7
30 de octubre
Actualidad
—¿Disculpe?—. Elizabeth se encontraba completamente confundida al ver como una pareja entraba a su casa como si nada.
El pelinegro solo bufó —Deberías pedir disculpas. ¡Mira esta decoración!— Negó suavemente mientras que colocaba su mano en la cadera. —Esto es una asquerosidad.—
A la chica pareció no importarle que entrasen a su casa de tal forma, lo que le molestó fue el como hablaron sobre su decoración de Halloween.
—Él es Chad, mi esposo.— Suspiró el contrario, quien, se encontraba a un lado del de ojos marrones. —Soy Patrick, un gusto.— Murmuró
Las delicadas manos de Elizabeth se juntaron una con la otra —¿Qué hacen aquí?— Cuestionó mientras les dedicaba una sonrisa.
Chad, miró a Elizabeth y le apuntó no tan sutilmente con su dedo índice —Nosotros, querida. Te ayudaremos a decorar esta bella casa, al ver esta monstruosidad me ví obligado a ayudarte.— Se acercó para luego analizarla durante unos segundos. —Con todo tu estilo, ¿cómo pudiste decorar de forma tan... horrible esta casa? Puf...— Soltó un gran suspiro de irritación.
—¿Tan mal decoré?— Susurró desanimada. Una afirmación fue lo único que salió de los labios de Chad.
Patrick solo escuchaba atentamente a su esposo, luego de decir que vivían en el vecindario comenzó a pedir cosas para decorar. —Necesitaremos muchas telarañas, un gran balde lleno de agua, necesitará manzanas verdes. ¡Solo verdes! ¿Entiendes?— Asustada comenzó a asentir rápidamente —Velas, tumbas falsas. Quedará perfecto.— Le dedicó una suave sonrisa después de tanto gritarle.
—¿Qué harás mañana?..— Tal pregunta confundió a Violet, solo miraba atenta al castaño puesto que los nervios del mayor se podían notar desde una gran distancia. —Con mis hermanas solemos ver películas de terror. Pero pensamos hacerlo cuando todos lleguemos, Lys saldrá con un amigo y Lizzie dará dulces.—
Aquello le pareció tierno a la menor, tal vez saldría con Jean, sería el segundo Halloween de la menor y esperaba poder ayudarla en algo. —Probablemente salga con Jean.— Aclaró y una sonrisa se asomó en sus labios rosas —¿Por qué la pregunta?—.
Aquello fue la oportunidad perfecta para Pietro, el chico simplemente relamió sus labios mientras sus ojos se encontraron posados con los de aquella chica que comenzaba a causarle tantas emociones en un momento —¿Puedo acompañarlas? Será divertido, deseaba pedirte una cita...— Pietro se asustó al oír esas palabras salir de sus labios —¡No una cita! Es decir, si saldría contigo si quisieras, no es que no quiera, me agrada estar contigo, nunca me había sentido así con nadie. Pero saldrás con Jean a pedir dulces entonces tal vez no sea una cita, no tiene que ser una cita si no deseas solo...— La suave risa de la chica le hizo mantener silencio.
—Claro. ¿Por qué no?
Y aquellas breves palabras, solo causaron una gran emoción en el mayor Williams, quien solo asintió mientras miraba embobado a la chica.
—¿Por favor?..— Michael se encontraba mirando fijamente a su madre —Te juro que no haré nada malo, solo iré a pedir dulces.— Constance apoyaba el rostro entre sus manos.
Negó rápidamente —No puedes salir, Michael.— Comentó pero, al ver aquellos ojos del pequeño lo pensó por varios segundos.
¿En qué afectaría que saliera una noche?
Solo pediría dulces ¿no es así?..
Bufó suavemente, enfadada con ella misma —Solo mañana, querido. ¡Oh! Y tu verás como disfrazarte, sin acercarte a los vecinos. Fin de la historia.— Aquello no logró causar una mayor felicidad en el pequeño Langdon, abrazó suavemente a la mujer mayor.
—¡Muchísimas gracias!— Fue rápidamente a su habitación, emocionado por todos sus planes para el día siguiente.
Mientras que Constance, temía a que el día llegase.
Luego de tanto movimiento, debido a la pareja recién llegada que ayudaba a Elizabeth a decorar el lugar, la psicóloga comenzó a cocinar lo que menos le costaba: Panqueques.
Tal vez no cocinaba igual de bien que su hermano, pero le agradaba hacerlo.
Mientras pensaba en aquello, el hombre llegó al lugar. Sin siquiera decirle comenzó a ayudarle en la coci a, algo que solía hacer cada vez que se encontraban allí.
—Dime, querida Lizzie.— Cuestionó mientras que ayudaba a preparar la masa —¿Qué cocinaremos hoy?— Alzó su ceja, haciendo reír a su hermana.
—Panqueques, un lindo aperitivo ¿no crees?— Comenzaron a reír, quien soltó aquellas palabras ahora se encontraba en completo silencio, Pietro se intrigó ante aquello. —Últimamente estás más feliz, emocionado.— Comentó, aquello hizo que el que se encontraba intrigado mirase de inmediato a su hermana —Estás enamorado.— Finalizó, segura de lo que decía, Pietro no pudo evitar soltar una carcajada.
—¿Yo?— Cuestionó entre risas a la par en que se apuntó a si mismo con el pulgar. —¿Enamorado de Violet?— Volvió a preguntar, como si fuera lo menos creíble del mundo. —Pf...Claro que no.— Negó suavemente con una sonrisa encantadora.
Elizabeth carcajeó puesto que tales palabras, cuales el mismo chico ni notó haber pronunciado, fueron las que le hicieron notar que estaba en lo correcto. Simplemente miró fijamente la masa mientras seguía revolviendo. —En ningún momento nombré a Vi.— La expresión del chico cambió completamente al oír eso, se había delatado a si mismo.
Miró a otra dirección, mientras rascaba su brazo, estaba lleno de nervios. A su mente solo venía aquella chica, su sonrisa, su cabello, sus ojos...Solo Violet aparecía en su cabeza luego de notar lo que dijo.
—Oh.— Soltó sin más, atrapó su rostro entre sus manos. Avergonzado por como se había delatado.
Su hermana no hacía más que reír, se encontraba feliz debido a que sus hermanos finalmente estaban siendo felices, ella nunca buscó realmente alguna relación romantica, por lo cual le bastaba ver como sus hermanos estaban teniendo interacciones románticas.
Elizabeth estaba feliz por ellos, pero después de todo estaba preocupada. Pietro era unos años mayor que Violet, eso complicaría todo.
Y por otro lado, aún no confiaba en Tate para su hermana menor, ella ya había vivido acontecimientos que le dejaron grandes vacíos, le alegraba que Tate le ayudara con ello, pero la revelación que Jean le hizo le causó una gran desconfianza, más debido a las sesiones que tenía con el nombrado.
—Solo ten cuidado, ¿sí, Drew?— El nombrado la miró confundido —Realmente me alegra que Vi te haga feliz es una gran chica. Lo admito.— Dejó de batir la mezcla para luego apoyar sus brazos en la mesa. —Sé que la tratarás increíble. Pero... Eres mayor que ella.— Le apuntó con el mezclador. —Violet tiene la edad de Alissa, solo...— Mordió su labio suavemente, buscando las palabras —Conoces bien a Vivien pero a saber que hará su padre si se enterase. No sabemos como es él, ni como reaccionará.
Aquello hizo que Pietro abriera sus ojos como si hubiese visto un fantasma —Mierda.— Soltó sin más.
La chica bajaba las escaleras, se dirigía al sótano.
Suaves pasos sonaban a medida en que bajaba cada escalón. Al finalmente llegar al lugar buscó al chico con la mirada.
—¿Tate?
En un par de segundos se encontraba allí, asombrado al oír su nombre.
—Violet...
Ambos se miraban atentamente, había tanta historia entre ellos, historia que a medida del tiempo ambos dejaron ir. Especialmente desde la llegada de aquella familia.
La chica miraba fijamente al de cabellera rubia, quien esperaba que las palabras salieran de la chica, pero fue el primero en hablar. —Vi, yo...Lo siento mucho, todo, nunca quise hacerte daño, te pro-...— No logró finalizar.
Negó suavemente mientras que le miró tranquila —Lo sé, pero no te vengo a hablar sobre eso.— Aquello le confundió. Entendía que ninguno tenía aquellos sentimientos, pero ¿a qué fue a platicarle entonces? Si no se habían comunicado ya desde hace más de 13 años.
—Debemos decirles la verdad.— El chico se quedó estático ante tales palabras —No merecen esto, y lo sabes.—
Llevó su dedo pulgar a la boca por lo cual comenzó a morder su uña, aquellas palabras eran lo que temía escuchar. —Están mejor sin saberlo.
—Se enterarán tarde o temprano, Tate. Y lo sabes.— Se cruzó de brazos, ambos temían hacerlo pero era algo que debían de dar a la luz.
Los ojos oscuros del chico se fijaron en ella, negando. —Pues que sea tarde, ¡el maldito gato ya les advirtió varias veces!— Exclamó, como si los hermanos pudiesen entender al pequeño felino. —Solo una semana más, Vi.— Su lado más frágil solía salir con aquella chica, luego de todo lo vivido no tenía nada que ocultar.
Violet soltó un suspiro, lo entendía perfectamente después de todo.
Pese a ya no sentir, a ya no existir en el mundo humano como tal: tenían sentimientos por aquellos hermanos. Pero aquello solo les causaría problemas a tales personas, no merecían vivir -si es que así se le puede llamar- como ellos.
—Está bien.— Asintió mientras que miraba hacia la puerta, por alguna razón igualmente temía que aquel día llegase.
Llegó a un punto en que todos temían que tal día llegara, todos les tomaron cariño a los hermanos Williams.
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