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🎆༒𝓔𝓼𝓹𝓮𝓬𝓲𝓪𝓵 𝓭𝓮 𝓐𝓷̃𝓸 𝓝𝓾𝓮𝓿𝓸༒🎆

—¡Ay weeeey! –te llamó con desesperación el tricolor haciendo un desastre en la habitación y buscando algo en toda ella–. ¿¡No viste mi crema de almendras y esencia que me compro España ayer!? –hizo un leve puchero haciendo a un lado las sábanas de su cama–. ¡Se supone va después de bañarte!

—¡Ay no se Mex busca por ahí en el tocador o las bolsas! –tu también corrías desesperada usando una bata del hotel y buscando tu ropa, el mexicano hacia un desmadre que de paso perdía tus cosas–. ¿Lo sacaste de su bolsa?

—Ay si cierto que ni lo saque –paró en seco aliviado de recordar y entonces le lanzaste un almohadazo directo a su cara.

—Pendejo, haces un desastre en la habitación y por poquito arruinas nuestros atuendos –señalaste el traje y el vestido bien puestos en unos maniquíes.

Mientras arreglaban la habitación, encontraron de paso cosas que se creían perdidas pero solo fue la imprudencia del albino, el teléfono de la habitación sonó. No dudaste en acercarte en contestar, imaginabas era madame Colette, la mujer que Francia había asignado para que te peinara y arreglara después de ella.

—¿Hola? –respondiste al teléfono.

—¿Señorita _____? Madame Colette va en camino para peinaros, si le hacéis el favor de abridle.

—De inmediato, gracias.

—¡Wey pregúntale por nuestras joyas! ¡Mis mancuernas y mi broche weey! –te susurró desesperado.

Tenía razón, ya eran las 6:30 y aun no llegaban con sus joyas personalizadas que les dio España. ¿Seguro era de fiar que llegaban hoy? Confiarías hasta que fuera hora de ir a la gala.

—¿Aún no viene alguien de parte de alguna joyería? –preguntaste a recepción.

—Me temo que no señorita –la respuesta solo te generó mas ansiedad y miedos.

—Esta bien, cuando lleguen por favor mándelos directamente a la habitación –pediste.

—Entendido señorita.

Colgaste y México te vio realmente preocupado. Negaste con la cabeza y eso solo lo hizo echarse a su cama para ahogar un grito con la almohada.

—Tengamos un poco mas de paciencia Mex, mejor vete poniendo tu crema rara esa y vístete –dijiste mientras le habías a madame Colette.

La mujer no venía sola, estaba acompañada de otras dos personas, y ella al verte te mostró una sonrisa.

—_____ ________ ¿verdad? –asentiste y las dejaste pasar–. Que bueno que no me equivoque. ¿Dónde esta el vestido? –lo señalaste–. Oh magnifique –volvió a verte–, en ese caso intentaré un peinado no tan elaborado, suelto, quizá un maquillaje simple pero que realce tus labios y tu mirada… los accesorios los veremos al final –terminó con un acento francés y ella y sus asistentes se acercaron a ti.

El tiempo pasaba mientras arreglaban tu cabello, limpiaban tu rostro de las imperfecciones que llegaras a tener, a pesar de lo doloroso que podría llegar a ser los tirones de pelo y pellizcos en las mejillas o tu piel.

Pero cuando te mirabas al espejo, parecía madame Colette y sus asistentes sabían lo que hacían. Bien dicen que el maquillaje te vuelve otra persona, te da otra identidad.

Finalmente terminaron y te ayudaron a vestirte. Tu y México estaban ya casi listos para ir a la gala.

—Listo chérie, mis asistentes también ya arreglaron el cabello de México, ¿y tus accesorios?

Tu y el albino se vieron uno al otro preocupados, cuando el tocar de la puerta les reabrió la esperanza. No dudaron en abrir, y ahí estaban Samuel y Felipe con dos alhajeros donde podían ver sus joyas.

—Ay al fin, casi se me va la boca de lado –expresó el ojo-ámbar mirando a los muchachos.

—Sentimos la tardanza, el trafico era horrible –habló Felipe.

—Esta bien, lo importante es que llegaron justo a tiempo, muchas gracias chicos –agradeciste mientras tu y Mex tomaron las cajas.

—¿Esos son tus accesorios ______? Oh que bonitos que son ambos –hablo madame Colette abriendo la caja.

—¿Ambos?

—No no, se supone solo pedí uno –miraste a Samuel y Felipe–. Debe ser un error.

—No hay ningún error –respondió Samuel–, el segundo es un regalo, de España, una peineta que cree que debes usar y se te vería muy lindo.

—Y la verdad queda perfecto con tu peinado, te resaltaría ese lado junto con el pendiente –madame los tomó y te ayudo a colocártelos rápidamente–. Con ese brillo no serás ignorada por nadie –te alzó el mentón con sus delicadas manos y al verte en el espejo, te viste como una princesa de cuentos de hadas.

—¿Estas nerviosa? –tu roomie te saco de tus pensamientos.

Te la pasaste viendo a la ventana, admirando el clima invernal, la nieve caer y de vez en cuando a tu teléfono junto con los mensajes que te mandaban los latinos. Miraste a México, estaba frente a tuyo vestido para la ocasión como un verdadero príncipe de fantasía.

Que apuesto se veía.

—Un poco si –respondiste soltando una risilla nerviosa–, es mi primer baile, y digo ¿quién lo diría? Quizá lo imagine de niña mientras veía películas de princesas o a Barbie. Pero nunca pensé que realmente fuera a un baile de esta magnitud.

—Estarás bien –tomó tus manos entre las suyas–. Yo estaré contigo en cualquier momento, no te dejaré sola lo prometo.

—¿Qué tal si no estoy hecha para eso? Hablar con personas importantes, de todos los países, con mucha gente. Digo este vestido y maquillaje me hacen ver como algo a lo que no creo pertenecer –bajaste la mirada.

Pero rápidamente el albino alzó tu mentón con delicadeza, suavidad en sus manos, y al verlo en sus ojos dorados y brillantes, notaste que te sonreía.

—Te ves bellísima, eres bellísima ______, para mi lo eres –eso te hizo sonrojar y ponerte nerviosa, cosa que él noto de inmediato–. A-A lo que me refiero es… que seguro encantarás a todos, los latinos te adoran, la gorda y su familia quedaron tan encantados contigo que por ti nos invitaron a su casa de verano. No hacían eso desde que fui novio de Canadá.

—Aun me preocupan Venezuela, Rusia y ONU, creo que no les caigo, y uno es tu ex.

—Mira por él no debes preocuparte, total lo nuestro terminó, y si necesita una madriza de dos horas para que se lo recuerde, lo haré –eso te arrebato una risilla–. Ahí esta mi roomie.

—Salimos muy tarde del hotel por lo de las joyas, y los latinos ya llegaron y están mandando fotos. ¿Qué pasa si vamos demorados? ¿España no se enojara o se preocupará? ¿Y si eso deja una mala impresión en ONU? ¿¡En Venezuela!?

Ahora tu le robaste una risita al albino.

—Tranquila, estará bien, Cenicienta llegó un tanto tarde al baile, y es la protagonista del cuento robándose la noche.

El castillo se veía tan cerca, solo a unos instantes para bajar del auto e ir a la entrada. Podías ver los copos por la ventana, que perfecto se vería tu capa en ese momento, ya podías imaginártelo.

—Parece que si somos los últimos, para mi eso es buena señal –dijo antes de salir del auto primero que tu–. Ven –te extendió la mano para ayudarte a salir.

Aceptaste tomando su mano con delicadeza, antes de entrar México entregó la invitación para dos personas, y así, los dos fueron emprendiendo camino hacia el salón donde les indicaron sería el baile.

Caminando apoyada en el brazo de Mex, todo el lugar, bañado en dorado, blanco y unos cuantos toques azules, embelesaban tus ojos. ¿Quién no llego a soñar con aquello? Ya sea por las princesas, Barbie o alguna serie o película de época.

Antes de entrar al salón, debían ser anunciados, y ahí estaban tu y México, antes de unos humanos que él llamó sin gracia o importancia, para que después, y mientras les abrían las puertas para pasar al salón, alguien dijera en voz alta:

—Estados Unidos Mexicanos, y acompañante.

Oíste la música clásica, chelo y violín de una manera encantadora. Fue ahí, dónde realmente te sentiste una princesa en cuento mágico, o una joven de la nobleza.

—Todos nos están mirando Mex –murmuraste solo para tu compañero viendo a todas las figuras importantes que llegaste a reconocer. ¿Esos no eran Harry y Megan? ¿Y Anna Wintour?

—Pues así me gusta ______, el autoestima hasta el cielo y el perreo hasta abajo –a pesar de estar en un evento tan elegante y fino, México no podía dejar sus ocurrencias.

—¿Señorita me permite su capa? –preguntó un asistente.

—Oh, por supuesto –dijiste hablando con voz dulce dejando ver tu vestido de princesa de ensueño.

—¡Ah! Ahí estáis chavales, os estuve esperando –España fue el primero en acercarse a ambos.

—Pero total llegamos jefe –respondió el tricolor.

—______ te ves, preciosa, no me cansaré de decirlo –el oji-granada te dio una vuelta donde se puso apreciar toda tu imagen–. Espero no me niegues la primera pieza contigo.

—Es lo menos que podría hacer España, gracias de verdad por esa segunda joya, me tomo por sorpresa –hablaste tocando tu peineta.

—Pero te lo mereces, te queda perfecto tal y como pensé. Estoy seguro de que hay personas que quieren veros –te ofreció su brazo–. ¿Vamos?

Apoyada de padre e hijo, teniéndolos en cada lado, se adentraron en el salón, hasta estar a la orilla de la pista de baile, cerca de los bocadillos, donde a todos los latinos se les veía reunidos.

No tardaron en notar su presencia y acercárseles, siendo el primero Argentina, seguido de Colombia y sus hermanos.

—¡______! Che estas alta diosa mi reina –te recibió el argentino y te sentiste más segura de tu vestimenta.

—¡Tan divina ______! Eres una lámpara –Ecuador aparto a los tres para tomarte de las manos–. Nos debemos tomar una foto con las demás al toque lleguen.

—Realmente divina  –hablo Colombia acercándose a ti, para besar tu mano con galantería–. ¿O tu que opinas hermanito? –se volteó a ver a Venezuela.

El country estaba vestido de una manera limpia y elegante. Podías ver sus grietas, pero con el traje que tenía, eso solo lo hacían ver muy guapo.

Sus miradas se cruzaron, estabas nerviosa y expectante ante lo que iba a decir, pero el no recibir respuesta inmediata te preocupó.

—Ñaño, no te engrupes –le habló su hermana–. Se que ______ esta re linda, pero mínimo respeta loco –te abrazó la rubia de una manera sobreprotectora.

—La comes con la mirada boludo –se burló Argentina.

Eso avergonzó a ambos, Venezuela quedó rojo de la cara y lleno de vergüenza. Y a ti un lindo rubor rosado comenzaba a adornar tus pómulos, bajando la mirada o mirando hacia otro lado.

—¡Mámate un huevo! –insulto al peli-azul y se fue de ahí. Haciendo de reír a todos menos a ti.

—Ay no te sientas mal ______ –Chile que escuchó todo, se les acercó junto con Perú y Bolivia–. El weon es así siempre.

—Solamente lo molestamos por juego –complemento Colombia.

—Cosas de hermanos –terminó Ecuador.

Su atención fue robaba por una plumas blancas, una luz iluminaba a ONU, quien iba en un elegante traje azul marino con toques dorados y blancos.

Tal y como te habían contado, parecía iba a dar el discurso de apertura, una vez no faltara ningún country.

—Sean bienvenidos, countrys e invitados a esta fiesta de año nuevo –hablaba con una voz fuerte y que se escuchaba perfectamente–. Gala que se hace todos los años para conmemorar nuestros años de amistad, alianza y buenos términos –prosiguió–. Con este evento pedimos otro año sin guerras, sin malos entendidos y nada más que fraternidad unos con los otros. Disfruten los bailes, las comidas, las compañías y charlas.

—Y si les aburre todos saben que nosotros haremos un after más mamalon –murmuró tu roomie haciendo reír a los demás.

—Y por favor, esta noche es para recordar. Gracias por venir.

La asociación terminó su discurso y todos le aplaudieron, te vio a ti con los latinos y decidió acercarse a ustedes antes que algún presidente, embajador o humano.

—Señorita _______ –lo viste acercarse con finos modales–. Que agradable verla aquí, se ve bien, adecuada para un cotillón de esta categoría –aunque sus palabras eran una cosa, su cara seria y de pocos amigos era otra.

—Gracias por sus palabras señor ONU, me alaga –te acordaste de las reverencias que hacían las princesas e hiciste una hacía él–. Dio un discurso encantador, emotivo.

—Uy si, casi lloro pe.

—Señor Perú, lo escuché –le regañó viéndolo de reojo–. Deje el sarcasmo para las juntas –hizo una leve reverencia hacia ti y México–. Con su permiso los veré en otro momento.

—Mamon, mamon como siempre me cae soberbio –dijo el mexicano una vez ONU se había ido y probablemente no los escucharía.

—Ya ni se esfuerza para sus discursos el conchetumare.

—La verdad aun me da miedo –dijiste en confianza con los latinos–. No se quien me da más miedo, el o Rusia.

—Uy y hablando del rey de Roma –comentó Bolivia con una copa de sidra en su mano–, no volteen pero el chango ese nos esta mirando –les susurro a ti y a Mex.

Y efectivamente, desde una distancia considerable el ruso los estaba mirando. ¿Quería acercárseles? Con esa mirada fulminante sus intenciones eran desconocidas para todos.

—Mejor vamos por algo de comer –pediste.

—Si –te aceptaron todos de inmediato, hasta a ellos les incomodaba la mirada del oji-azul.

México te dejo en la mesa de bocadillos donde había de todo tipo de platillos, estabas sentada mientras degustabas pequeños postres cremosos y dulces.

—¡_______! –reconociste era la voz de Canadá y giraste la cabeza.

Pero que bien se veía con ese traje rojo con dorado. Parecía un príncipe azul, o rojo en este caso, de cuentos de princesas.

No venía solo, a su lado estaban USA, Francia vestida como toda una reina en su vestido blanco de encaje y corte sirena, apoyada del brazo de Inglaterra; que se veía como todo un rey.

—Wow _____, you look like a princess (Wow ______, te ves como una princesa) –alago el pelirrojo haciendo una reverencia que tu respondiste.

—En effet ma chérie, tu es si belle, Colette a fait un si bon travail avec toi (En efecto querida, te ves tan bella, Colette hizo un buen trabajo contigo) –se unió Francia dándote un abrazo.

—Todo se lo debo a usted Francia, si no me hubiera mandado a Colette no creo verme así de fabulosa –correspondiste al abrazo.

—My wife has such a good taste in these things, you two look like the diamonds of the night (Mi esposa tiene un buen ojo en estas cosas, ambas se ven como los diamantes de esta noche) –el alago de Inglaterra te sacó una sonrisa pusilánime.

—Oh chérie~ –aquello sonrojo a la castaña.

—______ you look wonderful (______ te ves maravillosa)

—Gracias USA. ¿Dónde están Australia y Nueva Zelanda? –preguntaste.

—They must be talking with the twins Philippines and their brothers, you know things of being neighbors. (Deben estar hablando con los gemelos Filipinas y sus hermanos, tu sabes cosas de ser vecinos).

—¡Kya! ¡______-chan!

Una voz conocida te había llamado y abrazado por atrás. Te tomó por sorpresa pero al voltear a ver era la pequeña Japón, quien no estaba sola, su hermano mayor, Alemania e Italia la estaban escoltando.

—Japón hola –saludaste a la albina de orejas de kitsune.

—We now are leaving, the dance is about to begin (Nosotros ya nos vamos, el baile esta por comenzar) –anunció Inglaterra con reverencia y todos asintieron con la misma acción–. Great to see you (Un gusto verlos) –se refirió a los gemelos, Alemania e Italia.

—心配しないでください、ここで私たちは彼女と一緒にいます (No se preocupe señor, aquí nos quedaremos un rato con _____) –respondió Nipón haciendo una leve reverencia.

Tras la familia retirarse pudiste posar toda tu atención en aquellos hijos de la triple alianza.

—Japón te ves hermosa –alagaste tomando sus manos.

—Arigato, ______-chan.

La country traía un kimono tan largo, que ciertamente asimilaba a los vestidos que casi todas las mujeres en la fiesta usaban, incluyéndote. Ciertamente Japón destacaba, esos arreglos y joyería en su cabello y el estampado en su obi.

Mientras que su hermano mayor usaba un elegante traje que asimilaba a los uniformes de los soldados de la era Taishō. El negro y el dorado sin duda contrastaban con su cabello blanco y su piel.

—Nee nee, ______-chan, ¿verdad que mi hermano se ve genial?

—No voy a mentir, se ve muy galante.

—____さん、ありがとうございました, 姉が私のスーツを作りました (Muchas gracias señorita ______, mi hermana hizo mi traje) –agradeció haciendo una reverencia.

—¿Enserio? –ante tu pregunta la joven asintió–. Wow Japón eres muy talentosa.

—Arigato ______, hice su traje y los de Alemania e Italia.

Alemania destacaba por la larga gabardina en rojo carmesí con piel que tenía colgada en sus hombros, mientras todo el traje era oscuro. Italia portaba todo en blanco y bordados dorados.

—Quindi questa è la giovane donna di cui parla così tanto il Giappone (Así que esta es la jovencita de la que Japón tanto habla) –Italia tomó la palabra apenas te vio y se acercó a ti para besar tu mano–. Incantato (Encantado).

—El honor es mío señor Italia.

—Il Giappone non smette di parlare di te e della mattinata trascorsa insieme oggi (Japón no deja de hablar de ti y de la mañana que pasaron juntas hoy).

—Eso me alaga mucho.

—Ci dispiace di non avervi accompagnato la mattina, ma abbiamo avuto una trattativa con la Russia (Lamentamos no haberlas acompañado en la mañana, pero teníamos una negociación con Rusia).

—Oh, y ahí está –señaló Japón a el albino quien iba caminando a metros de ustedes, con una copa de champaña en la mano, serio y frío–. ¡Rusia-kun! ¡Hai! –exclamó alzando un brazo eufóricamente para que les hiciera caso.

El mencionado volteo los ojos hacia ellos, y pudiste ver una silenciosa y casi invisible sonrisa, levantando su copa como saludo después. Pero al verte, creíste ver o mas bien sentir como te mandaba una mirada de desprecio y desagrado.

Te dio miedo y retrocediste, bajando la mirada y el ruso siguió su caminar como si tu no existieras.

—Oh, ¿qué le pasa? Normalmente él no es así, siempre que lo saludo se acerca y conversamos –Japón ladeo la cabeza extrañada.

—Quizá sea por mi –hablaste apretando levemente tu vestido–. Creo que no le di una buena impresión la primera vez.

—No digas eso _____-chan –Japón te abrazo brevemente para animarte.

—Die Wahrheit ist, dass Russland allen zunächst kalt und misstrauisch erscheinen kann. Seit dem Tod seines Vaters ist er so (La verdad es, que Rusia puede parecer frío y que desconfía de todos al principio. Desde la muerte de su padre es así) –Alemania y su voz llamaron tu atención.

Cierto, habías olvidado eso, la Unión Soviética era el padre de Rusia y todos sus hermanos. Cuando el se fue nunca mostraron a las cámaras la reacción de sus hijos, ¿quién diría que si les afecto tanto?

—Aber du musst ihm nur eine Chance geben, damit er auf dich zukommt und beide merken, dass sie anders sind, als sie es sich vorgestellt haben (Pero solo debes darle una oportunidad para que se te acerque y ambos noten que son diferentes a lo que imaginaban).

Coloco su mano enguantada en cuero para darte una sonrisa con abierta sinceridad. Que vaya que contagiaba.

—私は同意します、彼は実際には良い友達で、とても紳士的で、親切で心のこもった人です (Estoy de acuerdo, él en realidad es un buen amigo, muy caballeroso, amable y cordial) –Nipón complemento haciéndote subir el ánimo.

—Gracias, si tengo la oportunidad intentaré hablarle –respondiste.

En ese momento, entre la multitud de gente en galantes vestidos y trajes, tu creíste, no, juraste, ver un rostro y una cabellera adornada con flores. ¿Será ella? ¿Estaba ahí? ¿Habría entendido el mensaje que le quisiste dar con los aretes?

—¿Me permiten un momento? Tengo que ir al baño –intentaste excusarte hacia ellos.

Asintieron y no perdiste tiempo queriendo seguir dicha cabellera y no perderla de vista. Aunque por un momento no lo notaste, el salón de baile si que era grande.

Traía un vestido en tonos pasteles lleno de flores de fantasía en aquel esponjoso y largo vestido como el tuyo. Una bella espalda abierta se mostraba desde atrás, la recordabas bien, jurabas que era ella.

Solo estaba ella, no sabías si era tu imaginación, la multitud entre la gente o realmente veías su cabello, ¿pero ahora era azul marino? ¿Estabas viendo bien? ¿Las luces incandescentes de los candelabros te comenzaban a confundir?

Por aquello no notaste cuando alguien te empujó y te hizo caer al suelo, quedando aturdida por un momento.

El auricular que México te dio para traductor de todos los idiomas se había caído, ¿dónde estaba?

Lo viste de inmediato tirado en el suelo, pero la persona que te había tirado se te acercó y sin notarlo, con su pie aventó el auricular más lejos, a la pista de baile.

—Oh, my apologies, ¿are you all right? –que bueno que sabías lo básico del inglés.

—Yeah sir, don’t worry, I’m ok –aceptaste su mano para levantarte.

Tal parecía fue solo la cortesía, la imagen, o la escena que tu caída había provocado, pues después el hombre te miró con cierto desdén. Rodaste los ojos fastidiada, no viste bien quien era pero no te interesaba.

Lo que te interesaba ahora era buscar tu auricular, estaba en la pista de baile, intentaste acercarte pero de inmediato alguien lo piso, destruyendo aquella miniatura sin siquiera notarlo.

Genial, ¿así o más jodida?

La perdí de vista, me lleva, pensaste rascándose el cuello. ¿Y si solo seguía a una persona que ni al final era?

Ahora miraste a tu alrededor para saber donde estabas.

Oh oh, te habías perdido, perdiste tu auricular, no tenías al tricolor cerca tuyo y no lo encontrabas con la mirada, estabas en el lado de los humanos y algunos countrys asiáticos como Hong Kong, Tailandia, India e Irán.

Todos ellos rodeados de tantas personas que de seguro no te dejarían ni levantar la mano para pedir ayuda o indicaciones.

¿¡Podía todo esto ponerse peor!?

—¿Señorita ______?

No, definitivamente si podía ponerse peor.

Rusia, el countryhuman de primer mundo, hijo de el fallecido URSS y ex de tu roomie, estaba atrás tuyo. Y su mirada tras de ti era tan intimidante, que sentías te morías ahí mismo y no para bien.

“[…] solo debes darle una oportunidad para que se te acerque y ambos noten que son diferentes a lo que imaginaban”

Recordaste las previas palabras de Alemania, bueno la oportunidad se te estaba siendo entregada, no en charola de plata pero algo es algo.

—S-Señor Rusia –giraste a verlo dando tu mejor cara, aunque tu tono nervioso te delataba–. Emm… buenas noches –hiciste una reverencia levantando tu vestido con delicadeza–, lo siento pero no tengo idea de donde está México-

—Ya lo sé –¿eh? ¿Por qué otra razón entonces te hablaría?–. Esto se le cayó.

En su mano traía uno de tus pendientes, lo cual te sorprendió e hizo tocar tus orejas. Efectivamente, te faltaba el derecho.

—¿C-Como? ¿En qué momento? ¿Q-Quizá cuando me caí?

—¿Se cayó?

—ちょっとミス、–un hombre mayor se acercó a ti interrumpiéndote–. あなたはとてもきれいです、私と一緒に楽しい場所に来てみませんか?私はあなたに飲み物を買います

—¿D-Disculpe? –preguntaste sin entender ni una sola palabra de lo que dijo.

—失せろ –Rusia uso un tono 100% hostil, frío y ronco frunciendo el ceño e interponiéndose enfrente de ti.

Aquella persona retrocedió de inmediato, ver al country más alto de todos enfrente tuyo y… ¿protegiéndote, seria la palabra? Le intimidó sin lugar a duda. Lo viste marcharse de inmediato y como desesperado.

—¿Qué le dijo? –preguntaste curiosa volteando a verlo.

—Ah, nada sin importancia, la confundió con otra persona y le dije que no era usted –respondió mirando hacia otro lado para volver hacia ti–, venga conmigo le ayudare a colocarse su pendiente.

Rusia te guio hasta una de las mesas vacías del salón, donde tomo una silla en la que te sentaste para reposar un momento.

—Gracias por esto pero puede irse, deje que yo lo haga sola señor Rusia.

—Me quedaré con usted.

—¿Esta seguro? ¿No hay alguien que quiera hablar con usted? No quiero ser molestia.

—No es molestia –aclaró con voz masculina y viril–, ya resolví todo, además –se inclino frente a ti con una cara seria y decidida–. Esta gala no es para negocios ni asuntos de estado.

En esa cercanía podías notar el atractivo definitivo de el euroasiático. Ahora entendías que le vio México, tenía unos bellos e intensos ojos azules, unas cejas pronunciadas y un rostro definitivamente atractivo.

Su buen porte, cabello albino, esa barba azul en la barbilla y aquel traje hecho cual zar del imperio ruso, definitivamente recordaba a la película animada de Anastasia.

Y la seriedad de su ceño y sus cejas… harían temblar a cualquiera, incluyéndote.

—Ahora, ¿me deja ayudarla?

Asentiste apretando los labios y bajando la mirada abochornada por los pensamientos en tu mente.

Con el consentimiento previamente ya dado, Rusia apartó levemente tu cabello y tu le ayudaste. Su toque era cuidadoso y gentil, a pesar de tener esos guantes blancos en sus manos.

—Dígame si le duele por favor, intentaré ser lo mas cuidadoso –habló bien centrado en su tarea.

Asentista relamiéndote los labios por los nervios que sentías en tu interior. Sentir su aliento tan cerca de ti, su rostro y el tocar de sus manos. Vaya que Nipón tenía razón cuando dijo que el hombre que se ocultaba detrás de todo eso era un caballero.

—Listo, ya está –se separó de ti y nuevamente sentiste el peso del arete.

—Muchas gracias de verdad –tomaste el valor para darle la mejor de tus sonrisas al albino.

—Entschuldigung Miss –un joven de cabellera rubia se acercó a donde tu estabas sentada–, willst du nicht mit mir tanzen?

—Emmm… Señor Rusia –lo llamaste de manera delicada y él se acercó a ti–. ¿Qué esta diciendo? No puedo entenderle, mi traductor se rompió –susurraste en su oído tapando levemente tus labios con tu mano.

—Quiere invitarla a bailar. El vals de Anastasia esta por comenzar.

—Ah… ya veo –miraste al joven frente a ti. ¿Debías aceptar?–. Emmm… ¿podría decirle que no? No se ni su nombre –pediste al ojo-azul en voz baja.

—Es tut mir leid, aber die Dame ist krank –ante aquella palabra el muchacho alemán solo sonrió cortésmente y siguió su camino.

—Gracias –dijiste mirando al más alto con una sonrisa–. No me siento muy segura con gente totalmente desconocida para mi, uno nunca sabe quienes podrían ser.

—Bueno, ya que por lo menos usted si conoce mi nombre. ¿Me concede esta pieza?

¿Te estaba invitando a bailar? ¿Por qué te invitaba a bailar si ni siquiera se conocían tan bien?

El country aun esperaba de pie a tu izquierda extendiéndote la mano, con una mirada fría pero apaciguada pero aun así se notaba algo de… ¿dominancia, era?

No te sentías segura de aceptar, pero no tenías otra opción, seguramente sería una ofensa para el alto hombre de ushanka; después de todo él encontró tu pendiente y te hizo de traductor por unos breves momentos.

Apretaste levemente los labios para darte valor y aceptaste tomando la gran mano del tricolor.

Sorprendentemente, te levantó con cuidado de tu asiento y te llevo hacia la brillante y dorada pista de baile, preparándose para otro vals.

Poco a poco el temor y los nervios te inundaban, junto con la incomodidad. ¿Y si se te olvidaba un paso? ¿Qué tal si le llegabas a pisar? ¿Y si tropezabas?

Rogabas porque a tu cabeza no se le olvidaran los pasos de baile que durante cinco días Mex te estuvo enseñando, rogabas porque no fueran en vano. Una cosa era bailar con tu roomie, a quien le tenías confianza e incluso pendejeaban un poco al bailar o posabas tu cabeza en su hombro.

Pero otra cosa era bueno… Rusia. Estabas dando una buena impresión según tu, no debías echarlo a perder de un momento a otro.

Ya en la pista, Rusia empezó haciendo una reverencia hacia ti, tu como respuesta hiciste los mismo pues así era el baile.

Se acercó a ti poniendo una mano en tu espalda, atrayéndote hacia él, y otra uniéndola con la tuya, tu copiaste su acción; le bajaste la mirada incómoda, y él te respondió alzando la ceja levemente. ¿Había algo mal acaso?

(Creditos a: mat_enme001 en Instagram, redes serán compartidas al final del capítulo)

Por supuesto que no, era el hecho de que por el vestido tu espalda estaba desnuda, y podías sentir los dedos del ruso a pesar de estar enguantada. La espalda siempre era un lugar sensible y delicado.

Pero le resto importancia cuando fue cuestión de empezar a bailar. El toque del ruso era sorprendentemente suave, y la manera en la que sus manos estaban unidas y con ella te guiaba; hacía que olvidarás un poco los nervios, pero aun se sentía levemente incómodo, pues el ruso era por mucho más alto que tu.

—______, ya volví, dispénsame estos weyes son una bomba –habló el de ojos ámbar caminando hacia tu lugar, pero se extraño al no encontrarte ahí.

—¡______! ¡Pequeña tía! Dale que me prometiste un baile –ahora España se acercaba también a donde tu habías estado, pero se encontró con lo mismo que México–. ¿Eh? México, ¿sabeís dónde está ______?

—Yo había ponido a mi ______ aquí –respondió señalando el asiento vacío–, y ahora no se donde esta.

—Yo vi a la pibita hace rato re solita marica –habló el argentino tomando del hombro al tricolor.

Los tres te buscaron con la mirada, pero entonces Argentina te encontró en la pista de baile.

—Miren –señaló el oji-celeste.

Los otros dos te encontraron en la pista de baile, en la compañía de el countryhuman que menos se imaginaban.

—¡¿Rusky?! –exclamó Argentina.

—¿El hijo del comunista?

—¡¿Tripalosky?! –dijo él mexicano al ver a su ex y a su roomie bailar. Si desde la mañana que se encontraron se veía que el grandote no le caía, y según él, Rusia tenía celos.

—¡Au! –exclamaste levemente, pues quien piso al otro no fuiste tu, sino Rusia.

—Oh mis perdones, se me olvido el paso –la voz de Rusia repentinamente cambió de entonación, a una voz, aunque aun ronca y varonil, se le agregaba algo de suavidad y un tono que se sentía apenado.

Eso te sorprendió, incluso la mirada tan fría como el hielo se derritió levemente, y su mirada se te hizo linda, debido a como te pidió perdón. Intentaste hacerle sentir mejor y le mostraste una tierna sonrisa.

—No se preocupe, esta bien.

—De verdad lo siento, temo que no bailo muy bien, mis clases de baile fueron hace mucho tiempo.

—¿Enserio? ¿Qué tanto? –ladeaste la cabeza curiosa.

—Bueno desde… mi padre.

Aquello había desanimado al ruso, no quisiste que se quedara así, tu agarre hacia él se volvió mas cercano y seguro. Para así, al tenerlo frente a frente, decirle:

—Usted no tiene de que preocuparse, él le enseñó de maravilla –soltaste una risilla–, no es como que yo tenga mucha experiencia en este tipo de bailes.

—Por favor, no me hables de usted, llámame por mi nombre, Rusia –sugirió volviendo a su tono de voz serio pero esta vez más suave y amable.

Tragaste saliva levemente y seguiste sonriendo.

—De acuerdo Rusia.

Tal parece tu sonrisa le fue contagiosa, pues él curveo los labios levemente, de una manera realmente angelical.

Inconscientemente ambos se tomaron confianza, y el baile fue mas fluido, pues el Ruso tuvo la confianza de darte una vuelta, cosa que era parte del vals desde un principio pero no se sentía lo suficientemente en confianza como para hacerlo.

También hubo un momento del vals en el que los hombres debían tomar a las damas de la cintura y elevarlas en el aire. Rusia sin mucho esfuerzo lo hizo, tomándote desprevenida y soltando un jadeo y una expresión de sorpresa.

Pero también, debido a la adrenalina de la sorpresa, no pudiste evitar soltar una risita y mirar hacia el ruso; mostrándole una sonrisa que mostraba tu diversión y alegría.

Te bajó y te dio una última vuelta para así terminar el vals. Todos aplaudieron incluyendo ustedes y culminaron haciendo una reverencia al contrario.

—¡_____! ¡Ahí estas! –exclamó el mexicano cuando todos comenzaron a dispersarse de la pista de baile por un momento.

—_____, tía que te estaba buscado para ir a bailar –detrás de él estaba España.

—Ah, Mex –exclamaste sonriéndole a tu roomie–, lo que pasa es que me dejaste sola, camine un rato, me perdí y bueno… Rusia me encontró y me invitó a bailar –señalaste al hombre mas alto que todos.

—Ah bueno, menos mal, y yo que me andaba preocupando de que alguien te había robado –habló el albino y miró a su ex–, gracias tripalosky.

—Bueno ya que el vigas aquí terminó de bailar –interrumpió el azabache mayor y extendió su mano hacia ti–. ¿Bailamos nosotros?

—Seguro España, lo prometí después de todo –respondiste tomando su mano.

—Solo no te pases de verga viejo rabo verde, o te parto la madre –murmuró México en el oído de su mayor tomándole del hombro y disimulando una sonrisa–. Bueno, en lo que ellos bailan ¿quieres una chela en la barra? –sugirió mirando a Rusia.

El oji-azul asintió y caminaron lejos de la pista de baile. Tu te pusiste en posición para bailar con España.

Baile tras baile fuiste aceptando de los countrys que consideraste amigos y les prometiste una pieza.

Australia y Nueva Zelanda, Nipón, Italia, Alemania, Perú, Argentina, Colombia, e incluso Ecuador y Bolivia. Pero después de tantas rondas de baile, aquellos tacones de aguja te estaban matando, y tras bailar con Panamá le pediste a la chica un leve descanso.

—Los pies me están matando, siento que fue un milagro bailar con todos ellos –le dijiste a la chica pelirroja mientras caminabas apoyada en ella.

—¿Nunca habías usado zapatos de tacón? –preguntó Panamá.

—Nunca había usado unos Jimmy Choo ni mucho menos bailar tanto tiempo con ellos puestos –respondiste suspirando cansada–. Serán lindos pero como me están matando.

—Bien dicen que la belleza cuesta –bromeó y te hizo reír levemente–. ¿Qué te parece si vamos a un balcón y tomas aire fresco?

—Solo déjame ir por mi capa, no quiero tener un resfriado.

Tras ir a buscar tu abrigo y que te lo entregaran, ambas salieron hacia un balcón con escaleras hacia el jardín trasero, hacia mucho frío pero con tu capa, no podías sentirlo.

—¿Ya te sientes mejor? –preguntó la country observando cómo te quitabas tus tacones.

—Si, la verdad es que si, mucho mejor –soltaste en un suspiro de alivio.

—¿Tienes sed? Te traeré un té caliente de adentro –se ofreció.

—Te lo agradezco Panamá, aquí espero –dijiste para verla volver hacia el salón.

Finalmente estando sola, te dedicaste a ver la vista que aquel balcón te otorgaba, mientras de fondo tenias aquella música clásica de ensueño.

Vaya que los bailes cansan, pensaste viendo los copos de nieve caer. Y pensar que hace unos momentos pensaba que Rusia me detestaba, y sin notarlo no solo bailé con él sino con medio grupo social de Mex. Y todo porque, porque… porque me puse a seguirla.

Recordaste el pequeño descuido y el porque sucedió. Esa cabellera de flores… Pero, la cabellera no era negra era azul marino, ¿y si en realidad era una country y te confundiste? ¿por qué sentías la necesidad de seguirla?

El viento invernal soplo con fuerza e hizo que te aferraras a tu capa, sentiste los pendientes moverse por la fuerza del viento.

Claro, lo recordaste, porque ella fue tu todo, y por lo menos querías verla una vez más. Después de que todo terminará con ese mensaje, que te dejo destrozada la mañana en la que habías decidido quedarte permanentemente en Nicaragua.

“Lo siento… algún día espero poder contarte todo”

Luego te bloqueo para desaparecer y nunca verse otra vez.

Y entonces, como si el destino leyera tus pensamientos, en el jardín, desde aquella distancia, veías a una chica en la fuente congelada.

Ella era tan resplandeciente, y bailaba tan segura a pesar de estar sola allá abajo, con ese vestido blanco con… con flores en la falda y la espalda abierta.

Ciertamente parecía una aparición, te diste cuenta que habías quedado hipnotizada por su baile, tan agraciado, a pesar de hacerlo sola. La luna brillaba sobre ella, como un reflector hecho solo para su persona.

¿Habías bebido mucho vino, o por qué sentías que ella era una mujer divina? ¿Por qué se sentía como un deja vu?

Tomaste valor para bajar y hablarle, aunque los nervios y millones de pensamientos te estaban inundando mientras bajabas las largas escaleras. ¿Qué decirle? ¿Por donde empezar? ¿Solo saludar?

Bajabas pensando en miles de posibilidades, pero al final, no importa, porque de tanto pensar no notas que ya estas a unos pasos de ella.

Enmudeciste, era la countryhuman Nicaragua… quien daba vueltas en su agraciado vestido de seda y flores haciendo un espectáculo de rosas, petunias y violetas; pensando que estaba en total soledad.

—Wow… –no pudiste evitar esa expresión. Nicaragua parecía una bella ninfa o diosa de las flores.

Pareciese el tiempo se paro, pues la viste conectar miradas con ella.

—…¡! –la country se dio vuelta dejando ver sus ojos azules, las franjas de su bandera y aquel escudo en medio de su rostro.

—¡A-ah! Lo siento no quise… yo… bueno –¿Por qué de repente no tenías habla?–, de verdad… jeje –se te salió una risa nerviosa, que la country te estuviera viendo tan fijamente no era nada conveniente–. Lamento molestarte, ammm… fue muy lindo tu baile que… no pude evitar venir a verlo de cerca.

Silencio, solo eso recibiste en respuesta, de inmediato los nervios te rodearon, creíste que la había incomodado. ¿Fue muy irrespetuoso acaso? ¿Cómo se te ocurría molestarla? ¿En que estabas pensando al venir aquí?

México no estaba aquí siquiera para presentarlas, más y más pensamientos te iban poniendo cada vez más nerviosa.

—Solo… perdón por molestar –estuviste apunto de huir hasta que la voz dulce y calmada de la country te detuvo.

—Gracias…

Vaya, ella tenía una voz tan dulce, amable y sonora, era como una melodía, una caricia aterciopelada.

—Lo siento si interrumpí tu baile –no sabias como romper el hielo pero la intención es lo que cuenta–, es que… me recordaste a… alguien más –giraste a verla–. Perdón las confundí.

—Ah… no te preocupes. Suele pasar.

Ella comenzó a caminar al lado de la fuente congelada por el tiempo, pero al tocar el hielo, fue capaz de hacerla funcionar de nuevo. Parecía tenía también control sobre el agua, jugaba con sus dedos y el agua saltaba o bailaba a su compás.

—Yo… quería un respiro, de mis hermanos, que me agobian y asfixian a veces –comenzó a hablar dando pasos lentos alrededor de la fuente para luego sentarse en la orilla–, y también de tanto bailar.

—Ah, dímelo a mi, es agotador –bromeaste soltando un suspiro de alivio y mostrando los zapatos Jimmy Choo en una mano.

Eso le robo una risilla a ambas, la incomodidad se había ido de inmediato. Se sentía tan ameno estar ahí.

—¿Puedo… sentarme? –preguntaste con cierta timidez pero ella asintió con calma.

Se presentó un silencio otra vez, que solo era levemente amortiguado por la música clásica que aun se oía adentro. Pero ya no era incómodo, era tranquilo, viendo las estrellas arriba suyo, al mismo tiempo que la nieve caer.

—Un gusto que finalmente pueda conocerte –le dijiste intentando ser positiva.

—¡Ah! Si, perdón por eso… creo que me comencé a sentir mal desde el avión y eso –te dedico una sonrisa que brillaba como mil perlas–. Eres… ______, ¿cierto?

—Sip, la misma –genial, por lo menos sabía tu nombre.

—Mis hermanos me hablaron de ti, eres la chica que trajo Mex para la ceremonia –miró tu ropa–. Lindo vestido, las joyas y el brillo te quedan.

—¿El mío? El tuyo es genial, es asombroso y precioso con todas esas flores de todo tipo y ese tocado –señalaste con gran admiración y le robaste risas a la peli-azul.

—Oye pero yo no soy la única usando flores en su vestuario –respondió–. Tus pendientes, son bellísimos, reconocería mi sacuanjoche donde fuera –señaló tus aretes.

Eso te hizo tocarlos con melancolía, sonriendo con el mismo sentimiento.

—¿Sabes? –dijiste mirándola–. Mande a hacer estos pendientes porque últimamente no he dejado de pensar en una persona muy importante para mi… esperaba encontrarla en la gala y captara el mensaje…

Nuevamente silencio, y es que quizá era demasiado pronto para contarle a Nicaragua un secreto así… pero te emanaba tanta confianza. Sentías que quizá ella podría ser como Natalia tu mejor amiga o tu roomie, las únicas dos personas que sabían de Isabela.

—Sabes… –su voz te llamó la atención–, creo que esa persona ya la captó.

Y ahí frente a tus ojos, robándote las palabras, el aliento y la atención de todo lo demás, pudiste verla convertida en la chica que tanto amaste.

De la impresión, solo pudiste alcanzar a decir:

—Isabela…

—Mi verdadero nombre, es Republica de Nicaragua.

Oh y ahí estaba, esa sonrisa, esos ojos, ese rostro tan divino que en las mañanas besabas sin cansancio; diciéndole lo linda que era.

Ahora todo tenía sentido, era una country, por eso se tuvo que ir. No la culpabas, las responsabilidades y los deberes.

La habías extrañado tanto, las ganas de robarle un beso no faltaban. Pero por la situación y el momento, un abrazo si que te gustaría.

Y eso hiciste, no perdiste tiempo y la abrazaste con todas tus fuerzas, dejando sin palabras a la peli-azul.

—Te encontré, ¡te encontré! ¡Finalmente pude verte! –exclamabas sin querer soltarla.

—¡_______! ¡Nica! –era la voz de Panamá, que les gritaba desde el balcón–. Ahí están, las estaba buscando. Bueno a ________ más que nada, ¡traje tu té! –vociferó.

—¡En un momento voy! –respondiste alto y miraste a la country–. Tengo mucho que me gustaría decir y hablar contigo.

—Y yo también, ¿te gustaría empezar esta relación con Nicaragua, como amigas?

Eso extendió la sonrisa en tu rostro y la emoción en cada fibra de tu ser.

—Me encantaría –respondiste y tomaste su mano para volver adentro con Panamá y ese té caliente.

Finalmente, adentro y descansada, te encontrabas en una mesa hablando con Nicaragua, ponerse al corriente una con la otra si que fue mucho.

Hubo cosas que solo ahora, que sabias que era una countryhuman, entendiste.

—Y entonces finalmente le diste cara a tus papás –decía mientras te veía asentir.

—Fue gracias a ti, y con suerte este año nuevo me darán mi primer papel.

—Y hablando de año nuevo, ________ –la voz del tricolor llamo la atención de ambas.

El albino se encontraba enfrente tuyo, con una reverencia agraciada, elegante, y una rosa en la mano extendida hacia ti. Una sonrisa angelical cual sueño y sus ojos ámbar brillaban como el dorado de la habitación.

—¿Le concedes a tu roomie el último baile de este año?

—Adelante –te animo Nica dándote un leve empujón.

Aceptaste la rosa y al olerla tenia un aroma exquisito, Mex estaba siendo muy atento.

Tras colocar la rosa en tu asiento y tomar su mano, te guio hacia la pista de baile. Donde tras una reverencia, empezaron el baile.

»L’âme en peine
Il vit mais parle à peine«

—¿Una canción en francés? –pusiste atención a la letra.

—Quizá Inglaterra la pidió para su esposa –te respondió colocando su mano en tu cintura con confianza, y tu en su hombro.

Justo como aquella noche de día de muertos.

»Il attend devant cette photo d’antan«

Y comenzaron a bailar al compás de la música.

»Il, il n’est pas fou«
»Il y croit c’est tout«
»Il la voit partout«
»Il l’attend debout«

Y tenia razón, no eran la única pareja bailando, el inglés estaba con su esposa en la pista de baile, junto con otros humanos y countrys que no pudiste reconocer al instante.

—Bailaste con muchas personas en esta gala –habló el mexicano–. No me digas que me olvidaste.

—Por supuesto que no. ¿Por qué le haría eso a la persona que me trajo hasta aquí?

México te dio una agraciada vuelta que te dejó de espaldas contra él, pero aun así el baile continuaba.

—Realmente te agradezco que hagas esto por mi –enunciaste mientras te dejabas guiar en aquella danza.

Las campanadas de un reloj comenzaban a sonar, anunciando la cuenta regresiva para el año nuevo, al igual que las voces de las personas que no estaban bailando.

Le pusiste atención a eso.

—Ya casi son las doce.

—¿No me digas que planeas aplicarme la de Cenicienta y escaparte antes de las doce campanadas? –bromeó México después de darte una vuelta para que lo vieras de frente–. ¿Me vas a dejar tu zapatilla de cristal para que te busque por todo el mundo?

Como siempre el tricolor y sus ocurrencias te hacían reír.

—No claro que no, esta Cenicienta no piensa escapar de su baile… ni de su príncipe.

Ante aquellas palabras México sintió una euforia tan grande, que te tomó de la cintura y te elevó en el aire tan alto como pudo. Con tanta intensidad, mientras ambos reían, olvidándose de la gente, la cuenta regresiva o lo que estaba a su alrededor.

»Dans ma love story«

Y mientras ambos bailaban con sus frentes unidas, lentamente y sintiéndose los únicos en el universo, el año nuevo se gritaba por toda la habitación.

Ese no solo fue su último baile del año anterior, sino también, su primer baile del año nuevo.

—Feliz año nuevo _______ –te susurró con voz dulce mientras tu posabas la cabeza en su pecho.

—Feliz año nuevo México… –respondiste cerrando los ojos y dejándose ser en aquel lento baile.

Headcanon: «El último baile de la gala de año nuevo, dura alrededor de 5 minutos, simboliza el final del año y el inicio del nuevo esperando fortuna y buena suerte a las parejas que lo bailen»


🖋️༆━━ Muy buenos días, tardes o noches dependiendo de la hora en que lean esto.

Miss Writer aquí con el tan deseado, esperado y preparado especial de año nuevo.

Quiero darle gracias a mi lectora beta, mano derecha y gran amiga Pastel_Ending por ayudarme en todo este especial.

Pero una dedicatoria especial a la artista que hizo el bello dibujo de nuestra rayis con Rusia. No me dio su usuario de wattpad aunque me hubiera gustado para darle una gran mension, pero si sus redes sociales.

Por favor siganla en Facebook e Instagram para admirar el gran arte que ella hace:

Facebook: https://www.facebook.com/

Instagram: https://www.instagram.com/mat_enme001/?hl=es-la

El dibujo será compartido y mandado en mejor calidad al servidor de Discord. Al igual que la playlist ya hecha de la noche de bandidas de Mex y rayis.

🌶️🌶️

Se despide

🖋️༆━━ Miss Writer
💋

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