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El castaño caminaba por el enorme pasillo del edifico, tenía que entregar unas cuantas cosas a su jefe. Ese día el pobre NamJoon pescó una leve gripe, y claro, no podía ser olvidado el jodido dolor de cafeza. Menuda mierda.
Para joder más, la mayoría de Seúl estaba a reventar de agua, en todo el día no había parado de llover, así que después de acabar con su trabajo, al más tardar a las 8 p. m, tendría que ir caminando bajo la lluvia, no le molestaría si no estuviera enfermo, sin embargo, la vida le tenía preparado otra cosa.
Entró a la oficina del CEO después de tocar y darse cuenta que no estaba, al ya tener confianza, NamJoon entró y dejó los papeles en el escritorio, escribió en un pedazo de papel que ya se iría y llegaría mañana más temprano de lo normal.
Bajó hasta el primer piso del edificio, tomó su saco y salió, la lluvia no tardó ni un solo segundo en comenzar a empaparlo de agua, mojando todo de él, incluso sus pies dentro de los zapatos. Juntó sus brazos tratando de darse calor, más no consiguió nada.
Sus pierna comenzaron a moverse en dirección a la parada de autobús, quizás aún salía uno que lo dejara cerca de su casa, pero no, ya no había horario de autobuses a esa hora, por primera vez, NamJoon maldijo a los siete mares.
Sin más elección, caminó debajo de la lluvia fría.
"¿Te irás ya, Jin?" la pelinegra le habló a su amigo, quién ya comenzaba a guardar sus cosas.
"Ya, por lo que veo, la lluvia no pasará, es mejor que también te vayas ahora"
"Sabes como se pondría la estúpida de Jeongyeon, me quedaré y cerraré, tú no te preocupes" la chica le guiñó un ojo y rió, contagiando a su amigo.
"Bien, entonces, nos vemos mañana, Lisa" sacudió su mano, abrió su paraguas y salió.
Jin suspiró y caminó.
El día no había sido tan pesado, la gerente Jeongyeon no se había presentado por motivos personales, algo sumamente relajante para todos.
El caminó a casa se le hacía refrescante y motivador, provocándole por primera vez en el día, una sonrisa verdadera.
Su mirada en el piso mojado, causó que no se diera cuenta del chico contrario que venía igual o más distraído que él. Y sin más, chocaron.
Jin cayó al suelo, empapando completamente su lindo culito.
NamJoon se sorprendió. Su ángel estaba enfrente de él, esta vez no perdería su oportunidad. Extendió su mano a Jin y sonrió hasta que sus mejillas se alzaron tanto que sus ojos se cerraron, impidiendole ver correctamente. El pelinegro tomó la mano, no sin antes secar la poca agua que tenía esta, obviamente, en su ya manchado pantalón.
"Perdón, no te vi" Nam hizo una reverencia "Seguro vienes de la cafetería, ¿No?"
"Oh, NamJoon, no me di cuenta de quién eras y si, acabo de salir" Jin le devolvió la sonrisa
"Me comenzaba a preocupar por tu ausencia en tu trabajo" el castaño bajó la mirada con un leve sonrojo en sus mejillas, lo bueno es que el color de su piel morena no dejaba ver bien aquél tono.
"¿Mmh?" el de hombros anchos inclinó su cabeza hacia la derecha "¿Acaso fuiste a verme?"
"Ah, si, es que... Mmh... sé que sonará muy loco, ya que apenas nos conocemos pero por lo mismo quería pedirtelo, Ah... Me es difícil decirte esto pero de verdad quiero conocerte a fondo y saber sobre ti, conocernos a tal grado de ser amigos y no lo sé, quizás ser algo más que eso. Sé que no hemos pasado de unas pocas palabras entre los dos pero es que cuando te vi te me hiciste alguien muy lindo y amable, entenderé si dices que no, después de todo, solo soy desconocido del cual sabes su nombre..." NamJoon habló tan rápido que Jin no logró entender del todo bien
"¿Eh?"el menor miró al de tes morena
"¿Quieres tener una cita?" el castaño bajó por milésima vez su mirada totalmente rojo de vergüenza.
Jin abrió los ojos, ¿Cita?, jamás había tanido una, ni con su ex novia, a la cual solo conoció por que ella le brindó compañía cuando más lo necesitó y por las monjas, no sabía como debía actuar en una. Suspiró.
"Nunca he tenido una cita" sus mejillas se colorearon de un adorable color carmín "Jamás me he enamorado de nadie, NamJoon. No quiero ilusionarte"
"¿Me podrías dar la oportunidad de enamorarte?"
La luz de la luna iluminaba completamente la mesa, en donde se encontraba la cena. De fondo, una canción suave estaba siendo tocada por una bocina pequeña, unas cuantas velas acompañaban las copas con vino y el rico pollo enchilado puesto en el plato.
El cielo estaba totalmente iluminado por la luz natural de la gran bola blanca con lindas estrellas en compañía a ella. Nam suspiró. Jin se encontraba del otro lado de la mesa con una gran sonrisa, la cena no era de muchas palabras, pero extrañamente estaba feliz.
"Me gusta" el rubio se sonrojó.
Si, después de que Nam le pidiera tal cosa, Jin decidió cambiarse de look, le comenzaba a aburrir el cabello negro, no haría nada de malo probar un nuevo color. Tres días bastaron para que los dos estuvieran completamente desocupados y pudieran ir a una linda cita juntos.
"¿Encerio?" el castaño rascó su nuca nervioso "Pensé que no te agradaría mucho algo tan simple"
"Para nada, me gusta lo romántico y casual, no tan precipitado ¿Costó mucho hacerlo?" preguntó luego de pasar un pedazo de comida.
"En absoluto, mi madre me dejó este terreno, así que decidí construir un lugar para mi en donde pudiera relajarme. Eres el primero en venir"
"¿O sea que trairás a más?" Jin preguntó en burla, ansiando ver la reacción del mayor.
"¿Q-qué?, no,pa-para nada, no quise que l-lo tomaras mal"
Jin rió.
"Eres lindo"
Y el cuerpo desmayado de Nam cayó al suelo.
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