Jae Bi no decía nada durante el trayecto hacia a la casa de SeokJin, él era mucho mayor que ella, y se veía una persona acaudalada, todavía recuerda las palabras de sus padres mucho antes de que se fuera de esa casa.

— Es Kim SeokJin, él se hará a cargo de ti, a partir de ahora — Dijo su padre. Quería llorar, no podía hacer nada, de un día para otro ya se iba a casar con un desconocido, sin olvidarse que le arruinó sus planes de por vida.

— Mucho gusto, Jae Bi — Hace reverencia. Ella sólo lo mira con desprecio, todo se iba al carajo.

— Lástima que yo no diga lo mismo... — Sus padres la miraron mal ante su comportamiento con el joven Seok Jin.

— ¡Jae Bi! — Su madre la agarró del brazo llevándola a otra habitación.

— ¿Quién te crees para hablarle así? — Esta le preguntó refunfuñona.

— ¡Yo ni siquiera le conozco! — Le grita.

— No me andes gritando jovencita, te recuerdo que soy tu madre... — La joven ríe ante lo que dijo ésta, por lo que la miró mucho más enojada.

— ¿Ahora eres mi madre? No me hagas tonta, sé que te follas al tío Jun — Jae Bi recibió una bofetada de parte de su madre, mirándola con desprecio. Ella sólo se tocó calmando el dolor.

— Golpéame las veces que quieras, la verdad nunca va a desaparecer — La joven se fue caminando con la decisión de que se iba definitivamente de la casa, agarró sus maletas y miró a Seok Jin con la espera de que se fueran rápido. Éste la miró y rápido le tomó la mano a su padre para despedirse, que quedó confundido ante la escena de su hija.

— Nos vemos luego Dong-Yul...

— Si, hasta luego hija — La miró con tal de que le diera una respuesta, pero está no le dijo ni mu.

Estaban en el auto, con un silencio que no podían romper, porque no se conocían, ese silencio incómodo que te dan ganas de matarte de una vez por todas. Después de unos minutos de trayecto, llegaron a la casa del tal señor Kim, que tenía pinta de una casa moderna, grande, y con un jardín del doble de la casa. El señor Kim abrió las grandes puertas para entrar al jardín y al llegar a la estancia, estaciona el auto frente a la puerta y a una fuente de agua. La casa estaba preciosa sin duda, unas cuatro mucamas salieron rápido de la casa, parecía que este hombre tenía todo controlado por aquí, ellas ayudaron a bajar las maletas, aunque la joven no estaba acostumbrada a que lleven sus cosas, ella podía hacerlo por su propia voluntad.

— Yo puedo llevarlas, gracias... — Dijo la joven agarrando una de sus maletas ya viendo a las mucamas caminando hacia la cajuela.

— Señorita Kim, podemos llevarla nosotras, para eso estamos — La mucama más grande insistió, quedó estupefacta al escuchar como la llamaron "Señorita Kim" esto ya estaba planeado obviamente, pero se sentía muy rara, a su corta edad ya se iba a casar con alguien que no ama, un total desconocido.

El señor Kim desapareció, ya no lo vio desde que llegaron a la casa, un hombre con traje se metió dentro del coche para llevarlo, tal vez al estacionamiento, ella y las mucamas subieron muchas escaleras, que está cuando terminó de subirlas se cansó, debería acostumbrarse a su nueva vida, subir las escaleras y bajarlas todos los días, quién sabe como logró subir tan rápido el señor Kim, la costumbre. En cuanto se adentraron a la casa, no podían faltar los adornos que parecían de una casa antigua, parecía la casa de sus abuelos, pero sobre todo olía delicioso, a comida.

— Señorita, acompáñeme, por acá está la habitación del señor Kim... — Bi, sin dudar de lo que va a preguntar, solo lo hace.

— ¿No tienes una habitación sólo para mí? — La mucama iba a subir las escaleras pero se detuvo cuando escuchó a la joven preguntándole eso.

— El señor Kim se enojará si usted no duerme en su habitación — La joven se acerca a la mucama.

— Yo puedo hablar con él, a parte aún no estamos casados, ¿Dónde está? — La señora grande miró hacia arriba.

— Él está en su oficina, pero no le gusta que lo molesten cuando está trabajando, creo que será cuando estén comiendo, que será dentro de poco — Jae Bi asiente con la cabeza, realmente comenzaba a sentirse como en su casa, cuando ella quería hablar de algo importante con su padre, no podía porque estaba trabajando.

— Por cierto, ¿Cuál es tu nombre? — La mucama sonrió.

— Me llamo Eliza — Jae Bi sonrió.

— ¿Puedo llamarte así? — Eliza asiente con la cabeza, con su sonrisa de oreja a oreja.

— Entonces yo quiero que me llames Jae Bi, no señorita Kim... eso ya lo veremos después — Ambas sonrieron, podría llevarse bien con ella, al menos con la única persona.

ꕤ

¡Hola! ¿Cómo están? Vengo a decirles que está historia la subiré con la condición de si tiene por lo menos un poco de apoyo, no necesariamente el mayor, la seguiré subiendo, pero aún así estaría agradecida, sino tendré que cancelarla.
¡Gracias por leer! ¡Adiós!