∞YoonGi∞

Por fin era mi día de salida del hospital, estaba contento, aunque aun no me acostumbraba a mi nueva y letárgica condición física, podía moverme lo suficiente como para llegar a la salida. 

―Yoongi-Ah ¿Cómo te sientes? ―hyung vino a buscarme en su auto, sonreía y caminaba rápido. 

―Mi cuerpo parece no haber sido movido en años ―bromee con gesto perezoso. 

Hyung se rió de mi chiste y envolvió las manijas de la silla de ruedas con sus manos, empujando de esta para transportarme a la salida. 
Fuimos a casa de nuestros padres, los que al verme actuaron como si me hubieran amado toda la vida, no lo entendía, se veían felices, y yo seguía recordando la forma en que sus palabras me habían lastimado antes.

Sabía que había un vacio en mi memoria, ¿Pero porque? ¿Qué era aquel faltante en mi mente? Sin tener ninguna respuesta forcé sonrisas para recibir el repentino afecto del que nunca antes había gozado. 

―Estoy cansado hyung ¿Puedo ir a mi habitación? ―consulte inclinando la cabeza hacia arriba.

Al estar en la silla me sentía el doble de pequeño que antes. 

―Claro Yoonie, dame un momento ― asentí y puse la mira en el celular que hyung me había regalado. 

No sé porque lo hizo, el tampoco quiso decírmelo, simplemente me lo dio diciendo que el anterior estaba roto.
Jin hyung volvió a empujar la silla, esta vez tuvo que cargarme cuando llegamos a las escaleras, repose mi cabeza en su cuello y coloque mi brazo sobre su hombro, después de entrar al cuarto me deposito en la cama, sonrió y se alejo cerrando la puerta.
No es que no pudiera caminar, pero el médico dijo que tardaría en recuperar mi estado muscular normal. 

Estando solo en la habitación me detuve a estudiar cada detalle, no había nada en ella que se me hubiera olvidado, sin embargo, el portarretratos vació capto mi atención ¿Por qué no tenía una foto? Dejaba una sensación extraña en mi, di un largo suspiro, agobiado, cerré los ojos e intente conciliar a Morfeo. 

[…]

Una semana después de recibir el alta comencé la rehabilitación, tenía que ir martes, miércoles y jueves, mi fisioterapeuta era una señora muy agradable y parlanchina llamada Misu, ella me hacía reír mucho, el segundo día de la fisioterapia me hizo hacer tres ejercicios, después de terminar el segundo salió de la sala y volvió a entrar con mi snack favorito y un jugo de fresa, diciendo que un muchacho alto las había traído para mi, por la descripción pensé que se trataba de mi hyung, pero cuando salí del salón vi a un chico alto, de espaldas, caminando en la dirección contraria y juro que me resulto muy familiar, su forma de vestir, de andar, algo me decía que ya lo había visto antes.