🍑Capítulo 1🍑
Con su rostro contra la suave almohada, su pecho apegado al mullido colchón y su trasero empinado, dándole una perfecta y maravillosa vista a su guapo novio de cabellos azabaches.
El azabache observaba fascinado aquella sexy y apetecible silueta. Mordía sus labios y al mismo tiempo olfateaba las panties de encaje color rosa palo. Imaginaba que el perfecto trasero de su amante se vería aún más apetecible con aquella ropa interior.
El chico de piel canela se retorcía en desesperación. Deseaba tanto sentir a su amante dentro de él, pero sabía que el chico de piel blanca como la nieve, aún se tardaría un poco en poseerlo.
— Baby~. — Se inclinó sobre la espalda de su amante y le susurró en el oído. — Tu perfecto culito se verá de maravilla con estos panties. — Ejerció una falsa estocada. — Ahora ayúdame con tus piernas y deja que te ponga los panties. — Amasó las montañas de carne y dejó sus dedos marcados en la piel canela.
El acanelado jadeó en satisfacción y excitación, amaba que su hombre tomara posesión de sus glúteos y los marcara.
Cuando el azabache se alejó un poco de su cuerpo, el acanelado sostuvo su peso con los antebrazos y alargando una pierna a la vez; deslizó cada una de sus largas piernas, sintiendo la suavidad del encaje que rosaba su piel.
— Definitivamente tu trasero es el melocotón más delicioso, dulce y mordible del mundo. — Nalgueó los cachetes de su pareja.
— JungKookie~. — Chilló bajito ante el temblor que recorrió su cuerpo.
El azabache tomó su miembro erecto, palpitante y baboso con una de sus manos, y con la otra estiró un poco la tela del pantie de su pareja. — Te encanta cuando maltrato tus ricas montañas. — TaeHyung mordió su labio inferior. — Vamos bebé, déjame escuchar tus dulces jadeos.
— Kookie~.
El nombrado deslizó su miembro por entre la tela y una de las nalgas de su pareja. Movió sus caderas lentamente, disfrutando como su pene dejaba un camino brillante en el glúteo de su acanelado. El pre-semen sobre la piel de su amante era la evidencia de aquel exquisito roce.
— Que rico~. — Gruñó. — Me encanta la sensación que produce restregar mi polla en tu nalga y el pantie la aprisione.
— No me tortures más~.
— Déjame jugar otro rato. — Estampó su mano tintada en la nalga libre de su pareja, y se alejó levemente de su acanelado.
— ¡Ah!~ ¡Mngh!~ — Mordió la almohada. — Kookie, dame otra más fuerte. — Ordenó contoneando sus caderas de lado a lado.
— Quiero escucharte gemir tan alto que despertaremos a los vecinos. — Nuevamente estampó su mano en la nalga del acanelado. — Tu boquita, quiero que la abras, y grites bebé. — Otra nalgada resonó en la habitación. El miembro de TaeHyung palpitó y humedeció con su pre-semen la tela del pantie. — Ah~, mierda, me encanta como se marcan mis dedos en tu piel. — Se inclinó y lamió la nalga rojiza del acanelado.
— ¡Muérdeme, JungKook, muérdeme! — Le pidió temblando en excitación.
El azabache sonrió ladino, nalgueó cada cachete y después lamió delineando las marcas rojizas en la piel contraria.
— Po-por favor... Muérdeme~.
— Levanta más tu culito, bebé. — El acanelado obedeció.
— ¡Ah~, Jun-JungKookie!~ — Gritó cuando el azabache apretó su glúteo izquierdo y mordió el derecho.
— Grita más fuerte. — Mordió el glúteo izquierdo.
— Ko-Kookie~. — Gimoteó cuando el azabache lo tomó fuerte de las caderas y lo apegó a su pelvis.
— TaeHyung, tu perfecto trasero será profanado por mi gruesa polla y no estarás satisfecho hasta que te llene con mi esencia al grado de que se desborde por tu goloso anillo. — El mencionado tembló dejando caer su pecho contra el colchón.
— Soy completamente tuyo~.
— Tu cuerpo, tu corazón, tu trasero, todo absolutamente todo es mío. — Jaló el cabello castaño.
— ¡Mngh!~ — Se aferró a la cama.
JungKook se inclinó hasta el trasero de su pareja y besó las montañas de carne lentamente, dejó pequeñas mordidas y una que otra nalgada. Cuando vio que aquel redondo y tonificado culito estaba completamente lleno de marcas; sonrió satisfecho. TaeHyung gemía y temblaba, estaba disfrutando al máximo el placer que su amado le estaba otorgando.
El azabache agarró con fuerza las panties de su pareja y las corrió hacia un lado. Con su mano libre se masturbó y lubricó su virilidad con el líquido translucido que goteaba de su polla. Cuando sintió que se correría con solo la idea de penetrar a su novio. Dejó de jalar la tela, la cual estaba creando una fricción en el miembro del acanelado, el cual se había corrido por lo rico que se sentía aquel roce.
Dirigió su mano tintada al agujero de su pareja y con extremo cuidado introdujo un dedo, lo movió lento y profundo, cuando el acanelado le ordenó que metiera otro; el azabache lo nalgueó y seguido a eso introdujo dos dedos de una estocada. Movió y abrió sus dígitos dentro de la cavidad anal del castaño.
Cuando sintió que el agujero de su novio se encontraba más que preparado, sacó sus dedos y los lamió con lujuria. Sin darle tiempo de quejas al acanelado, jaló la tela del pantie y la corrió sobre una de las nalgas de su chico. Alineó su duro pene en la rosada entrada y se enterró sin contemplaciones.
Dulces y roncos gemidos salían de la boquita de su acanelado, JungKook penetraba aquella entrada tan fuerte y exquisitamente que TaeHyung rodaba sus orbes en satisfacción. Una marca de saliva fue dejada en la almohada que de vez en cuando el chico mordía cuando sentía que su pareja tocaba su punto P.
JungKook bajó la intensidad de sus estocadas y se inclinó sobre el cuerpo del acanelado. Le lamió cada vertebra y dejó besitos en cada una de ellas. Cuando llegó a los hoyuelos de venus, se humedeció sus pulgares con el semen de la primera corrida de TaeHyung y los masajeó lentamente.
Nalgueó y mordió de nuevo cada nalga que lo traía loco y obsesionado. Enserio amaba a el trasero de TaeHyung, su dulce y carnoso melocotón.
— Es hora de que lleguemos al clímax. — Le dijo a su amado acanelado y este movió su cabeza frenéticamente en asentimiento. — Quiero que eyacules en mi mano tatuada mientras yo te lleno de mi esencia.
— Hazlo rápido, mis pernas no aguantan más. — JungKook sonrió al ver como el cuerpo de su pareja temblaba y luchaba para sostenerse en la posición.
JungKook sacó su polla del agujero de TaeHyung y cacheteo las montañas de carne. Lo volteó en un rápido movimiento, le abrió las piernas colocándose en medio de estas. — Grita mi nombre, no lo olvides, Baby. — Alineó su miembro en la entrada maltratada de su amado.
TaeHyung se auto penetró y JungKook mordió su labio inferior, apretó su mandíbula y tomó posesión de las caderas del castaño. Subió una de las acaneladas piernas a su hombro y con su mano tintada inició a masturbar a su pareja.
Varias estocadas frenéticas fueron ejercidas y TaeHyung en medio de gritos, gruñidos y lágrimas de placer se descargó en la mano tintada de su Kookie. El azabache lamió sus dedos y palma, limpiando gustoso con su lengua la rica corrida de su acanelado. Pasaron pocos minutos y JungKook se descargó dentro de su pareja. Cayó sobre el sudado y perfecto cuerpo de su amado, le besó el cuello y mejillas.
Salió con cuidado del castaño y se lo llevó al baño para ducharse juntos.
La mañana llegó y TaeHyung tomó asiento frente a su novio. — Kookie, me duelen mis caderas. — Se quejó al sentarse con cuidado en la silla del comedor.
— Lo siento, bebé. — Estiró su mano para acariciar la de su pareja.
— Me duele, mi colita me duele.
— Bebé, si quieres te puedo poner un ungüento...
— ¡No!
— ¿No?
— Es que terminaras de nuevo poniéndome panties de encaje y enterrándote en mí.
— Baby, lo siento. — Besó la mano del acanelado. — Es que sabes que tus melocotones son mi debilidad y con solo verlos me dan ganas de morderlos, acariciarlos, nalguearlos y profanarlos...
— Por eso que no quiero que me pongas el ungüento. — Puchereo. — A mí me encanta todo lo que me haces, pero creo que anoche nos pasamos.
— Y a mí me encanta que te encante. — Le sonrió ladino.
— Vamos a desayunar, tú me sonríes así y se me olvida que me duele el trasero.
Desayunaron en medio de mimos por parte del azabache hacia el acanelado. Recogieron los trastes sucios, los lavaron y se dirigieron a alistarse para salir a trabajar.
JungKook esperaba a TaeHyung en la sala de su apartamento. Con el celular en su mano y sonriendo en picardía. Sus ojos brillaban cada vez que divisaban un artículo que él pensaba que se vería de maravilla en el trasero de su pareja.
— ¿Qué estás haciendo? — Inquirió Tae mientras se ponía su abrigo.
JungKook pegó un pequeño brinco del susto. Estaba tan concentrado en el artículo que encontró, que no se percató de la presencia de su novio.
— Kookie, ¿No me digas que estás comprando más panties de encaje?
JungKook negó con su cabeza. — Bebé, no, esos ya los compré está madrugada después de bañarte.
— ¡¿Qué?!
— Es que los que compré hace unos días ya los rasgamos todos.
— Y por eso pensé que ya no comprarías más.
— Al contrario, amor. — TaeHyung levantó una ceja. — Sería un sacrilegio no comprar más panties para que tu glorioso trasero lo desfile y yo...
— JungKook...
— En este momento estoy viendo un traje que se vería exquisito en ti. — Le dijo. — ¿Quieres ver?
— No. — JungKook le mostró el celular. — ¡No me voy a poner eso!
El azabache agachó su cabeza e hizo un puchero. — Pero en tu cuerpo se vería más que exquisito.
— ¡No!
— Como digas, mi bebé.
JungKook retiró de su carrito de compra el disfraz de conejito negro. Ese traje constaba de un Body en encaje, en la parte trasera por sobre la cola, había una pequeña bolita afelpada de color blanco, unas medias de malla y una balaca con orejitas.
— Siento mucho gritarte, amor.
— Lo entiendo. — JungKook disimuló la emoción que sintió cuando la página web le mandó una sugerencia. — Ni desquiciado dejaré pasar la oportunidad de ver tus gloriosos glúteos con esto. — Pensó y realizó la compra del artículo. — Esperemos y cuando lo veas no me regañes.
— Vamos al trabajo.
— Vamos bebé. — Lo tomó de la cintura y salieron del apartamento.
Llegaron a sus trabajos, y cada quien tomó su camino. Se verían de nuevo cuando llegaran a su hogar en la noche.
TaeHyung daba clases de arte en una pequeña academia, amaba plasmar lo bello del mundo por medio de trazos, pinceladas y colores.
JungKook trabajaba en su pequeña empresa de construcciones y remodelaciones. Su talento para dar vida a espacios grises y sin vida era único. De vez en cuando tenía que salir de viaje para supervisar proyectos.
No le agradaba tener que separarse de su pareja. Eso significaba que tendría días sin poder sentir su perfume, no podría besarlo y peor aún no podría amasar esos dulces y suaves melocotones que lo hacían babear.
La pareja llevaba ya casi cinco años juntos, se habían conocido en la fiesta de graduación de fraternidades. Cuando sus ojos conectaron y sus manos se rozaron, sintieron que estaban hechos el uno para el otro. Iniciaron a salir y con la convivencia de sus citas, se dieron cuenta de los sentimientos que habían nacido en ellos.
En su primera vez descubrieron que uno era la perdición del otro, se preguntaron cómo habían vivido tantos años sin tenerse el uno al otro.
TaeHyung con el pasar del tiempo se dio cuenta que a su amado novio le encantaba marcar sus glúteos y que a él le fascinaba la corriente eléctrica que recorría su cuerpo cuando su pareja tenía esa posesividad sobre su cuerpo.
En ocasiones el azabache lo hacía sonrojar, ya que cuando ingresaban a una tienda de lencería; su pareja le mostraba con entusiasmo las bragas, tangas y panties que según él le harían estallar su polla con solo imaginarse esas prendas en el trasero de su TaeHyung.
Después de seis meses teniendo citas y dos años más de relación, ellos se fueron a vivir juntos. Eran inseparables. Todo el tiempo vivían pendiente del otro, ya sea por mensaje, llamada, videollamada, siempre se comunicaban.
Así es como ahora están juntos, y TaeHyung satisface cada uno de los deseos de su pareja, el ama entregarse a JungKook y si a su pareja lo hace feliz verlo en panties de encaje con su trasero a la disposición del azabache, él no se negara a disfrutar con él.
Pero una cosa son los panties y otra cosa son los trajes que a veces le muestra. TaeHyung rogaba al cielo para que a su JungKookie no le saliera alguna sugerencia de algún Plug anal o quien sabe qué cosa que le daría ideas a su amado. Enserio deseaba que esas páginas no le sugirieran accesorios que él no sabría si aceptaría.
TaeHyung escuchó el timbre de su apartamento y salió del cuarto de lavado para revisar quién era.
JungKook se encontraba en la habitación revisando los últimos detalles para salir de viaje por veinte días. Escuchó el timbre pero no le dio mucha importancia, hasta que a su celular le llegó la notificación de que su pedido se encontraba llegando a su destino.
— ¡Yo abro! — JungKook abrió sus ojos enormemente y salió corriendo.
— ¡No! Bebé yo voy... — Cuando llegó a la sala, TaeHyung tenía el paquete en sus manos. — Dámelo, amor...
— Se puede saber ¿Qué es esto? — Le preguntó enarcando una ceja y abriendo el paquete. — ¡Jeon! Te dije que no quería ese disfraz de conejo. — Sacó el contenido de la caja. — ¡Jeon!
— Bebé. — Le sonrió dejando ver sus dientes de conejo y logrando que un hoyuelo se marcara en una de sus mejillas. - No es un disfraz de conejo...
— ¡Jeon! Esa cosa es... — Sostenía el artefacto con dos de sus dedos y miraba a su pareja entrecerrando los ojos.
— Es un Plug anal. — Dijo acercándose al castaño. — Se verá magnífico en tu delicioso trasero.
— ¡JungKook! Esta cosa tiene una cola.
— Es una colita de tigre.
— ¡No me pondré eso!
— Pero, mi amor, te quedara hermosa, y mira. — Le mostró el resto del contenido de la caja. — Tiene una balaca de orejitas. Serás un sexy tigre.
— ¡No!
— Mi amor... Haré lo que quieras. — Expresó y TaeHyung tuvo una idea. — Haré lo que me pidas o aguantaré lo que tú quieras. — El castaño sonrió ladino.
— ¿Harás lo que quiera? — JungKook asintió. — ¿Aguantaras lo que sea? — Un movimiento de cabeza en afirmación fue la respuesta. — Okay... Si quieres que me ponga esa cosa. — JungKook lo miró expectante. — Aguantaras los días que estés de viaje sin tener sexo telefónico o en videollamada conmigo.
— ¡¿Qué?!
— Lo que escuchaste. Es eso o no me pongo esa cosa.
— Pero, me voy a morir...
— Entonces no me la pongo. — JungKook se cuestionó ¿En serio se moriría? ¿Perdería la oportunidad de ver a su carnoso melocotón con esa colita colgando desde su interior? — No lo vas a aceptar. — Pensó. — Dejemos lo de la cola y...
— ¡Acepto!
— ¡¿Qué?!
— Acepto tu propuesta. Cuando regrese del viaje te veré con ese Plug en tu espectacular trasero. — Sonrió emocionado.
— Pero dijiste que te morirías.
— Corro más peligro de morirme si no sé cómo te ves con el Plug y las orejitas.
— ¡Kookie!
— Vamos a guardar esto y te doy besitos antes de que tenga que irme.
— ¡¿Por qué le propuse eso?! — Siguió los pasos del azabache. — Kookie, mejor me compras el disfraz de conejito.
— Después de que cumpla con tu condición, te compraré el disfraz de conejito y rasgaré esas medias de malla mientras te beso el cuello.
— ¡No seas aprovechado!
— Sé que te niegas con tu boca, pero tu cuerpo me dice otra cosa. — Cerró el mueble donde dejó la caja con el Plug y las orejas. — Mi amor, estoy casi seguro que tú no aguantaras estar tanto tiempo sin tener sexo telefónico conmigo.
— ¡No me retes!
— Te conozco...
— Tú vas a perder.
— Me voy a perder en tus montañas de carne cuando te tenga en cuatro, con el trasero bien empinado y vea esa colita hundida en tu interior.
TaeHyung jadeó. — Mierda, JungKook, no digas eso. Estás jugando sucio.
El azabache tomó posesión de la cintura ajena y con delicadeza lo tumbó sobre la cama. — Estoy diciéndote lo que pasara cuando llegue de mi viaje y te haga gritar tanto mi nombre que quedaras sin voz por una semana.
— Kookie~...
— Ya te excitaste mi amor. — Bajó su mano hasta la entrepierna de su pareja. — Voy a chupar tu delicioso sexo y te haré el amor toda la noche.
— No lo digas y hazlo. — Sus manos se dirigieron al pantalón del azabache y bajó su bragueta.
JungKook lo desnudó lentamente, chupó cada parte del acanelado cuerpo. Esa noche no lo nalgueo como de costumbre, quería dejarlo con la ganas de ese placer, necesitaba tenerlo necesitado para su regreso.
TaeHyung recorrió con sus manos el cuerpo de su pareja, dejó uno que otro chupetón en el cuello de este y jugó con el glande húmedo. Con su pulgar delineaba la húmeda hendidura del sexo de su amado.
Mientras el azabache apretaba sus ojos y mordía su labio, con sus manos ejercía una leve presión en el cuello del acanelado y este último sacaba su lengua delineando sus labios y disfrutaba del placer de ser levemente asfixiado.
Con roncos y guturales gemidos, llegaron al éxtasis, con sus pieles bañadas en sudor y satisfechos por su entrega carnal, se durmieron abrazados. Disfrutaron de su desnudez y de la unión de sus calientes cuerpos.
Capítulo dedicado a ThVNikki , gracias por alegrarme los días con nuestras peleas locas. Te quiero mucho mi bella TaeHyungnista 😘
Con mucho cariño, las nalgadas y mordiscos al melocotón de Tae 😅 son para ti 😈
La Tsunade Dark se va a hacer la Tsunadetruz 🏃♀️
Lxs quiero un montón, besitos púrpuras 💋💜🤟🖤
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