Capítulo 30
El aroma de Yoongi lo estaba enloqueciendo, pero aun más la vista que tenia delante de él, la piel pálida del mayor estirada sobre los músculos gruesos y bien formados del abdomen, pecho y lo que podía tocar de los gruesos muslos. Esa mirada oscura, satisfecha y dominante, los montículos carnosos y redondeados que agarraba con las palmas de sus manos, ese pene erecto que lo apuntaba con la base hinchada por su reciente orgasmo. Todo aspecto de ese alfa lo tenia fascinado.
Necesitaba llenarlo con su pene, anudarlo y llenarlo de su semen. Que oliera a él. Su lobo gruñó estando de acuerdo.
Una gota del semen de Yoongi que mantenía en su boca se deslizó desde la comisura de sus labios y más allá de su barbilla, un gruñido bajo retumbó en el pecho del mayor, la vista de esos ojos castaños seguían el camino de esa gota que iba hacia sus clavículas. Le gustaba lo que estaba viendo.
Con una mano de largos dedos, el mayor envolvió su propio pene y lo movió frente a su rostro, la cabeza húmeda beso labios, alguien tenía la urgencia de volver a poner su pene dentro de su boca, pero él sólo sonrió mirando con desafío esos ojos castaños y se apartó esa y las dos veces más que Yoongi lo siguió. Aún no estaba dispuesto a soltar el semen en su boca, ya sabia que uso le daría.
Para calmar el ceño fruncido en el rostro del mayor llevó su nariz a esa mata corta de vello que había en su ingle y después dejó un beso, lo mismo hizo con el recorrido que comenzó a hacer hacia abajo, besó el nudo hinchado y de un rojo intenso y besó ligeramente los testículos a pesar de que una vez más Yoongi los empujó contra sus labios y gruñó molesto cuando él solo siguió alejándose. Esa fue una buena distracción para el mayor mientras sus manos amasaban las dos carnosos nalgas y movía sus dedos cada vez más cerca de la abertura que comenzaría a preparar.
Llevó dos de sus dedos al espacio donde las mejillas se juntaban y acarició justo encima de la pequeña entrada, recibió un gruñido de Yoongi pero no hubo más reacción que esa por lo que continuo haciéndolo mientras llevaba su mano derecha a sus labios y dejaba ahí la corrida del alfa que se había mezclado con su saliva. Su pene se contrajo con fuerza ante el pensamiento de llenar a Yoongi, de meterse dentro de su apretado cuerpo y que su nudo lo estirara a su alrededor.
Apresuró su mano llena de semen y saliva por en medio de las piernas del mayor e introdujo el primer dedo después de acariciar y humedecer la fruncida entrada. Yoongi gruñó fuerte y los dedos blanquecinos tomaron su cabello. Su dedo dentro del cuerpo del alfa también era apresado con firmeza, casi pierde su carga de imaginar esa estrechez alrededor de su erección.
— Relájate para mi, Yoongi-hyung. — Lamió y succiono esa protuberancia hinchada en el pene del alfa, se sentía caliente contra su lengua. — Te haré sentir bien.
Se moría de ganas de cumplir esa promesa, porque ver el placer en ese rostro cuando su boca se lleno de la corrida espesa y salada, lo había puesto dolorosamente duro y excitado.
El interior de Yoongi se estrecho y un segundo y después le permitió a su dedo medio ir más allá de la segunda articulación y estuvo completamente dentro. El interior era caliente, húmedo y se sentía suave.
El ruido que retumbo en su garganta fue una extraña combinación de un gemido y un gruñido, no recordaba haber hecho un sonido similar antes, pero tampoco se había sentido tan ansioso por poseer, por marcar con su aroma y por dar placer. Su lobo gruñía y aullaba pero no tomaba el control por completo, no aún, esperaba por algo.
Aprovechó ese momento de lucidez para preparar correctamente a Yoongi, una vez que su lobo controlará su mente su cuerpo solo perseguiría su propio placer.
Después de varios movimientos de su muñeca y de que Yoongi aceptara un segundo dedo en su apretado interior, se separó un poco, se movió rápido para llevarlos a la cama.
Su intención era recostar a Yoongi boca abajo y subirse en el mayor, pegar su pecho a la amplia espalda jugar un poco más con esa entrada lubricada y meter su pene en el cuerpo delicioso que tenía frente a él. Pero Yoongi no lo permitió. Con un gruñido se resistió a ser puesto abajo, lo tomó desprevenido el empujón que lo hizo caer de espaldas sobre la blanda superficie y lo sorprendió él peso que se colocó con rapidez encima de su ingle. No tenía ni idea si estaba soltando hilos de presemen sobre su abdomen por esa mirada fiera que adquirió el brillo amarillento en el iris mostrándole al lobo del mayor o por esa faceta dominante que el alfa contrario adoptó tomando sus muñecas con fuerza a los lados de su cabeza mientras esas caderas duras aplastaban su entrepierna provocando que ambos penes se tocaran y restregaran con cada pequeño movimiento.
Podría darles la vuelta y ser él quien apresara a ese atractivo alfa debajo de su cuerpo, pero en realidad le estaba gustando demasiado la vista.
— Me tienes, ¿ahora que harás conmigo? — preguntó sonriendo.
La provocación fue porque esperaba que el mayor intentara ser quien penetraba, ya estaba preparado para empujar al alfa y ponerse encima.
No esperaba un beso duro con las caderas de Yoongi restregándose con esmero contra su ingle, frotando ambas erecciones.
A pesar de sus manos retenidas participó en el beso intentando atraer a ese alfa más cerca, tener más de esa lengua moviéndose con impaciencia, de ese sabor único de Yoongi que se volvía más y más adictivo conforme lo probaba y ese aroma que lo mareaba y que quería que también fuera impregnado con el suyo al punto de que parecieran uno solo.
Pero su cordura se fue por completo cuando Yoongi soltó una de sus manos y tomó su pene con esos largos dedos de piel blanca, lo acarició con fuerza y un poco de brusquedad que casi lo hace correrse y después lo soltó solo para mover su cuerpo un poco ms enfrente dejando esas carnosas mejillas de su trasero encima de su erección palpitante. Yoongi aceptándolo pero sin perder esa mirada fiera y sin perder esa aura dominante fue enloquecedor. Su lobo gruñó ensordecedoramente y empujó su conciencia lejos.
Necesitaba marcar a ese alfa con su aroma.
Tenía que hacerlo gemir y anudarlo tanto como fuera posible.
Quería hacerlo.
Su mano libre fue a esa entrada húmeda que esperaba por su pene y metió dos dedos y después tres cuando se aflojo más.
El alfa encima le gruñó pero él solo le gruñó de regreso y siguió con su trabajo de aflojar más esa entrada.
Sintió mordidas en su hombro, cuello y barbilla, los dientes rascaba su piel superficialmente, lo suficiente para que quedara con un cosquilleo que iba directamente a su erección.
Quería correrse.
Sacó los dedos del cuerpo encima de él y tomó su pene para moverlo hasta que la punta beso ese anillo de músculos húmedo y un poco más suelto. Cada centímetro que empujó dentro de ese caliente y suave interior fue respondido con un gruñido y un apretón que lo tomaba con tanta fuerza que parecía que su pene sería partido en dos.
Fue delicioso.
Valió la pena el tiempo que le tomó estar totalmente dentro de ese interior hasta que solo la protuberancia de su nudo estaba fuera, se sentía fantástico.
Tan perfecto.
Como si siempre debía de ser de esa manera, con ese alfa que lo apretaba con fuerza y gruñía bajito contra su oído, con esa voz que sonaba demasiado bien.
Todo se sentía demasiado bien.
Su cuerpo estaba tan sensible como nunca antes, su piel caliente y a la vez erizada cuando se rozaba contra esa piel blanca. Su nariz feliz de poder llenarse de ese aroma a Whisky, comino, rosas rojas y el sándalo que percibía en ese momento. E igualmente satisfecho con esa voz baja que gruñía y gemía contra su oído.
— No te muevas aún. — Gruñó por la restricción que le daba esas palabras pero recibió una molesta mirada del alfa. — No me importa si no te gusta, no te muevas aún… Eres demasiado grande.
La mirada del alfa se llenó de un poco de dolor, los ojos entrecerrados mientras su interior se adaptaba a su circunferencia con rápidas contracciones que masajeaban su pene por completo.
Sus caderas temblaron cuando les ordenó mantenerse quietas, quería embestir con fuerza pero no quería lastimar a ese alfa. Verlo con dolor no le gustó. Quería darle placer, hacerlo gemir con cada golpe que su pene diera dentro de ese interior caliente. No le gustó el rostro con dolor que le mostró. Lo miró atentamente por varios segundos buscando la indicación de que podía moverse.
Cuando el ceño fruncido en el rostro contrario se relajó y la fuerza alrededor de su pene le permitió más movimiento salió un poco solo para volver a empujar contra ese esfínter lubricado con su saliva y semen que ese alfa había dejado en su boca, aún podía saborear la esencia salada y fuerte en su lengua. Gimió por la deliciosa sensación de la penetración, y por el sonido de esa voz baja gruñendo contra su oído.
Una de sus manos aún era sujetada contra el colchón por ese alfa, no quiso quitar agarre porque parecía ser importante para el ser que estaba encima de él.
Con la mano libre se deleitó apretando una de las carnosas mejillas de ese trasero y después se deslizó por todos esos músculos expuestos del marcado abdomen, el pecho hinchado, las clavículas marcadas y terminaron en el grueso cuello, encima de la glándula de aroma que desprendía ese aroma adictivo.
Apartó el cabello que caía sobre la frente blanquecina y miró unos segundos esos ojos del alfa que no dejaban de ser dominantes a pesar de que estaba recibiendo su pene en su caliente interior. Se perdió en esa mirada desafiante e intensa por varios segundos.
— Creí que querías joderme, no mirarme.
Gruñó divertido y soltó esa mejilla que sostenía contra la palma de su mano para envolver loz dedos en esa erección que volvía a estar lista, el nudo se había desinflamado pero el pene grueso y largo ya estaba duro nuevamente. Lo apretó y jaló al mismo ritmo que sus caderas comenzaron a embestir hacia arriba, en ningún momento comenzó de manera lenta y cuidadosa pero el alfa no protestó por la fuerza de sus empujes estaba perdido en la sensación de su pene siendo masturbado, incluso movía sus caderas torpemente por voluntad propia.
Fue gratificante la esencia picante y almizclada de la excitación de ese alfa llenando la habitación con más fuerza que antes, un aroma delicioso que se mezclaba con el aroma natural de Whisky y se filtraba en sus pulmones. Su mente y su cuerpo hirvieron con la lujuria que se arremolinó debajo de su piel y ese extraño sentimiento de pertenencia que abrazaba su pecho.
Este alfa es mío, tengo que darle placer.
Lo tengo que hacer sentir bien.
Llenarlo de mi semen.
Anudarlo.
Mío.
Su mano libre tomó un puñado del cabello negro en la nuca de ese alfa y lo acercó con fuerza para tomar esos labios en un hambriento beso que pronto se convirtió en un forcejeo mientras intentaba embestir hacia arriba, dominar el beso y seguir masturbando esa erección gruesa. Le gustaba la sensación de ese alfa encima de él moviéndose por su cuenta, pero necesitaba embestirlo fuerte contra el colchón blando.
Se levantó a pesar de la resistencia que puso el contrario por empujarlo nuevamente contra la cama y extendió sobre la superficie plana el cuerpo del alfa. Le tomó unos pocos segundos volver al interior apretado y suave gimiendo por el delicioso recorrido por el que su pene tuvo que pasar para volver a estar dentro del canal caliente y húmedo.
Abrió bien esos muslos para que sus caderas tuvieran espacio suficiente para acomodarse y llevó la pierna derecha del alfa a su hombro un segundo antes de cernirse sobre el cuerpo recostado usando su peso para mantener en su lugar a ese la que gruñía y gemía, que lo jalaba más cerca con unos dedos fuertes que jalaba un puñado de su cabello y una mano caliente sobre su espalda baja que ponía fuerza cuando intentaba alejarse para penetrar ms duro.
Sus propios muslos temblaron cuando el placer se acumuló haciendo que sus testículos se pegaran más cerca de su cuerpo. Los sonidos de ambas respiraciones aceleradas, el pulso corriendo tan rápido como si los corazones estuvieran en una carrera y causando que sus oídos pulsaran con el mismo ruido sordo de cada latido.
Su mano volvió a tomar el pene del alfa y lo sacudió con fuerza, incluso más rápido de lo que sus caderas se permitían embestir ese cuerpo caliente.
El tronco grueso de la erección contraria creció en su mano un poco más, completamente hinchado y con la punta de un rojo tan oscuro que estaba a punto de volverse púrpura. Admiró a ese ser tendido debajo de él deleitándose con esos músculos marcados en la garganta que hacían notar lo mucho que se contenía por resistirse a su orgasmos, toda la piel pálida sonrojada, en unas zonas más que en otras, esos pezones duros y erectos, y el abdomen marcado contrayéndose sin cesar con cada una de mis duras embestidas.
Sus caderas se sacudieron satisfechas por la imagen que podía observar. Ya no podía contenerse más.
Cambio el ángulo de sus penetraciones hasta que una en especial hizo que la espalda baja de ese alfa se arqueara y soltará el gemido más fuerte de la noche.
Había encontrado el punto que haría gritar sin inhibiciones al alfa.
Dedico cada uno de los golpes de sus caderas a dar en ese mismo sitio sin descanso observando con placer como el alfa se deshacía con cada embiste.
Se estremeció.
El movimiento de su pelvis titubeó y perdió varios tiempos en el comprar del ritmo que había querido mantener sin tregua contra ese cuerpo, pero es que su corazón estaba tan acelerado que le cortaba la respiración.
Iba a anudarlo, ya no podía alargar más ese momento.
— Córrete.
— ¡Mmggghh!
El alfa gimió con fuerza ante su orden mientras se arqueaba dejando que su semen pintara ese amplio pecho enrojecido y uno de los pezones duros. Esa vista y el agarre ajustado en su pene lo hicieron obtener su propia liberación.
Embistió fuerte hasta que el esfínter apretado cedió y le permitió la entrada a la protuberancia de su nudo y dejó que su corrida llenara el apretado canal mientras su nudo se estiraba hasta que era imposible siquiera moverse un centímetro.
La habitación tembló o quizás solo era su mente mareada por el increíble orgasmo que acababa de tener.
Quería recostarse y cerrar sus ojos los pocos minutos que tendría de descanso mientras su nudo retrocedía, así estaría preparado y despierto para el momento en que tuviera que anudar nuevamente a ese alfa. Pero no sabía de qué manera acomodarse para ello. Nunca había quedado anudado a un alfa mientras ambos estaba de frente, era difícil acomodarse después justo como pasaba en ese momento. Pero incluso sin la posibilidad de moverse se sentía satisfecho, cada segundo había sido excitante, cada gruñido y gemido que escuchó ser vocalizado con esa voz baja.
Incluso era un poco fascinante ver como ese alfa mostraba un rostro satisfecho con ojos cerrados y respiración volviéndose más lenta a medida que el sueño lo reclamaba.
Inhaló profundamente asegurándose de hacerlo cerca del ser debajo suyo. Las esencias se mezclaban. Demasiado.
— Hueles bien. — El alfa no le respondió, quizás ya estaba dormido. Volvió a inhalar más cerca está vez, el pecho, la garganta y justo detrás de la oreja, sus aromas parecían uno. —Hueles a mí. — Frotó con insistencia su rostro contra la curva de ese cuello de piel blanca, soltó sus feromonas asegurándose de cubrir bien justo encima de la glándula e aroma de ese alfa. — Mío.
Su cuerpo cansado cayó encima del contrario y dejó que sus párpados llevarán la oscuridad a sus ojos para poder dormir y descansar un poco antes de continuar llenando con su esencia a su alfa.
Linduras, aquí la primera actualización del año. Para quienes no pudieron ver el mensaje en mi tablero, feliz año 2024, les deseo mucha felicidad y días llenos de felicidad 🫂💖
Espero que les gustará el capítulo, los quiero Makis 💜
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