Capítulo 47
Había llegado finalmente a Seúl, quizás había manejado más rápido de lo que debería haber hecho pero no podía dejar de estar preocupado por U-jin
¿Qué tan grave estaba que Jin-hyung no quiso decírmelo por mensaje?
Y también porque en su mente no dejaba de rondar el último mensaje de Jin.
¿A qué se refería con que no fuera un tonto?
¿Hice algo que U-jin hyung tomó a mal y por eso no me respondió?
¿Pero que hice mal?
Por mucho que pensó en ello no podía encontrar algo, creyó que se había comportado con U-jin… bueno, considerando lo que sucedió entre ellos cuando ambos estaban borrachos. Pero realmente le gustaba. Al principio no había considerado una relación de ese tipo, porque eran dos betas hombres, era algo que no era visto normalmente, estaba bastante seguro de que sus padres alzarían las cejas si entre U-jin y él surgía una relación, aunque lo amaban demasiado como para prohibirle estar con quien él eligiera, no eran tan cerrados de mente y siempre le decían que buscara lo que lo hiciera feliz.
Quizás para muchos estaba siendo apresurado, sobretodo cuando no había considerado una relación con U-jin hasta después de que durmieron juntos. Pero incluso desde antes había algo en el mayor que lo atraía. No era admiración como la tenía hacia Jin, solo… le hacía sentir cómodo estar al lado de U-jin. Cómodo y sonreía mucho más aunque ninguno de los dos hablara, solo estando en el mismo espacio era diferente a estar con cualquier otra persona. Incluso su preocupación iba más allá de ser por alguien a quien apenas conocía un poco. Le había faltado el aire cuando leyó esos primeros mensajes de Jin, no era alguien que dramatizara pero varios escenarios preocupantes rondaron en su mente. Incluso si había acortado el camino de Daegu a Seúl varios minutos, seguía ansioso y solo pensaba en que tenía que llegar a U-jin y asegurarse de que estaba bien.
Solo lo supo esa mañana cuando despertó y observó a U-jin dormir. Le gustaba el mayor, sentía una atracción intensa y que parecía provenir de ningún lado y al mismo tiempo solo sentía que era correcto que le gustará U-jin.
Si la gente le decía que se estaba apresurado y que era joven para decidir algo así, que era simple lujuria y que no sabía realmente de lo que estaba hablando o que solo se estaba haciendo ideas e ilusiones de cuentos de hadas, pues no le importaba. No todos se tardaban en decidir lo que de verdad querían, no todos pensaban demasiado en esas dudas que surgían una tras otra y que en realidad nunca paraban. Había quienes solo lo sabían, cuando querían estar con alguien, quizás dese un inicio o quizás como a él que fue una revelación un poco tardía pero igual de intensa y llena de determinación.
Después de averiguar que le sucedió a U-jin y apoyarlo en todo lo que el mayor necesitara, le diría todos esos pensamientos que habían invadido su ser desde que se separaron. Haría un último intento porque aún sabía amargo el no haber podido hablar cara a cara con U-jin la última vez.
El último intento.
No se iría sin obtener una respuesta directamente y viendo al mayor a la cara.
Abrió la puerta de esa habitación donde debería de estar el beta. Aún no eran las diez de la noche y todas las luces estaban completamente apagadas, así que tuvo que andar con cuidado hasta la cama donde alcanzaba a ver una silueta cubierta que apenas se distinguía por la poca luz que entraba por las cortinas entreabiertas.
Con cuidado de no asustar a U-jin, se sentó en la cama y encendió la lámpara. La luz no era mucha pero suficiente después de la oscuridad en la que había estado unos segundos atrás. Y suficiente para ver todo lo que había en la mesita de noche. Un sobre de papel grande y blanco con las letras del hospital impresas y encima tantos frascos de pastillas y otras cosas que desconocía.
La curiosidad lo estaba matando.
Sería muy fácil tomar el sobre y enterarse por si mismo, pero quería que U-jin le dijera si el mayor así lo quería.
Aguantando las ganas de tomar el sobre o algunas de las pastillas, se giró para ver a U-jin.
Su corazón se apretó en su pecho al ver ese color rojo bordeando los ojos del beta y los Rastros secos de las lágrimas en las mejillas. Sólo quería abrazarlos consolarlo por lo que sea que lo había hecho llorar.
— U-jin hyung, despierta. — Habló tan suavemente como pudo mientras enviaba el rebelde cabello de la frente hacia un lado. — Soy Taehyung… ¿puedes despertar para mí?
Costó un par de intentos despertar al mayor, pero finalmente los ojos adormilados y un poco enrojecidos lo miraron.
Un resoplido ronco fue lo primero que salió de los labios del mayor mientras se miraban a los ojos.
— Llevas solo unos días sin aparecer en mis sueños y justo tenias que aparecer hoy… — La voz de U-jin fue ronca y tan baja que se acercó un poco para escucharla. — Quizás me guste torturarme… seré de esos a los que les gusta eso de la tortura y no sabía…
No sabía si reír por las divagaciones del mayor, o preguntar porque frotaba tanto su estómago. ¿Sentía dolor en ese lugar? ¿Su enfermedad tenía que ver con su estómago?
Quería tomar una de esas manos que cubrían su estómago y preguntarle o quizás solo asegurarle que todo iba a estar bien a pesar de que no tenía ni idea de lo que pasaba, pero el mayor pensaba que era un sueño, si lo tocaba en ese momento lo podría asustar y perdería su oportunidad de preguntar.
— ¿Por qué es una tortura? ¿No quieres verme, U-jin hyung?
El mayor sonrió pero había tristeza en esa mueca.
— Es lo que más quiero, verte. — La mano del mayor se acercó a la suya, pero se detuvo a unos pocos centímetros y solo la regreso a su estómago. — Quiero ver al verdadero Taehyung para decirle… — U-jin cerró los ojos. La imagen que daba era tan desolada que su corazón dio unos latidos dolorosos en su pecho. — No dejo de imaginarme que te vas a tomar bien la noticia y que querrás estar con nosotros.
— ¿Nosotros?
¿De quienes hablaba? ¿O se había equivocado porque aún estaba adormilado?
Miró con atención al mayor, a la espera de una respuesta, pero no llegó. U-jin solo continuo recostado con los ojos cerrados por varios segundos, el silencio llenó el espacio entre ellos.
No se dio cuenta de que estaba conteniendo la respiración hasta que esos ojos Castaños lo miraron de nuevo.
— ¿Me abrazas? Aunque sea un sueño solo quiero que me abraces.
Perdería su oportunidad de seguir preguntando, U-jin se daría cuenta de que no era un sueño, pero no podía negar esa petición porque se estaba muriendo de ganas de hacerlo.
Con cuidado de no poner todo su peso encima del mayor, se recostó casi encima y lo abrazó con suficiente fuerza para no lastimarlo, no sabía que tan enfermo estaban que era lo que tenía, pero trataría de ser cuidadoso.
Quizás era porque U-jin dormía ahí, pero el aroma de manzana con caramelo era bastante intenso. Antes solo podía recoger ligeras muestras del aroma del mayor porque ambos eran betas, así que sus aromas no eran intensos y sus olfatos tampoco eran muy buenos para captar del todo las esencias. Pero le gustaba lo claro que podía olerlo en ese momento, incluso tomó largas bocanadas de aire cerca del cuello del mayor.
Hasta que las manos de U-jin lo empujaron ligeramente. El más lo miraba con ojos mucho más abiertos y una risa nerviosa.
— ¿Por qué… el sueño tiene que ser tan vívido?
A pesar de las manos que lo querían mantener alejado, se acercó más hasta que sus labios pudieron susurrar sobre los contrarios.
— No estás soñando, U-jin hyung. — El pecho debajo del suelo comenzó a subir y bajar a un ritmo más acelerado. — Jin-hyung me envió un mensaje, dijo que debería venir a verte… él hizo que me dieran una llave para poder entrar a tu habitación.
— E-Estas realmente aquí.
— Si.
— Pero no puedes estar aquí… — El mayor lo empujó con más fuerza, así que se apartó viendo como U-jin se sentaba y retrocedía hasta pegar su espalda contra la cabecera de la cama. — No se supone que te enterarías… — Le preocupaba que el mayor estuviera de nuevo cubriendo su estómago y frotándolo. ¿No debería estar tomando alguna de todas esas pastillas que le habían dado? ¿Era buen momento para preguntarle acerca de lo que le sucedía? — ¡Maldito Jin, ojalá ya no se le pare!
Había estado tan preocupado mirando los medicamentos que no se dio cuenta del momento en que la expresión de U-jin había cambiado.
Ya no se veía para nada triste, solo molesto… y fue un poco gracioso como estaba divagando de nuevo.
— …no debí de hablarle aunque estuviéramos en varias clases juntos, ¿en que momento se me ocurrió que podíamos ser amigos? Ese maldito niño adinerado, debí de haberlo ignorado en cuanto me entere lo mimado que era. ¿Cómo si quiera lo soporta Yoongi?
— U-jin hyung, Jin-hyung lo hizo porque estaba preocupado por ti, incluso me pidió-
— ¡Por muy preocupado que estuviera no debió decirte! Ahora vas a pensar que lo hice a propósito, pero enserió no sabia, estaba tan sorprendido y asustado que le reclamé a Jin porque pensé que era una mala broma. ¿Pero como va a ser una maldita broma cuando en el ultrasonido me dijeron que estaba ahí? — …¿Ultrasonido? — Aunque yo no veía nada, solo era una mancha sin forma, ¿quien mierda le entiende a esas cosas aunque te explique el doctos cada mancha?, pero de alguna manera sabia que de verdad era nuestro hijo, lo sentí-
— ¡U-jin! — Sostuvo el rostro del mayor con sus dos manos, quería que el mayor lo mirara a los ojos… ya sentía que su corazón quería escapar de su pecho. — ¿"Nuestro hijo"? ¿A qué te refieres? ¿De qué hablas? — Pasó saliva más de una vez. Su garganta, su boca y sus labios se sentían extraños, secos, como si hablar fuera lo más difícil del mundo para él. — Jin-hyung… el me dijo que habías ido al hospital… me dijo que si quería saber tenía que venir y preguntarte… ¿Por qué fuiste al hospital?
El mayor apretó el labio inferior entre los dientes, esos ojos evitaban mirarlo y seguía intentando salirse de su agarre.
También seguía sosteniendo su abdomen.
Espera, espera.
Escuche mal… obviamente… somos betas, ¿cómo podría estar esperando…?
Miró el lugar que las manos de U-jin sostenían. Su corazón volvió a sonar contra sus oídos con fuerza, si no estuviera sosteniendo las mejillas de U-jin, quizás sus manos estarían temblando.
— Soy… no soy beta… me presente como iota… eso dijeron en el hospital. — El labio inferior que antes era sostenido entre los dientes, ahora temblaba, aún cuando U-jin hablaba, temblaba. — Yo no sabía, te lo juro… yo no… no sabía… — Unos delgados hilos de lágrimas mojaron sus pulgares. — No sabía que podía quedar embarazado.
Más lágrimas terminaron de mojar sus dedos y los dorsos de sus manos…
Su mente aún estaba repasando cada palabra que U-jin había dicho…
¿Un corazón podía latir tan rápido? ¿No era peligroso?
— U-jin hyung… ¿no me estas mintiendo? — El mayor negó rápidamente con sus ojos inundados en lágrimas. — ¿Estas esperando un hijo? ¿De verdad?
U-jin asintió.
— Lo siento… no sabía…
Finalmente soltó las mejillas que sostenía y en su lugar tomó las manos que se apretaban contra el abdomen del mayor.
— ¿Por qué te disculpas? — Sus mejillas protestaron, pero le importó poco, no sería posible que dejara de sonreír. — Yo de verdad estoy feliz justo ahora.
Se lanzó hacia adelante para darle un beso al mayor, y apretarlo más cerca.
No podía dejar de sonreír.
— Taehyung ya debe de haber llegado.
Jin no dejaba de mirar la hora en el celular desde hace varios minutos atrás, seguía moviendo los dedos nerviosamente contra el sofá. No le gustaba verlo así y se sentía mal porque era el responsable de darle la idea al alfa sobre el mensaje a Kim Taehyung.
Solo había mencionado que para él la compañía de su pareja fue lo que más quería cuando se entero de su embarazo. Y que U-jin merecía la oportunidad de decirle al papá del cachorro que estaba embarazado. Después de eso solo miró a Jin revisar su celular y escribir algunos mensajes de texto.
Aun se preguntaba si había hecho bien en decir aquello.
¿Jin se enojará si no sale bien y Kim Taehyung lastima a U-jin?
Aunque en realidad nunca se había molestado con él desde que su celo terminó y se dio cuenta de que estaban enlazados.
Hablaba mucho con Namjoon últimamente, el beta no dejaba de decirle que Jin parecía cada vez más posesivo, cuidadoso y cariñoso con él, pero aún no estaba del todo seguro. Jin siempre anduvo con betas, hasta hace unas semanas no dejaba de sentir que, a pesar de estar en la misma habitación y dormir en la misma cama, se sentía un poco distante.
Ya hablaban más, pero no conocía más del alfa que antes de que comenzarán a tener conversaciones por las tardes. A veces incluso sentía que solo él hablaba.
Miró al alfa sentado a su lado.
Si le preguntó más sobre él… me responderá.
Quiero conocerlo más.
— ¿Pasa algo, Jimin?
Sus mejillas se sintieron calientes por haber sido atrapado mirando al mayor, aunque eso sucedía con frecuencia, no había día que no mirara por largo tiempo a su alfa. Le gustaba mirarlo.
— Nada…
Tomó un bocado grande del trozo de pastel que Jin le había horneado y se llenó las mejillas para tener algo que hacer. Y porque realmente le gustaban los postres que el mayor le cocinaba.
— No lleves tanta comida a tu boca, puedes ahogarte. — Jin le sonrió y comenzó a limpiar sus labios con la servilleta. — Además te estas llenando todo, como un cachorro.
Esos era los momentos que más hacían palpitar su corazón. Y había muchos últimamente, tal y como decía Namjoon.
Pero… ¿los hacia porque quería o inconscientemente porque solo era su lobo cuidando de su pareja?
Odiaba no poder confiar, pero por años se planteo que los alfas no podían querer en serio a un gamma, no solo él lo pensaba, su tía también lo mencionaba.
“Jimin, deseo tanto que conozcas a un beta cariñoso y que sea bueno contigo.”
Los dos siempre asumían que terminaría con un beta, a los alfas les molestaban los aromas dulces, que podían caer en lo empalagoso, de los gammas, o eso había leído y escuchado toda su vida.
Miró a su alfa una vez más. De inmediato se encontró con esos ojos ya observándolo. Jin se había acomodado sobre el sofá apoyando su brazo en el respaldo y con su cuerpo ligeramente volteado en su dirección, no sabía cuándo se había acomodado de esa manera, pero parecía que llevaba un rato mirándolo.
— ¿En que piensas, Jimin? — La mano de Jin retiró el plato de sus manos, solo quedaba una pequeña porción, pero sus ganas de comer postre se habían ido. — Has estado frunciendo el ceño. — Dedos largos y cálidos sostuvieron su mejilla mientras el pulgar de Jin acariciaba el puente de su nariz hacia arriba. — ¿El pastel te hizo algo?
Su alfa sonrió y le encantaba cada vez que pasaba eso. Su lobo siempre se alborotada cuando esa sonrisa aparecía mientras Jin lo miraba a él.
— Yo… ¿Me puedes contar… so-sobre tu infancia?
Una ceja de Jin se elevó. Él mordió su labio sintiendo como todo su rostro se calentaba bajo esa mirada que estaba sobre él.
— ¿Quieres saber sobre mi infancia? — Asintió rápido, antes de pensar en arrepentirse. Solo quería conocer más a su alfa. — ¿Qué quieres saber?
— Lo-Lo que me quieras contar… solo quiero saber más de ti. — Volvió a morder su labio cuando miro sus manos en su regazo. — Cuando hablamos… siento que solo soy yo quien habla…
Dos manos tomaron su cintura y lo arrastraron hacia enfrente, hasta que se encontró sentado sobre el regazo de Jin con su rostro a pocos centímetros del de su alfa.
— Eso es porque me gusta tu voz, por eso te dejo hablar.
Con su rostro caliente y su corazón latiendo tan rápido que parecía que iba a escapar de su pecho, escondió su rostro en el cuello de Jin escuchando como este reía un poco por su reacción.
¿Podía sentirse más feliz en ese momento?
No parecía posible, no cuando Jin soltaba feromonas solo para él y acariciaba su espalda lentamente.
— No hay muchos momentos para recordar de mi infancia. Todo fue una rutina bastante monótona. Tuve que aprender a estar por mi cuenta para no preocupar a mi papá, así que siempre procuraba comportarme muy bien.
Se separó un poco, quería ver el rostro de su alfa. Su voz sonaba extraña aunque su rostro parecía tranquilo.
— ¿Por qué no querías preocupar a tu papá?
— Mi papá es un omega con muy mala salud, siempre lo fue pero empeoró cuando se enlazo a mi madre. — Jin tomó su mano y comenzó a juguetear con sus dedos, su vista bajo a observar eso en lugar de mirarlo. — Por lo que se, mis abuelos no lo presionaban directamente, pero siempre sacaban el tema de un hijo que pudiera seguir con la compañía. Aunque mi papá también quería darle un hijo a mi madre y por eso se empeño en quedar embarazado a pesar de que los doctores le dijeron que no era lo ideal por sus problemas de salud. — Ya no quería saber, se arrepentía de haber preguntado, ahora reconocía que la voz de su alfa era extraña porque sonaba triste y no le gustaba que su alfa estuviera triste. — Y los doctores tenían bastante razón, su salud era tan frágil que su cuerpo no soportaba el desgaste de estar embarazado y todos sus embarazos terminaron en abortos, hasta que logró concebirme a mi. Siempre me cuenta que cuando ese embarazo duró más de cuatro meses solo sabía que yo si lo iba a lograr. Aunque completar el embarazo terminó dejándolo en peor estado.
Su pecho dolía. Jin no era culpable de nada, él solo nació porque su papá lo quería, pero había culpa en las palabras de su alfa, como si la salud de su papá hubiera sido algo que hizo a propósito.
Al principio le emociono que su alfa le contará sobre él, pero ahora odiaba haber hecho que su alfa volviera a revivir esos sentimientos de tristeza y culpa.
Rodeo con sus dos brazos el cuello de Jin y soltó sus feromonas, tantas como pudo para reconfortar a su pareja, aunque aún era un poco torpe usándolas, siempre había dependido del medicamento para controlarlas, así que no sabía usarlas muy bien a pesar de que Jin trató de explicarle como.
— No te esfuerces, aún se te dificulta controlar tus feromonas, Jimin. Estoy bien. Además, tu aroma normal ya es demasiado bueno.
Su alfa rodeó su cintura y terminó de pegarlos aún más mientras llevaba la nariz a su cuello para tomar largas bocanadas de aire.
Él hizo lo mismo. Le encantaba el aroma del fuego y madera. Nunca había acampado en su vida, pero con el aroma de su alfa solo podía pensar en una noche en medio de la naturaleza y una cálida fogata que calentaba su cuerpo.
— Estoy bien. Se que mis padres me aman mucho, eso siempre lo tuve claro. Papá casi no puede salir de casa y mi madre siempre le hace compañía, pero siempre comían conmigo y si lo hubiera necesitado estarían ahí para mi.
¿Pero que cachorro no necesita a sus padres?
Jin decía que "si los hubiera necesitado", pero el cachorro que vivía preocupado por portarse bien para no molestar a sus padres obviamente trataba de resolver por su cuenta cualquier problema. Sobretodo si Jin se sentía culpable por la mala salud de su papá.
Le dolía imaginar el solitario cachorro que fue Jin.
— ¿Qué más quieres saber?
— ¿Y-Yo?
Jin los separó un poco, aun estaba en el regazo del mayor y las manos grandes aún sostenían su cintura, pero ahora podía volver a ver el rostro de su alfa y la sonrisa d esos labios gruesos.
— Dijiste que querías saber más de mí. Pregúntame.
Antes había tenido tantas preguntas sobre su alfa que ahora no sabía por dónde comenzar. Aunque si sabía que por el momento se alejaría de las preguntas de su pasado.
— ¿Cuál es tu color favorito?
Jin sonrió.
— La verdad no había pensado en eso. Pero — una mano del mayor subió a su cabello y los dedos se entrelazaron causándole un cosquilleo agradable en su nuca —, supongo, que realmente me gusta el color rosa.
Sus mejillas quemaron por como Jin lo miraba a los ojos mientras le respondía.
Alejó la mirada sintiendo aún los dedos que se enredaban en el cabello de su nuca.
— Tu-Tu dulce favorito, ¿cuál es?
Los dedos de su alfa tomaron su barbilla. Entre ese agarre y la mano en su nuca no podía mover su rostro ni un centímetro así que tuvo que mirar a Jin aún cuando sus mejillas seguían rojas.
— Me encanta el chocolate blanco.
— Mgh~ — Un quejido involuntario salió de sus labios solo avergonzándolo más frente al mayor. Pero a Jin era el culpable, solo estaba diciendo cosas que lo hacían avergonzar, él sabía bien que su aroma principal era el chocolate blanco. — Ba-Basta, solo quieres a-avergonzarme. Se supone que contestes bien para saber más de t-ti.
Jin sonrió encantadoramente, casi escapa otro quejido de sus labios por esa mirada seductora que el alfa le daba.
Realmente quería ponerlo nervioso.
— Estoy contestando bien. Realmente no había pensado en mi color favorito, pero siempre me encantan los accesorios de color rosa. Y el chocolate blanco es mi favorito, Yoongi y U-jin también lo saben, puedes preguntarles a ellos. — La mano en la parte posterior de su cuello se volvió más firme mientras lo acercaba hacia adelante, solo un poco, lo suficiente para que Jin colocará la nariz sobre la cuerda de su hombro. — Supongo que el que tu aroma sea a chocolate blanco es porque somos pareja destinada.
Basta, estaba muriendo de felicidad en ese momento.
Abrazo a Jin más apretado para poder esconder su rostro. Nunca hubiera imaginado lo mucho que le gustaba escuchar a Jin decir en voz alta que eran pareja destinada. Su corazón quería saltar de su pecho.
— ¿Me quieres preguntar algo más, Jimin?
No. Podría morir si Jin seguía respondiendo sus preguntas con esa voz más baja de su tono habitual y esos ojos que lo miraban de esa manera seductora. Tenía que cambiar el tema.
— ¿Podemos ir mañana con Namjoon-hyung? — Aún tenía su rostro escondido, pero escucho el gruñido bajo de Jin, quizás no le gustaba la idea. — Su papá va a regresar a Busan y me pidió que fuera para conocerme en persona… ¡Ah!
Su cuerpo se elevó y fue dejado en el sofá con la misma rapidez. Ahora estaba recostado con su alfa encima. Jin no estaba sonriendo, no parecía feliz.
— ¿Por qué quiere conocerte en persona? La última vez también te envió galletas con Namjoon. ¿No es muy amistoso?
¿Por qué su alfa fruncía el ceño?
— Dice que soy tierno.
Parpadeo por el gruñido del mayor.
Le agradaba el señor Kim, era muy amable y las galletas le habían gustado. Pero era la segunda vez que Jin se molestaba cuando lo mencionaba.
Oh…
— ¿E-Estas ce-celoso?
— Si.
La respuesta de su alfa fue simple y cortante, pero le gustó tanto que no podía dejar de sonreír feliz.
— Pero el señor Kim también quiere conocerte a ti, dijo que le alegraba que yo ya tenga mi pareja y que quería saludarlo antes de irse a Busan.
— ¿Sabe que estas marcado? — Asintió aún sonriendo, aunque eso no disminuyó la mueca de su alfa. — Bueno, entonces mañana iremos, solo unos minutos.
— Esta bien. — Envolvió sus brazos en el cuello de Jin y se levanto lo suficiente para dejar un beso en la mejilla del mayor. — Gracias.
Otro gruñido resonó en el pecho de su alfa, pero este era uno más bajo, diferente porque esos ojos entrecerrados lo volvían a mirar volviéndose cada vez más oscuros.
— Si no quieres que cambie de opinión, tendrás que agradecerme más.
Su mejillas dolían por sonreír tanto mientras le daba más besos a su alfa en ambas mejillas.
Esa noche se sentía perfecta.
— ¿Mi hijo no te molesta cuando se queda en tu habitación? — El papá de Namjoon volvía a estar preparando un postre, realmente le gustaba hacerlos. Pero solo estaban ellos dos, Namjoon y Hye-jin habían sido enviados por el mayor a hacer unas compras. — Porque si vuelvo a visitarlos puedo pagarme una habitación, no lo he hecho porque Namjoon insiste en quedarse contigo.
— No se preocupe, señor Jeongnam, en realidad se ha portado bastante bien.
Bastante bien, para ser Namjoon.
En realidad pensó que el beta aprovecharía esos días que durmió en su habitación para hacer lo que había dicho la última vez, aun se sonrojada por la manera vulgar que el beta había descrito las cosas, pero en realidad solo dormían… Bueno también se habían besado y Namjoon siempre metía la mano bajo su pijama, pero ya no hacían nada más que eso.
Lo cual, claro, era un alivio, porque tendría que patear a Namjoon fuera de la cama si intentaba algo más.
No es como que estuviera esperando que pasara nada más.
— Es bueno que se comporte, debe ser bueno contigo. Aunque ya es el mejor hijo que alguien pueda desear. — El papá de Namjoon sonrió por sus propias palabras. — Bueno, eso sonó como lo que cualquier padre diría de su hijo, pero te aseguro que es verdad. Namjoon fue magnífico después de la muerte de su mamá.
— Oh, lo siento, no lo sabía.
— No te preocupes, querido, ya lo suponía. Se que Namjoon no habla de esa época. Fue muy difícil para él, pero también demostró ser el mejor de los hijos al mismo tiempo y un excelente hermano para Hye-jin. Por eso mi pequeña quiere y admira tanto a su hermano mayor.
Lo había notado. No lo mencionó, ni siquiera a Namjoon, pero podía ver que Hye-jin seguía más a Namjoon que a su propio padre. Había una distancia entre padre e hija muy evidente, pero no se sintió en posición de preguntar, después de todo aún estaba engañando al beta mayor que creía que tenía una relación con Namjoon.
Pero se moría de curiosidad. Incluso mordió su labio inferior para no preguntar. ¿Qué hizo Namjoon para que Hye-jin lo quisiera por encima de su propio papá?
— Tienes un rostro tan honesto, Hoseok.
Miro al beta mayor sintiendo sus mejillas sonrojadas.
Ya se lo habían dicho antes, y al parecer en esa ocasión tampoco pudo ocultar lo curioso que estaba.
El señor Jeongnam limpió sus manos y se sentó frente a él en la pequeña mesa.
— Mi esposa murió en un accidente de auto, hubo un choque feo entre varios coches por un conductor que se quedó sin frenos y mi esposa se vio atrapada en medio de eso. — Había tanto dolor y nostalgia en las palabras del mayor y en esos ojos que por unos momentos viajaron al pasado. — Namjoon tenía trece años, pero Hye-jin solo siete, y aún así yo me perdí en mi dolor y los dejé a su suerte. Aún ahora me avergüenza admitir lo inútil que fui en el papel de padre en ese momento. Mi depresión y el alcohol simplemente fueron una pésima combinación pero me refugio en ambos olvidándome de todo lo demás. — Una mueca triste cruzo el rostro del mayor, incluso sus ojos se humedecieron. — Mis hijos me necesitaban y yo no estuve para ellos, incluso falle en darles sustento. Sin Namjoon, Hye-jin la habría pasado muy mal. Pero mi cachorro demostró ser mucho mejor que yo. — los ojos del padre de Namjoon brillaron cuando hablo de su hijo. — También extrañaba a su madre y aún así no se dejó gobernar por la tristeza. Tomó mi lugar con valentía y aprendió a cuidar de su hermana. Fue gracias a Nam que Hye-jin tuvo alimento, ropa limpia e incluso a quien acudir por ayuda con la tarea o contar sus inquietudes. Aún me sorprende que mi cachorro logrará cuidar tan bien de nosotros cuando tenía que trabajar y se esforzaba por seguir estudiando.
Namjoon… ¿había pasado por todo eso?
No tenía ni idea.
Creyó que había crecido normal con problemas de cualquier adolescente y won embargo había hecho tanto mientras el tenía sirvientes para que le cocinaran a la hora que lo pidiera.
— Aunque en realidad en algún punto le fue difícil seguir con la escuela, se tomó un año para dedicarlo a Hye-jin y, lamentablemente, para acarrear con su inútil padre que trataba de volver a la bebida aún cuando él se esforzaba por sacarlo de ese estado, y solo tenía catorce años.
El silencio se extendió entre ellos. Podía ver la mirada del señor Kim perdida en el pasado, en esos dolorosos recuerdos que lo atormentaban y a su vez el no podía dejar de estar sorprendido por lo que ahora conocía de Namjoon.
Y no es que no pudiera creerlo.
Lo creía por completo.
Ese beta con el que siempre peleaba cuido de el durante su borrachera años atrás, y lo había vuelto a hacer ese primer día que llegaron a Seúl, podía darse cuenta de que era un cuidador, el que asumía la responsabilidad de asegurarse que todos estuvieran bien aún si nadie se lo pedía. Y la historia de lo que Namjoon vivió cuando era más joven también explicaba porque nunca había visto al menor beber más que un vaso de cualquier bebida que tuviera alcohol.
De verdad le agradaba el señor Kim, pero un sentimiento feo revoloteó en su pecho al pensar por lo que tuvo que pasar un joven Namjoon.
— Si alguna vez te preguntas cómo fue la madre de Namjoon, solo tienes que ver a Hye-jin, ella es igual de amable, sonriente y bondadosa y es todo gracias a Namjoon. Mi hijo de verdad es una grandiosa persona. — El beta mayor tomó su mano y le dio un ligero apretón. — Por favor, cuídalo. Aún después de que yo recobré el sentido y volví a mi papel de padre, las cosas no siempre fueron fáciles para mi cachorro, se encontró con malas personas que dejaron una fea huella en él, pero te aseguro que eso no dañó el excelente hombre que es.
Ahora podía verlo.
Aun con todo lo que había pasado, Namjoon era una buena persona para mantener cerca.
— ¿Qué pasa? — Namjoon lo miraba con una ceja alzada. — Desde que Hye-jin y yo volvimos me estuviste mirando raro. ¿Mi papá te dijo algo de mi?
— No.
Se dio media vuelta para buscar su pijama… y para darle la espalda al menor.
Habían vuelto a su habitación y eso era peor porque no podía dejar de mirar a Namjoon y pensar en lo que le había contado el señor Kim. Al menos con el señor Kim y Hye-jin presentes se había contenido un poco más, pero ya no pudo hacerlo ahora que estaban a solas.
— No sabes mentir, Hoseok. — Las manos en su cintura, el calor en su espalda y el aliento contra su nuca hicieron que un temblor lo recorriera y su piel se erizara. —¿Qué te dijo mi papá?
— Solo… me contó unas cosas… del pasado.
— Ah, ya. Te contó sobre la muerte de mi mamá.
— S-Si.
No esperaba escuchar la risa del menor contra su nuca antes de que esas manos en su cintura lo giraran.
— Así que… ¿te enamoraste más de mí por lo que te contó mi papá?
Sus mejillas enrojecieron al instante.
Quizás, su corazón había latido de manera extraña mientras escuchaba la historia, pero solo era simpatía.
— ¡¿Quie-Quién rayos se e-enamoraría de ti?!
Empujó al más alto pero solo logró que Namjoon reforzará el agarre en su cintura.
— Quien ahora está entre mis brazos todo sonrojado.
— ¡Pu-Pues te equivocas!
Volvió a tratar de salir del agarre del menor pero Namjoon no cedió ni un centímetro.
— Mmmh, ¿de verdad? — Namjoon avanzó mas cerca de la cama y lo soltó al mismo tiempo que lo dirigía para que se sentara. — Entonces, ¿no debería de aprovechar este momento para pedirte que seas mi novio?
Primero considero probable que escuchó mal. Y después que solo se había caído y golpeado tan fuerte que todo lo que pasaba se trataba de un sueño porque estaba en estado de coma.
Esa sonrisa de Namjoon… dirigida a él… no podía estar pasando… ¿cierto?
— ¿De repente ya no tienes nada que decir? Saber que así te podías callar me hubiera sido útil antes.
Oh, ya entendía. Una broma, solo Namjoon diría algo así.
— No eres nada gracioso, Namjoon.
— No estoy bromeando. — El menor se inclinó acercando sus rostros, la mirada sería como nunca antes había visto en el beta. — ¿Quieres ser mi novio, Hoseok-hyung?
…
¡¿Qué?!
Ya me voy a trabajar, pero quería publicarles. Espero que inicien bien su día, no se me estresen y sean felices.
Lxs quiero mis Makis 💜
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