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3

Ya había pasado aproximadamente una semana y media desde la llegada de los hermanos Williams, el mudarse fue la única dificultad pues en tan poco tiempo ya se habían acostumbrado a su nuevo hogar.

—¿Cómo te ha ido en la escuela?—Su amiga preguntaba mientras que buscaba entre los estantes de la rubia.

Una carcajada salió de sus labios —Terrible. Bueno, no me va mal en las clases pero están estos chicos...— Bufó mientras que levantaba su cuerpo de la cama. —¡Apenas llevo una semana allí y ya me odian!— Carcajeó.

Violet negó suavemente —Te entiendo, no les haces nada y ya te tienen en su punto de mira para joderte la vida.— una sonrisa sin mostrar la dentadura fue lo que apareció en la chica a la par en que cerraba el libro que leía.

—¿Tú en que escuela estudias? Sería increíble que estuvieramos juntas, no tendría que aguantar a todos esos idiotas.— Cuestionó con cierta intriga al tiempo en que acariciaba al pequeño gato que se encontraba en el suelo. Este estaba tranquilo pero miraba atentamente a Violet.

Al oír aquella pregunta soltó un suspiro —Me suspendieron de Westfield así que estudió en casa, supongo que es mejor ya que tengo más tiempo para venir aquí contigo y divertirnos.— Le miró con cierta suavidad.

—Oh, hablando de eso, Vi...— Acomodó su cabello —Tenía planeado invitarte uno de estos días para que te quedes a dormir. Suena estúpido, ya no somos niñas pequeñas pero-....—.

—¿Cómo una noche de chicas?— Alissa asintió suavemente ante aquella pregunta. —Me encantaría, nunca hice algo así.— Cierta emoción se oía en la voz de su amiga, por alguna razón aquella pregunta le emocionó y causó nostalgia.

La puerta fue golpeada suavemente para luego ser abierta por la dueña de la habitación —¿Sabes dónde quedó mi celular?...— La sonrisa de Pietro irradiaba nervios, siempre perdía sus cosas.

Alissa soltó una carcajada y negó, volteó suavamente su cabeza para ver a Violet, quien miraba atentamente al hermano de su amiga. —¿Has visto el celular de Pietro?—.

—Vi un celular en la cocina hace un rato, tal vez era el de él.

El hombre juntó las palmas de sus manos —¡Muchísimas gracias, Violet! Eres mi salvadora.— Aquella sonrisa ahora fue dedicada a la nombrada —¡Las quiero!— Bajó rápidamente, causando a ambas chicas soltar una carcajada.

La mujer agregaba cosas a aquel carrito, la pregunta que le hizo ayer su paciente le causaba nervios.

"¿Sabes cómo se siente que tu padre te abandone?"

Muchos recuerdos volvieron a su mente al volver a pensar en aquella pregunta, aquellos recuerdos que fueron interrumpidos por un joven que se veía algunos años mayor que Elizabeth. —Disculpe, ¿usted es nueva por aquí, no es así?— Tal pregunta la desconcertó, solo se limitó a asentir. —Nunca la había visto, y supe hace unos días que una familia se mudó a la famosa "Murder House"— Le dedicó una sonrisa mientras que sacaba cosas de los estantes.

—Disculpe, ¿"Murder House"? ¿A qué se refiere?— Tales palabras le causaron gran intriga, bien sabía que una pequeña fue asesinada allí pero ¿tan conocido era el caso?

El hombre rasco su barba, mientras que se encogía de hombros —Dicen que varios asesinatos sucedieron allí, nadie tiene claro que sucedió.— Hablaba mientras que miraba con morbosidad a la mujer.

Negó suavemente —¿Varios asesinatos? Tenía claro que fue solo uno.—

—Oh. No, no, guapa.— Carcajeó —Fueron muchos más, si me acompañas a mi casa puedo explicarte cada uno de esos asesinatos...— Se acercó a la de cabellos castaños y rubios.

—¿Es enserio?...No tengo tiempo para esto, es un asqueroso.— Comentó con incomodidad y nauseas mientras que movía el carrito y caminaba lejos del hombre.

—¡Volverás a preguntarme todo! Ya verás...— Lamió sus labios mientras veía como la ojiverde se iba.

Pietro y Moira se encontraban en la cocina, el mayor estaba preocupado debido a que su hermana tardaba en llegar por lo tanto dejó a la pelirroja a cargo mientras el iba al supermercado en que fue Elizabeth para poder ayudarla, tal vez se perdió y no sabía como volver a su humilde morada.

Violet se había ido, ahora se encontraban solo Alissa y Moira en el lugar, la última nombrada estaba colgando las sábanas mientras que la adolescente deambulaba por la casa, al salir al patio prefirió quedarse allí un rato. Deseaba entrar al sótano pero por alguna razón se le fue imposible así que se rindió.

El felino de Alissa se encontraba en sus piernas ya que estaba sentada, acariciaba a Kurt y escuchaba música en sus auriculares, sus cabellos rubios se movían a la par del viento. Algo comenzó a sentirse extraño, abrió sus ojos -cuales había cerrado para concentrarse en la música- y se quitó uno de los auriculares al sentir una mirada en ella.

—¿Qué escuchas?

Eso estaba comenzando a exteañarla, muchos extraños entraban a su casa. Ahora el paciente de su hermana.

Le miró confundida, Kurt escapó de sus piernas y corrió hacia la casa con miedo. —¡Kurt!..— Resopló al ver como el gato se iba —Lizzie no está ahora mismo.— Le habló con seriedad al chico.

Una sonrisa apareció en los labios del rubio —Soy Tate.— Se presentó y sentó frente a ella —¿Tu gato se llama Kurt, cómo Kurt Cobain?—

—Exacto.

Miró la camiseta de la chica que vivía allí, era de Nirvana. —¿Cómo te llamas?— Trataba de sacarle algún tema de conversación.

La chica no sabía como reaccionar aquel chico que se encontraba frente a ella le había llamado la atención, lo había visto ya aproximadamente 5 veces durante la semana y cuando la puerta se encontraba abierta completamente o tan solo un poco: Alissa se quedaba escuchando.

—Alissa, Alissa Williams.— Le miró con tranquilidad. —¿Qué haces aquí, Tate?— Cuestionó puesto que su hermana aún no llegaba y por lo que tenía entendio no tendría una sesión hoy.

Se encogió de hombros ante aquella pregunta —Me confundí, pensé que era Jueves.— ¿cómo se podía confundir siquiera? Era sábado.

Ladeo suavemente su cabeza —¿Te gusta Kurt?— Preguntó de pronto, el de ojos oscuros demostró confusión. —Kurt Cobain, mi gato se llama Kurt por él. Me preguntaste si era asi.—

—Ah.— Soltó una ligera risa, aquello le causó una sonrisa a la chica —Sí.— Tal vez eso era obvio para Alissa por el estilo de Tate, pero prefirió preguntar.

Rascó su brazo suavemente —¿Gustas pasar?— Se levantó mientras que se cruzaba de brazos, solo notó como Tate asentía ligeramente mientras que, igualmente, se levantaba. Alissa abrió la puerta para dejarle entrar primero, el contrario negó para que la fémina fuese la primera en entrar, solo se encogió de hombros e hizo caso.

—Por cierto, lindo chaleco.— Comentó luego de que Tate entrara y cerrase la puerta, este miró lo que tenía puesto: un chaleco de lineas negras y verdes, solo le dedicó una sonrisa.

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