Capítulo 17
Despertar después de un buen sexo de toda la noche y entre los brazos de una persona especial, se hizo el pasatiempo favorito de Kai como el de Yeonjun.
Pero en este caso, el primero en abrir los ojos fue el pelinegro, que ya estaba hace veinte minutos acariciando la mejilla blanquísima de quien lo abrazaba por la cintura, embelesándose por lo hermoso que era el menor y por los mismos ronroneos que soltaba gracias a las caricias.
Recordó el acalorado momento que tuvieron ayer, casi desconociéndose así mismo, ni siquiera estaban en celo, pero a su mente llego la edad de Yeonjun y las hormonas descontroladas que tenia, aún así seguía siendo amoroso como posesivo mientras lo hacían, no tenia ninguna queja de por medio que mostrar.
Soltó una risa por eso, risa que logro despertar al Alfa que ahora se encontraba removiendose en el lugar no llegando a despegar sus fuertes brazos de la cintura del Omega.
-Buenos días, Junnie. -saludo el pelinegro, agarrando por las mejillas la carita fruncida del mencionado para besuquearlo por todas partes. -Aun estamos a tiempo, ¿quieres que te prepare el desayuno para ir a la escuelita? -hablo con dulzura.
Obviamente que Yeonjun demostró su enojo al escuchar a donde debia ir, por lo que hizo un sonido de berrinche, junto a una expresión super adorable, que hizo derretir el corazón del mayor de tan solo verlo, por lo que beso una vez más su naricita para luego frotarla con la suya.
-Tienes que prepararte para ir al instituto, Junnie. -volvió a avisarle, muriendo de ternura cuando los ojitos verdes al fin se dejaron ver.
-No quiero ir. -hablo en un tono de niño malcriado que estaba a punto de llorar, por lo que se aferro con mayor fuerza al cuerpo fino a su lado y oculto su carita en aquel cuello, aspirando el aroma del Omega.
-Pero tienes que ir. -lo siguió molestando, no apartándolo de su cuerpo, claro. -Tus padres se enojaran cuando sepan que no hago nada para evitar tus berrinches y entonces tendremos problemas. -hablo con el mismo tono haciendo un puchero que fue visto por el menor que sonrió.
-¿Ya te dije que tus pucheros son hermosos, Hyung?
-No me cambies de tema, jovencito. - le advirtió con un tono enojado que fácilmente fue borrado cuando ambos se miraron con la misma intensidad hasta empezar a reír por las expresiones contrarias.
Ambos se colocaron en una posición de costado, donde sus rostros estaban completamente cerca y se podían admirar tranquilamente.
Los latidos de ambos corazones cada día eran más fuertes y ni hablar de sus lobos, que siempre rascuñaban con querer salir para tomar a su pareja, porque si, sus lobos ya tenían en mente que la persona que tenían delante suyo era de su propiedad, suyo, de nadie más.
Pero claro, su parte humana quería llevar las cosas con cuidado, aún que a veces hagan excepciones como las de ayer, pero siempre charlaban de más durante las tardes para entender o escuchar al otro, algo que les salía muy bien.
Y claro, las horas de cariñitos siempre eran constante, como la de ahora.
A Yeonjun le encantaba contornear la cintura o las facciones perfectas del Omega, mientras que a Kai le encantaba acariciar las orejas o el pelo del Alfa, todo mediante ronroneos y pequeñas miradas de adoración hacia la otra persona.
-¿Quieres hacer algo más tarde? - pregunto el Alfa, mirando cada detalle del bello rostro delante suyo, cada lunarcito, cada rinconcito, todo eso le hacia latir el corazón.
-¿Algo cómo qué? -se acerco al rostro de Yeonjun, riendo cuando sus narices volvieron a chocarse, sin necesidad de moverse cuando eso ocurrió.
-¡Yo igual! -sonrió con entusiasmo, encerrando entre las palmas de sus manos la carita hermosa de su Hyung. -Las faldas te quedan preciosas. -miro con ojitos brillosos lo sonrojado que se llegaba a poner Hueningkai con sus palabras.
-S-Si... bueno... Mmm. -se rasco la nuca sin saber que decir, porque de verdad le quedaba bien pero no sabia si admitirlo o seguir cerrado en sus ideas.
Se fijo en la mirada brillante delante suyo y comprendiendo lo que en realidad quería el Alfa, no podía negarse, era extremadamente mucho para su corazón ver esa carita suplicadora, ¿Quién podría rechazar esa carita?
-Si q-quieres puedo ir a bus-buscarte vestido a-así. -con un fuerte tartamudeo notable, dejo salir sus palabras y supo que hizo lo correcto cuando una sonrisa apareció en su campo visual.
Se pondría un vestido si la sonrisa de Yeonjun fuera la recompensa, tampoco es que le disgustara vestir de esa forma, solo que ver su felicidad valía más que cualquier cosa.
-No tienes que hacerlo si no quieres, soy muy caprichoso. -dijo viendo lo mucho que le costo a Hueningkai decir esas palabras.
-¡Pero yo si quiero! -pronuncio apresuradamente, para luego taparse la boca totalmente sonrojado, bajo la risa divertida del menor cuando lo hizo.
-Q-quiero decir, no me molesta...
-Mi Hyung me consiente mucho. - formo un puchero mientras deslizaba sus manos por la cintura hasta atraer el cuerpo del contrario a su pecho y quedar más pegados cara a cara. -A este paso me harás muy malcriado...
-Tu también lo haces conmigo. -le recordó soltando una risa.
-Es verdad. -acepto riendo junto a él. -Pídeme lo que quieras y te lo daré, mi pingüinito...
Hueningkai se le quedo viendo a los ojos, esos hermosos ojos que desde la primera vez que los vio le encanto, esas facciones aniñadas como varoniles, todo Yeonjun era perfecto y no había nadie que pudiera negarlo, y si los había, eran unos simples envidiosos de un Alfa de pura sangre que no seguía los estándares adecuados.
Aun así, Yeonjun seguía siendo superior que cualquiera que haya conocido y de los que no conoció también.
Por lo que acuno una de las mejillas blanquísimas con adoración y con su típica sonrisa, que no hacia más que desfallecer al Alfa frente a sus ojos, se acerco un poco hasta pegar la punta de sus labios en un tentador movimiento.
-Bésame. -susurro en contra de los belfos finos.
Con una ultima sonrisa, Yeonjun se encargo de cerrar por completo ese minúsculo espacio que quedaba entre sus labios, abriendo la boca solo para comer al contrario en un movimiento lento que logro profundizar el beso a tan solo comenzarlo.
Amaba sentir como el cuerpo del Omega temblaba y suspiraba por sus besos.
Y es que el solo sentirse, mutuamente, los hacia sentir en las nubes, casi como un alivio que recorre sus cuerpos enteros cuando unen sus bocas, hasta siendo mucho mas satisfactorio como bello que hacer el amor.
La danza lenta que lograban hacer sus bocas, les permitía sentirse cada vez más o seguramente era obra de la Diosa Luna, pero ambos juraban sentir lo que el otro sentía cuando se besaban con detención, adquiriendo el sabor de sus salivas, como entrelazar sus lengua y la combinación de sus aromas.
Felicidad, se sentían tan felices de poder saber que aquel momento nada ni nadie podía cambiarlo, besarse ahora es fabulo, como también lo fue desde un principio.
Armonía, se sentían en sintonía, iban a la par, ninguno dominaba el beso, incluso al ladear las cabeza no hacia falta avisar a que lado se iban a dirigir, sabian que se encontraban en sincronización para profundizar el momento.
Mágico, aun que el sonido de sus chasquidos sea morboso, para ellos sonaba hermoso, volviendo ese momento único entre pequeños gemidos como suspiros, atontados por la persona que estaban besando.
Aire, ahora necesitaban aire y seguramente sea esta parte el momento más trágico de su encuentro, porque debían separarse.
Esta vez un hilo de saliva los separo, el cual fue quitado por Hueningkai quien volvió a acercarse solo para besar con piquitos los labios de Yeonjun y sonreír al final todo embobado.
-Si seguimos besándonos nunca llegaras al instituto. -opino aún con los labios casi pegados a los contrarios.
-Entonces nunca llegaré. -dijo sin importancia, besando delicadamente los belfos en forma de corazón que inevitablemente lo llamaban.
Hueningkai se sonrojo.
-Por alguna razón ahora no quiero regañarte por eso...
-Es porque mis besos son mágicos. - presumió mirándolo con anhelo.
-¿Tan mágicos como tu? -se animo a hablar con el mismo tono coqueto.
-Pues... déjame decirte que no tanto como tú. -amaba cuando le seguía el juego.
-Entonces, ¿somos hechiceros o algo así? -soltó una risa cuando Yeonjun coloco una cara pensativa.
-De hecho, si, te tengo bajo un hechizo, ¿sabes cuál es?
-¿Cuál?
-Uno para que te enamores de mi.
Solo entonces, Hueningkai supo que no había escapatoria, simplemente se encontraba perdidamente encantado por Yeonjun y nada podrá cambiar eso.
・・・
Últimamente los días de Yeonjun eran más felices y eso podían notarlo sus amigos, sus padres, sus profesores, el mismo Hueningkai pero Arin también estaba atenta.
Ver como Yeonjun le hablaba sobre números no podía resultarle menos importante cuando sonreía y se veía super tierno ahora que vestía una falda rosa con buso blanco.
No, claro que no le causaba asco que el Alfa vistiera como se le cantará la gana, le daba más felicidad verlo luchar todos los días y mejor aún, sonreír en cada uno de ellos.
Desconocía la razón de su felicidad, pero podía apostar que fue algo bueno que alegro el corazón del Alfa de pura sangre y ella no podía estar más que contenta por eso.
-¿Entiendes esto, Arin? -la voz de Yeonjun logro sacarla de sus pensamientos y gracias a eso pestaño varias veces confundida por lo que preguntaba el contrario.
-¿S-Si?
-Veo que no. -el pelirosa soltó una risa que paralizo por otro momento a la chica. -Tenemos poco tiempo, ¿Qué dices si lo dejamos para mañana? - miro la hora en su celular, pronto seria la hora de la salida.
-¿N-No podemos ir a tu casa o a la mía? -no sabia de donde saco el valor para preguntarlo, pero sabia que no quería dejar ir al Alfa.
-Mmm. -se quedo pensando dudoso. -Es que llegaron mis padres de viaje y seria incomodo para ti estar con tres Alfas en la misma casa.
-¿Y en la mía?
-No pasa nada, Arin, podemos ver este tema mañana, no te aflijas. -intento tranquilizar a la chica.
Si bien, no quería ir a ninguna casa por temor a que dirán cuando lo vean, pero visitar la casa de la única persona que lo trataba normal a parte de sus amigos y que talvez las cosas salieran mal, definitivamente no quería tomar ese riesgo.
-Oh, entonces... ten. -saco de su bolso unos pastelitos envueltos en una bolsita transparente adornada con un moñito y nuevamente con una notita.
-Gracias, Arin. -agradeció sin dudarlo, la verdad que amaba las cosas dulces y que la chica le regalara cosas en forma de paga por sus lecciones, no era nada malo.
-No es nada, Yeonjun. -sonrió contenta al ver lo entusiasmado que se ponía el Alfa cuando guardo sus pastelitos en su mochila. -¿Entonces, mañana a la misma hora?
-Claro, esto no se termina hasta que aprendas los temas nuevos. -mostro una sonrisa angelical.
Y la verdad que Yeonjun era un ángel, lo era para aquellas personas que lo miraban como un Alfa normal, no como otras que lo veían como un defectuoso, eso era una de las cosas que más odiaba la Omega.
Yeonjun se merecía el cielo y ella era capaz de dárselo, pero era demasiado tímida cuando a penas estaba teniendo tutorías de una materia que le va bien.
Tal vez aún no era el momento, pero le bastaba con cocinarle dulces al Alfa y ver su sonrisa cuando los probaba o cuando los guardaba, también era reconfortante cuando hace semanas aun ni podía mantener una conversación con el.
Sus pensamientos fueron borrados cuando la campana sonó y con un mucho entusiasmo el Alfa empezó a retirarse hacia afuera.
-¡E-Espera!, ¿puedo acompa-...
-¡Nos vemos, Arin!, ¡gracias por los pastelitos! -no llegando a escuchar la propuesta de la chica, salió corriendo de la biblioteca.
Pero Arin esta vez no se iba a dejar vencer por la timidez.
Sin perder el tiempo, la chica agarro sus cosas para guardarlas en su mochila, ahora quería animarse aún que sea acompañar a su amor platónico por las calles en dirección a su casa y poder, aún que sea, seguir hablando.
Tan rápido salió, empezando a empujar a la gente para poder salir y cuando vio la cabellera rosa del Alfa estaba a nada de gritar su nombre, importándole muy poco lo que dijeran los demás, pero su sonrisa se fue borrando cuando vio quien en realidad lo esperaba.
Un chico, un poco más bajo, con tez acanelada, pelo negro y facciones dichas de un Omega, pero no era eso lo único que le llamo la atención, si no la ropa que tenia puesta que juro haberla visto puesta en Yeonjun alguna vez.
Ambos se miraron sonrientes, no importándoles para nada las miradas de las personas que aún salían y justo cuando creía haber visto lo peor, los amigos de Yeonjun se acercaron a saludarlo, al parecer se veían muy cercanos, entonces un pequeño alivio se apodero de la Omega.
Algo que su corazón no quería aceptar, cerrándose con la idea de que ese Omega bonito era solo un amigo del Alfa de pura sangre.
♡
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro