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Capítulo 50

AngelicaLazos4, lamento la espera 🥺

Acarició debajo de los ojos cerrados de Jimin, aún se veía la piel roja y de nuevo estaba ahí en su garganta ese nudo de impotencia.

Un alfa debe proteger a su pareja y a su familia.

Pues él no había podido hacerlo. Solo se quedó impotente ante el sufrimiento de su gamma y la pérdida de su hijo. No podía hacer nada más que darle consuelo a Jimin pero incluso en ello estaba fallando. Su hermosa pareja no había dejado de llorar desde el día anterior, no pudo lograr que llevara nada a su estómago y tuvo que recurrir a pastillas calmantes para que su gamma pudiera dormir al menos un poco.

La última vez que se había sentido tan perdido sobre lo que se supone que seguía a continuación, él había sido un cachorro de diez años con un dilema tonto comparado con lo que sucedía en ese momento. Entonces no había acudido a nadie por ayuda, pero, al parecer, el crecer no siempre garantizaba que fueras mejor que cuando eras pequeño.

Por primera vez en su vida y sintiéndose culpable por ser lo suficientemente inútil en esa situación, llamó a sus padres suplicando su ayuda, así que también se sumó la culpa de haber molestado a su papá poniendo en riesgo su salud delicada.

Era tan ineficiente como alfa en ese momento que la tía de Jimin tuvo que darle la idea de los tranquilizantes para el menor.

¿De verdad eres un alfa, Kim Seokjin?

— Perdóname, Jiminie.

Besó la frente de su pequeño gamma con las lágrimas ya juntándose en sus ojos, pero no dejó que ninguna saliera, no quería que Jimin lo viera llorar y eso solo lo hiciera sentir peor. Aunque había derramado demasiadas cuando Jimin se quedó dormido. Nunca en su vida había llorado tanto, lloro por la pérdida de su cachorro y por lo mucho que le dolía que su pareja estuviera pasando por ese dolor. No podía dejar de preguntarse que podía él hacer para consolar la tristeza de Jimin, para ser un soporte que ayudara de verdad y no solo quedarse sin hacer nada.

No podía ser quien solo mirara y repitiera las mismas palabras mientras que trataban de reconfortar mientras soltaba sus feromonas, pero eso era exactamente lo que estaba haciendo porque no tenía ni idea de que se supone que más tenía que hacer o decir, no podía siquiera imaginar en qué palabras podrían darle consuelo a su pareja.

— Ji…n…

Sus ojos enfocaron la carita de su Jimin. Los párpados del menor se estaban moviendo y revelando cada vez más de esos preciosos ojos grises, aunque en esos momentos estuvieran inundados de tristeza.

Lo más rápido que pudo, aparto las lágrimas en sus propios ojos y espero a que la mirada de su gamma lo enfocará.

— Solo has dormido seis horas, ¿no quieres hacerlo un poco más? — Acarició el desordenado cabello y la suave mejilla con tanto amor como ese simple gesto pudiera transmitir. — ¿O quieres comer primero?

— Comer… pero no mucho, no tengo tanta hambre.

Al menos llevará algo a su estómago.

— Claro. Vamos al sofá.

Tomó en brazos a su pequeño e inconscientemente soltó más de sus feromonas cuando la nariz de Jimin fue a su cuello. En realidad no sabía si hacerlo ayudaba o no a su gamma, pero era lo único que se sentía capaz de hacer. Eso y estar al lado de su pareja siempre que lo quisiera. Como en ese momento que se sentó con Jimin en su regazo cuando los brazos alrededor de su cuello se apretaron más fuerte al intentar soltarlo en el sofá. Besó y acarició cada lugar a su alcance, en completo silencio porque temía hacer llorar de nuevo a su pequeño.

Su papá le había dicho que le gustaría hablar con Jimin cuando despertara de su sueño, no sabía que tan buena o mala idea sería eso, pero en su desespero y su impotencia por no saber como ayudar a su pareja había aceptado y le había dicho a su papá que volvería a marcarle cuando Jimin despertara.

Acaricio el cabello rosa varias veces, sus dedos acariciando suavemente mientras sus labios se debatían sobre hablar o no del tema de la llamada con su papá omega, Jimin finalmente estaba dispuesto a comer, no quería interferir con ello por lo que mejo volvió a cerrar sus labios y solo siguió alargando ese momento de ellos dos.

Ninguno de los dos sucumbió al sueño, pero se quedaron un largo momento en silencio, solo dejando que los minutos pasarán mientras ellos estaban abrazados y olfateando al otro, aunque su lobo sufría por el intenso olor de tristeza que se mezclaba y casi cubriendo con el aroma dulce de su gamma. Si lado animal estaba tan preocupado por su pareja como él se sentía, lloriqueaba cada vez que otra oleada de tristeza se desprendía de Jimin, solo quería protegerlo. Por eso se estaba volviendo difícil apartarse cuando llamaron a la puerta.

— Minie, hay alguien tocando, voy a dejarte unos segundos, ¿esta bien? — Los brazos de su pareja se apretaron más fuerte alrededor de su cuello y la nariz se pegó aún más a su cuello. Volvió a acariciar el cabello rosa con delicadeza. — Quizás sea tu tía que quiere verte. No tardaré.

Cuando el agarre cedió un poco dejó a Jimin con cuidado y beso esos labios dulces brevemente.

La tía de Jimin se había ido dos horas después de que Jimin se quedó dormido, también le había costado trabajo convencerla de descansar, ella amaba a su sobrino tanto que también se había desbordado en lágrimas cuando Jimin cerró sus ojos.

Así que solo podía ser la omega llegando a ver a su sobrino. Yoongi y U-jin dijeron que le darían ese día para estar con Jimin, ambos dijeron que necesitaba ese tiempo con su omega y les agradecía esa consideración, realmente aun no se sentía listo para ver los rostros tristes de sus amigos.

— Hijo.

Un cuerpo delgado y un poco más bajo que él se le abalanzó en un abrazo. El aroma floral y familiar de su papá de inmediato llenó sus pulmones y sus brazos automáticamente regresaron el abrazo mientras su nariz iba en busca de ese punto donde la esencia era más fuerte, aunque notaba un cambio que no lograba descifrar.

Su mirada buscó esos ojos que recordaba serios pero su Madre tenía su mirada mucho más suave de lo que jamás había visto, sin embargo no había lástima, ni siquiera un mínimo rastro.

Ya lo sabía, pero solo en ese momento su mente entendió que su madre había pasado por esa situación, ser la alfa cuando su pareja había perdido a un cachorro. Su madre pasó por ello cuatro veces. Y su papá sufrió esa misma cantidad de veces el perder a sus cachorros.

Había estado indeciso sobre llamarlos, y tenerlos a ambos frente a él después de viajar cuando tenían cuidado incluso de salir de casa por la salud de su papá solo le recordaba que se supone que debía de evitarles preocupaciones, ni siquiera de cachorro corrió hacia ellos pidiendo ayuda… pero tenerlos ahí fue… un alivio… un consuelo… Un alfa no debería ser débil, pero algo en él estaba feliz de tener a sus padres, de contar con ellos y saber que entendían lo que les sucedía a Jimin y a él.

— Jinie. — Su papá acuno su rostro al igual que esas veces que llegaba del colegio, solo que esta vez no estaba sonriendo y preguntándole por su día, solo lo miraba. En esos ojos iguales a los suyos había tantas palabras y emociones brillando, solo siendo expresadas en un silencio que de alguna manera le dijo demasiado. — ¿Puedo conocer a tu pareja?

Asintió.

Encaminó los pasos que los llevaron a donde estaba su Jimin. Ojos curiosos lo miraron y después fueron más allá de él.

Las presentaciones sobraron cuando su papá solo camino hacia su pareja.

Las personas que entraron a la habitación detrás de Jin eran desconocidos, pero cuando ese omega camino hacia él… de alguna manera su lobo sintió algo que los conectaba.

Esa mirada sin una pizca de lastima pero llena de verdadera empatía le dio la respuesta. Sus lágrimas volvieron y brazos cálidos, sinceros y delicados lo atraparon. Un aroma floral tenue lo envolvió con suavidad y el latido contra su oído tomó un compás tranquilo que lo mantuvo aferrado a la realidad y a la vez le permitió que desahogara su dolor en forma de lágrimas.

Lloró hasta que la tela bajo su rostro estaba completamente empapada pero el omega nunca lo soltó.

— Lo sie… lo siento…

— No te disculpes por lo que sientes, por como lo expresas o por cuanto duran esas emociones. — Dedos gráciles limpiaron la humedad que bajaba por su barbilla mientras esas manos acusaban su rostro. — Solo tu puedes saber lo que sientes y con qué intensidad, tampoco hay una verdad sobre cuando es o no el momento adecuado para mostrar tu tristeza.

Ojos similares a los de Jin.

Su alfa aún estaba prado al lado de la alta mujer alfa, y sin necesidad de explicaciones entendió que eran los padres de su pareja.

— ¿Cómo… puedo… lidiar con este dolor?

— Me temo que no tengo una respuesta para ti, pequeño. — Las caricias en su cabello se sentían cálidas. — Sanar puede ser tan diferente dependiendo de la persona… Incluso para mi fue diferente cada vez, aun cuando mi amor por cada uno de mis cachorros fue igual de intenso. Unas veces quería solo hablar y desahogarme y otras no quería decir ni una palabra y solo guardaba mi dolor. — Sus manos terminaron entre las del omega mayor. — El torbellino de sentimientos y preguntas fue la única constante. Me culpaba, me enojaba con mi cuerpo y lo incapaz que era de llevar a termino mis embarazos, con mi salud débil, aunque al mismo tiempo mi lado racional entendía que yo no podía controlar esos aspectos. Y a pesar de que te cuento esto no quiero que pienses que te estoy diciendo que dejes de lado la culpa y tampoco te digo que la conserves. Si algo me molestaba durante mi duelo era que la gente intentará “consolarme" diciendo cosas como que “lo dejara ir” o que “tenía que mejorar por mi bien” o que “seguir adelante es lo mejor”. Pequeño, siento la pérdida de tu cachorro, con todo mi corazón, pero me temo que solo puedo estar a tu lado, ser un par de brazos abiertos para abrazarte, un hombro para que te desahogues, unos oídos para escucharte y, si tu me lo pides y te sirve de alguna manera, seré un par de labios que te hablara con sinceridad sobre lo que fíe mi experiencia.

Esas palabras lo hicieron derramar más lágrimas. Era lo que había esperado a pesar de no saberlo. Quería y entendía el dolor de Jin, pero las palabras de “todo esta bien” fueron un cruel recordatorio de que no, no todo estaba bien. Su cachorro se había ido.

Su labio estaba temblando mientras preguntas llenaban su mente dando vueltas infinitas que solo lo llevaban a la desesperación y frustración.

¿Alguna vez dejaría de doler así? ¿Soy malo por querer olvidar rápido y dejar atrás este dolor? ¿Por qué la diosa Luna pensó que no debía ser papá? ¿Tenía que buscar ayuda psicológica para mejorar? ¿Estaba mal que envidiara cuando se topará con alguien con un cachorro en brazos? ¿Debía compararse con alguien que la estuviera pasando pero para no sentirse tan mal? ¿Estaba mal que su cuerpo y su lobo le susurraran en voz fuerte que querían un cachorro?...

Había tanto pasando por su mente, mientras que el centro de su pecho seguía sintiendo ese vacío profundo.

Miró al omega, el cual  tal y como lo prometió, se mantenía a la espera de que él indicara lo que necesitaba. Hablar, escuchar, llorar o solo ser sostenido.

Sinceramente sus ojos estaban hinchados por todas las lágrimas que había derramado y la piel de sus mejillas sensible por todas las veces que había limpiado la humedad en ellas. Pero volvió a llorar hasta que las fuerzas huyeron de nuevo de su cuerpo y el cansancio lo reclamó.

Había aguantado su llanto todo el tiempo que Jimin lloró en los brazos de su papá, pero sus ojos picaban el nudo en su garganta no cedía. Fue difícil incluso hablar.

— Lo llevaré… a la habitación.

— Déjalo. — Su papá colocó la cabeza de Jimin en el regazo y repartió caricias por el cabello rosa. — La compañía del alfa es buena. A veces eso no lo hará sentirse menos solitario ni evitará que su mente se llene de pensamientos depresivos, pero apreciará tu compañía.

— Y también tu sinceridad. — Su madre habló por primera vez desde que se habían visto. — Tu también sufriste una perdida, Jin, no tienes que contener tu llanto.

— Pero Jimin podría sentirse más culpable.

— Claro que podría, y lo hará. — Su papá solo miraba el rostro dormido de Jimin. — Pero igual tienes que ser sincero con él… El cachorro es de ambos, la pérdida también, ser un beta, alfa o cualquiera que sea tu casta, no te exime del dolor y tu pareja agradecerá que no andes de puntitas a su alrededor y hablen las cosas por lo que son. — Su papá se encontró con sus ojos. — Me escuchaste antes, Jinie, cada quien tienen que enfrentar su pérdida a su manera, no podemos decir si les llevará un par de años o toda la vida el sanar todo lo que están sintiendo ahora, quizás decidan que no quieren olvidar lo nunca porque de esa manera mantendrán siempre presente a su su cachorro, y puede que lo que decidan no tenga lógica, mientras sea lo que decidan… — Su papá miró a su pareja, hubo un intercambio entre ellos antes de que su papá lo volviera a mirar. — Yo, hasta hace unos meses, pensaba que si hacía lo que me decían los médicos estaría olvidándome de mis cachorros… Cada especialista me recomendaba lo mismo, quitar mi útero para mejorar mi salud… desde hace años se que soy un omega recesivo pero al parecer mis celos eran parte de la causa de mis malestares. En cada ocasión dije no y me mantuve en esa decisión porque para mí era como el adiós definitivo y no se como explicarlo, solo se sentía de esa manera… Pero ya lo removieron, aunque... prácticamente perdí todo aspecto importante de la vida de mi cachorro, que ahora es todo un adulto… — Fue el turno de su papá de llorar, lágrimas gruesas. — Perdóname, Jinie.

Su corazón se retorció. Entendía por separado cada palabra de lo que su papá le estaba diciendo, pero juntas no tenían ningún sentido… o simplemente su mente estaba tratando de retener sus emociones.

— Pusimos una carga enorme en ti. — Su madre tomó sus hombros y lo colocó de frente a ella. — Al principio me enorgullecen de lo maduro que era nuestro cachorro, de lo bien que nos entendía y lo bien que se comportaba. — Una sonrisa amarga se dibujo en los labios de su madre. — Me digo a mi misma que solo hace poco entendí lo que en realidad te estábamos haciendo, pero lo cierto es que lo supe siempre, esas veces que te callabas los problemas para no preocuparnos, como mirabas y preguntabas siempre por la salud de tu papá antes de mencionar cualquier evento de tu escuela… Jin, tengo tanto por que disculparme contigo y aun más que agradecerte por haber sido nuestro cachorro… pero primero quiero tratar de ser alguien en quien de verdad te puedas apoyar, ¿me lo permites?

Su madre nunca abrazaba a nadie que no fuera su papá, pero ahí estaban los brazos le la mayor extendiéndose para que él  entrara en ellos, aunque probablemente era mejor que fuera al revés ya que era mucho más grande que su madre.

Se permitiría ser lo que nunca fue en el pasado. Mostrar lo realmente perdido, confundido y dolido se sentía en ese momento y solo apoyarse en sus padres.

Después de veinticinco años, volvió a llorar frente a sus padres mientras abrazaba a su madre con fuerza.

Lo iba a publicar ayer, pero después de mi desvelada con el BangBangCon caí super dormida por la tarde y recién desperté hace poco 😬

Espero que les haya gustado al menos un poquito, los quiero Makis 💜

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