* 𝐰𝐡𝐚𝐭 𝐝𝐢𝐝 𝐢 𝐝𝐨 ?
💌 。˚La limusina se detuvo frente al campus de KISS, y Liv respiró hondo, intentando calmar los nervios que se acumulaban en su pecho. El conductor abrió la puerta, y ella bajó con cuidado, ajustando su abrigo mientras el aire fresco de Seúl la recibía.
Había imaginado este momento muchas veces desde que decidió regresar, pero nada la había preparado para el peso que sentía ahora. Su mirada recorrió el lugar, buscando algo familiar que la reconfortara.
—¡Liv!
La voz de Q rompió el silencio, y ella se giró para verlo caminando hacia ella con rapidez. Pero no estaba solo. En sus brazos, sujetando a un inquieto Pancake, estaba la pequeña parte de casa que Liv no sabía cuánto extrañaba hasta ahora.
—¡Pancake! —susurró, llevándose una mano a la boca mientras las lágrimas comenzaban a acumularse en sus ojos.
Q llegó hasta ella, con una mezcla de sonrisa y preocupación en el rostro. —Sabía que lo primero que querrías ver sería este pequeño.
Liv cayó de rodillas en el suelo, extendiendo los brazos hacia Pancake, quien comenzó a mover las patas enérgicamente para alcanzarla. Cuando lo tuvo contra su pecho, lo abrazó con fuerza, dejando que las lágrimas cayeran sin contenerlas.
—Lo siento tanto, Pancake... —murmuró, acariciando el suave pelaje del conejo.
Q se agachó junto a ella, colocándole una mano en el hombro. —Hey, está bien. Él te extrañó tanto como tú a él.
Liv levantó la mirada hacia Q, tratando de sonreír a través de las lágrimas. —Gracias por cuidarlo.
—Por supuesto. Aunque, debo decir, es un destructor profesional. Mi cargador, un par de zapatillas... nada está a salvo con él.
La risa suave que escapó de Liv fue una pequeña victoria para Q, pero sabía que la tristeza en sus ojos aún estaba ahí, latente.
—Pensé que te vendría bien un amigo peludo para enfrentarte a esto —dijo, señalando el campus a su alrededor.
—Lo necesitaba. —Liv se puso de pie, Pancake aún apretado contra su pecho. —Gracias, Q.
—Para eso estoy. Ahora, ¿quieres un tour o... prefieres caminar sin rumbo un rato?
Antes de que Liv pudiera responder, Q se giró al escuchar pasos acercándose.
—Dae, ¡espera!
Liv se congeló al escuchar ese nombre. Y entonces lo vio.
A unos metros de distancia, caminando con Dae, estaba Minho.
El aire pareció volverse pesado mientras sus ojos se encontraban. Minho se detuvo en seco, la sorpresa cruzando brevemente su rostro antes de que lo reemplazara una expresión que Liv no pudo descifrar.
—¿Liv? —Dae fue el primero en hablar, su tono incrédulo.
—Hola, Dae... —Liv tragó saliva, su voz apenas un susurro.
—¿Qué estás haciendo aquí? —preguntó Dae, mirándola con confusión y luego a Q, como buscando una explicación.
Minho no dijo nada. Su mirada recorrió a Liv, deteniéndose un segundo más en Pancake, antes de apartar los ojos.
—Acabo de llegar. —Liv intentó mantener la calma, pero su voz temblaba.
Q, siempre atento, intentó intervenir. —Liv decidió volver para el semestre.
Dae asintió lentamente, pero Minho seguía inmóvil, sus manos en los bolsillos mientras miraba hacia otro lado. Finalmente, murmuró algo a Dae y comenzó a caminar de nuevo, pasándolos sin un solo comentario.
Liv sintió como si alguien le hubiera dado un golpe en el estómago. Las lágrimas amenazaban con volver, pero las contuvo.
—Lo siento... —dijo Dae con torpeza, antes de seguir a Minho, dejando a Liv y Q en un incómodo silencio.
—Él no sabía que regresarías —dijo Q, intentando suavizar la situación.
—Está bien —respondió Liv, aunque su voz traicionaba lo contrario. Recordando la última vez que se habían visto
💌 。˚El avión aún no aterrizaba, pero la tensión entre Liv y Minho ya habia volado hasta el espacio. Ella apenas había terminado de explicarle sus planes, y él se levantó de su asiento como si el aire a su alrededor fuera irrespirable.
Liv lo observó alejarse hacia la zona común, sintiendo cómo algo dentro de ella se rompía un poco más con cada paso que él daba. Durante unos segundos, se quedó quieta, tratando de reunir el coraje necesario para seguirlo. Cuando lo hizo, lo encontró de pie junto a una de las ventanas, con la cabeza inclinada y las manos enterradas en los bolsillos de su chaqueta.
Se acercó lentamente, insegura de si él siquiera quería escucharla.
—Minho... —susurró con voz temblorosa.
Él no se movió. —¿Qué quieres, Liv? —dijo en un tono que intentaba ser firme, pero que dejaba entrever el dolor que estaba sintiendo.
—Quiero hablar contigo.
—¿Hablar de qué? —preguntó, girándose finalmente hacia ella. Sus ojos estaban enrojecidos, y la intensidad en su mirada era desgarradora. —¿De cómo ya decidiste tu vida sin mí? ¿De cómo planeas dejar todo esto atrás como si no importara?
Liv sintió que las palabras se le atoraban en la garganta. —No es así, Minho. Esto no es fácil para mí.
—¿No es fácil? —rió amargamente, dando un paso hacia ella. —¿Entonces por qué parece que ya tienes todo resuelto? Nueva York, Charlie, tus planes. ¿Dónde quedo yo en todo eso, Liv? ¿En qué momento pensaste que yo podía ser parte de tu futuro?
Ella bajó la mirada, las lágrimas comenzando a acumularse en sus ojos. —Siempre fuiste parte de mi futuro, Minho. Pero a veces... no todo sale como queremos.
Él negó con la cabeza, apartándose un poco como si necesitara espacio. —Esto no se trata de que las cosas no salgan como queremos. Se trata de que no lo intentaste, Liv. Ni siquiera me diste la oportunidad de luchar por esto, por nosotros.
Liv dio un paso hacia él, alcanzando el pequeño collar que llevaba al cuello. Era un regalo de Minho, algo que ella había atesorado desde el día que él se lo dio, cuando dijeron que siempre estarían juntos. Sus dedos temblaron mientras lo desabrochaba, y cuando lo sostuvo en la mano, sintió que estaba entregando una parte de su corazón.
—Quiero que tengas esto.
Minho miró el collar, confundido. —¿Qué estás haciendo?
—Este collar siempre me recordó lo que éramos, lo que significábamos el uno para el otro. Ahora quiero que tú lo tengas... para que recuerdes que siempre vas a ser importante para mí.
Él tomó el collar con cuidado, sus dedos rozando la inicial de el en. Lo sostuvo como si fuera algo precioso y frágil, pero su expresión estaba llena de amargura.
—¿Esto es lo que queda? —preguntó con voz quebrada. —¿Un collar? ¿Un recuerdo vacío para compensar todo lo que estamos perdiendo?
Liv dejó escapar un sollozo, incapaz de contenerlo más. —No es un recuerdo vacío, Minho. Es todo lo que puedo darte ahora.
Él la miró fijamente, sus ojos llenos de lágrimas que se negaban a caer. Por un momento, ninguno de los dos habló, hasta que él rompió el silencio con un tono apenas audible.
—¿Y ahora qué? —continuó Minho, su voz subiendo un poco. —¿Qué pasa con Pancake, Liv? ¿Lo dejamos también?
—No quiero dejar nada de esto, Minho. Pero... no sé cómo quedarme. —Las lágrimas caían libremente ahora, su voz rota por el llanto.
Minho dio un paso hacia ella, su expresión cambiando de ira a puro dolor. —¿Sabes qué es lo peor? Que siempre pensé que éramos más fuertes que esto. Que tú y yo podíamos con todo, incluso con un estúpido conejo que no deja de morder los cables.
Liv sollozó, recordando esas pequeñas discusiones sobre Pancake, las noches en las que habían reído hasta llorar por las travesuras del conejo.
—Minho... —susurró, intentando tocar su brazo, pero él dio un paso atrás.
—No. —Él negó con la cabeza, apretando el collar en su mano. —Si vas a irte, solo vete. Pero no esperes que me quede aquí, fingiendo que esto está bien.
Liv lo vio alejarse, cada paso suyo llevándose una parte de su corazón. Cuando regresó sola a su asiento, el vacío a su alrededor era insoportable. Miró por la ventana mientras las lágrimas seguían cayendo, sintiendo que había perdido algo que nunca podría recuperar.
Minho, mientras tanto, se dejó caer en su asiento al otro lado del avión, con el collar todavía en su mano. Lo apretó con fuerza, como si fuera lo único que podía aferrarlo a lo que habían sido.
💌 。˚Q la acompañó hasta los dormitorios, hablando de cualquier cosa para distraerla, mientras Pancake dormitaba en sus brazos. Liv estaba agradecida, aunque sabía que no podría escapar de la sombra de su encuentro con Minho por mucho tiempo.
Cuando llegaron a la entrada, una figura familiar se acercó corriendo hacia ellos.
—¡Liv!
Liv levantó la vista, sorprendida al ver a Kitty, con una gran sonrisa en el rostro. Las cosas entre e
—¿Kitty?
Antes de que pudiera reaccionar, Kitty la abrazó con fuerza, casi haciendo que soltara a Pancake.
—¡No puedo creer que estés aquí! —dijo Kitty, separándose para mirarla. —¡Esto es increíble!
—¿Qué haces aquí? Pensé que no podrías volver...
Kitty sonrió, cruzándose de brazos con un aire triunfal. —Bueno, digamos que Yuri puede ser muy persuasiva.
Liv parpadeó, confundida. —¿Yuri te ayudó?
—Sí, pero más importante, ¿cómo estás tú? —Kitty la miró con seriedad, su tono cambiando.
Liv vaciló, bajando la mirada hacia Pancake. —Estoy... sobreviviendo.
Kitty asintió lentamente, como si entendiera más de lo que Liv estaba diciendo. —Bueno, estoy feliz de que estés aquí. Las cosas no han sido iguales sin ti.
Q carraspeó, llamando la atención. Deberian entrar antes de que Liv no se quiera separar de Pancake.
Kitty rió, tomando la mano de Liv. —Ven. Hay mucho que necesitas saber.
💌 。˚ Ambas llegaron hasta el dormitorio donde ambas tenían la misma llave Liv sonrió al ver que estaría con su amiga mientras que Kitty parecia observarla mucho al abrir la puerta frente a ellas estaba Yuri
Liv se sentía más ligera con Kitty a su lado, como si el peso de las últimas semanas hubiera disminuido un poco.
Cuando llegaron a la puerta, Kitty sacó una llave idéntica a la de Liv.
Al otro lado, Yuri las esperaba con una sonrisa que iluminó toda la habitación.
—¡Chicas! —exclamó Yuri, corriendo hacia ellas para abrazarlas. Primero envolvió a Liv, apretándola con fuerza, y luego abrazó a Kitty con igual entusiasmo. —Las extrañé mucho.
—Nosotras también te extrañamos —dijo Liv con una sonrisa genuina.
—Estuve pensando en ustedes todas las vacaciones. No podía esperar a que volvieran —añadió Yuri, soltándolas finalmente.
—Bueno, yo solo pude regresar por ti —respondió Kitty, su tono cálido.
—¡Y ahora podemos compartir cuarto! ¿Qué les parece?
Liv se rió, señalando la llave. —Es lo mejor que me pasa estos meses.
—Yo pedí estar sola. Seguro cometieron un error —dijo Kitty, aunque su sonrisa delataba que no estaba tan molesta.
—No es un error. Es el destino —replicó Yuri con un toque dramático.
—¿Qué es el destino? —interrumpió una nueva voz desde la puerta.
Todas se giraron para ver a Julianna, que entraba con una gran sonrisa.
—¡Julianna! —exclamó Liv.
Julianna saludó con un gesto y se acercó a Kitty. —Hola, Kitty. Soy Julianna. Es un placer conocerte finalmente. He oído mucho de ti. Tú ayudaste a que Yuri y yo volviéramos a estar juntas.
Julianna se inclinó hacia Liv y murmuró: —Creo que Kitty se quedó sin palabras.
Liv rió, observando cómo Kitty intentaba encontrar algo coherente que decir.
—¿Pueden creerlo? —dijo Yuri, mirando a las demás. —Las cuatro, compañeras de cuarto.
Antes de que pudieran seguir conversando, otra figura apareció en la puerta.
—Hola, soy Stella. Stella Cho. Denme un minuto. Este lugar es mucho más grande que mi antigua escuela.
Todas se giraron para ver a la chica nueva, cargando una mochila enorme y con una expresión de asombro mientras miraba alrededor.
—Tú debes ser la del colchón inflable —comentó Julianna con una sonrisa divertida. —Soy Julianna, y ella es mi novia, Yuri.
—Wow. ¿Las dejan vivir juntas? —preguntó Stella, sorprendida.
—No lo saben. Si lo supieran, no lo permitirían —respondió Yuri con un toque de ironía.
Julianna asintió. —Y hay un rumor de que planean hacer revisiones a las habitaciones cada noche, así que tendremos que ser muy cuidadosas.
—Bueno, no diré nada —prometió Stella con un encogimiento de hombros.
Kitty dio un paso adelante. —Hola, soy Kitty. Si quieres, puedes dormir con nosotras.
—¿En serio? —preguntó Stella, aliviada. —Gracias.
—Soy Liv un placer —saludó ella con unasonrisa.
—Alguna de ustedes podria decirme como llegar a la administración. Aún tengo que inscribirme a las clases.
—Te llevaré ahora. Si no lo haces rápido, te tocarán los peores profesores. Créeme, lo sé —respondió Kitty. agarrando a Stella del brazo.
—Antes de que se vayan —interrumpió Yuri —, estamos planeando una parrillada esta noche. Yo invito.
—¿Una parrillada? —preguntó Liv, emocionada.
—Es en serio. Me encantaría que todas vinieran —dijo Yuri con entusiasmo.
—Ojalá pudiera, pero les prometí a mis hermanas hablar con ellas sobre el primer día —dijo Kitty, con un tono de disculpa.
—¿En Portland no son las dos de la mañana? —preguntó Julianna, levantando una ceja.
—Sí, bueno... creo que si ire.
💌 。˚Liv se despertó de golpe con la luz del sol filtrándose por la ventana. Parpadeó confundida, su mente tardando en ubicarse en el tiempo y el espacio.
—Mierda... —murmuró al ver la hora en su teléfono.
La asamblea ya había comenzado.
Se levantó apresurada, poniéndose lo primero que encontró y corriendo hacia el auditorio, pero cuando llegó, las puertas estaban cerradas y el evento ya estaba en marcha. Se quedó afuera, tratando de recuperar el aliento, y miró a través de una de las rendijas.
Ahí estaba él.
Minho, parado en una esquina con el ceño fruncido y la mandíbula tensa. Frente a todos, su padre hablaba con autoridad, su presencia imponente dominando la sala. Liv sintió un escalofrío recorrer su espalda. Abandonando el lugar como si la presencia de él quemara
Liv había pasado toda la noche manteniéndose ocupada, ayudando aquí y allá, evitando quedarse mucho tiempo en un solo lugar. Sin embargo, sabía que tarde o temprano tendría que enfrentarlo.
Y ahí estaba.
Minho, de pie a unos metros, hablando con Q, pero con la mirada desviándose hacia ella más veces de las que intentaba disimular. Al final, fue él quien dio el primer paso.
—¿Podemos hablar? —preguntó suavemente, acercándose con las manos en los bolsillos.
Liv dudó, pero asintió.
Se alejaron del grupo, caminando hacia el costado del restaurante donde las luces cálidas de la terraza iluminaban un pequeño espacio tranquilo.
—¿Cómo has estado? —preguntó Minho, rompiendo el silencio.
—Bien, supongo —respondió Liv, cruzando los brazos. —Ha sido raro estar de vuelta, pero... aquí estoy.
Minho asintió, mirando al suelo. —Parece que todos estamos volviendo, ¿no?
—Sí... parece que sí.
Un silencio incómodo cayó entre ellos. Minho levantó la vista y la sostuvo con la suya, una mezcla de nostalgia y algo más que Liv no podía descifrar.
—No sabía que volverías —admitió él.
—Fue una decisión de último momento —dijo Liv con una pequeña sonrisa, intentando aligerar el ambiente. —Charlie insistió.
Minho asintió lentamente. —Él siempre sabe cómo convencer a la gente.
—Sí, es bueno en eso.
Liv jugueteó con la cadena de su collar de corazón, una costumbre que tenía cuando estaba nerviosa. Minho notó el movimiento y sus ojos se suavizaron.
—¿Todavía lo tienes? —preguntó, señalando el collar.
Liv bajó la mirada al pequeño dije en forma de llave que colgaba de la cadena. Era un regalo suyo, de aquellos días en los que todo entre ellos parecía fácil. Uno que había encontrado de cuando era niña.
—Sí —admitió en voz baja. —No sé por qué... pero no he podido quitármelo.
Minho dejó escapar una risa suave, sin rastro de burla. —A veces las cosas tienen más significado del que queremos admitir.
Liv lo miró, sintiendo un nudo en el pecho. —Minho... yo no quiero que esto sea incómodo.
Él levantó la vista, sorprendido por sus palabras.
—Yo tampoco, Liv. Quiero que... podamos ser algo. Amigos, al menos.
Liv asintió, su mirada suavizándose. —Eso quiero yo también.
Ambos sonrieron, aunque de forma tímida, como si todavía estuvieran tanteando un terreno desconocido.
—¿Crees que Pancake nos extraña como papás? —preguntó Minho, rompiendo la tensión con una sonrisa.
Liv rió, relajándose un poco. —Por supuesto. Aunque creo que le encanta vivir con Q.
—Sí, Q tiene esa habilidad de encantar a todos... incluso a los conejos.
La conversación fluyó un poco más ligera después de eso. Hablaron de Pancake, de las clases, de cómo habían cambiado algunas cosas en KISS desde el semestre anterior. No era lo mismo que antes, pero tampoco era el final.
Cuando regresaron con los demás, Liv se dio cuenta de que, por primera vez en mucho tiempo, se sentía un poco más en paz.
Cuando entraron al restaurante sintió como Q la miraba con diversión a lo que ella rodó los ojos sentándose junto a él Minho parado junto a Dae escuchando el brindis de su mejor amiga
—Gracias por venir amigos. — comenzo Yuri —Espero que hayan tenido lindas vacaciones las mías fueron un tanto agridulces para ser sincera pero lo que me hizo continuar fue el saber que apesar de lo mal que mi familia este y puede estar mal pero muy mal no es mi única familia, yo hice una familia aquí el semestre pasado — Liv cruzó una mirada fugaz con Minho quien le sonrió dulcemente — Está cena es para agradecerles a todos los que están aquí — todos brindaron llenando el ambiente de una calidez que sentía cuando estaba con ellos su hogar
💌 。˚Liv se deslizó por los pasillos oscuros del dormitorio de los chicos, cuidando de no hacer ruido. Cuando llegó a la puerta, tocó suavemente tres veces, el código que siempre usaba con Q.
La puerta se abrió al instante, revelando a Q con una sonrisa suave y un conejo en los brazos.
—Sabía que vendrías. —Él la dejó entrar rápidamente y cerró la puerta tras ella.
—¿Cómo lo sabías? —preguntó Liv, dejando su mochila en el suelo.
—Porque siempre vienes cuando necesitas escaparte de algo. Además, prometí que si algo salía mal, te tendrías que desahogar conmigo mientras veíamos Gossip Girl.
Liv sonrió débilmente, tomando a Pancake de los brazos de Q. El conejo se acurrucó contra ella, y por un momento todo se sintió más fácil.
—¿Cómo te fue hoy? —preguntó Q mientras se sentaba en su cama, dándole espacio en la otra.
Liv suspiró, acariciando a Pancake. —Hable con Minho.
Q asintió, como si ya lo supiera. —¿Y?
—Fue raro... doloroso. Tratamos de hablar, pero no sé si logramos algo.
Q la miró con una mezcla de compasión y seriedad. —Bueno, ¿quieres hablar de eso? ¿O prefieres ver a Blair y Serena destruir sus vidas por hombres tóxicos?
Liv rió suavemente, agradecida por su humor. —Por ahora, prefiero lo segundo.
Q encendió su laptop y puso un capítulo de Gossip Girl. Ambos se acomodaron en las camas opuestas, con Pancake saltando entre ellos. Por un rato, se olvidaron de todo, riéndose de los comentarios sarcásticos de Q sobre los personajes.
Pero entonces, Liv se levantó para buscar algo de agua y vio el pequeño refrigerador en la esquina. Algo la atrajo hacia él.
Al abrirlo, sus ojos se clavaron en un pequeño bote de helado de fresa.
Lo tomó con manos temblorosas, y sin quererlo, los recuerdos comenzaron a inundarla.
Helado de fresa.
—¿Qué haces?
—Cumpliendo con la tradición —respondió él sin mirarla, señalando al heladero un cono de fresa con chispas.
Liv cruzó los brazos, desconfiada.
—No necesito que me compres un helado.
—No, pero lo quieres. —Minho le pasó el cono de fresa y tomó uno de chocolate para él—. Además, sería un crimen interrumpir nuestra rivalidad sin un toque de nostalgia.
Liv tomó el helado, murmurando un agradecimiento apenas audible. Continuaron caminando, el ambiente ligero pero con esa constante tensión que nunca parecía desaparecer entre ellos.
Y ahora, sosteniéndolo, sintió como si el peso de todos esos momentos la aplastara. Se sentó en el suelo, con el bote en las manos, y las lágrimas comenzaron a caer silenciosamente.
No se dio cuenta de que la puerta del dormitorio se había abierto hasta que una voz familiar rompió el silencio.
—Liv…
Ella levantó la vista, encontrándose con los ojos de Minho. Su expresión era seria, mezclada con sorpresa y algo más que no pudo descifrar.
—¿Qué estás haciendo aquí? —preguntó, avanzando un paso hacia ella.
Liv no dijo nada. Simplemente dejó el helado en el suelo y se limpió las lágrimas rápidamente.
—Lo siento. Yo... —Se puso de pie, sosteniendo a Pancake en brazos como si fuera un escudo.
—Liv, espera. —Minho se quedó frente a ella, su mirada fija en la de ella. —No tienes que irte.
Q, que había estado observando todo desde el marco de la puerta, levantó una mano. —Debería darles espacio, ¿verdad?
Liv negó rápidamente. —No. Quédate.
Minho suspiró, pasando una mano por su cabello. —No vine aquí para arruinar tu noche. Solo vine a buscar algo, pero... parece que lo único que estoy arruinando es mi propia cabeza.
Liv lo miró con tristeza, sin saber qué decir.
—Por favor, sigan con su noche de Gossip Girl. —Él dio un paso atrás, como si estuviera decidido a salir.
—Minho... —Lo detuvo Liv, pero sus palabras se quedaron en el aire.
Él solo asintió y salió del dormitorio, dejando a Liv y Q en un silencio tenso.
Q fue el primero en hablar, rompiendo la incomodidad.
—Bueno, eso fue... intenso.
Liv dejó escapar un suspiro, sintiendo que todo su cuerpo estaba agotado.
—Lo siento. No quería que esto pasara.
Q le dio una palmadita en la cama. —No te preocupes. Aquí no juzgamos. Ahora, ven aquí, come un poco de helado y veamos cómo Dan intenta volverse parte de la élite.
Liv sonrió débilmente y se dejó caer a su lado, permitiéndose, por un rato más, olvidar todo lo demás.
Minho se quedó mirando la puerta cerrada tras Liv, con el pecho apretado, como si todo lo que había querido decir se hubiera quedado atrapado en su garganta. No se movió. No sabía si debería ir tras ella, pero algo le decía que no era el momento adecuado.
El silencio del dormitorio de los chicos era pesado. Se sentó en la cama que compartían, mirando al vacío. ¿Cómo llegamos hasta aquí? Pensaba. No podía dejar de repasar todo lo que había sucedido entre ellos, todas las risas, los momentos felices... y todo lo que había cambiado.
Pancake saltó a su lado, como si quisiera consolarlo, pero ni el pequeño conejo parecía ser suficiente para aliviar el vacío que sentía.
𝑵𝒂𝒕𝒔 𝒏𝒐𝒕𝒆𝒔
Ok yo no quiero que mi hombre esté con Stella cero hate a la actriz pero yo lo único que voy hacer es que Stella quiera estar de revoltosa con Minho pero que solo tenga ojos para Liv 🤪🫶🏻
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