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Capítulo 04: No nos amamos

— ¡A la mierda! — SeokJin tiró todo lo que se encontraba a la vista con rabia, nunca en su vida había tenido un enojo tan grande, JaeBi lo provocó, él no tenía una paciencia muy buena, pero aún así... No sabía porque se enojaba, no encontraba el porque, tal vez era por qué no lo obedecía a lo que le pedía, o porque ella le negó a querer casarse con él.

Se supone que eso debería ser una buena noticia para el señor Kim. Pero obviamente ella no estaba ahí para obedecer, se iban a casar dentro de dos meses y dentro de un año ese infierno se acabaría tan pronto como para huir con la mujer de su vida, casarse con ella, y tener el montón de hijos que se pudiera.

Pero esto apenas comenzaba y ya aparentaba que había pasado años. De repente tocan a la puerta, SeokJin apoyó sus manos sobre el tocador que había comprado a su futura esposa, pero ella no lo usaba.

— No quiero ver a nadie — Cerró los ojos y dió un fuerte suspiro. La puerta se abre.

— ¿Señor, se encuentra bien? — La mucama más grande preguntó preocupada. El joven sin tomar en cuenta si las mucamas escuchaban o no, con su rabia tiró todo, haciendo un desastre, vidrios por aquí y por allá. De hecho le importaba una mierda, estaba cansado y no quería lidiar con nadie ahora mismo.

— Limpiaré esto ahora mismo — La mucama hizo ruido con sus pies sobre los vidrios rotos para salir de la habitación.

— ¡Te e dicho que no quiero ver a nadie! ¡¿Que mierda no entiendes?! — Ésta lo observó con miedo, todas sus empleadas le tenían terror al señor Kim, la miró con ojos de demonio, y sin dudar, la mucama salió dando un portazo.

El joven volvió a su postura, echó la cabeza hacia atrás y dió un fuerte suspiro, salió de la habitación y fue directo a su oficina, sin pensarlo caminó con desgana a su mini bar donde abrió el vodka y bebió de éste para así calmar su humor de mil demonios.

— Me la pasé muy bien contigo — Dijo la castaña con una sonrisa de tonta al ver a su enamorado.

— ¿Qué quieres decir con que te la pasaste muy bien? — Preguntó tomándola de la mano, al ver que ella dió unos pasos hacia atrás.

— Que me tengo que ir — Acarició su mano suavemente, sintiendo su calor mezclado con el de ella, no podía creer que estuviera así con él.

— No quiero que te vayas aún — Chilló el pelinegro, mostrando su sonrisa tierna de conejo, sus ojos al instante se encogieron.

— Lo sé, me encantó estar contigo, pero mis padres me esperan — Si, mentir no era la solución cuando estás conociendo a una persona. Pero ya habían pasado horas y SeokJin debe estar enojado, su pelea terminó mal y no debió de ser así.

— Entonces te acompañaré, diré a tus padres que fue mi culpa. Y encima ya es bastante noche — Dijo mirando al cielo oscuro cubierto de estrellas, hoy sí que habían aparecido muchas.

— No, no te preocupes, pediré un taxi, debes estar cansado, JungKook — Él suspiró.

— Estoy cansado, pero eso no es excusa para acompañarte — Pero ella seguía insistiendo, no debe ver a SeokJin sabiendo que ya había contado sobre su vida al chico más guapo y que sin pensarlo había dicho que era hija única. No serviría de nada decir que SeokJin es su hermano.

— Estoy bien, sólo acompáñame a tomar el taxi ¿Si? — Ella lo miró esperando con los dedos cruzados que dijera que si.

— Está bien, iremos despacio, ¿Vale? — Ella asiente. Fueron hacia la parada, dónde se sentaron y empezaron a charlar esperando un taxi, la joven se sentía muy cómoda estando con JungKook, él la hacía sentir tan bien, que verle sonreír le revoloteaba el corazón.

Llegó la hora de su partida, con felicidad lo observó, él le dió un beso tierno en la mejilla que duró unos largos segundos, fue lo mejor que le pudo pasar en todo el día, hasta que entró en el taxi. Siendo unas personas realmente cursis, se despidieron agitando las manos al aire hasta que el taxi dobló en una esquina. Demasiado cursi.

En cuanto la joven llegó, la casa enorme estaba vacía, sus empleadas al parecer se fueron a dormir, ella sonrió como tonta al recordar el día que tuvo con JungKook mientras su espalda tocaba la madera crujiente de la puerta. Dió un pequeño brinco en cuanto vió que una de las mucamas se acercaba a ella cansada. Su día fue pesado hoy.

— Señorita, al fin llega — Bi al fin se da cuenta que era la mucama más joven, ella hablaba muy claro y bajo.

—Si, ¿Porqué está todo así? Da un poco de miedo — La mucama se acercó aún más a ella, parecía que si la escuchaban hablar, le iban a dar un castigo realmente duro, pero aún así no se detuvo a declarar.

— Señorita, su habitación está preparada — ¿Preparada? ¿Que SeokJin no había acordado que no la quería en otra habitación?.

—¿De qué hablas? — Bi frunció el ceño ante esto.

— No es recomendable que esté con el Señor Kim — Susurró, y miró hacia las escaleras con la esperanza de que no se encontrará con el inesperado.

— No entiendo — La joven aún así seguía confundida, a este paso su frente se le arrugaría.

— Después de su discusión en la habitación, él se tomó hasta la última gota de alcohol, se empezó a comportar agresivo con todas nosotras, él se quedó dormido en su oficina, y la habitación está llena de vidrios rotos, así que aprovechamos para llevarla a otra habitación — Al terminar su declaración, miró hacia arriba, y lamió sus labios nerviosa.

— ¿Porqué se comportó así con ustedes? — Y en eso un portazo se escuchó arriba, la mucama al escuchar eso no tardó en quitarle el bolso a Bi para llevarlo a su nueva habitación, la que tanto pedía.

La joven sin nada que hacer se quedó parada ahí, esperando la llegada del demonio, se quedó helada, parecía una película de terror, un viento frío sopló en su espalda. Al observar sobre las escaleras, nadie apareció, tal vez el viento sopló la puerta y es por eso que sonó. Ella caminó por el pasillo pero...

— ¿Dónde estabas? — Detuvo el paso al escuchar esa odiosa voz. Lo observó, él iba bajando las escaleras con torpeza, estaba hecho un desastre y con esos detalles, la joven se dió cuenta que todo estaba mal, pero aún así no sabía la razón.

— ¿Y eso que te importa? — El señor Kim ya había bajado las escaleras por completo, por lo que ya se encontraba a la altura de la joven Bi, verlo en ese aspecto mientras echaba humo por las orejas, le daba un poco de miedo. Al tenerlo a pocos centímetros de ella, se percató que llevaba una botella de alcohol en una de sus manos.

— ¿Que me importa? ¡Vas a casarte conmigo en dos meses! Sé que te estás revolcando con otra persona y eso no está permiti...— Él recibió una bofetada de parte de JaeBi, lo que le había declarado la había hecho enfurecer en tan pocos segundos.

— ¡Eso no te incumbe a ti! Tu y yo nos vamos a casar por compromiso, no porque realmente nos amamos, ¿Cómo sé que tú no te estás viendo con alguien? ¡Ah, claro! Esas juntas de trabajo que duran más de tres horas. Descansa, cariño, mañana será un largo día — Dijo la joven con ironía para salir de ahí y dirigirse a su nueva habitación. El señor Kim se había ofendido por qué lo haya dejado solo, ella era la única persona que no lo veía con temor en sus ojos, a pesar de que verlo bajar las escaleras hecho un desastre, le había provocado una pizca de miedo.

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