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One.

NamJoon andaba en su mundo mirando la información de un folleto, estaba buscando apartamento, su antiguo compañero decidió abandonar la cuidad para terminar su carrera en Busan, y dejó a NamJoon con una renta en un apartamento el cual no podía costear, le quedaban pocos días para desalojar dicho lugar, la encargada le puso un ultimátum al ver que se estaba atrasando con la renta. Llevaba días buscando a alguien que buscara un compañero de apartamento, pero cada vez que daba con algún posible compañero, cuando iba a mirar el apartamento todo era un desastre. Se encontraba con un desorden descomunal, fiestas, peleas, y hasta orgías; no definitivamente eso no era un ambiente que buscaba el alto.

¿Cómo son las cosas?... SeokJin andaba pensando en que necesitaba ayuda con la renta de su apartamento. Tenía la opción de vivir en los dormitorios de aquella universidad, pero él era muy reacio a su privacidad y sobretodo no le gustaba compartir habitación, no quería que tocaran sus cosas. Así que él tomó la renta de un apartamento el cual constaba con dos habitaciones, solo utilizaría una, tenía una buena ubicación y pues el precio era relativamente cómodo, así que no le vio ningún problema en dejar la otra habitación sin uso, igual ni el estaría la mayor parte del tiempo allí, solo quería privacidad y espacio. Al principio no se le dificulto cumplir con la renta, así que no vio necesario tener compañero. Pero ahora, ahora que todo subía de precio y su salario ya no alcanzaba para solventar dicha renta, había decidido dejar un anuncio en la cartelera informativa de la universidad y así esperar a la persona interesada, pero no quería que cualquier persona viniera a alterar su orden y mucho menos invadiera la privacidad de su cuarto. Así que a su futuro compañero le pondría una regla, solo una, se la plantearía desde el momento cero de una futura conversación para tomar dicha habitación libre.

Cada uno con sus mentes en el mismo pensamiento, se encontraron de golpe. Y literal fue de golpe, un NamJoon completamente concentrado en los folletos, se llevó por delante al chico de sonrisa peculiar que estaba finalizando de pegar su anuncio.

Iba caminando rápido y con su visibilidad totalmente obstruida por dichos papeles que no se dio cuenta cuando un lindo chico se cruzó en su camino, con la fuerza de su cuerpo lo tiro al piso haciendo que en el proceso sus folletos volaran alrededor de ellos.

— Perdón, no me fije por donde iba, es que... — NamJoon se quedó a media palabra. — ¡Wow! pero que belleza. Sonrió, dejando ver esos lindos hoyuelos.

Rayos que bonitos hoyuelos se forman cuando sonríe. — Pensó.

Y como si hubiese caído del cielo, ahí estaban tirados en el piso, mirándose a los ojos y un poco apenados por lo sucedido. SeokJin ayudaba al alto a recoger los folletos, su lado chismoso no se contuvo y dio una pequeña hojeada a dichos papeles en sus manos. No lo pensó mucho y decidió hacerle una propuesta.

— Disculpa, sé que nos acabamos de conocer. — Dijo eso ultimo con duda, pues ni sus nombres sabían. — Pero verás... Me fue imposible darme cuenta que buscas apartamento. — Tragó saliva.

NamJoon prestaba total atención a cada movimiento del chico, en su mente se repetía una y otra vez que era hermoso, parecía salido de otro universo. Ya se le había olvidado lo que estaba haciendo, hasta que su voz lo trajo a la tierra de nuevo.

— ¿Umm? Espera, eres muy observador. — Sonrió de nuevo. — Es cierto busco apartamento pero está complicado encontrar alguno en el cual mi compañero no sea un desastre. — Habló ayudando a levantar los últimos folletos y extendiendo su mano para que el contrario se pusiera de pie.

SeokJin tomó tímidamente la mano contraria y se reincorporo, no sin antes dar una mirada rápida a todo el cuerpo frente suyo. Demonios sí que era grande y atractivo. Sacudió su cabeza en un intento de centrarse en la propuesta que haría. Cierto, recién lo veía y no sabía nada de él, de igual manera no sabría tampoco nada de los otros posibles aspirantes a la oferta del apartamento, así que se arriesgaría, el chico se veía buena persona y era caballeroso; de igual manera no estaba seguro que aceptara.

— Gracias. — Soltó la mano del contrario. — Bueno yo no diría que observador, creo que me ganó lo chismoso. — Sonrió tímidamente y rascó su cuello.

— No tienes por qué agradecer, era lo mínimo que debía hacer, yo te tumbé al piso. — Suspiró profundamente, se sentía muy torpe. — Y no digas que eres chismoso, yo digo que sí era imposible ver esa información.

— Oye, ¿Cómo te llamas? — Preguntó el de sonrisa peculiar.

— Cierto, no nos hemos presentado. — Extendió su mano para presentarse correctamente. — Mucho gusto... Soy Kim NamJoon, ¿Cómo te llamas?

— Igualmente mucho gusto. — Tomó la mano contrario y dio un mínimo apretón. — Soy Kim SeokJin.

— Encantado de conocerte SeokJin, y disculpa lo sucedido. —Soltó aquella mano. — Bueno, ahora ya sabemos nuestros nombres y en verdad estoy encantado de conocerte.

— Tranquilo, entiendo que fue un accidente. — Le regaló una cálida sonrisa. — Mira NamJoon como te dije anteriormente me di cuenta que buscas apartamento, y pues veras... — Respiró profundo. Estaba nervioso y no sabía el por qué. — Yo estoy buscando un compañero de apartamento, tengo una habitación disponible y pues solo pido que respeten una simple regla; si gustas ir a verlo...

NamJoon no lo podía creer, al parecer tenía una oportunidad de un nuevo lugar donde vivir, y que mejor que con el chico lindo que acabo de conocer.

— Que amable, prácticamente te lleve por delante y tú ni enojado estas. — Habló Nam. — Me interesa. La verdad SeokJin, ya se me está acabando el tiempo para liberar el anterior departamento. — Sonrió en grande, sentía que ese chico y su propuesta le daría fin a la odisea de buscar apartamento. — Claro, cuando gustes lo veo, además pon las reglas que quieras.

— Okay, vamos. — Dirigió sus pasos fuera de aquella universidad rumbo a su apartamento.

Ese día NamJoon encontró apartamento, aceptó la regla que le indico SeokJin, no era tan difícil ¿Verdad?, eso dijo el, pero van a ver que tan bien la cumplirá, con Kim NamJoon no se sabía que podría pasar y a veces solo a veces el universo le hace unas pequeñas jugadas, pero eso será más adelante.

SeokJin encontró a alguien que le generó confianza y sin pensarlo mucho aceptó todo lo que le dijo con respecto a convivencia y cuidado del apartamento. El chico frente suyo le decía que era perfecto, que era justo lo que buscaba, le contó todos los escenarios que se encontró al buscar apartamento y que pensó que se quedaría calvo por tanto estrés que le generaba. Había visto cada cosa, hacia caras de asco y SeokJin pensó que enserio lo traumaron con la orgía que le contó que encontró en una de sus fallidas búsquedas de apartamento.

Así inicio su convivencia, resulta que aparte de compartir apartamento también compartían clases, con eso en el camino, se volvieron grandes amigos, pasaban casi todo el tiempo juntos.

Claro había un pequeño detalle... Resulta que SeokJin con el tiempo descubrió que su amigo y compañero de apartamento era un Dios de la destrucción y el desastre en persona. Tenía la habilidad de romper o dañar todo a su paso, así que le tocó poner otras cuantas reglas a su convivencia, pero siempre le recalcaba que la primordial era la primera.

Con cada desastre o daño causado, SeokJin entraba en modo asesino, pero no podía asesinar a su amigo, lo quería e incluso amaba ese desastre que hacia sin querer.

— Nam, ven acá. — Llamó.

El nombrado arrastraba sus pies, sabia la regañiza que le esperaba.

— Siéntate y no huyas porque será peor. — Demandó.

— No huiré, SeokJin, perdón. — Dijo sentándose al frente de la mesa de la cocina y viendo un SeokJin medio furioso.

— Qué bueno que lo dices, porque Nam no estoy contento.

SeokJin estaba que lanzaba lumbre por sus ojos, daba miedo y Nam sabía que debía huir pero no lo haría porque sería peor.

¿Por qué SeokJin quería matar a NamJoon? Pues muy sencillo. Ya habían pasado meses de que vivieran juntos y pues el de risa peculiar al ver todo lo que pasaba cada vez que NamJoon tocaba algo, le puso reglas extra; era por su bien, bueno más bien por el bien del bolsillo y billetera de SeokJin.

NamJoon ya había roto el lavabo, en la primera semana de ir a vivir a aquel apartamento. Un día después de una tarde llena de trabajos para la universidad, NamJoon decidió tomar un baño, pero como si estuviera hechizado o salado, mientras se desnudaba para ingresar a la bañera, resbaló, bueno más bien se enredó con su bóxer y lo único que encontró para no irse contra el piso fue el lavabo, en el proceso lo arrancó de su soporte y lo volvió pedazos, de igual manera terminó en el piso y un muy asustado SeokJin ingresó a ver que era ese ruido. Para su sorpresa y vergüenza, si vergüenza, pues aparte de que vio el desastre que ocasiono su compañero... Pues lo vio completamente desnudo, como Dios lo trajo al mundo y con el trasero al aire, su reacción fue cerrar la puerta y salir corriendo a su habitación. Ese día la cena fue incomoda y tuvieron un gasto no planeado en sus finanzas.

Y así siguió rompiendo cosas, un día sin saber cómo, arrancó la llave del fregadero de la cocina, cuando SeokJin llegó de su trabajo después de haber salido de la universidad, se encontró con una piscina en la cocina y un NamJoon intentando cerrar la fuga de agua con un trapo y la llave mal puesta.

Y ahí nació la regla número dos; no tienes permitido ingresar a la cocina. Ese día después de cerrar el suministro de agua, llamar al plomero y secar la piscina en la cocina, SeokJin le dejó en claro esa regla. Solo entraría a la cocina para calentar el alimento que él le dejaba preparado, no se quería arriesgar a que un día encontrara la cocina incendiada y a NamJoon como un carbón, no eso no. También ingresaría a lavar los platos y ordenar la cocina, solo cuando Jin estuviese presente. No quería tener que comprar vajilla nueva o quien sabe qué otra cosa. Sencilla la regla ¿Verdad? Pero hablamos de Kim NamJoon, el Dios de la destrucción y el desastre ambulante, así lo bautizó SeokJin.

Esos y otros sucesos los llevaron a este instante... Un SeokJin con ojos de te voy a matar y un NamJoon rezando a todos los santos para que no lo mataran.

SeokJin le había dejado la cena lista a NamJoon. Solo era ponerla en el microondas y esperar que se calentara, sencillo ¿Verdad?, ese día el de sonrisa peculiar estaba cubriendo a una de sus compañeras en el trabajo y por ende no pudo acompañar a Nam en la cena, siempre cenaban juntos, ya era su rutina, no solo era para que Nam no destruyera la cocina. La cena era uno de sus tiempos de amigos, se contaban que tal su día y todo lo que pensaban hacer al día siguiente.

Bueno. Pues el de sonrisa peculiar no se imaginó que ese día encontraría otro desastre. Cuando llegó a su apartamento, un fuerte olor a cables quemados inundó a sus fosas nasales, ¡No puede ser! Ahora ¿Qué había pasado? Ingresó a su apartamento y lo primero que hizo fue buscar a su compañero, no se esperaba verlo en la cocina con un microondas nuevo en sus manos y sobre la mesa de su preciada cocina el anterior microondas hecho carbón, si carbón, así había quedado su microondas.

NamJoon al sentir otra presencia volteo rápidamente, grande fue el susto al ver a su compañero, que soltó el microondas al piso, haciéndose pedazos. Enserio necesitaba una limpia, no podía ser que le pasara todo eso. Se había apurado a comprar el nuevo microondas, remplazarlo y así no ganarse otro regaño de SeokJin; pero él no tenía la culpa. Simplemente cuando estaba calentando su deliciosa cena, accidentalmente regó su bebida en la toma de energía que conectaba el microondas y en menos de nada todo era chispas y un poquito de fuego.

— SeokJin, yo lo pagaré, compraré otro. — El mencionado solo suspiro, ya no quería decir nada, se estaba acostumbrando a esos desastres, ahora quería ver que su amigo estuviese bien.

— NamJoon, ven, quiero revisarte. — El alto se quedó quieto, se esperaba un regaño y lo que recibió fue una mirada de preocupación de su amigo y compañero. — Ven, no te haré nada, necesito ver que no tengas alguna quemadura por el cortocircuito o cortada por el vidrio del microondas que cayó al piso.

Después de asegurarse de que su amigo estuviese bien, limpiaron los vidrios y partes del microondas destruido, tomaron el que sufrió de cortocircuito y los tiraron a la basura. Tomaron un baño y salieron a cenar, ya al siguiente día irían a comprar un nuevo microondas.

Hola kokoros darks, aquí la kuku escritora🤪. Solo les diré que me traten con cariño, estoy loquita pero soy sensible 🥺.

Espero les guste lo loco loco que escribí, recuerden todo es ficción, así que diviértanse y no se estresen.

Aquí vamos 🏃‍♀️.

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