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༻✿𝟎𝟎𝟏

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El rey y la futura reina de Auradon dormían plácidamente en su habitación. La cabeza del castaño estaba apoyada sobre el pecho de su prometida. Sus brazos rodeaban la cintura de la ojiverde, y los de ella la espalda de él.

Los días anteriores fueron bastante agitados. Había sido el aniversario del reino, y como estaba por cumplirse el segundo año de la apertura de la barrera querían que absolutamente todos los detalles quedaran perfectos.

Cada uno de los eventos fue un éxito. Audrey estuvo completamente involucrada en las celebraciones en su reino y en el páramo, siendo diriga por sus padres y no por su abuela. Lonnie y su hermano mayor se ocuparon de los eventos en Northern Wei. Chad y Jane de los eventos de Charmington. Doug ayudó a su madrina, a su papá y a sus tíos con el baile en Summerlands.

Y claramente, todos los VK's - incluidos el famoso Core Four, el Sea Three y las dos más pequeñas- planearon todo tipo de actividades en la Isla de los Perdidos y en Auradon City para involucrar a los habitantes de ambos lugares.

Mal y Ben lograron muchísimos cambios en ese corto período de tiempo, y sus padres estaban orgullosos de eso.

Bella y Adam aprovecharon gran parte de ese par de años para viajar a todos los lugares que no pudieron ir durante su reinado. Pero en el último medio año volvieron a establecerse en el castillo dado a que su familia iba en aumento.

Maléfica seguía siendo una lagartija, aún así Mal la visita semanalmente en el centro de reptiles de la ciudad. Intentaron que viviera en el castillo en una habitación donde solo estaría ella con su pecera, pero se desesperaba más. La pelimorada se resignó y terminó aceptando que viviera allí. Aparentemente si estaba más cómoda en ese lugar.

Hades vive entre el castillo y el Olimpo desde que se reconcilió con su ex-esposa, Perséfone. Ambos visitan a la joven pareja real cada vez que pueden. De hecho, pocos meses atrás los dos dioses hicieron una fiesta para reanudar legalmente su matrimonio.

Volviendo a Ben y a Mal. La pelimorada apenas acababa de terminar su último semestre universitario. Su graduación había sido menos de un mes antes y la boda sería dos meses después, justo el día de su aniversario de novios.

La Princesa del Inframundo empezó a despertarse, fastidiada por la luz del sol que se colaba entre las cortinas. Se estiró levemente y siguió abrazando a su prometido, aún sin abrir los ojos.

Se tomarían unas pequeñas vacaciones por una semana para reponer energías antes de terminar de afinar los detalles de su boda.

El día anterior iba a ser su primer día libre, pero Eugene y Rapunzel los habían invitado a una exposición de arte en Corona. Aceptaron dado a que la pareja siempre ha sido amable con ellos. Además de que ambas ojiverdes se llevan de maravilla por su admiración hacia el arte.

Luego de una tarde viendo pinturas y comiendo bocadillos, los invitaron a una fiesta en su castillo para celebrar la graduación de su hija menor. No la conocían mucho porque estudiaba dos años más abajo que ellos en la preparatoria. Dijeron que sí por cortesía.

Aunque realmente no interactuaron mucho con el resto de los invitados. Gran parte de la noche estuvieron sentados en su mesa conversando entre los dos. Mal había quedado fascinada con la exposición de arte, así que casi todo el tiempo Ben se quedó oyendo como ella hablaba eufóricamente de ello. Él la veía embelezado y escuchaba con toda su atención.

Bailaron unas pocas canciones e incluso tomaron algunas copas, pero ninguno se embriagó. De regreso Ben era el que no paraba de hablar, contándole sobre el libro que estaba leyendo. Su novia lo oía sin dejar de sonreír, dándose cuenta una vez más, de lo afortunada que era por estar a su lado.

El rey comenzó a despertarse, bostezando. Sonrió al darse cuenta de que la ex-villana acariciaba su cabello castaño. Mal bajó su mirada al oírlo y besó su frente.

-Buenos días, cielo - lo saludó.

-Buenos días, mi amor - alzó un poco su cabeza y le dio un beso en los labios- ¿Dormiste bien?

La pelimorada sonrió y se mordió el labio.

-Luego de lo que hicimos antes de dormir, dormí como un bebé.

Ben se rió.

-Yo igual - acomodó su cabeza sobre la almohada para verla frente a frente.

Se miraron por algunos minutos, sintiéndose completamente cómodos con el otro a pesar de no tener ni una prenda cubriendo sus cuerpos desnudos, solo las sábanas.

De un momento a otro comenzaron a besarse. Al principio era lento y suave, pero luego el deseo los invadió a los dos. Seguían uno frente al otro, pero ahora la pierna de ella rodeaba las caderas de él y las manos de ambos recorrían sus cuerpos.

Mal cerró los ojos cuando el rey descendió por su cuello, llenándolo de besos suaves y delicados pero llenos de pasión. Ben regresó a sus labios y rozó sus narices.

-¿Te puedo contar algo? - preguntó ella con la respiración agitada.

-Puedes contarme todo lo que quieras- contestó él.

La pelimorada pasó sus manos por el pecho de su prometido.

-Anoche tuve un sueño, un sueño bastante peculiar.

El castaño cayó en cuenta rápidamente de qué tipo de sueño hablaba.

-¿Y me quieres contar sobre eso? - interrogó, pasando su mano por el muslo de ella que rodeaba sus caderas.

A Mal se le erizó la piel por las caricias de su amado.

-¿Preferirías vivirlo? - cuestionó sensualmente.

Ben sonrió al notar que ella se apegaba más a su cuerpo, él lo aceptó sin problema. La futura reina entendió que eso era un sí, pero quería que él se lo dijera.

-Definitivamente prefiero vivirlo, aunque no tengo problema en escucharlo primero- respondió.

La hija de Maléfica y Hades sonrió y se colocó sobre él, dejándolo apoyado en el colchón. Le susurró al oído detalladamente su sueño, provocando que la excitación en ambos aumentara.

Cuando ella terminó de relatar todo, a ninguno le quedó la duda de que los dos querían hacer cada cosa que ella había soñado.

Volvieron a besarse. Las caderas de ella comenzaron a moverse, haciendo que sus intimidades se rozaran. Ben la miraba con tanto deseo y amor que eso la terminó de motivar a continuar.

Pasó sus besos de sus labios a sus mejillas, llendo hacia su mandíbula marcada y su cuello. Él jadeaba sin poder contenerse. Deslizó su mano por el pecho de su prometido hasta llegar a su estómago. Ben gimió cuando su novia tomó su miembro entre sus manos. Ella siguió besando su pecho hasta llegar entre sus piernas.

Él tomó con cuidado su cabello, guiándo sus movimientos para que no se lastimara. No era la primera vez que hacían algo como eso, así que cuando ella soltó su agarré se dejó llevar hasta que su abdomen se contrajo. Mal se separó de él, sonriendo al ver lo que había logrado hacerle sentir.

Se rió cuando él la acercó a su pecho antes de darles la vuelta, dejándola a ella debajo. Ben la admiró sin ningún tipo de pudor.

-Eres extremadamente hermosa y sexy- le murmuró en el oído.

Acarició sus mejillas y labios. Mal acercó el pulgar de él y lo llevó a su boca, lamiéndolo. Esa imagen fue suficiente para que él comenzara a encargarse de devolverle el mismo placer que acababa de darle.

El cuello de la pelimorada probablemente quedaría con algunas marcas de sus besos, pero no podía importarle menos con lo bien que la estaba haciendo sentir. Sus clavículas y hombros fueron llenadas de besos. Besó sus senos, dedicándole el tiempo necesario a cada uno. Subió hacia su oreja, besando el lóbulo.

Mal arqueó la espalda por el placer cuando Ben acarició su intimidad. Introdujo dos dedos en su interior y el otro masajeaba su clítoris. Ella ni siquiera era capaz de abrir los ojos mientras que los gemidos salían libremente de su garganta. El castaño notó que ella movía sus caderas para aumentar la sensación, de modo que aceleró sus movimientos.

Empezó a susurrarle al oído cosas en francés, lo que sabe que la vuelve completamente loca. La ojiverde gritó de placer cuando sus piernas empezaron a temblar y su liberación llegó. Su respiración estaba totalmente descontrolada, y ni hablar de los latidos de su corazón.

Ben besó su frente y esperó a que ella estuviera más calmada. Mal abrió sus ojos poco a poco, sonriéndole.

Ya se había colocado el condón. Querían tener hijos, pero más adelante. Y en caso de que sucediera antes de sus planes, lo aceptarían con mucho gusto. Pero todavía no era el momento.

-Me conseguí al mejor prometido de todos. Eres atento, cariñoso, amable, romántico, y la lista sigue porque es bastante larga - el rey se rió- Pero hay algo que no voy a negar, eres muy muy bueno en la cama.

Los cachetes del hijo de Bella y Adam se tornaron rojos. Apartó algunos mechones de cabello que se le habían pegado en la frente a su novia por el sudor.

-¿Ah sí? - cuestionó él, acariciando las piernas de su prometida, las cuales se habían enredado en su cintura- Pues debo decir lo mismo de ti, mon amour.

Mal se rió. Sus manos tocaban los brazos y el trasero del rey con descaro. Fue el turno de Ben para reírse cuando notó que ella alzaba sus caderas hacia él.

-Estás algo impaciente, cielo - dijo con diversión, acercándose a su entrada.

-No tienes idea - habló ella- No sabes las ganas que tengo de que me dejes sin poder caminar por días.

El castaño no se sorprendió por la declaración de su novia. No era la primera ocasión en que decía algo por ese estilo cuando habían pasado días sin tener intimidad. La noche anterior solo habían tenido una ronda por lo cansados que estaban.

-Entonces es mi deber complacer a mi reina.

La pelimorada gimió con fuerza cuando él se deslizó en su interior. Se movía con suavidad, torturándola lentamente pero a la vez llenándola de placer. Ambos jadeaban en medio de los besos.

Los ojos de ella rodaron hacia atrás cuando él, sin dejar de estar sobre ella, llevó sus tobillos a sus hombros. Se sentía en el paraíso.

-Amor, sigue - le suplicó entre gemidos.

Ben le hizo caso y continuó, aumentando el ritmo. Entrelazó su mano con la de su amada. Estaba muy cerca.

-Princesa, estoy... - sus propios gemidos no le permitían hablar.

-Yo también.

Los movimientos del rey empezaron a ser más descordinados y desesperados. Pasaron pocos segundos cuando los dos se corrieron. Ella les dio la vuelta, moviéndose sobre él. Su prometido la tomó de las caderas para ayudarla. Estaban extremadamente metidos en su burbuja de amor, ni siquiera se percataron de que las aves ya hacían ruido en el jardín.

Pocos minutos después, ambos tuvieron otro orgasmo. Mal se desplomó sobre su pecho, con las piernas temblándole luego de haberse venido dos veces seguidas. Ben besó su frente con cariño y acarició su espalda baja.

-¿Estás bien? - le preguntó.

Sintió como los labios de ella se extendían en una sonrisa sobre su cuello.

-Muy bien.

Ambos se rieron. Sabían que no tenían remedio cuando se trataba de esto.

Volvieron a recostarse uno frente al otro y no tardaron en volverse a dormir abrazados.

(...)

Se habían despertado alrededor de las siete de la mañana, y ya que estaban de vacaciones decidieron seguir durmiendo un buen rato más. Para la hora del mediodía ambos se ducharon y desayunaron.

Los padres de Ben estarían con Aurora y Felipe hasta el atardecer, así que no se sorprendieron al no encontrarse con ellos.

Mal se rió cuando Ben tuvo que ayudarla a mantenerse de pie para levantarse de su peinadora. Se estaba arreglando el pelo luego del baño y tenía las piernas tan debilitadas que aún no lograba estar mucho rato parada. Apenas y caminaba como normalmente lo hace.

-Te tomaste muy en serio lo que te dije de no poder caminar - dijo entre risas.

Ben le sonrió y besó su coronilla, también riéndose.

-Has estado peor - le recordó él.

-Es cierto.

Caminaron abrazados hasta el estudio de arte de la pelimorada. Él se quedó en el marco de la puerta, jugando con sus manos entrelazadas.

-¿Segura de que no quieres que me quede contigo?

Mal negó sonriendo.

-Estaré bien - rió- Te mereces distraerte un rato con los chicos y descansar.

-Bueno, hace mucho que no juego videojuegos - acarició sus pulgares - Y es verdad, sería genial pasar un tiempo con nuestros amigos.

-¿Ves? - ella le sonrió- Si necesito algo te avisaré, o en todo caso llamaré a Evie porque hoy no está ocupada.

-Claro, le encantará saber que dos de sus mejores amigos estuvieron tan intensos que una de ellos no puede moverse bien.

-¡Ben! - le dio un golpe juguetón en el pecho y él se rió- Por mi tío Zeus, ¿en qué te he convertido?

El castaño simplemente se rió. La besó como despedida y se fue. Mal se rió para sus adentros, recordando lo que habían hecho tan solo unas horas atrás, y entró a su estudio.

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Ni yo sé de donde salieron tantas ideas para la escena. Bueno, si sé pero no diré el por qué 😂

Los Fanfics y libros de Wattpad me corrompieron.

El siguiente capítulo será bastante diferente a este, así que prepárense.

¡Nos leemos pronto!

~Con amor, su escritora💕.

Publicado el 08/06/2022.

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