Uno.
Mi nombre es Taehyung, aunque en la etiqueta en uno de los pliegues de mi tela esponjosa dice Tae-Boo. Soy un oso de peluche marrón, fui obsequiado hace mucho tiempo a YoonGi, el humano que me cuida y me mima desde que desperté gracias a sus lágrimas saladas.
Quizás piensen en el por qué un oso hablaría o podría estar escribiendo esto, pero debo decir que, en primer lugar, ni siquiera yo tengo idea. Pero... ¡no soy el único objeto parlanchín!. Está el señor manta a lunares, la señorita almohada, el hoodie verde y la pequeña ballena de porcelana (ella casi no habla). Por más de dos años, he sido un simple oso de peluche que puede ver, pensar y hablar con los demás objetos con vida, pero solo desde la perspectiva que YoonGi hyung nos permita porque no podemos movernos por cuenta propia.
Todo marchaba bien, igual que siempre, YoonGi hyung besó mi frente antes de marcharse a la escuela esa mañana y la casa quedó en silencio, la señora Min solía dormir hasta tarde cuando la semana daba inicio.
Me quedé dormido mientras pensaba en lo tanto que deseaba poder abrazar con fuerza a mi hyung y lo bonito que sería poder decirle lo tanto que lo quiero... Que en el momento en que sentí un tirón en mi pata de peluche pensé en que Holly, el cachorro de la casa, otra vez me arrancaría una parte del cuerpo.
Sin embargo, Holly no estaba allí. La habitación estaba en soledad.
—¡Osito, te estás estirando!
—¡Tae-Boo, que feo te ves!
—¿Qué... Qué te pasa, osito?
Las voces indistintas del Hoodie verde, la señorita almohada y la ballena de porcelana (que se había sorprendido tanto como para formular una frase entera) llegaron a mis oídos, pero yo no las estaba mirando. Por unos minutos todo se volvió oscuro, y para cuando abrí los ojos había ocurrido un milagro, por que yo...
Yo era un humano.
Me quedé casi toda la mañana encerrado en la habitación de YoonGi hyung (de todos modos, él siempre cierra con llave), practiqué caminar de un lado al otro. Me caí un par de veces, si, pero finalmente pude mantener el equilibrio bastante bien.
No supe cuánto tiempo pasó hasta que la cerradura de la puerta se movió (aunque por el sol que entraba por la ventana, no debía ser tan tarde), y no tuve tiempo de reaccionar cuando YoonGi con su uniforme escolar apareció frente a mis ojos.
—¿¡Quien demonios eres tu!?, ¿¡Cómo entraste a mi habitación!? —exclamó feroz, dejando caer su mochila al suelo—. ¿¡Y qué haces desnudo!?.
Le sonreí, realmente emocionado, creí que él no regresaría hasta la tarde como de costumbre. Pero aparentemente, hoy quería almorzar en casa.
En su rostro se reflejaba el enojo que sentía al haberme encontrado parado en medio de su habitación, pero yo realmente quería correr a abrazarlo con fuerza. Tuve el impulso de hacerlo, pero recordé que YoonGi hyung no me conocía entonces.
—Y-yo... Lo puedo explicar. —Tragué saliva, recibiendo un almohadón lanzado con fuerza con el que deduje que él quería que me cubriera un poco—. E-en realidad yo... No recuerdo cómo llegué aquí.
Mentí, por supuesto. ¿Cómo podría decirle que yo...?. De seguro obtendría un golpe.
—¡Debes ser un ladrón! Maldito, ven aquí.
Había visto a YoonGi hyung muchas veces enfadado, pero jamás fue brusco conmigo. De hecho, él me protegía de todos y me mantenía muy limpio, oliendo delicioso con sus perfumes. También, algunas veces, podía subir a su cama y esas noches eran mis favoritas porque él me abrazaba bajo las mantas hasta quedarse dormido. Pero esa vez fue muy diferente: me tomó del brazo con fuerza y me obligó a bajar por las escaleras.
—Hyung, de-despacio. —Pedí en voz bajá, pero sabía que él no me prestaba atención.
No habia pasado mucho desde que tomé forma humana y me tocó aceptar que mis prácticas anteriores no sirvieron tanto, no podia coordinar bien mis pasos por los nervios, por lo que hasta que llegamos al primer piso di algunos tropiezos que fueron detenidos por el cuerpo de YoonGi.
—¿Qué intentabas robar en mi habitacion, ladrón? —Volvió a gritarme, soltandome después de darme un fuerte empujón contra la barandilla de la escalera.
Todavía sostenía el almohadón con una mano para cubrirme, parecía ser que el hecho de que estuviera desnudo era menos importante que creer que fuera un delincuente. Mis ojos estaban... Húmedos, como si los hubiera mojado con agua. No entendía por qué me temblaba el cuerpo, pero lo que pensé jamás sentir, fue querer en ese momento a YoonGi hyung lejos de mí, yo que siempre lo he adorado, solo quería tenerlo a metros de distancia un segundo.
—¿YoonGi, qué estás... Quién...? ¡YoonGi, déjalo, déjalo!
Oh, esa era la adorable señora Min Jingsu quien llegó a mi rescate. Muchas veces había ocurrido así, cuando Holly creía que yo era su hueso para mascar.
—¿¡Por qué debería!?. —Se volteó a mirarla. —¡Es un ladrón, lo llevaré con la policía!
La señora Min se acercó e intentó quitar a su hijo del medio, forcejeando con él hasta lograr que se calmara un poco y se quedara sentado en uno de los sofás del living. Cuando ella volvió sobre sus pasos hacia mí, que estaba parado a los pies de la escalera bastante asustado, me miró directamente a los ojos y se quedó estática unos segundos. Sus pupilas marrones se dilataron y avanzó lentamente.
Con sus calidas manos acunó mis mejillas, dejando algunas caricias con sus dedos pulgares.
—¿Cómo te llamas, pequeño?
—Tae... Taehyung. Creo. N-no puedo recordar.
También ellos solían llamarme Tae-Boo, tal como dice... decía en mi etiqueta. Pero a medida que YoonGi creció, aquel apodo quedó en el olvido.
—¿¡Cómo es posible que tú nombre sea el de mi oso de peluche!?. —Exclamó, más frustrado que molesto.
—P-por que... ¡Yo soy t-tu oso de peluche!.
Oh, vamos. Mi primer día como humano y ya estaba haciendo las cosas mal.
Pobre osito jajajaja le van a dar con la silla en cualquier momento 🤣
© ʏᴏᴏɴɴɪᴇxᴊɪᴍɪɴɪᴇ5
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