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❝Nunca más estarás triste, lo prometo.❞
Dolor.
Tristeza.
Una infinidad de ya no querer tu propia vida.
Libertad.
Ya no sabias que hacer contigo misma sin embargo, intentaste ser fuerte después de saber que tendrías un hijo.
Eras joven, tonta y enamorada.
Eso fue tu perdición.
Un hombre profetizó su amor por ti, nadie estuvo de acuerdo con ello y decidiste huir con él.
Grave error.
El infierno existió.
Y no hubo escapatoria.
La lluvia caia a cántaros, el sol se había marchado dejando un cielo grisaseo oscuro pero, eso no debía detenerla; debía terminar su trabajo y poder obtener un poco de dinero para cuando su bebé naciera. Aun tenia al menos cinco meses antes de poder si quería ver sus pies, sin embargo, el dolor en la espalda y pies la estaba matando, sin mencionar que tiritaba de frío por la lluvia helada que le empapa sin parar.
La lluvia cubre sus lágrimas.
Y está sola en ese cultivo de arroz.
ㅡVa a enfermarse ㅡla lluvia dejó de caer en su entorno a la vez que esa voz le habló, levantando el rostro para mirar al hombre rubio frente a ella. Esos ojos ámbar y esa sonrisa... Se veía extrañoㅡ. Debería ir a casa, es peligroso estar sola sin sol.
Su mirada perdida y aun empapada desconcertó al joven hombre.
ㅡYo... ㅡsusurro ella volviendo en siㅡ. Debo terminar para que me paguen. Disculpe.
Le ignoro y continuó su labor mientras aquellos ojos grandes le observaban, sonrió y antes de volver a la finca cerca de ahí sacó dos onigiris envueltos en hojas.
ㅡ¿Quisiera acompañarme a comer? ㅡsu sonrisa lánguida volvió a ser atendida por los tristes ojos de ella. Se veía indecisa pero aquel rugido fuerte de su estómago le delató y el joven, incitó a que le acompañará.
ㅡ¡Sabroso! ㅡsolto cuando dio un mordisco a su onigiri; ambos se sentaron en un lugar seco contemplando la lluvia y esperando a que pasara. Giro para corroborar su exclamacion pero solo noto como ella miraba sus manos vacías, dando a entender que había devorado demasiado rápido la bola de arroz demostrando su falta de alimento así que él, como otro buen gesto le ofreció su comida volviendo a recibir esos ojos (Color) con dudaㅡ. Por favor tómelo.
Negó levantándose dispuesta a seguir su trabajo.
ㅡAgradezco su amabilidad pero, debo continuar mi trabajo.
Se marchó a la lluvia dejándolo con una sonrisa en sus labios.
Aunque no dejó de mirarla hasta que atardecio. El agua aún seguía cayendo y ella ni siquiera había terminado el trabajo completo pero, las personas de la finca - en la cual él se iba a quedar- le comentaron que como era la única que trabajaba podia tardar lo que necesite.
ㅡ¿Cómo se llama? ㅡpreguntó el joven mirando cómo volvía a la finca sólo para despedirse y alejarse para ir a casa.
ㅡ(Nombre)
ㅡEs muy trabajadora ㅡagrego mirando a la ancianaㅡ. ¿Por qué se esmera tanto?
ㅡNo lo sabemos, sólo llega temprano, hace su trabajo y vuelve a casa.
Él no dijo nada más y se quedo mirando por donde ella se fue. Por donde (Nombre) fue a casa.
Se quedo asi por un buen tiempo, sin dudas la joven mujer le habia llamado tanto la atencion.
Hipnotizandolo.
ㅡ¡Buen dia! ㅡno es que la quisiera asustarla o el hecho de casi literalmente la haya esperado para hablar con ella; es solo que deseaba saber, conocerla mejor. Al menos un poco más de lo debidoㅡ. ¿Le he asustado? ㅡel simple hecho de verla tocarse su rostro o que el sombrero que traia puesto en la cabeza haya caido al suelo por el brinco que dio le hizo darse cuenta de su repentina aparición en aquella finca ㅡ. ¡Lo siento!
Ella se repuso de la intromisión para relajarse y después mirar a su alrededor. Haciendo que el pilar también merodeara con aquella mirada brillante a sus alrededores como un búho.
ㅡ¿Sucede algo? ㅡle preguntó por esa rara acción y su aún silencio. Ella negó un tanto sospechosaㅡ. ¿Día difícil?
ㅡComo todos los días ㅡal fin respondía dudosa y desconfiada pero al cazador no le molestaba en lo absoluto, solo se encandiló con la voz tan susurrante y suaveㅡ. ¿Desea algo de mi?
ㅡ¡Sólo quería saludar! ㅡañadió y, escondidas en su haori blanco de llamas. Saco un trío de onigiris y con la sonrisa más radiante que puso le extendio la comida para que la tomaraㅡ. ¡Para usted pequeña dama!
Aún con duda le miro con esos ojos decaídos.
ㅡ¿Por qué? ㅡinquirió.
ㅡ¡Sólo tomelo por favor!
Al no tener respuesta de ella,el cazador tomo las manos de la joven y depósito los onigiris en ellas. Manteniendo el contacto visual con un ligero sonrojo en sus orejas y nariz.
Sólo que, al notar la acción de él. Ella añejo sus manos con brusquedad aunque dolida al mismo tiempo; no le miro pero al menos mantuvo la comida en sus manos.
ㅡGracias.
Y volvió a su labor.
Sin volver a mirarle.
Por que se sintió avergonzada de tan bonito acto del joven cabello de llamas.
Si tan sólo supiera...
La lluvia ligera le hacía ver lo sudada que estaba ya. La espalda le dolía como un demonio y ni mencionar los pies, sin duda estaba más que agotada y todavía ni la mitad del campo había cosechado, soltando un suspiro frustrado.
ㅡ¿Usted no descansa? ㅡde nuevo el joven rubio estaba junto a ella, sosteniendo una sonbrilla sobre su cabeza para evitar que se empape mas aunque, poco le importa a ellaㅡ. Va a resfriarse.
ㅡNo importa ㅡle respondió curiosa, inclinando levemente su cabeza para intentar saber que es lo que queríaㅡ. ¿Por qué sigue volviendo a hablarme?
El cazador al fin enmudecio.
Y ella estaba a punto de darle final a su comportamiento extraño.
ㅡPor favor ya deten...
ㅡMe parece interesante, eso es todo.
¿Interesante?
¿Por qué?
Era una campesina sucia y descuidada, ya no había nada interesante de ella, todo se olvido, todo no volverá.
Sin embargo él...
Sus ojos se abrieron ligeramente al verlo: se había ruborizado. Sus mejillas y nariz se habían teñido levemente de rosado y esa expresión.
ㅡNo... Creo que...
ㅡEs bonita, pequeña dama ㅡle interrumpió, antes de siquiera contradecirlo. Quería ser sincero, no andar con rodeos ni nada.
Estará feliz si lo acepta.
Lo aceptará si lo rechaza.
Pero ya no hubo palabras, solo ese sonido de las lágrimas siendo contenidas. Ella queriendo llorar alertó al joven cazador.
ㅡ¡No quería causar esa reacción en usted! ㅡ gritó intentando saber que hacer para evitar el llanto pero ella solo negó y se marchó sin más, sin siquiera haber comenzado su hornada. Dejando dolido al cazador, por que creyó qué la ha lastimadoㅡ. Lo siento pequeña dama.
No era su culpa, ella creía que ese peso recaiga en sus pequeños hombros. No podía si quiera decirle que ya estaba literalmente casada y estaba esperando un hijo; además ni siquiera se conocían lo suficiente, solo de vista y eso la hizo detenerse de golpe.
A él le gustó su apariencia.
Miro su ropa sucia y holgada, sus manos cayosas y duras por las horas de jornada dura en el campo y ni hablar de su cabello. Aún así... Él dijo que era bonita.
Sus mejillas rosadas se cubrieron de lágrimas.
Era tarde.
Incluso si deseara abandonar todo. Aún tenia un niño en el vientre, no tenia nada.
Se sintió afligido, en todos esos días después qué sé quedo en la finca no volvió a verla. Ni siquiera fue a trabajar o algo, eso sin duda lo hizo sentir más que pésimo.
ㅡElla no vendrá hoy tampoco ㅡse susurro a si mismo en el umbral de la puerta, era hora de irse y ella no volvió hoy. ¿Le habrá incomodado lo que dijo? ¿Se sintió agredida? Cada minuto qué pasó sin verla le carcomia, quería disculparse por todo aunque no fuera su culpaㅡ. Adiós, pequeña dama...
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