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* 𝐰𝐡𝐞𝐧 𝐢 𝐰𝐚𝐬 𝐡𝐢𝐬 𝐥𝐚𝐝𝐲

💌 。˚El cuarto estaba en completa calma, la única luz provenía de la luna que se filtraba a través de las cortinas. Liv estaba profundamente dormida, pero en su mente, todo era diferente.

En su sueño, se encontraba en la academia, pero todo tenía un aire distinto, como si estuviera atrapada en un recuerdo distorsionado. Estaba en el salón de baile, la música sonaba suave, y allí estaba él. Minho.

Vestía un traje negro impecable, con esa elegancia natural que siempre había tenido. Su cabello estaba ligeramente despeinado, y en su rostro había una expresión que Liv recordaba bien: esa mezcla de anhelo y orgullo que siempre la hacía sentir algo indescriptible.

—Pensé que no vendrías —dijo él, su voz sonaba más suave de lo normal, casi como un susurro.

Liv miró a su alrededor, sin saber cómo había llegado ahí, pero sintiendo en su pecho que no quería estar en ningún otro lugar.

—Yo también lo pensé —respondió ella, con una pequeña sonrisa.

Minho dio un paso hacia ella, luego otro, hasta que la distancia entre ambos desapareció. Con delicadeza, tomó su mano y la llevó a su pecho, justo donde su corazón latía con fuerza.

—Siempre supe que era contigo —susurró él—. Incluso cuando estábamos peleados, cuando me alejé, cuando fingí que no me importaba. Siempre fuiste tú.

Liv sintió un nudo en la garganta. Lo miró, memorizando cada rasgo, cada sombra de su rostro.

—Minho… —susurró, pero él la silenció colocando un dedo en su mentón antes de inclinarse y rozar su frente con la de ella.

El mundo a su alrededor se desvaneció. Ya no estaban en la academia, ya no existía el dolor del pasado, solo ellos, juntos en un espacio creado por su propia mente.

Él la abrazó, y ella se permitió hundirse en el calor de su cuerpo. Era exactamente como lo recordaba, como si ese fuera su hogar.

—Dime que esto es real —pidió ella, con los ojos cerrados.

Minho acarició su mejilla con dulzura.

—Lo es. Siempre lo ha sido.

Sus labios estaban tan cerca que podía sentir su aliento, y cuando finalmente Minho inclinó el rostro para besarla, un ruido fuerte la hizo saltar.

Liv abrió los ojos de golpe, su corazón latiendo descontrolado.

La realidad la golpeó de inmediato: no estaba en un salón de baile, ni en los brazos de Minho. Estaba en su habitación, en la academia, y el fuerte sonido que la despertó fue el chirrido de la puerta al abrirse.

—¡Liv! —exclamó Stella, con su usual tono de molestia—. Despierta de una vez, no tenemos todo el día.

Liv parpadeó, todavía atrapada en la sensación del sueño, su cuerpo aún ardiendo por el abrazo de Minho, por sus palabras. Miró a Stella, que la observaba con fastidio, y luego pasó una mano por su rostro, tratando de calmar su respiración.

—Dios, Stella, ¿alguna vez has escuchado de tocar la puerta?

—Sí, pero no cuando necesito que te levantes ahora mismo. No tengo todo el día para esperarte.

Liv se dejó caer de nuevo en la almohada con un suspiro. Su mente seguía enredada en el sueño, en la forma en que Minho la había mirado, tocado, abrazado. En la manera en que, incluso en su subconsciente, él siempre había estado ahí.

Aún podía sentirlo. Como si el sueño no hubiera terminado del todo.

Como si, en el fondo, Minho nunca hubiera dejado de ser su realidad.

Despierta Liv caminaba junto a Q y Kitty contándoles su sueño con Minho a lo que ambos habían escuchado con una sonrisa

—Sí lo he dicho antes y lo diré los sueños sexuales tiene un significado— dijo Q 

—No fue un sueño sexual rarito— apunto ella golpeando su cabeza

—Solo porque Stella te despertó, oye esto ya nos pasó con Kitty tuvo un sueño sexual contigo— recordó Q al sueño del semestre pasado

—En mi defensa no fue un sueño sexual tampoco— respondió Kitty alzando las manos

—No lo sé Liv siento que estas reprimiendo

—No estoy reprimiendo nada, las cosas entre Minho y yo están.. complicadas por ahora —dijo ella soltando un suspiro frustrado

—Entonces ¿ya no sientes nada por el?

—¿Estás segura?— preguntó Kitty

—Yo.. lo extraño porque apenas me ha dicho dos palabras desde que le hable sobre Stella. Debí haber esperado hasta tener pruebas para mostrarle ese video, pero solo quería apoyarlo como hizo con Kitty todo el semestre. Esa maldita roba celulares y cartas ahora está con el — dijo ella frustrada

—¿No es un poco tarde para invitar a la graduación?, el baile de flor de cerezo es el sábado— hablo Kitty mientras que alrededor había una propuesta para el baile de el chico vestido de león

—Sí, es lo que yo digo ¿Ya decidieron si van a ir?

—Sí nosotras dos solas ¿Qué hay de ti y Jin?, se que se ha portado grosero por las regionales —dijo Kitty señañlandose a ella y Liv

—Ya sé disculpo y dijo que esta muy orgulloso de mi

—Me da gusto, quiero que las cosas entre ustedes funcionen— dijo Liv con una sonrisa traviesa deteniéndose junto a Kitty

—Yo también ¿esa cara porque?—preguntó Q quien fue sorprendido por Jin en su scooter y dándose un beso

—Lo ayudamos a organizar...—dijo Kitty

—No estas ayudando— las amigas brincaron emocionadas y se alejaron

Las amigas emocionadas ingresaron al edificio viendo como Minho le pedía ser su acompañante para el baile a lo que ella acepto rápidamente y se dieron un beso cuando se separaron las miradas de Liv y Minho sin ningún brillo se encontraron ella solo sonrió alejándose sin celos solo dolor en el pecho

Cuando termino su clase se dirigio al salón donde ayudaban a Dae encontrándose con Minho dispuesta a confrontarlo y arreglar las cosas

—Minho no puedes estar molesto conmigo por mostrarte ese video— dijo ella intentando estar tranquila

—Esa no era Stella y sí, te pasaste de lista— hablo el con un tono frío intentando alejarse

—O tengo razón y estas en una relación falsa y tu familia está en riesgo—continuó ella intentando que el la viera

—Suenas completamente loca. Lo sabes ¿cierto?, escucha hasta que puedas admitir que te equivocaste con Stella, no tenemos nada de que hablar— espetó el molesto dejándola parada ahí

Liv sintió su garganta cerrarse al ver a Minho alejarse sin siquiera mirarla una última vez. Por más que intentaba convencerse de que no le importaba, de que había hecho lo correcto al mostrarle la verdad, el vacío en su pecho le decía lo contrario.

Sin pensarlo demasiado, caminó rápidamente hacia el dormitorio de Q. Sabía que él era la única persona que podía entenderla en ese momento.

Cuando llegó, encontró a Q acostado en su cama con la mirada fija en el techo, claramente en su propio mundo de pensamientos.

—Por favor dime que tienes helado o algo que haga que este día apeste menos —dijo Liv, cerrando la puerta tras de sí.

Q giró la cabeza para mirarla y al notar su expresión, se incorporó de inmediato.

—¿Qué pasó? ¿Minho?

Liv dejó escapar una risa sin humor antes de sentarse en el borde de la cama.

—Me odia —susurró—. Bueno, no sé si es odio, pero definitivamente no quiere verme nunca más.

Q suspiró y le pasó un paquete de galletas que tenía en su buró.

—Toma. No es helado, pero es lo mejor que tengo.

Liv tomó una galleta y la mordió distraídamente.

—Hice lo correcto, ¿cierto? Si Stella realmente está jugando sucio con su familia, alguien tenía que abrirle los ojos.

—Por supuesto que hiciste lo correcto —afirmó Q—. Pero Minho es… bueno, Minho. Se va a tomar su tiempo para aceptarlo.

Liv dejó escapar un suspiro y se dejó caer de espaldas en la cama.

—¿Y si nunca lo acepta? ¿Y si en su mente siempre seré la villana que intentó arruinar su relación?

Q se acomodó a su lado y se quedó en silencio por unos segundos antes de hablar.

—Si él realmente te conoce, sabrá que lo hiciste porque te importa. Y si no lo ve ahora, lo hará eventualmente.

Liv cerró los ojos y dejó que sus palabras se hundieran en su mente. Quería creer en eso, pero el miedo de perderlo para siempre seguía ahí, persistente.

Después de unos minutos, Q se levantó de la cama y estiró la mano hacia ella.

—Vamos, levántate. No pienso dejar que pases la tarde deprimida. Tenemos un baile al que ir, y nos vamos a ver espectaculares.

Liv le dedicó una sonrisa cansada antes de tomar su mano y ponerse de pie.

—¿Sabes qué? Tienes razón. Si Minho quiere ser un idiota, es su problema. No voy a dejar que me arruine la noche.

—Esa es la actitud —dijo Q con una sonrisa triunfal—. Ahora, vamos Kitty te estara esperando para ir de compras.

Después de su charla con Q, Liv decidió que lo mejor que podía hacer era distraerse. Y si había alguien que sabía cómo convertir cualquier situación en una aventura, era Kitty.

—Vale, dime la verdad, ¿es este tu plan maestro para olvidarte de Minho? —preguntó Kitty con una sonrisa traviesa mientras caminaban por la tienda de vestidos.

—¿Y si lo es? —Liv levantó una ceja mientras deslizaba la mano por una fila de vestidos elegantes—. Dicen que la mejor manera de superar un corazón roto es verte increíblemente bien.

—Cierto. Pero también dicen que el mejor maquillaje es la venganza —bromeó Kitty—. Aunque en este caso, creo que el mejor maquillaje es un labial rojo y un vestido que te haga ver como la reina que eres.

Liv sonrió, agradeciendo tener a Kitty a su lado en ese momento.

—¿Tienes ya algo en mente? —preguntó Kitty mientras sacaba un vestido con brillos.

Liv lo miró y negó con la cabeza.

—Demasiado ostentoso. Quiero algo que diga “Estoy fabulosa y no me importa nada” sin que parezca que lo intenté demasiado.

—Ajá, o sea, quieres verte increíble sin que parezca que Minho te importa, aunque en realidad sí lo hace.

Liv le lanzó una mirada de advertencia, pero Kitty solo se rió.

—¡Oh, este! —Kitty sacó un vestido de satén con un escote en la espalda—. Es sexy pero elegante, sofisticado pero con un toque atrevido. Es decir, tú.

Liv lo tomó y lo sostuvo frente a su cuerpo, mirándose en el espejo.

—Me encanta.

—Sabía que lo harías. Ahora, ve a probártelo mientras yo encuentro algo que me haga ver como una diosa.

Liv rodó los ojos con una sonrisa y se dirigió al probador. Mientras se miraba con el vestido puesto, sintió una chispa de emoción. Quizás Minho seguía siendo una herida abierta, pero no iba a dejar que eso le arruinara la noche.

Cuando salieron de la tienda Kitty iría a ver a su prima para contarse algunas cosas desde el otro lado de la calle vio a Stella dirigiéndose hacia un café Internet que Julianna les había contado que había visitado el día que surgió Moonleaks

—¿Stella?—llamo la atención ella cruzándose de brazos

—¿Liv?, ¿Qué haces aquí?—preguntó ella intentando no verse nerviosa

—Más bien ¿que haces tu aquí?

—Estoy apunto de hablar con él grupo PepperPie de mi iglesia

—¿Porque no en el dormitorio?—preguntó ella con la ceja alzada

—Porque se que Kitty, Julianna y tu se burlan de mi por ser una chica de iglesia ¿No me llaman la rarita de Ohio?

—Se que mientes—contrataco ella

—Bien—Stella movió la computadora enseñándole la llamada haciendo que Liv se quedara con las palabras en la boca

—¿Qué creíste que hacia?

—Lo siento me equivoque— se disculpo ella llendose con miles de dudas en la cabeza

💌 。˚El baile estaba en su punto máximo. Luces destellaban en la pista, los estudiantes reían, y la música vibraba en el suelo con cada paso. Todos parecían estar disfrutando la noche… menos Liv. 

Se quedó de pie junto a la mesa con su vaso en la mano, observando a sus amigos moverse al ritmo de la música. No era que no quisiera bailar, pero algo en su pecho la mantenía anclada al suelo. Su mirada se desviaba de vez en cuando, buscando inconscientemente a una persona en particular. 

Minho. 

Estaba en el otro extremo del salón, hablando con Q. Se veía increíble con su traje perfectamente ajustado, su postura impecable como siempre… pero lo que realmente llamaba la atención de Liv era su expresión. A pesar de las luces, la música y la euforia, él parecía distraído. Su sonrisa no llegaba del todo a sus ojos. 

—¿Cuánto tiempo planeas quedarte ahí con cara de “lo extraño pero no quiero admitirlo”? —preguntó Q de repente, apareciendo a su lado con una copa en la mano. 

Liv resopló. 

—No sé de qué hablas. 

—Oh, sí lo sabes. Y déjame decirte que él también está igual. Solo que es más terco que tú. 

Liv rodó los ojos, pero su corazón latía con fuerza. 

—No creo que quiera hablar conmigo. 

Q la miró con una ceja levantada antes de suspirar dramáticamente. 

—Está bien. Si ustedes dos van a ser así de inútiles, tendré que intervenir. 

Antes de que Liv pudiera detenerlo, Q se alejó con pasos decididos en dirección a Minho. 

—No, no, no— murmuró ella, siguiéndolo con la mirada mientras Q se inclinaba para decirle algo a Minho. 

Minho frunció el ceño por un segundo, luego miró hacia Liv. Sus miradas se encontraron y, por un momento, ninguno se movió. Luego, sin decir nada, Minho le dio su copa a Q y caminó hacia ella. 

Liv sintió que su estómago se encogía cuando él se detuvo justo enfrente. 

—¿Quieres bailar? —preguntó, con su tono más neutral. 

Liv tragó saliva y asintió sin pensarlo demasiado. 

Minho tomó su mano y la guió a la pista. Sus cuerpos se acercaron cuando él colocó su mano en la espalda de ella, y Liv apoyó la suya en su hombro. La música cambió a algo más lento, más íntimo. 

Al principio, el silencio entre ellos era tenso. Había tantas cosas que querían decirse, pero ninguna de las palabras parecía la correcta. 

Fue Liv quien rompió el silencio primero. 

—Te extraño. 

Minho parpadeó, sorprendido. 

—¿Qué? 

Ella respiró hondo, sintiendo el peso de su orgullo desmoronarse. 

—Te extraño, Minho. Extraño hablar contigo, pelear contigo, incluso soportar tu ego gigantesco. Y… quería decirte que lo siento. 

Minho la observó en silencio, como si estuviera procesando cada palabra. 

—¿Por qué? 

Liv mordió su labio y bajó la mirada por un segundo antes de volver a verlo. 

—Por no escucharte antes. Por pensar lo peor de Stella sin pruebas y por no confiar en ti. Estaba equivocada y, debí manejarlo de otra manera. 

Minho soltó un pequeño suspiro, pero no apartó la mano de su cintura. 

—Sí, debiste. 

Liv rodó los ojos. 

—¿Vas a seguir haciéndome sentir culpable o me vas a decir que también me extrañas? 

Minho la miró por un momento, luego su expresión se suavizó. 

—Me gusta hacerte sentir culpable —dijo con una leve sonrisa—. Pero sí, te extrañé. 

Liv sintió que su corazón se aceleraba, y sin pensarlo, se inclinó un poco más hacia él. 

—Entonces… ¿podemos dejar de estar en guerra? 

Minho asintió lentamente. 

—Sí. 

Ella sonrió y apoyó su cabeza en su hombro mientras seguían moviéndose al ritmo de la música. Por primera vez en mucho tiempo, todo parecía estar bien entre ellos. 

Pero entonces, la paz se rompió. 

Desde la entrada del salón, una figura familiar apareció. 

Stella. 

Y por la expresión en su rostro, Liv supo que la noche aún no había terminado.

Entro al lugar con un nuevo estilo su pelo corto y el maquillaje más oscuro algo en su entrada le recordó a alguna película que antes había visto con Q donde la chica hacía una entrada así

—No te molesto si bailo con mi novio ¿O si Liv?—hablo ella con su tono que reflejaba su nueva personalidad

—Todo tuyo —dijo ella soltando su mano de la de Minho

Ella se alejó dejando a ambos bailando Minho parecía haberse tensado y querer apartarse de ella Minho se había dado cuenta Liv tenía razón todo este tiempo, había dudado de ella y ahora estaba aquí con Stella amenzandolo

—Tengo las suficientes pruebas para culpar a Liv y mandar esa foto con Kitty a todo el Internet— dijo ella con su tono amenzante

—No te atrevas a tocar a Liv —soltó el con su voz fuerte no dejaría que nada le pasara

Liv salió del salón con pasos firmes, sintiendo su corazón latir descontrolado en su pecho. No sabía si estaba haciendo lo correcto. No sabía si alejarse era la mejor decisión, pero en ese momento, lo único que quería era claridad.

𝑵𝒂𝒕𝒔 𝒏𝒐𝒕𝒆𝒔
Ok me dolió pero me dolió más que terminaron dos de mis amigos vuelen alto 💔
Un episodio para el final ¿predicciones?
No olviden votar y comentar 😘

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