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🍑Capítulo 3🍑

— ¡Kookie!

— ¡Ya voy mi dulce melocotón!

— Es la tercera y última vez que te llamo para que vengas a desayunar. — TaeHyung terminaba de poner los platos sobre la mesa.

JungKook apareció en el comedor y observó al chico de piel canela. — Creo que no desayunaré lo que preparaste.

— ¿Qué estás diciendo, Jeon? — El castaño se cruzó de brazos y miró a su pareja. — Te tuve que llamar varias veces y me sales con esto. — Entrecerró sus ojos. —Te vas a comer todo el...

— Es que se me antojó otra cosa. — Interrumpió a su pareja y se acercó seductoramente. — Quiero desayunarme a un dulce melocotón de piernas perfectas. — Tomó posesión de la cintura ajena y lo sentó sobre la mesa.

— Estate quieto. — El castaño apoyo sus manos sobre la superficie. — No es hora para desayunarnos.

— Amor, déjame desayunarte. — Pidió con una media sonrisa y tomando con sus manos una de las acaneladas piernas. — Sé que tú lo deseas. — Lentamente, con su mano tintada acarició la acanelada piel.

— Conejo~. — Jadeó cuando la lengua de su pareja le dejó un camino húmedo por su pierna. — No me hagas esto~.

— Es que te ves tan apetecible~.

— No soy comestible.

— Claro que lo eres, y como estás vestido me incitas a desayunarte completo.

El castaño se encontraba sin ropa interior, con sus piernas al descubierto, solo la camisa del azabache cubría su desnudez. Esa vista hacia que despertara de nuevo el deseo sexual de JungKook.

— Kookie, dame un respiro.

— Mi amor... ¿Y si solo te paso la lengua por todo el cuerpo?

— ¿Qué quieres hacer qué? — Mandó su cabeza hacia atrás cuando el azabache desabrochó la camisa y besó su abdomen.

— Baby~ te quiero acostar en la mesa. — Con sus dedos atrapó uno de los pezones del castaño. — Te lameré de pies a cabeza, cubriré tu abdomen y pecho con las frutas que picaste para el desayuno, y me las comeré directamente de tu dulce piel.

— ¡Ah!~ Ko-Kookie. — El azabache lo recostó en la superficie no sin antes retirar los platos y vasos. Solo dejó un recipiente con la fruta picada.

— ¿Te gusta la idea, mi dulce melocotón? — Mordisqueó el cuello del castaño.

— N-no me gusta. — Una de sus manos tomó posesión de las hebras azabaches. — Me encanta~.

— Sabía que no te podías resistir. — Le retiró por completo la camisa. — Solo cierra los ojitos y deja que te desayune~. — Besó los carnosos labios de su pareja.

— Yo también quiero desayunarte~. — Con sus ojos cerrados disfrutaba de la sensación al tener la fruta sobre su piel. — Kookie~.

— Baby~, creo que terminaremos teniendo un rico mañanero. — Sonrió satisfecho al ver el torso de su pareja cubierto de frutas. — ¿Me dejaras penetrarte cuando termine de comerme la fruta? — Acarició la entrada del castaño.

— ¡Mngh!~ E-eso no debes ni preguntarlo... — Mordió sus labios. — Desayuna, que necesito tomar leche, y ya sabes que no me refiero a la leche que está en los vasos... Qui-quiero de tu leche.

Sin más que decir, JungKook atacó los labios del castaño, comió cada fruta que había dejado sobre el torso desnudo de su chico, lo torturó un poco cuando jugó con uno de sus dedos en la entrada del chico.

Lo bajó de la mesa, lo besó hasta dejarle los labios rojizos, se sentó en la silla del comedor, y con un movimiento de su mano le ordenó al castaño que se pusiera de rodillas frente a él.

TaeHyung obedeció, bajó la tela que cubría la virilidad de su pareja, con su boca se apoderó de la extensión del azabache, después de unas cuantas succiones y lamidas, se tragó por completo la corrida de su pareja. Lamió sus carnosos labios, y se subió en las piernas del azabache, tomó la extensión gruesa y venosa, la alineó en su entrada y se autopenetró.

No le importo la poca preparación que había tenido. Estaba ansioso por sentir a su conejo.

Brincó y brincó sobre la polla de JungKook, llegaron a su anhelado clímax en medio de jadeos y besos intensos. Se dirigieron al baño y se asearon mutuamente.

Había transcurrido un mes desde que TaeHyung había perdido aquella apuesta.

Después de su intenso desayuno, rutina que se hizo sagrada para todos sus fines de semana. Con sus cuerpos relajados por el baño, se cambiaron y salieron del apartamento.

Ingresaron a una cafetería, realizaron su pedido, y desayunaron como era debido. Durante el desayuno; sus miradas jamás se apartaban de los orbes contrarios, se sonreían enamorados y felices. Amaban pasar tiempo juntos, sonreírse como tontos y sin necesidad de abrir sus labios se decían lo mucho que se amaban.

Sus ojos brillaban en demasía al ver a su pareja, sus pieles se erizaban con el mínimo contacto, y como imanes que no pueden evitar su unión, ellos no soltaban sus manos entrelazadas.

Salieron del local de comida y caminaron por un tiempo, disfrutando de la brisa que lograba despeinar sus cabelleras, llegaron al centro comercial. Buscaron una banca en donde poder sentarse, TaeHyung esperó a que JungKook se sentara y él se sento sobre su pareja.

El azabache enredó sus brazos en la cintura del castaño y este último acariciaba la piel descubierta de aquellos fuertes brazos.

— Amor.

— Te escucho mi dulce melocotón...

— Estuve pensando... — Con su dedo índice acariciaba en círculos la piel de su pareja. — Bueno... Este... Verás...

— ¿Qué pasa bebé? — Besó la nuca del castaño.

— ¿Hoy? — TaeHyung no sabía por qué sentía tantos nervios al querer preguntar por lo que habían hablado hace tiempo atrás.

— ¿Hoy qué? — Acarició uno de los muslos de su pareja. — Bebé, solo dilo, sin pena...

TaeHyung movió su cabeza en asentimiento e inhaló profundo. — JungKookie... ¿Hoy podríamos comprar el traje de conejo?

El azabache sonrió. — ¿Por qué le dabas tantos rodeos a esa pregunta? — Lo tomó del rostro e hizo que lo mirara.

— No sé, pero me dio nervios....

JungKook lo besó. — Mi tigrecito de melocotones dulces y mordibles... — Lamió los labios ajenos. — ¿Nervios de qué?

— Pues no sé. — Le sonrió tímido.

— Mi amor, ambos sabemos que esto del traje, fue por una apuesta. — TaeHyung asintió con su cabeza. — Quizás por eso estás nervioso. — Bajó de su regazo al castaño, lo sentó en la banca y ladeó un poco su cuerpo para estar frente a frente con TaeHyung. — Pero si no deseas cumplirla, yo lo entiendo. — Le susurró en el oído cuando se inclinó hacia el castaño. — Tú no eres de trajes o disfraces eróticos. — Dirigió sus manos hacia el rostro del chico y juntaron sus frentes. — Tú me complaces con las bragas de encaje.

— Eso nunca te lo negaré. — Abultó sus labios pidiendo contacto con los labios de su pareja.

— Si tú en algún momento me dices que no quieres más bragas, yo lo respetaré. — Se dieron un piquito. — Ahora, amor, ¿En serio quieres cumplir con la apuesta? — Inquirió acariciando las mejillas del castaño. — No quiero que te sientas presionado por una apuesta que hicimos en medio de nuestros juegos de seducción...

— Por esto y muchas cosas más es por lo que te amo con locura. — TaeHyung enredó sus manos en la nuca del azabache. — Siempre has respetado mis deseos...

— Jamás en la vida te obligaría a que hicieras algo que no quieres o con lo que no te sientes cómodo.

— Conejito. — Sus ojos se cristalizaron. Amaba tanto a ese hombre, su forma de ser, de pensar. — Sí, sí quiero cumplir con la apuesta.

— ¿Seguro?

— Muy seguro. — Lo besó en las mejillas.

— ¿Y los nervios que sientes?

— Amor, creo que es porque por alguna estúpida razón en mi mente está la idea de que quizás no me veré bien con esa cosa puesta...

JungKook negó con su cabeza, le sonrió, y lo abrazó para luego susurrarle. — Tú te ves bien con cualquier cosa puesta. — TaeHyung se sonrojó. — Con las sábanas sobre tu cuerpo, con mis camisas, tus pijamas, desnudo... Simplemente tú eres perfecto, tu belleza y sensualidad jamás será opacada por algún traje o vestimenta. — Lo miró a los ojos. — Eres per-fec-to. — Le deletreo. — Eso nada lo cambiara. Tu belleza es la de un ángel, incluso estoy seguro que los ángeles tienen envidia de tu existencia.

— Haces que me crea el hombre más apuesto del mundo. — Dijo con sus mejillas encendidas en un rojo intenso.

— Es que lo eres, lo eres mi amor. — Se apoderó de los labios ajenos.

— Mngh, mi vida. — Expresó cuando se separaron del beso. — Te amo.

— Te amo más que mi vida, Kim TaeHyung, te amo.

Se besaron de nuevo, y cuando sus pulmones exigieron aire, tomaron distancia de sus bocas. Se levantaron de la banca y tomados de la mano dieron unas cuantas vueltas por el centro comercial.

Divisaron un Sex Shop, TaeHyung miró a JungKook, se sonrieron cómplices y decidieron ingresar al local.

Una de las encargadas les dio la bienvenida con una gran sonrisa.

— Amor, yo iré a ver las opciones de los trajes, cuando me guste alguno te llamo. — Le informó el castaño.

— Okay, yo iré a ver lubricantes. — Le sonrió pícaro y lo besó.

— Amor, podrías ver si encuentras algo para que te vistas de mago erótico. — Levantó sus cejas repetidas veces.

— Los dejaré hablar un momento. — Dijo la chica. — Lo esperaré en la sección de allí. — Habló hacia TaeHyung y le señaló el pasillo.

— Entendido señorita.

— ¿Mi dulce melocotón desea que también me disfrace? — Lo tomó de la cintura.

— Si mi sexy conejo no tiene problema... — Posó sus manos sobre los hombros del azabache.

— Con gusto buscaré lo que me pidas. — Atrajo el cuerpo del castaño hacia el suyo. — Mira que con solo la idea...

— Kookie... T-te estás poniendo duro. — Le susurró al sentir el bulto que empezaba a despertar en la entrepierna del azabache.

— Eso es lo que ocasionas con tus propuestas. — Lo apretó contra su cuerpo. — No tardes eligiendo tu traje de conejo.

— Ah~, amor, creo que también me estoy poniendo duro. — Se separaron un poco y miraron sus entrepiernas. — Definitivamente no me tardaré eligiendo ese traje. — Humedeció sus labios. — No te me pierdas, busca ese disfraz de mago y te llamaré cuando vea el de conejo.

— Abracadabra, quiero hacerme una paja.

— Patas de cabra, entiérrate en mis nalgas.

Sonrieron coquetos por la ocurrencia del supuesto hechizo.

— Mierda, Tae, démonos prisa.

— No digas palabrotas, me excitas.

Cada uno agarró camino por un pasillo diferente.

Pasaron unos quince minutos y TaeHyung ya tenía el posible traje. Buscó con la mirada a JungKook, pero no lo encontró.

La chica que le había mostrado los trajes lo dejó en el momento en que entraron más clientes.

— Kookie, ¿Dónde estás? — Tomó el traje y se encaminó a buscar a su pareja.

JungKook estaba concentrando eligiendo los lubricantes.

Por suerte había encontrado unos cuantos accesorios que servirían para su disfraz de mago. El azabache no se había percatado de unas miradas sobre él, de igual manera no le interesaba quien lo observara.

Al chico de ojos negros, solo le interesaba las miradas de los ojitos grisáceos de su dulce melocotón.

TaeHyung llegó hasta la caja, y allí diviso a su bello hombre, a unos cuantos pasos de él, su perfecto novio estaba en su mundo.

El castaño iba a continuar su camino hacia JungKook pero unos susurros lo detuvieron.

— Pero míralo, es guapísimo.

— Ya lo vi, pero por respeto a su pareja no diré nada al respecto. — Habló la chica que anteriormente había atendido a la pareja.

— No me interesa su pareja. — Dijo el chico que se comía con la mirada a JungKook. — Quizás pueda lograr que esos lindos collares se posen en mi cuello. — TaeHyung miró al chico y sintió su cara arder en rabia.

— Este hijo de su santa madre... — Masculló el castaño. — Le voy a partir su madre.

— Respeta, es un cliente y viene con su pareja.

— Con todo respeto lo quiero en mi cama ahorcándome con esas manos.

— Cállate, un día de estos algún cliente te hará cerrar esa boca.

— No me callaré, y voy a ir a hablarle.

— Te van a batear.

— No conoces mis trucos para que caigan.

TaeHyung inhaló profundo, apretó el traje que llevaba en sus manos y se desvió de pasillo.

— Ni creas que lograras algo con mi hombre. — Dijo llegando a unos de los estantes que estaban a unos pasos de JungKook.

— ¿Lo puedo ayudar en algo? — Inquirió el chico en forma coqueta hacia JungKook.

— No, muchas gracias. — Le dijo sin mirarlo.

— Oye, guapo, puedo decirte que lubricante sería mejor para que esparzas en esos dedos y...

— ¿Guapo? — JungKook se alejó del toque del chico. No le agrado nada la manera en que se refirió a él, y mucho menos que le tocara las manos. — Le pido que mantenga su distancia.

— Solo trato de ayudarlo, es mi trabajo... — Avanzó unos pasos hacia el azabache.

— Yo sé perfectamente que lubricante es el ideal para mi pareja.

— Pero yo puedo mostrarle....

— No vas a mostrarle nada. — TaeHyung lo interrumpió.

— ¿Disculpe?

— No lo disculpo. — Le sonrió al azabache.

— Amor, ¿Encontraste el traje? — Abrazó por la cintura al castaño.

— Sí mi amor. — Tomó un potecito de lubricante.

— Quiero verlo...

— Espera mi amor. — JungKook asintió con su cabeza.

— Los dejo. — Dijo el chico que le coqueteaba a JungKook.

— Joven, usted aún no se va. — Destapó el lubricante.

— No puede abrir el producto sin haberlo pagado.

— Y usted no debe andar de resbaloso con un chico que tiene pareja.

— Yo no...

— Amor, ¿Qué pasa? — Acarició la cintura de su acanelado. — Déjalo irse, no le puse atención a su...

— Kookie, este hijo de su madre, andaba diciendo que quería tus manos como collares.

— ¿Qué? — Miró al chico filosamente. — Con razón me tocó las manos e insistía en...

— E-eso, pues...

— Mira, querido. — Se separó del cuerpo de su pareja y se acercó al chico. — Esos collares y todo el hombre que ves allí. — Señaló a JungKook. — Ese hombre es mi pareja y...

— Por ahora. — Interrumpió al castaño.

— ¿Qué dijiste?

— Nada.

— No te hagas. — Se plantó firme enfrente del chico.

— Bebé, vamos a otro Sex Shop...

— No, Kookie, en este momento le voy a enseñar a este chico que si quiere andar de resbaloso tendrá que tener bastante baba para lograrlo.

— ¿Qué? — El chico no entendió a lo que se refería el castaño.

— Bebé, no hagas lo que estás pensando...

— Mira resbaloso. — Ignoró lo que le decía el azabache. — Te hace falta mucha baba para ser una gran babosa. — El castaño vació el pote de lubricante sobre la cabeza del chico. — Ni para ser babosa sirves, ni a eso llegas. — Dejó el pote vacío en un estante. — Agradece que no quiero gastar energías desgreñándote...

— ¡Maldito, imbécil! — Se lanzó a golpear a TaeHyung.

— Ni creas que tocaras a mi bebé. — JungKook colocó a TaeHyung detrás de su cuerpo.

— Que fuerte estás... — Dijo el chico cuando tocó los pectorales del azabache.

— ¡No toques a mi hombre! — En un rápido movimiento TaeHyung estaba acercándose al chico para jalarle los pelos.

— Amor, bebé, quieto. — JungKook lo tomó de la cintura. — Mi vida deja esa cosa resbalosa, te vas a ensuciar.

— ¡Ayuda! ¡Auxilio! — Gritaba el chico haciéndose la víctima.

— TaeHyung, mi vida, no toques esa cosa.

— ¡Kookie! Ese imbécil te tocó...

— Mi amor, vamos al apartamento, me bañas y quemas esta camiseta que tocó el resbaloso. — JungKook aprovechó que el castaño dejó de forcejear y lo subió a su hombro como costal de papas. — Bebé, deja de patalear o no te voy a nalguear. — TaeHyung se quedó quieto. — Buen chico. — Le dio una palmada al firme trasero.

— Yo también quiero que me nalguees. — Habló el chico.

— ¡JungKook! Bájame ahora mismo, lo voy a dejar sin pelos al hijo de...

TaeHyung volvió a patalear en el aire, se removía buscando ser libre.

— Te quedarás quieto, amor. — Apretó el agarre en las piernas del castaño. — Mi vida, ningún resbaloso lograra tener lo que solo te pertenece a ti. — Trató de tranquilizar a su pareja. — Bebé, soy tuyo... Quédate quietito.

— Amor, se merece una desgreñada.

— No merece ni que lo mires, además ese resbaloso está tan equivocado al pensar que mis ojos se fijarían en él. — Palmeó con suavidad el trasero de TaeHyung. — Sino es porque se atrevió a intentar golpearte, ni me fijo en su rostro. — TaeHyung dejó de patalear. — Mis ojos siempre están puestos en ti, y jamás veré a otro que no seas tú.

— ¡Escuchaste resbaloso! — El chico hizo una mueca. — Mi hombre no te va a mirar ni para escupirte.

La compañera del chico observó toda la discusión, llamó a su superior. No pudo ocultar por más tiempo los incidentes que provocaba su compañero, las veces anteriores los clientes se iban molestos. Pero esta vez el chico se atrevió a intentar golpear a uno de los clientes, esa fue la gota que rebasó el vaso.

Después de informar lo sucedido a su jefe, caminó hacia los tres chicos.

— Me disculpo por el inconveniente. — Llegó la chica que los atendió anteriormente. — Tú tienes que ir a hablar con el gerente. — Señaló a chico.

— Algún día te quitaran a tu hombre. — Expresó cuando se fue.

— Eso nunca pasara. — Habló al unísono la pareja.

— Cállate y ve con el gerente. — Dijo la chica con notable malestar. — Me disculpo de nuevo. — El chico se fue.

— Señorita, espero que despidan a ese chico. — Expresó JungKook.

— Ahora mismo el gerente ha de estar tomando cartas en el asunto.

— Okay, nosotros nos retiramos. — Caminó hacia la salida. — Obviamente no creo que tengamos que pagar por el lubricante que mi bebé derramó en el resbaloso.

— Por supuesto que no.

— Okay nos vamos. — TaeHyung se removió en el hombro del azabache. — ¿Qué pasa, amor?

— Kookie, aun no pagamos lo que íbamos a llevar.

— ¿Aun quieres comprar aquí?

— Bájame, amor... — JungKook lo bajó con cuidado. — Señorita ¿Me podrías pasar el traje de conejo que traía? — La chica con una gran sonrisa hizo lo pedido por el castaño. — Amor, mira, ¿Te gusta? — Hizo un puchero.

— Mi bebé...

— ¿Si te gusta? — Le mostró de nuevo el traje. — Mira esa colita de felpa.

— Claro que me gusta, pero...

— ¡Señorita! — La chica lo miró. — Vamos a llevarnos este traje, las cosas que eligió mi hermoso hombre y dos lubricantes con sensación de calor. — Tomó las cosas y se dirigió a la caja para cancelar. — Amor, ven, no me hagas esperar que quiero irme al apartamento. — Lo miró coqueto.

— TaeHyung...

— JungKook, te confieso que poner en su sitio a ese resbaloso, hizo que me excitara un poquito. — Pasó la tarjeta para que realizaran el cobro, y la chica hacia como que no escuchaba.

— Bebé, no digas que estás excitado en público.

— Apuesto a que también te excitaste cuando me viste defendiendo lo mío. — Le guiñó un ojo y recibió la tarjeta. — Kookie, hasta te pusiste más duro cuando me subiste a tu hombro y me nalgueaste.

— ¡Maldición! — Tomó la bolsa con las compras. — TaeHyung no voy a aguantar hasta que lleguemos al apartamento. — Nuevamente subió al castaño a su hombro.

TaeHyung en medio de risas se despidió de la chica que los atendió. — Conejito, vas a aguantar porque quiero sentir tu varota mágica. — JungKook frenó sus pasos. — Ni se te ocurra eyacular con la idea de tenerme en la cama pidiendo por ti. — Sonrió pícaro. Sabía que estaba jugando con la cordura de su pareja.

El azabache retomo sus pasos rápidos. — Bebé, vamos a hacer magia con el choque de nuestros cuerpos.

— Desaparéceme en la intimidad de nuestra habitación y hechízame con la magia de tus besos.

Los chicos pudieron haber regresado a su apartamento caminando, no estaban tan alejados de su residencia, pero necesitaban llegar rápido. Así que tomaron un taxi, con sus manos entrelazadas y con el rostro de TaeHyung recostado en un hombro de JungKook, calmaron un poco sus ansias por comerse la boca dentro del vehículo.

Llegaron a su destino, JungKook le pagó al conductor, se bajó y estiró su mano para ayudar a bajar a su novio. Ingresaron como alma que lleva el diablo a la torre de apartamentos.

JungKook acorraló a TaeHyung en la puerta de su apartamento, lo besó con desenfreno, y el castaño buscaba las llaves del apartamento en medio del beso.

Abrieron la puerta en medio de toqueteos en sus cuerpos y mordidas en sus labios, ingresaron al lugar y cerraron la puerta.

— No quiero ver esa camiseta de nuevo. — Tomó las orillas de la prenda y la retiró del cuerpo del azabache. — Amor, ese resbaloso quería separarte de mí.

— Esto va directo a la basura. — Arrojó la prenda haciendo cesta en el recipiente. — Nada ni nadie lograra separarnos. — JungKook tomó posesión de la cintura del castaño. — Vamos a tomar una ducha rápida y nos ponemos lo que compramos.

TaeHyung brincó y enredó sus piernas en las caderas del azabache. — No tienes permitido intentar penetrarme en la ducha. — JungKook afianzó el agarre en la cintura ajena.

— Y tú no tienes permitido intentar chupar mi polla. — TaeHyung lo besó.

— Lo que tiene que pasar, pasará en nuestra cama. — Hablaron al unísono.

JungKook caminó hacia la habitación con TaeHyung pegado a él como Koala.

Ingresaron al baño, se desnudaron y dejaron besos en sus cuerpos. La ducha fue rápida y trataron de no pasar los límites de su contacto. Estaban peleando con su lujuria para no sucumbir ante el llamado de sus cuerpos en aquella ducha.

Secaron sus cuerpos, y los cubrieron con una bata.

JungKook se dirigió a la sala y recogió la bolsa con sus compras, sonrió en grande cuando recordó las esposas cubiertas de terciopelo rosa que estaba en el fondo de la bolsa.

Llegó a la habitación y arrojó el contenido de la bolsa sobre la cama.

— Kookie, yo me vestiré en el baño, y tú aquí. — Dijo el castaño tomando el traje de conejo.

— No tardes, amor. Cierto amigo se me va a estallar.

— Lo mismo te digo, amor. — Humedeció sus labios. — Vístete en tiempo record porque yo voy como en maratón y saldré rápido del baño. — Desapareció de la vista del azabache.

— Hoy no te marcaré tan fuerte como en otras ocasiones, quiero hacerte el amor como nunca antes. — Habló mientras buscaba la cajita de terciopelo que resguardaba un regalo de unión para su dulce amado.

Pasaron cinco minutos y TaeHyung salió del baño, se recargó en el marco de la puerta y observó a su guapo hombre.

— Qué sexy mago ven mis ojos. — Relamió sus labios.

JungKook estaba vestido con un sombrero de color negro, muy característico en los magos, en su torso reposaba un chaleco a juego con el sombrero, dicha prenda se encontraba abierta, dejaba ver los trabajados y apetecibles abdominales del azabache. Combinó el chaleco con una cadena corporal que meses atrás había comprado para su chico.

La cadena colgaba desde su cuello, pasando por en medio de su trabajado pecho, y se enrollaba alrededor de la cintura del azabache. Y como no podía faltar, su cuello era cubierto por un corbatín que complementaba aquel disfraz un poco improvisado.

En su parte inferior, simplemente decidió usar uno de los bóxer negros que tanto le gustaba ver a su novio sobre su cuerpo.

— ¿Te gusta lo que ves? — Mordió repetidas veces su labio inferior.

— Me encanta. — Humedeció sus labios lentamente. — Para no haber encontrado el disfraz completo en ese lugar, te la arreglaste bastante bien.

— Bebé, debo decirte que a mí me encanta aún más el verte con ese disfraz de conejo.

TaeHyung se miró de arriba abajo. — ¿En serio te encanta? — Con sus manos cubrió su entrepierna y sonrió tímido.

— Mi amor, eres un conejo sexy, hermoso, precioso, sensual y perfecto.

La vestimenta del castaño constaba de unas orejas largas que reposaban en su cabellera, su acanelado cuerpo era cubierto por un Body color negro, en la parte trasera; sobresalía la pequeña bolita afelpada que simulaba la cola de un conejo. La parte inferior de la prenda, dejaba ver parte de sus redondos cachetes cubiertos por unas medias de malla que cubrían las largas y acaneladas piernas de TaeHyung. En el frente del traje unas cintas delgadas creaban un zigzag desde sus acaneladas clavículas hasta su perfecto ombligo, ese detalle daba la impresión de un sexy Corset que hacía ver realmente erótico y aún más perfecto al chico de ojos grisáceos.

— Amor, ¿Vienes o voy? — Inquirió coqueto el castaño.

JungKook lo devoraba con la mirada. — ¿Y si nos encontramos a mitad del camino?

— Tu vienes y yo voy... — Le guiñó un ojo. — Me parece perfecto.

La pareja caminó hacia el otro, ambos mirándose directamente a los ojos, sus labios se torturaban con los dientes propios. Sus cuerpos ardían por la desesperación de querer sentirse piel a piel.

Detuvieron sus pasos en el momento que quedaron frente a frente, se tomaron de las manos y miraron hacia la cama.

— Lo haremos despacio. — Con un suave tirón el azabache hizo que el cuerpo del castaño se apegara al suyo.

— Sin prisas. — Sus manos se posaron en los hombros de su hombre.

— Hagamos el amor como si fuera nuestra primera vez. — Dijeron al unísono, rozando levemente sus labios.

JungKook acarició la cintura de su pareja y el castaño le regaló caricias al cuello del azabache.

En medio de besos apasionados y llenos de amor, caminaron hacia la cama, con sus labios siempre unidos, y sus ojos abiertos; observaron el camino para no tropezar y caerse.

Cuando llegaron al borde de la cama, TaeHyung se separó del beso, deslizó sus manos desde el cuello del azabache, hasta sus pectorales; lo empujó suave, dándole la orden con su mirada de que sentara en la orilla de la cama.

JungKook reposó sus manos en la suave superficie y se dedicó a admirar a su sexy conejo acanelado.

TaeHyung le sonrió y el azabache imitó la acción de su pareja. En total silencio, el castaño se subió a horcajadas sobre el regazo del azabache. Iniciaron un beso lleno de amor y lujuria, sus labios danzaban en sincronía, bajos jadeos salían de aquellas bocas.

JungKook pasó una de sus manos por debajo de uno de los muslos del castaño, con su mano libre lo sujetó por la espalda. Dejando suaves caricias en las vértebras del castaño, se devoraban los labios, mientras que TaeHyung acariciaba uno de los hombros del azabache y con una de sus largas manos lo sujetaba del mentón.

Sus lenguas se enredaban con pasión, hilos de saliva se escapaban de sus bocas, pequeños movimientos circulares provenientes de las caderas del castaño; incitaban a JungKook a tocar y amasar aquel cuerpo.

Se separaron por la falta de aire, sonrieron enamorados y excitados.

TaeHyung posó sus manos sobre los hombros de JungKook y acarició la piel nívea. Por parte del azabache, él dirigió sus manos al trasero de su amado.

Con una sonrisa aconejada y sus pupilas dilatas por la excitación y el deseo, JungKook posó sus manos en las montañas de carne. Un jadeó escapó de los labios del castaño. Amaba sentir las manos de su hombre sobre su trasero.

El azabache apretó, amasó y acarició aquellas montañas de carne, TaeHyung besó el cuello de su pareja y dejó pequeñas marcas en el lunar que portaba su amado en el cuello. Permanecieron besándose, marcándose y amándose, solo con sus manos y labios se entregaban a la total lujuria llena de amor.

JungKook dejó sus dedos marcados en el trasero de TaeHyung, aun por sobre las medias de malla, se podía observar las marcas rojizas.

TaeHyung lentamente deslizó sus largos dedos por el torso de su pareja, llegó a los hombros y antes de deshacerse del chaleco del azabache, mordió levemente las clavículas de su hombre.

Con sus largos dedos tomó el sombrero de JungKook y lo arrojó a algún lado de la habitación.

Decidieron que ya era hora de cambiar de posición. Así que JungKook en un ágil movimiento, afianzó su agarre en la cadera de su acanelado, y se tumbó en la cama. TaeHyung se acostó sobre JungKook, se besaron sonrientes, y el azabache se giró hacia un lado; logrando acostar a su pareja en el mullido colchón.

— ¿Puedo rasgar tus medias, amor? — Inquirió el azabache cuando se trepó sobre TaeHyung y lo apresó entre su cuerpo y la cama.

— Amor... Rasga las medias, el traje, lo que desees. — Respondió con voz ronca.

— Mi dulce melocotón, hoy no te dejaré tan marcado. — Acarició una de las piernas del castaño.

— Kookie~, usemos las esposas...

— Solo déjame deleitarme lentamente con tu cuerpo y luego te esposaré. — Se apoderó de los hinchados y rojizos labios del castaño.

En la habitación resonaban los chasquidos húmedos, sus jadeos roncos eran el complemento perfecto para sus besos y caricias.

El azabache desató las cintas que tenía el Body en la parte delantera, deslizó sus níveas y venosas manos por entre la tela y se apoderó de los pezones de su chico. Pellizcó suavemente y TaeHyung apretó las mantas.

Los delgados labios del azabache dejaron dulces besos en la piel del torso del castaño, por sobre la tela del Body; acarició la prominente erección de su amado. Un gruñido de satisfacción escapó de los labios ajenos.

JungKook siguió con su recorrido de caricias, pasó de la entrepierna del castaño a sus largas piernas, lentamente acariciaba esas extremidades que muchas veces se enredaban en sus caderas. Con sus dígitos inició a agrandar los agujeros de las mallas, subió hacia el rostro de su pareja y sin dejar de acariciar las piernas, lo besó.

TaeHyung apretaba sus ojos disfrutando de cada roce en su piel.

— Manos arriba, mi vida. — Ordenó el azabache y TaeHyung obedeció gustoso. — Solo te esposaré un momento. — Besó las muñecas del acanelado. — Baby~, te voy a voltear, tendrás tu trasero empinado para mí y...

— Kookie~, no digas lo que me harás. — Movió sus caderas buscando fricción con la entrepierna del azabache. — Ah~, si lo dices me voy a correr...

JungKook le sonrió, la verdad es que él también estaba a nada de correrse. Su juego de caricias y besos los tenía en un estado de sensibilidad intensa. Con solo el roce de sus labios en la piel ajena; ellos sentían una fuerte electricidad recorrer sus espinas dorsales.

Abrió las esposas, y TaeHyung juntó sus manos llevándolas a la cabecera de la cama, el azabache esposó a su dulce melocotón.

— Quiero tus manos todo el tiempo sobre tu cabeza. — Se bajó del cuerpo ajeno.

— Como ordene mi mago sexy. — Con ayuda del azabache, giró su cuerpo cuando este lo tomó de las caderas.

En cuatro, con su pecho pegado al colchón, su rostro hundido en la almohada, sus antebrazos soportando parte de su peso y sus manos juntas por sobre su cabeza; empinó sus montañas de carne.

— Baby~, quiero que eyacules primero. — Nalgueó levemente un cachete. — ¿Podrías hacerlo?

TaeHyung tuvo un leve espasmo a causa de la nalgada. — Ah~, Ko-Kookie~ si puedo...

El azabache se inclinó hacia los cachetes traseros del castaño, lamió aquellas montañas de carne por sobre las medias y de un momento a otro apresó la tela entre sus dientes. Jaló con fuerza logrando rasgar un poco las medias.

— Ko-Kookie~, conejito~...

— Ya sé amor... — Tomó la tela entre sus dedos y la rasgó por completo. — Te vas a correr, estoy igual. — Observó el trasero de su pareja con las medias rasgadas y esa bolita de felpa en el traje. — Mierda, mi amor, no voy a aguantar más. — Se bajó el bóxer rápidamente e inició a masturbarse.

— To-tócame~, conejo~, ne-necesito que me toques~.

JungKook se inclinó un poco y adentró una de sus manos por la parte baja del Body, tomó posesión del miembro de su pareja y lo masturbó. Ubicó su polla en una de las nalgas del castaño y la apresó con parte de la tela de las medias rasgadas y el body.

Masturbaba a su pareja mientras restregaba su miembro en el esponjoso cachete de su chico.

— Ko-Kookie~, ¡Kookie, me vengo!

— Ah~ ¡Baby!

TaeHyung eyaculó en la mano de su pareja y manchó con su esencia el interior de su traje. El azabache, liberó el miembro de su chico y rápidamente posó la mano con semen de TaeHyung en la cadera del castaño.

Sacó su polla de la prisión de la tela y el cachete de su pareja, apretó la cadera del acanelado y con su otra mano se masturbó un poco. Estaba tan excitado que con dos movimientos de su mano; eyaculó sobre el trasero de TaeHyung.

— Adoro tu exquisito trasero, mi amor~. — Gruñó esparciendo su semen en la piel de los cachetes del acanelado.

— Adoro que tus manos logren llevarme a ver estrellas~. — Se dejó caer por completo en la cama.

JungKook se acostó a un lado del castaño. — Amor, ¿Tienes energía para que te penetre? — Inquirió peinando los alborotados cabellos de su pareja.

TaeHyung lo miró y le sonrió. — Por supuesto que tengo energías. — Acarició la mejilla del azabache. — Termina de quitarme este traje y hazme el amor... — El castaño se acostó boca arriba, con su espalda pegada al suave colchón.

— ¿Quieres que te ponga mis collares en tu hermoso cuello? — TaeHyung asintió. — Okay, amor, pero no ejerceré tanta fuerza como en otras ocasiones. — Buscó la llave de las esposas y liberó las manos de su pareja. — Déjame ver tus muñecas.

El castaño estiró sus manos. — Amor, mis muñecas están bien.

JungKook acarició la piel acanelada. — Es bueno ver que no tienes marcas mi vida. — Besó cada muñeca.

— Kookie, me encanta que me cuides, pero quiero sentirte. — Una de sus manos acarició el pene del azabache.

— Mngh, amor, tus manos...

— ¿Qué pasa con mis manos? — Apretó levemente aquel pedazo de carne y mordió su labio.

— Ah~, mi amor~...

— Kookie~, quiero sentirte en mi interior...

— N-no... No puedo... Ah~, tus manos van a provocar que me corra. — TaeHyung se encontraba jugando con el glande del azabache, usó el líquido pre-seminal de su pareja para lubricar la extensión y masturbarla lentamente.

— No señor, tú te corres en mi interior... — Liberó el miembro del azabache. — Amor, necesito que...

Sus palabras fueron calladas cuando JungKook se trepó sobre el cuerpo del acanelado.

Se besaron y acariciaron, en un abrir y cerrar de ojos; el azabache desnudó por completo a su pareja. Lo preparó con sus dedos, se deleitaron con el sonido del chapoteo producido por el lubricante y los movimientos de los dedos de Jeon en el interior del castaño.

Durante la preparación del canal del castaño, JungKook con su mano libre se encargó de aprisionar levemente el cuello de su pareja, acariciaba la piel y luego ejercía un poco de presión. TaeHyung por su parte rodeaba la muñeca del azabache con sus largas manos, cerraba sus ojos y mordía sus labios disfrutando del momento de placer.

Cuando vio que su pareja estaba perfectamente preparado, liberó el cuello ajeno y abrió un poco más las piernas del castaño. Acercó su pelvis al necesitado trasero y alineó su miembro en el músculo de anillos, penetrándolo lento. El vaivén de caderas no se hizo esperar, roncos y sonoros gruñidos salían de la garganta de la pareja. Estocadas certeras y profundas, lograban maltratar el punto dulce del castaño.

— ¡JungKook, no pares!~ — Gritó cuando sintió que su columna vertebral era atacada por una corriente eléctrica. — ¡JungKook! — Agarró la cadena corporal y la jaló hasta romperla. — ¡Kookie!~

Unas cuantas estocadas fueron suficiente para que con un gutural gemido llegaran a su punto máximo de placer.

— Te amo~ — Gimieron al tiempo y terminaron de descargar sus blanquecinas esencias.

Sus respiraciones agitadas se regulaban poco a poco, caricias dulces eran percibidas en sus pieles en medio de las sábanas. Temblaban ante el tacto, sonreían como nunca y se besaban como si fuera su último beso.

JungKook se levantó de la cama. — Bebé, se nota que disfrutaste que te hiciera el amor.

— Siempre lo hago. — Le regaló una hermosa sonrisa geométrica. — ¿Por qué lo dices ahora?

— Es que rompiste la cadena corporal. — Le mostró como ahora era dos pedazos. — Siento que si esa cadena no hubiese estado en mi cuerpo... Al que hubieras roto sería yo.

— Lo siento. — Fingió un pucherito. — Es que me ganó la pasión del momento. — Observó cómo su pareja recogía la ropa y la dejaba en el cesto de ropa sucia. — No exageres, ¿Cómo te voy a romper?

— No sé, quizás me hubieses lesionado el pene. — Una sonrisa coqueta acompañó aquellas palabras.

— ¡No inventes! Eso jamás lo haría....

— Mi amor, no grites. — TaeHyung le arrojó una almohada. — Solo quería molestarte.

— Tan graciosito el conejo obsesionado con mis nalgas.

— Si soy. — Le arrojó un besito volador.

— Kookie, deja de hacerte el gracioso y ven a la cama. — Palmeó el colchón. — Después arreglamos el desastre.

— Amor, espérame, tengo algo para ti.

TaeHyung lo miró confundido. — ¿No es otro Plug o algo así?

— ¿Cómo crees?

— No sé, solo se me vino a la mente eso. — Rieron.

JungKook tomó en sus manos la cajita de terciopelo, se subió a la cama y se sentó frente al castaño.

— Conejo, ¿Qué es eso? — Sus ojos estaban fijos en la caja.

— Mírame, bebé, mírame. — TaeHyung conectó miradas con el azabache.

— Ay, no... Kookie. — Tomó entre sus manos el rostro del nombrado. — ¿Qué pasa? ¿Por qué tus ojitos están acuosos? — Besó los delgados labios.

— Yo...

— Amor, no llores, me asustas...

— Kim, amor de mi vida. — Abrió la caja y TaeHyung no pudo evitar que sus ojos se cristalizaran.

— ¿Qué es eso? — Inquirió después de limpiar una lágrima del azabache.

JungKook sacaba de la cajita una de las cadenas que estaba resguardada en aquel estuche.

— Kim TaeHyung... — El nombrado tomó en sus manos la cadena que había quedado en aquella caja.

— Amor, este... Este anillo.

— Los anillos, amor, los anillos. — Su aconejada sonrisa hizo presencia. — Kim TaeHyung, mi dulce melocotón, amor de mi vida...

— Creo que me voy a desmayar...

— Amor, no hagas eso, aun no. — Le robó un beso. — Kim TaeHyung, no te imaginas lo mucho que te amo. Eres la luz de mi vida, eres la razón por la cual día a día sonrío. — El castaño lo escuchaba atento. — Día y noche pienso en ti, siempre estás en mis sueños, te amo con tanta fuerza e intensidad, que estoy seguro que sin ti mi vida sería una total oscuridad.

— Conejito... Yo también te amo con esa intensidad. — Desabrochó la cadena, imitando la acción de su pareja.

— Bebé, mi Kim TaeHyung. — Ambos posaron sus manos con las cadenas abiertas en los cuellos contrarios. — ¿Me harías el honor de casarte conmigo? — TaeHyung asintió y sus ojos no pudieron contener sus lágrimas. — Prometo amarte, respetarte, desearte, atesorarte, cuidarte y marcarte hasta después de la muerte. — Abrochó la cadena y observó la argolla que ahora reposaba en el pecho de su chico.

— Jeon JungKook. — Apuntó la cadena en el cuello del azabache. — Acepto casarme contigo. — Deslizó sus dedos hasta la argolla que le pertenecía a Jeon. — Prometo hacerte feliz día y noche, amarte, respetarte, besarte, acariciarte y entregarme a ti en cuerpo y alma hasta después de la muerte.

Se abrazaron y limpiaron sus lágrimas mutuamente, en medio de besitos se recostaron en la suave cama. TaeHyung reposaba su cabeza en el pecho del azabache y con sus dedos jugaba con la cadena que tenía el anillo de JungKook, este último acariciaba una de las mejillas de su amado y con la otra imitaba la acción del acanelado, conectaron miradas y en sus ojos había un brillo especial.

— Nos vamos a casar. — Dijeron al unísono.

— Te amo mi conejo de collares apetecibles.

— Te amo mi dulce melocotón de trasero comible.

Unirán sus vidas en una ceremonia, dicha ceremonia le gritará a sus conocidos y familiares que se pertenecen el uno al otro. Pero en verdad ellos se pertenecen desde el primer momento en que sus ojos conectaron, sus cuerpos se unieron y sus labios se probaron.

Sus vidas están unidas desde que decidieron amarse incondicionalmente, disfrutando de sus cuerpos y uno que otro fetiche. Simplemente ellos están unidos en cuerpo y alma desde que sus mentes y corazones decidieron entregarse al otro.

Una pareja que solo tiene ojos para su amado, unos chicos que se demuestran su amor de todas las maneras habidas y por haber. Dos almas que no tienen miedo en complacer a su pareja, pero sobre todo, dos corazones que siempre pensaran en la felicidad y bienestar de su otra mitad.

Fin.

Hola, kokoros darks 🤟💜🖤
Al final resultaron unos melocotones mágicos 🤣, chamacos estos y sus hechizos. 😅

Gracias por acompañarme en esta pequeña historia. 💜 Final, final, no va más.
Nos leemos en mis otras bebés. Besitos púrpuras 💋💜🤟
Lxs quiero mucho mis kokoros darks y hornys 🖤

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