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LXVI: LA DIADEMA DE RAVENCLAW

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𝗖𝗔𝗣𝗜𝗧𝗨𝗟𝗢 𝟲𝟲:
𝗟𝗔 𝗗𝗜𝗔𝗗𝗘𝗠𝗔 𝗗𝗘 𝗥𝗔𝗩𝗘𝗡𝗖𝗟𝗔𝗪
...

- ¿están todos aquí? - llegamos Tony y abraza de Queenie. - vienen todos en camino. - detrás suyo, se muestran varios estudiantes.

Hubo gritos entre los estudiantes; algunos de ellos se agarraron a otros, mirando alrededor aterrados en búsqueda de la fuente del sonido. Y es que una voz empezaba asonar. Para todos. Era Voldemort.

Sus esfuerzos son inútiles. No pueden luchar contra mí. No quiero matarlo. Tengo un gran respeto por los profesores de Hogwarts. No quiero derramar sangre mágica. Entreguen me a Harry Potter y serán recompensados.

Cada cabeza se giró, cada persona de la habitación pareció mirar a Harry.

- ¡pues ahí está! Alguien agarre lo. - grita Pansy y varios de la mesa de Slytherin se movieron pero no hicieron nada al final.

Todos nosotros, nos pusimos enfrente de Harry. Mostrándole que si se metían con el, se metían con nosotros. Inclusive Percy lo hizo.

- señorita Párkinson, usted abandonará el Comedor con el señor Filch. - Ella la Mira muy molesta. A McGonagall. - El resto de su Casa puede seguirla.

- espere profesora. - le dije, y ella me mira confundida. - siento que no es el momento de generalizar... no todos los Slytherins son iguales.

- bien, entonces solo a la señorita Párkinson. - Ella termina por decir y se voltea. Mientras solo escuchamos todos a Pansy quejarse, mientras sale del lugar.

Con lentitud las cuatro mesas se vaciaron. Harry se acercó apresurado hacia nosotros, me da algo de pena que siempre que nos encontráramos, no tuviéramos en la mano la diadema. Y es que no hemos tenido oportunidad de ir a buscarla.

- ¿dónde están Ron y Hermione? - nos pregunta.

- ¿no los has encontrado...? —empezó el Señor Weasley, con expresión preocupada. No lo había visto. Venía acercándose junto a mi padre.

-sólo tenemos media hora hasta la medianoche, así que tenemos que actuar con rapidez. - dice mi padre. - Ya se ha aceptado un plan de batalla entre los profesores de Hogwarts y la Orden del Fénix. Necesitaremos a alguien que organice la defensa de las entradas o de los pasadizos hacia el colegio...

- eso suena a un trabajo para nosotros ¿no es así suegro? —gritó Fred, indicándose a George y a sí mismo. - es muy pronto, si, muy pronto. Olvidé que dije eso.

- si, ustedes encárguense de eso. - mi papá termina por decir. - supongo que tú tienes algo que hacer. - me pregunta y yo asiento. - bien, adelante.

- bien entonces... - me voltee hacia Fred para despedirme.

- no te despidas, no hay necesidad. - me da un beso en la mejilla, mientras pasa un mechón de cabello por detrás de la oreja. Como siempre lo hace. - te veré terminado esto ¿de acuerdo?

- bien, si. - voltee a ver a Queenie y a Tony, esperando que ellos me acompañaran y ello asiente. - de acuerdo si. - empecé a avanzar para irme pero lo escucho gritar.

- ¡Hey! - voltee a verlo. - ten cuidado que con ese cabello llamaras la atención de todos. - se ríe y George también.

- ya te habías tardado en hacer una broma de ello. - le mostré el dedo medio y también riendo, salí del gran comedor. - bien, Gracias por acompañarme.

- pues claro que lo íbamos a hacer. - dice Tony. - estamos juntos en esto.

- si, sabes que si. - sonreí a lo que dijo Queenie. - entonces... ¿sala de menesteres?

- si... vamos. - pero Tonks se aparece y nos detiene.

-  ¿puedes decirme lo que está sucediendo? ¿Están todos bien?

- ¿todavía hay gente en el pasadizo que lleva a La Cabeza de Cerdo? - pregunté Queenie.

- yo fui la última en entrar —dijo ella—. Lo sellé. Creo que no es muy inteligente dejarlo abierto ahora que Aberforth ha abandonado su bar. ¿Han visto a Remus?

- luchando —dije.- creí que estarías con Teddy... - su hijo.

- naturalmente—dijo con orgullo. - pero hoy me necesita mi esposo. - y sale corriendo.

Nosotros corrimos a la sala esa a la cual necesitábamos llegar y en efecto, la puerta se abrió para snorkels. Yo sabía muy bien que la diadema estaba aquí pues, la vi una vez que acompañé a Draco aquí. Para ser más específica, la vez que nos besamos.
Increíble como eso fue hace como un año y lo sentí como si fuera apenas ayer... pero bueno. Me puse a buscarla, y como Tony y Queenie también son de Ravenclaw, tienen una idea de cómo luce.

- separémonos —les dije. - está sobre un armario y definitivamente en algún lugar cerca de aquí...

- entonces aquí están. - dice Crabbe mientras a los tres, nos apunta con su varita. - me encantaría matarlos.

Goyle estaban detrás de él, hombro con hombro, con las varitas directamente apuntadas hacia nosotros. A través del pequeño espacio entre sus caras burlonas, vi a Draco.

- Draco. - no pude evitar sonreír al verlo y mis amigos me miraron con desprecio por esa reacción mía. Y sus amigos también lo vieron así cuando se dieron cuenta.

- ¿tu le hiciste eso a su cabello? - dice Goyle y antes de que cada persona que veo, me pregunte eso, tomé una navaja la cual Tony tenía y me corté el cabello. - sabes que sigue color rubio ¿verdad?

- ahora en mucho menor cantidad. - wow, no me di cuenta de que dejé mi cabello a la altura por debajo de mis orejas.

- matémoslos ya, vamos a ser recompensados. En fin, no es Potter que a el si tendríamos que regresarlo con vida. - dice Crabbe.

- ¡Avada Kedavra!- grita Goyle pero los tres nos hacemos a un lado.

- ¡no los maten! Idiotas. No tienen que matarlos.—gritaba Malfoy.

—¡Expelliarmus! - dije cuando me asomé y la varita de Goyle salió volando de su mano y desapareció en el baluarte de objetos que había a su lado. Goyle saltó tontamente donde estaba, intentado recuperarla.

- ¡Avada Kedavra! —de nuevo pero ahora lo dice Crabbe y solo veo cómo Draco lo jala para evitar que el hechizo nos salga.

- ¡Draco , basta! - le grité. - necesitamos buscar de algo.

- me quedo con ellos. - escuché como Draco les dice y los empuja. - váyanse de aquí, ya.

- ¿por qué? - le grita Crabb. - ¿estás idiota? Somos tus amigos.

- si, bueno, ellos también. - Queenie y Tony niegan con la cabeza. - Ella Es mi amiga.

- ¡Draco! No te vas a acostar con ella aunque la ayudes.- se ataca de la risa Goyle. - no pasará.- Draco no dice nada. Y me sentía tan mal de no poder corresponderle.

- aún así es mi amiga.

—¿Te gusta caliente, escoria? —rugía Crabbe mientras corría.

Pero no parecía tener control sobre lo que había hecho. Llamas de un tamaño anormal nos estaban persiguiendo.

- ¡Aguamenti! - grité pero el chorro de agua que lanzaba, tan solo se evaporó. - corran.

Crabbe había usado una maldición la cual desconocía pero que creaba una manada gigante de bestias ardientes: serpientes llameantes, quimeras y dragones se elevaban y caían, y se elevaban de nuevo.

Tomamos un par de escobas de aspecto sólido de la pila más cercana de trastos y le lancé una a Queenie, que puso a Tony. El calor y el humo se estaban volviendo insoportables. Tomé de la mano de Draco para ofrecerle el que se  suba, y el acepta.

- ¡vámonos! - grita Tony pero no podíamos dejarlo ahí. El nota lo confundida que estaba. - oh no.

- vamos. - le dije, y el molesto me hace caso. Más que nada porque Queenie era quien manejaba la escoba. Cuando me regreso, logro ver una vieja diadema opaca... la tomé, y la puse alrededor de mi muñeca. Tomé también a Goyle y salimos de ahí.

Malfoy cayó de la escoba bocabajo, jadeando, tosiendo y con arcadas. La puerta de la Sala de los Menesteres se había desvanecido.

- ¿que hay de Crabbe? - pregunté Draco y Queenie niega con la cabeza, dándole a entender el que murió.

Se hizo el silencio, sólo roto por los gemidos y toses. Entonces un gran número de enormes explosiones sacudió el castillo, y eso tan solo me asustó. No había analizado que todas las personas que amo estaban aquí, peleando, y corrían peligro.

- tengo la diadema. - dije y vi como Tony sonríe. - la conseguí. - y está de repente empieza a ¿sangrar? Y deshacerse.

- Fiendfyre. - dijo Queenie. -  es una de las sustancias que destruyen Horrocruxes.

- bien... entonces esto ya quedó. Lo logramos. - dije suspirando y satisfecha de ello. - ¿te encuentras bien?

- si... - dice Draco mientras se levanta. - tienes que tener cuidado, Charlie. Mi padre seguramente te está buscando. - interrumpí lo que decía y le di un abrazo. - ¿eso por que fue?

- por intentar salvarnos. - lo abracé aún con más fuerza. - y por ser mi amigo.

Nos separamos y lo veo medio sonreír, algo sonrojado.

- tenemos que irnos. - me dice Tony. - avisarle a Harry que lo hemos logrado.

- seguramente lo sabe... lo ha de sentir. - por como me había dicho que, cada que destruían uno, este terminaba causándole mucho dolor. - aún si, si, tenemos que buscarlo. Vamos. - empezamos a correr los tres pero Draco se queda ahí. Voltee a verlo. - ¿que no vienes?

- quisiera... pero por ahora no. No pienso ponerlos en peligro. - se va corriendo del lado contrario.

Mientras avanzábamos hacia el lado contrario del castillo, nos protegíamos de cada ataque que pasaba. Había mucho Mortífagos... hombres lobos... de todo. Hogwarts era un desastre. Todos estaban peleando por todas partes. Inclusive noté que Aberforth había llegado. No solo el, sino que también Oliver Wood. Y varios de su generación. Todos peleaban por Hogwarts.

En ese momento, vi a Suzanne arriba, en una de las torres y estaba peleando contra Maddie. Las supuestas amigas. Fue por eso que, decidí ir. Tony y Queenie tomaron otro camino, y por igual fueron a defender a sus amigos. Subí de inmediato.

- ¡expeliarmus! - dije, pero ella detiene el hechizo.

- ¿qué haces aquí? ¡No! Largo, Charlie. - se que lo hacía para protegerme, pero no le hice caso, y aún así pelee junto a ella. - Vivian jamás me lo perdonaría si algo te pasa...

- no nos pasará nada. - seguimos ambas evitando los ataques.

- ¡Avada Kedavra! - la escucho decir y solo veo como ella termina en el suelo. La persona que más ha amado a mi hermana en su vida. No pude evitar sentirme de lo más triste.

- no. - me agaché para verla y no me importó que me pudiera hacer algo, Suzanne.

- creo que hubiera sido mucho mejor, que a quien maté es a tu hermana. - suspira la rubia. - pero no la he encontrado. Descuida, aún hay tiempo.

- Ella no te hizo nada... - cerré de los ojos. De la única Slytherin la cual fue de mi agrado y que siempre recordaré por ver por Viv y por mi familia.

- pero nos traicionó a todos nosotros. - dice mientras yo me ponía de pie. - a su madre. A los Mortífagos. Y todo por un chica insignificante... igual de débil que Draco.

- ¿que tú no harías lo mismo por Fred? - su rostro se muestra helado cuando lo menciono.

- no. Ahora no. - me apunta con su varita. - ¿por qué te has cortado el cabello? Luces horrible.

- de verdad, te prometo que esto es lo que menos me importa.

- cuando tuve la oportunidad de decirle la verdad del ejército de Dumbledore a Umbridge, creí que esa fu mi mejor venganza pero... esto es mejor. Y ahora, lo único que quiero es matarte. ¡Avada Keda - Ella ni terminó de decir lo que quería, cuando en ese momento, alguien la mata antes. Lanzando el mismo hechizo.

Gritos de terror rasgaron el aire. Mortifagos y Hogwartianos por igual, y rojos y verdes chorros de luz volaron entre los monstruos que se aproximaban, que vibraron y se alzaron, más aterradores que nunca.

Lucius se muestra y veo que el fue quien la mató.

- ¿te encuentras bien? - no le contesté, tan solo apunte con mi varita. - te he salvado la vida.

- déjame en paz, de verdad. Draco no merece esto. - el se molesta cuando dije eso. - déjanos a los dos en paz.

- ¿que le has hecho a tu cabello? - me mira con desprecio. - no importa... aún así, luces como ella.

- basta con eso. - ya no podía seguir escuchándolo decir eso. - no lo soy, Lucius, no soy tu hija. Deja esto de una vez y si puedes, busca a tu familia.

- es lo que hago.

- no soy tu familia. Draco si. - se queda en silencio y en ese momento se muestra... Voldemort. Jamás en mi vida lo había visto tan de cerca. Sentí como mi cuerpo temblaba como loco y mi corazón latía demasiado. Tenía mucho miedo.

- ¿sigues con tus dramas , Lucius? ¿No te das pena? - el no contesta. Tenía el mismo miedo que yo. - eres tan tonto...

Me voltea a ver y en el momento en el que hacemos contacto visual, este lanza un hechizo el cual me lanza volando hacia la pared y me golpea terriblemente ese impacto.

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