suceder...
4:10 a.m
—Te amo... —Dijo la alfa enviando el mensaje de voz hacia la luna, que iluminaba con su luz desde la ventana, esperando que esta le dejara saber lo que realmente sentía que tanto dudaba en confesarle a su amada Nayeon.
Horas más tarde el sol había hecho su espectáculo, naciendo como cada mañana e iluminando la ciudad para darle un nuevo inicio al día.
Yoo Jeongyeon bebía del café negro, mientras leía el periódico del día, esperando que iniciara la actividad en la casa, desde muy temprano.
—¡Me hace tan felíz que estés aquí! —Se oyó la entusiasmada voz de la mujer mayor, que se acercaba desde la sala.
Una voz femenina tan suave como la brisa de verano se oyó y Jeongyeon se puso en pie al instante al reconocer de quién se trataba.
—Que bueno es volver a verte Bae, no sabes cuanta falta me hacía tu complicidad. —Dijo la joven omega, abrazando a la mujer que la recibía con alegría y cariño.
Jeongyeon sonrió rápidamente al reencontrarse con la pelinegra omega de ojos profundamente rasgados y la expresión alegre que iluminaba su perfecta sonrisa atractiva. La alfa no dudó en respirar su familiar y dulce aroma, tulipanes frescos.
—Dahyunnie... —Le saludó extendiendo la mano, que ella tomó y se deslizó como si fueran a compartir una pieza de baile de salón.
—Mi querida Yoo Jeongyeon, ¿me extrañaste? —preguntó con su siempre atrevimiento, ganándose una risa de aquella alfa.
—Claro que sí, ¡ven aquí! —Aceptó el beso que dejó en su mejilla como saludo, mientras se unían en un abrazo rebosante de cariño con aquella omega.
~"Un toque de locura,
Un enfado, alguna duda.
Que nos haga despertar...
Un toque de locura,
Un engaño, una historia oculta.
Aunque al fin no sea verdad...
Una ilusión absurda, una mirada inoportuna, que nos llegue a molestar.
Un grito en el silencio, un toque de locura..."
3 | ?
¿Alguien sabe de dónde salió esa perfecta tofu? 😅
Divisé a Dahyunnie como la omega más hermosa del universo que llegará a colmar de celos a Nayeon, porque ¡Hey! ¡Dahyunnie es la más hermosa! ¿Tu que crees?
Que guapa eres Yoo, nomas para recordarlo...
¿Ya te había dicho que me inspiré en una canción diferente por cada capítulo de este fict? Curiosidades...
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