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31 de octubre
Actualidad
Los nervios de la chica eran notados por su hermana, podía divisar a la rubia ir de un lado a otro mientras mordía la uña de su dedo pulgar. Finalmente se dignó a divisar a su hermana mayor, comenzó a abrazarse a si misma —Es la primera vez que salgo con un chico.— Suspiró, Elizabeth notaba como el cuerpo de la fémina se encontraba temblando.
Una pequeña risa salió de los labios de su mayor, se acercó suavemente y procedió a abrazar a su hermana. Realmente estaba feliz por ella.
Pero también estaba preocupada por la persona con la cual iba a salir.
Alissa solo podía sentir los brazos de la ojiverde estrechandola, trató de regular poco a poco su respiración. —Conoces bien a Tate, ¿no es así?— Solo sintió como la cabeza de la chica iba de arriba a abajo, afirmando aquello. —Sabes que Tate no te hará nada malo, no es como...— Tragó saliva, Alissa comprendió de inmediato aquello.
Negó suavemente mientras que se aferraba más a aquella muestra de afecto —Aún así tengo miedo, Lizzie.— Susurró, su voz se escuchaba suave, baja, debil. —Quiero ir, realmente quiero.— Asomó su rostro para luego mirar hacia arriba, encontrandose el rostro de la mayor con una mirada de tranquilidad, trataba de calmar a su pequeña hermana. —Es la primera vez que salgo de esta forma con un chico, ¡no sé como actuar!— Comenzó a morder nuevamente sus uñas.
Su hermana, al notar eso tomó la mano de su hermana pequeña así quitandola de su boca, comenzó a acariciar su cabello suavemente.
Era su pequeña niña. Ella y Pietro la habían criado, pero después de todo aquellos miedos no se irían tan fácilmente.
—Tate nunca te haría daño, Lys. Estoy segura.— Besó la frente de la chica, mientras la acariciaba suavemente.
Trataba de asegurarse de ello porque si Tate realmente tratara de hacerle daño a su pequeña no viviría para contarlo.
—Gracias Lizzie, te amo.— Aclaró, mientras trataba de no llorar.
—Esto no da miedo...— Michael soltó un suave suspiro mientras se cruzaba de brazos, se encontraba vestido con una camiseta amarillenta con una franja color negro. Su cabello resaltaba en aquel disfraz puesto que el personaje del cual estaba vestido no tenía tanto cabello que decir:
Charlie Brown.
La de mayor edad procedió a encogerse de hombros sutilmente —Te dije que tu te encargarías de tu disfraz...—. Colocó su mano en la mandibula del menor, examinando que no hubiese cometido ninguna atrocidad al no tener manchas de sangre —...Pero no lo hiciste, tuve que hacer algo rápido.— Se encogió de hombros y tomó un cigarillo para luego comenzar a fumar ese mismo.
Un suave berrinche era lo que expresaba el ojiazul, solo negó y corrió a su habitación, en busca de sangre falsa.
—¿Qué se supone que haga contigo?...— Murmuró su madre, mientras que sobaba su cien, algo que en algún momento fue una bendición para ella se convirtió en el mismo infierno.
La chica se encontraba fuera de aquel hogar mientras fumaba un cigarillo, sus nervios aumentaban al ver aquella reja, le emocionaba la idea de poder salir.
Cierto castaño le asustó al tomarla entre sus brazos y girar
—¡Pietro!— Le miró mientras carcajeaba.
El nombrado bajó a la chica, besó suavemente su mejilla y vió aquel artefacto entre sus manos —Eso te puede matar, ¿sabes?—.
Tales palabras borraron la sonrisa de Violet, quien solo tiró el cigarro al piso y lo pisó —¿Más de lo que ya estoy?— Una sonrisa de lado se asomó en sus labios, el chico negó mientras reía.
Ambos rostros se acercaron ligeramente mientras sus ojos se conectaban —Entonces te reviviré todas las veces que pueda.— Besó su nariz.
Aquello le causó gran ternura a la chica, Pietro realmente le causaba tanto en tan poco.
Sus pensamientos fueron interrumpidos al notar como su familia se acercaba a aquella reja, ellos habían salido apenas el sol salió. —¡Vi! ¿Qué haces aquí? Jean ya está preparada para pedir dulces, ¿vamos?— Habló su padre, aquello causó gran temor en el enamorado de la chica.
Abrió aquella reja mientras que se acercaba al hombre, ambos se encontraban frente a frente mientras que Violet solo se dirigía miradas confundidas con su madre. —Soy...Pietro Williams, un gusto.— Estiró su mano, esperando que el padre de su enamorada no le recibiera de mal forma.
Una carcajada fue lo que salió del pelinegro —Es un gusto conocer al chico que tiene a Violet tan feliz, te lo agradezco. Ya no es tan amargada como antes.— Bromeó mientras estrechaba la mano del chico. —Ben Harmon.— Aclaró.
Violet no pudo evitar sentirse avergonzada ante aquello, negó mientras que comenzó a acercarse a su hermana pequeña —¿Te portarás bien si no voy?—. Jean miró confundida, solo se limitó a asentir —Te prometo que el siguiente Halloween lo haré, no has pasado tanto tiempo con papá y mamá, sería una genial idea hacerlo.— La chica se acercó más para luego susurrarle algo que Pietro no fue capaz de oír.
—Gracias por adoptarme.— Bromeó la menor mientras abrazaba a su hermana —Diviertanse.— Le dedicó una suave sonrisa a ambos.
Ben rascó suavemente su rostro. Vivien, su esposa, fue quien habló luego —Cuidense, ¿sí?— Miró ahora a su hija, quien solo miraba a Pietro en silencio. —Fue un gusto verte nuevamente, Pietro.— Al finalizar aquella conversación la familia Harmon se largó rápidamente del lugar, dejando a Violet y Pietro solos.
—¿Vamos?— Preguntó la menor mientras le dedicaba una sonrisa, Pietro tomó la mano de la chica para luego entrelazar sus dedos y comenzar a caminar.
—Vamos.
Alissa abrió rápidamente la puerta, esperando que la persona que se mantuviera al otro lado fuera Tate, al notar que aquella cabellera rubia no correspondia al de su amado solo se limitó a sonreír con algo de incomodidad —¡Michael!— Rascó su brazo con suavidad —¿Qué haces aquí?—
El chico solo acercó un pequeño plato a la mayor que él —Es para ti.— Aquello no causó confianza en ella, solamente le miró mientras tomaba aquel plato con un brownie entre sus manos.
—Bueno...Gracias, ¿gustas pasar?— Michael negó ante aquella propuesta, la chica se encontraba incomoda por lo cual solo se mantuvo de pie en la puerta.
Finalmente el chico que esperaba fue divisado por la rubia, Michael miró detrás suya y lo único que logró hacer fue despedirse de su vecina para luego escapar del lugar.
—¿Y él?— Una leve preocupación fue demostrada, aquello solo hizo que la chica se encogiera de hombros.
Miró delicadamente aquel pequeño pastel para luego volver su mirada al chico —El vecino, dijo que era para mí.
Tate soltó una suave carcajada —¿No planeas comerlo, no?— Nuevamente la chica se encogió de hombros, aquello causó más preocupación en el rubio —Vamos, ¿no lo encuentras extraño?— El silencio de su enamorada le respondió aquella pregunta, negó tratando de no preocuparla —Solo bromeo, ¿vamos?— Le dedicó una suave sonrisa
La chica se hizo a un lado para que el chico entrase a su hogar —Enseguida, voy a buscar algo y vamos.— Tate solo asintió mientras pasaba, Alissa subió rápidamente a su habitación mientras sacaba su bolso y dejaba el pastelillo en la mesa de noche. Se miró una última vez en el espejo para luego bajar rápidamente
—Listo, ¿vamos?
—Vamos.
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