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La luz de luna traspasaba las delgadas cotinas de tela, el orfanato estaba completamente iluminado por la luz natural de esta y los focos de colores que colgaban del techo. Los niños pequeños no faltaban corriendo por todo el patio, siendo perseguidos por las monjas para poder vestirlos adecuadamente.
Los mayores ayudaban a las demás monjas en preparar la cena y poner los platos sobre la mesa, dejándola totalmente limpia y acomodada.
Jim vestía un pantalón negro rasgado de las rodillas, una camisa blanca de botón arremangada hasta los codos, unos zapatos negros largos con un poco de tacón y una cadena dorada en su cuello. Su cabello se encontraba acomodado de lado, haciéndole ver completamente diferente a su apariencia ya conocida.
Con sus manos acomodó el cuello de su camisa y caminó hasta la cocina, en donde ayudó en lo que pudo.
Hoy seria un largo día
La navidad pasó, así como el cumpleaños del pelirosa, tan rápido que ni se dio cuenta. Justo ahora se encontraba guardando sus cosas, enero ya casi comenzaba, el mes de nuevos empleos, el mes del nuevo comienzo de Kim Seok Jin.
Tomó su maleta y caminó hasta su amigo, quién volteó la cara para que el mayor no viera sus ojos lagrimosos, pero de nada sirvió, Jin sonrió, las lágrimas escurrieron por su mejilla derecha, extendió su mano y revolvió los mechones menta del menor, sabía que a su amigo no le gustaba el contacto físico, por eso mismo no lo abrazo. Lo extrañaría tanto, extrañaría sus regaños como si el fuera el mayor, sus consejos de hermano, sus tiernas sonrisas y pucheros.
El señor tomó sus maletas y las metió en la cajuela del automóvil, mientras esperaba a Jin para partir al destino dado.
Las monjas y gran parte del orfanato se encontraba afuera, despidiendo al chico más querido por todos. Las ancianas lloraban, el bebé que ellas aceptaron había crecido, se iría de allí a hacer una nueva vida. Cuando acabaron, Jin comenzó a caminar para el taxi, pero fue interrumpido por dos delgados y pálidos brazos. Sus ojos se abrieron de par en par.
"Creí que no te gustaba el contacto físico" no volteó, no quiso hacerlo, si lo hacía, lo más probable es que raptaria a su mejor amigo para irse juntos.
"Y no me gusta, pero es un momento que lo amerita" el pelimenta hundió su cara en la ongasta espalda del mayor, empapandola de lágrimas.
"Yoon, promete que cuidaras a todos, ahora eres el mayor aquí"
"Apenas tengo 16 años, ni siquiera puedo cuidar de mi, ¿Cómo lo haré con otras personas?" el sollozo de su amigo hizo su corazón doler.
"Sé que puedes" tomó los brazos del menor y deshizo el agarre, le dio un beso en su mano y subió al auto.
El carro partió, dejando atrás a todos sus seres amados, sus recuerdos.
A su familia.
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