Two.
Ya llevaban un año viviendo juntos, estaban graduados y cada quien tenía su trabajo. Seguían viviendo en el mismo departamento, constantemente tenían que comprar cosas nuevas; SeokJin ya no se enojaba tanto, incluso había empezado a amar esas caras que le hacia su amigo cada vez que destruía algo. Lo miraba con suplica y fruncía su labio inferior haciendo un adorable puchero para que no lo regañara por haber roto otra cosa, cuando NamJoon veía que a su lindo amigo se le escapa una sonrisa en pleno regaño, el simplemente le sonreía de vuelta, dejando ver esos hoyuelos que traían mal al contrario.
Había pasado trescientos sesenta y cinco días juntos, su amistad se había fortalecido y cada vez que alguno necesitara del otro sin importar qué; allí estaba para el contrario. Todos los viernes en la noche, se sentaban en la sala de su apartamento y leían juntos, tomaban té y a veces se quedaban dormidos en aquel sofá.
Cada quien llegó a las ocho de la noche al apartamento. Después de una larga jornada laboral, estaban exhaustos. SeokJin no quería cocinar y NamJoon vio las pocas ganas de hacer la cena en los ojos y movimientos de su amigo, así que decidió proponerle salir; ya era viernes, al siguiente día no tendrían que trabajar, así que se le ocurrió invitarlo a cenar y luego tomar unos tragos, ese día se saldrían de la rutina y así ayudaba a relajarse a su amigo.
SeokJin aceptó la propuesta de NamJoon, era una buena idea, además nunca habían salido a tomarse unos tragos, así que gustoso aceptó. Se dirigieron a sus respectivas habitaciones para bañarse y cambiarse.
SeokJin tomó un baño demasiado rápido, se colocó una camisa negra con dos botones abiertos, que dejaba a la vista parte de su clavícula, un pantalón ajustado a sus piernas y zapatos a juego; solo le faltaba su gabán, ¿Dónde estaba? No lo encontraba, buscó en su habitación y no lo veía por ningún lado. Salió de la habitación directo a la de NamJoon, quizás él lo habría visto, cuando llegó a la puerta de la habitación del contrario, lo que vieron sus ojos lo dejaron fuera de órbita.
NamJoon salía del baño, con gotas de agua deslizándose por su cuerpo, una tolla en el cuello y otra enrollada en su cintura. Una magnifica vista para cualquiera, pasaba los dedos por su cabellera sacudiendo el agua que contenían sus azabaches cabellos.
NamJoon tenía tanta prisa por bañarse que se le olvidó la regla número tres que le había puesto SeokJin el día que rompió el lavabo y lo vio con el trasero al aire; siempre cierra la puerta, ese día los dos sintieron tanta vergüenza que era necesaria esa regla para que en cualquier caso no lo volviera a ver en una situación como esa. Pero estaba tan feliz y apresurado en estar listo lo más rápido posible que entró como alma que lleva el diablo a bañarse y no cerró la puerta.
SeokJin tragó saliva fuertemente, no podía creer lo que veía, no hizo ningún ruido, solo observaba en silencio, empezó a sentir mucha calor; el contrario no se había percatado de su presencia.
— Demonios, ¡¿Por qué tiene que ser tan atractivo?! ¡Ayuda! me voy a desmayar. — Pensó.
Estaba completamente perdido en sus pensamientos, observaba a su amigo e inconscientemente lamia sus labios. Cuando vio que NamJoon agarró el borde de la toalla que estaba en su cintura y estaba a punto de quitársela, abrió sus ojos en grande. Por Dios santo lo vería desnudo, ahora si se iba a desmayar. Y llegó su momento de lucidez, salió de aquel trance y antes de que viera la desnudez completa de su amigo, hizo un sonido con su garganta y seguido lo llamó.
— Nam... — Se escondió rápidamente detrás de la pared.
— Dime, SeokJin. — Contestó casi de inmediato, volviendo a ajustar la toalla en su cintura y buscando con la mirada a SeokJin.
El de sonrisa peculiar tomó varias respiraciones, movió su cabeza de lado a lado y casi se abofetea para tratar de calmar su corazón. No quería delatarse, no deseaba que NamJoon lo viera nervioso. No sabe cómo le hizo pero se calmó y habló.
NamJoon al identificar que SeokJin estaba cerca, tomó rápidamente su bata de baño y cubrió su cuerpo.
— Nam... ¿Has visto mi gabán? — Preguntó asomando su cabeza por el umbral de la puerta. — Uff, gracias al cielo se colocó la bata. — Se plantó frente a la habitación esperando respuesta.
NamJoon al ver como asomaba su cabeza, sonrió como bobo. Se veía tan tierno, le daban ganas de abrazarlo. Era como si tuviera miedo a verlo recién salido del baño y que hubiese visto su poca desnudez. Eso le indicaba el lenguaje corporal de su amigo.
— ¡Oh! ¿Será que me vio? — Pensó, dándose un golpe mental. — No, no puede ser, ya me hubiera gritado y regañado por no cumplir la regla número tres. — ¿Eh? — Se quedó pensando. — Sí, lo ví en la sala, allí lo dejaste cuando lo trajiste de la lavandería.
— Gracias... — Y sin más salió corriendo.
— Wow, pero que bonito está. — Dijo. Cerró la puerta y se cambió de ropa. — Bueno siempre está bonito, pero hoy, hoy esta precioso; no quiero que nadie más lo mire.
SeokJin corría hacia la sala y tal como le dijo su amigo allí estaba su gabán, miró el camino por donde hace un rato llegó y se sonrojó, en su mente se reprodujo la imagen de NamJoon, su sonrisa y su cuerpo.
— Ya, SeokJin, deja esos pensamientos, es tu amigo y compañero. — Se regañó. — Deja de pensar cosas calientes.
— ¿Quién piensa cosas calientes? — Preguntó el alto, llegando a la sala.
NamJoon lo observaba esperando respuesta, pero el de sonrisa peculiar se quedó mudo al verlo. No sabía que lo alteraba más, si verlo medio desnudo y con la ropa que llevaba ahora. A los ojos de SeokJin se veía guapísimo, era un Dios y en ese momento no era el Dios de la destrucción.
Frente a SeokJin se encontraba un NamJoon con pantalones negros no tan ajustados pero que dejaban ver esos muslos musculosos que se cargaba, una camiseta blanca y un saco no tan formal sin abotonar de color gris. Definitivamente si se iba a desmayar...
— SeokJin... No me contestaste. — Se acercó.
Y ahí pisó tierra otra vez, regañándose mentalmente por volver a quedar en blanco o más bien por andar pensando en su sexy y guapo amigo.
— Na-nadie. — Trató de no tartamudear pero su mente no le ayudaba. — Nadie, Nam, escuchaste mal. — NamJoon sonrió de lado. No había visto así de nervioso a su amigo desde la vez que lo encontró en el baño...
— ¡Oh, por la santa mierda! — Pensó. — Creo que sí me vio medio desnudo, ay Diosito, pero ¿Por qué no me regaño como siempre por romper las reglas?
— Nam, vámonos, se nos hace tarde para cenar. — Habló tratando de desviar la atención y que no le preguntara más.
Al ver que el de sonrisa peculiar se encamino hacia la salida del apartamento, NamJoon lo siguió, dejando atrás el pensamiento que tenía en mente; no iba a indagar si en verdad lo había visto cuando salió del baño. Esa noche se encargaría de que SeokJin la pasara bien y dejara el estrés del trabajo a un lado, sería una salida de amigos y charlarían, ese era el plan.
La noche pasaba lentamente para los dos, ya habían llegado al restaurante y se encontraban cenando, hablaban de todo lo que habían hecho en su día, se rían cuando NamJoon le contaba al de sonrisa peculiar que accidentalmente había dañado una fotocopiadora en su trabajo; SeokJin le comentó que le habían informado que debía viajar unos días para ir a verificar la firma de un contrato, eso le causó un poco de tristeza a NamJoon, lo extrañaría, no se habían separado en todo ese tiempo que han estado viviendo juntos.
Terminaron de cenar y decidieron ir a un bar, quizás bailar mientras se tomaban unas copas. Ya en el bar el ambiente era ameno, para ser un viernes en la noche y siendo las once de la noche, había poca gente. Se encontraban sentados en una mesa para dos, con una botella de Vodka, dos vasos y mucho hielo. Conversaban y recordaban todo lo que vivieron estando en la universidad, como fue su proceso de adaptación al vivir juntos y descubrir que uno era un poco controlador con el orden y el otro un destructivo de profesión.
Bebían trago tras trago, hasta que el de sonrisa peculiar fue invitado a bailar por un NamJoon muy contento por los tragos que llevaba encima. Aunque SeokJin no estaba mejor que el alto. Bailaron unas cuantas piezas sin invadir mucho el espacio personal del otro, sentían que los tragos harían estragos.
Ellos habían desarrollado sentimientos por el contrario, era inevitable, prácticamente hicieron conexión desde el momento que se vieron por primera vez, pero en sus mentes se decían que el otro solo lo quería como amigo y compañero de apartamento, y no iban a dañar esa relación por una romántica.
Sentían sus respiraciones demasiado cerca, cada movimiento en su baile los acercaba más. NamJoon de vez en cuando observaba esa clavícula que estaba a la vista, miraba los labios de su amigo cada vez que se llevaba un sorbo del trago en el vaso de cristal. SeokJin sentía desfallecer en los brazos de NamJoon, quería más contacto, pero su mente le indicaba que tenía que parar, eso era una salida de amigos, no pasarían la línea. Dejaron que terminara de reproducirse la canción y NamJoon se alejó de SeokJin, necesitaba ir al baño y lavarse el rostro con agua fría.
SeokJin esperaba sentado a su amigo, tomaba Vodka como si de agua se tratase, su mente se llenó de las imágenes de horas atrás... Maldición, sintió demasiado calor. Más alcohol se deslizaba por su garganta, debía controlar sus pensamientos e impulsos. Mala idea, no debía utilizar ese método, el alcohol no ayuda, pero no podía hacer nada más, además también se sentía un poco triste. El pensar que en unos días tendría que irse de viaje y no vería a su desastre ambulante, le hacía doler su corazón.
Ya se sentía mareado, las neuronas no le estaban funcionando. Observaba el pasillo por donde NamJoon se había ido y de un momento a otro apareció ante sus ojos. Se veía tan, pero tan atractivo.
— No SeokJin, ya te los has repetido. — Se habló para sí mismo. — Nam es amigo y compañero, no comida, así que atrás pensamientos calientes.
NamJoon llegó a la mesa y observó el estado de su amigo. Se balanceaba de adelante hacia atrás y cabeceaba, seguía tomando como si el Vodka se fuera a acabar de un momento a otro.
— SeokJin... — Lo llamó. — Es hora de irnos, ya eres más Vodka que persona. — Lo levantó con cuidado de la silla y le colocó su gabán. — Vamos amigo, es hora de volver a casa.
— Amigo, amigo. — Pensó. — Si supieras que no te quiero solo como un amigo. — Colgó su brazo izquierdo en el cuello y hombro de NamJoon. — Va-va-mooooos. — Arrastraba las palabras. En verdad ya era más Vodka que persona.
— Pero... Hasta borracho es hermoso. — Pensó y sonrió internamente. — Bonito, no sabes cuánto me gustas. — Agarró la cintura del contrario y tomó su saco. — Es hora de irnos, vamos a dormir, mañana tendrás una resaca fuerte.
NamJoon pagó la botella de Vodka, pidió un taxi y salieron del bar. Agarraba fuerte pero sin hacer daño al de sonrisa peculiar, no quería que se cayera. Esperó el taxi y cuando llegó subieron a él, llegaron a su apartamento. Con todas las fuerzas que tenía; sostuvo a SeokJin y con una mano libre abrió la puerta.
Lo llevó a la sala, decidió que antes de dejarlo en la puerta de la habitación le daría un poco de agua. No iba a entrar a la habitación de SeokJin, eso no lo podía hacer, por más que estuviese borracho y quisiera ayudarlo a llegar a su cama; no podía. La regla que era más importante para su amigo no se lo permitía, no quería un regaño y mucho menos a un SeokJin enojón.
— Regla número uno: No puedes entrar a mi habitación, está totalmente prohibido.
Dejó acostado a su amigo en el sofá negro, se dirigió a la cocina por un vaso de agua. Cuando regreso vio a un SeokJin sentado, balbuceando cosas que no entendía, hasta que...
— ¡Nam, Nam... Veeeeeen! — Arrastraba las últimas letras cada vez que hablaba y movía sus manos en señal de que el más alto fuera hacia él. — V-veeen, no me dejes solito.
NamJoon se acercó con una sonrisa en sus labios, no podía creer que borracho se viera tan adorable y tierno.
— Aquí estoy, amigo. — Se sentó a su lado. — Mira, toma un poco de agua. — Acercó el vaso con el líquido a los labios de SeokJin. — Toma un poquito y ya te dejo en la puerta de tu habita...
No termino de hablar cuando SeokJin lo agarró del rostro y lo miró directo a los ojos, se relamió los labios, en el proceso retiró el vaso de agua de su camino. Para el de sonrisa peculiar le hacía estorbo.
NamJoon se quedó quieto, lo miraba esperando lo que iba a hacer el chico frente suyo, sostuvo fuerte el vaso y no lo dejó caer al piso.
— SeokJin... Toma agua, solo un poquito.
— No, no quiero. — Hizo un puchero y pasó sus dedos pulgares por los labios del contrario.
— ¡Dios! Ayúdame, no soy tan fuerte. — Pensó Nam.
— Nam, perdóname por lo que voy a hacer. — Cerró los ojos.
— ¿Qué? SeokJin...
Hasta ahí llegaron sus palabras, sus labios fueron apresados por los de SeokJin. No se lo esperaba, lo deseaba sí, pero no se lo esperaba.
Tardó un poco en reaccionar pero le correspondió el beso, sus labios danzaban en sintonía. NamJoon saboreaba esos labios que desde hace tiempo deseaba probar, degustaba ese sabor a Vodka en los labios ajenos. Era el paraíso. SeokJin pasó sus manos por detrás del cuello del contrario y profundizó el beso, abría su boca para darle acceso a la lengua contraria.
El beso era apasionado, pero suave, necesitaban sentir cada roce en cámara lenta, NamJoon de vez en cuando apresaba suavemente el labio inferior de su amigo entre sus dientes y ligeramente lo estiraba, enredaban sus lenguas como si de una lucha se tratase. Estaban sumidos en su momento y NamJoon ya no pudo sostener el vaso de agua, todas las sensaciones que le transmitía ese beso le hicieron perder su fuerza en la mano y soltó el vaso derramando el agua sobre SeokJin, el vaso rodó y cayó al piso haciéndose trisas.
La sensación de humedad sobre su cuerpo y el ruido del vaso al romperse lo hizo reaccionar, abrió sus ojos y de un empujón apartó a NamJoon. El contrario se quedó quieto, trataba de regular su respiración, el beso fue relativamente corto pero sintió que le robaba hasta el alma.
— Esto no debió pasar. — Dijo. — Es culpa del alcohol. — Se levantó del sofá. — Olvida esto amigo, no lo menciones y bórralo de tu mente.
— SeokJin, pero ¿Cómo me pides eso? — Trató de agarrarle la mano. — No culpes al alcohol, es algo que los dos queríamos y...
— No, Kim NamJoon, no. — Interrumpió. — Haremos de cuenta que esto no paso, tú y yo somos amigos y compañeros de apartamento, esto fue algo que no debió pasar. — Dirigió sus pasos para ir a su habitación. — Si insistes en hablar de esto... — Respiró profundamente, no quería decirlo, pero quizás así no tendrían que hablar sobre lo que sienten en verdad. — Si insistes en hablar de esto, me veré en la penosa obligación de pedirte que te mudes. — Se marchó prácticamente corriendo.
— No, Jin, no digas eso. — Agachó su cabeza, no quería dejar de vivir con él, aunque sea quería tenerlo cerca como amigo y compañero. — No diré nada, descansa, amigo.
— Descansa, amigo. — Murmuró mientras seguía corriendo a su habitación.
Después de secar el agua que había caído en el sofá y recoger los vidrios; NamJoon se fue a su habitación no sin antes dar una mirada a la puerta cerrada de la habitación de SeokJin. Se puso su pijama y se recostó en la cama, acariciaba sus labios con parsimonia y sonreía con un ápice de tristeza, había amado ese beso y aun sentía esos labios sobre los suyos, hormigueaban, pero debía respetar la palabra de su amigo y pues no diría nada al respecto, con eso en su mente se durmió.
SeokJin daba vueltas en su cama, recordaba una y otra vez el beso que le dio a su amigo. Tenía una toalla enrollada en su cabeza, ya que había tomado otro baño. Pero esta vez con agua helada, necesitaba bajarse la borrachera. No podía dormir, no creía que se había atrevido a eso. Sentía el beso, sus labios ardían, fue como estar en el cielo y en el infierno al mismo tiempo, recordaba cada mordida y esa lengua en su cavidad bucal... Dios fue maravilloso.
— No, SeokJin, contrólate.
Se retiró la toalla de la cabeza y la lanzó en la silla que tenía junto la mesita de noche al lado de su cama. Miró al techo con un pensamiento en mente, al día siguiente por medio de un correo pediría que el viaje para la firma del contrato le fuera adelantado, así se iría el lunes en la mañana y no vería por una semana a NamJoon. Si era necesario pagaría de su bolsillo los días de estadía que no estaban programados.
Ese fin de semana no se vieron, cuando NamJoon se despertó su amigo no estaba en el apartamento y en la noche SeokJin llegaba muy tarde, sentía que no tenía cara para verlo. El domingo en la noche SeokJin recibió un correo confirmándole que debía irse el lunes a las nueve de la mañana, le dijeron que se había presentado un problema con otros contratos y ya que él quería irse antes, eso les caía bien y no le pusieron problema a su petición.
— Genial más trabajo. — Dijo al leer el correo.
— No te quejes, querías irte ¿No?, pues ahora ahí tienes. — Regañó su conciencia. — Eso te ganas por querer huir de lo que sientes, además se nota que el siente lo mismo, eres un gallina.
— Cállate conciencia. — Suspiró. — Todo sea para tener un poco más de tiempo y así no tener tanta vergüenza. No lo quiero perder como amigo. — Maldito Vodka y pensamiento caliente.
Alistó sus maletas y computador portátil, verificó que hubiese guardado todo y agarró un libro que NamJoon le había pasado días atrás para que leyeran juntos el viernes que salieron. Leyó unas cuantas páginas hasta que el sueño lo venció.
Se despertó a las seis de la mañana. Estando bajo la lluvia artificial de su baño se le ocurrió que debería llevar a su consuelo, quizás lo podría usar en las noches antes de dormir. Salió del baño, se secó y vistió. Verificó que todo su equipaje estuviera en orden; abrió el cajón donde lo guardaba, lo observó y pensó si enserio se lo llevaría... Por su mente paso el pensamiento de dejarle una nota a NamJoon, no se iría sin al menos decirle que se tardaría una semana en volver, no podía ser tan desconsiderado y dejar con una posible angustia a su amigo.
Depositó a su consuelo encima de la mesita junto al libro que había hojeado la noche anterior, buscó sus notas adhesivas en el segundo cajón de su mesita de noche y procedió a escribir la nota, iba a guardar nuevamente sus notas cuando le llego un mensaje.
El mensaje decía que debía ir a la oficina antes de ir a tomar su vuelo.
— Demonios, tendré que correr.
Agarró todo lo que estaba encima de la mesita de noche y lo guardó rápidamente, con la nota en su mano derecha y su maleta de viaje en la izquierda, salió de su habitación; cerró la puerta sin pestillo, no era necesario ponerle llave, pensó. No creía que su compañero fuera a entrar a su habitación, además ya sabía la regla.
Entró a la cocina y dejó la nota pegada en el refrigerador, salió de esta y tomó rumbo a la puerta principal, abrió la puerta. Salió y antes de cerrarla se despidió de un NamJoon que se encontraba durmiendo en su habitación sin saber que cuando despertara no vería a su amigo por una semana.
— Adiós, NamJoon. — Murmuró. — Nos vemos en unos días, no vayas a destruir el apartamento. — Cerró la puerta y se rio bajito por lo último dicho. Enserio esperaba que su compañero no fuera a romper algo.
Un triste NamJoon se despertó, había extrañado pasar el fin de semana con SeokJin, su ausencia esos días hacia que su corazón se sintiera muy triste. Bajó en busca de su compañero y amigo. El día lunes entraba a trabajar a las ocho de la mañana y él a las nueve, lo buscó donde siempre lo encontraba; en la cocina. Pero cuando ingresó no estaba, no había ni si quiera indicios de que hubiese cocinado, algo llamó su atención... Una nota en el refrigerador, la despegó del aparato y la leyó.
>> Nam... Me tuve que ir al viaje que te dije. Bueno tengo que estar allí unos días antes por problemas con otros contratos. Así que volveré en una semana, cuídate y no destruyas nada.
SeokJin. <<
NamJoon suspiró con más tristeza, tendría que estar solo por una semana, ya ni tenía el consuelo de que su amigo estaba durmiendo a pocos pasos de él, quería verlo, ya se había mentalizado en hacerse el loco con lo que pasó ese viernes, todo sea por estar con él. Salió de la cocina, no prepararía nada de desayunar, se fue a bañar y cambiar; ya listo se encamino a su trabajo, en el transcurso desayunaría algo en alguna cafetería. También tomó la decisión de que en esa semana solo se alimentaria de comida rápida, no deseaba hacer daños en la preciada cocina de SeokJin.
Pasaron los días y la rutina de ambos había cambiado solo por esa semana. De vez en cuando se mensajeaban para preguntar por su día. SeokJin le había dicho que al parecer si volvería hasta el siguiente lunes, los dos extrañaban sus rutinas nocturnas. Sus cenas y actividades para despejar la mente después de un largo día de trabajo. Esa semana cada uno tendría planes diferentes, quizás así no se extrañarían tanto, además era inevitable esa separación tenían que cumplir con sus labores.
NamJoon salía del trabajo, pasaba por un local de comidas y pedía para llevar, llegaba a casa tomaba un baño, cenaba, cepillaba sus dientes, se recostaba en su cómoda cama a re leer uno de los tantos libros que había leído con su amigo, así hasta caer dormido.
SeokJin se levantaba más temprano de lo habitual, tenía reuniones casi todo el día para solucionar los contratiempos en los contratos, cuando caía la noche pedía servicio a la habitación para cenar, tomar un baño y dormir. Una noche se despertó en medio de la noche después de tener un sueño demasiado caliente con cierto chico alto y destructivo. Se levantó sudado y con una erección que le dolía como el diablo.
— ¡Demonios! — Exclamó. — Esto no me puede estar pasando. — Observó el bulto que tenía en sus pantalones de pijama. — Bueno será buscar mi consuelo. — Se puso de pie, dirigió sus pasos hacia su maleta de viaje, buscó hasta en lo más profundo y no lo encontraba. — ¡Diablos! — Exclamó jalándose sus cabellos azabaches. — Lo dejé en el apartamento, tendré que darme un baño con agua helada.
Un SeokJin jadeante se encontraba bajo la lluvia artificial, el agua fría recorría su cuerpo desnudo, pero no funcionaba; por más que el agua estuviese helada, su erección no bajaba. No podía más, necesitaba liberarse, así que con su diestra tomó su pene erecto, empezó con movimientos suaves de arriba hacia abajo, ubicó su mano izquierda en la pared de la bañera para tener un poco de soporte. Estaba muy excitado, quería liberarse con urgencia. Cerró sus ojos y a su mente vino la imagen de un alto moreno semidesnudo con solo una toalla en la cintura. Amaba esa imagen. Los movimientos de su mano se volvieron más veloces, subían y bajan de una manera nada delicada, la cabeza de su miembro lubricada por el pre-semen palpitaba fuertemente, el agua ayudaba a que su mano se deslizara más rápidamente. Recordó aquel beso que le robó a su amigo, cada mordida en sus labios, como esa lengua se enredó con la suya, el calor de los labios contrarios. No paraba en sus movimientos. Eso que hacia no se sentía igual a tener su consolador dentro suyo, pero la imagen en su mente y las sensaciones que tenía al recordar el beso lo ayudaron a estar más cerca del clímax. Con un fuerte gruñido y una electricidad recorrer por su espina dorsal, gimió el nombre de su amigo y se liberó por completo, su mano estaba llena de la blanquecina esencia, el agua lavaba cada rastro de su corrida.
Jamás había hecho eso, al menos no pensando en su amigo, pero se sintió bien. Terminó de bañarse, secó su cuerpo y cabello, se recostó sobre la suave cama con miles pensamientos en su cabeza.
— Sensual Kim NamJoon, esto es tú culpa. — Dijo mirando el techo de la habitación del hotel. — ¡¿Por qué eres tan sexy?! — Pataleó cubriéndose su rostro. — ¡Ya! SeokJin, cálmate y deja de pensar. — Se regañó. — ¿A quién engaño? los pensamientos y sueños calientes los tengo yo, él no tiene la culpa.
Cerró sus ojos buscando conciliar el sueño, pasados unos minutos cayó en los brazos de Morfeo.
Ya era miércoles, mitad de semana. Un NamJoon exhausto terminaba de cenar su tazón de Ramen, acaba de mensajearse con SeokJin. Su amigo le había contado que estaba cansado y ya quería volver al apartamento, pero que en definitiva sí llegaría hasta al otro lunes.
NamJoon arrojó a la basura el recipiente de su comida y se dirigió a su habitación, buscó un libro para leer, pero no lo encontraba, estaba seguro que lo tenía. Lo buscó en la sala, la cocina y no lo encontraba, hasta que a su mente le llego el recuerdo... ¡Claro! Se lo había dado a SeokJin, ese libro lo leerían el viernes que salieron. Rascó su cuello, no estaba muy seguro si debía hacer lo que estaba pensando, pero quería leer ese libro.
Estaba de pie en la entrada de la habitación de SeokJin, dudaba en entrar, no quería romper la regla número uno, esa que su amigo y compañero le repitió como mil veces el día que se mudó con él.
— No se enterará. — Dijo. — Igual solo buscare el libro sin desordenar nada y me lo llevare. — Se convenció de que no pasaría nada. — Para que no se dé cuenta que lo tomé, lo dejare en su lugar antes de que vuelva, igual faltan bastantes días para su regreso.
Y así Kim NamJoon ingresó con sumo cuidado a la habitación de su amigo, rogaba a todos los santos no romper nada. Lo primero que hizo fue observar la cama, quizás estaría sobre esta. Pero no, no estaba. A pasos lentos se dirigió al pequeño escritorio que estaba junto a la mesa de noche. Buscó encima de la superficie y nada, abrió los cajones con cuidado, buscó en ellos pero tampoco estaba, cerró el último cajón del escritorio y tropezó con la trituradora de papel, suspiró al ver que no rompió nada.
Se sentó en la suave cama y por un momento observó toda la habitación, todo estaba en perfecto orden, no había nada extraño; entonces a su cabeza le llego la pregunta... ¿Por qué no podía ingresar a dicha habitación? ¿Por qué para su amigo esa regla era la más importante?
— Deja de preguntarte cosas y busca el libro. — Se dijo. — ¿Dónde lo dejaste SeokJin? — Pasó sus dedos sobre su cabello en seña de su desesperación. Tenía miedo de hacer algún daño en la habitación. Ahí fue cuando ladeó su cabeza y vio un cajón a medio cerrar, parecía que había quedado atravesado algo y por eso no cerró bien. Estiró su mano y lo abrió.
Encontró el libro, allí estaba junto unas notas adhesivas y un...
— ¡¿Qué es eso?! — Exclamó con sus ojos abiertos en grande, mientras dejaba de lado el libro y las notas adhesivas. — Eso es... Ay no, eso es... — Dudoso de sus movimientos, agarró el objeto color rosa, con una forma muy conocida para él. Tenía unos cuantos pliegues y notables venas, era grande pero no más que su amigo resguardado en sus pantalones. — ¡SeokJin tiene un consolador! — Gritó. — Por esto no quería que entrara a su habitación, quería mantener escondido su juguete.
Observaba el objeto en sus manos, no se lo creía, ni en sus más locos sueños había imaginado que SeokJin guardara eso. Pasaba sus dedos por los pliegues y se preguntaba si eso daría tanto placer como el de carne, sacudió su cabeza al caer en cuenta de aquel pensamiento... No en definitiva él no quería averiguar que se sentía tener eso dentro. Hizo cara de horror. Lo seguía observando, trataba de descubrir de qué tipo de material era, su curiosidad era grande.
De un momento a otro escuchó su celular sonar, eso lo asustó. Pegó un salto sintiendo que el alma lo abandonaba. Cuando saltó, sus manos aflojaron el agarre del objeto y lo soltó, bueno más bien lo lanzó... Con tan mala suerte. Como raro en él, que lo lanzó directo a la trituradora de papel, y como si el universo confabulara en su contra cuando el objeto cayó, en el proceso presionó el botón de encendido de la máquina y ahí sí su alma lo abandonó. Corrió a apagarla pero cuando reacciono. Ya era muy tarde, ahora tenía un juguete sexual destruido y una trituradora trabada con los restos del juguete.
Maldijo mil veces, cuando reviso el celular ya no alcanzo a responder la llamada y no le interesaba quien era, ni si quiera tenia registrado su número. Salió corriendo de la habitación, no sin antes recoger los pedazos de lo destruido y llevarlos a su habitación.
— ¡Me llevan todos los demonios! — Gritó. — Me va a matar, enserio me va a matar. — Jalaba su cabello en angustia y desesperación. — ¿Qué haré?...
Y como un rayo de luz una idea llegó a su mente. Buscó su abrigo y billetera, salió del apartamento rápidamente. Primero iría a comprar la trituradora de papel, esa era la más fácil de encontrar se dijo. Ya sabía dónde conseguirla así que la compra fue rápida. Ahora estaba el detalle de cierto juguete. Él no pensaba entrar a un Sex Shop a comprar algo como eso, ni borracho lo haría. Así que con la trituradora nueva volvió al apartamento, la instaló y arrojó a la basura todo rastro de su desastre. En su habitación, se sentó sobre su cama y con el computador portátil en sus piernas, ingresó a una página online de juguetes sexuales, busco y busco hasta encontrar el juguete idéntico al de su amigo. Hizo la compra en línea y respiró aliviado al ver que el paquete llegaría en dos días.
— Perfecto. — Pensó. — SeokJin llega hasta el lunes así que esto saldrá bien y no moriré.
Ya con su alma de nuevo en el cuerpo, se fue a dormir. Jamás, nunca más ingresaría a la habitación de su amigo. Bueno solamente a dejar lo que estaba pendiente por llegar. Rogaba a todos los ángeles que no se diera cuenta que tanto la trituradora como el juguete eran nuevos.
Llego el día viernes y NamJoon llegó temprano de su trabajo para recibir el paquete, según la guía decía que llegaba ese día en la tarde. La pantalla de su celular se iluminó con un mensaje. Sonrió al pensar que era de SeokJin, pero la sonrisa se le borro de inmediato cuando vio que no solo no era un mensaje de su amigo, si no que en el mensaje le avisaban que el paquete se había perdido en el proceso de embarque y que llegaría hasta el martes. Su rostro perdió todo el color y tragó saliva, en verdad el universo sí que lo odiaba. Pensó rápidamente y lo único que vino a su mente fue ir personalmente a una Sex Shop. Se dijo que si se ponía un cubre bocas y un gorro quizás no tendrían presente su rostro. Con su maravillosa idea en mente, se fue a bañar, para relajarse un poco colocó música.
Mientras NamJoon se bañaba él no se imaginaba que su amigo llegaba al apartamento. Logró arreglar cada contrato y uno que otro inconveniente que se presentó, así que regreso antes de tiempo. Cuando ingresó al apartamento se extrañó en ver el abrigo de NamJoon en la sala.
— Bueno quizás hoy salió temprano de su trabajo. — Dijo.
Se dirigió a su habitación y dejó su maleta en medio de esta, cerró la puerta y se desvistió. Tomó un baño con agua caliente, salió secándose su pelo y con una bata de baño cubriendo su cuerpo, buscó un bóxer limpio y se lo colocó. En el proceso tocó su miembro que estaba un poco duro, sí, SeokJin aún andaba caliente, había seguido teniendo sueños con su compañero de apartamento y durante el vuelo no fue la excepción, estaba frustrado y necesitaba su consuelo.
— No haré ruido, como siempre. — Dijo. — Me daré placer con mi consuelo. Bueno mi juguete favorito.
Al de sonrisa peculiar le encantaba ese juguete, a veces se imaginaba que era el miembro de su amigo. Aunque estaba seguro que el de su amigo era más grande. Ese juguete lo había comprado días después de haber encontrado a NamJoon con el trasero en el aire y el lavabo destruido. Desde ese día sus vibradores no eran suficiente, así que buscó un consolador que según él fuera similar a cierto miembro que permanecía en su imaginación.
Se aseguró de que la puerta tuviera pestillo y se dirigió al cajón donde se acordaba que lo había dejado, abrió sus ojos cuando no lo vio. Buscó en el otro cajón, estaban todos sus vibradores, lubricantes, condones y hasta las esposas.
Esposas las cuales venían en un combo de un vibrador, antifaz y una bala vibradora. Así fue como obtuvo las dichosas esposas, pero nunca las utilizaría, eso pensaba...
Se desesperó al pensar que quizás NamJoon ingreso a su habitación y... No, no y no, no pudo haber hecho eso. Lo mataría. Pero no había otra posibilidad, si no estaba su consuelo y ya busco donde siempre lo dejaba, incluso debajo de su cama y nada, esa era la única opción.
— ¿Para que tomaría mi consolador? — Dijo. — ¿Por qué entró en mi habitación? — Se cuestionó. — Claramente no debía hacer eso, era lo que más le recordaba. — Dio una última mirada a sus cajones y no, no estaba.
NamJoon no se imaginaba que tenía la posible muerte muy cerca, así que tranquilamente salió del baño, apagó la música e inicio a buscar su ropa para ir a buscar ese juguete.
Capítulo dedicado a KimMelMel15 . Amiga bella, mi Pecadora Sangrienta, este es con mucho amor para tí, aquí tienes a nuestro NamJin, un poco caótico y loco, igual que nosotras, pero es con amor.
Te amo mucho y gracias por apoyarme y quererme con mi locura 🥺🖤.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro