
IV: MALEFICIOS IMPERDONABLES
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𝗖𝗔𝗣𝗜𝗧𝗨𝗟𝗢 𝟰:
𝗠𝗔𝗟𝗘𝗙𝗜𝗖𝗜𝗢𝗦 𝗜𝗠𝗣𝗘𝗥𝗗𝗢𝗡𝗔𝗕𝗟𝗘𝗦
...
Pasaron unas dos semanas, y la verdad es que no hubo mucho interesante. Quizá lo mas interesante de toda la semana fue el hecho de que Queenie ya pudo decirle hola a Harry. Pero todo fue muy rápido. Como sea, el día de hoy teníamos clase con el profesor Moody. Esta clase la tomamos con Gryffindor así que por lo mismo, tomé asiento a un lado cerca de Hermione. Yo, porque es mi amiga y Queenie, bueno, por querer estar cerca de Harry.
—Supongo que tú eres hija de Joseph Griffin ¿cierto? —dijo Moody, una vez acercándoselo a donde yo me encontraba sentada. Tan solo asentí. Me causaba un poco de conflicto tener la mirada de todos justo en mi.— Hace unos días tu padre me sacó de un buen aprieto.
- muy bien. - fue lo único que se me ocurrió decir. Digo ¿que mas podría decirle. ¿felicidades? El se voltea y empieza ahora a hablar con todos.
- Bien; maldiciones. No tendrán que aprender como son las maldiciones prohibidas hasta que estén en sexto. ¿alguno de ustedes sabe cuáles son los maleficios más castigados por la ley mágica? - varios levantaron la mano, pero este le hizo caso a Ron.
- Eh... —dijo titubeando— mi padre me platicó de la maldición imperius.
- Tu padre la conoce bien. En otro tiempo la maldición imperius le dio al Ministerio muchos problemas. - se voltea conmigo. - un momento. ¿sus padres se conocen?
- si. - contestamos al mismo tiempo. Es cierto, aunque yo no conozca al señor Weasley, se que eso es cierto porque se lo pregunté a mi padre, y Ron al suyo. Sin embargo, no es como que son los mejores amigos del mundo. Solo se conocen.
- interesante. -de nuevo regresa su atención al grupo. Por alguna razón me sentía nerviosa en esta clase. Quizá nerviosa no es la palabra... incomoda. El profesor sacó de un cajón un tarro de cristal con tres arañas grandes y negras. Tomó una de las tres y la colocó en su mano para después decir. - ¡Imperio!
La araña empezó a girar en círculos. Moody apuntando de nuevo con su varita, hizo que la araña ahora bailara. Que se moviera mucho. Todos se reían.
- ¿les parece divertido? —dijo molesto—. ¿les gustaría que les hicieran eso?
Todos dejaron de reír al notar lo raro que esto se estaba poniendo.
- Yo podría hacerla saltar por la ventana, ahogarse, colarse por la garganta de cualquiera de ustedes... - escuché como Ron hizo un ruido de disgusto. Volteo para verlo y noto como en verdad detesta las arañas. Les teme. - les enseñaré a controlarlo. ¿Alguien conoce alguna más? ¿Otra maldición prohibida?
Queenie levanta la mano. Casi nunca lo hacía. Supongo que quería lucirse enfrente de Harry. Claro que me parece una gran idea.
- la maldición cruciatus.
- ¿tu eres Duffet? —preguntó por su apellido mientras checaba la lista. Ella asiente.- bien. La maldición cruciatus precisa una araña un poco más grande para que puedan apreciarla bien... ¡Engorgio! - La araña creció una gran cantidad. Como una tarántula.—¡Crucio!
La araña comenzó a estremecerse y a sacudirse más violentamente.
- creo que ya fue suficiente. - Hermione dice, una vez que ve como un compañero suyo, lucía aterrorizado. Si no me equivoco, era el primo de Tony Longbottom.
- Reducio —murmuró Moody, y la araña regresó a su tamaño normal. - ¿alguien conoce alguna otra?
- Avada Kedavra —susurró una compañera de Gryffindor, la cual desconozco su nombre.
Algunos, incluido Ron, le dirigieron tensas miradas.
- Sí, la última y la peor. Avada Kedavra: la maldición asesina.
Metió la mano en el tarro de cristal y tomó de la ultima araña. Esta clase es un muy incomoda como dije antes. Nadie estaba disfrutando las lecciones que aprendíamos. Y no porque no sea interesante o necesario, sino por lo cruda que era la forma en la que la mostraba el profesor.
—¡Avada Kedavra! —gritó Moody. Salió una luz color verdes y la araña había muerto. - solo se sabe de una persona que haya sobrevivido a esta maldición y está sentada frente mío.
Todos volteamos a ver a Harry. Esto debió ser muy incomodo para el, es por ello que decidí dejar de mirarlo. Rasqué de mi brazo nerviosa. Cuando me entran los nervios, las ronchas en mi piel empiezan a darme una gran comezón. Y no puedo evitar rascarme. A veces si tengo miedo que, como dijo Draco, también lleguen a estar en mi rostro.
- Avada Kedavra es una maldición que sólo puede llevar a cabo un mago muy poderoso. Esas tres maldiciones, Avada Kedavra, cruciatus e imperius, son conocidas como las maldiciones imperdonables. El uso de cualquiera de ellas contra un ser humano está castigado con cadena perpetua en Azkaban. Ahora, tomemos algunas notas para saber mas de ellas.
...
- eso fue... - dije mientras salía de la clase.
- horrible. - termina por decir Tony Longbottom a un lado mío. - quiero decir, me gusta mucho el hecho de que estemos aprendiendo esto pero... ¿vieron a Neville? - supongo que se refería a su primo. - debo ir a ver como esta.
- si, ve. - el sale en busca de el. No debe estar muy lejos, vamos saliendo apenas de clase. - definitivamente fue algo muy incomodo.
- lo mas incomodo de la clase fue el hecho de tener que recordarle a Harry que lo intentaron matar. - se cruza de brazos. - tan solo me imagino que a mi todo el tiempo me lo estén recordando y...
- eso también. - levanté ambos hombros. - bueno, pudo haber sido peor.
- tengo hambre, vamos al comedor. - Queenie me dice, pero lo que yo quería hacer en el tiempo libre, era ir un rato a la biblioteca.
- ¿te puedo alcanzar en un rato? Quisiera checar algo rápido de un libro. - Ella asiente y se voltea para irse.
Eso fue fácil,
Pero bueno, eso de las maldiciones prohibidas me parecen muy interesante. Quería saber más a fondo de ellas y es que al parecer muchos si sabían de ellas, menos yo. Jamás me informé. Nunca es tarde.
De nuevo, en una pared, se encontraban Fred, George y la linda chica Hufflepuff platicando. Más bien, atacados de la risa. Inclusive mi hermana estaba ahí. También lucia muy feliz. Me alegro la verdad, pensé que con todo este asunto de... de la chica Slytherin con la que salió, estaría más triste. Pero veo que todo va bien.
Ella me mira y me sonríe, yo hice o mismo con ella y me seguí de largo pero... me llamó. Diablos.
- ¿no tienes clase Charlotte? - negué con la cabeza. Demonios, ahora los cuatro me veían. - ven.
- hola. - dije una vez llegando a donde ellos estaban. La chica linda seguía riendo pero una vez que me ve, se detiene para saludarme.
- hola. - Ella me dice. - ¿eres la hermana de Vivian?
- esa soy yo. - ¿notarán lo incómoda que estoy? Cada vez siento que es más obvio. En especial porque no muestro ni una expresión en el rostro. Me siento congelada por completo.
- la pequeña Lottie. - dice George mientras me abraza. - esta chica que ves aquí, es la más talentosa.
- para nada. - ahora no estaba incómoda, me dio pena.
- no seas modesta. Escribe muy bien. El siguiente libro que veas como un éxito, será escrito por ella. - Fred acaricia mi mejilla. Que cariñosos. - y dibuja también.
- que increíble, me encantaría leer algo que sea tuyo. O ver un dibujo tuyo. Yo encantada. - es muy dulce. Si no mal recuerdo, Evie es su nombre. Claro que yo no debería saber eso.
Su cabello es rizado y mucho. Color café muy oscuro y algo corto. Su tés es morena y sus ojos oscuros muy bonitos. Y ni se diga de su sonrisa, wow. La veo sonreír y de inmediato siento la necesidad de yo misma hacerlo.
- pero supuesto. Cuando quieras. - abracé de mis libros.
- soy Evie. - me estrecha la mano. Es aquí cuando finjo que no se quien es. Mientras hablaba con ella, cada dos segundos volteaba a ver a Fred. ¿Por que? No había razón alguna. Solo... quería ver si volteaba a verme. Pero no, solo a Evie.
- y Evie es la chica más linda que vas a conocer. - Fred dice mientras le agarra ambos hombros. - no te ofendas Vivian.
- para nada, estoy de acuerdo contigo. - dice mi hermana y los cuatro ríen.
- y cocina muy rico. - agrega George. - para mi cumpleaños espero un pastel.
- claro que si. - Ella contesta.
- bien... tendré que dejarlos. Tengo que ir... a la biblioteca. - no es mentira. Aparte que no me quedaba mucho tiempo ahora. - pero fue un gusto conocerte. Evie.
- el gusto fue mío, ya había escuchado mucho de ti. Ya quería conocerte. Estos tres no dejan de hablar de ti. - esta vez, si me miraba. Pero bueno, los cuatro lo hacían. Eso lo hizo más incómodo. - suerte en la biblioteca.
- Gracias. - sonreí y me voltee para irme de una vez. Suspiré hondo.
- toma. - Fred me alcanza y me entrega una varita. - no, no es de las de broma. Es de regaliz.
- Gracias. - me encantan, son demasiado deliciosas. - ¿esto por que?
- bueno ¿te gustan, no? Tenía algunos y tu hermana comentó que son tus favoritos. - asentí. - así que te guardé uno.
- quisiera decir que eres mi mejor amigo, pero si Vivian me escucha, dirá que ustedes son sus mejores amigos. - dije de broma.
- hey se pueden tener dos mejores amigas ¿no? - asentí y este me da un abrazo. - ahora, ve a acabarte esos libros.
- tu tienes un problema con los estereotipos. - le empuje, jugando claro, y me fui en efecto a la biblioteca.
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