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Se esconde, se esconde
En la profunda niebla
Una voz que hace enloquecer
No dudes, no dudes
Y en las entrañas de este
Interminable bosque adéntrate
De prisa, de prisa
Si no te apuras te arrepentirás
De perder la ocasión
No dudes, no dudes
Acércate sin miedo
Que se acerca ya la diversión

☆+｡trick or treat｡+ ☆
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«AU»

— Oficialmente me perdí.

Lo único que resonó en aquel bosque era su propia voz. Los pasos de Aleya hacían crujir las ramas y hojas secas del suelo. No es que soplara el viento, solo que la temperatura en ese lugar era muy baja, ni siquiera el largo tiempo que llevaba caminando podía hacer que entrara un poco en calor.

¿Que es lo que hacia en esa situación?

Resulta que ella antes vivía ahí, no exactamente en ese mismo lugar, sino uno cerca, ahora mismo buscaba la casa que solía habitar pero sin querer termino perdida en el bosque. Conforme paso el tiempo anocheció y ahora su ansia por encontrar su antiguo hogar aumento exponencialmente.

¿Porque se sentía vigilada?

Puede que solo sea su imaginación por el mismo ambiente del bosque pero desde que el lugar se puso más y más oscuro, también sintió como una mirada se fijaba en su núca siguiendo cada uno de sus pasos.

(Joder, me duelen los pies, tengo sueño y no sé dónde putas estoy).

Con eso en mente, se sentó en uno de los varios árboles cercanos tomando todo lo anterior como su simple paranoia.

O eso penso.

— Nee~ Jade, no me digas que es~

— Si, Floyd, lo es.

Esas canturreantes voces la hicieron abrir los ojos.

— ¡Alawalapope!.

Al ver a esos dos justo frente a ella dió un pequeño salto aún en su lugar, reacción que causó gracia va ambos idénticos.

Nada más habían pasado un par de segundos desde que cerró los ojos:

¿Cómo es que llegaron tan rápido hasta ahí?

— ¿Te asustamos?

Hablo el que tenía una expresión más tranquila.

— Una disculpa.

— ¡Jaja! ¡Mira Jade! Sharkale no a cambiado nada~ ¿Uh? ¿Porque nos mira así?

— Calma Floyd, no te molestes, solo dale su tiempo, parece que está un poco atónita por vernos. ¿Te encuentras bien?

— Ah... Si, creo pero aquí las preguntas las hago yo ¿Quienes son ustedes?

— Jo~ eso fue cruel Sharkale ¿Tan rápido nos olvidaste? Soy Floyd tontita.

— Nuevamente pido disculpas.

Comento Interrumpiendo el más calmado.

— Como ya lo dijo, el es Floyd, y en cuanto a mi, soy Jade, Jade y Floyd Leech, nosotros jugábamos contigo cuando eras pequeña, e incluso ahora, estuvimos esperando por ti.

De manera educada, puso su mano en su pecho antes de terminar de hablar. Un leve "y te tardaste mucho" por parte del otro hermano le acompaño.

— Mmmm~ no saben cómo me suenan esos nombres.

Aleya por otra parte, parecia no recordar nada sobre ellos, lo cual les molestó. Floyd si que mosto su desagrado con una mueca y chistando la lengua. En cuanto a Jade seguía sereno pero ahora no sonreía como lo hacía antes.

— Me gustaría seguir está conversación pero preferiría que sea en un sitio más cómodo ¿Será que quieres volver a tu antigua casa?

Dió justo en el clavo para Aleya quién asintio varias veces como niña pequeña; para el agrado y posterior sonrisa de los chicos.

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Una fragancia acanelada
Te comenzara a invadir
Y el fingir estar en soledad
Tu miel en hiel transformara
La amargura debes olvidar
Y con dulzura delirar
Los muros de este sueño sin final
Te cuidaran si duermes
La ilusión hipnótica
Tarde o temprano te ahogara
Pero no es algo divertido
Si ojos vendados no estas
Donde camines ten cuidado
por que mis manos te van a rozar
Hasta lograr que ya pronuncies
Que tu cuerpo me darás

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Conforme caminaban Aleya poco a poco reconocía más el lugar ¡Aquí es donde vivía!

No paso mucho tiempo hasta que diviso esa casa en la que vivía.

Al pasar, estaba estaba perfectamente limpia, tal y como recoradaba, su mirada pasaba de lado a lado en el lugar: estaba exactamente igual.

— ¿Gustas un té?

Jade la saco de sus pensamientos.

— Ah, si ¿Porque no?

Ella dió una respuesta simple

En tiempo récord, volvió con la raza de té mientras que su hermano llevaba consigo un plato con galletas. Aleya dejo de curiosear en su propia casa y tomo asiento.

Ella les pregunto sobre su niñez, por alguna razón no los recordaba en absoluto pero la forma tan fluida y sin titubear con la que contaban las anécdotas la hacían dudar mucho ¿Que paso para que olvidará a tan grandes amigos?

Estaba entretenida, ambos eran carismáticos y ella siendo tan extrovertida no le tomo mucho agarrar confianza. Paso un buen rato, bebió tres tazas de aquel té. No sabía si era por su cansancio anterior o por el mismo efecto del te caliente o solo por las historias a las que ella tantas vueltas les daba en su cabeza, pero sentía muy adormecida.

— Si Sharkale tiene sueño, que valla a su habitación.

Canturreo Floyd quitándole con cuidado la taza de las manos de Aleya.

— See... Buena idea.

Le peso más su cansancio por lo que no alcanzo a escuchar si dijeron algo más, tampoco les pregunto por dónde ir, después de todo ya conocía el caminó.

Entro a su habitación, y, como era de esperarse, estaba exactamente igual, nada había cambiado ni un poco, ni siquiera una mota de polvo. No le prestó atención y únicamente se recostó en la cama.

P...ce ..u... e... s....ro ...u...no

S...o ...y q... e...ar ....ra

¿Voces?

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Oculta de dudas
Durante un tiempo
Se hizo insospechable
La única verdad
Fueron mudas citas
Donde el pecado
Tan bajo cayo que
Amor se hizo llamar
La luz fue vista
Por unos ojos traicioneros
Prófugos de oscuridad
Ni en sombras presentía
Cuan peligrosamente
Se esta acercando a su final
Mi chico malo
¿Cómo es que te has
llegado a despertar?
Si ya la venda en tus ojos no esta
Los nuestros vamos a vendar
Muéstranos tu hermosa sonrisa
No nos vuelvas a preocupar
Deslúmbranos con tu piel otra vez
Regresa al escenario. . .

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Soño algo que al despertar le puso la piel de gallina.

Era ella en el jardín de esa casa, aún era una niña por lo que se encontraba jugando, pero, aquello con lo que jugaba era lo que la aterró.

Eran dos muñecos de trapo con apariencia muy similares a esos dos chicos que antes la habían guidado de vuelta a esa casa. Si, los muñecos eran Jade y Floyd.

De alguna forma estos habían cobrado vida. Cuando fue consiente de esto trato de abrir los ojos pero solo se tomó con oscuridad. Llevo sus manos hasta su cara dándose cuenta que tenía los ojos vendados.

— Hola Sharkale~ porfin despertaste.

La alegre voz de Floyd solo avivó sus nervios.

— ¿Que pasa? ¿Porque estás temblando así?

La voz de Jade también se unió.

—¿Porque esa cara? ¡Tienes que sonreír como lo hacías aquellas veces que jugabas con nosotros!.

Nuevamente hablo Floyd e hizo que Aleya sonriera a la fuerza tomando sus mejillas.

—¡U-ustedes... ¡Son, mis muñecos!

Por lo dicho, los hermanos se vieron mutuamente serios.

Aleya apostó todo a qué podría aprovechar esa oportunidad para salir de ahí, y corrió quitándose la venda de los ojos. Los pasillos eran infinitos, parecía que nunca iban a acabar, cuando por fin llego a la puerta, giro la perilla una y otra vez pero estaba cerrada.

Nuevamente sintió como la miraban desde atrás, por lo que volteó lentamente topandose con los gemelos.

—¿Que intentas hacer mala niña?, ¡Tu nos abandonaste!

Le reprochó Jade por primera vez alzando la voz.

—¡Nos tiraste como trapos a la basura!, Ahora, Sufrirás igual como nosotros sufrimos.

En un tono más malisioso, Floyd continuo hablando. A lo que su hermano asintio con la misma idea en mente. Aleya no tenía escapatoria, fuera a dónde fuera.

Allí, debajo de aquel árbol, recargada en el viejo tronco de éste, ser contraba una chica de lilas cabellos, sobre su regazo, dos muñecos casi idénticos como si fueran el reflejo del otro, de la misma manera, uno tenía manchada la mano izquierda y otro la mano derecha, pero ¿Que era eso que manchada la ropa de la chica justo en el pecho al igual que las manos de los muñecos?

Era una mañana fría, el viento movía ligeramente sus cabellos y ese era todo el movimiento que había en la inmóvil chica.

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¿Por qué tiembla así
tu cuerpo y tu mirada
se perdió otra vez?
Dime si tú te atreverías
De mi leche tibia beber
Ven aquí dentro que
Este cuarto esta muy
Caliente a más no poder
Lo que aguardan tus bolsillos
Para tu fianza bastara
Dame la dicha de tenerte
Ahora mismo sin poder huir
No tienes otra alternativa
Es cosa de vivir o morir
La empalagosa miel que emana
Bebe y haz que corra por tu ser
Dame el permiso de tenerte
Sin poder huir
Dame el placer

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