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Capítulo 5

Había vuelto a Seúl. El clima de la ciudad lo recibió de buena manera, porque el frío había disminuido un poco en comparación a los últimos días que había estado ahí.

Se había hospedado en otro hotel diferente, uno que no era de cinco estrellas y no tenía las mejores reseñas, pero estaba más cerca de la casa de su hermano. Quizás el menor o cualquier otra persona se sorprendería de verlo ahí y no en un lugar donde se brindaba en mejor servicio, pero para él era refrescante no estar rodeado de las típicas lujosas habitaciones con paredes que buscaban armonizar con cada mueble y piso en la habitación, esa decoración que había sido hecha después de que contrataran un experto que de seguro había cobrado muchísimo dinero por diseñar el interior.

El hotel donde ahora se encontraba tenía una recepción pequeña, con sólo un mostrador con una computadora y un solo empleado detrás de este. No había elevador pues solo eran cuatro pisos y la alfombra que cubría cada piso lucia envejecida y con un patrón que probablemente había estado a la moda treinta años atrás. Su habitación solo tenía espacio suficiente para una cama de gran tamaño con una mesita de noche de un lado y un escritorio pequeño del otro. Había una puerta en el interior que daba a un baño sencillo con una ducha cuadrada en la que apenas cabía una persona. Todo era del mismo color neutro, un color crema, solo interrumpido por las impecables mantas blancas de la cama y el arte barato colorido que había en la pared.

Probablemente a sus padres les daría un ataque al corazón si lo miraban en lugar así. Sobre todo vestido como lo estaba, con unas simples jeans rotos en las rodillas y un hoddie grande. Se había negado a volver a conducir por horas con uno de sus pantalones de vestir a medida y una camisa ajustada. Además su temperatura corporal era alta, y el abrigo que hacía juego con esas ropas simplemente lo tendría irritable por el calor acumulado en su espalda.

En sus conversaciones con Yoongi había descubierto la hora habitual en la que su hermano entraba al trabajo y solo faltaba una hora para ello por lo que tomó las llaves de su auto y volvió a salir. No se cambió sus ropas, si planeaba hablar con su hermano quería que conociera a su verdadero yo, ya estaba cansado de tener que fingir con todo el mundo.

La perfecta forma de hablar, los modales correctos, el andar impecable…

Era simplemente tedioso lidiar con ello día con día. Afortunadamente tenía a sus amigos, eran tan capaces de fingir como él frente a los demás, pero cuando estaban ellos tres a solas simplemente podían ser ellos mismos. Su poco elegante amigo Namjoon que podía tener el peor y más vulgar de los lenguajes si se lo proponía, y su risueño amigo Hoseok que podía reírse felizmente y de verdad, no esas sonrisas fingidas que mostraba y enamoraba a todo mundo. La gente ni siquiera sabían de lo verdaderamente contagiosas que podían ser las verdaderas sonrisas del beta pelinaranja.

Y si tenía suerte ese día, quizás también podía incluir a su hermano en esa reducida lista de personas con las que podía mostrarse sin sonrisas perfectas ni modales practicados.

Por eso había decidido ir al trabajo de su hermano en lugar de a su casa. Un alfa podía ser muy protector con su pareja y no quería que el omega de Sunyoul quedara atrapado en medio si la conversación con su hermano no salía bien. Admiró cuando el hermano menor de Yoongi alzó la voz y se hizo oír en una habitación llena de alfas, dos de ellos con lo que debió haber sido un aroma intimidante por sus feromonas llenando en el aire. Y aún así su hermano, Sunyoul, no trató de imponerse, podría haberlo hecho sin problemas, el aroma de su hermano menor ya era fuerte, podía ser intimidante para cualquier alfa si así lo quería, pero seguía siendo ese pequeño que odiaba usar su posición como alfa puro para intimidar o demostrar su poder.

Ir al trabajo de Sunyoul y no a su casa donde podría estar su omega era una mejor decisión si quería mostrarle a su hermano menor que realmente no estaba ahí para causar problemas.

Solo esperaba que le diera la oportunidad de hablar.

Los pocos minutos que espero fuera de su auto en el estacionamiento de ese alto edificio no fueron suficientes para preparar sus palabras. Aunque tampoco creía necesario algo así. Este no era otro de sus discursos practicados, no tenía que usar su persuasión ni intimidación para lograr su objetivo. Solo tenía que sincerarse con su hermano.

Si lo pensaba, en realidad eso podía ser más difícil.

Por años se obligó a sí mismo  apartarse emocionalmente de Sunyoul, y no tenía práctica siendo sincero con nadie que no fueran Namjoon, Hoseok y la hermana mayor de Hoseok.

Quizás si debió de haber pensado en sus palabras.

Pero ya era demasiado tarde para reconsiderar lo porque Sunyoul se estacionó dos espacios más allá de su auto.

Esperó en silencio recargado contra su propio auto, no tenía que hacer nada para que el olfato de su hermano captará si esencia, aún con las ventanas cerradas vio como la nariz de Sunyoul se alzaba y un segundo después su hermano menor lo estaba viendo.

Conservó su postura tranquila, ya podía ver los sentidos de Sunyoul preparados para cualquier cosa. Estaba en alerta y no quería agregar tensión en el alfa menor por lo que no movió ni un musculo cuando caminóhacia él, a pesar de que quisiera acercarse un poco más a su hermano.

— Hola Sunyoul.

— Hola...

Una mueca cruzó la expresión del menor cuando detuvo abruptamente su saludo. Podía ver una lucha en los ojos de su hermano sobre si continuar o no, detuvo su debate siendo él quien hablara.

— ¿Tienes unos minutos para hablar?

— No tenemos nada de qué hablar — la voz de Sunyoul aún se mantenía tranquila y no había ira respaldando sus palabras, tomó eso como una buena señal —, ya dije que no volvería y no podrás convencerme de lo contrario.

— No vine a tratar de convencerte de nada y si así lo quieres no tocaremos el tema de tu enlace. Realmente solo vine a hablar tranquilamente… espero.

Sinceramente lo esperaba, pero nunca podría decir si su hermano se enfadaría por la decisión que él mismo tomó sobre distanciarse emocionalmente.

— Solo puedo escucharte por quince minutos, tengo que reportar mi entrada.

— Lo que te voy a decir es rápido, y probablemente no creas en mis palabras así que eres libre de irte en cuanto termine. — Habló rápidamente, no queriendo que el menor cambiará de él opinión sobre escucharlo. Estaba aliviado de que pudiera decir su versión que se acercó un poco más al menor. — Sunyoul…, ¿alguna vez pensaste que yo era diferente de nuestros padres?

Quizás esa no era la mejor pregunta para iniciar porque vio la respuesta inmediatamente en la mirada de Sunyoul y eso dolió en su pecho. Debería de estar satisfecho de que su hermano creyera en lo que había hecho, pero dolía un poco saber que ni por un segundo dudo de que él era igual que sus padres.

— N-No.

Sonrió con tristeza.

— Lo sabía… y en realidad quería que pensaras de esa forma.

— ¿Qué?

Suspiró.

— Sunyoul, nuestros padres nunca se hubieran permitido tener dos hijos y que al menos uno de ellos no fuera igual de ambicioso que ellos. De pequeño tu eras tal y como eres ahora, amable, gentil y tierno, no podía dejar que nuestros padres te hicieran igual que ellos, tu eres lo único que merecía la pena rescatar de la familia Jeon y yo tenía que comportarme como ellos querían para que así me tuvieran a mí en la mira para ser a quien manipularan. — Aunque en realidad habían sido sus padres quienes habían sido manipulados al punto de confiarle y entregarle la mayoría de los bienes de la familia. — Quería que tu eligieras tu propia vida, quería que conservaras esos buenos sentimientos que se alojan en tu corazón… Quería que siguieras siendo aquel alfa gentil que siempre has sido.

— ¿De qué… — Los ojos de su hermano se llenaron de confusión. — ¿Q-Qué estas di-diciendo?

— Quiero pedirte perdón. Después de tantos años quiero disculparme por la manera en que fingía ignorante, por la actitud arrogante con la que siempre me veías y por hacerte creer que a nadie de nuestra familia le importabas.

— N-No e-entiendo…

Volvió a sonreír con tristeza. Le encantaría darle un abrazo a su hermano para alejar esa confusión, pero un abrazo de su parte no sería tan bien recibido.

— Lo se. También se que estas dudando de la veracidad de mis palabras, pero no vine aquí a convencerte solo a disculparme. — La lucha interna de su hermano era un poco tierna, su mirada perdida y su ceño fruncido le recordaron al pequeño que se frustraba cuando coloreada y se salía de la línea. Había disfrutado de esos momentos en los que iba a la habitación de su hermano por las tardes a jugar con él o simplemente solo a verlo. — Te podría contar demasiadas cosas para que confiaras en mí, o podría callar cada una de ellas creyendo que demasiadas historias te harían dudar aún más, no se realmente cual serviría más pero como te dije antes no quiero tratar de convencerte. Solo quería decirte esto antes de regresar a Busan. Nunca me conociste realmente, nunca te diste cuenta de que constantemente preguntaba por ti a tus profesores y compañeros de clase… Yo nunca te di la oportunidad de que nos conociéramos, y es por esto último que te quiero pedir perdón. — Su hermano finalmente lo miró a los ojos, sus labios se abrieron y cerraron sin que ningún sonido saliera de ellos. Había esperado conocer lo que pensaba Sunyoul al respecto, pero quizás era mejor así para que pudiera decir más, para tratar de explicar sus motivos. — Se que en estos momentos sueno como un completo idiota, pero cuando era más joven fue en lo único que pude pensar para que nuestros padres no te fijarán como objetivo. En ese momento no tenía ningún tipo de poder, solo era conocido como el hijo mayor de los Jeon, uno de los dos alfas puros que habían nacido de aquel ventajoso matrimonio. Tenía planeado contarte todo esto cuando ya hubiera formado una reputación, cuando pudiera alejarnos a ambos del alcance de nuestros padres pero tú te fuiste antes de que lo hubiera logrado. Y tengo que admitir que desde que saliste de la ciudad no dejé de pensar en que habías huido porque te habías rendido, ahora veo que en realidad saliste de Busan solo para convertirte en alguien mejor de lo que ya eras y eso me alegra mucho.

Los ojos de su hermanos lo miraban como un ciervo deslumbrado por los faros de un auto. Había sorpresa. Pero también había indecisión y quizás un poco de incertidumbre.

No esperaba que creyera todo a la primera con solo su palabra como garantía. Su palabra no podía significar mucho cuando prácticamente no se conocían. Oh, él había conocido a Jungkook, sabía todo acerca de su hermanito mientras lo vigilaba a la distancia, pero cinco años podían cambiar a una persona. Quizás el alfa frente a él seguía siendo amble y con un buen corazón, pero la vida por la que pasó le había añadido coraje para luchar por lo que quería, eso ya lo había comprobado, se preguntaba que más había cambiado de ese adolescente que vio la última vez.

— Sunyoul, yo regrese a Busan aquella noche después de que estuve en tu casa acompañado del hermano de tu omega. Nuestros padres estaban esperando que les llevara noticias de ti y solo les dije que no te había encontrado, que la información que recibí no era cierta, así que puedes estar tranquilo y vivir cómodamente con tu pareja. En realidad no planeaba regresar tan pronto a Seúl pero yo volví porque quería que escucharas un poco de mi historia al menos una vez, resolví algunos asuntos en Busan con la esperanza de que me pidieras quedarme cerca por algunos días más, para que habláramos… Supongo que me adelante demasiado o solo me cree yo mismo una historia en mi cabeza.

Su hermano se quedó en silencio, dejó de mirarlo a la cara e hizo una mueca apretando sus labios.

Y a pesar de que se dijo a sí mismo que el rechazo de su hermano para conocerlo era una posibilidad, quizás no estaba del todo preparado para ello. Quería decir más, hablar hasta que Sunyoul cediera a reunirse con él una vez más. Pero tampoco quería incomodar a su hermano al punto del fastidio.

— Volveré hoy a Busan y no te molestarte más. Te estaré depositando el porcentaje que te pertenece y corresponde de la compañía, ahora que soy el presidente no tendré que rendirle cuentas a nuestro padre. También te mandare un mensaje de texto, quiero que guardes mi contacto y te comuniques conmigo para cualquier cosa que necesites, se que probablemente nunca lo usaras pero me gustaría pensar que lo tendrás por si en un futuro logras perdonarme… Adiós hermanito.

Fue instinto estirar se mano, tratar de alcanzar al alfa frente a él, pero estaba lejos de saber como dar una muestra de cariño. ¿Tenía que revolver el grueso cabello azabache? ¿Tenía que darle una palmada amistosa en el hombro? ¿Podía darle un rápido abrazo de lado?

Al final dejó que su mano cayera a su costado. Le dio una última sonrisa a Sunyoul, o al menos trato de hacerlo, y finalmente dio media vuelta.

Hy-Hyu… Hyung.

Solo había dado dos pasos cuando lo escuchó. El susurró de su hermano llamando por él. Su pecho se oprimió en anticipación cuando volvió a mirar esos ojos inseguros.

— ¿Podemos… comenzar a-a conocernos?

Y esas palabras bastaron para que respirara. Fue la mejor bocanada de aire que había tomado, como si hubiera subido a la superficie del agua después de aguantar la respiración.

— Eso me gustaría.

Su sonrisa ahora era totalmente feliz, igual a la que se mostraba en el rostro pequeño de Sunyoul.

Ahora estaba bien tener esperanzas en cuanto a su relación con su hermano, ahora se permitiría imaginarse un futuro donde Sunyoul lo miraba con felicidad y no frialdad y distanciamiento.

Ahora tenía la oportunidad de recuperar a la única familia que le importaba.

Jin mando un mensaje más a su teléfono y él ya estaba planeando en maneras de hacer sufrir a su amigo por ser tan molesto. Había cedido ante el otro alfa en cuanto a lo de volver a casa más temprano porque realmente estaba distraído, pero tener a Jin mandando un mensaje tras otro con la pregunta ¿cómo sigues?, repitiéndose cada tres mensajes lo estaba molestando.

Le había contado a Jin de lo que pasó en Seúl. Desde que había conocido al alfa en la universidad era su único amigo, el único que sabía su historia familiar. No toda, nunca le había admitido a nadie los golpes que esos alfas le dieron, no quería parecer débil ante nadie. Pero sabía de lo enferma que estaba su madre y lo mala que era su relación con Soo-il así como su miedo a que su hermano menor sufriera un destino parecido al de su mamá.

En un principio había admirado a los y las omegas. Esos seres que eran supuestamente de los más frágiles y los que necesitaban cuidado pero al mismo tiempo podían crear una nueva vida. Su mamá había sido a quien ms admiraba cuando era pequeño, siempre la que ordenaba en casa, la que podía hacer que todas sus tristezas se fueran, al igual que como lo hacia con su padre alfa y Soo-il. Su mamá había sido la que los hacía reír cuando se sentían tristes, la que los cuidaba y daba mimos cuando se sentían cansados, la que los hacía reír cuando estaban enojados.

Pero después de la muerte de su padre fue sólo un susurró de lo que había sido, sobre todo cuando comenzó con la bebida, cuando descuido la casa gastando el dinero en solo ella, y cuando llevo a esos extraños.

Era joven y hermosa cuando su padre murió, nunca le reprochó por querer conseguir un nuevo alfa. Lo que había odiado fue la manera en que se olvidó de sí misma, la manera en que abandono a sus hijos y la manera en que perdió las ganas de vivir. Aunque tampoco estaba seguro de si estaba en posición de juzgar eso, nunca había compartido una marca con alguien y nunca había perdido a su pareja. Pero era un niño cuando los cambios comenzaron a ocurrir por mucho que se dijera a sí mismo que era el alfa de la familia, nunca supo interpretar el papel más que a su propia manera. Aún no sabía como hacerlo de manera diferente y no creía que fuera necesario mientras Soo-il fuera feliz.

Jungkook había tenido razón en que no podía formar parte de la vida de Soo-il si no cedía, pero de todas maneras no estaba seguro de si era una buena idea meterse en la vida de su hermano menor.

Por eso dejaste tu álbum de fotos.

Apagó su auto con un suspiro escapando de sus labios. Miró al asiento trasero aunque sabía bien que su álbum de fotos ya no estaba ahí. Aunque en realidad las fotos no eran suyas. Él aparecía en las primeras, pero la mayoría eran sólo de Soo-il, las fotos que él había tomado a escondidas cuando su hermano pensó que no estaba ahí. Ese álbum siempre lo acompañaba, cuando extrañaba a su hermano miraba las fotos y se repetía que Soo-il estaría bien, que su comportamiento había hecho fuerte a su hermano. Esas fotos formaban parte de casi todas sus rutinas, pero después de las palabras de Jungkook, en un impulso se había dirigido a la casa del beta con el que vivía su hermano y le había entregado el álbum al amigo de Soo-il.

Volvió a Daegu después de ello.

No había recibido un mensaje de Soo-il para preguntar acerca de ello, aunque tampoco había esperado uno. Su hermano solo estaría confundido con muchas de las fotos ahí. No esperaba que comprendiera y sin embargo su mente no había dejado de pensar en ello.

Por eso había estado distraído y ahora volvía  casa temprano. Sin nada mejor en que ocupar su tiempo, pensó que era tiempo de meterse en la cocina. Esos momentos le recordaban a su madre y a Soo-il. Su madre había sido su primera maestra en la cocina y después el le había enseñado sus pocos conocimientos a su hermanito. Le gustaba tener un pasatiempo con el que podía tener solo recuerdos buenos.

Si su madre estaba en buen estado mental esa tarde, quizás le podía pedir que se uniera a él. Lo hacían en las raras ocasiones en que tenia tiempo después del trabajo. Lo único que arruinada esos momentos era la enfermera rondando como si fuese a pasar algo terriblemente malo en cualquier momento pero agradecía que pareciera tan preocupada por la omega mayor.

Cuando entro en la casa, su madre no estaba en su lugar habitual junto a la ventana por lo que debía de estar en la pequeña terraza de su habitación. Eran sus dos lugares favoritos y también los del gato color negro que le había comprado para que le hiciera compañía. Así que fue directamente a la habitación del fondo esperando que su madre estuviera lo suficientemente bien como para cocinar con él.

Pero en cuanto entro se quedó paralizado.

La enfermera le había dado una cachetada a su madre. La mujer beta le estaba de espaldas a él pero el sonido fue inconfundible, así como su madre tomando su mejilla con los ojos llorosos.

— ¡Eso es mio! ¡Te dije que no lo tomaras!

Rabia lo lleno y le hizo respirar pesadamente cuando apartó a la mujer beta y se paro frente a su madre.

— ¿Qué cree que está haciendo?

— Jo-Joven Min, yo… no es lo-

— ¿No es lo que pienso? ¿Realmente va a decir esas palabras? — La mujer mayor balbuceo mirándolo horrorizada, no era tan idiota como para levantarse la mano a una mujer mayor, pero estaba tan enojado que no se contuvo de usar su voz de mando. — Largo de mi casa y no vuelva.

La mujer salió apresurada.

Él estaba respirando aún pesadamente. Su aroma estaba descontrolado, tanto que el gato que se mantenía en una esquina salió por la puerta que aún estaba abierta. Quería golpear algo, necesitaba dejar salir ese enojo de alguna forma porque sus manos temblaban en apretados puños.

— Yoongi… me estas asustando.

Los delicados dedos de su madre acariciaron suavemente los nudillos de su mano derecha, una caricia apenas perceptible pero apretó sus mandíbulas fuerte para hacer retroceder su aroma.

No fue fácil, sobre todo cuando preguntó a su madre lo que de verdad quería saber.

— ¿Te ha hecho esto antes?

— Si.

No pudo ver el rostro de su madre porque aún seguía de espaldas a ella, pero sintió la duda en esa sola palabra.

— ¿Por qué no me dijiste?

— Es difícil encontrar una enfermera que cobre tan poco, no quería causarte más problemas.

Cerró los ojos con fuerza. Tomó inhalaciones profundas por lo que parecieron horas tratando de calmarse para no gritar. Ya había dicho cosas hirientes a Soo-il dos días atrás, no necesitaba hacerlo también con su madre. Jungkook se lo dijo. Tenía que ceder.

Para el momento en que sus ojos volvieron a abrirse, su madre estaba sentada en el borde de su cama, mirándolo aún con miedo en sus ojos.

— ¿Por qué siquiera pensate en el dinero cuando ella te estaba tratando así? — Su voz se quebró con cada palabra que usaba. Por eso siempre prefería el sarcasmo y los insultos, porque sus sentimientos eran capaces de dominarlo rápidamente. Parpadeó la humedad de sus ojos. — Ganó suficiente dinero para mantenernos bien, gastar un poco más en una enfermera no debería ser una preocupación, no una tuya. Tenías que haberme dicho.

Las manos delgadas de su madre se estiraron con intención de tomar su rostro, el se arrodillo frente a ella para que le fuera más fácil.

— Te he causado problemas, desde que eras solo un joven alfa, aún no dejabas de ser un cachorro cuando tuviste que llevarnos a Soo-il y a mi sobre tus hombros. Ya no quiero ser una carga para ti.

— ¡No lo eres!

— Ni siquiera puedes tener una relación normal porque siempre estas pendiente de mi. Tienes que trabajar mucho para poder mantener la casa y los costos de mis tratamientos. ¿Como es que no soy una carga?

Una lágrima escapó de su ojo izquierdo.

Él oculto el rostro en el regazo de su madre.

— No lo eres. No vuelvas a pensar en eso. Nunca.

— Gracias por ser el alfa de esta familia. — Las manos de la mayor acariciaron su cabello como lo hacían antes, cuando él tenía un mal día. Habían pasado demasiados años desde la última vez que estuvieron así. —Eras un cachorro bueno y solo te has convertido en un alfa mejor.

— No lo soy. Les he hecho daño, a ti y a Soo-il. Verbalmente. Lo siento.

— Fue tu forma de lidiar con la carga que cayó en ti. Yo no podría juzgarte por ello cuando yo recurrí al alcohol cuando perdí a tu padre, y cuando no fue suficiente sólo busque desesperada esa conexión que había tenido con él. Las personas podemos encontrar formas pésimas de lidiar con nosotros mismos.

No podía estar más de acuerdo con ello.

Confesarse con su madre estaba resultando bien, quizás pasaría lo mismo con Soo-il. Tenía que trabajar en su sarcasmo y palabras hirientes, pero se reuniría con su hermano en algún momento y le pediría perdón tal y como lo había hecho ese día con su madre.

Jeon Jungkook.

Ojalá tuviera realmente la oportunidad de agradecerle por esas palabras que le había dicho y por la manera en que confío al contarle que ambos eran un poco parecidos respecto a sus hermanos. Admitir algo nunca era fácil, pero para un alfa orgulloso lo era menos y aún así ese alfa lo había hecho frente a él.

Jungkook era un alfa interesante.

Espero que les haya gustado el capítulo, nos leemos mañana con una nueva actualización ♡

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